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jueves, 16 de diciembre de 2010

Ordinario de la Misa. Lecturas y Oraciones. Viernes III Semana de Adviento. Ciclo A. 17 de diciembre 2010

= Viernes 17 de Diciembre, 2010
Ven, Señor, rey de justicia y de paz
Feria de Adviento: día 17
Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz
Antífona de Entrada
Alégrense los cielos y regocíjese la tierra, porque vendrá el Señor y tendrá misericordia de sus pobres.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, creador y redentor de los hombres, que quisiste que tu Verbo eterno tomara carne en el seno de la siempre Virgen María, escucha nuestras súplicas y concédenos que tu Hijo, que ha tomado nuestra naturaleza humana, nos haga participantes de su naturaleza divina.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis
(49, 2.8-10)
En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les habló así:
“Acérquense y escúchenme, hijos de Jacob; escuchen a su padre, Israel. A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; pondrás la mano sobre la cabeza de tus enemigos; se postrarán ante ti los hijos de tu padre.
Cachorro de león eres, Judá:
has vuelto de matar la presa, hijo mío, y te has echado a reposar, como un león. ¿Quién se atreverá a provocarte? No se apartará de Judá el cetro, ni de sus descendientes, el bastón de mando, hasta que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos le deben obediencia”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 71
Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.
Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.
Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.
Justicia y paz ofrecerán al pueblo las colinas y los montes. El rey hará justicia al oprimido y salvará a los hijos de los pobres.
Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.
Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.
Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.
Que bendigan al Señor eternamente y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.
Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Sabiduría del Altísimo, que dispones todas las cosas con fortaleza y con suavidad, ven a enseñarnos el camino de la vida.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (1, 1-17)
Gloria a ti, Señor.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
En tiempos de Jesús el lugar de origen era importante para conocer a una persona. Mateo compone la genealogía de Jesús en tres grupos de catorce generaciones, y la de Jesús será la definitiva, el cumplimiento del tiempo esperado. Con ello quiere demostrar que Jesús es hijo de David y el Mesías esperado. Pretende inscribir su vida en la historia de sus oyentes, provenientes del judaísmo. Jesús es el depositario de toda la acción histórica de Dios para con Israel, es el Mesías esperado, al cual Juan le había preparado el camino. Mateo coloca a Jesús al lado de hitos que definieron en su momento cambios profundos en la vida de Israel. Y ahora él está definiendo un cambio. La esposa de José, María, no pertenece a la dinastía presentada por el evangelista, pero Dios obra para hacer nacer de ella la esperanza de un pueblo en busca del amor y la justicia. En ella Dios está ligando su acción pasada con una nueva acción, la creación de una nueva estirpe y un nuevo reinado. La lógica de la acción de Dios está sucediendo en un pueblo y un personaje sencillo. ¿Cómo es la acción de Dios en mi vida desde Jesús?

Oración sobre las Ofrendas
Santifica, Señor, los dones de tu Iglesia y concédenos en esta Eucaristía el pan del cielo que renueva nuestras fuerzas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Adviento IV
María, nueva Eva
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos por el misterio de la Virgen Madre.
Porque, si del antiguo adversario nos vino la ruina, en el seno virginal de la hija de Sión ha germinado aquel que nos nutre con el pan de los ángeles, y ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz. La gracia que Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María.
En ella, madre de todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de la muerte, se abre al don de una vida nueva.
Así, donde había crecido el pecado, se ha desbordado tu misericordia en Cristo, nuestro salvador.
Por eso nosotros, mientras esperamos la venida de Cristo, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
He aquí que vendrá el deseado de todas las naciones, y la casa del Señor se llenará de gloria.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has concedido participar en esta Eucaristía, enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu Espíritu, a fin de que podamos brillar, por nuestras buenas obras, cuando venga Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

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