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viernes, 23 de diciembre de 2011

Evangelio del Sábado IV Semana de Adviento. Ciclo B. 24 de diciembre, 2011

Evangelio del Sábado IV Semana de Adviento. Ciclo B. 24 de diciembre, 2011

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (1, 1-25)

Gloria a ti, Señor..

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz; Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos,durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De modo que el total de generaciones desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y de la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dio a luz un hijo y él le puso por nombre Jesús.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
Hoy los cristianos estamos de fiesta, pues celebramos el nacimiento de Jesús. Es la fiesta del Dios humanado, que ha decidido hacerse hombre para vivir entre nosotros. El júbilo es grande, porque el nacimiento de un niño pone a Dios en medio de nosotros como maravillosa manifestación de su amor.
En la Palabra de Dios que leemos hoy vemos con claridad la opción de Dios a favor de su pueblo, que en respuesta abre el corazón a sus mandatos.
En la primera lectura, el profeta Isaías le recuerda al pueblo que Dios le prefiere, que las tristezas vividas en otro tiempo, allá en el destierro, son ahora superadas por la predilección. El lenguaje de este texto es bastante afectivo. Dios conquista al pueblo por el corazón y lo conduce de manera amorosa, sin que sus pies tropiecen. De alguna manera, el profeta busca mantener viva la fe y la alegría del pueblo; si en otro momento anduvo en tinieblas, ésta es la hora de la luz. Dios ha hecho una opción definitiva, ahora no se apartará de su pueblo; y los que algún día fueron esclavos vivirán para siempre en libertad.
En la segunda lectura Pablo hace una excelente síntesis de la salvación de Israel, partiendo de la elección que Dios hizo desde los patriarcas, pasando por la liberación de Egipto, las tribus, la monarquía y el destierro en Babilonia. Pablo enlaza toda la historia anterior con Jesús y con Juan. Ellos encarnarán el cumplimiento del plan de Dios. Esta lectura paulina de la historia es una forma de reafirmar que Jesús es el esperado de los tiempos, que en él toda la historia cambia de sentido y es recreada. Las comunidades cristianas, como nuevo pueblo de Dios, son ahora las elegidas para que Cristo viva en ellas.
En el evangelio de Mateo, lo primero que encontramos es una relación de la genealogía de Jesús. Tal genealogía termina diciendo que Jesús nace de María, la esposa de José. Este tipo de relato es una producción teológica de la comunidad cristiana, que vincula a Jesús con una serie de personas influyentes en la vida del pueblo, en cuanto que ellas fueron mediación para la intervención histórica de Dios.
Hoy, al celebrar el misterio de la encarnación, reconocemos que Dios se humaniza en Jesús, niño humilde, pobre, frágil, que revela otra lógica, la del amor indefenso del buen Dios que necesita ser cuidado para sobrevivir.
Hoy la sociedad ha banalizado el misterio y ha convertido la navidad en una oportunidad de derroche y consumo. La sencillez del pesebre ha sido remplazada por la opulencia de los centros comerciales, donde se repiten oraciones y cantos navideños que fomentan la alienación y favorecen el mercado de sus propios productos. El capitalismo ha convertido la navidad en la fiesta de los ricos, en la que se obsequian entre sí con muchos y lujosos regalos, y que ha agrandado la distancia con los pobres, que no tienen ni qué comer ni qué regalar. Con seguridad es en estos pobres donde Jesús nace; y desde ahí nos desafía a asumir un proyecto de transformación a favor de la vida de los pobres, sus predilectos, los predilectos del corazón de Dios.

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