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sábado, 16 de abril de 2011

Esquema para un Retiro de Cuaresma.

PARA UN RETIRO DE CUARESMA

Conviértete y cree en el Evangelio
por Ricardo Stirparo y Horacio Prado

Se acerca la Pascua, la fiesta más importante para los cristianos, y para prepararnos contamos con un «tiempo fuerte» de la liturgia que llamamos Cuaresma y que quiere decir cuarenta días. Durante este tiempo acompañamos a Jesús en los cuarenta días que caminó por el desierto y recordamos los cuarenta años de peregrinación del pueblo hebreo hasta llegar a la Tierra Prometida. Nos preparamos como comunidad a renovar nuestra Alianza con el Señor y nuestro compromiso de vivir como hermanos. Por lo tanto esta Cuaresma es un tiempo precioso para buscar juntos que el Amor de Dios convierta nuestras vidas, para estar listos y disponibles a celebrar la alegría de la Pascua:
«En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí. Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación».
2 Cor. 6, 2

El mismo Miércoles de Ceniza, la Iglesia nos llama a la conversión y nos propone tres medios muy concretos: ayunar, orar, amar.
Para que estos tres medios no sean sólo una convención, ni estén vacíos de contenido les proponemos descubrir qué significan concretamente para nosotros.

Primer momento:
Luego de plantear el objetivo de la Cuaresma y de invitar a preguntarnos qué es lo que Dios quiere de nosotros y de cada uno, nos dividimos en tres grupos, que trabajará con una de las propuestas que nos hace Jesús en el Evangelio (Mt. 6, 1-6.16-18): Ayuno, Oración y Caridad.
En cada grupo leeremos un breve cuento y luego dejaremos que la Palabra de Dios nos hable.

1º grupo: Ayuno
Un rabino que habituaba ayunar todos los sábados, se ausentaba a la hora de la comida, desapareciendo de la vista de todos. Esto despertó la curiosidad de su congregación, que se preguntaba a dónde iría el rabino. Todos imaginaban que en su tiempo de ayuno, se encontraba secretamente con Dios y para averiguarlo designaron a un miembro de la congregación para que lo siguiera. El «espía» lo siguió y vio como el rabino se disfrazaba de campesino y atendía a una mujer pagana paralítica, limpiando su casa y preparando para ella la comida del sábado.
Cuando el «espía» regresó, la congregación le preguntó: «¿Qué ha hecho el rabino en sus horas de ayuno? ¿A dónde ha ido? ¿Le has visto ascender al cielo?». «No», respondió el otro, «ha subido aún más arriba».
* ¿Qué nos está afirmando el cuento, en relación del ayuno?
* ¿Qué situaciones personales y grupales está iluminando?
* Sintetizar en una frase el mensaje que le deja al grupo el cuento leído.
«Dice Yavé: «Vuelvan a mí con todo corazón, con ayuno, con llantos y con lamentos.»
Rasguen su corazón, y no sus vestidos, y vuelvan a Yavé su Dios, porque él es bondadoso y compasivo; le cuesta enojarse, y grande es su misericordia».
Joel 2, 12-13

«Según dicen, me andan buscando día a día y se esfuerzan por conocer mis caminos. Vienen a preguntarme cuáles son sus obligaciones y desean la amistad de Dios. Y se quejan: «¿Por qué ayunamos y tú no lo ves, nos humillamos y tú no lo tomas en cuenta?»
Porque en los días de ayuno ustedes se dedican a sus negocios y obligan a trabajar a sus obreros. Ustedes ayunan entre peleas y contiendas, y golpean con maldad. No es con esta clase de ayunos que lograrán que se escuchen sus voces allá arriba.
¿No saben cuál es el ayuno que me agrada? Romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo.
Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán a tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano.
Entonces tu luz surgirá como la aurora y tus heridas sanarán rápidamente».
Is. 58,1-8

¿Qué nos enseña la Palabra acerca del ayuno?
¿Cómo podemos traducir la invitación a ayunar en gestos concretos?

2º grupo: Oración
Cuando el Maestro invitó al Gobernador a practicar la oración, y éste le dijo que estaba muy ocupado, la respuesta del Maestro fue:
«Me recuerdas a un hombre que caminaba por la jungla con los ojos vendados...y que estaba demasiado ocupado para quitarse las vendas».
Cuando el Gobernador alegó su falta de tiempo, el Maestro le dijo:
«Es un error creer que la oración no puede practicarse por falta de tiempo. El verdadero motivo es la agitación de la mente».
* ¿Qué tiempo le dedicamos a nuestro encuentro con Dios en la oración?
* ¿Cómo podemos conservar nuestra intimidad con Dios, en el ritmo de vida cotidiano?
* Sintetizar en una frase el mensaje que le deja al grupo el cuento leído.

«Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá».
Mt. 7, 7

«Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán. Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien , perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas».
Mc. 11, 24-25

«Jesús les enseñó que era necesario orar siempre sin desanimarse».
Lc. 18, 1

«Todo lo que pidan al Padre, Él se los concederá en mi Nombre. Hasta ahora no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta».
Jn. 16, 23-24

«Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo a favor de todos sus hermanos».
Ef. 6, 18

¿Qué nos dice Jesús en su Palabra, acerca de la oración?
¿En qué ilumina la Palabra, nuestra oración personal y grupal?
¿Cómo podemos traducir la invitación a orar, en gestos concretos?

3º grupo: Caridad
Por la calle vi una niña aterida y tiritando de frío dentro de su ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios: ¿Por qué permites estas cosa? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo? Durante un rato, Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de improviso, me respondió: «Ciertamente que he hecho algo. Te hice a ti».
* En esta Cuaresma el Amor de Dios se quiere expresar a los demás a través nuestro, ¿Quiénes nos necesitan?
* ¿Qué problemas nos angustian y qué respuesta podemos dar?
* Sintetizar en una frase el mensaje que le deja al grupo el cuento leído.

«Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe ... Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.»
1 Cor. 13, 1 - 3

«El que dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?»
1 Jn. 4, 20.

Podríamos afirmar que en el fondo no hay más que un solo amor. El amor a Dios es amor a los hermanos.

«Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto reconocerán que son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros.»
Jn. 14, 34 - 35

¿Qué nos enseña la Palabra?
¿Qué situaciones ilumina?
¿Cómo podemos traducir la invitación a la caridad en gestos concretos?

Segundo momento:
Luego del trabajo en los tres grupos, realizaremos una puesta en común y como fruto de lo compartido y a modo de compromiso, cada integrante completará una ficha semejante a la que aquí presentamos:

¿Qué me pide el Señor? ¿Qué nos pide el Señor?
Ayuno
Oración
Caridad

Cerramos el encuentro con una oración donde podemos poner en manos de Dios los compromisos que estamos dispuestos a asumir en esta Cuaresma, para que al fin podamos morir al pecado y vivir la vida nueva del Evangelio.

Moniciones y Oración de los Fieles: Domingo de Ramos. Ciclo A. 17 de abril 2011

Domingo de Ramos
17 de abril de 2011
Moniciones
MONICIÓN DE ENTRADA
La Procesión de las palmas simboliza el recibimiento entusiasta del pueblo de Jerusalén a Jesús de Nazaret. Y ahora vamos a iniciar la Eucaristía de este Domingo de Ramos que es el gran pórtico de la Semana Santa. Jesús en estos días va a consumar su entrega y, por tanto, la redención del género humano, tal como Dios Padre desea y pone en las manos de su Hijo Unigénito. Les deseamos, claro está, nuestra más cordial bienvenida a la celebración eucarística en la que vamos a escuchar, entera, la pasión del Señor narrada por San Mateo en su evangelio. Relato formidable que nos prepara e informa para mejor vivir los días grandes de nuestra fe. Iniciemos pues con emoción esta tan especial asamblea de hermanos en, también, un día muy importante para todos nosotros.

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- La primera lectura sacada del Libro de Isaías, nos muestra al Señor, siempre cerca del que sufre. Para él tiene una palabra de aliento, una mano tendida, una ayuda crucial. Es un relato crucial del Antiguo Testamento para mejor entender la Pasión de Cristo. Es el tercer cántico del Siervo del Señor. Escuchemos
2.- Un fragmento de la Carta a los Filipenses, conforma la segunda lectura. San Pablo nos reclama para realizar estas acciones desde la más profunda humildad. Y como ejemplo: Cristo. Él lo hizo todo sin hacer alarde de su categoría de Dios. Escuchemos
3.- Como evangelio La Pasión. Cualquier palabra sobraría para llegar a comprender que fue el mayor acto de amor que pueda conocer la historia. Tras la alegría de la entrada en Jerusalén que hemos celebrado con la Procesión de los Ramos, la liturgia de este día lee completa la Pasión de Nuestro Señor que en el presente ciclo --el A-- corresponde a San Mateo. Es ya difícil saber por qué Jesús tiene que morir. Y, sobre todo, admitir que ha de morir y en la Cruz. De Pie para escuchar la Proclamación de la Pasión del Señor


Domingo de Ramos
17 de abril de 2011
La oración de los fieles
CELEBRANTE
Hoy llega Jesús a Jerusalén. Día de fiesta, día de entrada triunfal. Pero la lectura de la Pasión nos recuerda la finalidad de este viaje. El próximo domingo será realmente domingo de fiesta. Ahora pidamos a Dios su fuerza para morir a nuestro egoísmo y resucitar a su Amor. Hoy repetimos:
SEÑOR, MUESTRANOS EL CAMINO DE LA CRUZ.
1.- Por el Papa, los obispos y sacerdotes y todos los miembros de la Iglesia para que cargando con su cruz sean testimonio de seguimiento a Cristo para toda la humanidad.
OREMOS AL SEÑOR
MONITOR
2.- Por los que dirigen los destinos de los pueblos para que no carguen pesadas cruces sobre los hombros de sus súbditos y Dios los ayude a la hora de llevar cada cual la suya.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Por los enfermos, los que sufren la separación de su familia, los que viven solos, los que han perdido la luz de la fe, para que tras el camino del Calvario encuentren la luz de la resurrección.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Por las familias para que compartiendo los misterios de esta Semana Santa, compartan la alegría de Cristo resucitado.
OREMOS AL SEÑOR
5.- Por todos los que aprovechan estos días para descansar, para que no descuiden que lo principal de esta semana es morir de una vez al egoísmo y la autocomplacencia.
OREMOS AL SEÑOR
6.-Por la Obra Por Cristo…Mas, Mas, Mas, para que esta continúe llevando la Palabra de Dios a todos los pueblos, para que entandamos el Amor que Dios nos tiene al sacrificar a su Hijo.
OREMOS AL SEÑOR
7.- Por todos los que nos hemos preparado con las prácticas cuaresmales a la llegada de la Pasión de Cristo, para que adentrándonos en ella descubramos el Amor de Dios que lo sostiene todo.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRANTE
Padre, haz que este pueblo que se ha preparado con privaciones para este tiempo viva con ardor y pasión esta semana que hoy comienza.
Te pedimos por Él que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
Amen

Homilías: Domingo de Ramos. Ciclo A. 17 de abril 2011

1.- ENTRAR EN JERUSALÉN ES “ENTRAR” EN LOS PLANES DE DIOS
Por Pedro Juan Díaz
1.- En este primer día de la Semana Santa recordamos el momento de la entrada de Jesús en Jerusalén. Jesús va allí a celebrar la Pascua. Todas las familias iban en peregrinación y se reunían en ese mismo lugar porque era donde estaba el Templo. Muchos peregrinos se encontrarán con familiares y amigos que les esperan después de un año. Van juntos a celebrar la Pascua. Se reunirán por familias en las casas. Repetirán palabras y gestos ancestrales que guardan todavía todo su significado y que permanecen en la memoria de los más ancianos. Unas palabras y gestos que serán transmitidos a los pequeños de cada hogar, donde se renovará, ante cada mesa compartida, la alianza de amistad y esperanza en la liberación definitiva de Dios.
2.- Los discípulos montan a Jesús en una borrica y entran por una calzada alfombrada por los ramos de olivo que la gente echa a su paso. Jesús entra con los vivas del pueblo. “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. Y toda la gente que contemplaba aquello se preguntaba: “¿quién es este?”. Nosotros nos preguntamos también muchas veces: ¿Por qué Dios es así? ¿Por qué permite tanto sufrimiento de las personas, tanto mal? ¿Qué “tipo” de Dios (Mesías) es este? Quizá encontremos respuestas contemplando lo que Dios nos dice hoy en su Palabra.
3.- En la primera lectura, el profeta Isaías se define como un discípulo de Dios que escucha su Palabra cada mañana para descubrir su voluntad y cumplirla, por obediencia de amor. Y esto lo hace convencido de que Dios responde por él. ¿Responderá Dios también por nosotros? ¿Por qué no dará Dios un puñetazo encima de la mesa del universo y acabará con tanto mal, tanto dolor y tanto sufrimiento que domina a tanta gente? Leemos la Pasión y nos damos cuenta de que con su hijo no lo hizo. Y con nosotros tampoco lo va a hacer, porque se ha tomado muy en serio nuestra independencia y nuestra libertad. Y porque nos respeta, como personas libres que somos, y espera de nosotros mucho más. Quizás este Dios nos escandalice, como a los judíos de su tiempo, porque también nos enseña a amarle y a seguirle desde el sufrimiento, cuando las cosas no nos van bien; y porque pudiendo actuar “a lo grande”, lo hace desde lo sencillo y lo pequeño.
4.- San Pablo, en la segunda lectura, resume con una gran oración, que se convirtió en Himno de las comunidades cristianas, que Cristo no vivió como un gran señor, sino como un siervo, y eso le valió el favor de Dios. No nació en una corte, sino en un pesebre. No vivió entre lujos, sino entre los pobres. No murió “en olor de santidad”, sino crucificado como un bandido. Y todo eso por amor obediente a los planes de Dios, a los proyectos de su Padre, a lo que Dios quería de él, no a lo que él quería que Dios le diera. ¿Qué es más importante: lo que Dios quiere de mí o lo que yo quiero que Dios me dé? Jesús descubrió que entrar en Jerusalén era “entrar” también en los planes de Dios, y así lo hizo.
5.- La clave de toda la lectura de la Pasión está en la obediencia de Jesús a la voluntad de su Padre, ese “entrar” en sus planes, aunque en muchos momentos no los entienda, pero confía y se entrega. Y su Padre le demuestra el amor de Dios por todas las personas, por encima incluso de la traición de Judas, de la negación de Pedro, del juicio falso y arbitrario de los judíos, de la indiferencia de los romanos, de la violencia y la burla de todos, del sufrimiento y de la soledad del mismo Jesús en la cruz… Nuestra respuesta a esa entrega generosa y por amor, es darle gracias con nuestra vida y nuestra entrega a los demás en la salud y en la enfermedad, en la suerte y en la desgracia, en lo bueno y en lo malo. ¡Gracias, Padre, porque has dado tu vida por mi! ¡Aquí estoy para hacer tu voluntad!
6.- Todo esto rondaba la mente de Jesús al entrar en Jerusalén. Jesús va con sus discípulos y con su familia, no es la primera vez, ya ha subido varias veces, los evangelios nos cuentan al menos tres, pero esta será la “definitiva”. El ambiente está tenso, los enfrentamientos con los sacerdotes y con los fariseos se han ido repitiendo a lo largo de los meses y la tensión se respira en el aire. Sus discípulos piensan que es “meterse en la boca del lobo”, pero ven al Maestro seguro de sí mismo, decidido a afrontar una vez más el desafío de seguir siendo fiel a su Padre Dios, y siguen caminando hacia Jerusalén con Él.
7.- Entran en grandes grupos, después de horas, de días de andar a través de campos y caminos, de dormir al raso quizás, la ciudad se muestra ante ellos como la mejor de las recompensas. “¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén”.
8.- Una vez en Jerusalén, tiene lugar la celebración de la Pascua. En la noche del Jueves Santo, Jesús cena con sus discípulos y hace una Pascua nueva, la Pascua de la Vida. “Haced esto en memoria mía”. El Viernes Santo, Jesús yace colgado de una cruz, signo de maldición convertido en signo de salvación. El relato de su pasión que hemos escuchado, y que volveremos a escuchar el Viernes Santo, es estremecedor. Cristo, solidario con la humanidad que sufre, que lo pasa mal, con toda persona humana sedienta de salvación, de sentido y felicidad plena, se anonada, se abaja, se humilla, hasta someterse a la muerte, “una muerte de cruz”. Y por fin el Sábado, la gran noche, la gran Vigilia, la noche de la resurrección y de la vida; y el Domingo, la Pascua, el día del gozo y la alegría. Jesús ha resucitado. Nuestra vida tiene un sentido nuevo, profundo, auténtico. “Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara. Celebremos y gocemos con su salvación”.
9.- Sin una mirada contemplativa guiada por la fe en el amor que Dios nos tiene, los hechos que celebramos se quedan en meros momentos del pasado, o en escenas de sufrimientos privados de sentido y de dimensión salvadora. Si no miramos con fe y con amor a este Jesús que se entrega por nosotros, no podremos comprender nada. Pidamos a Dios que esta semana nos llene el corazón del mismo amor con el que Jesús se entregó por nosotros, para que podamos manifestarlo a los que están cerca de nosotros todos los días del año.
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2.- ¡VIVA EL HIJO DE DAVID!... ¡QUÉ LO CRUCIFIQUEN!
Por Gabriel González del Estal
1.- Sí, son dos expresiones que leemos hoy en la liturgia de este Domingo de Ramos. La primera ¡viva el Hijo de David! la leemos en la lectura inicial del evangelio, antes de la procesión. Poco tiempo después, en la lectura de la pasión, vemos que la misma multitud que aclamó a Jesús, en la entrada a Jerusalén, como Hijo de David, pide ahora a Pilato que le crucifique. Desgraciadamente, no podemos extrañarnos nosotros de la actitud de aquella multitud que se dejó manipular por la charlatanería interesada y corrupta de los jefes y líderes del momento. También a nosotros, los medios de comunicación y los jefecillos y líderes de cada momento nos manipulan hasta tal punto que hechos y opiniones que habíamos considerado siempre justas y razonables, de repente nos parecen anticuadas, injustas y hasta ridículas. Es evidente que la vida progresa, cambia y avanza, pero no es menos evidente que muchos cambios y progresos de nuestros días no favorecen ni enriquecen nuestra vida, ni nuestras costumbres. Tenemos la obligación de afinar nuestra mente, y nuestro paladar, para no comulgar con ruedas de molino, sólo porque así les interese a los que mandan comercial o políticamente. Los que aclamaron como Hijo de David a Jesús de Nazaret lo hicieron porque le veían como un profeta que venía a salvarles; cuando pidieron a Pilato que lo crucificara lo hicieron movidos por los intereses de los jefes y líderes del pueblo que veían en Jesús de Nazaret a una persona que denunciaba sus hipocresías, su prepotencia, y sus egoísmos e intereses políticos y religiosos. Se dejaron convencer y manipular ingenuamente por personas que no buscaban el bien del pueblo sencillo y humilde, sino sus propios intereses egoístas. También hoy, nosotros cometemos frecuentemente ese mismo error.
2.- Domingo de Ramos: quien no estrena no tiene manos. Este dicho popular indica que la gente sencilla siempre consideró la fiesta del domingo de Ramos como un día alegre y, religiosamente, muy significativo. Es el primer día de la semana grande, de la Semana Santa, y en esta semana conmemoramos los cristianos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, a quien nosotros consideramos como nuestro Salvador. Las Procesiones de Semana Santa, comenzando por la procesión de este domingo de Ramos, son en muchas ciudades de España algo grande y muy significativo. Es verdad que en estas procesiones hay algo de folklore, de fiesta popular social, pero también es verdad que en las procesiones hay mucho de sentimiento religioso y de piedad sincera. Debemos cuidar los cristianos el sentido religioso de estas fiestas, celebrándolas con una especial alegría y con mucha piedad interior. El dicho popular seguía diciendo: al que no estrena se le caen las manos. Bien, levantemos, durante estos días, nosotros nuestras manos para aplaudir, aunque sólo sea interiormente, al Cristo que pasa a nuestro lado. Con su gesto y su mirada nos invita a considerar su vida, muerte y resurrección como un sacrificio de alabanza al Padre y de expiación por nuestros pecados.
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3. - NUESTRO MEJOR AMIGO ENTREGÓ LA VIDA POR MÍ, POR TI…
Por José María Maruri, SJ
1.- Hoy damos comienzo a la Semana Santa. En ella se descubre en toda su hondura el drama del hombre ante Dios. Drama de vida y de muerte, de traición y de eterna felicidad.
San Juan de Ávila dejó escrito que era necesario que la lanza del centurión romano abriese el corazón de Cristo para que a través de esa herida pudiéramos los hombres vislumbrar el amor infinito del Padre que entrega a su Hijo por nosotros, y del Hijo, Jesucristo, que se entrega a la muerte por nosotros.
En esta Eucaristía –como en todas—vuelve a repetirse en símbolo y en realidad aquel acto de entrega de Jesús. Y nosotros que, como los discípulos y los judíos, unas veces hemos aclamado a Cristo con entusiasmo como Rey y después le hemos traicionado y abandonamos tantas veces, nos convertimos, por nuestra debilidad y en nuestro pecado en protagonistas de la Pasión, tal como la hemos escuchado en el Evangelio. Insisto que ante la Pasión de Jesús no podemos ser meros espectadores o como auditorio pasivo. Cada uno de nosotros estábamos allí, entre aquellos judíos o aquellos discípulos, porque Jesús ofrecía su vida también por cada uno de nosotros. Y es que, para cada uno de nosotros es el relato de cuando nuestro mejor amigo entregó y perdió la vida por todos, por mí, por ti.
2.- La narración de la Pasión es de San Mateo, más cercana a la de San Marcos, y algo más alejada de la de San Lucas que sigue una tradición más antigua. En esta no se suaviza todo lo que sea violencia y dramatismo, como hace Lucas. Ahí están los sufrimientos, los azotes, la coronación de espinas. Y el largo y dramático relato de la crucifixión. Pero los tres evangelistas resaltan el señorío de Jesús, que da permiso para su prendimiento y responde con autoridad a los sumos sacerdotes. Y sobre todo resplandece la infinita misericordia del Señor en tales momentos, llamando al traidor por su nombre, curando la oreja del sirvo del pontífice, perdonando a los que le crucifican, y prometiendo el paraíso al buen ladrón. Jesús se manifiesta así como reflejo del amor y de la misericordia del Padre hacia nosotros.

Oficio Divino: Oficio de Lectura, Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas. Domingo de Ramos. Ciclo A. 17 de abril 2011

OFICIO DIVINO-TIEMPO DE CUARESMA
DOMINGO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR O DE RAMOS
Del Propio de la solemnidad.
OFICIO DE LECTURA (6:00)-LAUDES (7:00)-TERCIA (9:00)-SEXTA (12:00)-NONA (15:00)-VISPERAS (19:00) Y COMPLETAS (22:00)
17 de abril 2011.
OFICIO DE LECTURA

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: ¿QUIÉN ES ESTE QUE VIENE?

¿Quién es este que viene,
recién atardecido,
cubierto por su sangre
como varón que pisa los racimos?

¿Quién es este que vuelve,
glorioso y malherido,
y, a precio de su muerte,
compra la paz y libra a los cautivos?

Se durmió con los muertos,
y reina entre los vivos;
no le venció la fosa,
porque el Señor sostuvo a su elegido.

Anunciad a los pueblos
qué habéis visto y oído;
aclamad al que viene
como la paz, bajo un clamor de olivos. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Señor, Dios mío, te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto.

Salmo 103 I - HIMNO AL DIOS CREADOR

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.

Extiendes los cielos como una tienda,
construyes tu morada sobre las aguas;
las nubes te sirven de carroza,
avanzas en las alas del viento;
los vientos te sirven de mensajeros;
el fuego llameante, de ministro.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas;

pero a tu bramido huyeron,
al fragor de tu trueno se precipitaron,
mientras subían los montes y bajaban los valles:
cada cual al puesto asignado.
Trazaste una frontera que no traspasarán,
y no volverán a cubrir la tierra.

De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
en ellos beben las fieras de los campos,
el asno salvaje apaga su sed;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Señor, Dios mío, te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto.

Ant. 2. El Señor saca pan de los campos y vino para alegrar el corazón del hombre.

Salmo 103 II

Desde tu morada riegas los montes,
y la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados,
y forraje para los que sirven al hombre.

Él saca pan de los campos,
y vino que le alegra el corazón;
y aceite que da brillo a su rostro,
y alimento que le da fuerzas.

Se llenan de savia los árboles del Señor,
los cedros del Líbano que él plantó:
allí anidan los pájaros,
en su cima pone casa la cigüeña.
Los riscos son para las cabras,
las peñas son madriguera de erizos.

Hiciste la luna con sus fases,
el sol conoce su ocaso.
Pones las tinieblas y viene la noche
y rondan las fieras de la selva;
los cachorros rugen por la presa,
reclamando a Dios su comida.

Cuando brilla el sol, se retiran,
y se tumban en sus guaridas;
el hombre sale a sus faenas,
a su labranza hasta el atardecer.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El Señor saca pan de los campos y vino para alegrar el corazón del hombre.

Ant. 3. Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.

Salmo 103 III

¡Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría!;
la tierra está llena de tus creaturas.

Ahí está el mar: ancho y dilatado,
en él bullen, sin número,
animales pequeños y grandes;
lo surcan las naves, y el Leviatán
que modelaste para que retoce.

Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo:
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes;

escondes tu rostro, y se espantan;
les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Cuando él mira la tierra, ella tiembla;
cuando toca los montes, humean.

Cantaré al Señor mientras viva,
tocaré para mi Dios mientras exista:
que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor.

Que se acaben los pecadores en la tierra,
que los malvados no existan más.
¡Bendice, alma mía, al Señor!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.

V. Cuando sea yo levantado en alto sobre la tierra.
R. Atraeré a todos hacia mí.

PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 50, 4--51, 3

EL SIERVO DEL SEÑOR SOPORTA LA PRUEBA

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana despierta mi oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído: yo no me resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará? Mirad, todos se consumen como ropa, los roe la polilla.

¿Quién de vosotros teme al Señor y escucha la voz de su siervo? Aunque camine en tinieblas, sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del Señor y se apoye en su Dios. Atención, vosotros, los que atizáis el fuego y encendéis teas: id a la hoguera de vuestro fuego, de las teas que habéis encendido. Así os tratará mi mano, yaceréis en el tormento.

Escuchadme, los que vais tras la justicia, los que buscáis al Señor: Mirad la roca de donde os tallaron, la cantera de donde os extrajeron; mirad a Abraham, vuestro Padre, y a Sara, que os dio a luz; cuando lo llamé, era uno, pero lo bendije y lo multipliqué.
El Señor consuela a Sión, consuela a sus ruinas: convertirá su desierto en un edén, su yermo en jardín del Señor; allí habrá gozo y alegría, con acción de gracias al son de instrumentos.

RESPONSORIO Is 50, 5.6a; Lc 12, 50

R. El Señor me abrió el oído: yo no me resistí ni me eché atrás: * ofrecí la espalda a los que me golpeaban.
V. Tengo que recibir un bautismo, y ¡qué impaciente estoy por sumergirme en él!
R. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban.

SEGUNDA LECTURA
De las Disertaciones de San Andrés de Creta, obispo
(Disertación 9, Sobre el domingo de ramos: PG 97, 990-994)

BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR, EL REY DE ISRAEL.

Venid, subamos juntos al monte de los Olivos y salgamos al encuentro de Cristo, que vuelve hoy desde Betania, y que se encamina por su propia voluntad hacia aquella venerable y bienaventurada pasión, para llevar a término el misterio de nuestra salvación.

Viene, en efecto, voluntariamente hacia Jerusalén, el mismo que, por amor a nosotros, bajó del cielo para exaltarnos con él, como dice la Escritura, por encima de todo principado, potestad, virtud y dominación, y de todo ser que exista, a nosotros que yacíamos postrados.

Él viene, pero no como quien toma posesión de su gloria, con fasto y ostentación. No gritará -dice la Escritura-, no clamará, no voceará por las calles, sino que será manso y humilde, con apariencia insignificante, aunque le ha sido preparada una entrada suntuosa.

Corramos, pues, con el que se dirige con presteza a la pasión, e imitemos a los que salían a su encuentro. No para alfombrarle el camino con ramos de olivo, tapices, mantos y ramas de palmera, sino para poner bajo sus pies nuestras propias personas, con un espíritu humillado al máximo, con una mente y un propósito sinceros, para que podamos así recibir a la Palabra que viene a nosotros y dar cabida a Dios, a quien nadie puede contener.

Alegrémonos, por tanto, de que se nos haya mostrado con tanta mansedumbre aquel que es manso y que sube sobre el ocaso de nuestra pequeñez, a tal extremo, que vino y convivió con nosotros, para elevarnos hasta sí mismo, haciéndose de nuestra familia.

Dice el salmo: Subió a lo más alto de los cielos, hacia oriente (hacia su propia gloria y divinidad, interpreto yo), con las primicias de nuestra naturaleza, hasta la cual se había abajado Impregnándose de ella; sin embargo, no por ello abandona su inclinación hacia el género humano, sino que seguirá cuidando de él para irlo elevando de gloria en gloria, desde lo ínfimo de la tierra, hasta hacerlo partícipe de su propia sublimidad.

Así, pues, en vez de unas túnicas o unos ramos inanimados, en vez de unas ramas de arbustos, que pronto pierden su verdor y que por poco tiempo recrean la mirada, pongámonos nosotros mismos bajo los pies de Cristo, revestidos de su gracia, mejor aún, de toda su persona, porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo; extendámonos tendidos a sus pies, a manera de túnicas.

Nosotros, que antes éramos como escarlata por la inmundicia de nuestros pecados, pero que después nos hemos vuelto blancos como la nieve con el baño saludable del bautismo, ofrezcamos al vencedor de la muerte no ya ramas de palmera, sino el botín de su victoria, que somos nosotros mismos.

Aclamémoslo también nosotros, como hacían los niños, agitando los ramos espirituales del alma y diciéndole un día y otro: Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel.

RESPONSORIO Jn 12, 12. 13; Mt 21, 8. 9

R. Cuando la multitud se enteró de que Jesús llegaba a Jerusalén, salió a su encuentro. Un inmenso gentío iba tendiendo sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y alfombraban con ellas el camino y gritaban: * «¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»
V. La muchedumbre que lo precedía y también la que iba detrás gritaban:
R. «¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»

ORACIÓN.

OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: EL PUEBLO QUE FUE CAUTIVO

El pueblo que fue cautivo
y que tu mano libera
no encuentra mayor palmera
ni abunda en mejor olivo.
Viene con aire festivo
para enramar tu victoria,
y no te ha visto en su historia,
Dios de Israel, más cercano:
ni tu poder más a mano
ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor!
Gritad: «¡Hosanna!», y haceos
como los niños hebreos
al paso del Redentor.
¡Gloria y honor
al que viene en el nombre del Señor! Amén.

SALMODIA

Ant. 1. El numeroso gentío, que había venido a la fiesta, aclamaba al Señor: «Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.»

Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.

Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.

Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El numeroso gentío, que había venido a la fiesta, aclamaba al Señor: «Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.»

Ant. 2. Con los ángeles y los niños, cantemos al triunfador de la muerte: «Hosanna en el cielo.»

Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Con los ángeles y los niños, cantemos al triunfador de la muerte: «Hosanna en el cielo.»

Ant. 3. Bendito el que viene en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en las alturas.

Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.

Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,

Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,

alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta, alabe al Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Bendito el que viene en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en las alturas.

LECTURA BREVE Za 9, 9

Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén. Mira a tu Rey que viene a ti, justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.

RESPONSORIO BREVE

V. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.

V. De entre toda raza, lengua, pueblo y nación.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Aclamemos con palmas de victoria al Señor que viene, y salgamos a su encuentro con himnos y cantos, dándole gloria y diciendo: «Bendito eres, Señor.»

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Aclamemos con palmas de victoria al Señor que viene, y salgamos a su encuentro con himnos y cantos, dándole gloria y diciendo: «Bendito eres, Señor.»

PRECES

Adoremos a Cristo, que al entrar en Jerusalén fue aclamado por las multitudes como rey y mesías; acojámosle también nosotros con gozo, diciendo:

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Hosanna a ti, Hijo de David y Rey eterno;
hosanna a ti, vencedor de la muerte y del mal.

Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.

Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.

Salvador nuestro, que viniste a salvar a los pecadores,
conduce a tu reino a los que en ti creen, esperan y te aman.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Unidos fraternalmente, dirijámonos al Padre, diciendo con toda confianza:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: AMIGO DE LOS HOMBRES, JESUCRISTO

Amigo de los hombres, Jesucristo,
tú solo das sentido a nuestra historia,
y, con los ojos fijos al futuro,
la Iglesia vive fiel a tu memoria.

Este tiempo de ayuno te presenta
de nosotros la parte más oscura,
y tus manos clavadas al madero
nos devuelven tu paz y tu ternura.

A lo largo del día no nos dejes,
no nos falte la luz de tu mirada:
llena de amor los pasos que caminan
de este mundo a la luz de tu alborada. Amén.

SALMODIA

Ant. La víspera del día solemne de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, como amaba a los suyos, les dio la mayor prueba de amor que puede darse.

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.

¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir:. «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. La víspera del día solemne de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, como amaba a los suyos, les dio la mayor prueba de amor que puede darse.

LECTURA BREVE 2Co 4, 10-11

Llevamos siempre en nosotros por todas partes los sufrimientos mortales de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. Aun viviendo, estamos continuamente entregados a la muerte por Jesús, para qué también la vida de Jesús se manifieste en esta nuestra vida mortal.

V. Se humillaba voluntariamente.
R. Y no abría su boca.

ORACIÓN

OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: LA ALEGRÍA DE SALVARSE

La alegría de salvarse
al pueblo fiel regocije;
Jesús, redentor de todos,
mató de la muerte al príncipe.

La gente ramos de olivo
y palmas doquier consigue:
«De David hosanna al Hijo»
con vivas voces repite.

También nosotros corramos al
encuentro del gran Príncipe,
himnos cantando de gloria
con palmas y gozo ilímite.

Gloria a Dios Padre se dé,
gloria al Hijo que en él vive,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos se le brinde. Amén.

SALMODIA

Ant. Como el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas.

Salmo 22 - EL BUEN PASTOR

El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 75 I- ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA

Dios se manifiesta en Judá,
su fama es grande en Israel;
su tabernáculo está en Jerusalén,
su morada en Sión:
allí quebró los relámpagos del arco,
el escudo, la espada y la guerra.

Tú eres deslumbrante, magnífico,
con montones de botín conquistados.
Los valientes duermen su sueño,
y a los guerreros no les responden sus brazos.
Con un bramido, ¡oh Dios de Jacob!,
inmovilizaste carros y caballos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 75 - II

Tú eres terrible: ¿quién resiste frente a ti
al ímpetu de tu ira?
Desde el cielo proclamas la sentencia:
la tierra teme sobrecogida,
cuando Dios se pone en pie para juzgar,
para salvar a los humildes de la tierra.

La cólera humana tendrá que alabarte,
los que sobrevivan al castigo te rodearán.
Haced votos al Señor y cumplidlos,
y traigan los vasallos tributo al Temible:
él deja sin aliento a los príncipes,
y es temible para los reyes del orbe.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Como el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas.

LECTURA BREVE 1Pe 4, 13-14

Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

V. Él soportó nuestros sufrimientos.
R. Y aguantó nuestras rebeldías.

ORACIÓN

OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: OJOS DE AQUEL PUBLICANO

Ojos de aquel publicano
hasta la tierra caídos,
el Dios de la luz os mira,
miradle con regocijo.

Mano que pide clemencia
hiriendo el pecho contrito,
el Señor te abre la puerta
de su pecho compasivo.

Lengua que en bajo murmullo
dices tu dolor sentido,
el Juez que sabe juzgar
ha escuchado complacido.

Padre del octavo día,
glorioso siendo propicio,
perdónanos, purifícanos,
por el honor de tu Hijo. Amén.

SALMODIA

Ant. Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia; líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!

Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia; líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA BREVE 1Pe 5, 10-11

Tras un breve padecer, el Dios de toda gracia, que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, él mismo os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. A él la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Adoremos el signo de la cruz.
R. Por él que recibimos la salvación.

ORACIÓN

OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: LLEVABA ROJA LA TÚNICA

Llevaba roja la túnica
y enrojecido el cabello.
¿De dónde, con pies sangrantes,
avanzas tú, Lagarero?
«Del monte de la batalla
y de la victoria vengo;
rojo fue mi atardecer,
blanco será mi lucero.»

Llevaba roja la túnica,
roja de sangre y fuego.

También de blanco le vi
el vestido y el aliento;
bello como las estrellas,
como flor de cardo bello.
Rojo como la amapola
y blanco como un cordero:
carmesíes sus heridas
y blancos sus pensamientos.

Llevaba blanca la túnica,
blanca de amor y fuego.

Por toda la negra tierra
el chorro de sus veneros:
sangre preciosa su sangre
que hace blanco el sufrimiento.
¡Oh Cristo, de sangre roja!
¡Oh Cristo, dolor supremo!
A ti el clamor de los hombres,
en ti nuestros clavos fieros.

Llevaba roja la túnica,
roja de sangre y fuego. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Herido y humillado, Dios lo exaltó con su diestra.

Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Herido y humillado, Dios lo exaltó con su diestra.

Ant. 2. La sangre de Cristo nos purificará, para dar culto al Dios vivo.

Salmo 113 B - HIMNO AL DIOS VERDADERO.

No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria;
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?

Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:

tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;

tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.

Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.

Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.

Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. La sangre de Cristo nos purificará, para dar culto al Dios vivo.

Ant. 3. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia.

Cántico: PASIÓN VOLUNTARIA DE CRISTO, SIERVO DE DIOS 1Pe 2, 21b-24

Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.

El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.

Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia.

LECTURA BREVE Hch. 13, 26-30a

Hermanos, a vosotros envía Dios este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, pero, al condenarlo a muerte, dieron cumplimiento a las palabras de los profetas que se leen cada sábado. Y, a pesar de que no encontraron en él causa alguna digna de muerte, pidieron a Pilato que lo hiciera morir. Una vez que cumplieron todo lo que de él estaba escrito, lo bajaron de la cruz y lo depositaron en un sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos.

RESPONSORIO BREVE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

V. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. «Dice la Escritura: "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño"; pero, después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea; allí me veréis», dice el Señor.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. «Dice la Escritura: "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño"; pero, después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea; allí me veréis», dice el Señor.

PRECES

Oremos humildemente al Salvador del género humano, que sube a Jerusalén a sufrir su pasión para entrar así en la gloria, y digámosle:

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu pasión,
para que consigamos la gloria de la resurrección.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos consuelas.

Mira con bondad a aquellos a quienes hemos escandalizado con nuestros pecados,
ayúdalos a ellos y corrígenos a nosotros, para que resplandezca en todo tu santidad y tu amor.

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
concede a tus fieles obediencia y paciencia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
y a nosotros concédenos también que un día participemos de su felicidad.

Porque la muerte de Cristo nos ha hecho agradables a Dios, nos atrevemos a orar al Padre, diciendo:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CUANDO LLEGÓ EL INSTANTE DE TU MUERTE

Cuando llegó el instante de tu muerte
inclinaste la frente hacia la tierra,
como todos los mortales;
mas no eras tú el hombre derribado,
sino el Hijo que muerto nos contempla.

Cuando me llegue el tránsito esperado
y siga sin retorno por mi senda,
como todos los mortales,
el sueño de tu rostro será lumbre
y tu gloria mi gloria venidera.

El silencio sagrado de la noche
tu paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo, luz de los mortales;
acepta nuestro sueño necesario
como secreto amor que a ti se llega. Amén

SALMODIA

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;

te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

LECTURA BREVE Ap 22, 4-5

Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

Evangelio del Domingo de Ramos, Ciclo A. 17 de abril 2011

Evangelio del Domingo de Ramos. Ciclo A. 15 de abril 2011.

† Pasión de nuestro Señor
Jesucristo Según san Mateo
(26, 14—27, 66)
Gloria a ti, Señor.

¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?

C. En aquel tiempo, uno de los
Doce, llamado Judas Iscariote,
fue a ver a los sumos sacerdotes
y les dijo:
S. “¿Cuánto me dan si les
entregó a Jesús?”
C. Ellos quedaron en darle
treinta monedas de plata.
Y desde ese momento andaba
buscando una oportunidad para
entregárselo.

¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?

C. El primer día de la fiesta de
los panes Azimos, los discípulos
se acercaron a Jesús y le
preguntaron:
S. “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?”
C. El respondió:
†. “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’ ”.
C. Ellos hicieron lo que Jesús
les había ordenado y prepararon
la cena de Pascua.

Uno de ustedes va a entregarme
C. Al atardecer, se sentó a la
mesa con los Doce, y mientras
cenaban, les dijo:
†. “Yo les aseguro que uno de
ustedes va a entregarme”.
C. Ellos se pusieron muy tristes
y comenzaron a preguntarle uno
por uno:
S. “¿Acaso soy yo, Señor?”
C. El respondió:
†. “El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido”.
C. Entonces preguntó Judas,
el que lo iba a entregar:
S. “¿Acaso soy yo, Maestro?”
C. Jesús le respondió:
†. “Tú lo has dicho”.

Este es mi cuerpo.
Esta es mi sangre.

C. Durante la cena, Jesús tomó un pan, y pronunciada la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
†. “Tomen y coman. Este es mi Cuerpo”.
C. Luego tomó en sus manos una copa de vino, y pronunciada la acción de gracias, la pasó a sus discípulos, diciendo:
†. “Beban todos de ella, porque ésta es mi Sangre, Sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos, para el perdón de los pecados. Les digo que ya no beberé más del fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre”.

Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas

C. Después de haber cantado el himno, salieron hacia el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo:
†. “Todos ustedes se van a escandalizar de mí esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño. Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea”.
C. Entonces Pedro le replicó:
S. “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré”.
C. Jesús le dijo:
†. “Yo te aseguro que esta misma noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces”.
C. Pedro le replicó:
S. “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”.
C. Y lo mismo dijeron todos los discípulos.

Comenzó a sentir tristeza y angustia

C. Entonces Jesús fue con ellos a un lugar llamado Getsemaní y dijo a los discípulos:
†. “Quédense aquí mientras yo voy a orar más allá”.
C. Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y
angustia. Entonces les dijo:
†. “Mi alma está llena de una tristeza mortal. Quédense aquí y velen conmigo”.
C. Avanzó unos pasos más, se postró rostro en tierra y comenzó a orar, diciendo:
†. “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero que no se haga como yo quiero, sino como quieres tú”.
C. Volvió entonces a donde estaban los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro:
†. “¿No han podido velar conmigo ni una hora? Velen y oren, para no caer en la tentación, porque el espíritu está pronto, pero la carne es débil”.
C. Y alejándose de nuevo, se puso a orar, diciendo:
†. “Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”.
C. Después volvió y encontró a sus discípulos otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados de sueño. Los dejó y se fue a orar de nuevo, por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. Después de esto, volvió a donde estaban los discípulos y les dijo:
†. “Duerman ya y descansen. He aquí que llega la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya está aquí el que me va a entregar”.

Echaron mano a Jesús y lo aprehendieron

C. Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó Judas, uno de los Doce, seguido de una chusma numerosa con espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El que lo iba a entregar les había dado esta señal:
S. “Aquel a quien yo le dé un beso, ése es. Aprehéndanlo”.
C. Al instante se acercó a Jesús y le dijo:
S. “¡Buenas noches, Maestro!”
C. Y lo besó. Jesús le dijo:
†. “Amigo, ¿es esto a lo que has venido?”
C. Entonces se acercaron a Jesús, le echaron mano y lo apresaron.
Uno de los que estaban con Jesús, sacó la espada, hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó una oreja. Le dijo entonces Jesús:
†. “Vuelve la espada a su lugar, pues quien usa la espada, a espada morirá.
¿No crees que si yo se lo pidiera a mi Padre, él pondría ahora mismo a mi disposición más de doce legiones de ángeles? Pero, ¿cómo se cumplirían entonces las Escrituras, que dicen que así debe suceder?”
C. Enseguida dijo Jesús a aquella chusma:
†. “¿Han salido ustedes a apresarme como a un bandido, con espadas y palos? Todos los días yo enseñaba, sentado en el templo, y no me aprehendieron. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplieran las predicciones de los profetas”.
C. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

Verán al hijo del hombre sentado a la derecha de Dios

C. Los que aprehendieron a Jesús lo llevaron a la casa del sumo sacerdote Caifás, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos. Pedro los fue siguiendo de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote.
Entró y se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y todo el sanedrín andaban buscando un falso testimonio contra Jesús, con ánimo de darle muerte; pero no lo encontraron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Al fin llegaron dos, que dijeron:
S. “Este dijo: ‘Puedo derribar el templo de Dios y reconstruirlo en tres días’ ”.
C. Entonces el sumo sacerdote se levantó y le dijo:
S. “¿No respondes nada a lo que éstos atestiguan en contra tuya?”
C. Como Jesús callaba,el sumo sacerdote le dijo:
S. “Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”.
C. Jesús le respondió:
†. “Tú lo has dicho. Además, yo les declaro que pronto verán al Hijo del hombre, sentado a la derecha de Dios, venir sobre las nubes del cielo”.
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó:
S. “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes mismos han oído la blasfemia.¿Qué les parece?”
C. Ellos respondieron:
S. “Es reo de muerte”.
C. Luego comenzaron a escupirle en la cara y a darle de bofetadas. Otros lo golpeaban, diciendo:
S. “Adivina quién es el que te ha pegado”.

Antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces

C. Entretanto, Pedro estaba fuera, sentado en el patio. Una criada se le acercó y le dijo:
S. “Tú también estabas con Jesús, el galileo”.
C. Pero él lo negó ante todos,diciendo:
S. “No sé de qué me estáshablando”.
C. Ya se iba hacia el zaguán, cuando lo vio otra criada y dijo a los que estaban ahí:
S. “También ése andaba con Jesús, el nazareno”.
C. El de nuevo lo negó con juramento:
S. “No conozco a ese hombre”. C. Poco después se acercaron a Pedro los que estaban ahí y le dijeron:
S. “No cabe duda de que tú también eres de ellos, pues hasta tu modo de hablar te delata”.
C. Entonces él comenzó a echar maldiciones y a jurar que no conocía a aquel hombre. Y en aquel momento cantó el gallo. Entonces se acordó Pedro de que Jesús había dicho: ‘Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces’. Y saliendo de ahí se soltó a llorar amargamente.

Llevaron a Jesús ante el procurador Poncio Pilato
C. Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte. Después de atarlo, lo llevaron ante el procurador,Poncio Pilato, y se lo entregaron.
Entonces Judas, el que lo había entregado, viendo que Jesús había sido condenado a muerte, devolvió arrepentido las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo:
S. “Pequé, entregando la sangre de un inocente”.
C. Ellos dijeron:
S. “¿Y a nosotros qué nos importa? Allá tú”.
C. Entonces Judas arrojó las monedas de plata en el templo,se fue y se ahorcó.

No es lícito juntarlas con el dinero de las limosnas

C. Los sumos sacerdotes tomaron las monedas de plata y dijeron:
S. “No es lícito juntarlas con el dinero de las limosnas, porque son precio de sangre”.
C. Después de deliberar, compraron con ellas el Campo del alfarero, para sepultar ahí a los extranjeros. Por eso aquel campo se llama hasta el día de hoy “Campo de sangre”. Así se cumplió lo que dijo el profeta Jeremías: Tomaron las treinta monedas de plata en que fue tasado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel, y las dieron por el Campo del alfarero, según lo que me ordenó el Señor.

¿Eres tú el rey de los judíos?

C. Jesús compareció ante el procurador, Poncio Pilato, quien le preguntó:
S. “¿Eres tú el rey de los judíos?”
C. Jesús respondió:
†. “Tú lo has dicho”.
C. Pero nada respondió a las acusaciones que le hacían los sumos sacerdotes y los
ancianos. Entonces le dijo Pilato:
S. “¿No oyes todo lo que dicen contra ti?”
C. Pero él nada respondió, hasta el punto de que el procurador se quedó muy extrañado. Con ocasión de la fiesta de la Pascua, el procurador solía conceder a la multitud la libertad del preso que quisieran. Tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Dijo,pues, Pilato a los ahí reunidos:
S. “¿A quién quieren que les deje en libertad: a Barrabás o a Jesús, que se dice el Mesías?”
C. Pilato sabía que se lo habían entregado por envidia. Estando él sentado en el tribunal, su mujer mandó decirle:
S. “No te metas con ese hombre justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa”.
C. Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la muchedumbre de que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. Así, cuando el procurador les preguntó:
S. “¿A cuál de los dos quieren que les suelte?”,
C. ellos respondieron:
S. “A Barrabás”.
C. Pilato les dijo:
S. “¿Y qué voy a hacer con Jesús, que se dice el Mesías?”
C. Respondieron todos:
S. “Crucifícalo”.
C. Pilato preguntó:
S. “Pero, ¿qué mal ha hecho?”
C. Mas ellos seguían gritando cada vez con más fuerza:
S. “¡Crucifícalo!”
C. Entonces Pilato, viendo que nada conseguía y que crecía el tumulto, pidió agua y se lavó las manos ante el pueblo, diciendo:
S. “Yo no me hago responsable de la muerte de este hombre justo. Allá ustedes”.
C. Todo el pueblo respondió:
S. “¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!”
C. Entonces Pilato puso en libertad a Barrabás. En cambio a Jesús lo hizo azotar y lo entregó para que lo crucificaran.

iViva el rey de los judíos!

C. Los soldados del procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a todo el batallón. Lo desnudaron, le echaron encima un manto de púrpura, trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza; le pusieron una caña en su mano derecha, y arrodillándose ante él,se burlaban diciendo:
S. “¡Viva el rey de los judíos!”,
C. y le escupían. Luego, quitándole la caña, lo golpeaban con ella en la cabeza. Después de que se burlaron de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y lo llevaron a crucificar.

Juntamente con él crucificaron a dos ladrones

C. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz. Al llegar a un lugar llamado Gólgota, es decir, “Lugar de la Calavera”, le dieron a beber a Jesús vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no lo quiso beber. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos, echando suertes, y se quedaron sentados ahí para custodiarlo.
Sobre su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena:
‘Este es Jesús, el rey de los judíos’. Juntamente con él, crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.

Si eres el Hijo de Dios,baja de la cruz

C. Los que pasaban por ahí lo insultaban moviendo la cabeza y gritándole:
S. “Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo;si eres el Hijo dios,baja de la cruz”.
C. También se burlaban de él los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, diciendo:
S. “Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo. Si es el rey de Israel, que baje de la cruz y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios, que Dios lo salve ahora, si es que de verdad lo ama, pues él ha dicho: ‘Soy el Hijo de Dios’ ”.
C. Hasta los ladrones que estaban crucificados a su lado lo injuriaban.

Elí, Elí, ¿lemá sabactaní?

C. Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, se oscureció toda aquella tierra. Y alrededor de las tres, Jesús exclamó con fuerte voz:
†. “Elí, Elí, ¿lemá sabactaní?”,
C. que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. “Está llamando a Elías”.
C. Enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y sujetándola a una caña, le ofreció de beber. Pero los otros le dijeron:
S. “Déjalo. Vamos a ver si viene Elías a salvarlo”.
C. Entonces Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, expiró.

Aquí se arrodillan todos y se hace una breve pausa.

C. Entonces el velo del templo se rasgó en dos partes, de arriba a abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron. Se abrieron los sepulcros y resucitaron muchos justos que habían muerto, y después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y
se aparecieron a mucha gente.
Por su parte, el oficial y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que ocurrían, se llenaron de un gran temor y dijeron:
S. “Verdaderamente éste era hijo de Dios”.
C. Estaban también allí, mirando desde lejos, muchas de las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

José tomó el cuerpo de Jesús y lo depositó en un sepulcro Nuevo

C. Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús. Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, y Pilato dio orden de que se lo entregaran. José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo, que había hecho excavar en la roca para sí mismo.
Hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se retiró. Estaban ahí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.

Tomen un pelotón de soldados, vayan y aseguren el sepulcro como quieran

C. Al otro día, el siguiente de la preparación de la Pascua, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato y le dijeron:
S. “Señor, nos hemos acordado de que ese impostor, estando aún en vida,
dijo: ‘A los tres días resucitaré’.
Manda, pues, asegurar el sepulcro hasta el tercer día; no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: ‘Resucitó de entre los muertos’, porque esta última impostura sería peor que la primera”.
C. Pilato les dijo:
S. “Tomen un pelotón de soldados, vayan y aseguren el sepulcro como ustedes quieran”.
C. Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, poniendo un sello sobre la puerta y dejaron ahí la guardia.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexion:
La de hoy es una celebración especial, pero no demasiado. Es una Eucaristía dominical en la que se subrayan dos momentos: la procesión de entrada y la proclamación de la Pasión.
La procesión, con cantos en honor de Cristo que empieza su subida a la Cruz, es ya la entrada de la misa (aunque el Misal ponga el título de "Misa" para lo que sucede en la iglesia). En cada Eucaristía acompañamos con el canto la entrada del presidente, representante de Cristo, el auténtico Presidente y Sacerdote de la comunidad. Hoy, de manera especial, el sacerdote visibiliza al Cristo que entra en Jerusalén, dispuesto a dar cumplimiento pleno a su misión. Todo está centrado en Cristo. Lo aclamamos en tono de victoria: él entra en su semana decisiva como el Siervo que se entrega, pero la terminará resucitado por el Espíritu a una nueva existencia. Hoy, caminando de un lugar a otro, mostramos que también nosotros le seguimos y nos dirigimos a la Pascua con él.
En la celebración de la Palabra, la nota especial es la Pasión, este año según Mateo. Su proclamación hay que cuidarla muy bien. Se trata de que el mensaje de estas páginas dramáticas llegue en las mejores condiciones posibles a todos los fieles y en todas las misas. Si parece que favorecerá la escucha más atenta, se puede invitar a la comunidad a que se siente. Del mismo modo, si va a ayudar a asimilar la mejor, se pueden intercalar unas breves aclamaciones cantadas.
En esta Semana Santa tenemos que preparar con un cuidado mayor las celebraciones: los ministerios, el repertorio de cantos, los varios ritos que van a ser especiales y también los que son los de siempre, pero que en estos días tienen particular sentido.
- EL SIERVO DE DIOS SE ENTREGA POR TODOS
Las lecturas nos centran en el modelo del camino pascual, CristoJesús, que va a pasar, a través de la muerte, a la nueva vida: el Siervo de Yahvé, solidario con sus hermanos, que se entrega hasta la muerte, y así salva a toda la comunidad.
La 1a lectura nos hace escuchar el tercer canto del Siervo de Yahvé. Sin detenernos mucho en la exégesis de este poema, debemos hacer ver las actitudes del Siervo que anuncia Isaías y que cumple perfectamente Jesús: las dificultades, persecución, golpes e insultos que encontrará en su camino, y su confianza en Dios, que le permite ser fiel hasta el final. Para que aprendamos también nosotros y tengamos ánimos: "Ofrecí la espalda a los que me golpeaban... para saber decir al abatido una palabra de aliento". En la 2a lectura, san Pablo nos presenta con otro "himno" cómo Cristo ha bajado, en su solidaridad con nosotros, hasta la renuncia total y la humillación de la muerte (movimiento descendente), pero ha sido elevado por el Padre hasta la gloria (movimiento ascendente). Pascua significa eso: el "paso" por la muerte a la vida. Pablo nos lo dice para animarnos a que nuestro programa de vida sea el mismo que el de Jesús.
El evangelio de Mateo es la cumbre del mensaje de hoy: la comunidad escucha una vez más, desde la fe y la admiración, el camino que ha seguido Jesús a la cruz y a la resurrección. Un camino serio, solidario, prototipo de todo el dolor de la humanidad y también del estilo con que Dios ha asumido nuestro mal y nos ha querido salvar por el perdón y el amor. Volveremos a escuchar la Pasión -esta vez según Juan-, el Viernes, el primer día del Triduo Pascual.
- ACOMPAÑAR A CRISTO EN SU PASCUA
Tres aclamaciones marcan esta semana: desde el "hosanna" de hoy, pasando por el "crucifícale", hasta el gozoso "aleluya, ha resucitado" de la noche pascual. Tres palabras que retratan el camino de Jesús y que nos dan ánimos a nosotros para el nuestro. Acompañar a Cristo en su Semana Santa supone los dos aspectos: la muerte y la resurrección, el dolor y la alegría, la entrega y el premio. Somos invitados, desde hoy, no sólo a meditar y orar este misterio de la Pascua, sino a vivirla en nuestra existencia, aceptando con fidelidad lo que pueda comportarnos de esfuerzo el ser cristianos y alimentando una confianza absoluta en el Dios que es Padre lleno de amor, y cuyo última palabra no es la muerte, sino la vida, como en Jesús. Si le acompañamos a la cruz, también seremos partícipes de su nueva vida de Resucitado.

Ordinario de la Misa: Domingo de Ramos. Ciclo A. 17 de abril 2011

Domingo 17 de Abril,2011
Fieles del Señor, alábenlo
Beban todos de ella, porque ésta es mi sangre
Tu lo has dicho
Pequé, entregando la sangre de un inocente
¿Eres tú el rey de los judíos?
Verdaderamente éste era hijo de Dios
Vivamos santamente unidos a Jesús
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que has querido entregarnos como ejemplo de humildad a Cristo, nuestro salvador, hecho hombre y clavado en una cruz, concédenos vivir según las enseñanzas de su pasión, para participar con él, un día, de su gloriosa resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (50, 4-7)
En aquel entonces, dijo Isaías:
“El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endureció mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 21
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Todos los que me ven, de mí se burlan; me hacen gestos y dicen: “Confiaba en el Señor, pues que él lo salve; si de veras lo ama,
que lo libre”.
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Los malvados me cercan por doquiera como rabiosos perros. Mis manos y mis pies han taladrado y se pueden contar todos mis huesos.
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Reparten entre sí mis vestiduras y se juegan mi túnica a los dados. Señor, auxilio mío, ven y ayúdame, no te quedes de mí tan alejado.
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alábenlo; glorifícalo, linaje de Jacob;
témelo, estirpe de Israel.
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?

Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Filipenses
(2, 6-11)
Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres.
Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio
† Pasión de nuestro Señor
Jesucristo Según san Mateo
(26, 14—27, 66)
Gloria a ti, Señor.

¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?

C. En aquel tiempo, uno de los
Doce, llamado Judas Iscariote,
fue a ver a los sumos sacerdotes
y les dijo:
S. “¿Cuánto me dan si les
entregó a Jesús?”
C. Ellos quedaron en darle
treinta monedas de plata.
Y desde ese momento andaba
buscando una oportunidad para
entregárselo.

¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?

C. El primer día de la fiesta de
los panes Azimos, los discípulos
se acercaron a Jesús y le
preguntaron:
S. “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?”
C. El respondió:
†. “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’ ”.
C. Ellos hicieron lo que Jesús
les había ordenado y prepararon
la cena de Pascua.

Uno de ustedes va a entregarme
C. Al atardecer, se sentó a la
mesa con los Doce, y mientras
cenaban, les dijo:
†. “Yo les aseguro que uno de
ustedes va a entregarme”.
C. Ellos se pusieron muy tristes
y comenzaron a preguntarle uno
por uno:
S. “¿Acaso soy yo, Señor?”
C. El respondió:
†. “El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido”.
C. Entonces preguntó Judas,
el que lo iba a entregar:
S. “¿Acaso soy yo, Maestro?”
C. Jesús le respondió:
†. “Tú lo has dicho”.

Este es mi cuerpo.
Esta es mi sangre.

C. Durante la cena, Jesús tomó un pan, y pronunciada la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
†. “Tomen y coman. Este es mi Cuerpo”.
C. Luego tomó en sus manos una copa de vino, y pronunciada la acción de gracias, la pasó a sus discípulos, diciendo:
†. “Beban todos de ella, porque ésta es mi Sangre, Sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos, para el perdón de los pecados. Les digo que ya no beberé más del fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre”.

Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas

C. Después de haber cantado el himno, salieron hacia el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo:
†. “Todos ustedes se van a escandalizar de mí esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño. Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea”.
C. Entonces Pedro le replicó:
S. “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré”.
C. Jesús le dijo:
†. “Yo te aseguro que esta misma noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces”.
C. Pedro le replicó:
S. “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”.
C. Y lo mismo dijeron todos los discípulos.

Comenzó a sentir tristeza y angustia

C. Entonces Jesús fue con ellos a un lugar llamado Getsemaní y dijo a los discípulos:
†. “Quédense aquí mientras yo voy a orar más allá”.
C. Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y
angustia. Entonces les dijo:
†. “Mi alma está llena de una tristeza mortal. Quédense aquí y velen conmigo”.
C. Avanzó unos pasos más, se postró rostro en tierra y comenzó a orar, diciendo:
†. “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero que no se haga como yo quiero, sino como quieres tú”.
C. Volvió entonces a donde estaban los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro:
†. “¿No han podido velar conmigo ni una hora? Velen y oren, para no caer en la tentación, porque el espíritu está pronto, pero la carne es débil”.
C. Y alejándose de nuevo, se puso a orar, diciendo:
†. “Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”.
C. Después volvió y encontró a sus discípulos otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados de sueño. Los dejó y se fue a orar de nuevo, por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. Después de esto, volvió a donde estaban los discípulos y les dijo:
†. “Duerman ya y descansen. He aquí que llega la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya está aquí el que me va a entregar”.

Echaron mano a Jesús y lo aprehendieron

C. Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó Judas, uno de los Doce, seguido de una chusma numerosa con espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El que lo iba a entregar les había dado esta señal:
S. “Aquel a quien yo le dé un beso, ése es. Aprehéndanlo”.
C. Al instante se acercó a Jesús y le dijo:
S. “¡Buenas noches, Maestro!”
C. Y lo besó. Jesús le dijo:
†. “Amigo, ¿es esto a lo que has venido?”
C. Entonces se acercaron a Jesús, le echaron mano y lo apresaron.
Uno de los que estaban con Jesús, sacó la espada, hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó una oreja. Le dijo entonces Jesús:
†. “Vuelve la espada a su lugar, pues quien usa la espada, a espada morirá.
¿No crees que si yo se lo pidiera a mi Padre, él pondría ahora mismo a mi disposición más de doce legiones de ángeles? Pero, ¿cómo se cumplirían entonces las Escrituras, que dicen que así debe suceder?”
C. Enseguida dijo Jesús a aquella chusma:
†. “¿Han salido ustedes a apresarme como a un bandido, con espadas y palos? Todos los días yo enseñaba, sentado en el templo, y no me aprehendieron. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplieran las predicciones de los profetas”.
C. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

Verán al hijo del hombre sentado a la derecha de Dios

C. Los que aprehendieron a Jesús lo llevaron a la casa del sumo sacerdote Caifás, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos. Pedro los fue siguiendo de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote.
Entró y se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y todo el sanedrín andaban buscando un falso testimonio contra Jesús, con ánimo de darle muerte; pero no lo encontraron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Al fin llegaron dos, que dijeron:
S. “Este dijo: ‘Puedo derribar el templo de Dios y reconstruirlo en tres días’ ”.
C. Entonces el sumo sacerdote se levantó y le dijo:
S. “¿No respondes nada a lo que éstos atestiguan en contra tuya?”
C. Como Jesús callaba,el sumo sacerdote le dijo:
S. “Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”.
C. Jesús le respondió:
†. “Tú lo has dicho. Además, yo les declaro que pronto verán al Hijo del hombre, sentado a la derecha de Dios, venir sobre las nubes del cielo”.
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó:
S. “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes mismos han oído la blasfemia.¿Qué les parece?”
C. Ellos respondieron:
S. “Es reo de muerte”.
C. Luego comenzaron a escupirle en la cara y a darle de bofetadas. Otros lo golpeaban, diciendo:
S. “Adivina quién es el que te ha pegado”.

Antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces

C. Entretanto, Pedro estaba fuera, sentado en el patio. Una criada se le acercó y le dijo:
S. “Tú también estabas con Jesús, el galileo”.
C. Pero él lo negó ante todos,diciendo:
S. “No sé de qué me estáshablando”.
C. Ya se iba hacia el zaguán, cuando lo vio otra criada y dijo a los que estaban ahí:
S. “También ése andaba con Jesús, el nazareno”.
C. El de nuevo lo negó con juramento:
S. “No conozco a ese hombre”. C. Poco después se acercaron a Pedro los que estaban ahí y le dijeron:
S. “No cabe duda de que tú también eres de ellos, pues hasta tu modo de hablar te delata”.
C. Entonces él comenzó a echar maldiciones y a jurar que no conocía a aquel hombre. Y en aquel momento cantó el gallo. Entonces se acordó Pedro de que Jesús había dicho: ‘Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces’. Y saliendo de ahí se soltó a llorar amargamente.

Llevaron a Jesús ante el procurador Poncio Pilato
C. Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte. Después de atarlo, lo llevaron ante el procurador,Poncio Pilato, y se lo entregaron.
Entonces Judas, el que lo había entregado, viendo que Jesús había sido condenado a muerte, devolvió arrepentido las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo:
S. “Pequé, entregando la sangre de un inocente”.
C. Ellos dijeron:
S. “¿Y a nosotros qué nos importa? Allá tú”.
C. Entonces Judas arrojó las monedas de plata en el templo,se fue y se ahorcó.

No es lícito juntarlas con el dinero de las limosnas

C. Los sumos sacerdotes tomaron las monedas de plata y dijeron:
S. “No es lícito juntarlas con el dinero de las limosnas, porque son precio de sangre”.
C. Después de deliberar, compraron con ellas el Campo del alfarero, para sepultar ahí a los extranjeros. Por eso aquel campo se llama hasta el día de hoy “Campo de sangre”. Así se cumplió lo que dijo el profeta Jeremías: Tomaron las treinta monedas de plata en que fue tasado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel, y las dieron por el Campo del alfarero, según lo que me ordenó el Señor.

¿Eres tú el rey de los judíos?

C. Jesús compareció ante el procurador, Poncio Pilato, quien le preguntó:
S. “¿Eres tú el rey de los judíos?”
C. Jesús respondió:
†. “Tú lo has dicho”.
C. Pero nada respondió a las acusaciones que le hacían los sumos sacerdotes y los
ancianos. Entonces le dijo Pilato:
S. “¿No oyes todo lo que dicen contra ti?”
C. Pero él nada respondió, hasta el punto de que el procurador se quedó muy extrañado. Con ocasión de la fiesta de la Pascua, el procurador solía conceder a la multitud la libertad del preso que quisieran. Tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Dijo,pues, Pilato a los ahí reunidos:
S. “¿A quién quieren que les deje en libertad: a Barrabás o a Jesús, que se dice el Mesías?”
C. Pilato sabía que se lo habían entregado por envidia. Estando él sentado en el tribunal, su mujer mandó decirle:
S. “No te metas con ese hombre justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa”.
C. Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la muchedumbre de que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. Así, cuando el procurador les preguntó:
S. “¿A cuál de los dos quieren que les suelte?”,
C. ellos respondieron:
S. “A Barrabás”.
C. Pilato les dijo:
S. “¿Y qué voy a hacer con Jesús, que se dice el Mesías?”
C. Respondieron todos:
S. “Crucifícalo”.
C. Pilato preguntó:
S. “Pero, ¿qué mal ha hecho?”
C. Mas ellos seguían gritando cada vez con más fuerza:
S. “¡Crucifícalo!”
C. Entonces Pilato, viendo que nada conseguía y que crecía el tumulto, pidió agua y se lavó las manos ante el pueblo, diciendo:
S. “Yo no me hago responsable de la muerte de este hombre justo. Allá ustedes”.
C. Todo el pueblo respondió:
S. “¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!”
C. Entonces Pilato puso en libertad a Barrabás. En cambio a Jesús lo hizo azotar y lo entregó para que lo crucificaran.

iViva el rey de los judíos!

C. Los soldados del procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a todo el batallón. Lo desnudaron, le echaron encima un manto de púrpura, trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza; le pusieron una caña en su mano derecha, y arrodillándose ante él,se burlaban diciendo:
S. “¡Viva el rey de los judíos!”,
C. y le escupían. Luego, quitándole la caña, lo golpeaban con ella en la cabeza. Después de que se burlaron de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y lo llevaron a crucificar.

Juntamente con él crucificaron a dos ladrones

C. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz. Al llegar a un lugar llamado Gólgota, es decir, “Lugar de la Calavera”, le dieron a beber a Jesús vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no lo quiso beber. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos, echando suertes, y se quedaron sentados ahí para custodiarlo.
Sobre su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena:
‘Este es Jesús, el rey de los judíos’. Juntamente con él, crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.

Si eres el Hijo de Dios,baja de la cruz

C. Los que pasaban por ahí lo insultaban moviendo la cabeza y gritándole:
S. “Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo;si eres el Hijo dios,baja de la cruz”.
C. También se burlaban de él los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, diciendo:
S. “Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo. Si es el rey de Israel, que baje de la cruz y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios, que Dios lo salve ahora, si es que de verdad lo ama, pues él ha dicho: ‘Soy el Hijo de Dios’ ”.
C. Hasta los ladrones que estaban crucificados a su lado lo injuriaban.

Elí, Elí, ¿lemá sabactaní?

C. Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, se oscureció toda aquella tierra. Y alrededor de las tres, Jesús exclamó con fuerte voz:
†. “Elí, Elí, ¿lemá sabactaní?”,
C. que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. “Está llamando a Elías”.
C. Enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y sujetándola a una caña, le ofreció de beber. Pero los otros le dijeron:
S. “Déjalo. Vamos a ver si viene Elías a salvarlo”.
C. Entonces Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, expiró.

Aquí se arrodillan todos y se hace una breve pausa.

C. Entonces el velo del templo se rasgó en dos partes, de arriba a abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron. Se abrieron los sepulcros y resucitaron muchos justos que habían muerto, y después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y
se aparecieron a mucha gente.
Por su parte, el oficial y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que ocurrían, se llenaron de un gran temor y dijeron:
S. “Verdaderamente éste era hijo de Dios”.
C. Estaban también allí, mirando desde lejos, muchas de las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

José tomó el cuerpo de Jesús y lo depositó en un sepulcro Nuevo

C. Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús. Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, y Pilato dio orden de que se lo entregaran. José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo, que había hecho excavar en la roca para sí mismo.
Hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se retiró. Estaban ahí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.

Tomen un pelotón de soldados, vayan y aseguren el sepulcro como quieran

C. Al otro día, el siguiente de la preparación de la Pascua, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato y le dijeron:
S. “Señor, nos hemos acordado de que ese impostor, estando aún en vida,
dijo: ‘A los tres días resucitaré’.
Manda, pues, asegurar el sepulcro hasta el tercer día; no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: ‘Resucitó de entre los muertos’, porque esta última impostura sería peor que la primera”.
C. Pilato les dijo:
S. “Tomen un pelotón de soldados, vayan y aseguren el sepulcro como ustedes quieran”.
C. Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, poniendo un sello sobre la puerta y dejaron ahí la guardia.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexion:
La de hoy es una celebración especial, pero no demasiado. Es una Eucaristía dominical en la que se subrayan dos momentos: la procesión de entrada y la proclamación de la Pasión.
La procesión, con cantos en honor de Cristo que empieza su subida a la Cruz, es ya la entrada de la misa (aunque el Misal ponga el título de "Misa" para lo que sucede en la iglesia). En cada Eucaristía acompañamos con el canto la entrada del presidente, representante de Cristo, el auténtico Presidente y Sacerdote de la comunidad. Hoy, de manera especial, el sacerdote visibiliza al Cristo que entra en Jerusalén, dispuesto a dar cumplimiento pleno a su misión. Todo está centrado en Cristo. Lo aclamamos en tono de victoria: él entra en su semana decisiva como el Siervo que se entrega, pero la terminará resucitado por el Espíritu a una nueva existencia. Hoy, caminando de un lugar a otro, mostramos que también nosotros le seguimos y nos dirigimos a la Pascua con él.
En la celebración de la Palabra, la nota especial es la Pasión, este año según Mateo. Su proclamación hay que cuidarla muy bien. Se trata de que el mensaje de estas páginas dramáticas llegue en las mejores condiciones posibles a todos los fieles y en todas las misas. Si parece que favorecerá la escucha más atenta, se puede invitar a la comunidad a que se siente. Del mismo modo, si va a ayudar a asimilar la mejor, se pueden intercalar unas breves aclamaciones cantadas.
En esta Semana Santa tenemos que preparar con un cuidado mayor las celebraciones: los ministerios, el repertorio de cantos, los varios ritos que van a ser especiales y también los que son los de siempre, pero que en estos días tienen particular sentido.
- EL SIERVO DE DIOS SE ENTREGA POR TODOS
Las lecturas nos centran en el modelo del camino pascual, CristoJesús, que va a pasar, a través de la muerte, a la nueva vida: el Siervo de Yahvé, solidario con sus hermanos, que se entrega hasta la muerte, y así salva a toda la comunidad.
La 1a lectura nos hace escuchar el tercer canto del Siervo de Yahvé. Sin detenernos mucho en la exégesis de este poema, debemos hacer ver las actitudes del Siervo que anuncia Isaías y que cumple perfectamente Jesús: las dificultades, persecución, golpes e insultos que encontrará en su camino, y su confianza en Dios, que le permite ser fiel hasta el final. Para que aprendamos también nosotros y tengamos ánimos: "Ofrecí la espalda a los que me golpeaban... para saber decir al abatido una palabra de aliento". En la 2a lectura, san Pablo nos presenta con otro "himno" cómo Cristo ha bajado, en su solidaridad con nosotros, hasta la renuncia total y la humillación de la muerte (movimiento descendente), pero ha sido elevado por el Padre hasta la gloria (movimiento ascendente). Pascua significa eso: el "paso" por la muerte a la vida. Pablo nos lo dice para animarnos a que nuestro programa de vida sea el mismo que el de Jesús.
El evangelio de Mateo es la cumbre del mensaje de hoy: la comunidad escucha una vez más, desde la fe y la admiración, el camino que ha seguido Jesús a la cruz y a la resurrección. Un camino serio, solidario, prototipo de todo el dolor de la humanidad y también del estilo con que Dios ha asumido nuestro mal y nos ha querido salvar por el perdón y el amor. Volveremos a escuchar la Pasión -esta vez según Juan-, el Viernes, el primer día del Triduo Pascual.
- ACOMPAÑAR A CRISTO EN SU PASCUA
Las tres lecturas nos muestran la seriedad del dolor de Cristo, y de su aceptación de la cruz. El salmo nos ha hecho decir juntamente con él: "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", expresión dramática de la soledad y del dolor de un moribundo que se siente olvidado incluso por Dios. Cristo se ha solidarizado con nuestra condición humana hasta la profundidad de la misma muerte.
Pero en las tres hay también un tono de esperanza. El Siervo se siente apoyado por Dios: "Mi Señor me ayudaba... y sé que no quedaré avergonzado". En el poema de Pablo se asegura: "Dios lo levantó sobre todo...". La pasión que leemos tendrá su complemento en la gozosa proclamación del evangelio en la Vigilia Pascual, en la noche del 23 al 24 de abril.
Tres aclamaciones marcan esta semana: desde el "hosanna" de hoy, pasando por el "crucifícale", hasta el gozoso "aleluya, ha resucitado" de la noche pascual. Tres palabras que retratan el camino de Jesús y que nos dan ánimos a nosotros para el nuestro. Acompañar a Cristo en su Semana Santa supone los dos aspectos: la muerte y la resurrección, el dolor y la alegría, la entrega y el premio. Somos invitados, desde hoy, no sólo a meditar y orar este misterio de la Pascua, sino a vivirla en nuestra existencia, aceptando con fidelidad lo que pueda comportarnos de esfuerzo el ser cristianos y alimentando una confianza absoluta en el Dios que es Padre lleno de amor, y cuyo última palabra no es la muerte, sino la vida, como en Jesús. Si le acompañamos a la cruz, también seremos partícipes de su nueva vida de Resucitado.
Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos a Dios, autor de nuestra salvación, y, sabiendo que Jesús es el que viene en su nombre para salvarnos de la muerte y del pecado, digámosle:
Te rogamos, óyenos.
Por la Iglesia: que en la pasión, muerte y resurrección de Cristo descubra su amor por los hombres, y en su resurrección encuentre la fuerza que necesita para anunciarlo.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por los cristianos: para que durante esta semana sintonicemos con el corazón de Cristo y logremos una convencida y sincera conversión.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por los que no tienen fe, por los que se sienten tentados, por los enfermos y los pobres: para que Jesús, que desea consumar su plan salvador, sea su liberación.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por los cristianos: que sepamos reconocer en los pobres y necesitados y en cuantos reclaman nuestra ayuda, compañía y consuelo, el rostro de Dios.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por los que llevan en sus vidas las marcas de la pasión de Cristo: para que como Él den sentido a sus sufrimientos y con Él sean redentores de la humanidad.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por los que confesamos nuestra fe en Jesús: que sepamos ver e interpretar nuestra historia como tiempo de salvación, y para que vivamos santamente esta semana unidos a Jesús que nos da su vida por amor.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.

Celebrante:
Dios y Salvador del mundo, escucha nuestras súplicas confiadas, y haz que la contemplación de los misterios de nuestra redención nos haga más sensibles a tu voz que nos llama a la santidad y al compromiso con los pobres
y necesitados.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Oración sobre las Ofrendas
Que la pasión de tu Hijo, actualizada en este santo sacrificio que vamos a ofrecerte, nos alcance, Señor, de tu misericordia, el perdón que no podemos merecer por nuestras obras.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio propio
La Pasión del Señor
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
El cuál, siendo inocente, se dignó padecer por los pecadores y fue injustamente condenado por salvar a los culpables; con su muerte borró nuestros delitos y, resucitando, conquistó nuestra justificación.
Por eso, te alabamos con todos los ángeles y te aclamamos con voces de júbilo, diciendo:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has alimentado con esta Eucaristía, y por medio de la muerte de tu Hijo nos das la esperanza de alcanzar lo que la fe nos promete, concédenos, Señor, llegar, por medio de su resurrección, a la meta de nuestras esperanzas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.