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jueves, 2 de diciembre de 2010

Lecturas y Oraciones. Viernes I Semana de Adviento. Ciclo A. 3 de diciembre 2010

= Viernes 03 de Diciembre, 2010
San Francisco Javier, presbítero
Memoria
El Señor es mi luz y mi salvación
Antífona de Entrada
Estos son los hombres santos amigos de Dios, insignes predicadores del Evangelio.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que por medio de la predicación de san Francisco Javier quisiste iluminar con tu Evangelio a los pueblos de oriente, concédenos a todos los cristianos un gran entusiasmo por darte a conocer, a fin de que tu Iglesia pueda llevar a todos los hombres tu mensaje
de salvación.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (29, 17-24)
Esto dice el Señor: “¿Acaso no está el Líbano a punto de convertirse en un vergel y el vergel en un bosque?
Aquel día los sordos oirán las palabras de un libro; los ojos de los ciegos verán sin tinieblas ni oscuridad; los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor y los pobres se gozarán en el Santo de Israel; porque ya no habrá opresores y los altaneros habrán sido exterminados. Serán aniquilados los que traman iniquidades, los que con sus palabras echan la culpa a los demás, los que tratan de enredar a los jueces y sin razón alguna hunden al justo”
Esto dice a la casa de Jacob el Señor que rescató a Abraham: “Ya no se avergonzará Jacob, ya no se demudará su rostro, porque al ver mis acciones en medio de los suyos, santificará mi nombre, santificará al Santo de Jacob y temerá al Dios de Israel. Los extraviados de espíritu entrarán en razón y los inconformes aceptarán la enseñanza”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 26
El Señor es mi luz
y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida,¿quién podrá hacerme temblar?
El Señor es mi luz
y mi salvación.
Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia.
El Señor es mi luz
y mi salvación.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Armate de valor y fortaleza y en el Señor confía.
El Señor es mi luz
y mi salvación.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder para iluminar los ojos de sus hijos.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (9, 27-31)
Gloria a ti, Señor.
Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos, que gritaban:
“¡Hijo de David, compadécete de nosotros!” Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó:
“¿Creen que puedo hacerlo?”
Ellos le contestaron: “Sí, Señor”.
Entonces les tocó los ojos, diciendo: “Que se haga en ustedes conforme a su fe”.
Y se les abrieron los ojos.
Jesús les advirtió severamente:
“Que nadie lo sepa”. Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:

La ceguera de estos hombres es una situación que les impide abrir los ojos ante aquellos que los tienen excluidos de la sociedad por su supuesta situación de impureza. Les impide actuar, enfrentarse contra el sistema opresor. Jesús cura a dos ciegos que creen en él. Ellos confían en el poder liberador que tiene Jesús para sanarlos y dan prueba de una auténtica fe. Lo llamaron “Hijo de David”, título mesiánico que designaba el liberador nacional de Israel. Jesús les acepta esa fe, pero les abre los ojos para que vean que él es radicalmente diferente a lo que ellos suponían. Jesús libera haciéndolos conscientes de su situación. Los ciegos recuperan la visión y superan la perspectiva de una liberación puramente nacionalista. Recuperar la vista es hacerse sujetos sociales dignos, con los mismos derechos de vida y de reconocimiento. Ellos no se pueden contener y salen a anunciar la obra de Jesús como personas reconocidas y redignificadas por Jesús. Miremos nosotros hoy: ¿cuáles son las situaciones de ceguera que no permiten al ser humano serlo con dignidad? ¿En quién ponemos nuestra confianza para salir de dichas situaciones? y ¿cómo estamos ayudando a los que aún no recuperan la vista, su vida y su reconocimiento como personas dignas?
La fiesta de Francisco Javier, legendario símbolo de las misiones católicas, puede hacernos


Oración sobre las Ofrendas
Que este sacrificio que vamos a ofrecerte en memoria de san Francisco Javier, nos infunda, Señor, su espíritu de apóstol, y nos ayude a conducir a ti, mediante el testimonio de nuestra propia vida, a quienes viven lejos de
tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de los Santos
Pastores
Los santos pastores siguen
presentes en la Iglesia
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Francisco Javier, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso, con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Yo mismo apacentaré mis ovejas, dice el Señor; yo les buscaré un lugar para su
descanso.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta sagrada Eucaristía que hemos celebrado, encienda, Señor, en nosotros, el amor por Cristo y por las almas para que, a ejemplo de san Francisco Javier, podamos vivir auténticamente nuestra vocación cristiana.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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