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martes, 5 de octubre de 2010

Lecturas y Oraciones del Miércoles XXVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 06 de octubre 2010

= Miercoles 06 de Octubre, 2010
Bendito sea el Señor
Feria de la 27a. semana del Tiempo Ordinario
Señor Dios, tú eres mi auxilio
Antífona de Entrada
Dios mío, ven en mi ayuda; Señor, date prisa en socorrerme. Tú eres mi auxilio y mi salvación; Señor, no tardes.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, tú que eres nuestro creador y quien amorosamente dispone toda nuestra vida, renuévanos conforme a la imagen de tu Hijo y ayúdanos a conservar siempre tu gracia.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los gálatas
(2, 1-2. 7-14)
Queridos hermanos: Después de catorce años volví de nuevo a Jerusalén con Bernabé y también con Tito. Regresé porque Dios me lo había revelado. Ahí, en una reunión privada con los dirigentes, les expuse el Evangelio que predico a los paganos. Hice esto para que mis trabajos pasados y presentes no resultaran inútiles.
Todos reconocieron que yo había recibido la misión de predicar el Evangelio a los paganos, como Pedro había recibido la de predicarlo a los judíos. Porque aquel que le dio poder a Pedro para ejercer el apostolado entre los judíos, me lo dio a mí para ejercerlo entre los paganos.
Así pues, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados como las columnas de la Iglesia, reconocieron la gracia que Dios me había dado y nos dieron la mano a Bernabé y a mí, en señal de perfecta unión y para expresar su acuerdo de que nosotros nos dirigiéramos a los paganos y ellos a los judíos. Lo único que nos pidieron fue que nos preocupáramos por los pobres, cosa que he procurado cumplir con solicitud.
Más tarde, cuando Pedro fue a Antioquía, yo me le enfrenté, porque era digno de reprensión. En efecto, antes de que llegaran algunos judíos enviados por Santiago, Pedro solía comer con los paganos convertidos; pero después empezó a apartarse de ellos por temor a los judíos recién llegados. Los demás judíos convertidos imitaron su ejemplo, tanto que hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por aquella conducta
contradictoria.
Entonces, cuando vi que Pedro no procedía rectamente, conforme a la verdad del Evangelio, le dije delante de todos: “Si tú, que eres judío, vives como un pagano y no como un judío, ¿por qué quieres ahora obligar a los paganos convertidos a que vivan como judíos?”
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 116
Bendito sea el Señor.
Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos.
Bendito sea el Señor.
Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre.
Bendito sea el Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Hemos recibido un espíritu de hijos, que nos hace exclamar: ¡Padre!
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (11, 1-4)
Gloria a ti, Señor.
Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos” .
Entonces Jesús les dijo:
“Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Este texto de la “oración del Señor” es más corto que el de Mateo 6,9. En él encontramos las palabras claves de la fe de la Biblia:
El Padre, primer nombre del Dios único;
El reino de Dios que viene al mundo;
La petición del pan (para todos nosotros), porque no hay cosa asegurada;
El perdón, ley fundamental;
El carácter comprometido de la existencia cristiana frente al mal en el mundo.
El padrenuestro es la síntesis de toda la vida cristiana. Es la síntesis de todo el programa de la vida y obra de Jesús. Toda la praxis de la vida de Jesús tuvo como referentes fundamentales, lo siguiente: hacer la voluntad del Padre, que consiste en construir su reino en medio de la humanidad ajusticiada y afligida, para que de esta manera sea santificado por todos el nombre de Dios, y todas las personas que hacemos parte de esta humanidad podamos gozar de una vida digna y en abundancia, donde luchemos con pasión lo que necesitamos para vivir y trascender (el alimento), donde podamos crear unos principios fundamentales de convivencia humana verdaderamente solidaria y no violenta (reconciliación) y donde superemos todas pretensiones totalitarias, ideologizantes y egoístas (tentaciones históricas), para que podamos liberarnos de todo aquello que nos hace menos seres humanos (la violencia personal, institucional y de Estado). Esta oración personal y personalizante; comunitaria y creadora de comunidad, es una oración que hoy exige, al ser recitada y hecha vida, actitudes de confianza filial en el proyecto del Padre, su reino y reinado; y de apuesta por la causa humana, la humanización y la vida en dignidad de todos los hijos de Dios.
Oración sobre las Ofrendas
Santifica, Señor, estos dones y por medio del sacrificio de tu Hijo, transforma toda nuestra vida en una continua ofrenda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio Común IV
La alabanza, don de Dios
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación.
Por Cristo nuestro Señor. Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Nos has enviado, Señor, un pan del cielo que encierra en sí toda delicia y satisface todos los gustos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Protege, Señor, continuamente a quienes renuevas y fortaleces con esta Eucaristía y hazlos dignos de alcanzar la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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