24 0 DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
Éste es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra
Pascua: la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo según la carne (elog. del
Martirologio Romano).
Misa del Domingo (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., conveniente sustituir el acto penitencial
por la aspersión con el agua bendecida en la Vigilia Pascual,
Gl., Cr., Pf. Pasc. I «en este día», embolismos props. en las PP. EE.
No se puede decir la PE IV. Despedida con doble «Aleluya».
LECC.: vol. I, pág. 131.
- Hch 10, 34a. 37-43. Hemos comido y bebido con él después de su
resurrección.
- Sal 117. R. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y
nuestro gozo.
- Secuencia (ad libitum). Ofrezcan los cristianos...
- Col 3, 1-4. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.
o bien:
- 1Co 5, 6b-8. Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva.
- Jn 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos.
o bien: (tarde)
- Lc 24, 13-35. Quédate con nosotros, Señor, porque atardece.
Vida pascual. ¡Aleluya! Cristo ha resucitado. El anuncio pascual
resuena hoy con toda su fuerza en la Iglesia. Cristo vive y ha vencido
a la muerte; es el Señor de vivos y muertos. Si Cristo ha resucitado,
también nosotros debemos resucitar con él. Cristo resucitado
es el centro de la vida cristiana y el fundamento de nuestra
fe. El sepulcro vacío anuncia la Resurrección de Cristo (Ev.). Los
apóstoles proclaman con firmeza el misterio de la Resurrección
(1 lect.). Los discípulos de Cristo, los que han resucitado con él,
buscan los bienes de arriba y llevan una vida nueva (2 lect.).
La Misa del día de Pascua se debe celebrar con la máxima solemnidad.
No se permiten otras celebraciones, tampoco la Misa exequial.
Liturgia de las Horas: oficio de la Solemnidad. Te Deum.
Consérvense o restáurense en la medida de lo posible las Vísperas
bautismales del día de Pascua, durante las cuales, y al canto de los
salmos, se hace una procesión al baptisterio.
En lugar del responsorio breve, la antífona «Éste es el día».
Martirologio: elog. prop. del Dom. de Pascua de la Resurrección
del Señor, pág. 44 y elogs. del día 25 de abril, pág. 274.
TIEMPO PASCUAL
Introducción al Tiempo Pascual
De las Normas universales sobre el Año litúrgico y sobre el calendario (n. 22)
Los cincuenta días que van desde el Domingo de Resurrección hasta
el Domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación
como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como «un
gran domingo» (S. Atanasio).
Del Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia (n. 156)
El Tiempo Pascual concluye en el quincuagésimo día, con el Domingo
de Pentecostés, conmemorativo de la efusión del Espíritu Santo sobre
los apóstoles (cf. Hech 2,1-4), de los comienzos de la Iglesia y del inicio
de su misión a toda lengua, pueblo y nación. Es significativa la importancia
que ha adquirido, especialmente en la catedral, pero también en las
parroquias, la celebración prolongada de la Misa de la Vigilia, que tiene
el carácter de una oración intensa y perseverante de toda la comunidad
cristiana, según el ejemplo de los apóstoles reunidos en oración unánime
con la Madre del Señor.
Descripción de las lecturas de la Misa
De los Prænotandos del Leccionario (nn. 100-102)
Domingos: Hasta el domingo tercero de Pascua, las lecturas del Evangelio
relatan las apariciones de Cristo resucitado. Las lecturas del buen Pastor
están asignadas al cuarto domingo de Pascua. Los domingos quinto,
sexto y séptimo de Pascua se leen pasajes escogidos del discurso y de la
oración del Señor después de la última Cena. La primera lectura se toma
de los Hechos de los Apóstoles, en el ciclo de los tres años, de modo
paralelo y progresivo; de este modo, cada año se ofrecen algunas manifestaciones
de la vida, testimonio y progreso de la Iglesia primitiva. Para
la lectura apostólica, el año C se lee el Apocalipsis; estos textos están
muy de acuerdo con el espíritu de una fe alegre y una firme esperanza,
propios de este Tiempo.
Ferias: La primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles, como
los domingos, de modo semicontinuo. En el Evangelio, dentro de la Octava
de Pascua, se leen los relatos de las apariciones del Señor. Después,
se hace una lectura semicontinua del Evangelio de san Juan, del cual se
toman ahora los textos de índole más bien pascual, para completar así la
lectura ya empezada en el Tiempo de Cuaresma. En esta lectura pascual
ocupan una gran parte el discurso y la oración del Señor después de la
Cena.
Introducción
Solemnidades de la Ascensión y Pentecostés: La Solemnidad de la Ascensión
conserva como primera lectura la narración del suceso según
los Hechos de los Apóstoles, y este texto es completado por las lecturas
apostólicas acerca de Cristo ensalzado a la derecha del Padre. En la lectura
del Evangelio cada ciclo presenta el texto propio según las variantes
de cada evangelista. En la Misa que se celebra por la tarde en la Vigilia
de Pentecostés se ofrecen cuatro textos del Antiguo Testamento, para que
se elija a voluntad uno de ellos, los cuales ilustran el múltiple significado
de la Solemnidad. La lectura apostólica explica cómo el Espíritu realiza
su función en la Iglesia. Finalmente, la lectura evangélica recuerda la
promesa del Espíritu hecha por Cristo, cuando aún no había sido glorificado.
En la Misa del día, se toma como primera lectura la acostumbrada
narración que nos hacen los Hechos de los Apóstoles del gran acontecimiento
de Pentecostés, mientras que los textos del Apóstol ponen de
manifiesto los efectos de la actuación del Espíritu en la vida de la Iglesia.
La lectura evangélica trae a la memoria cómo Jesús, en la tarde del día
de Pascua, hace a los discípulos partícipes del Espíritu, mientras que los
demás textos opcionales tratan de la acción del Espíritu en los discípulos
y en la Iglesia.
Normas particulares del Tiempo Pascual
Misa
1. El formulario de la Misa es propio para cada día.
2. Durante la Octava de Pascua: se dice la Misa del día litúrgico propio,
que se celebra como las Solemnidades del Señor. Se dice Gloria,
la Secuencia es facultativa, las plegarias eucarísticas tienen elementos
propios y es conveniente emplear la bendición solemne. Hágase memoria
en la plegaria eucarística de los que han recibido el Bautismo en la
Vigilia Pascual (cf. PCFP, 102).
3. Los neófitos tengan reservado un lugar especial entre los fieles durante
todo el Tiempo Pascual, en las Misas dominicales, y hágase mención de
ellos en la homilía y en la oración de los fieles (PCFP, 103).
4. En las memorias obligatorias que coinciden con las ferias del Tiempo
Pascual se dice la colecta propia; en cambio, la oración sobre las ofrendas
y la de después de la Comunión, si no son propias, se pueden tomar
o del Común o de la feria correspondiente (cf. OGMR, 363). El Prefacio
se toma del Tiempo o del Común.
5. En las ferias y memorias libres se puede elegir la Misa de feria, o la
Misa de uno de los santos de los que se hace memoria libre, o la Misa
de algún santo inscrito ese día en el Martirologio (cf. OGMR, 355b). En
las memorias de los santos se toma la colecta propia o, si carece de ella,
la del Común correspondiente; en cambio, la oración sobre las ofrendas
y la de después de la Comunión, si no son propias, se pueden tomar o
del Común o de la feria correspondiente (cf. OGMR, 363). El Prefacio se
toma del Tiempo o del Común.
6. Los domingos y durante la Octava no se permiten las Misas por diversas
necesidades y votivas (cf. OGMR, 374). Durante las ferias después de
la Octava se permiten si la necesidad o la verdadera utilidad pastoral lo
requieren (cf. OGMR, 376).
7. Los domingos no se permiten las Misas de difuntos, tampoco la exequial
(cf. OGMR, 380). Durante la Octava tampoco se permiten las Misas
de difuntos, excepto la exequial. En las ferias después de la Octava
pueden celebrarse la Misa exequial y las Misas de difuntos después de
recibida la noticia de la muerte y en el primer aniversario, pero no se
permiten las Misas cotidianas de difuntos durante todo este Tiempo litúrgico
(cf. OGMR, 381).
8. Se añade un aleluya a las antífonas de entrada y comunión, a no ser
que lo excluya el sentido de la misma.
9. El color de las vestiduras litúrgicas es el blanco (cf. OGMR, 346a). En
las memorias de los santos puede usarse el color propio (blanco o rojo).
Liturgia de las Horas
10. La Octava de Pascua tiene rúbricas propias; todos los días se dice Te
Deum.
11. En los oficios del Tiempo, excepto en días particulares, se usan los
elementos propios del Tiempo Pascual, además de la antífona del Invitatorio
y el Himno de la Hora. La salmodia se toma del día correspondiente
de la semana en el ciclo de cuatro semanas con antífonas propias.
12. Se añade un aleluya a las antífonas de los salmos y del canto evangélico,
a no ser que lo excluya el sentido de la misma.
13. Durante todo el Tiempo Pascual: los salmos de la Hora intermedia
con la antífona «Aleluya, aleluya, aleluya».
14. Al final de Completas, «Reina del cielo» durante todo el T. P.
Calendarios particulares
15. Los domingos y durante la Octava no se permite ninguna celebración;
las solemnidades se trasladan, las fiestas y memorias de este año se omiten.
16. El resto de los días se permiten las celebraciones.
166 – Introducción
Otros
17. Es muy conveniente que los niños reciban su primera Comunión en
estos domingos pascuales (PCFP, 103).
18. Los pastores han de recordar y explicar a los fieles, durante el Tiempo
Pascual, el sentido del precepto de la Iglesia de recibir la Eucaristía en
este tiempo por los cristianos que ya han hecho la primera Comunión (c.
920). Se encarece que durante este tiempo, y especialmente durante la
semana de Pascua, se lleve la Comunión a los enfermos (PCFP, 104).
19. En los lugares donde es costumbre bendecir las casas con motivo de
las fiestas pascuales, el párroco, otros presbíteros o diáconos delegados
suyos cuidarán de hacerlo. El párroco acuda a las casas para hacer la
visita pastoral a cada familia, mantener un coloquio con sus miembros
y celebrar con ellos un momento de oración, usando los textos del Bendicional
(PCFP, 105).
20. El Cirio Pascual, colocado junto al ambón o junto al altar, enciéndase
en las celebraciones litúrgicas de alguna Solemnidad, tanto en la Misa
como en Laudes y Vísperas, hasta el Domingo de Pentecostés. Acabado el
Tiempo de Pascua, se apaga el Cirio Pascual, que es conveniente colocar
en un lugar digno del baptisterio, para que, en la celebración del Bautismo,
se enciendan en su llama los cirios de los bautizados (cf. Misal
Romano).
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