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viernes, 7 de enero de 2011

Evangelio del Sábado despues de la Epifanía. Ciclo A. 8 de enero 2011

Evangelio del Sábado después de la Epifanía. Ciclo A. 8 de enero 2011

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (3, 22-30)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea y permaneció allí con ellos, bautizando. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque ahí había agua abundante. La gente acudía y se bautizaba, pues Juan no había sido encarcelado todavía.
Surgió entonces una disputa entre algunos de los discípulos de Juan y unos judíos, acerca de la purificación. Los discípulos fueron a decirle a Juan: “Mira, maestro, aquel que estaba contigo en la otra orilla del Jordán y del que tú diste testimonio, está ahora bautizando y todos acuden a él”.
Contestó Juan: “Nadie puede apropiarse nada, si no le ha sido dado del cielo. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: ‘Yo no soy el Mesías, sino el que ha sido enviado delante de él’. En una boda, el que tiene a la novia es el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de alegría.
Es necesario que él crezca y que yo venga a menos”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Lo que permanece en el fondo de esta sección del evangelio de Juan es la pregunta por la superioridad del ministerio de Jesús, representado concretamente en su actividad bautismal. Los discípulos de Juan se sienten confrontados al ver el éxito de la acción liberadora de Jesús y su acogida por muchos miembros del pueblo. La respuesta de Juan a la queja de sus discípulos muestra la nobleza que le caracteriza, pues es consciente de que su misión es diferente a la de Jesús; su misión consistió en preparar el camino, en ser el precursor del Mesías, y no en suplantar o sustituir al Novio, él es el amigo del Novio, el encargado de los preparativos de la boda. La importancia del testimonio del Bautista se encuentra en su capacidad para rechazar cualquier tipo de envidia y en expresar su alegría por la presencia de Jesús en medio del pueblo. Jesús es el Novio, es el mediador entre Dios y la Humanidad, es quien, junto con la novia (la comunidad de creyentes), verdaderamente llenan de gozo y vida la fiesta. El verdadero protagonista de nuestra acción evangelizadora es Jesús de Nazaret y no nosotros mismos; es Jesús quien debe crecer en el corazón del mundo.

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