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jueves, 6 de enero de 2011

Ordinario de la Misa. Lecturas y Oraciones. Viernes II Semana de Navidad. Ciclo A. 7 de enero 2011

= Viernes 07 de Enero, 2011
Demos gracias y alabemos al Señor
Feria del Tiempo de Navidad o memoria libre de san Raimundo de Peñafort, presbítero
Habla, Señor; tu siervo escucha
Antífona de Entrada
Una luz se levanta en las tinieblas para los hombres de corazón recto: el Dios clemente, justo y compasivo.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Dios todopoderoso, que el nacimiento del salvador del mundo, manifestado a los Magos por medio de una estrella, sea comprendido por nosotros cada vez con mayor profundidad.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la primera carta del
apóstol san Juan (5, 5-13)
Queridos hijos: ¿Quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios. Jesucristo se manifestó por medio del agua y de la sangre; él vino, no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Así pues, los testigos son tres: el Espíritu, el agua y la sangre. Y los tres están de acuerdo.
Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios vale mucho más y ese testimonio es el que Dios ha dado de su Hijo.
El que cree en el Hijo de Dios tiene en sí ese testimonio. El que no le cree a Dios, hace de él un mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo.
Y el testimonio es éste:
que Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida.
A ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, les he escrito estas cosas para que sepan que tienen la vida eterna.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 147
Demos gracias y alabemos
al Señor.
Glorifica al Señor, Jerusalén, a Dios ríndele honores, Israel. El refuerza el cerrojo de tus puertas y bendice a tus hijos en tu casa.
Demos gracias y alabemos
al Señor.
El mantiene la paz en tus fronteras, con su trigo mejor sacia tu hambre. El envía a la tierra su mensaje y su palabra corre velozmente.
Demos gracias y alabemos
al Señor.
Le muestra a Jacob su pensamiento, sus normas y designios a Israel. No ha hecho nada igual con ningún pueblo, ni le ha confiado a otro sus proyectos.
Demos gracias y alabemos
al Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Predicaba Jesús la buena nueva del Reino y sanaba toda enfermedad en el pueblo.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (5, 12-16)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo:
“Señor, si quieres, puedes curarme”. Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo:
“Quiero. Queda limpio”. Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió:
“Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio”.
Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
El relato que leemos hoy está íntimamente conectado con el discurso inaugural de la misión de Jesús, leído en el día de ayer; pues la curación del leproso es un signo que confirma la solidaridad y la misericordia que tiene Jesús para con los pobres, siendo éstos los destinatarios primeros de su misión. El leproso que se le presenta a Jesús es un hombre excluido a nivel religioso, ya que la lepra, en el Antiguo Testamento, era considerada como un castigo de Dios (Lv 13, 46); asimismo, es un excluido a nivel social, pues por ser un hombre impuro, ninguna persona podía entrar en contacto con él. Jesús rompe con esta comprensión religiosa y social al entrar en contacto directo con la persona; es decir, al iniciar un diálogo profundo con el leproso, en el que Jesús se da cuenta de su padecimiento y de su fe. El milagro entonces consiste en reincorporar al leproso a la comunidad, devolviéndole así su dignidad como persona y como hijo predilecto de Dios. La sanación es una respuesta eficaz por parte de Jesús a la fe del leproso. Es preciso preguntarnos hoy si, como creyentes, nos solidarizamos eficazmente con todos los que sufren algún tipo de marginación.
Oración sobre las Ofrendas
Recibe, Señor, con bondad las ofrendas de tu pueblo y concédenos que, las realidades que creemos por la fe, las consigamos por este sacramento celestial.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Navidad I
Cristo es luz
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que, conociendo a Dios visiblemente, Él nos lleve al amor de lo invisible.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Dios envió al mundo a su Hijo único, para darnos vida por medio de él.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor Dios, que nos unes a ti por la participación de este sacramento, concédenos obtener toda su eficacia para que así, la recepción de este don tuyo nos haga más dignos de seguirlo recibiendo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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