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lunes, 3 de octubre de 2011

Ordinario de la Misa: Martes XXVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 04 de Octubre, 2011

Ordinario de la Misa: Martes XXVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 04 de Octubre, 2011
San Francisco de Asís, religioso
Memoria
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios
Antífona de Entrada
Francisco, el hombre de Dios, dejó su casa, abandonó su herencia y se hizo pobre y desvalido; pero el Señor se hizo cargo de él.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que otorgaste a san Francisco de Asís la gracia de seguir gozosamente a Cristo en una vida de pobreza y humildad, haz que, a ejemplo suyo, nuestra preocupación esencial en esta tierra sea la de amar y seguir a tu Hijo, Jesucristo, que vive y reina contigo.
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Jonás (3, 1-10)
En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo:
“Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar ahí el mensaje que te voy a indicar”.
Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla. Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”.
Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Llegó la noticia al rey de Nínive, que se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre ceniza y en nombre suyo y de sus ministros, mandó proclamar en Nínive el siguiente decreto: “Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban; que todos se vistan de sayal e invoquen con fervor a Dios y que cada uno se arrepienta de su mala vida y deje de cometer injusticias.
Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos”.
Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 129
Perdónanos, Señor,
y viviremos.
Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.
Perdónanos, Señor,
y viviremos.
Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos.
Perdónanos, Señor,
y viviremos.
Como aguarda a la aurora el centinela, aguarda Israel al Señor, porque del Señor viene la misericordia y la abundancia de la redención, y él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades.
Perdónanos, Señor,
y viviremos.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (10, 38-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo:
“Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude”.
El Señor le respondió: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Sentimos la alegría de Marta al recibir a su amigo Jesús en su casa. Jesús se sienta, y María, la hermana de Marta, se pone a sus pies para escucharle. María también está contenta. Las palabras de su amigo le llegan al corazón.
En nuestra vida muchas cosas y actividades son necesarias para vivir, no podemos dejar de preocupamos por ellas y tenemos que realizarlas, al igual que Marta. Los que no conocen a Dios quizás se preocupan más por esas cosas, pero “el Padre de ustedes sabe que necesitan todo eso” (Mt. 6,33). Preocúpense no por la comida de un día, sino por otra comida que permanece y con la que uno tiene vida eterna (Jn 6,27). No conviene descuidar la Palabra de Dios por el servicio de las mesas (He 6,2); tenemos que procurar en gran medida, como lo hace María, escuchar la Palabra, meditarla, hacerla vida y ponerla en práctica. Estamos llamados a luchar diariamente para lograr un mundo donde haya más justicia y menos discriminación.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, nuestros dones y prepáranos a celebrar el memorial de la pasión de tu Hijo, que tan honda huella dejó en el alma y en el cuerpo de san Francisco.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de los Santos I
La gloria de los santos
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones.
Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria. Por Cristo nuestro Señor.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que esta sagrada comunión nos haga amar profundamente a Cristo y a los hombres para que, a ejemplo de san Francisco de Asís, procuremos sin cesar el bien de nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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