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martes, 19 de abril de 2011

Vigilia Pascual. Homilías. Ciclo A. 23 de abril 2011

1.- LAS CUATRO PARTES LITÚRGICAS DE LA VIGILIA PASCUAL
Por Gabriel González del Estal
1.- Vigilar es estar atento, estar despierto. La Vigilia Pascual la celebramos los cristianos la noche anterior a la Pascua de Resurrección. Permanecemos atentos, en vela, esperando el momento de nuestra liberación. Cristo, con su Resurrección, nos demostrará que ha vencido a la muerte, también a nuestra muerte, y que nos ha liberado de nuestro pecado y de nuestra muerte espiritual. Por eso, la noche de la vigilia pascual es una noche tensa y gozosa, transida de esperanza y de agradecimiento. La celebración de la liturgia pascual se compone de cuatro partes. Voy a hacer una breve alusión al significado de cada una de ellas, sin detenerme, por supuesto, en la liturgia pormenorizada de las mismas.
2.- Lucernario: la bendición del fuego. Es el fuego de Cristo, su luz, que queremos que se prenda en nuestro espíritu, que nos guíe y nos conduzca por el camino de una vida santa hasta la vida eterna. Con esta intención encendemos nuestra vela en la Luz de Cristo, en el Cirio Pascual, pidiéndole a Dios que no se apague nunca en nosotros el fuego de su Espíritu. El fuego de Cristo debe purificar nuestro corazón y nuestra conducta, de tal modo que vivamos durante toda nuestra vida animados por su Espíritu vivificador.
3.- La liturgia de la Palabra. En esta noche santa escuchamos, en las lecturas del Antiguo Testamento, el relato de las maravillas que hizo Dios con su pueblo. En las lecturas del Nuevo Testamento escucharemos las maravillas que Cristo ha hecho por nosotros, liberándonos de la muerte mediante el bautismo y abriéndonos las puertas de la Vida Eterna, con su resurrección. Es bueno que, en esta noche, también cada uno de nosotros repasemos las maravillas y las gracias que Dios nos ha dado y que le demos sincerísimas gracias por su bondad, por su amor y por su misericordia. Dios ha estado grande también con nosotros y, por eso, estamos alegres y agradecidos.
4.- Liturgia bautismal. Es un buen momento para recordar nuestro compromiso bautismal y para renovar nuestras promesas del bautismo. En nuestro bautismo, según nos dice hoy San Pablo, fuimos sepultados con Cristo en la muerte, para que así “como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva”. En esta noche santa debemos pedirle a nuestro Padre Dios que, por los méritos de su Hijo, haga morir en nosotros al hombre viejo, para que podamos vivir revestidos del hombre nuevo. ¡Que el Espíritu de Cristo en el que fuimos bautizados se haga cada día más vivo y presente dentro de nosotros!
5.- Liturgia eucarística. Entramos ya propiamente en el tiempo de Pascua y estallamos de alegría cuando el órgano nos invita a cantar el canto de los ángeles: ¡gloria a Dios en el cielo…!. En la celebración de la Eucaristía hacemos memoria y actualizamos gozosamente la muerte y resurrección del Señor. Lo importante es que la liturgia de la celebración eucarística, en esta noche, no sea sólo expresión externa de nuestro gozo interior, sino, sobre todo, actualización gozosa interior de la Resurrección de Cristo y de nuestra esperada resurrección.
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2.- ELLAS FUERON LAS PRIMERAS
Por José María Martín OSA
1- ¡Cristo ha resucitado! Hoy es una noche de gozo y de alegría....Jesucristo ha roto las cadenas de la muerte. No hay que temer. Es cierto, es verdad. ¡Señor Jesús has resucitado, no tengo ya ningún miedo! Porque el Señor es mi luz y mi salvación, confío en El.
2.- Triunfa la vida a pesar de las dificultades. A pesar de los pesares, del dolor, del fracaso de las tentaciones, de la soledad y de la agonía de Getsemaní. A pesar de la crisis económica, del paro, de la guerra…... es posible una solución. ¡Regocijaos cielos y tierra; verdaderamente resucitó Jesús, ha salido victorioso del sepulcro y éste ha "quedado vacío"! La muerte es la puerta de la vida. Es increíble....la muerte es la puerta de la vida. ¡Qué difícil es entender esto! Jesús, la vida es misterio, la muerte es misterio. No entiendo muchas cosas, me desbordan los acontecimientos, me ahoga el no saber, el no poder, tu silencio muchas veces. Pero yo Señor, confío en Ti, Tú eres mi salvación.
3.- Hoy, Señor, nos haces capaces de entusiasmarnos. Sí, la tiniebla ya no es tiniebla delante de Ti, la noche tiene luz como el día. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? ¡HA RESUCITADO! Hoy empieza una nueva era, las lanzas se convierten en podaderas, de las armas nacen arados y los oprimidos son liberados.
4.- La primeras mensajeras. La muerte y el pecado han sido vencidos. ¡Resucitemos con Cristo! Dios nos ha liberado para siempre. Las mujeres fueron las primeras "apóstoles", las primeras enviadas por el joven vestido de blanco a anunciar a todos esta gran noticia. Es la hora de reconocer la vocación, la misión y el puesto de la mujer en la Iglesia. Yo, como ellas, también me siento enviado y proclamo mi fe en Dios Padre, mi fe en la vida, en el Dios de la vida. Y sé que vale la pena "desvivirme" por los demás. ¡Jesús, resucitado de entre los muertos, luz de luz, vida de la vida, primogénito de la nueva creación, proclamo mi fe en Ti, mi Señor!
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3.- LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Y LA NUESTRA
Por José María Maruri, SJ
1.- Con eso de que la resurrección del pobre Lázaro se narra casi a las puertas de la Pasión y en realidad fue el detonante para que los sumos sacerdotes y fariseos decretasen la muerte no solo a Jesús sino hasta de Lázaro, pues yo creo que eso hace que en nuestra cabeza la resurrección de Lázaro esté superpuesta a la resurrección de Señor, o si queréis que tomemos la resurrección de Lázaro como un ensayo de lo que iba a ser la resurrección de Jesús.
Y no hay nada más falso, porque al pobre Lázaro, cuando ya estaba montado en primera para irse al cielo, le hicieron bajar de nuevo al andén de la vida temporal, para a los pocos años tener que comprar de nuevo el billete y marcharse definitivamente de este mundo.
La resurrección de Jesús es algo totalmente distinto, Jesús no regresa atrás a la vida que había llevado por campos y aldeas, Jesús desde el túnel de la muerte salta al espacio de lo eterno, infinito de la gloria del Padre, la que de siempre había tenido junto a El, nunca jamás tendrá que pasar por Él la muerte y Lázaro si.
2.- San Pablo une estrechamente la resurrección del Señor a la nuestra porque en Él todos hemos resucitado, y es que la muerte ha perdido su fuerza sobre el hombre, de ser la esclava de la humanidad se ha convertido en lanzadera de cohetes espaciales, que gracias a la muerte van a tener energía suficiente para volar para siempre por los espacios eternos de Dios
La muerte, de ser destrucción del hombre, se convierte en estación para acoplar las ruedas del AVE del hombre a vías ya para siempre eternas y definitivas.
3.- Como la muerte del grano de trigo le prepara para florecer y desarrollarse en muchos más granos de trigo, así la corrupción de nuestros cuerpos no va a ser más que el abonar nuestro campo para una floración definitiva.
4.- Todos unos más otros menos, vamos sintiendo en nuestros cuerpos desperfectos, goteras que tratamos de reparar y cunado acabamos de reparar una aparece otra o es una cañería que se rompe o es un canalón que se cae.
Pues todo eso no es más el anuncio de la proximidad de Nuestra resurrección, es e paso por el último paso a nivel es el traqueteo del tren al pasar agujas.
Y con cuanto gusto nos bajamos del tren después de un cansado viaje, y los ojos cargados e sueño, para pisar al fin la estación de término donde nuestros seres queridos nos esperaban.
5.- Jesús es el que ha hecho esto posible, destruyendo el documento ya sellado y firmado de nuestra sentencia de muerte que nos dice San Pablo. Como El por su obediencia al Padre hasta la muerte y muerte de Cruz ganó el “nombre-sobre-todo-nombre” y una vida de eterna gloria a la diestra del Padre, así lo ha conseguido para nosotros. La Casa del Padre, en que hay una habitación para cada uno, al fin ha abierto sus puertas de par en par para que los hijos vayamos llegando, y qué bueno tiene que ser llegar, arrodillarse ante el buen Padre y sentir sobre los hombros sus manos que comunican cariño personal, toso ese cariño acumulado durante los largos años de espera hasta mi llegada, años más azarosos para el buen Padre, conocedor de mi peligroso viaje que para mí inconsciente de lo que podía poner en peligro. Pero al fin en la casa paterna y en los brazos del Padre.

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