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domingo, 9 de diciembre de 2012
Oficio Divino: Tiempo de Adviento. Ciclo C. 10 de diciembre, 2012.
Oficio Divino: Tiempo de Adviento. Ciclo C. 10 de diciembre, 2012.
LUNES DE LA SEMANA II
Del propio del Tiempo. Salterio II
(OFICIO DE LECTURA (6:00 o a la hora que decidas); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS (19:00); COMPLETAS (22:00)
(Dar Ctrl + Click, sobre la hora correspondiente, o ir directamente a la hora en el cuerpo del texto)
Oficio de Lectura
Laudes
Tercia
Sexta
Nona
Vísperas
Completas
www.liturgiadelashoras.com.ar
OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VERBO QUE DEL CIELO BAJAS
Verbo que del cielo bajas,
Luz del Padre que, naciendo,
socorres al mundo mísero
con el correr de los tiempos:
Ilumina el corazón,
quema de amor nuestro pecho,
y borren tus enseñanzas
tantos deslices y yerros,
para que, cuando regreses
como juez de nuestros hechos,
castigues el mal oculto
y corones a los buenos.
Que la maldad no nos lance
por nuestras culpas al fuego,
mas felices moradores
nos veamos en tu reino.
A Dios Padre y a su Hijo
gloria y honor tributemos,
y al Espíritu Paráclito,
por los siglos sempiternos. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.
Salmo 30 I - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
En tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás;
tú aborreces a los que veneran ídolos inertes,
pero yo confío en el Señor;
tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en mi aflicción,
velas por mi vida en peligro;
no me has entregado en manos del enemigo,
has puesto mis pies en un camino ancho.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.
Ant. 2. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Salmo 30 II
Piedad, Señor, que estoy en peligro:
se consumen de dolor mis ojos,
mi garganta y mis entrañas.
Mi vida se gasta en el dolor;
mis años, en los gemidos;
mi vigor decae con las penas,
mis huesos se consumen.
Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos:
me ven por la calle y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro inútil.
Oigo las burlas de la gente,
y todo me da miedo;
se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano está mi destino:
líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Ant. 3. Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.
Salmo 30 III
¡Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos!
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras.
Bendito el Señor, que ha hecho por mí
prodigios de misericordia
en la ciudad amurallada.
Yo decía en mi ansiedad:
«Me has arrojado de tu vista»;
pero tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba.
Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios les paga con creces.
Sed fuertes y valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 34, 1-17
JUICIO DEL SEÑOR SOBRE EDOM
Acercaos, pueblos, a escuchar; naciones, atended; escuche la tierra y los que la llenan, el orbe y cuanto produce: porque el Señor está airado con todas las naciones, enojado con todos sus ejércitos, los consagra al exterminio, los entrega a la matanza. Arrojan a los caídos, y de los cadáveres sube el hedor; los montes chorrean sangre y los collados se empapan; el cielo se enrolla como un pliego y se marchitan sus ejércitos, como se marchitan los pámpanos, como palidece la hoja de la higuera.
Porque la espada del Señor se embriaga en el cielo: miradla bajar hacia Edom, para ejecutar a un pueblo proscrito. La espada del Señor chorrea sangre, ya está grasienta de sebo, sangre de corderos y cabritos, sebo de entrañas de carneros. Porque el Señor hace carnicería en Bosra, gran matanza en Edom. Y caen juntos los búfalos con bueyes y toros. Se empapa la tierra de su sangre, el polvo está grasiento de sebo; porque es el día de la venganza del Señor, año de desquite para la causa de Sión.
Sus torrentes se transforman en pez, y el polvo en azufre; su país se vuelve pez ardiente, que no se apaga de día ni de noche, y su humo sube perpetuamente; de edad en edad quedará desolada, por siglos de siglos nadie la transitará.
Se adueñan de ella la corneja y el mochuelo, la lechuza y el cuervo la habitan. El Señor pone sobre ella la plomada del caos y el nivel del vacío. No queda nombre con que llamar su reino, y sus jefes vuelven a la nada. En sus palacios crecen espinos; en sus torreones, cardos y ortigas. Se convierte en cubil de chacales, en guarida de crías de avestruz; se reúnen hienas y gatos salvajes, el chivo llama a su compañero, allí descansa el búho y encuentra su guarida; la serpiente anida y pone, incuba y empolla sus huevos; allí se juntan los buitres, y no falta el macho a la hembra.
Estudiad el libro del Señor: ni uno solo de ellos falta, porque lo ha mandado la boca del Señor, y su aliento los ha reunido. Echa suerte para ellos, y su mano les reparte a cordel el país. Lo poseerán para siempre, de edad en edad lo habitarán.
RESPONSORIO 1Pe 4, 17-18; Jb 4, 18
R. Ha llegado el tiempo en que comienza el juicio por la casa de Dios; y, si empieza así por nosotros, ¿qué fin tendrán los que rechazan el mensaje de Dios? * Y, si el justo a duras penas se salva, ¿qué será del impío y del pecador?
V. Dios no encuentra fieles ni a sus criados.
R. Y, si el justo a duras penas se salva, ¿qué será del impío y del pecador?
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Juan de la Cruz, presbítero, Subida del monte Carmelo
(Libro 2, cap. 22, núms. 3-4)
DIOS NOS HABLÓ POR MEDIO DE SU HIJO
La principal causa por que en la ley de Escritura eran lícitas las preguntas que se hacían a Dios y convenía que los profetas y sacerdotes quisiesen revelaciones y visiones de Dios era porque aún entonces no estaba bien fundamentada la fe ni establecida la ley evangélica, y así era menester que preguntasen a Dios y que él hablase, ahora por palabras, ahora por visiones y revelaciones, ahora en figuras y semejanzas, ahora entre otras muchas maneras de significaciones. Porque todo lo que respondía, y hablaba, y revelaba eran misterios de nuestra fe y cosas tocantes a ella o enderezadas a ella.
Pero ya que está fundada la fe en Cristo y manifiesta la ley evangélica en esta era de gracia, no hay para qué preguntarle de aquella manera, ni para qué él hable ya ni responda como entonces, porque en darnos, como nos dio, a su Hijo, que es una Palabra suya -que no tiene otra-, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar.
Y éste es el sentido de aquella autoridad con que comienza san Pablo a querer inducir a los hebreos a que se aparten de aquellos modos primeros y tratos con Dios de la ley de Moisés y pongan los ojos en Cristo solamente, diciendo: Lo que antiguamente habló Dios en los profetas a nuestros padres de muchos modos y de muchas maneras, ahora, a la postre, en estos días nos lo ha hablado en el Hijo todo de una vez. En lo cual da a entender el Apóstol que Dios ha quedado como mudo y no tiene más que hablar, porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en él todo, dándonos al Todo, que es su Hijo.
Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad.
Porque le podría responder Dios de esta manera: «Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso? Pon los ojos sólo en él, porque en él te lo tengo todo dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas.
Porque desde aquel día que bajé con mi Espíritu sobre él en el monte Tabor, diciendo: Éste es mi amado Hijo en que me he complacido; a él oíd, ya alcé yo la mano de todas esas maneras de enseñanzas y respuestas y se la di a él. Que si antes hablaba, era prometiendo a Cristo; y si me preguntaban, eran las preguntas encaminadas a la petición y esperanza de Cristo, en que habían de hallar todo bien como ahora lo da a entender toda la doctrina de los evangelistas y apóstoles.»
RESPONSORIO Mi 4, 2; Jn 4, 25
R. Irán pueblos numerosos diciendo: «Vamos a subir al monte del Señor. * Él nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas.»
V. Viene el Mesías, el Cristo; cuando venga, nos hará saber todas las cosas.
R. Él nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas.
ORACIÓN.
OREMOS,
Lleguen a ti, Señor, nuestras plegarias y colma nuestros deseos de llegar a conocer más plenamente el gran misterio de la encarnación de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: UNA CLARA VOZ RESUENA.
Una clara voz resuena
que las tinieblas repudia,
el sueño pesado ahuyéntase,
Cristo en el cielo fulgura.
Despierte el alma adormida
y sus torpezas sacuda,
que para borrar los males
un astro nuevo relumbra.
De arriba llega el Cordero
que ha de lavar nuestras culpas;
con lágrimas imploremos
el perdón que nos depura,
porque en su nueva venida
que aterroriza y conturba,
no tenga que castigarnos,
más con piedad nos acuda.
Al Padre eterno la gloria,
loor al Hijo en la altura,
y al Espíritu Paráclito
por siempre alabanza suma. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Salmo 41 - DESEO DEL SEÑOR Y ANSIAS DE CONTEMPLAR EL TEMPLO.
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos,
y mi alma desfallece de tristeza:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo,
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Ant. 2. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Cántico: SUPLICA EN FAVOR DE LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN Sir. 36, 1-7. 13-16
Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero,
para que sienta tu poder.
Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.
Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.
Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.
Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito.
Ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.
Llena a Sión de tu majestad
y al templo de tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Ant. 3. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
LECTURA BREVE Is 2, 3
Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos, y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dice el Señor: «Arrepentíos, porque está cerca el reino de los cielos.» Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Dice el Señor: «Arrepentíos, porque está cerca el reino de los cielos.» Aleluya.
PRECES
Hermanos, oremos a Cristo, el redentor, que viene a librar del poder de la muerte a los que se convierten a él, y digámosle:
Ven, Señor Jesús.
Que al anunciar tu venida, Señor,
nuestro corazón se sienta libre de toda vanidad.
Que la Iglesia que tú fundaste, Señor,
glorifique tu nombre por todo el mundo.
Que tu ley, Señor, sea luz para nuestros ojos
y sirva de protección a los pueblos que confiesan tu nombre.
Tú que por la Iglesia nos anuncias el gozo de tu venida,
concédenos también el deseo de recibirte.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Con el gozo que nos da el saber que Cristo viene para hacernos hijos de Dios, digamos al Padre:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Lleguen a ti, Señor, nuestras plegarias y colma nuestros deseos de llegar a conocer más plenamente el gran misterio de la encarnación de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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HORA TERCIA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
LECTURA BREVE Cf. Is 10, 20-21
Aquel día, el resto de Israel, los supervivientes de Jacob, se apoyarán sinceramente en el Señor, el Santo de Israel. Un resto volverá, un resto de Jacob, al Dios poderoso.
V. Los gentiles temerán tu nombre, Señor.
R. Los reyes del mundo tu gloria.
ORACIÓN
OREMOS,
Lleguen a ti, Señor, nuestras plegarias y colma nuestros deseos de llegar a conocer más plenamente el gran misterio de la encarnación de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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HORA SEXTA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH SEÑOR, DIOS ETERNO Y BONDADOSO
Oh Señor, Dios eterno y bondadoso,
tú diriges los tiempos y la vida;
son por ti luminosas las mañanas,
con tu sol das el fuego al mediodía.
Que tu paz se derrame en nuestras almas
y que apague el ardor de la discordia;
que descansen los cuerpos fatigados,
anhelando el reposo de tu gloria.
Tu amistad danos, Padre omnipotente,
sea Cristo la senda que sigamos,
ilumine el Espíritu el desierto
en que todos a ti peregrinamos. Amén.
SALMODIA
Ant. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
LECTURA BREVE Cf. Is 10, 24. 27
Esto dice el Señor de los ejércitos: «Pueblo mío, que habitas en Sión, no temas.» Aquel día, la carga resbalará de tu hombro, arrancarán el yugo de tu cuello.
V. Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.
R. Visítanos con tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Lleguen a ti, Señor, nuestras plegarias y colma nuestros deseos de llegar a conocer más plenamente el gran misterio de la encarnación de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
HORA NONA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh Dios, tenaz vigor de toda cosa,
que inmóvil en ti mismo permaneces,
y que el orden del tiempo determinas
por medio de la luz que nace y muere.
Dígnate concedernos, en la tarde,
Luz con que nuestra vida nunca cese,
y haz que el bien infinito de la gloria
siga a la gracia de una santa muerte.
Glorificado seas, Jesucristo,
nacido del más puro y santo vientre,
y que sean también glorificados
el Padre y el Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
Salmo 118, 41-48
Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa:
así responderé a los que me injurian,
que confío en tu palabra;
no quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.
Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás;
andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos;
comentaré tus preceptos ante los reyes,
y no me avergonzaré.
Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo;
levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 39, 2-14. 17-18 I - ACCIÓN DE GRACIAS Y PETICIÓN DE AUXILIO
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.
¡Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro!
Nadie se te puede comparar:
intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy
-como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 39 II
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he proclamado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.
Tú, Señor, no me niegues tu clemencia,
que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin cuento.
Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los cabellos de mi cabeza,
y me falta el valor.
Señor, dígnate librarme;
Señor, date prisa en socorrerme.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean tu salvación.
Yo soy pobre y desdichado,
pero el Señor cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
LECTURA BREVE Cf. Is 13, 22; cf. 14, 1
Ya está a punto de llegar su hora, sus días no tardarán. El Señor se apiadará de Jacob y volverá a escoger a Israel.
V. Ven, Señor, y no tardes.
R. Perdona los pecados de tu pueblo.
ORACIÓN
OREMOS,
Lleguen a ti, Señor, nuestras plegarias y colma nuestros deseos de llegar a conocer más plenamente el gran misterio de la encarnación de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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VÍSPERAS
Oración de la tarde
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: JESUCRISTO, PALABRA DEL PADRE.
Jesucristo, Palabra del Padre,
luz eterna de todo creyente:
ven, Señor, porque ya se hace tarde,
ven y escucha la súplica ardiente.
Cuando el mundo dormía en tinieblas,
en tu amor, tú quisiste ayudarlo
y trajiste, viniendo a la tierra,
esa vida que puede salvarlo.
Ya madura la historia en promesas,
sólo anhela tu pronto regreso;
si el silencio madura la espera,
el amor no soporta el silencio.
Con María, la Iglesia te aguarda
con anhelos de esposa y de Madre
y reúne a sus hijos, los fieles,
para juntos poder esperarte.
Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro
y a tu lado vivamos por siempre,
dando gracias al Padre en el reino. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia.
Salmo 44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia.
Ant. 2. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Salmo 44 II
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Ant. 3. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
LECTURA BREVE Flp 3, 20b-21
Esperamos que venga como salvador Cristo Jesús, el Señor. Él transfigurará nuestro cuerpo de humilde condición en un cuerpo glorioso, semejante al suyo, en virtud del poder que tiene para someter a su imperio todas las cosas.
RESPONSORIO BREVE
V. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V. Que brille tu rostro y nos salve.
R. Señor Dios de los ejércitos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Mirad, viene nuestro Rey, el Señor de la tierra; él nos librará del yugo de nuestra esclavitud.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Mirad, viene nuestro Rey, el Señor de la tierra; él nos librará del yugo de nuestra esclavitud.
PRECES
Supliquemos, hermanos, a Cristo, juez de vivos y muertos, y digámosle confiados:
Ven, Señor Jesús.
Haz, Señor, que tu justicia, que pregonan los cielos, la reconozca también el mundo,
para que tu gloria habite en nuestra tierra.
Tú que por nosotros quisiste ser débil en tu humanidad,
fortalece a los hombres con la fuerza de tu divinidad.
Ven, Señor, y con la luz de tu palabra
ilumina a los que viven sumergidos en las tinieblas de la ignorancia.
Tú que con tu humillación borraste nuestros pecados,
por tu glorificación llévanos a la felicidad eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú que vendrás a juzgar al mundo con gloria y majestad,
lleva a nuestros hermanos difuntos al reino de los cielos.
Movidos por la fe, invoquemos a Dios Padre con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Lleguen a ti, Señor, nuestras plegarias y colma nuestros deseos de llegar a conocer más plenamente el gran misterio de la encarnación de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO ACABAMOS EL DÍA
Cuando acabamos el día
te suplicamos, Señor,
nos hagas de centinela
y otorgues tu protección.
Que te sintamos: contigo
sueñe nuestro corazón
para cantar tus loores
de nuevo al salir el sol.
Danos vida saludable,
alienta nuestro calor,
tu claridad ilumine
la oscuridad que llegó.
Dánoslo, Padre piadoso,
por Jesucristo, el Señor,
que reina con el Espíritu
Santo vivificador. Amén.
SALMODIA
Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
LECTURA BREVE 1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACIÓN
OREMOS,
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
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viernes, 30 de noviembre de 2012
Oficio Divino: Tiempo Ordinario. Ciclo B. 1 de Diciembre, 2012
Oficio Divino: Tiempo Ordinario. Ciclo B. 1 de Diciembre, 2012
SÁBADO DE LA SEMANA XXXIV
De la feria. Salterio II. I Vísperas del Domingo I de Adviento
(OFICIO DE LECTURA (6:00); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS (19:00); COMPLETAS (22:00)
(Dar Ctrl + Click, sobre la hora correspondiente, o ir directamente a la hora en el cuerpo del texto)
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OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: MUERTE, PUERTO DE MI VIDA
Muerte, puerto de mi vida,
vida que en mi muerte estás,
como no sé si vendrás
de luna o de sol vestida,
muriendo estoy en mi vida,
viviendo en ti, muerte, estoy;
pues, siendo lo que no soy
y anhelando al que siempre es,
con la inquietud de tus pies,
hacia sus riberas voy.
Tengo contigo una cita
desde siempre, desde Dios;
sólo una señal: adiós
-sobre el corazón escrita-,
es la palabra inaudita
que digo a todas las cosas.
y cunas, tálamos, fosas
-claro silencio escondido-,
de adioses el pecho herido,
dicen adiós a las rosas. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO
Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Ant. 2. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Salmo 135 II
El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.
Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Ant. 3. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
Salmo 135 III
Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.
Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.
A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.
Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.
En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.
En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.
Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.
Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
V. Señor, enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Daniel 12, 1-13
PROFECÍA ACERCA DEL ÚLTIMO DIA Y DE LA RESURRECCIÓN
Esto me dijo el ángel del Señor:
«En aquel tiempo, surgirá Miguel, el gran príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia como no habrá habido hasta entonces otro, desde que existen las naciones. En aquel tiempo, se salvará tu pueblo: todos aquellos que se encuentren inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno. Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas por toda la eternidad. Y tú, Daniel, guarda en secreto estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos andarán errantes acá y allá, y la iniquidad aumentará.»
Yo, Daniel, miré y vi a otros dos que estaban de pie a una y otra parte del río. Uno de ellos dijo al hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del río:
«¿Cuándo será el cumplimiento de estas maravillas?»
Y oí al hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, jurar, levantando al cielo la mano derecha y la izquierda, por aquel que vive eternamente:
«Un tiempo, algunos tiempos y medio tiempo, y todas estas cosas se cumplirán cuando desaparezca aquel que aplasta la fuerza del pueblo santo.»
Yo oí, pero no comprendí. Luego dije:
«Señor mío, ¿cuál será la última de estas cosas?»
Él me dijo:
«Escucha, Daniel: estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán lavados, blanqueados y purificados; los impíos seguirán haciendo el mal; ningún impío comprenderá nada; sólo los doctos comprenderán. Contando desde el momento en que sea abolido el sacrificio perpetuo e instalada la abominación de la desolación: mil doscientos noventa días. Dichoso aquel que sepa esperar y alcance mil trescientos treinta y cinco días. Y tú, vete a descansar; te levantarás para recibir tu suerte al fin de los días.»
RESPONSORIO Cf. Lc 20, 35. 36. 38
R. Los que alcancen a ser dignos de tener parte en la resurrección de entre los muertos ya no podrán morir: * serán como ángeles, serán hijos de Dios, una vez que hayan resucitado.
V. Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.
R. Serán como ángeles, serán hijos de Dios, una vez que hayan resucitado.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 256, 1. 2. 3: PL 38, 1191-1193)
CANTEMOS EL ALELUYA AL DIOS BUENO QUE NOS LIBRA DEL MAL
Cantemos aquí el Aleluya, aun en medio de nuestras dificultades, para que podamos luego cantarlo allá, estando ya seguros. ¿Por qué las dificultades actuales? ¿Vamos a negarlas, cuando el mismo texto sagrado nos dice: El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio? ¿Vamos a negarlas, cuando leemos también: Velad y orad, para no caer en la tentación? ¿Vamos a negarlas, cuando es tan frecuente la tentación, que el mismo Señor nos manda pedir: Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden? Cada día hemos de pedir perdón, porque cada día hemos ofendido. ¿Pretenderás que estamos seguros, si cada día hemos de pedir perdón por los pecados, ayuda para los peligros? Primero decimos, en atención a los pecados pasados: Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; luego añadimos, en atención a los peligros futuros: No nos dejes caer en tentación. ¿Cómo podemos estar ya seguros en el bien, si todos juntos pedimos: Líbranos del mal? Mas con todo, hermanos, aun en medio de este mal, cantemos el Aleluya al Dios bueno que nos libra del mal.
Aun aquí, rodeados de peligros y de tentaciones, no dejemos por eso de cantar todos el Aleluya. Fiel es Dios -dice el Apóstol- para no permitir que seáis tentados más allá de lo que podéis. Por esto, cantemos también aquí el Aleluya. El hombre es todavía pecador, pero Dios es fiel. No dice: «Para no permitir que seáis tentados», sino: Para no permitir que seáis tentados más allá de lo que podéis. Por el contrario, él dispondrá con la misma tentación el buen resultado de poder resistirla. Has entrado en la tentación, pero Dios hará que salgas de ella indemne; así, a la manera de una vasija de barro, serás modelado con la predicación y cocido en el fuego de la tribulación. Cuando entres en la tentación, confía que saldrás de ella, porque fiel es Dios: el Señor guarda tus entradas y salidas.
Más adelante, cuando este cuerpo sea hecho inmortal e incorruptible, cesará toda tentación; porque el cuerpo ha muerto. ¿Por qué ha muerto? Por causa del pecado. Pero el espíritu es vida. ¿Por qué? Por la justificación. Así pues, ¿quedará el cuerpo definitivamente muerto? No, ciertamente; escucha cómo continúa el texto: Si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo de entre los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales. Ahora tenemos un cuerpo meramente natural, después lo tendremos espiritual.
¡Feliz el Aleluya que allí entonaremos! Será un Aleluya seguro y sin temor, porque allí no habrá ningún enemigo, no se perderá ningún amigo. Allí, como ahora aquí, resonarán las alabanzas divinas; pero las de aquí proceden de los que están aún en dificultades, las de allá de los que ya están en seguridad; aquí de los que han de morir, allá de los que han de vivir para siempre; aquí de los que esperan, allá de los que ya poseen; aquí de los que están todavía en camino, allá de los que ya han llegado a la patria.
Por tanto, hermanos míos, cantemos ahora, no para deleite de nuestro reposo, sino para alivio de nuestro trabajo. Tal como suelen cantar los caminantes: canta, pero camina; consuélate en el trabajo cantando, pero no te entregues a la pereza; canta y camina a la vez. ¿Qué significa camina? Adelanta, pero en el bien. Porque hay algunos, como dice el Apóstol, que adelantan de mal en peor. Tú, si adelantas, caminas; pero adelanta en el bien, en la fe verdadera, en las buenas costumbres; canta y camina.
RESPONSORIO Cf. Ap 21, 21; cf. Tb 13, 22. 13. 14
R. Tus plazas, Jerusalén, están pavimentadas de oro puro, y en tus puertas se entonarán cantos de alegría. * Y todas tus casas cantarán: «Aleluya».
V. Brillarás cual luz de lámpara y pueblos numerosos vendrán a ti de lejos.
R. Y todas tus casas cantarán: «Aleluya».
ORACIÓN.
OREMOS,
Mueve, Señor, nuestros corazones, para que correspondamos con mayor generosidad a la acción de tu gracia, y recibamos en mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: SI SALVASTE A MAGDALENA
Si salvaste a Magdalena
y al ladrón de eterna pera,
tú serás mi Salvador.
De tu amor yo no soy digno,
mas tú, Señor, sé benigno,
no arda yo en fuego eternal.
Líbrame de todo daño,
admíteme en tu rebaño,
a tu diestra, sacro Rey.
Librado ya del averno,
sé mi guía al gozo eterno,
a tu dulce corazón.
Puesto, Jesús, yo de hinojos,
con lágrimas en los ojos,
te pido la salvación.
Cuando el reo vaya al juicio,
por tu muerte, sé propicio,
por tu vida, Salvador.
Oh Dios santo, el uno y trino,
llévanos por tu camino
a la patria celestial. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Ant. 2. Dad gloria a nuestro Dios.
Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12
Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como sereno sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.
Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿no es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?
Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte de su heredad.
Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.
El Señor solo los condujo
no hubo dioses extraños con él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Dad gloria a nuestro Dios.
Ant. 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
LECTURA BREVE Rm 12, 14-16a
Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir entre vosotros, sin apetecer grandezas; atraídos más bien por lo humilde.
RESPONSORIO BREVE
V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
PRECES
Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que sufren, y supliquémosle insistentemente diciendo:
Señor, acrecienta nuestro amor.
Al recordar esta mañana tu santa resurrección,
te pedimos, Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.
Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano
y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre.
Enséñanos, Señor, a descubrir tu imagen en todos los hombres
y a saberte servir a ti en cada uno de ellos.
Cristo, Señor nuestro, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos,
haz que permanezcamos en ti y demos fruto abundante para que con ello sea glorificado nuestro Padre que está en el cielo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu honor, y ya que toda nuestra existencia es un don gratuito de tu liberalidad, haz que también cada una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Llamé, y él me respondió.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él me respondió.
Ant. 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant. 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE Dt 8, 5b-6
El Señor, tu Dios, te ha educado como un padre educa a su hijo; para que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, sigas sus caminos y lo temas.
V. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable.
R. Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL PAN DE CADA DÍA
El pan de cada día
dánoslo hoy, Señor, a manos llenas;
convierte en alegría
nuestras labores buenas
y acaricia el dolor de nuestras penas.
¡Horas de tedio largas
sin la presencia buena de tus manos!
¡Ay, las horas amargas
nos vuelven inhumanos,
si no abrimos el alma a los hermanos!
Santifica el momento
de este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos el aliento
de tu presencia amiga
que acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. «El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.
Salmo 118, 81-88
Me consumo ansiando tu salvación,
y espero en tu palabra;
mis ojos se consumen ansiando tus promesas,
mientras digo: ¿cuándo me consolarás?
Estoy como un odre puesto al humo,
pero no olvido tus leyes.
¿Cuántos serán los días de tu siervo?
¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?
Me han cavado fosas los insolentes, ignorando tu voluntad;
todos tus mandatos son leales,
sin razón me persiguen, protégeme.
Casi dieron conmigo en la tumba,
pero yo no abandoné tus decretos; por tu bondad dame vida,
para que observe los preceptos de tu boca.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán», dice el Señor.
Ant. 2. Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.
Salmo 60 - ORACIÓN DE UN DESTERRADO
Dios mío, escucha mi clamor,
atiende a mi súplica;
te invoco desde el confín de la tierra
con el corazón abatido:
llévame a una roca inaccesible,
porque tú eres mi refugio
y mi bastión contra el enemigo.
Habitaré siempre en tu morada,
refugiado al amparo de tus alas;
porque tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos
y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
Añade días a los días del rey,
que sus años alcancen varias generaciones;
que reine siempre en presencia de Dios,
que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.
Yo tañeré siempre en tu honor,
e iré cumpliendo mis votos día tras día.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.
Ant. 3. Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.
Salmo 63 - SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS
Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:
afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.
Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.
Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.
Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.
El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.
LECTURA BREVE 1R 2, 2b-3
Esfuérzate y sé hombre. Sé fiel al Señor tu Dios marchando por sus caminos, guardando sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, como están escritos en la ley de Moisés, para que seas afortunado en cuanto hicieras y dondequiera que vayas.
V. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
R. Porque ella es mi gozo.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant. 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant. 3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA BREVE Jr 6, 16
Poneos en los caminos y mirad, preguntad a las sendas antiguas: «¿Es éste el buen camino?» Caminad por él, y hallaréis reposo para vuestra alma.
V. Tus preceptos son mi herencia perpetua.
R. La alegría de mi corazón.
ORACIÓN
OREMOS,
Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS DEL DOMINGO I DE ADVIENTO
Oración de la tarde
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ÉSTE ES EL TIEMPO EN QUE LLEGAS
Éste es el tiempo en que llegas,
Esposo, tan de repente,
que invitas a los que velan
y olvidas a los que duermen.
Salen cantando a tu encuentro
doncellas con ramos verdes
y lámparas que guardaron
copioso y claro el aceite.
¡Cómo golpean las necias
las puertas de tu banquete!
¡Y cómo lloran a oscuras
los ojos que no han de verte!
Mira que estamos alerta,
Esposo, por si vinieres,
y está el corazón velando
mientras los ojos se duermen.
Danos un puesto a tu mesa,
Amor que a la noche vienes,
antes que la noche acabe
y que la puerta se cierre. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Anunciad a los pueblos y decidles: «Mirad, viene Dios, nuestro Salvador.»
Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo opondré mi oración a su malicia.
Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Anunciad a los pueblos y decidles: «Mirad, viene Dios, nuestro Salvador.»
Ant. 2. Mirad: el Señor vendrá y todos sus santos vendrán con él; en aquel día habrá una gran luz. Aleluya.
Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Me vuelvo a la derecha y miro:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi heredad en el país de la vida.»
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Mirad: el Señor vendrá y todos sus santos vendrán con él; en aquel día habrá una gran luz. Aleluya.
Ant. 3. Vendrá el Señor con gran poder y lo contemplarán todos los hombres.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Vendrá el Señor con gran poder y lo contemplarán todos los hombres.
LECTURA BREVE 1Ts 5,23-24
Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser -espíritu, alma y cuerpo- sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es a sus promesas el que os ha convocado; y él las cumplirá.
RESPONSORIO BREVE
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V. Y danos tu salvación.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Mirad: el Señor viene de lejos y su resplandor ilumina toda la tierra.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Mirad: el Señor viene de lejos y su resplandor ilumina toda la tierra.
PRECES
Invoquemos a Cristo, alegría y júbilo de cuantos esperan su llegada, y digámosle:
Ven, Señor, y no tardes más.
Esperamos alegres tu venida,
ven, Señor Jesús.
Tú que existes antes de los tiempos,
ven y salva a los que viven en el tiempo.
Tú que creaste el mundo y a todos los que en él habitan,
ven a restaurar la obra de tus manos.
Tú que no despreciaste nuestra naturaleza mortal,
ven y arráncanos del dominio de la muerte.
Tú que viniste para que tuviéramos vida abundante,
ven y danos tu vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú que quieres congregar a todos los hombres en tu reino,
ven y reúne a cuantos desean contemplar tu rostro.
Pidamos ahora con grande confianza la venida del reino de Dios, con las palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Señor, despierta en tus fieles el deseo de prepararse a la venida de Cristo por la práctica de las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant. 2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE Dt 6,4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACIÓN
OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
miércoles, 28 de noviembre de 2012
Lectio: Jueves XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29 de Noviembre, 2012
Lectio: Jueves XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29 de Noviembre, 2012
Lectio: Lucas 21,20-28
1) Oración inicial
Mueve, Señor, los corazones de tus hijos, para que, correspondiendo generosamente a tu gracia, reciban con mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas 21,20-28
«Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea que huyan a los montes; los que estén en medio de la ciudad que se alejen; y los que estén en los campos que no entren en ella; porque éstos son días de venganza en los que se cumplirá todo cuanto está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra y cólera contra este pueblo. Caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el tiempo de los gentiles llegue a su cumplimiento. «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de la gente, trastornada por el estruendo del mar y de las olas. Los hombres se quedarán sin aliento por el terror y la ansiedad ante las cosas que se abatirán sobre el mundo, porque las fuerzas de los cielos se tambalearán. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación.»
3) Reflexión
• En el evangelio de hoy sigue el Discurso Apocalíptico con más señales, la 7ª y la 8a, que debían de acontecer antes de la llegada del fin de los tiempos o mejor antes de la llegada del fin de este mundo para dar lugar al nuevo mundo, al “cielo nuevo y a la tierra nueva” (Is 65,17). La séptima señal es la destrucción de Jerusalén y la octava es los cambios en la antigua creación.
• Lucas 21,20-24. La séptima señal: la destrucción de Jerusalén. Jerusalén era para ellos la Ciudad Eterna. Y ahora ¡estaba destruida! ¿Cómo explicar este hecho? ¿Dios no tiene en cuenta el mensaje? Es difícil para nosotros imaginarnos el trauma y la crisis de fe que la destrucción de Jerusalén causó en las comunidades de tantos judíos y cristianos. Cabe aquí una breve observación sobre la composición de los Evangelios de Lucas y de Marcos. Lucas escribe en el año 85. Se sirve del evangelio de Marcos para componer su narrativa sobre Jesús. Marcos escribe en el año 70, el mismo año en que Jerusalén estaba siendo cercada y destruida por los ejércitos romanos. Por esto, Marcos escribió dando una cita al lector: “Cuando vierais la abominable desolación instalada donde no debe – el que lee entienda – entonces los que estén en Judea huyan a los montes” (Mc 13,14). Cuando Lucas menciona la destrucción de Jerusalén, Jerusalén estaba en ruinas desde hace quince años. Por esto él omite el paréntesis de Marcos. Lucas dice: "Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea que huyan a los montes; los que estén en medio de la ciudad que se alejen; y los que estén en los campos que no entren en ella; porque éstos son días de venganza en los que se cumplirá todo cuanto está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra y cólera contra este pueblo. Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el tiempo de los gentiles llegue a su cumplimiento”. Al oír a Jesús que anunciaba la persecución (6ª señal) y la destrucción de Jerusalén (7ª señal), los lectores de las comunidades perseguidas del tiempo de Lucas concluían: “Este es nuestro hoy. ¡Estamos en la 6ª señal!”
• Lucas 21,25-26: La octava señal: mudanzas en el sol y en la luna. ¿Cuándo será el fin? Al final después de haber oído hablar de todas estas señales que ya habían acontecido, quedaba en pie la pregunta: “El proyecto de Dios avanza mucho y las etapas previstas por Jesús se realizaron ya. Ahora estamos en la sexta y en la séptima etapa. ¿Cuántas etapas o señales faltan hasta que llegue el fin? ¿Falta mucho?” La respuesta viene ahora en la 8ª señal: "Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de la gente, trastornada por el estruendo del mar y de las olas. Los hombres se quedarán sin aliento por el terror y la ansiedad ante las cosas que se abatirán sobre el mundo, porque las fuerzas de los cielos se tambalearán”. La 8ª señal es diferente de las otras señales. Las señales en el cielo y en la tierra son una muestra de lo que está llegando, al mismo tiempo, el fin del viejo mundo, de la antigua creación y el comienzo de la llegada del cielo nueva y de la tierra nueva. Cuando la cáscara del huevo empieza a rasgarse es señal de que lo nuevo está apareciendo. Es la llegada del Mundo Nuevo que está provocando la desintegración del mundo antiguo. Conclusión: ¡falta muy poco! El Reino de Dios está llegando.
• Lucas 21,27-28: La llegada del Reino de Dios y la aparición del Hijo del Hombre. “Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación.” En este anuncio, Jesús describe la llegada del Reino con imágenes sacadas de la profecía de Daniel (Dan 7,1-14). Daniel dice que, después de las desgracias causadas por los reinos de este mundo, vendrá el Reino de Dios. Los reinos de este mundo, todos ellos, tienen figura de animal: león, oso, pantera y bestias salvajes (Dn 7,3-7). Son reinos animales, deshumanizan la vida, como acontece con ¡el reino neoliberal hasta hoy! El Reino de Dios, pues, aparece como un aspecto del Hijo del Hombre, esto es, con un aspecto humano de gente (Dn 7,13). Es un reino humano. Construir este reino que humaniza, es tarea de la gente de las comunidades. Es la nueva historia que debemos realizar y que debe reunir a la gente de los cuatro lados del mundo. El título Hijo del Hombre es el nombre que a Jesús le gustaba usar. Solamente en los cuatro evangelios, este nombre aparece más de 80 (ochenta) veces. Todo dolor que soportamos desde ahora, toda la lucha a favor de la vida, toda la persecución por causa de la justicia, todo el dolor de parto, es semilla del Reino que va a llegar en la 8ª señal.
4) Para la reflexión personal
• Persecución de las comunidades. Destrucción de Jerusalén. Desesperación. Ante los acontecimientos que hoy hacen sufrir a la gente ¿me desespero? ¿Cuál es la fuente de mi esperanza?
• Hijo de Hombre es el título que Jesús gustaba usar. El quería humanizar la vida. Cuanto más humano, más divino, decía el Papa León Magno. En mi relación con los demás, ¿soy humano?
5) Oración final
Bueno es Yahvé y eterno su amor,
su lealtad perdura de edad en edad. (Sal 100,5)
Fuente: www.ocarm.com
Ordinario de la Misa: XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Jueves 29 de noviembre, 2012
Ordinario de la Misa: XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Jueves 29 de noviembre, 2012
Dichosos los invitados al banquete del Señor
Feria de la 34a. semana del Tiempo Ordinario
Alabemos a Dios todos los hombres
Antífona de Entrada
Dios nuestro y protector nuestro, un solo día en tu casa es más valioso para tus elegidos, que mil días en cualquier otra parte.
Oración Colecta
Oremos:
Enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu amor a fin de que, amándote en todo y sobre todo, podamos obtener aquellos bienes que no podemos nosotros ni siquiera imaginar y has prometido tú a los que te aman.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del
Apocalipsis del apóstol san
Juan (18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9)
Yo Juan, vi un ángel que bajaba del cielo. Su poder era inmenso y con resplandor iluminó la tierra. Gritó con voz potente y dijo:
“Ha caído ya la gran Babilonia y ha quedado convertida en morada de demonios, en guarida de toda clase de espíritus impuros, en escondrijo de aves inmundas y repugnantes”.
Otro ángel poderoso levantó una piedra del tamaño de una rueda de molino y la arrojó al
mar, diciendo:
“Con esta misma violencia será arrojada Babilonia, la gran ciudad, y desaparecerá para siempre. Ya no se volverán a escuchar en ti ni cantos, ni cítaras, ni flautas, ni trompetas. Ya no habrá jamás en ti artesanos de ningún oficio, ni se escuchará más el ruido de la piedra de molino; ya no brillarán en ti las luces de las lámparas, ni volverá a escucharse en ti el bullicio de las bodas. Esto sucederá porque tus comerciantes llegaron a dominar la tierra y tú, con tus brujerías, sedujiste a todas las naciones”.
Después de esto oí algo así como una inmensa multitud que cantaba en el cielo: “¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios, porque sus sentencias son legítimas y justas. El ha condenado a la gran prostituta, que corrompía a la tierra con su fornicación y le ha pedido cuentas de la sangre de sus siervos”.
Y por segunda vez todos cantaron:
“¡Aleluya! El humo del incendio de la gran ciudad se eleva por los siglos de
los siglos”.
Entonces un ángel me dijo:
“Escribe: ‘Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 99
Dichosos los invitados
al banquete del Señor.
Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo.
Dichosos los invitados
al banquete del Señor.
Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño.
Dichosos los invitados
al banquete del Señor.
Entremos por sus puertas dando gracias, crucemos por sus atrios entre himnos, alabando al Señor y bendiciéndolo.
Dichosos los invitados
al banquete del Señor.
Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba.
Dichosos los invitados
al banquete del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (21, 20-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Cuando vean a Jerusalén sitiada por un ejército, sepan que se aproxima su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en la ciudad, que se alejen de ella; los que estén en el campo, que no vuelvan a la ciudad; porque esos días serán de castigo para que se cumpla todo lo que está
escrito.
¡Pobres de las que estén embarazadas y de las que estén criando en aquellos días! Porque vendrá una gran calamidad sobre el país y el castigo de Dios se descargará contra este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que se cumpla el plazo
que Dios les ha señalado.
Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Jesús prevé la destrucción de Jerusalén como una tragedia para sus habitantes, pero como una oportunidad para sus seguidores. A diferencia de otros grupos religiosos, que estaban atados al territorio, a las ciudades, a las edificaciones y a las instituciones, el cristianismo es capaz de recrearse en cada lugar y cultura. No depende de una raza o de unos edificios, sino que viaja como palabra de vida en el corazón de los creyentes. Mientras las potencias mundanas se turnan para imponer sus políticas o estilos de vida, el cristianismo busca que quienes lo acogen sepan traducirlo en gestos cotidianos y no sólo en documentos, consignas o programas. Mientras que los tiempos de crisis significan el final de una época, de una cultura, de una nación, por el contrario la crisis es el elemento en el que el cristianismo se fortalece, a partir de una oferta de crecimiento personal, grupal y social. Jesús llama a sus seguidores para que levanten la cabeza y se sientan libres y liberados ante la inminencia del final del territorio de Judá. El cambio no es el fin, sino el comienzo de un nuevo camino. – ¿Cómo podemos responder a las voces que anuncian el final del cristianismo?
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones ue te presentamos para esta Eucaristía a fin de que, a cambio de ofrecerte lo que tú nos has dado, podamos recibir de ti, tu misma vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común VIII
Jesús, buen samaritano
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Mi alma espera al Señor con más ansia que los centinelas el amanecer, porque con el Señor viene la misericordia y la abundancia de su gracia.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has hecho partícipes de la vida de Cristo en este sacramento, transfórmanos, Señor, a imagen de tu Hijo, para que participemos también de su gloria en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org
Ordinario de la Misa: XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Jueves 29 de noviembre, 2012
Ordinario de la Misa: XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Jueves 29 de noviembre, 2012
Dichosos los invitados al banquete del Señor
Feria de la 34a. semana del Tiempo Ordinario
Alabemos a Dios todos los hombres
Antífona de Entrada
Dios nuestro y protector nuestro, un solo día en tu casa es más valioso para tus elegidos, que mil días en cualquier otra parte.
Oración Colecta
Oremos:
Enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu amor a fin de que, amándote en todo y sobre todo, podamos obtener aquellos bienes que no podemos nosotros ni siquiera imaginar y has prometido tú a los que te aman.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del
Apocalipsis del apóstol san
Juan (18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9)
Yo Juan, vi un ángel que bajaba del cielo. Su poder era inmenso y con resplandor iluminó la tierra. Gritó con voz potente y dijo:
“Ha caído ya la gran Babilonia y ha quedado convertida en morada de demonios, en guarida de toda clase de espíritus impuros, en escondrijo de aves inmundas y repugnantes”.
Otro ángel poderoso levantó una piedra del tamaño de una rueda de molino y la arrojó al
mar, diciendo:
“Con esta misma violencia será arrojada Babilonia, la gran ciudad, y desaparecerá para siempre. Ya no se volverán a escuchar en ti ni cantos, ni cítaras, ni flautas, ni trompetas. Ya no habrá jamás en ti artesanos de ningún oficio, ni se escuchará más el ruido de la piedra de molino; ya no brillarán en ti las luces de las lámparas, ni volverá a escucharse en ti el bullicio de las bodas. Esto sucederá porque tus comerciantes llegaron a dominar la tierra y tú, con tus brujerías, sedujiste a todas las naciones”.
Después de esto oí algo así como una inmensa multitud que cantaba en el cielo: “¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios, porque sus sentencias son legítimas y justas. El ha condenado a la gran prostituta, que corrompía a la tierra con su fornicación y le ha pedido cuentas de la sangre de sus siervos”.
Y por segunda vez todos cantaron:
“¡Aleluya! El humo del incendio de la gran ciudad se eleva por los siglos de
los siglos”.
Entonces un ángel me dijo:
“Escribe: ‘Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 99
Dichosos los invitados
al banquete del Señor.
Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo.
Dichosos los invitados
al banquete del Señor.
Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño.
Dichosos los invitados
al banquete del Señor.
Entremos por sus puertas dando gracias, crucemos por sus atrios entre himnos, alabando al Señor y bendiciéndolo.
Dichosos los invitados
al banquete del Señor.
Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba.
Dichosos los invitados
al banquete del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (21, 20-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Cuando vean a Jerusalén sitiada por un ejército, sepan que se aproxima su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en la ciudad, que se alejen de ella; los que estén en el campo, que no vuelvan a la ciudad; porque esos días serán de castigo para que se cumpla todo lo que está
escrito.
¡Pobres de las que estén embarazadas y de las que estén criando en aquellos días! Porque vendrá una gran calamidad sobre el país y el castigo de Dios se descargará contra este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que se cumpla el plazo
que Dios les ha señalado.
Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Jesús prevé la destrucción de Jerusalén como una tragedia para sus habitantes, pero como una oportunidad para sus seguidores. A diferencia de otros grupos religiosos, que estaban atados al territorio, a las ciudades, a las edificaciones y a las instituciones, el cristianismo es capaz de recrearse en cada lugar y cultura. No depende de una raza o de unos edificios, sino que viaja como palabra de vida en el corazón de los creyentes. Mientras las potencias mundanas se turnan para imponer sus políticas o estilos de vida, el cristianismo busca que quienes lo acogen sepan traducirlo en gestos cotidianos y no sólo en documentos, consignas o programas. Mientras que los tiempos de crisis significan el final de una época, de una cultura, de una nación, por el contrario la crisis es el elemento en el que el cristianismo se fortalece, a partir de una oferta de crecimiento personal, grupal y social. Jesús llama a sus seguidores para que levanten la cabeza y se sientan libres y liberados ante la inminencia del final del territorio de Judá. El cambio no es el fin, sino el comienzo de un nuevo camino. – ¿Cómo podemos responder a las voces que anuncian el final del cristianismo?
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones ue te presentamos para esta Eucaristía a fin de que, a cambio de ofrecerte lo que tú nos has dado, podamos recibir de ti, tu misma vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común VIII
Jesús, buen samaritano
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Mi alma espera al Señor con más ansia que los centinelas el amanecer, porque con el Señor viene la misericordia y la abundancia de su gracia.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has hecho partícipes de la vida de Cristo en este sacramento, transfórmanos, Señor, a imagen de tu Hijo, para que participemos también de su gloria en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org
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