= Jueves 02 de Diciembre,2010
Bendito el que viene en el nombre del Señor
Feria de Adviento: jueves de la 1a. semana
Que Dios desde su templo nos bendiga
Antífona de Entrada
Tú estás cerca, Señor, y todos tus caminos son derechos. Desde el principio comprendí que tu alianza la estableciste para siempre.
Oración Colecta
Oremos:
Muestra, Señor, tu poder y ven en nuestra ayuda para que la abundancia de tu misericordia apresure el momento de la salvación que nuestros pecados han retardado.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (26, 1-6)
Aquel día se cantará este canto en el país de Judá:
“Tenemos una ciudad fuerte; ha puesto el Señor, para salvarla, murallas y baluartes. Abran las puertas para que entre el pueblo justo, el que se mantiene fiel, el de ánimo firme para conservar la paz, porque en ti confió. Confíen siempre en el Señor, porque el Señor es nuestra fortaleza para siempre; porque él doblegó a los que habitaban en la altura; a la ciudad excelsa la humilló, la humilló hasta el suelo, la arrojó hasta el polvo donde la pisan los pies, los pies de los humildes, los pasos de los pobres”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 117
Bendito el que viene
en el nombre del Señor.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Más vale refugiarse en el Señor, que poner en los hombres la confianza; más vale refugiarse en el Señor, que buscar con los fuertes una alianza.
Bendito el que viene
en el nombre del Señor.
Abranme las puertas del templo, que quiero entrar a dar gracias a Dios. Esta es la puerta del Señor y por ella entrarán los que le viven fieles. Te doy gracias, Señor, pues me escuchaste y fuiste para mí la salvación.
Bendito el que viene
en el nombre del Señor.
Libéranos, Señor, y danos tu victoria. Bendito el que viene en nombre del Señor. Que Dios desde su templo nos bendiga. Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine.
Bendito el que viene
en el nombre del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está cerca.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (7, 21. 24-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
La liturgia del día de hoy nos presenta el final del Sermón del Monte (Mt 5-7). Jesús, después de haber expuesto su ley de vida y el ideal de vida de la comunidad en el respeto al ser humano y su dignidad, expresa: “el que escucha estas palabras y las pone en práctica.” y “El que haga la voluntad del Padre entra en el reino de los cielos”. Jesús, quien escucha y hace la voluntad del Padre, es el fundamento a partir del cual la comunidad se integra. Anunciar a Cristo es mucho más que obrar prodigios y realizar eventos espectaculares. Anunciar a Cristo es primero creer en él, creer en lo que él creyó y fue el fundamento de su vida: la voluntad del Padre. La parábola es bastante clara: construir nuestra casa o en roca o en la arena. Construir en la roca es construir en la coherencia de vida, que se logra si permitimos que la voluntad de Dios hable a nuestra realidad, entre en ella y la transforme. El secreto de la fe es la escucha y la práctica, la coherencia entre la palabra y los hechos que debe identificar a los verdaderos discípulos de Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estas ofrendas que hemos tomado de tus mismos dones, y concédenos que esta Eucaristía que estamos celebrando, nos alcance la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Adviento I
Las dos venidas de Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
El cual, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación, para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Vivamos en este mundo como hombres responsables, justos y que sirven a Dios, en espera de que se cumpla la feliz esperanza: la manifestación gloriosa de Jesucristo, nuestro Dios y salvador.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por nuestra participación en esta Eucaristía, enséñanos, Señor, a no poner nuestro corazón en las cosas pasajeras, sino en los bienes eternos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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