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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Evangelio del Jueves IV Semana de Adviento. Ciclo B. 22 de diciembre, 2011

Evangelio del Jueves IV Semana de Adviento. Ciclo B. 22 de diciembre, 2011
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1, 46-56)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas
el que todo lo puede.
Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Ha hecho sentir el poder de su brazo:
dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre”.
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

El profetismo es otra dimensión que tenemos que recuperar en estos días de adviento. El mundo de hoy necesita urgentemente de voces que denuncien la injusticia y la corrupción de los poderosos, y que sean buena noticia para los más pobres.
En el evangelio de hoy encontramos el canto de María, una bella pieza de poesía y teología profética; se trata de una relectura del canto de Ana (1Sam 1,24-28), que las primeras comunidades cristianas colocaron para resaltar la dimensión profética del nacimiento de Jesús.
El “Magnificat” es un canto a la vida del pueblo que lucha por un proyecto de justicia. Dios se pone del lado de los empobrecidos, los colma de bienes, los enaltece, mientras que a los ricos los destrona y los manda con las manos vacías. La esperanza del pueblo tiene que ver con la transformación de las estructuras que los poderosos han predeterminado. El Canto de María es una profecía sobre un nuevo orden, en el que los pobres serán los predilectos del amor de Dios.
La otra dimensión es el agradecimiento a Dios por elegir a una mujer pobre y sencilla por madre del salvador. Ese hecho muestra una vez más que el corazón de Dios apuesta por los humildes y sencillos.

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