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viernes, 8 de octubre de 2010

Moniciones a las Lecturas y Oracion de los Fieles. Domingo XXVIII Tiempo Ordinario. Ciclo C. 10 de octubre 2010

Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario
10 de octubre de 2010
MONICIÓN DE ENTRADA
Sean todos bienvenidos a la Eucaristía. Hoy el Señor Jesús, con el relato de los diez leprosos, nos va a enseñar que debemos ser agradecidos. No es de cristianos –aunque ahora sea muy frecuente—la dureza de corazón, el egoísmo, la soberbia. Y si alguno de nosotros ve que, en el interior de su corazón, anidan esos sentimientos duros, pues apresurémonos para pedir a Dios Nuestro Señor que nos sane. Y después, por favor, que volvamos a darle gracias, pues Él – Dios Padre cariñoso y tierno—merece todo nuestro agradecimiento. Vivimos en un mundo cada vez más enfermo de insolidaridad, de egoísmo, de soledad y aislamiento. Por eso, hoy más que nunca deberíamos pedir a Jesús que nos cure de todo lo que nos aparta de los hermanos. Y, después, cuando nos sintamos sanos, regresemos junto a Él para agradecerle lo que su generosidad y amor ha hecho en nosotros. De pie para recibir al Celebrante, cantando.

MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
1.- La primera lectura de hoy corresponde al Libro de Segundo de los Reyes, al capítulo quinto, y corresponde al bello episodio en que el profeta Eliseo convierte y cura de la lepra al magnate sirio Naamán. Ese hecho guarda relación director con el Evangelio de Lucas que se proclama hoy. Escuchemos
2.- San Pablo escribe la Segunda Carta a Timoteo –que es nuestra segunda lectura de hoy—ya en prisión. Es la última carta escrita por el apóstol. Poco después llegaría su martirio. Y aunque se siente profundamente solo todavía intentar enseñar a su discípulo que la perseverancia –sin importar los duros trabajos y el sufrimiento—nos llevará a reinar con Cristo. Ese es su mensaje. Escuchemos
3.- El episodio de los diez leprosos, del capítulo 17 del Evangelio de San Lucas, nos indica claramente la dureza de corazón de los judíos de tiempo de Jesús. Solo uno de los curados de la lepra –terrible enfermedad—vuelve a dar gracias al Señor. El resto han preferido presentarse solamente a los sacerdotes y obtener su certificado de pureza. Ya podían vivir en la comunidad. Pero olvidan agradecer el favor recibido. ¡Que no seamos nosotros así! De pie para escuchar la proclamación del Santo Evanelio.




Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario
10 de octubre de 2010
La oración de los fieles
CELEBRANTE
La Salvación viene del Señor, sólo por Él seremos salvos. Curará nuestras dolencias. Como aquellos leprosos también nos presentamos ante Él y le pedimos que nos cure de nuestros pecados:
SEÑOR, SOLO TÚ PUEDES LIMPIARNOS.
1.- Por el papa, para que a través de él, Dios siga iluminando y guiando la Iglesia en estos tiempos tan difíciles.
OREMOS AL SEÑOR
MONITOR
2.- Por la Iglesia, por todos aquellos ministros del Señor que están en peligro, que viven en situaciones difíciles, o que están perseguidos para que Cristo sea su fuerza en estos duros momentos.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Por los gobernantes, los jueces y magistrados para que todos sus esfuerzos sean en la búsqueda del bien común especialmente de los más necesitados.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Por los enfermos de larga duración para que encuentren en su situación la cruz de Cristo y poniéndola en sus manos se vean libres de enfermedad de alma y cuerpo.
OREMOS AL SEÑOR
5.- Por aquellos que han perdido la fe o viven alejados de la Iglesia para que reconociendo el poder salvador de Cristo se vuelvan a Él a través de su cuerpo místico.
OREMOS AL SEÑOR

6.- Por los OREMOS los Evangelizadores de nuestro país y de toda América Latina, para que no desfallezcamos y así poder lograr los propósitos trazados por nuestros obispos en Aparecida.
OREMOS AL SEÑOR
7.- Por todos nosotros para que al frecuentar los Sacramentos de la Confesión y la Eucaristía, crezcamos en Fe, Esperanza y Caridad.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRANTE
Padre, te pedimos que acojas estas plegarias y que envíes tu Espíritu que renueve la faz de la tierra. Lo hacemos por medio de Jesucristo Nuestro Señor y Salvador que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
Amen.

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