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lunes, 19 de diciembre de 2011

Evangelio del Martes IV Semana de Adviento. Ciclo B. 20 de diciembre, 2011

Evangelio del Martes IV Semana de Adviento. Ciclo B. 20 de diciembre, 2011
Lectura del Santo Evangelio, según San Lucas 1,26-38
Gloria a ti, Señor
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin."
Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Comentario:
En estos días de adviento, María, la Madre de Jesús, es una persona clave para entender por dónde transita el plan de Dios. En la disponibilidad de María, los creyentes encontramos un modelo de discipulado.
El anuncio del ángel a María acontece a través de un diálogo, entre ella y un mensajero de Dios. A diferencia del anuncio a Zacarías, el encuentro se da fuera del templo y con una persona humilde, lejos de toda dignidad sacerdotal. María, una mujer joven, sin esposo, oriunda de Nazaret, es el medio elegido por Dios para la encarnación de su Hijo, lo que significa que los pobres son los elegidos para realizar el proyecto liberador de Dios.
Los temores de María son normales; ella podría caer en manos de los legalistas, que la pueden apedrear por su embarazo antes del matrimonio; sin embargo, ella dice sí, está dispuesta a correr todos los riesgos. La respuesta incondicional de María la convierte en discípula, ya que sabe distinguir la voz de Dios, la escucha atentamente y la pone por obra. En ese sentido participa plenamente del proyecto de la salvación.

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