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sábado, 12 de marzo de 2011

Homilías. I Domingo de Cuarsma. Ciclo A. 13 de marzo 2011

I Domingo de Cuaresma
13 de marzo de 2011
MONICIÓN DE ENTRADA
Les deseamos nuestra más cordial bienvenida a la Eucaristía del Primer Domingo de Cuaresma. Jesús impulsado por el Espíritu va al desierto. Allí será tentado, como cualquier otro hombre o mujer. La tentación forma parte de nuestras vidas, aunque lo importante es no caer. Hemos iniciado el pasado miércoles –el Miércoles de Ceniza—esta Cuaresma 2011, que nos llevará a la contemplación de los misterios más sublimes de nuestra Fe: la Muerte y Resurrección del Señor. Sepamos aprovechar este tiempo de mejora y conversión. Iniciemos, por tanto, con la máxima esperanza nuestra Eucaristía. De pie para recibir al Celebrante cantando.

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- El relato, bello y entrañable, del pecado del Edén nos va a llegar a lo más hondo. Esta sacado del Libro del Génesis y es nuestra primer lectura. La tentación del árbol trajo la muerte al género humano. Adán y Eva perdieron su vida de casi dioses por querer ser Dios mismo. Escuchemos
2.- Pablo cuenta en la segunda lectura, sacada de la Carta a los Romanos, la realidad entre Adán, que nos perdió y Cristo que nos ha salvado. Y como todas las cosas del Apóstol de los Gentiles, San Pablo crea con maestría la doctrina del nuevo Adán, del Salvador del Pueblo de Dios. Escuchemos
3.- El Evangelio de San Mateo es casi un guión cinematográfico del episodio de las tentaciones de Cristo. Es de una belleza formidable. Jesús fue tentado como lo han sido, son y serán todos los hombres y mujeres de todos los tiempos. Pero se trata de no escuchar al Tentador y solo aceptar el camino y misión que Dios nos ha marcado. De pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio.


I Domingo de Cuaresma
13 de marzo de 2011
La oración de los fieles
CELEBRANTE
Es tiempo de revisión, de conversión. Es tiempo de estar atentos ante los peligros de este mundo, por eso le pedimos al Padre:
NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN
1.- Por el Papa, nuestros obispos y sacerdotes para que mediante su predicación durante esta Cuaresma muchos hombres y mujeres retornen a la Casa del Padre.
OREMOS AL SEÑOR
MONITOR
2.- Por los dirigentes de las naciones para que busquen siempre el bien de todos aquellos que están bajo su designio especialmente de los más desprotegidos, evitando buscar la propia satisfacción.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Por todos los que sufren, los que viven en la desesperación, los desempleados, los enfermos para que en este tiempo sientan cerca la mano caritativa de la Iglesia, pendiente de todos sus hijos.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Por todos los niños y jóvenes para que estos días de Cuaresma experimenten la cercanía de Cristo y el perdón que Él nos trae, y así continúen en esta vida siempre bajo la protección de Dios.
OREMOS AL SEÑOR
5.- Por los niños que viven en el vientre materno, para que el aborto no acabe con esta vida querida por Dios.
OREMOS AL SEÑOR
6.- Por la Obra Por Cristo…Mas, Mas, Mas, para que esta continúe difundiendo la Palabra de Dios, por todos los rincones de la tierra, y que esta lleve a la conversión a muchos, para mayor Gloria de Dios.
OREMOS AL SEÑOR
7.- Por todos nosotros para que estos días de Cuaresma, podamos convertirnos a Cristo mediante las práctica cuaresmales que la Iglesia nos propone.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRANTE
Padre, en este comienzo de la Cuaresma presentamos por medio de tu Hijo estas súplicas. Atiende con generosidad nuestras necesidades.
Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
Amen

Homilías.I Domingo de Cuaresma. Ciclo A. 13 de marzo 2011

1.- TRES TENTACIONES DE HOY
Por José María Maruri, SJ
1.- Ojalá que ese espíritu transportista que se llevó a Jesús al desierto nos lleve también a nosotros, desde el Jardín del Edén donde vivimos en Babia, al desierto, a un sitio de silencio, donde ni siquiera llegue la matraca de la publicidad por teléfono no solicitada, porque tenemos mucho que pensar.
Dejando aparte todas esas cuestiones que discuten los sabios: si estas tentaciones fueron reales, o si son una especie de parábola resumiendo las tentaciones que el Señor tuvo que padecer a lo largo de su vida respecto a su trabajo de Mesías. Y si fueron apariciones reales del diablo o solo internas en el mismo Jesús, vamos a tratar de ver su transcendencia.
2.- La primera tentación, haz de estas piedras panes es la mas antigua de la Historia humana. En tiempos de los romanos se llamaba “pan y circo” y ahora pesebrismo y fútbol. Es la más indignante de todas porque es la mayor humillación que se puede hacer a una persona humana, con la dignidad de hijo de Dios. Echarle un mendrugo de pan para que mal viva con la amenaza constante de quitarle un pedazo de pan.
Es el procedimiento de los tiranos para manejar un pueblo a su gusto. Y es lo que propone el Diablo a Jesús… que si quiere propagar su mensaje lo mejor es llenar el estómago a la gente. Y Jesús ya tuvo la experiencia de su resultado, cuando después de dar de comer a cinco mil hombres, se encara con la multitud y les dice “me seguís porque habéis comido hasta hartaros”
Jesús ha venido a proclamar la ley del amor, la cual traerá consigo el compartir con los demás, y con eso habrá pan para todos, el amor traerá el pan, pero el pan no traerá el amor, sino el temor de que hasta eso se les quite. Por eso su contestación “no solo de pan vive el hombre”. Un estómago lleno y un corazón vacío es el estado de bienestar más cercano a la animalidad.
3.- La ley del amor procede lentamente, por eso el Señor siempre habla de la semilla, que tarda en hacerse espiga, de la levadura que poco a poco fermenta la masa. Es el arder lento del tronco de encina que calienta y alegra largas horas. Ese desnaturalizado amor del “hacer el amor”, ley fundamental de la sociedad del bienestar. Son fuegos artificiales que como se encienden se apagan.
Pues contra esa lentitud de las cosas de Dios se opone la segunda tentación: la eficacia. Y en esa tentación hemos caído todos, las grandes manifestaciones públicas, las televisiones, el derroche de dinero, los grandes templos. Y cuanta menos fe verdadera hay, surgen las apariciones por todas partes y el sol da vueltas y las imágenes lloran y los mensajes apocalípticos al margen del evangelio se multiplican y todo eso trae mayores multitudes que una misa sencilla oída en una ermita de pueblo. Nos enerva la lentitud de Él, claro que no ha estudiado Ciencias Empresariales, ni Marketing, y así le va.
4.- Y la última tentación es la del poder, con la fuerza del rodillo político e imponer desde arriba creencias o desavenencias. Que en otros tiempos se decía en latín “cuius regio ejus et religio” y lo traduzco. Es algo así como “convertido el jefe, convertido el pueblo” o “descreído el jefe, descreído el pueblo”. Y es exactamente la doctrina de Satanás.
Es notable que el Diablo diga “te daré todo esto…”, porque el poder, la gloria de la tierra la tiene por suya. Lord Acton diría siglos más tarde: “el poder corrompe” porque todos llevamos en el corazón aquel grito del diablo en el paraíso: “Seréis como dioses…”. Intocables, inconmovibles, poseyendo la verdad absoluta.
Es el campo del poder el que produce las falsas promesas, el engaño, el ridiculizar al oponente, el chalaneo… El poder corrompe tanto que hacer perder la propia dignidad y hace a los poderosos abajarse a ser bufones de un pueblo que, o es inculto o bajo, o le toman por imbécil, y al que tratan como si estuviera formado por disminuidos psíquicos.
Sólo hay un poder que no corrompe, el que proclama el Señor, el que se fundamenta en el servicio a los demás, el que en lugar de arrodillarse ante Satanás --nacional-catolicismo o nacional-agnosticismo—se arrodilla ante los hermanos como hizo Jesús en la Cena.
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2.- LAS TENTACIONES NUESTRAS DE CADA DÍA
Por Gabriel González del Estal
1.- Las lecturas de este primer domingo de cuaresma nos hablan de las tentaciones con las que el diablo pretendió engañar, en el principio de los tiempos, a nuestros primeros padres, Adán y Eva, y, posteriormente, a Jesús. A nuestros primeros padres, el demonio, disfrazándose de serpiente, les tentó con la promesa del conocimiento del bien y del mal. Ya no necesitarían de Dios, porque sabrían tanto como él, es decir, serían los dioses de sí mismos. A Eva la idea de comer del árbol prohibido le pareció atrayente y deseable, porque eso les daría inteligencia. Se lo dijo a Adán, y también a este la idea le pareció buena y comió el fruto que le daba su mujer. Las consecuencias ya las sabemos: se les despertó la inteligencia y lo primero que vieron es que estaban desnudos, con todas sus fragilidades al aire, y así, claro, no podían presentarse ante Dios. Huyeron de Dios, comenzaron a guiarse por sí mismos y les pasó lo que les pasó. También a todos nosotros, hijos de Eva, la idea de guiarnos por nosotros mismos, por nuestro propio conocimiento, desobedeciendo el mandato de Dios, nos ha parecido siempre atrayente y deseable, pero también es verdad que el caer en esta tentación nos ha traído muchos males a lo largo de los tiempos. No hay más que mirarnos a nosotros mismos y mirar a la sociedad en la que vivimos, para darnos cuenta de que el no dejarnos guiar por Dios ha hecho de la historia del hombre una historia de guerras, hambres, violencias y desmanes sin cuento. En lugar de amar a Dios y a los hermanos por Dios, hemos preferido amarnos cada uno a nosotros mismos y al prójimo sólo en tanto en cuanto esté y se ponga al servicio de nuestros intereses egoístas. Total, que en lugar de vivir en la tierra como en un paraíso, tenemos que vivir aquí como en un valle de lágrimas.
2.- Por la desobediencia de un solo hombre todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno sólo todos serán constituidos justos. No interpretemos este texto de San Pablo como un texto referido al “pecado original”. El concepto y la doctrina sobre el “pecado original” no aparecen en el cristianismo hasta tres siglos más tarde. Para San Pablo, el pecado es siempre eso: desobediencia a Dios. Lo que aquí nos dice San Pablo es que por la desobediencia de nuestro primer padre biológico la muerte “inauguró su reino” en el mundo, puesto que, antes, en el paraíso, Adán y Eva no estaban sometidos a la ley de la muerte. Y, por la obediencia de Cristo, Dios nos perdona el pecado y alcanzamos la justicia y la salvación. Después de Cristo, será la fe en Cristo lo que nos salve. Bien, el tema es complicado y difícil de explicar. Se han escrito muchos libros sobre esto. A nosotros, en este primer domingo de cuaresma, nos basta saber que en la obediencia y en el cumplimiento de la voluntad de Dios está la santidad y la salvación. No es fácil aceptar en nuestras vidas la voluntad de Dios, sobre todo cuando las cosas nos vienen mal dadas. Al mismo Cristo le costó sudor y sangre. Pero el único camino que tenemos para obtener la salvación de Dios es cumplir su voluntad.
3.- Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Fijémonos en que lo que nos dice el evangelio es que fue el Espíritu el que llevó a Jesús al desierto, para que fuera tentado por el diablo. Las tentaciones no son malas, en sí mismas, porque son inevitables, consecuencia de nuestra naturaleza humana, que es una naturaleza frágil e inclinada al pecado. Lo que es malo es caer en la tentación; por eso no le pedimos a Dios que nos libre de las tentaciones, sino que le pedimos todos los días, en el Padrenuestro, que no nos deje caer en la tentación. Las tentaciones del comer y beber desordenadamente, la tentación del poder y de la vanidad, la tentación del egoísmo y de la lujuria, las tentaciones nuestras de cada día, las vamos a tener mientras siga viva y pujante nuestra naturaleza humana. Lo que tenemos que pedirle a Dios todos los días es que no nos deje caer en la tentación.
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3.- ES POSIBLE VIVIR SUPERANDO LAS TENTACIONES
Por Pedro Juan Díaz
1.- En este primer domingo de Cuaresma, la Iglesia nos recuerda siempre el momento de las tentaciones de Jesús en el desierto. Y es precisamente este lugar, el desierto, el que aparece en dos de las lecturas de hoy: en el evangelio y en el génesis.
2.- En la primera lectura del génesis, el ser humano es conducido al desierto como consecuencia de su mala elección, de su pecado. No superó la prueba, cayó en la tentación de “la manzana” y perdió su “estatus” en el jardín del Edén. Sin embargo, Jesús, en el Evangelio, supera las tentaciones del desierto y nos enseña que lo más importante es vivir como Hijo de Dios y que nuestra vida ha de estar marcada por cumplir la voluntad de nuestro Padre Dios. Y todo esto lo resume San Pablo en la segunda lectura diciendo que si por un hombre vino el pecado, por Jesús ha venido la salvación de Dios y el perdón de los pecados.
3.- Por tanto, Jesús nos muestra que es posible vivir superando las tentaciones, sin perder nuestra dignidad y nuestra condición de Hijos de Dios, y buscando en todo momento hacer su voluntad, como rezamos en el padrenuestro. Pero hay una cosa importante y es que para superar las tentaciones es importante saber cuales son. ¿Qué tentaciones tenemos hoy los cristianos? El Evangelio nos muestra tres tentaciones a Jesús que se pueden trasladar a nosotros.
4.- En la primera tentación, el demonio le dice a Jesús: “di que estas piedras se conviertan en panes”. Nuestra tentación podría ser hacer de la satisfacción de las necesidades materiales el objetivo absoluto de nuestra vida. Pensar que la felicidad última del ser humano se encuentra en la posesión y el disfrute de los bienes. Pero Jesús nos dice que eso no es suficiente, que los valores que Él nos propone son compartir, no poseer; dar, no acaparar; crear vida y vivir como hermanos, no explotar a los demás como si no tuvieran dignidad. ¿Me pasa algo de esto a mí?
5.- En la segunda tentación, el demonio le dice a Jesús: “tírate abajo, porque está escrito: encargará a los ángeles que cuiden de ti y te sostendrán en sus manos para que tu pie no tropiece con las piedras”. Nuestra tentación podría ser buscar el poder, el éxito o el prestigio personal, por encima de todo y a cualquier precio, incluso cayendo en las idolatrías más ridículas. Pero Jesús nos dice que, frente al propio prestigio y poder, frente a la competencia y la rivalidad con los demás, está el servicio generoso y desinteresado a los hermanos. ¿Caigo en estas cosas alguna vez?
6.- Finalmente, en la tercera tentación, el demonio le dice a Jesús: “todo esto te daré si te postras y me adoras”. Y creo que aquí tropezamos bastante, porque nuestra tentación es utilizar a Dios de manera mágica y egoísta, tratando de que Él nos resuelva los problemas de la vida, sin entrar nosotros en ningún riesgo, ni lucha, ni esfuerzo. Le pedimos, le prometemos, le invocamos… pero nuestro compromiso no se ve por ninguna parte. Jesús nos dice que esa no es la verdadera fe, una fe pasiva, acomodada, sin acción, ni compromiso transformador ante los problemas y las dificultades de la vida. Al contrario, el que ha entendido lo que es ser fiel a Dios y vivir como Hijo suyo, cumpliendo siempre su voluntad, se arriesga y se compromete cada día en la lucha por lograr un mundo más digno y justo para todas las personas. ¿Me veo reflejado en alguna de estas tentaciones? ¿Se dan en mi vida cristiana?
7.- Si hemos descubierto nuestras tentaciones, ya es un paso para poder afrontarlas y, con la fuerza de Dios, superarlas. La Eucaristía nos invita siempre a reconocer que necesitamos a Dios, que necesitamos pedirle perdón y que contamos con su misericordia, porque conoce nuestra debilidad. Así comenzamos siempre, con el perdón, y también con la paz, signo de que ese perdón que hemos recibido de Dios se ha convertido también en tarea: la de ofrecerlo a los hermanos, para construir mejores relaciones entre nosotros. La Eucaristía nos invita a cambiar nuestro corazón y a transformar nuestra realidad. La Cuaresma es un tiempo propicio para ello. Aprovechémoslo.

Oficio Divino. Oficio de Lectura, Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas I Domingo de Cuaresma. Ciclo A13 de marzo 2011

OFICIO DIVINO-TIEMPO DE CUARESMA
DOMINGO DE LA SEMANA I
Propio del Tiempo. Salterio I
OFICIO DE LECTURA (6:00)-LAUDES (7:00)-TERCIA (9:00)-SEXTA (12:00)-NONA (15:00)-VISPERAS (19:00) Y COMPLETAS (22:00)
13 de marzo 2011.
OFICIO DE LECTURA

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: DELANTE DE TUS OJOS

Delante de tus ojos
ya no enrojecemos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.

En medio de los pueblos
nos guardas como un resto,
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.

Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
Señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.

¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor, que es justo,
revoca sus decretos:
la salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. El árbol de la vida es tu cruz, oh Señor.

Salmo 1 - LOS DOS CAMINOS DEL HOMBRE

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto a su tiempo
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
En el juicio los impíos no se levantarán,
ni los pecadores en la asamblea de los justos;
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El árbol de la vida es tu cruz, oh Señor.

Ant. 2. Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo.

Salmo 2 - EL MESÍAS, REY VENCEDOR.

¿Por qué se amotinan las naciones,
y los pueblos planean un fracaso?

Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
«rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo.»

El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
«yo mismo he establecido a mi Rey
en Sión, mi monte santo».

Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones,
en posesión los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza.»

Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando;
no sea que se irrite, y vayáis a la ruina,
porque se inflama de pronto su ira.
¡Dichosos los que se refugian en él!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo.

Ant. 3. Tú, Señor, eres mi escudo y mantienes alta mi cabeza.

Salmo 3 - CONFIANZA EN MEDIO DE LA ANGUSTIA.

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«ya no lo protege Dios.»

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.

Levántate, Señor;
sálvame, Dios mío:
tú golpeaste a mis enemigos en la mejilla,
rompiste los dientes de los malvados.

De ti, Señor, viene la salvación
y la bendición sobre tu pueblo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Tú, Señor, eres mi escudo y mantienes alta mi cabeza.

V. No sólo de pan vive el hombre.
R. Sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

PRIMERA LECTURA
Del libro del Deuteronomio 6, 4-25

LEY DEL AMOR

En aquellos días, dijo Moisés al pueblo estas palabras:

«Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las puertas de tu casa y en tus portales.

Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que juró a tus padres -a Abraham, Isaac y Jacob- que te había de dar, con ciudades grandes y ricas que tú no has construido, casas rebosantes de riquezas que tú no has llenado, pozos ya excavados que tú no has excavado, viñas y olivares que tú no has plantado, comerás hasta saciarte. Pero ten cuidado: No olvides al Señor que te sacó de Egipto, de la esclavitud. Al Señor, tu Dios, temerás y a él solo servirás, sólo en su nombre jurarás. No seguiréis a dioses extranjeros, dioses de los pueblos vecinos, porque el Señor, tu Dios, es un Dios celoso en medio de ti. No sea que se encienda la ira del Señor, tu Dios, contra ti y te extermine de la superficie de la tierra. No tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a prueba como en Masá.

Guardarás los preceptos del Señor, tu Dios, las normas y mandatos que te ordenó. Harás lo que al Señor, tu Dios, le parece bueno y recto, y así te irá bien; entrarás y tomarás posesión de esa tierra buena, que prometió el Señor a tus padres, arrojando ante ti a todos tus enemigos, como te dijo el Señor.

Cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: "¿Qué son esas normas, esos mandatos y decretos que os mandó el Señor, vuestro Dios?", le responderás a tu hijo: "Éramos esclavos del Faraón en Egipto, y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte. El Señor hizo signos y prodigios grandes y terribles contra el Faraón y toda su corte, ante nuestros ojos. A nosotros nos sacó de allí, para traemos y darnos la tierra que tenía prometida a nuestros padres. Y nos mandó cumplir todos estos mandatos, temiendo al Señor, nuestro Dios, para nuestro bien perpetuo, para que siguiéramos con vida, como hasta ahora. Sólo tendremos justificación si ponemos por obra estos preceptos ante el Señor, nuestro Dios, como nos lo tiene ordenado."»

RESPONSORIO Dt 6, 3; 7, 9; 6, 5

R. Escucha, Israel, guarda y pon en práctica todos estos preceptos que te dio el Señor; * así conocerás que el Señor, tu Dios, es el Dios verdadero, el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman.
V. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.
R. Así conocerás que el Señor, tu Dios, es el Dios verdadero, el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman.

SEGUNDA LECTURA
De los Comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos
(Salmo 60, 2-3: CCL 39, 766)

EN CRISTO FUIMOS TENTADOS, EN ÉL VENCIMOS AL DIABLO

Dios mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica. ¿Quién dice esto? Parece que uno solo. Pero veamos si es uno solo: Te invoco desde los confines de la tierra con el corazón abatido. Por tanto, no se trata de uno solo, a no ser en el sentido de que Cristo, junto con nosotros, sus miembros, es uno solo. ¿Cómo puede uno solo invocar a Dios desde los confines de la tierra? Quien invoca desde los confines de la tierra es aquella herencia de la que se ha dicho al Hijo: Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión, los confines de la tierra.

Por tanto, esta posesión de Cristo, esta herencia de Cristo, este cuerpo de Cristo, esta Iglesia única de Cristo, esta unidad que formamos nosotros es la que invoca al Señor desde los confines de la tierra. ¿Y qué es lo que pide? Lo que hemos dicho antes: Dios mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica; te invoco desde los confines de la tierra, esto es, desde todas partes.

¿Y cuál es el motivo de esta súplica? Porque tiene el corazón abatido. Quien así clama demuestra que está en todas las naciones de todo el mundo no con grande gloria, sino con graves tentaciones.

Nuestra vida, en efecto, mientras dura esta peregrinación, no puede verse libre de tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de la tentación y nadie puede conocerse a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si carece de enemigo y de tentaciones.

Aquel que invoca desde los confines de la tierra está abatido, mas no queda abandonado. Pues quiso prefigurarnos a nosotros, su cuerpo, en su propio cuerpo, en el cual ha muerto ya y resucitado, y ha subido al cielo, para que los miembros confíen llegar también adonde los ha precedido su cabeza.

Así pues, nos transformó en sí mismo, cuando quiso ser tentado por Satanás. Acabamos de escuchar en el Evangelio cómo el Señor Jesucristo fue tentado por el diablo en el desierto. El Cristo total era tentado por el diablo, ya que en él eras tú tentado. Cristo, en efecto, tenía de ti la condición humana para sí mismo, de sí mismo la salvación para ti; tenía de ti la muerte para sí mismo, de sí mismo la vida para ti; tenía de ti ultrajes para sí mismo, de sí mismo honores para ti; consiguientemente, tenía de ti la tentación para sí mismo, de sí mismo la victoria para ti.

Si en él fuimos tentados, en él venceremos al diablo. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció la tentación? Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también a ti mismo victorioso en él. Hubiera podido impedir la acción tentadora del diablo;
pero entonces tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras aprendido de él a vencerla.

RESPONSORIO Jr 1, 19; 39, 18

R. Lucharán contra ti, pero no podrán contigo; * porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.
V. No caerás a espada, salvarás tu vida porque confiaste en mí.
R. Porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.

ORACIÓN.

OREMOS,
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: OH SOL DE SALVACIÓN, OH JESUCRISTO.

Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra lo más hondo de las almas,
en tanto que la noche retrocede
y el día sobre el mundo se levanta.

Junto con este favorable tiempo
danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.

La fuente que hasta ayer manó delitos
ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.

Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.

Oh Trinidad clemente, que te adoren
tierra y cielo a tus pies arrodillados,
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto. Amén

SALMODIA

Ant. 1. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.

Ant. 2. Cantad y exaltad a Dios eternamente.

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant. Cantad y exaltad a Dios eternamente.

Ant. 3. El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

LECTURA BREVE Cf. Ne 8, 9. 10

Este día está consagrado al Señor vuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis. No estéis tristes: la alegría del Señor es vuestra fortaleza.

RESPONSORIO BREVE

V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de nosotros.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio; y, después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio; y, después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre.

PRECES

Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación; acudamos, pues, a nuestro Redentor que nos concede estos días de perdón, y, bendiciéndole, digamos:

Infúndenos, Señor, un espíritu nuevo.

Cristo, vida nuestra, tú que por el bautismo nos has sepultado místicamente contigo en la muerte, para que contigo también resucitemos,
concédenos andar hoy en vida nueva.

Señor Jesús, tú que pasaste por el mundo haciendo el bien,
haz que también nosotros seamos solícitos del bien de todos los hombres.

Ayúdanos, Señor, a trabajar concordes en la edificación de nuestra ciudad terrena,
sin olvidar nunca tu reino eterno.

Tú, Señor, que eres médico de los cuerpos y de las almas,
sana las dolencias de nuestro espíritu para que crezcamos cada día en santidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Ya que la fuerza para no caer en la tentación nos viene de Dios, acudamos al Padre, diciendo:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: AMIGO DE LOS HOMBRES, JESUCRISTO

Amigo de los hombres, Jesucristo,
tú solo das sentido a nuestra historia,
y, con los ojos fijos al futuro,
la Iglesia vive fiel a tu memoria.

Este tiempo de ayuno te presenta
de nosotros la parte más oscura,
y tus manos clavadas al madero
nos devuelven tu paz y tu ternura.

A lo largo del día no nos dejes,
no nos falte la luz de tu mirada:
llena de amor los pasos que caminan
de este mundo a la luz de tu alborada. Amén.

SALMODIA

Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.

Salmo 117 I - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 117 II

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 117 III

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.

Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.

Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.

LECTURA BREVE 1Ts 4, 1. 7

Hermanos, os rogamos y exhortamos en Jesús, el Señor, a que viváis como conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros -cosa que ya hacéis-, y a que hagáis nuevos progresos. Pues Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino sagrada.

V. Señor, crea en mí un corazón puro.
R. Renuévame por dentro con espíritu firme.

ORACIÓN

OREMOS,
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: JESÚS, CONTIGO IREMOS AL DESIERTO

Jesús, contigo iremos al desierto
en medio de la villa populosa,
y tú nos brindarás el pan sabroso
que alimentó tu alma silenciosa.

Contigo pasaremos el mar Rojo,
beberemos el agua de la roca;
tú serás el pastor y, en la montaña,
tú serás nuestra gracia esplendorosa.

Contigo humildemente hasta el Calvario,
contigo por la vía dolorosa,
y al final, oh Jesús, por tu promesa,
contigo viviremos en tu gloria. Amén.

SALMODIA

Ant. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.»

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,

como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.

Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.

Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.

No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.»

LECTURA BREVE Is 30, 15. 18

Así dice el Señor, el Santo de Israel: «Vuestra salvación está en convertiros y en tener calma; vuestra fuerza está en confiar y estar tranquilos.» El Señor espera para apiadarse, aguarda para compadecerse; porque el Señor es un Dios recto: dichosos los que esperan en él.

V. Aparta de mi pecado tu vista.
R. Borra en mí toda culpa.

ORACIÓN

OREMOS,
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: OJOS DE AQUEL PUBLICANO

Ojos de aquel publicano
hasta la tierra caídos,
el Dios de la luz os mira,
miradle con regocijo.

Mano que pide clemencia
hiriendo el pecho contrito,
el Señor te abre la puerta
de su pecho compasivo.

Lengua que en bajo murmullo
dices tu dolor sentido,
el Juez que sabe juzgar
ha escuchado complacido.

Padre del octavo día,
glorioso siendo propicio,
perdónanos, purifícanos,
por el honor de tu Hijo. Amén.

SALMODIA

Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!

Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.

LECTURA BREVE Dt 4, 29.31

Buscarás al Señor, tu Dios, y, si lo buscas con todo el corazón y con toda el alma, lo encontrarás. Al cabo de los años, cuando te cerquen y alcancen todas estas maldiciones, te convertirás al Señor, tu Dios, y escucharás su voz; porque el Señor, tu Dios, es un Dios compasivo; no te dejará ni te destruirá, ni se olvidará de la alianza que con juramento ofreció a vuestros padres.

V. Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R. Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

ORACIÓN

OREMOS,
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: OH BONDADOSO CREADOR.

Oh bondadoso Creador, escucha
la voz de nuestras súplicas y el llanto
que, mientras dura el sacrosanto ayuno
de estos cuarenta días, derramamos.

A ti, que escrutas nuestros corazones
y que conoces todas sus flaquezas,
nos dirigimos para suplicarte
la gracia celestial de tu indulgencia.

Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos,
pero estamos, al fin, arrepentidos,
y te pedimos, por tu excelso nombre,
que nos cures los males que sufrimos.

Haz que, contigo ya reconciliados,
podamos dominar a nuestros cuerpos,
y, llenos de tu amor y de tu gracia,
no pequen más los corazones nuestros.

Oh Trinidad Santísima, concédenos,
oh simplicísima Unidad, otórganos
que los efectos de la penitencia
de estos días nos sean provechosos. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.

Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.

Ant. 2. Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación.

Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación.

Ant. 3. Ya veis que subimos a Jerusalén, y todas las cosas que fueron escritas acerca del Hijo del hombre van a tener ya su cumplimiento.

Cántico: PASIÓN VOLUNTARIA DE CRISTO, SIERVO DE DIOS 1Pe 2, 21b-24

Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.

El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.

Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Ya veis que subimos a Jerusalén, y todas las cosas que fueron escritas acerca del Hijo del hombre van a tener ya su cumplimiento.

LECTURA BREVE 1Co 9, 24-25

Los atletas que corren en el estadio corren todos, pero uno sólo consigue el premio. Corred como él, para conseguirlo. Todo atleta se impone moderación en todas sus cosas. Ellos lo hacen para alcanzar una corona que se marchita; nosotros una que no se ha de marchitar jamás.

RESPONSORIO BREVE

R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

V. Cristo, oye los ruegos de los que te suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Vela sobre nosotros, Salvador eterno; sé tú nuestro protector, que no nos sorprenda el tentador astuto.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Vela sobre nosotros, Salvador eterno; sé tú nuestro protector, que no nos sorprenda el tentador astuto.

PRECES

Demos gloria y alabanza a Dios Padre que, por medio de su Hijo, la Palabra encarnada, nos hace renacer de un germen incorruptible y eterno, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de tu pueblo.

Escucha, Dios de misericordia, la oración que te presentamos en favor de tu pueblo
y concede a tus fieles desear tu palabra más que el alimento del cuerpo.

Enséñanos a amar de verdad y sin discriminación a nuestros hermanos y a los hombres de todas las razas,
y a trabajar por su bien y por la concordia mutua.

Pon tus ojos en los catecúmenos que se preparan para el bautismo
y haz de ellos piedras vivas y templo espiritual en tu honor.

Tú que por la predicación de Jonás exhortaste a los ninivitas a la penitencia,
haz que tu palabra llame a los pecadores a la conversión.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Haz que los moribundos esperen confiadamente el encuentro con Cristo, su juez,
y gocen eternamente de tu presencia.

Unidos fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CUANDO LLEGÓ EL INSTANTE DE TU MUERTE

Cuando llegó el instante de tu muerte
inclinaste la frente hacia la tierra,
como todos los mortales;
mas no eras tú el hombre derribado,
sino el Hijo que muerto nos contempla.

Cuando me llegue el tránsito esperado
y siga sin retorno por mi senda,
como todos los mortales,
el sueño de tu rostro será lumbre
y tu gloria mi gloria venidera.

El silencio sagrado de la noche
tu paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo, luz de los mortales;
acepta nuestro sueño necesario
como secreto amor que a ti se llega. Amén

SALMODIA

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;

te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

LECTURA BREVE Ap 22, 4-5

Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

Evangelio del I Domingo de Cuaresma. Ciclo A. 13 de marzo 2011

Evangelio del I Domingo de Cuaresa. Ciclo A. 13 de marzo 2011.

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (4, 1-11)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: “Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”. Jesús le respondió:
“Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo:
“Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna”. Jesús le contestó: “También está escrito:
No tentarás al Señor, tu Dios”.
Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo:
“Te daré todo esto, si te postras y me adoras”. Pero Jesús le replicó: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”.
Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para servirle.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
-Jesús en la encrucijada Pero al otro lado de este díptico que inaugura la Cuaresma, la misma lectura de san Pablo y el evangelio de san Mateo nos presentan la figura del hombre nuevo, del nuevo Adán, Jesús de Nazaret. El es puesto también en la encrucijada entre estos dos caminos. Es el Hijo de Dios; es el Mesías. ¿No sabría buscarse sus caminos, elegir por su cuenta? ¿Y no tendría derecho en la tierra al éxito, al honor, al poder y a la riqueza? Y, sin embargo, si el Padre ha permitido que, en el juego de las circunstancias de la historia, Jesús haya de escoger el camino no sólo de la humildad, sino de la humillación; no sólo del esfuerzo, sino del dolor; no sólo de la ambigüedad inevitable de la encarnación, donde lo divino tiene que expresarse en los límites de lo humano, sino el escándalo evidente del fracaso; no sólo de la responsabilidad y autonomía de la condición humana, sino del abandono en los brazos de la muerte, entonces El acepta con confianza y con amor el designio del Padre, el camino del Padre, desde Belén hasta el Calvario, y dice siempre al tentador -sea Satanás o sea Pedro-: "Apártate de mí". Mientras que dice durante toda su vida al Padre, y más especialmente en momentos cruciales como en las tentaciones del desierto o de Getsemaní o de la Cruz: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, mi vida, mi obra, mi esperanza. Quiero que mis caminos sean tus caminos".
-Cuaresma: renovación bautismal.
Gracias a esa entrega de Jesús a los caminos de su Padre Dios, El ha triunfado de la muerte y nos ha dado la vida, esa vida y ese triunfo que la Iglesia nos aplica en su predicación, su oración, sus sacramentos, sus atenciones pastorales. Si al nacer como hijos de los hombres nos injertaron al viejo Adán, el tronco del pecado y de la muerte, por el bautismo nos injertaron en el nuevo Adán, para ser hijos en el Hijo: hijos de Dios. La Iglesia nos invita a prepararnos para renovar nuestro bautismo en la próxima Pascua, meta principal de la Cuaresma.
Es tiempo de conversión, de renovación y de profundización de nuestra vida cristiana. Tiempo de intensificar nuestra oración y de revisar nuestros caminos, para adaptarlos cada vez más a los caminos de Dios, al seguimiento de Jesús.
En cada Eucaristía, el Señor renueva su Alianza; una alianza eterna y estable. Jesucristo siempre ha sido fiel, tanto al Padre como a nosotros. Renovemos también nosotros ahora nuestra entrega al Padre, con Cristo y con la comunidad. Por medio de la comunión en la Eucaristía, dejémonos penetrar y llenar de su presencia, para que, con su amor y con su fuerza, con su sabiduría y con su compañía, podamos caminar por los caminos del Señor.

Para la revisión de vida
- Comienza uno de los llamados «tiempos fuertes» del año litúrgico. No precisamente un tiempo «light», ni siquiera un tiempo ordinario. ¿Qué voy a hacer para que esta Cuaresma no se me pase sin darme cuenta, sino viviéndola a fondo? La Cuaresma es una «cuenta regresiva» de 40 días hasta la Pascua… El objetivo al que apuntamos desde el principio de la Cuaresma es la Pascua misma…

Ordinario de la Misa. I Domingo de Cuaresma. Ciclo A. 13 de marzo 2011

= Domingo 13 de Marzo, 2011
Primer Domingo de Cuaresma
Misericordia, Señor, hemos pecado
Crea en mí, Señor, un corazón puro

Antífona de Entrada
Me invocará y yo lo escucharé; lo libraré y lo glorificaré; prolongaré los días de su vida.
No se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Dios todopoderoso, que las prácticas anuales propias de la Cuaresma nos ayuden a progresar en el conocimiento de Cristo y a llevar una vida más cristiana.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis
(2, 7-9; 3, 1-7)
Después de haber creado el cielo y la tierra, el Señor Dios tomó polvo del suelo y con él formó al hombre; le sopló en las narices un aliento de vida, y el hombre comenzó a vivir. Después plantó el Señor un jardín al oriente del Edén y allí puso al hombre que había formado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, de hermoso aspecto y sabrosos frutos, y además, en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.
La serpiente, que era el más astuto de los animales del campo que había creado el Señor Dios, dijo a la mujer:
“¿Conque Dios les ha prohibido comer de todos los árboles del jardín?”
La mujer respondió: “Podemos comer del fruto de todos los árboles del huerto, pero del árbol que está en el centro del jardín, dijo Dios: ‘No comerán de él ni lo tocarán, porque de lo contrario, habrán de morir’ ”.
La serpiente replicó a la mujer:
“De ningún modo. No morirán.
Bien sabe Dios que el día que coman de los frutos de ese árbol, se les abrirán a ustedes los ojos y serán como Dios, que conoce el bien y el mal”.
La mujer vio que el árbol era bueno para comer, agradable a la vista y codiciable, además, para alcanzar la sabiduría. Tomó, pues, de su fruto, comió y le dio a su marido, el cual también comió.
Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entrelazaron unas hojas de higuera y se las ciñeron para cubrirse.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 50
Misericordia, Señor,
hemos pecado.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados.
Misericordia, Señor,
hemos pecado.
Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo.
Misericordia, Señor,
hemos pecado.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu.
Misericordia, Señor,
hemos pecado.
Devuélveme tu salvación, que regocija, mantén en mí un alma generosa. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza.
Misericordia, Señor,
hemos pecado.

Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos
(5, 12-19)
Hermanos: Así como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.
Antes de la ley de Moisés ya existía el pecado en el mundo y, si bien es cierto que el pecado no se castiga cuando no hay ley, sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre aquellos que no pecaron como pecó Adán, cuando desobedeció un mandato directo de Dios. Por lo demás, Adán era figura de Cristo, el que había de venir.
Ahora bien, el don de Dios supera con mucho al delito. Pues si por el delito de un solo hombre todos fueron castigados con la muerte, por el don de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos la abundancia de la vida y la gracia de Dios. Tampoco pueden compararse los efectos del pecado de Adán con los efectos de la gracia de Dios. Porque ciertamente, la sentencia vino a causa de un solo pecado y fue sentencia de condenación, pero el don de la gracia vino a causa de muchos pecados y nos conduce a la justificación.
En efecto, si por el pecado de un solo hombre estableció la muerte su reinado, con mucha mayor razón reinarán en la vida por un solo hombre, Jesucristo, aquellos que reciben la gracia sobre abundante que los hace justos.
En resumen, así como por el pecado de un solo hombre, Adán, vino la condenación para todos, así por la justicia de un solo hombre, Jesucristo, ha venido para todos la justificación que da la vida.
Y así como por la desobediencia de uno, todos fueron hechos pecadores, así por la obediencia de uno solo, todos serán hechos justos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (4, 1-11)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: “Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”. Jesús le respondió:
“Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo:
“Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna”. Jesús le contestó: “También está escrito:
No tentarás al Señor, tu Dios”.
Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo:
“Te daré todo esto, si te postras y me adoras”. Pero Jesús le replicó: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”.
Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para servirle.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
En este primer domingo de Cuaresma, la iglesia nos presenta las dos grandes figuras que centran toda la historia humana; Adán y Jesucristo. Adán, el primer hombre en el plano del tiempo, incluye en realidad tanto al varón como a la mujer. Jesús, el hijo de Dios en forma de hombre varón, se asocia también a su misión una mujer, María de Nazaret, su madre.
En las lecturas de hoy aparecen enfrentados y, a la vez, relacionados entre sí estos dos "hombres". El primer hombre, Adán, es tentado, puesto en la encrucijada de dos caminos diferentes y opuestos, que hoy podríamos denominar como el principio del placer y el principio del deber. En realidad, significan algo más profundo todavía: si el hombre conoce y reconoce que no viene de sí mismo, sino que es "donado", agraciado, que viene de alguien; que es, además, un ser inmaduro, incompleto, en camino; y finalmente, que ese "alguien" es el que puede completarle, si bien con su colaboración y su responsabilidad.
De aquí que al hombre se le plantea el interrogante fundamental de su existencia: ¿Tienes confianza plena y absoluta en los caminos de Dios? ¿Te dejarás guiar y conducir por El? ¿Te echarás en sus brazos con amorosa confianza y abandono filial? Pero Adán -el varón y la mujer- no se fían de Dios; dudan y desconfían de sus proyectos y caminos; deciden por su cuenta. Perdida la comunión con Dios y abandonados los caminos de Dios, los únicos por donde podría encontrar la vida, la alegría y la paz, el hombre perdido sólo encuentra caminos de amargura, de dolor y muerte.
En la segunda lectura, san Pablo constata esta triste experiencia y esta desgraciada herencia que los primeros padres nos dejaron. Todos hemos caído, tropezado, cedido ante el principio de placer, ante el orgullo y la autosuficiencia. Desde que existimos tenemos la tendencia a rebelarnos, a independizarnos, a alejarnos de Dios y sus caminos.
-Jesús en la encrucijada Pero al otro lado de este díptico que inaugura la Cuaresma, la misma lectura de san Pablo y el evangelio de san Mateo nos presentan la figura del hombre nuevo, del nuevo Adán, Jesús de Nazaret. El es puesto también en la encrucijada entre estos dos caminos. Es el Hijo de Dios; es el Mesías. ¿No sabría buscarse sus caminos, elegir por su cuenta? ¿Y no tendría derecho en la tierra al éxito, al honor, al poder y a la riqueza? Y, sin embargo, si el Padre ha permitido que, en el juego de las circunstancias de la historia, Jesús haya de escoger el camino no sólo de la humildad, sino de la humillación; no sólo del esfuerzo, sino del dolor; no sólo de la ambigüedad inevitable de la encarnación, donde lo divino tiene que expresarse en los límites de lo humano, sino el escándalo evidente del fracaso; no sólo de la responsabilidad y autonomía de la condición humana, sino del abandono en los brazos de la muerte, entonces El acepta con confianza y con amor el designio del Padre, el camino del Padre, desde Belén hasta el Calvario, y dice siempre al tentador -sea Satanás o sea Pedro-: "Apártate de mí". Mientras que dice durante toda su vida al Padre, y más especialmente en momentos cruciales como en las tentaciones del desierto o de Getsemaní o de la Cruz: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, mi vida, mi obra, mi esperanza. Quiero que mis caminos sean tus caminos".
-Cuaresma: renovación bautismal.
Gracias a esa entrega de Jesús a los caminos de su Padre Dios, El ha triunfado de la muerte y nos ha dado la vida, esa vida y ese triunfo que la Iglesia nos aplica en su predicación, su oración, sus sacramentos, sus atenciones pastorales. Si al nacer como hijos de los hombres nos injertaron al viejo Adán, el tronco del pecado y de la muerte, por el bautismo nos injertaron en el nuevo Adán, para ser hijos en el Hijo: hijos de Dios. La Iglesia nos invita a prepararnos para renovar nuestro bautismo en la próxima Pascua, meta principal de la Cuaresma.
Es tiempo de conversión, de renovación y de profundización de nuestra vida cristiana. Tiempo de intensificar nuestra oración y de revisar nuestros caminos, para adaptarlos cada vez más a los caminos de Dios, al seguimiento de Jesús.
En cada Eucaristía, el Señor renueva su Alianza; una alianza eterna y estable. Jesucristo siempre ha sido fiel, tanto al Padre como a nosotros. Renovemos también nosotros ahora nuestra entrega al Padre, con Cristo y con la comunidad. Por medio de la comunión en la Eucaristía, dejémonos penetrar y llenar de su presencia, para que, con su amor y con su fuerza, con su sabiduría y con su compañía, podamos caminar por los caminos del Señor.

Para la revisión de vida
- Comienza uno de los llamados «tiempos fuertes» del año litúrgico. No precisamente un tiempo «light», ni siquiera un tiempo ordinario. ¿Qué voy a hacer para que esta Cuaresma no se me pase sin darme cuenta, sino viviéndola a fondo? La Cuaresma es una «cuenta regresiva» de 40 días hasta la Pascua… El objetivo al que apuntamos desde el principio de la Cuaresma es la Pascua misma…
Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Presentemos a Dios nuestro Padre las intenciones y necesidades de todo el mundo y pidámosle con confianza que fortalezca nuestra débil condición.
Digamos:
Te rogamos, óyenos.
Para que la Iglesia encarne las actitudes de Jesucristo, y sea signo de la presencia cercana de Dios que da la vida por su pueblo.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Para que los gobernantes, que se ven seducidos por el afán de poder y de dominio, se liberen y obren con justicia, busquen el bien común y procuren una vida digna para todos.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Para que este tiempo de penitencia y conversión nos fortalezca para trabajar por la libertad, el respeto a la vida y la paz entre los hombres y los pueblos.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Para que cuantos se ven tentados o viven esclavos del vicio y del pecado, experimenten la misericordia de Dios que los ama.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Para que cuantos se dedican al anuncio del Evangelio en zonas hostiles, o son perseguidos a causa de su fe, experimenten la fuerza de la gracia que los sostiene. Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Para que la renovación del misterio de Cristo, que dio su vida por nosotros, aleje de nosotros todo triunfalismo, ambición y deseo de poder, y nos haga servidores de nuestros hermanos.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.

Celebrante:
Gracias, Padre, por los dones que sobreabundantemente derramas sobre tu pueblo; acoge en tu misericordia cuanto con fe te hemos suplicado, concédenos vivir tu misma vida.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Oración sobre las Ofrendas
Te pedimos, Señor, que estos dones que vamos a ofrecerte, nos dispongan convenientemente para el santo tiempo de la Cuaresma, que estamos iniciando.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio propio
Las tentaciones del Señor.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque Cristo nuestro Señor, al abstenerse durante cuarenta días de tomar alimento, inauguró la práctica de nuestra penitencia cuaresmal y, al rechazar las tentaciones del enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado; de este modo, celebrando con sinceridad el misterio de esta Pascua, podremos pasar un día a la Pascua que no acaba.
Por eso, con los ángeles y santos te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que viene de Dios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que este pan celestial alimente, Señor, en nosotros la fe, aumente la esperanza, refuerce la caridad, y nos enseñe a sentir hambre de Cristo, que es el pan vivo y verdadero, y a vivir de toda palabra que proceda de tu
boca.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Lectio Divina. I Domingo de Cuaresma. Ciclo A. 13 de marzo 2011

Lectio: Domingo 1º de Cuaresma
Lectio:
Domingo, 13 Marzo, 2011
El encuentro de Jesús con Satanás en el desierto
Las tentaciones en el desierto de la vida
Mateo 4,1-11
1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú le ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz , que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Tí, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Una clave de lectura:

Leamos este texto que describe las tentaciones de Jesús, que son las tentaciones de todos los seres humanos. Durante su lectura, prestemos atención a lo siguiente: ¿Cuáles son las tentaciones, dónde y cómo suceden y cómo las enfrenta Jesús?

b) Una división del texto para ayudar a su lectura:

Mat 4,1-2: La situación dónde y de dónde nace la tentación: desierto, espíritu, ayuno y hambre.
Mat 4,3-4: La tentación del pan
Mat 4,5-7: La tentación del prestigio
Mat 4,8-11: La tentación del poder

c) El texto:
1-2: Entonces Jesús fue llevado del Espíritu al desierto, para ser tentado del diablo. Y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre. 3-4: Y llegándose á Él el tentador, dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se hagan pan. Mas Él respondiendo, dijo: Escrito está: No con solo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale de la boca de Dios.
5-7: Entonces el diablo le pasa á la santa ciudad, y le pone sobre las almenas del templo, Y le dice: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; que escrito está: A sus ángeles mandará por ti, Y te alzarán en las manos, para que nunca tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está además: No tentarás al Señor tu Dios.
8-11: Otra vez le pasa el diablo á un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y su gloria, y dícele: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y á Él solo servirás. El diablo entonces le dejó: y he aquí que los ángeles llegaron y le servían.
3. Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación o en la oración.
a) ¿Cuáles fueron las tentaciones? ¿Qué tienen que ver el Espíritu, el desierto, el ayuno y el hambre con las tentaciones de Jesús?
b) La palabra tentación ¿qué nos sugiere a nosotros, hoy? ¿De qué modo se manifiesta en mi diario vivir?
c) Tentador o Satanás es siempre áquel, aquélla o la cosa que nos desvía del camino de Dios. ¿Ha podido darse, que yo haya sido alguna vez Satanás para alguien, como lo fue Pedro para Jesús?
d) El Espíritu conduce a Jesús al desierto para ser tentado por el diablo. Esto evoca las tentaciones del pueblo de Israel en el desierto después de la salida de Egipto. ¿Que nos quiere sugerir y enseñar Mateo con esta evocación de las tentaciones del pueblo en el desierto?
e) El demonio usa la Biblia para tentar a Jesús. ¡Jesús usa la misma Biblia para vencer la tentación! La Biblia, ¿sirve para todo? ¿Cómo y con qué fin uso yo la Biblia?
f) La tentación del pan. ¿Cómo hablar de Dios al que tiene abundancia de todo? ¿Cómo hablar de Dios al que siente hambre?
g) La tentación del prestigio. Prestigio de la ciencia, del dinero, de la conducta moral irreprensible, del nombre, del figurar, del honor. ¿Aparecen en mi vida?
h) La tentación del poder. Allí donde dos personas se encuentran surge una relación de poder. ¿Cómo uso el poder que me toca en la vida: en la familia, en la comunidad, en la sociedad, en mi barrio? ¿Sucumbo a la tentación?
5. Una clave de lectura

para aquéllos que quieren profundizar más en el tema.
= Jesús fue tentado. Mateo hace comprensible las tentaciones: tentación del pan, tentación del prestigio, tentación del poder. Se trata de varias formas de esperanza mesiánica, que en aquel tiempo existían en el pueblo de Israel. El mesías glorioso que, como un nuevo Moisés, daría de comer al pueblo en el desierto: "¡manda que estas piedras se conviertan en pan!" El mesías desconocido que de repente se impone a todos por medio de un gesto espectacular en el Templo: "¡Arrójate desde aquí!" El mesías nacionalista que quisiera dominar el mundo: "¡Todo esto te daré!"
= En el Antiguo Testamento, tentaciones idénticas hacen caer al pueblo en el desierto, después de la salida de Egipto (Dt 8,3; 6,16; Dt 6,13). Jesús repetirá la historia. Él resiste la tentación de pervertir el plan de Dios para adaptarlo a sus intereses humanos del momento. Tentador o Satanás es todo lo que le desvía del Plan de Dios. Pedro fue Satanás para Jesús (Mt 16,23).
= La tentación fue constante en la vida de Jesús. Esta le acompañó desde el principio hasta el fin, desde el bautismo hasta la muerte de cruz. Porque en la medida con la que el anuncio de la Buena Nueva del Reino se extendía en medio del pueblo, crecía la presión sobre Jesús para adaptarse a las perspectivas mesiánicas del pueblo y ser el mesías que los otros deseaban y querían: "mesías glorioso y nacionalista", "mesías rey", "mesías sumo sacerdote", "mesías juez", "mesías guerrillero", "mesías doctor de la ley". La carta a los Hebreos dice: "El fue probado en todo a semejanza de nosotros, menos en el pecado" (Heb 4,15).
= Pero la tentación no ha conseguido jamás desviar a Jesús de su misión. El continuaba firme en el camino del "Mesías Siervo" anunciado por el profeta Isaías y esperado sobre todo por los pobres del pueblo, los anawim. Al respecto, Jesús no ha tenido miedo de provocar conflictos, ni con las autoridades, ni con las personas más queridas. Todos los que tentaban de desviarlo del camino recibían respuestas duras y reacciones inesperadas:
* Pedro tentó de alejar a Jesús del camino de la Cruz: "¡No será así Señor; esto no sucederá jamás!" (Mat 16,22) y ha debido sentir: "¡Aléjate de mí, Satanás!" (Mc 8,33).
* Los parientes, primeramente, querían portarlo a casa. Pensaban que estaba loco (Mc 3,21), pero sintieron las palabras duras que parecía una rotura (Mc 3,33). Después, cuando Jesús gozaba de cierta fama, querían que se mostrase más en público y permaneciese en Jerusalén, la capital (Jn 7,3-4). Una vez más responde Jesús mostrando que hay una diferencia radical entre su propuesta y la de ellos (Jn 7,6-7).
* Sus padres se lamentaban: "Hijo, ¿por qué has obrado así con nosotros?" (Lc 2,48). Pero recibieron como respuesta: "¿Por qué me buscábais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme de las cosas que son del servicio de mi Padre?" (Lc 2,49).
* Los apóstoles contentos de la publicidad que Jesús había adquirido en medio del pueblo querían que se volviese al pueblo: "¡Todos te buscan!" (Mc 1,37). Pero recibieron un rechazo: "¡Vayamos a otra parte, por las aldeas y ciudades vecinas, a fin de que predique también allí; porque para esto he venido!" (Mc 1,38).
* Juan Bautista quería forzar a Jesús a ser un "mesías juez severo" (Lc 3,9; Mt 3,7-12; Mt 11,3). Jesús remitió a Juan a las profecías para que las confrontara con los hechos: "¡Andad y decid a Juan lo que habéis visto y oído!" (Mt 11,46 e Is 29, 18-19; 35,5-6; 61,1).
* El pueblo, viendo el signo de la multiplicación de los panes en el desierto, concluyó: "¡Este ciertamente es el profeta que debía venir al mundo!" (Jn 6,14) Ellos trataron de forzar a Jesús a ser el "mesías rey" (Jn 6,15), pero Jesús se escapó a la montaña para estar en la soledad con su Padre.
* En la hora del prendimiento, la hora de las tinieblas (Lc 22,53) aparece la tentación de ser el "mesías guerrero". Pero Jesús dice: "¡Mete la espada en su lugar!" (Mt 26,52) y "¡Orad para no caer en tentación!" (Lc 22,40-46).
= Jesús se orientaba por la Palabra de Dios y en ella encontraba la luz y el alimento. Es sobre todo la profecía del Siervo, anunciada por Isaías (Is 42,1-9; 49,1-6; 50,3-9; 52,13-53,12) la que lo anima y le da valor para seguir. En el Bautismo y en la Transfiguración Él recibe del Padre la confirmación de su camino, de su misión. La voz del cielo repite las palabras con las que la profecía de Isaías presenta el Siervo de Jahvé al pueblo: "¡Este es mi Hijo amado: escuchadlo!" (Mc 1,11; 9,6).
= Jesús define su misión con estas palabras: "¡El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida por la redención de muchos!" (Mt 20,28; Mc 10,45). Es la lección que aprendió de su Madre, que había respondido al ángel: "¡He aquí la esclava del Señor; se cumpla en mí según tu palabra!" (Lc 1,38). Orientándose por la Palabra de Dios para profundizar en la conciencia de su misión y buscando fuerza en la oración, Jesús afrontaba las tentaciones. Metido en medio de los pobres, los anawim, y unido al Padre, fiel a entrambos, Él resistía y seguía la senda del Mesías Siervo, el camino del servicio al pueblo (Mt 20,28).
6. Salmo 91 (90)

Dios nos protege y está con nosotros en la tentación
El que habita al amparo del Altísimo,
Y mora bajo la sombra del Omnipotente.
Diga a Dios: "Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en él confiaré."
Y él te librará del lazo del cazador:
De la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro:
Escudo y adarga es su verdad.
No tendrás temor de espanto nocturno,
Ni de saeta que vuele de día;
Ni de pestilencia que ande en oscuridad,
Ni de mortandad que en medio del día destruya.
Caerán á tu lado mil,
Y diez mil á tu diestra:
Mas á ti no llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás,
Y verás la recompensa de los impíos.
Porque tú has puesto á Yahvé,
que es mi esperanza.
Al Altísimo por tu habitación,
No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
Pues que a sus ángeles mandará cerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán,
Porque tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y el basilisco pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
Por cuanto en mí ha puesto su voluntad, yo también lo libraré:
Pondrélo en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Me invocará, y yo le responderé:
Con él estaré yo en la angustia:
Lo libraré, y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida,
Y le haré ver mi salvación.
7. Oración Final
Señor Jesús, te doy gracias por tu palabra, que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre: Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros, como María tu Madre, podamos no sólo escuchar sino practicar la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén
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Hablar con Dios. Meditación del I Domingo de Cuaresma. Ciclo A. 13 de marzo del 2011

Meditación del día de Hablar con Dios
Cuaresma. Primer domingo
LAS TENTACIONES DE JESúS
— El Señor permite que seamos tentados para que crezcamos en las virtudes.
— Las tentaciones de Jesús. El demonio nos prueba de modo parecido.
— El Señor está siempre a nuestro lado. Armas para vencer.
I. «La Cuaresma conmemora los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto, como preparación de esos años de predicación, que culminan en la Cruz y en la gloria de la Pascua. Cuarenta días de oración y de penitencia. Al terminar, tuvo lugar la escena que la liturgia de hoy ofrece a nuestra consideración, recogiéndola en el Evangelio de la Misa: las tentaciones de Cristo (Cfr. Mt 4, 1-11).
»Una escena llena de misterio, que el hombre pretende en vano entender –Dios que se somete a la tentación, que deja hacer al Maligno–, pero que puede ser meditada, pidiendo al Señor que nos haga saber la enseñanza que contiene»1.
Es la primera vez que interviene el diablo en la vida de Jesús y lo hace abiertamente. Pone a prueba a Nuestro Señor; quizá quiere averiguar si ha llegado ya la hora del Mesías. Jesús se lo permitió para darnos ejemplo de humildad y para enseñarnos a vencer las tentaciones que vamos a sufrir a lo largo de nuestra vida: «como el Señor todo lo hacía para nuestra enseñanza –dice San Juan Crisóstomo–, quiso también ser conducido al desierto y trabar allí combate con el demonio, a fin de que los bautizados, si después del bautismo sufren mayores tentaciones, no se turben por eso, como si no fuera de esperar»2. Si no contáramos con las tentaciones que hemos de padecer abriríamos la puerta a un gran enemigo: el desaliento y la tristeza.
Quería Jesús enseñarnos con su ejemplo que nadie debe creerse exento de padecer cualquier prueba. «Las tentaciones de Nuestro Señor son también las tentaciones de sus servidores de un modo individual. Pero su escala, naturalmente, es diferente: el demonio no va a ofreceros a vosotros ni a mí –dice Knox– todos los reinos del mundo. Conoce el mercado y, como buen vendedor, ofrece exactamente lo que calcula que el comprador tomará. Supongo que pensará, con bastante razón, que la mayor parte de nosotros podemos ser comprados por cinco mil libras al año, y una gran parte de nosotros por mucho menos. Tampoco nos ofrece sus condiciones de modo tan abierto, sino que sus ofertas vienen envueltas en toda especie de formas plausibles. Pero si ve la oportunidad no tarda mucho en señalarnos a vosotros y a mí cómo podemos conseguir aquello que queremos si aceptamos ser infieles a nosotros mismos y, en muchas ocasiones, si aceptamos ser infieles a nuestra fe católica»3.
El Señor, como se nos recuerda en el Prefacio de la Misa de hoy, nos enseña con su actuación cómo hemos de vencer las tentaciones y además quiere que saquemos provecho de las pruebas por las que vamos a pasar. Él «permite la tentación y se sirve de ella providencialmente para purificarte, para hacerte santo, para desligarte mejor de las cosas de la tierra, para llevarte a donde Él quiere y por donde Él quiere, para hacerte feliz en una vida que no sea cómoda, y para darte madurez, comprensión y eficacia en tu trabajo apostólico con las almas, y... sobre todo para hacerte humilde, muy humilde»4. Bienaventurado el varón que soporta la tentación –dice el Apóstol Santiago– porque, probado, recibirá la corona de la vida que el Señor prometió a los que le aman5.
II. El demonio tienta aprovechando las necesidades y debilidades de la naturaleza humana.
El Señor, después de haber pasado cuarenta días y cuarenta noches ayunando, debe encontrarse muy débil, y siente hambre como cualquier hombre en sus mismas circunstancias. Este es el momento en que se acerca el tentador con la proposición de que convierta las piedras que allí había en el pan que tanto necesita y desea.
Y Jesús «no solo rechaza el alimento que su cuerpo pedía, sino que aleja de sí una incitación mayor: la de usar del poder divino para remediar, si podemos hablar así, un problema personal (...).
»Generosidad del Señor que se ha humillado, que ha aceptado en pleno la condición humana, que no se sirve de su poder de Dios para huir de las dificultades o del esfuerzo. Que nos enseña a ser recios, a amar el trabajo, a apreciar la nobleza humana y divina de saborear las consecuencias del entregamiento»6.
Nos enseña también este pasaje del Evangelio a estar particularmente atentos, con nosotros mismos y con aquellos a quienes tenemos una mayor obligación de ayudar, en esos momentos de debilidad, de cansancio, cuando se está pasando una mala temporada, porque el demonio quizá intensifique entonces la tentación para que nuestras vidas tomen otros derroteros ajenos a la voluntad de Dios.
En la segunda tentación, el diablo lo llevó a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo. Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, arrójate abajo. Pues escrito está: Dará órdenes acerca de ti a sus ángeles de que te lleven en sus manos, no sea que tropiece tu pie contra alguna piedra. Y le respondió Jesús: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Era en apariencia una tentación capciosa: si te niegas, demostrarás que no confías en Dios plenamente; si aceptas, le obligas a enviar, en provecho personal, a sus ángeles para que te salven. El demonio no sabe que Jesús no tendría necesidad de ángel alguno.
Una proposición parecida, y con un texto casi idéntico, oirá el Señor ya al final de su vida terrena: Si es el rey de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en él7.
Cristo se niega a hacer milagros inútiles, por vanidad y vanagloria. Nosotros hemos de estar atentos para rechazar, en nuestro orden de cosas, tentaciones parecidas: el deseo de quedar bien, que puede surgir hasta en lo más santo; también debemos estar alerta ante falsas argumentaciones que pretendan basarse en la Sagrada Escritura, y no pedir (mucho menos exigir) pruebas o señales extraordinarias para creer, pues el Señor nos da gracias y testimonios suficientes que nos indican el camino de la fe en medio de nuestra vida ordinaria.
En la última de las tentaciones, el demonio ofrece a Jesús toda la gloria y el poder terreno que un hombre puede ambicionar. Le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: —Todas estas cosas te daré si postrándote delante de mí, me adoras. El Señor rechazó definitivamente al tentador.
El demonio promete siempre más de lo que puede dar. La felicidad está muy lejos de sus manos. Toda tentación es siempre un miserable engaño. Y para probarnos, el demonio cuenta con nuestras ambiciones. La peor de ellas es la de desear, a toda costa, la propia excelencia; el buscarnos a nosotros mismos sistemáticamente en las cosas que hacemos o proyectamos. Nuestro propio yo puede ser, en muchas ocasiones, el peor de los ídolos.
Tampoco podemos postrarnos ante las cosas materiales haciendo de ellas falsos dioses que nos esclavizarían. Los bienes materiales dejan de ser bienes si nos separan de Dios y de nuestros hermanos los hombres.
Tendremos que vigilar, en lucha constante, porque permanece en nosotros la tendencia a desear la gloria humana, a pesar de haberle dicho muchas veces al Señor que no queremos otra gloria que la suya. También a nosotros se dirige Jesús: Adorarás al Señor Dios tuyo; y a Él solo servirás. Y eso es lo que deseamos y pedimos: servir a Dios en la vocación a la que nos ha llamado.
III. El Señor está siempre a nuestro lado, en cada tentación, y nos dice: Confiad: Yo he vencido al mundo8. Y nosotros nos apoyamos en Él, porque, si no lo hiciéramos, poco conseguiríamos solos: Todo lo puedo en Aquel que me conforta9. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?10.
Podemos prevenir la tentación con la mortificación constante en el trabajo, al vivir la caridad, en la guarda de los sentidos internos y externos. Y junto a la mortificación, la oración: Velad y orad para no caer en la tentación11. También debemos prevenirla huyendo de las ocasiones de pecar por pequeñas que sean, pues el que ama el peligro perecerá en él12, y teniendo el tiempo bien ocupado, principalmente cumpliendo bien nuestros deberes profesionales, familiares y sociales.
Para combatir la tentación «habremos de repetir muchas veces y con confianza la petición del padrenuestro: no nos dejes caer en la tentación, concédenos la fuerza de permanecer fuertes en ella. Ya que el mismo Señor pone en nuestros labios tal plegaria, bien estará que la repitamos continuamente.
»Combatimos la tentación manifestándosela abiertamente al director espiritual, pues el manifestarla es ya casi vencerla. El que revela sus propias tentaciones al director espiritual puede estar seguro de que Dios otorga a este la gracia necesaria para dirigirle bien»13.
Contamos siempre con la gracia de Dios para vencer cualquier tentación. «Pero no olvides, amigo mío, que necesitas de armas para vencer en esta batalla espiritual. Y que tus armas han de ser estas: oración continua; sinceridad y franqueza con tu director espiritual; la Santísima Eucaristía y el Sacramento de la Penitencia; un generoso espíritu de cristiana mortificación que te llevará a huir de las ocasiones y evitar el ocio; la humildad del corazón, y una tierna y filial devoción a la Santísima Virgen: Consolatrix afflictorum et Refugium peccatorum, consuelo de los afligidos y refugio de los pecadores. Vuélvete siempre a Ella confiadamente y dile: Mater mea, fiducia mea; ¡Madre mía, confianza mía!»14.
1 SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, ES CRISTO QUE PASA, 61. — 2 SAN JUAN CRISÓSTOMO, HOMILÍAS SOBRE SAN MATEO, 13, 1. — 3 R. A. KNOX, SERMONES PASTORALES, P. 79. — 4 S. CANALS, ASCÉTICA MEDITADA, 14ª ED., MADRID 1980, P. 127. — 5 SANT 1, 12. — 6 SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, LOC. CIT. — 7 MT 27, 42. — 8 JN 16, 33. — 9 FLP 4, 13. — 10 SAL 26, 1. — 11 MT 26, 41. — 12 ECCL 3, 27. — 13 B. BAUR, EN LA INTIMIDAD CON DIOS, HERDER. BARCELONA 1975, 10ª ED., P. 121. — 14 S. CANALS, O. C., P. 128.

EXTRAÍDO DE WWW.HABLARCONDIOS.ORG / WWW.FRANCISCOFCARVAJAL.ORG.
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