Moniciones y Oración de los Fieles. Tiempo Ordinario. Ciclo A.
XXVII Domingo del Tiempo Ordinario
2 de octubre de 2011
Moniciones
MONICIÓN DE ENTRADA
Sean todos bienvenidos a nuestra primera Eucaristía dominical del mes de octubre. En este Domingo 27 del tiempo ordinario Jesús de Nazaret nos narra la parábola de los viñadores homicidas. Se trata de un avance profético de lo que sería el fin de su vida, entregada por nosotros. Vamos completando el tiempo ordinario en dirección hacia el Adviento y en los domingos últimos de este tiempo asistiremos a esos momentos postreros de la lucha de Jesús contra la injusticia de fariseos, sumos sacerdotes y letrados. Y así fue la vida de Jesús, que ejemplo y camino para todos nosotros. Iniciemos, pues, nuestra celebración con alegría y esperanza. Nos ponemos de pie para recibir al Celebrante, con la alegría de un canto.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- En la primera lectura el profeta Isaías hace una amonestación a la gente de su tiempo, la cual, hoy, nos interpela hoy a nosotros: son los frutos los que cuentan, son las obras las que tienen valor a los ojos de Dios. No sirve que seamos conocedores de todos los dogmas, ni de las verdades, ni de los poderes, si no producimos los frutos que el Reino quiere, el Señor se quedará triste al contemplar hoy su viña. Y los frutos del Reino son: verdad, justicia, paz, perdón, acogida a los despreciados... y todo esto hecho desde la vida. Escuchemos con atención.
2.- Hay que poner nuestra confianza en el Señor, como dice la segunda lectura, sacada de la Carta San Pablo a los Filipenses. Hoy se respira una gran falta de fe, la vida de muchos está marcada por la ansiedad y la angustia, y Pablo de Tarso nos apremia a que recuperemos la fe perdida; y él mismo nos dice como encontrarla: en la oración. Escuchemos
3.- El Evangelio de San Mateo nos cuenta como se aperciben los jefes de los sacerdotes y los fariseos de que las palabras de Jesús, que narran la parábola de la viña y de sus arrendadores asesinos, se refieren a ellos. También hoy se refieren a nosotros, pero, ¿somos capaces de reconocer que se refieren a nosotros, a nuestros graves delitos? No, porque, normalmente, cuando oímos en boca de Jesús cosas que no nos gustan, siempre creemos que las dice por los demás o para personas de otras épocas. Jesús de Nazaret nos habla directamente a nosotros, todos los días, a todas las horas. Escuchemos con mucha atención la proclamación del Santo Evangelio.
XXVII Domingo del Tiempo Ordinario
2 de octubre de 2011
La oración de los fieles
CELEBRANTE
Señor, somos tu viña, la que con el Amor de Tu Hijo regeneraste, sin embargo no siempre damos el fruto que debemos. Haz que nuestros pasos no se aparten de Ti. Hoy nuestra plegaria es:
AYÚDANOS A CONSTRUIR UNA VIÑA DE AMOR
1.- Por el Papa, los obispos, sacerdotes y diáconos, que trabajen intensamente para dar a conocer el amor del Padre
OREMOS AL SEÑOR
MONITOR
2. Por los gobernantes de todo el mundo, para que sus actuaciones estén en sintonía con el Reino de Amor y Paz que nos enseña Cristo Jesús.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Para que cese la violencia y las guerras en todo el mundo y así podamos construir una viña en la que solo se enseñe el amor y quienes lo hagan, lo hagan con amor.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Por los jóvenes de todo el mundo, para que comiencen a descubrir las posibilidades de un amor limpio y duradero.
OREMOS AL SEÑOR
5.- Por los pobres, los inmigrantes, los ancianos, los enfermos, para que reciban mucho amor de todos los que les rodean
OREMOS AL SEÑOR
6.- Por la Obra Por Cristo…Mas, Mas, Mas, para que esta siga comprometida, cada día más, con el anuncio de la Palabra del Señor, contribuyendo así, a conseguir paz, buena convivencia entre todos y mucho amor.
OREMOS AL SEÑOR
7.- Por lo que estamos presentes en esta Eucaristía –y por los que no pudieron o quisieron venir—para que aprovechemos todo el amor que reside en el misterio del Sacramento del Altar.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRRANTE
Dios Padre nuestro, que eres amor, enséñanos a amar, aun en las circunstancias más difíciles y contrarias al amor.
Te lo pedimos por Nuestro Seños Jesucristo.
Amen
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sábado, 1 de octubre de 2011
HOMILIAS: DOMINGO XXVII T. O. CICLO A. 2 DE OCTUBRE, 2011
HOMILIAS: DOMINGO XXVII T. O. CICLO A. 2 DE OCTUBRE, 2011
1.- SER TRANSPARENCIA DE DIOS EN EL MUNDO
Por Pedro Juan Díaz
1.- Otra vez la viña, ¡y van tres! Pero todas tienen un sentido catequético. La primera vez era una invitación del Señor: “id también vosotros a trabajar a mi viña”; la segunda, el modo de hacerlo, con disponibilidad y siendo coherentes con lo que decimos y hacemos; y hoy, los frutos de ese trabajo. ¿Qué frutos espera Dios de nosotros? ¿Los estamos dando? El punto de partida de todo esto no es otra cosa que el amor apasionado de Dios por su pueblo, por su viña. El mensaje sigue siendo una Buena Noticia que hay que acoger con confianza y con mucha esperanza en las capacidades que tenemos las personas para dar el fruto que Dios espera.
2.- La viña es una clara imagen del pueblo de Israel, y puede serlo también de la Iglesia, de nosotros. El propietario es Dios mismo, aunque muchas veces pensemos que los dueños somos nosotros y que podemos hacer lo que nos venga en gana. De ahí que sea muy importante que siempre estemos a la escucha de lo que Dios quiere de su viña, que somos nosotros. Y Dios es un buen “empresario”, como veíamos también hace un par de semanas, cuando salía a contratar jornaleros a distintas horas del día, y hasta cinco veces, porque no quiere que ninguno de sus hijos e hijas pase necesidad. Él se ha desvivido por la viña, para que estuviera lozana y diera buenos frutos. Pero los distintos “arrendatarios” se han sublevado contra los profetas, los enviados de Dios, e incluso contra el propio heredero, Jesucristo, a quien han dado muerte. Han usado la violencia en contra de su Señor y han querido ser más amos que jornaleros.
3.- Esta es la denuncia que el profeta Isaías hace en la primera lectura, pero es también la que Mateo hace a su comunidad cristiana con la parábola del evangelio. Dice el profeta: “¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? … Esperó de ellos derecho, y ahí tienen: asesinatos; esperó justicia, y ahí tienen: lamentos”. Y dice también el evangelista: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”, haciendo referencia a Jesucristo y a su muerte y resurrección. ¿No será esto una denuncia y una reflexión hacia una Iglesia que no damos los frutos que quiere Dios? Son palabras tan duras las de Jesús que a lo mejor dudamos que tengan algo que ver con nosotros: “Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de los Cielos y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”. Tendremos que revisarnos.
4.- ¿Qué frutos son los que tenemos que dar? La semana pasada nos decía el Señor que menos palabras y más hechos. ¿Qué clase de cristianismo estamos viviendo? ¿Es un cristianismo estéril, o por el contrario, fructífero? Después veremos la cantidad de nuestro fruto, que no es tan importante, ya saben, unos 10, otros 30, otros 70… según la capacidad de cada uno, pero lo importante es dar fruto.
5.- El Señor nos quiere en su viña. Y quiere también el fruto de una vida entregada a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados. Queremos ser transparencia de Dios en el mundo, en nuestros ambientes, entre los que nos rodean, que nos conozcan por nuestros frutos, que no son otros que los frutos del Reino de Dios: solidaridad con los más necesitados, fraternidad, servicio mutuo, justicia para los más desfavorecidos, perdón, gratuidad, generosidad… nuestra sociedad los necesita, es también la viña del Señor a la que Él nos envía a trabajar. Vayamos gozosos sabiendo que Dios nos acompaña, que es un buen “empresario” que no nos abandona y que lucha para que tengamos lo mejor, lo necesario para una vida digna y feliz.
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2.- DIOS ESPERA MUCHO DE NOSOTROS. NO LE DEFRAUDEMOS
Por José María Martín OSA
1- Al lado de los menos favorecidos. El canto de la viña, compuesto por Isaías al principio de su ministerio, es una de las piezas poéticas más hermosas de toda la Biblia. Se trata de lo que hoy llamaríamos una canción-denuncia, por lo que interesa mucho conocer la situación socio-política del momento. De esta situación podemos hacernos idea si leemos después las siete maldiciones que se pronuncian contra los acaparadores de tierras y fortunas, los especuladores del suelo y los estafadores, los jueces corrompidos, los campeones en beber vino y los que banquetean despreocupados, los que confunden el mal y el bien y los que son sabios a sus propios ojos...Tengamos en cuenta que la denuncia y la amenaza atañe a toda la sociedad que bien pudiera ser la nuestra hoy. La viña no le dio al amo lo que era de esperar, sino agrazones. Y ante el silencio de la viña, de la casa de Israel, Yahvé pronuncia una sentencia sobre ella y contra ella. El amo derribará la tapia para que la coman los rebaños y la devasten. Dios abandonará a Israel a su propia suerte y lo entregará como fácil presa a los asirios. Pues esperaba uvas y le ha dado agrazones; quería que corriera el derecho y la justicia como un río y sólo corre la sangre inocente y los lamentos de los oprimidos. La conclusión es que a Dios le duele la injusticia ejercida contra los pobres y oprimidos y sale en su defensa. ¿Somos los cristianos de hoy defensores de los pobres? ¿Cómo estamos actuando ante la crisis económica y moral que afecta especialmente a los menos favorecidos?
2.- Una nueva manera de vivir. Pablo presenta a los filipenses un estilo de moral, una forma de comportamiento que no tiene nada que ver con la moral pagana, sino que camina en otra línea. Señala varios puntos de apoyo para los creyentes. El primero es que el actuar cristiano se desarrolla en la oración, en un clima de ternura en Cristo Jesús. La prescripción de toda moral queda desplazada por una visión de amor y esto lo expresa el creyente en la acción de gracias. Algo que cada domingo toda comunidad cristiana se esfuerza por poner de manifiesto. El creyente se caracteriza por buscar la verdad, lo noble, lo justo, lo puro, lo amable… Así se construirá la paz.
3.- Dar el fruto que Dios espera. En la parábola de la viña Jesús se dirige a los sumos sacerdotes y senadores del pueblo, a los jefes de Israel, y a los fariseos. El Salmo 79 aclara que la viña es todo el pueblo de Israel. El propietario mandó primero a sus criados para recibir el fruto. Estos criados pueden identificarse con los profetas del Antiguo Testamento. Dios, como el propietario de la viña, ha amado tanto al mundo que ha entregado a su propio Hijo para que se salven cuantos crean en él y tengan vida. En estas palabras hay una profecía de la muerte que le espera en Jerusalén y una confesión indirecta de que El es el Hijo de Dios. Mateo, teniendo en cuenta los acontecimientos de la crucifixión de Jesús en el calvario, dice aquí que los arrendatarios, agarrando al heredero, "lo empujaron fuera de la viña y lo mataron". Recordemos que Jesús murió fuera de los muros de Jerusalén, rechazado por los jefes de Israel y el pueblo judío. Jesús acostumbraba a referirse a su muerte sin olvidar nunca la resurrección. Por eso añade ahora una alusión a su exaltación final, sirviéndose de la cita del salmo 118, “la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”. Hoy la viña del Señor es la Iglesia, también de ella espera recibir los frutos oportunos. ¿Seremos capaces de dar estos frutos que Dios y el mundo esperan de nosotros?
________________________________________
3.- NOSOTROS TENEMOS UN DIOS IMPRUDENTE
Por José María Maruri, SJ
1.- Esta parábola sienta en el banquillo de los acusados a los representantes religiosos del pueblo judío y a todo su pueblo. A través de los siglos Dios ha enviado a sus mensajeros y de esos profetas tan conocidos como Amos, Miqueas, Isaías, Jeremías, Ezequiel y Zacarías fueron asesinados como en la parábola. Y el último enviado por Dios, Jesús el Hijo, fue echado fuera de Jerusalén y ajusticiado a petición de ese mismo pueblo. Por eso pierde el privilegio de pueblo escogido y se le da a otros viñadores que den fruto.
2.- Pero yo diría que la parábola es un canto al respeto de Dios al hombre y de su amor irreflexivo. Si se han dado cuenta todo sucede en la viña en ausencia del dueño de ella. Dios está ausente, pero eso no significa que no le importe el problema, ni que evada sus responsabilidades, ni que deserte de su posición de dueño de la viña.
Significa un incompresible respeto al hombre. Dios toma en serio al hombre y le deja actuar. No hace de él un robot. No interviene inmediatamente en escena, como hubiéramos hecho nosotros, que al primer rechazo de los viñadores y a su violenta oposición nos hubiera faltado tiempo para enviar a la Policía y a la Guardia.
Los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos. Muy lejos está Dios de pensar como nosotros. Dios espera siempre. Dios confía siempre. Dios nunca muestra su orgullo ofendido.
3.- De Dios sabemos algo de su infinita sabiduría, de su poder invencible, de su majestad infinita, pero cuando se trata de su amor estamos perdidos, no entendemos nada. Cuando el amor de dios entra en juego, el Dios de los Ejércitos, el Dios Creador de todas las cosas, el que tocando los montes con un dedo los convierte en humo, ese Dios desparece y queda entre nosotros el Dios débil, el Dios Niño, el Dios marginal, el Dios al que tantas veces tomamos por payaso, el Dios irreflexivo, imprudente.
4.- Los viñadores apalean y matan a los primeros mensajeros. Y Dios vuelve a enviar otros y otros y otros. Y cuando los matan a todos envía al que le queda, a su hijo querido” El que le queda. Da la sensación de que Dios se ha vaciado de todo en favor del hombre. Lo ha hecho todo. Ha enviado todo. Y no le queda más que el Hijo. Ya no tiene más que hacer ni enviar. Dios se queda en la miseria, pobre y vacío. Y Dios envía al Hijo todavía esperando y confiando en el hombre.
Un Dios que se empobrece y vacía por un ser tan miserable como el hombre… ¿hay un amor más irreflexivo e imprudente? ¿Podemos nosotros entender un amor tan grande? ¿O es que no nos atrevemos a admitirlo porque exigiría demasiado de nosotros? Podemos imitar a Dios en otras cosas, pero en su amor imprudente es demasiado para nosotros.
Aunque hay viñadores que no son de nuestra viña que lo han imitado, es una de tantas escenas del hambre de Somalia en pleno siglo XXI. Dos esqueletos vivientes tumbados en la arena del desierto. La fría noche ya está encima. La madre se quita la manta y la echa encima del hijo moribundo de hambre, sabiendo que al amanecer ella habrá muerto de frío, pero el hijo aun vivirá.
¿Entregará el Señor nuestra viña a esos viñadores que entienden a nuestro Dios Imprudente?
1.- SER TRANSPARENCIA DE DIOS EN EL MUNDO
Por Pedro Juan Díaz
1.- Otra vez la viña, ¡y van tres! Pero todas tienen un sentido catequético. La primera vez era una invitación del Señor: “id también vosotros a trabajar a mi viña”; la segunda, el modo de hacerlo, con disponibilidad y siendo coherentes con lo que decimos y hacemos; y hoy, los frutos de ese trabajo. ¿Qué frutos espera Dios de nosotros? ¿Los estamos dando? El punto de partida de todo esto no es otra cosa que el amor apasionado de Dios por su pueblo, por su viña. El mensaje sigue siendo una Buena Noticia que hay que acoger con confianza y con mucha esperanza en las capacidades que tenemos las personas para dar el fruto que Dios espera.
2.- La viña es una clara imagen del pueblo de Israel, y puede serlo también de la Iglesia, de nosotros. El propietario es Dios mismo, aunque muchas veces pensemos que los dueños somos nosotros y que podemos hacer lo que nos venga en gana. De ahí que sea muy importante que siempre estemos a la escucha de lo que Dios quiere de su viña, que somos nosotros. Y Dios es un buen “empresario”, como veíamos también hace un par de semanas, cuando salía a contratar jornaleros a distintas horas del día, y hasta cinco veces, porque no quiere que ninguno de sus hijos e hijas pase necesidad. Él se ha desvivido por la viña, para que estuviera lozana y diera buenos frutos. Pero los distintos “arrendatarios” se han sublevado contra los profetas, los enviados de Dios, e incluso contra el propio heredero, Jesucristo, a quien han dado muerte. Han usado la violencia en contra de su Señor y han querido ser más amos que jornaleros.
3.- Esta es la denuncia que el profeta Isaías hace en la primera lectura, pero es también la que Mateo hace a su comunidad cristiana con la parábola del evangelio. Dice el profeta: “¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? … Esperó de ellos derecho, y ahí tienen: asesinatos; esperó justicia, y ahí tienen: lamentos”. Y dice también el evangelista: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”, haciendo referencia a Jesucristo y a su muerte y resurrección. ¿No será esto una denuncia y una reflexión hacia una Iglesia que no damos los frutos que quiere Dios? Son palabras tan duras las de Jesús que a lo mejor dudamos que tengan algo que ver con nosotros: “Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de los Cielos y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”. Tendremos que revisarnos.
4.- ¿Qué frutos son los que tenemos que dar? La semana pasada nos decía el Señor que menos palabras y más hechos. ¿Qué clase de cristianismo estamos viviendo? ¿Es un cristianismo estéril, o por el contrario, fructífero? Después veremos la cantidad de nuestro fruto, que no es tan importante, ya saben, unos 10, otros 30, otros 70… según la capacidad de cada uno, pero lo importante es dar fruto.
5.- El Señor nos quiere en su viña. Y quiere también el fruto de una vida entregada a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados. Queremos ser transparencia de Dios en el mundo, en nuestros ambientes, entre los que nos rodean, que nos conozcan por nuestros frutos, que no son otros que los frutos del Reino de Dios: solidaridad con los más necesitados, fraternidad, servicio mutuo, justicia para los más desfavorecidos, perdón, gratuidad, generosidad… nuestra sociedad los necesita, es también la viña del Señor a la que Él nos envía a trabajar. Vayamos gozosos sabiendo que Dios nos acompaña, que es un buen “empresario” que no nos abandona y que lucha para que tengamos lo mejor, lo necesario para una vida digna y feliz.
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2.- DIOS ESPERA MUCHO DE NOSOTROS. NO LE DEFRAUDEMOS
Por José María Martín OSA
1- Al lado de los menos favorecidos. El canto de la viña, compuesto por Isaías al principio de su ministerio, es una de las piezas poéticas más hermosas de toda la Biblia. Se trata de lo que hoy llamaríamos una canción-denuncia, por lo que interesa mucho conocer la situación socio-política del momento. De esta situación podemos hacernos idea si leemos después las siete maldiciones que se pronuncian contra los acaparadores de tierras y fortunas, los especuladores del suelo y los estafadores, los jueces corrompidos, los campeones en beber vino y los que banquetean despreocupados, los que confunden el mal y el bien y los que son sabios a sus propios ojos...Tengamos en cuenta que la denuncia y la amenaza atañe a toda la sociedad que bien pudiera ser la nuestra hoy. La viña no le dio al amo lo que era de esperar, sino agrazones. Y ante el silencio de la viña, de la casa de Israel, Yahvé pronuncia una sentencia sobre ella y contra ella. El amo derribará la tapia para que la coman los rebaños y la devasten. Dios abandonará a Israel a su propia suerte y lo entregará como fácil presa a los asirios. Pues esperaba uvas y le ha dado agrazones; quería que corriera el derecho y la justicia como un río y sólo corre la sangre inocente y los lamentos de los oprimidos. La conclusión es que a Dios le duele la injusticia ejercida contra los pobres y oprimidos y sale en su defensa. ¿Somos los cristianos de hoy defensores de los pobres? ¿Cómo estamos actuando ante la crisis económica y moral que afecta especialmente a los menos favorecidos?
2.- Una nueva manera de vivir. Pablo presenta a los filipenses un estilo de moral, una forma de comportamiento que no tiene nada que ver con la moral pagana, sino que camina en otra línea. Señala varios puntos de apoyo para los creyentes. El primero es que el actuar cristiano se desarrolla en la oración, en un clima de ternura en Cristo Jesús. La prescripción de toda moral queda desplazada por una visión de amor y esto lo expresa el creyente en la acción de gracias. Algo que cada domingo toda comunidad cristiana se esfuerza por poner de manifiesto. El creyente se caracteriza por buscar la verdad, lo noble, lo justo, lo puro, lo amable… Así se construirá la paz.
3.- Dar el fruto que Dios espera. En la parábola de la viña Jesús se dirige a los sumos sacerdotes y senadores del pueblo, a los jefes de Israel, y a los fariseos. El Salmo 79 aclara que la viña es todo el pueblo de Israel. El propietario mandó primero a sus criados para recibir el fruto. Estos criados pueden identificarse con los profetas del Antiguo Testamento. Dios, como el propietario de la viña, ha amado tanto al mundo que ha entregado a su propio Hijo para que se salven cuantos crean en él y tengan vida. En estas palabras hay una profecía de la muerte que le espera en Jerusalén y una confesión indirecta de que El es el Hijo de Dios. Mateo, teniendo en cuenta los acontecimientos de la crucifixión de Jesús en el calvario, dice aquí que los arrendatarios, agarrando al heredero, "lo empujaron fuera de la viña y lo mataron". Recordemos que Jesús murió fuera de los muros de Jerusalén, rechazado por los jefes de Israel y el pueblo judío. Jesús acostumbraba a referirse a su muerte sin olvidar nunca la resurrección. Por eso añade ahora una alusión a su exaltación final, sirviéndose de la cita del salmo 118, “la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”. Hoy la viña del Señor es la Iglesia, también de ella espera recibir los frutos oportunos. ¿Seremos capaces de dar estos frutos que Dios y el mundo esperan de nosotros?
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3.- NOSOTROS TENEMOS UN DIOS IMPRUDENTE
Por José María Maruri, SJ
1.- Esta parábola sienta en el banquillo de los acusados a los representantes religiosos del pueblo judío y a todo su pueblo. A través de los siglos Dios ha enviado a sus mensajeros y de esos profetas tan conocidos como Amos, Miqueas, Isaías, Jeremías, Ezequiel y Zacarías fueron asesinados como en la parábola. Y el último enviado por Dios, Jesús el Hijo, fue echado fuera de Jerusalén y ajusticiado a petición de ese mismo pueblo. Por eso pierde el privilegio de pueblo escogido y se le da a otros viñadores que den fruto.
2.- Pero yo diría que la parábola es un canto al respeto de Dios al hombre y de su amor irreflexivo. Si se han dado cuenta todo sucede en la viña en ausencia del dueño de ella. Dios está ausente, pero eso no significa que no le importe el problema, ni que evada sus responsabilidades, ni que deserte de su posición de dueño de la viña.
Significa un incompresible respeto al hombre. Dios toma en serio al hombre y le deja actuar. No hace de él un robot. No interviene inmediatamente en escena, como hubiéramos hecho nosotros, que al primer rechazo de los viñadores y a su violenta oposición nos hubiera faltado tiempo para enviar a la Policía y a la Guardia.
Los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos. Muy lejos está Dios de pensar como nosotros. Dios espera siempre. Dios confía siempre. Dios nunca muestra su orgullo ofendido.
3.- De Dios sabemos algo de su infinita sabiduría, de su poder invencible, de su majestad infinita, pero cuando se trata de su amor estamos perdidos, no entendemos nada. Cuando el amor de dios entra en juego, el Dios de los Ejércitos, el Dios Creador de todas las cosas, el que tocando los montes con un dedo los convierte en humo, ese Dios desparece y queda entre nosotros el Dios débil, el Dios Niño, el Dios marginal, el Dios al que tantas veces tomamos por payaso, el Dios irreflexivo, imprudente.
4.- Los viñadores apalean y matan a los primeros mensajeros. Y Dios vuelve a enviar otros y otros y otros. Y cuando los matan a todos envía al que le queda, a su hijo querido” El que le queda. Da la sensación de que Dios se ha vaciado de todo en favor del hombre. Lo ha hecho todo. Ha enviado todo. Y no le queda más que el Hijo. Ya no tiene más que hacer ni enviar. Dios se queda en la miseria, pobre y vacío. Y Dios envía al Hijo todavía esperando y confiando en el hombre.
Un Dios que se empobrece y vacía por un ser tan miserable como el hombre… ¿hay un amor más irreflexivo e imprudente? ¿Podemos nosotros entender un amor tan grande? ¿O es que no nos atrevemos a admitirlo porque exigiría demasiado de nosotros? Podemos imitar a Dios en otras cosas, pero en su amor imprudente es demasiado para nosotros.
Aunque hay viñadores que no son de nuestra viña que lo han imitado, es una de tantas escenas del hambre de Somalia en pleno siglo XXI. Dos esqueletos vivientes tumbados en la arena del desierto. La fría noche ya está encima. La madre se quita la manta y la echa encima del hijo moribundo de hambre, sabiendo que al amanecer ella habrá muerto de frío, pero el hijo aun vivirá.
¿Entregará el Señor nuestra viña a esos viñadores que entienden a nuestro Dios Imprudente?
2 CALENDARIO LITURGICO XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
2 CALENDARIO LITURGICO XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Misa del Domingo (verde).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I, pág. 263.
- Is 5, 1-7. La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel.
- Sal 79. R. La viña del Señor es la casa de Israel.
- Flp 4, 6-9. Poned esto por obra, y el Dios de la paz estará con vosotros.
- Mt 21, 33-43. Arrendará la viña a otros labradores.
La imagen de la viña. Con la imagen de la viña la primera lectura
quiere poner de relieve el compromiso de Dios para con su
pueblo y la irresponsabilidad de Israel (1 lect.). La infidelidad de
Israel es motivo para que la salvación pase a otros pueblos (Ev.).
Para que la Iglesia permanezca siempre y sea instrumento de salvación
tiene que estar al servicio de la verdad, de la justicia y de
los valores que promueven y salvan al hombre (2 lect.).
Hoy no se permiten las Misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum.
Martirologio: elogs. del 3 de octubre, pág. 591.
CALENDARIOS: Arzobispado Castrense-Policía Nacional: Santos Ángeles
Custodios (S).
Lleida-ciudad: Nuestra Señora de la Academia (S).
Osma-Soria, ciudad de Soria: San Saturio, penitente (S).
Misa del Domingo (verde).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I, pág. 263.
- Is 5, 1-7. La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel.
- Sal 79. R. La viña del Señor es la casa de Israel.
- Flp 4, 6-9. Poned esto por obra, y el Dios de la paz estará con vosotros.
- Mt 21, 33-43. Arrendará la viña a otros labradores.
La imagen de la viña. Con la imagen de la viña la primera lectura
quiere poner de relieve el compromiso de Dios para con su
pueblo y la irresponsabilidad de Israel (1 lect.). La infidelidad de
Israel es motivo para que la salvación pase a otros pueblos (Ev.).
Para que la Iglesia permanezca siempre y sea instrumento de salvación
tiene que estar al servicio de la verdad, de la justicia y de
los valores que promueven y salvan al hombre (2 lect.).
Hoy no se permiten las Misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum.
Martirologio: elogs. del 3 de octubre, pág. 591.
CALENDARIOS: Arzobispado Castrense-Policía Nacional: Santos Ángeles
Custodios (S).
Lleida-ciudad: Nuestra Señora de la Academia (S).
Osma-Soria, ciudad de Soria: San Saturio, penitente (S).
Santoral del 2 de octubre: Los Santos Ángeles de la Guarda
Santoral del 2 de octubre: Los Santos Ángeles de la Guarda
Angel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día,
hasta que me pongas en los brazos de Jesús, José y María.
En la S. Biblia la palabra Ángel significa "Mensajero". Un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos.
Ya en el siglo II el gran sabio Orígenes decía: "Los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".
Y se basa esta creencia en la frase del Salmo 90: "A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos". Y en aquella otra frase tan famosa de Jesús: "Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos pequeñuelos, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial". Y Judit en la Biblia al ser recibida como libertadora de Betulia exclamaba: "El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá , y en el viaje de venida".
En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: "Será su ángel" (Hechos 12, 15).
Ya en el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: "Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custodiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amen.
En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.
Consejos de un santo: San Bernardo en el año 1010 hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).
San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: "Ángel de mi guarda!". Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Preguntado luego exclamó: "Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más". Así lo narra el santo.
Angel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día,
hasta que me pongas en los brazos de Jesús, José y María.
En la S. Biblia la palabra Ángel significa "Mensajero". Un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos.
Ya en el siglo II el gran sabio Orígenes decía: "Los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".
Y se basa esta creencia en la frase del Salmo 90: "A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos". Y en aquella otra frase tan famosa de Jesús: "Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos pequeñuelos, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial". Y Judit en la Biblia al ser recibida como libertadora de Betulia exclamaba: "El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá , y en el viaje de venida".
En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: "Será su ángel" (Hechos 12, 15).
Ya en el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: "Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custodiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amen.
En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.
Consejos de un santo: San Bernardo en el año 1010 hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).
San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: "Ángel de mi guarda!". Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Preguntado luego exclamó: "Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más". Así lo narra el santo.
Meditación: Domingo de la semana 27 tiempo ordinario; 2 de octubre, 2011; ciclo A
Meditación: Domingo de la semana 27 tiempo ordinario; 2 de octubre, 2011; ciclo A
«Escuchad otra parábola. Cierto hombre que era propietario plantó una viña, la rodeó de una cerca y cavó en ella un lagar edificó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó de allí. Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir sus frutos. Pero los labradores, agarrando a los criados, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo lapidaron. De nuevo envió a otros criados en mayor número que los primeros, pero hicieron con ellos lo misma. Por último les envió a su hijo, diciéndose: a mi hijo lo respetarán. Pero los labradores, al ver al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero. Vamos, matémoslo y nos quedaremos con su heredad. Y, agarrándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando venga el dueño de la viña, ¿que hará con aquellos labradores? Le contestaron: A esos malvados les dará una mala muerte y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo.» (Mateo 21, 32-43.45-46)
1º. Jesús, en esta parábola hablas del cuidado con que Dios escogió y cuidó al pueblo de Israel, la viña del Señor.
Pero luego, cuando envió a los diferentes profetas para recoger los frutos de tu alianza, éstos fueron maltratados y asesinados.
Por último, Dios Padre envía a su Hijo, que eres Tú, Jesús.
Aquí profetizas tu propia muerte fuera de las murallas de Jerusalén: «agarrándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron.»
Jesús, a mí también me has escogido para ser cristiano.
Y me has cuidado dándome todo tipo de gracias; dándome unos sacramentos entre los que está el del perdón y el de la Eucaristía: limpieza y alimento del alma.
Y te has quedado en el Sagrario para que pueda dirigirme a Ti, pedirte cosas, darte gracias, decirte que te quiero...
Además, me has dado familiares y amigos que me han aconsejado en mi vida cristiana; y acontecimientos que me han hecho reflexionar sobre el verdadero fin de mi existencia; y medios de formación, pláticas, y libros; y el catecismo, que he estudiado de pequeño y, tal vez, hasta he enseñado a otros.
Jesús, ¿qué he hecho con mi propia viña? ¿Dónde están los frutos que esperas de mi?
2º. «Dios está metido en el centro de tu alma, de la mía, y en la de todos los hombres en gracia. Y está para algo: para que tengamos más sal, y para que adquiramos mucha luz, y para que sepamos repartir esos dones de Dios, cada uno desde su puesto.
¿Y cómo podremos repartir esos dones de Dios? Con humildad, con piedad, bien unidos a nuestra Madre la Iglesia.
-¿Te acuerdas de la vid y de los sarmientos? ¡Qué fecundidad la del sarmiento unido a la vid! ¡Qué racimos generosos! ¡Y qué esterilidad la del sarmiento separado, que se seca y pierde la vida!» (Forja.- 932).
Jesús, Tú eres la vid. ¡Qué fecundidad la del sarmiento unido a la vid! Me quieres bien unido a Ti, para dar fruto: esa sal y esa luz, para que sepamos repartir esos dones de Dios, cada uno desde su puesto.
Como me recuerda el Catecismo, “siendo Cristo, enviado por el Padre, fuente y origen del apostolado de la Iglesia”, es evidente que la fecundidad del apostolado, tanto el de los ministros ordenados como el de los laicos, depende de su unión vital con Cristo» (CEC.- 864).
Pero ¿cómo puedo estar unido a Ti?
+Primero estando en gracia de Dios, sin pecado.
Así Tú puedes estar en el centro de mi alma.
+Y luego, con humildad, con piedad, bien unidos a nuestra Madre la Iglesia.
Dios se resiste a los soberbios, pero a los humildes da su gracia.
Por eso, humildad.
La piedad es el trato contigo a través de la oración y de otras prácticas de devoción, penitencia o caridad.
Bien unidos a nuestra Madre la Iglesia.
Estar unido a Ti, Jesús, es estar unido a tu Iglesia.
La savia que da la vida al sarmiento son los sacramentos y, especialmente, la Santa Misa: centro y raíz de mi vida interior.
De la Misa me viene tu gracia; en la Misa revivo tu sacrificio en la Cruz y te recibo en la comunión.
Que no ponga excusas para acudir a la Santa Misa no sólo los domingos, sino siempre que pueda.
Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.
«Escuchad otra parábola. Cierto hombre que era propietario plantó una viña, la rodeó de una cerca y cavó en ella un lagar edificó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó de allí. Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir sus frutos. Pero los labradores, agarrando a los criados, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo lapidaron. De nuevo envió a otros criados en mayor número que los primeros, pero hicieron con ellos lo misma. Por último les envió a su hijo, diciéndose: a mi hijo lo respetarán. Pero los labradores, al ver al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero. Vamos, matémoslo y nos quedaremos con su heredad. Y, agarrándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando venga el dueño de la viña, ¿que hará con aquellos labradores? Le contestaron: A esos malvados les dará una mala muerte y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo.» (Mateo 21, 32-43.45-46)
1º. Jesús, en esta parábola hablas del cuidado con que Dios escogió y cuidó al pueblo de Israel, la viña del Señor.
Pero luego, cuando envió a los diferentes profetas para recoger los frutos de tu alianza, éstos fueron maltratados y asesinados.
Por último, Dios Padre envía a su Hijo, que eres Tú, Jesús.
Aquí profetizas tu propia muerte fuera de las murallas de Jerusalén: «agarrándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron.»
Jesús, a mí también me has escogido para ser cristiano.
Y me has cuidado dándome todo tipo de gracias; dándome unos sacramentos entre los que está el del perdón y el de la Eucaristía: limpieza y alimento del alma.
Y te has quedado en el Sagrario para que pueda dirigirme a Ti, pedirte cosas, darte gracias, decirte que te quiero...
Además, me has dado familiares y amigos que me han aconsejado en mi vida cristiana; y acontecimientos que me han hecho reflexionar sobre el verdadero fin de mi existencia; y medios de formación, pláticas, y libros; y el catecismo, que he estudiado de pequeño y, tal vez, hasta he enseñado a otros.
Jesús, ¿qué he hecho con mi propia viña? ¿Dónde están los frutos que esperas de mi?
2º. «Dios está metido en el centro de tu alma, de la mía, y en la de todos los hombres en gracia. Y está para algo: para que tengamos más sal, y para que adquiramos mucha luz, y para que sepamos repartir esos dones de Dios, cada uno desde su puesto.
¿Y cómo podremos repartir esos dones de Dios? Con humildad, con piedad, bien unidos a nuestra Madre la Iglesia.
-¿Te acuerdas de la vid y de los sarmientos? ¡Qué fecundidad la del sarmiento unido a la vid! ¡Qué racimos generosos! ¡Y qué esterilidad la del sarmiento separado, que se seca y pierde la vida!» (Forja.- 932).
Jesús, Tú eres la vid. ¡Qué fecundidad la del sarmiento unido a la vid! Me quieres bien unido a Ti, para dar fruto: esa sal y esa luz, para que sepamos repartir esos dones de Dios, cada uno desde su puesto.
Como me recuerda el Catecismo, “siendo Cristo, enviado por el Padre, fuente y origen del apostolado de la Iglesia”, es evidente que la fecundidad del apostolado, tanto el de los ministros ordenados como el de los laicos, depende de su unión vital con Cristo» (CEC.- 864).
Pero ¿cómo puedo estar unido a Ti?
+Primero estando en gracia de Dios, sin pecado.
Así Tú puedes estar en el centro de mi alma.
+Y luego, con humildad, con piedad, bien unidos a nuestra Madre la Iglesia.
Dios se resiste a los soberbios, pero a los humildes da su gracia.
Por eso, humildad.
La piedad es el trato contigo a través de la oración y de otras prácticas de devoción, penitencia o caridad.
Bien unidos a nuestra Madre la Iglesia.
Estar unido a Ti, Jesús, es estar unido a tu Iglesia.
La savia que da la vida al sarmiento son los sacramentos y, especialmente, la Santa Misa: centro y raíz de mi vida interior.
De la Misa me viene tu gracia; en la Misa revivo tu sacrificio en la Cruz y te recibo en la comunión.
Que no ponga excusas para acudir a la Santa Misa no sólo los domingos, sino siempre que pueda.
Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.
Lectio Divina: Domingo XXVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 2 de octubre, 2011
Lectio Divina: Domingo XXVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 2 de octubre, 2011
Lectio: 27º Domingo del Tiempo Ordinario (A)
Lectio:
Domingo, 2 Octubre, 2011
1. Oración inicial
Señor, en este domingo quiero rezarte con una de las imágenes más bellas del Antiguo Testamento: “no abandones la viña que tu diestra ha plantado”. Continúa cultivándola y enriqueciéndola con tu amor de predilección. Los fragmentos de tu Palabra en esta liturgia dominical sean motivos de esperanza y consolación. Que yo pueda meditarlos y dejarlos cantar en el corazón, hasta el último día de mi vida; que mi humanidad, se convierta en seno en el que pueda germinar la fuerza de tu palabra.
2. Lectura
a) Contexto:
La parábola de los labradores homicidas está colocada por Mateo en la cornisa de otras dos parábolas: la de los dos hijos (21,28-32) y la del banquete de bodas (22,1-14). Juntas las tres parábolas contienen una respuesta negativa: la del hijo al padre, la de algunos campesinos al dueño de la viña, la de ciertos invitados al rey que celebra las bodas de su hijo. Las tres parábolas intentan mostrar un único punto: se trata de aquéllos que como no han acogido la predicación y el bautismo de Juan, ahora están de acuerdo unánimemente en rechazar el último enviado de Dios, la persona de Jesús. La introducción a la primera parábola de 21,28-33 sirve también para la parábola de los labradores homicidas: Llegó al templo y mientras enseñaba los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se le acercaron y le preguntaron: ¿Con qué autoridad obras así? ¿Quién te ha dado esta autoridad? Es la aristocracia sacerdotal y aquella otra secular la que se acerca a Jesús cuando Él entra en el templo. Están preocupados por la popularidad de Jesús y hacen sus preguntas a Jesús para saber dos cosas: qué tipo de autoridad se atribuye para hacer aquello que hace, y el origen de esa autoridad. En realidad la segunda resuelve lo que se pide en la primera. Lo sumos sacerdotes y los jefes del pueblo exigen una prueba jurídica: no se recuerda jamás que los profetas tengan autoridad directamente de Dios.
b) El texto:
33 «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. 34 Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.35 Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon. 36 De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera. 37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: `A mi hijo le respetarán.' 38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: `Éste es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia.' 39 Y, agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.
40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» 41 Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.» 42 Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? 43 Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos.
3. Un momento de silencio orante
La palabra de Dios no puede ser comprendida si Dios mismo no abre el corazón (Act 16,14). Pero a nosotros compete la escucha que es adhesión, asentimiento silencioso. Para no hacer prevalecer la curiosidad sobre la escucha, quedémonos en silencio delante de la Palabra...
4. Interpretar el texto
a) Invitación a la escucha:
La parábola se abre con una invitación a escuchar: Escuchad otra parábola (v.33) . Jesús parece reclamar la atención de los dirigentes del pueblo a la parábola que está por pronunciar. Es un imperativo, “escuchad”, que no excluye un sentido amenazador (Gnika), si se atiende a como termina la parábola: “Por esto os digo que el reino de Dios os será quitado y le será dado a un pueblo que lo hará fructificar” (43). Por el contrario, a sus discípulos Jesús explica la parábola sin amenazas (Mt 13,18).
¿Cuál sería la explicación de esta invitación amenazante para escuchar? El presupuesto se ha de buscar en las condiciones económicas de la Palestina del siglo 1º después de Cristo: grandes extensiones de terrenos pertenecían a latifundistas extranjeros, los cuáles arrendaban los terrenos a grupos de arrendatarios. El contrato de arrendamiento preveía que parte de lo que se cosechaba era para el patrón el cual ejercía su derecho enviando a gente de confianza a recaudar lo debido. En esta situación se puede comprender cómo estaría probado el estado de ánimo de los campesinos: existía un fuerte descontento que alguna vez acababa en revuelta.
Jesús en su parábola toca esta situación concreta, pero la transporta a un estado de comprensión más alto: aquella situación se convierte en un compendio de la historia de Dios con su pueblo. Para Mateo, al lector se le invita a hacer una lectura simbólica de la parábola: detrás del “patrón” está la figura de Dios; detrás de la viña Israel.
b) El atento cuidado del dueño por su viña (v.33):
Ante todo existe la iniciativa de un dueño que planta una viña. Tal atención y cuidado se describe por Mateo con cinco verbos: plantó... rodeó... cavó... construyó... arrendó. El dueño, después de haber plantado la viña, la arrienda a unos labradores y se ausenta.
c) Los diversos intentos por parte del dueño de recaudar los frutos de la viña (vv.34-36):
En esta segunda escena el dueño envía por dos veces a los siervos que, encargados por el dueño de recaudar los frutos de la viña, son maltratados y asesinados.. Tal acción agresiva y violenta se subraya con tres verbos: golpearon... mataron... apedrearon... (v.35). Enviando otros siervos, más numerosos que los primeros, e intensificando los ultrajes padecidos, Mateo intenta aludir a la historia de los profetas, pues también ellos tuvieron que sufrir tales ultrajes. Sólo para recordar: Uria es asesinado con la espada (Jer 26,23); Jeremías es puesto en el cepo (Jer 20,2); Zacarías es lapidado (2Cr 24,21). Una síntesis de este particular de la historia profética se encuentra en Nehemías 9,26: “han matado a tus profetas...”
d) Por último envía al hijo:
También se le invita al lector a reconocer en el hijo mandado por “último”, al enviado último de Dios a quien tendrán respeto y le entregarán los frutos de la viña. Es el último intento del dueño. La indicación de “último” lo define como Mesías. No se excluye, además, que este proyecto de eliminación del hijo sea modelado sobre otra historia del Antiguo Testamento: los hermanos de José que dicen: “¡Ea, matémosle y echémoslo en cualquier cisterna ¡” (Gén 37,20).
El relato de la parábola toca su vértice dramático con el éxito de la misión del hijo: que viene matado por los arrendatarios-viñadores con el intento de posesionarse de la viña y usurpar la propiedad. El destino de Jesús se acerca al de los profetas, pero, en cuanto que es hijo y heredero, es superior a ellos. Tal acercamiento crsitológico se puede encontrar en la Carta a los Hebreos, donde, sin embargo, se demuestra la superioridad de Cristo como hijo y heredero del universo: “Dios, que había hablado muchas veces en los tiempos antiguos y de diversos modos a los padres por medio de los profetas, últimamente... ha hablado a nosotros por medio de su Hijo, a quien ha constituido heredero de todas las cosas... (vv. 1-2)
Hay un particular en este final de la parábola que no se ha de descuidar: Mateo anteponiendo el gesto “lo echaron fuera de la viña” y haciéndolo seguir de este otro “lo mataron”, intenta decididamente aludir a la pasión de Jesús que fue conducido fuera para ser crucificado.
e) La entrega de la viña a otros labradores (v.42-43):
La parte final del relato evangélico afirma la pérdida del reino de Dios y su cesión a otro pueblo capaz de llevar fruto, o sea, capaz de una fe viva y operante en una praxis de amor. La expresión “por esto os digo...será quitado y será dado..” indica la solemnidad de la acción de Dios con la que viene signada la historia del antiguo Israel y la historia del nuevo pueblo.
5. Pistas meditativas para la praxis eclesial
- El símbolo de la viña es para nosotros el espejo en el cuál se puede ver y reflexionar la historia personal y comunitaria de nuestra relación con Dios. Hoy es la Iglesia esta gran viña que el Señor cultiva con esmero y que confía a nosotros, viñadores (= colaboradores), con el deber de continuar la misión por Él comenzada. Ciertamente la propuesta es grande. Sin embargo, como Iglesia, somos conscientes de la tensión que existe entre fidelidad e infidelidad, entre el rechazo y la acogida que la Iglesia puede experimentar. El evangelio de este domingo nos muestra que, no obstante las dificultades y la aparente fragilidad, nada puede detener el amor de Dios por los hombres, ni siquiera la eliminación de su Hijo, al contrario, este sacrificio nos procura a todos la salvación.
- Somos llamados a estar con Jesús para continuar la misión de ayudar al hombre a encontrarse con Él para ser salvado; luchar cada día para contener las fuerzas del mal que intentan eliminar el deseo de obrar el bien y promover la justicia.
- Como Iglesia somos llamados a aprender, en el ejemplo de Jesús, a experimentar la contestación y a ser capaces de soportar las dificultades en nuestro empeño de evangelizar. ¿Estás de acuerdo en que las pruebas educan nuestro corazón? ¿Y que las dificultades pueden ser un instrumento para medir nuestra autenticidad y la madurez de nuestra fe?
6. Salmo 80 (79)
El salmista expresa el deseo de todo hombre del contacto de la mano de Dios que prepara el terreno para plantar y trasplantar la viña predilecta.
De Egipto arrancaste una viña,
expulsaste pueblos para plantarla,
luego cuidaste el terreno,
echó raíces y llenó la tierra.
Su sombra cubría las montañas,
sus pámpanos, los enormes cedros;
extendía sus sarmientos hasta el mar,
hasta el Gran Río sus renuevos.
¿Por qué has hecho brecha en sus tapias,
para que la vendimie cualquiera que pase,
la devasten los jabalíes del soto
y la tasquen las alimañas del campo?
¡Oh Dios Sebaot, vuélvete,
desde los cielos mira y ve,
visita a esta viña, cuídala,
la cepa que plantó tu diestra!
Como a basura le prendieron fuego:
perezcan amenazados por tu presencia.
Que tu mano defienda a tu elegido,
al hombre que para ti fortaleciste.
Ya no volveremos a apartarnos de ti,
nos darás vida e invocaremos tu nombre.
¡Haz que nos recuperemos, Yahvé Sebaot,
ilumina tu rostro y nos salvaremos!
7. Oración final
¡Señor, cuántas veces el amor es pagado con la ingratitud más negra! No hay nada tan destructivo como sentirse traicionado, verse burlado, saber que hemos sido engañado. Todavía más difícil es el constatar que tanto gestos de bondad, de generosidad, de apertura, de tolerancia, como tantas palabras dichas con sinceridad y hasta el empeño de ser solidarios y sinceros, no ha servido de nada.
Señor, tú que has conocido la ingratitud de los hombres; Tú que has sido paciente con quien te ofendía; Tú que has sido siempre misericordioso, manso, ayúdanos a combatir nuestra inflexible dureza hacia los otros. También nosotros te dirigimos la invocación del salmista: “No abandones la viña que tu diestra ha plantado”. Nuestra oración, después de este encuentro con tu Palabra, se convierta en súplica siempre más penetrante hasta llegar a tu corazón. “Levántanos Señor, muéstranos tu rostro y seremos salvos”. Señor, tenemos mucha necesidad de tu misericordia y mientras que en nuestro corazón esté el deseo y la búsqueda de tu rostro, el camino de la salvación está siempre abierto. Amén.
www.ocarm.org
Lectio: 27º Domingo del Tiempo Ordinario (A)
Lectio:
Domingo, 2 Octubre, 2011
1. Oración inicial
Señor, en este domingo quiero rezarte con una de las imágenes más bellas del Antiguo Testamento: “no abandones la viña que tu diestra ha plantado”. Continúa cultivándola y enriqueciéndola con tu amor de predilección. Los fragmentos de tu Palabra en esta liturgia dominical sean motivos de esperanza y consolación. Que yo pueda meditarlos y dejarlos cantar en el corazón, hasta el último día de mi vida; que mi humanidad, se convierta en seno en el que pueda germinar la fuerza de tu palabra.
2. Lectura
a) Contexto:
La parábola de los labradores homicidas está colocada por Mateo en la cornisa de otras dos parábolas: la de los dos hijos (21,28-32) y la del banquete de bodas (22,1-14). Juntas las tres parábolas contienen una respuesta negativa: la del hijo al padre, la de algunos campesinos al dueño de la viña, la de ciertos invitados al rey que celebra las bodas de su hijo. Las tres parábolas intentan mostrar un único punto: se trata de aquéllos que como no han acogido la predicación y el bautismo de Juan, ahora están de acuerdo unánimemente en rechazar el último enviado de Dios, la persona de Jesús. La introducción a la primera parábola de 21,28-33 sirve también para la parábola de los labradores homicidas: Llegó al templo y mientras enseñaba los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se le acercaron y le preguntaron: ¿Con qué autoridad obras así? ¿Quién te ha dado esta autoridad? Es la aristocracia sacerdotal y aquella otra secular la que se acerca a Jesús cuando Él entra en el templo. Están preocupados por la popularidad de Jesús y hacen sus preguntas a Jesús para saber dos cosas: qué tipo de autoridad se atribuye para hacer aquello que hace, y el origen de esa autoridad. En realidad la segunda resuelve lo que se pide en la primera. Lo sumos sacerdotes y los jefes del pueblo exigen una prueba jurídica: no se recuerda jamás que los profetas tengan autoridad directamente de Dios.
b) El texto:
33 «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. 34 Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.35 Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon. 36 De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera. 37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: `A mi hijo le respetarán.' 38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: `Éste es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia.' 39 Y, agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.
40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» 41 Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.» 42 Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? 43 Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos.
3. Un momento de silencio orante
La palabra de Dios no puede ser comprendida si Dios mismo no abre el corazón (Act 16,14). Pero a nosotros compete la escucha que es adhesión, asentimiento silencioso. Para no hacer prevalecer la curiosidad sobre la escucha, quedémonos en silencio delante de la Palabra...
4. Interpretar el texto
a) Invitación a la escucha:
La parábola se abre con una invitación a escuchar: Escuchad otra parábola (v.33) . Jesús parece reclamar la atención de los dirigentes del pueblo a la parábola que está por pronunciar. Es un imperativo, “escuchad”, que no excluye un sentido amenazador (Gnika), si se atiende a como termina la parábola: “Por esto os digo que el reino de Dios os será quitado y le será dado a un pueblo que lo hará fructificar” (43). Por el contrario, a sus discípulos Jesús explica la parábola sin amenazas (Mt 13,18).
¿Cuál sería la explicación de esta invitación amenazante para escuchar? El presupuesto se ha de buscar en las condiciones económicas de la Palestina del siglo 1º después de Cristo: grandes extensiones de terrenos pertenecían a latifundistas extranjeros, los cuáles arrendaban los terrenos a grupos de arrendatarios. El contrato de arrendamiento preveía que parte de lo que se cosechaba era para el patrón el cual ejercía su derecho enviando a gente de confianza a recaudar lo debido. En esta situación se puede comprender cómo estaría probado el estado de ánimo de los campesinos: existía un fuerte descontento que alguna vez acababa en revuelta.
Jesús en su parábola toca esta situación concreta, pero la transporta a un estado de comprensión más alto: aquella situación se convierte en un compendio de la historia de Dios con su pueblo. Para Mateo, al lector se le invita a hacer una lectura simbólica de la parábola: detrás del “patrón” está la figura de Dios; detrás de la viña Israel.
b) El atento cuidado del dueño por su viña (v.33):
Ante todo existe la iniciativa de un dueño que planta una viña. Tal atención y cuidado se describe por Mateo con cinco verbos: plantó... rodeó... cavó... construyó... arrendó. El dueño, después de haber plantado la viña, la arrienda a unos labradores y se ausenta.
c) Los diversos intentos por parte del dueño de recaudar los frutos de la viña (vv.34-36):
En esta segunda escena el dueño envía por dos veces a los siervos que, encargados por el dueño de recaudar los frutos de la viña, son maltratados y asesinados.. Tal acción agresiva y violenta se subraya con tres verbos: golpearon... mataron... apedrearon... (v.35). Enviando otros siervos, más numerosos que los primeros, e intensificando los ultrajes padecidos, Mateo intenta aludir a la historia de los profetas, pues también ellos tuvieron que sufrir tales ultrajes. Sólo para recordar: Uria es asesinado con la espada (Jer 26,23); Jeremías es puesto en el cepo (Jer 20,2); Zacarías es lapidado (2Cr 24,21). Una síntesis de este particular de la historia profética se encuentra en Nehemías 9,26: “han matado a tus profetas...”
d) Por último envía al hijo:
También se le invita al lector a reconocer en el hijo mandado por “último”, al enviado último de Dios a quien tendrán respeto y le entregarán los frutos de la viña. Es el último intento del dueño. La indicación de “último” lo define como Mesías. No se excluye, además, que este proyecto de eliminación del hijo sea modelado sobre otra historia del Antiguo Testamento: los hermanos de José que dicen: “¡Ea, matémosle y echémoslo en cualquier cisterna ¡” (Gén 37,20).
El relato de la parábola toca su vértice dramático con el éxito de la misión del hijo: que viene matado por los arrendatarios-viñadores con el intento de posesionarse de la viña y usurpar la propiedad. El destino de Jesús se acerca al de los profetas, pero, en cuanto que es hijo y heredero, es superior a ellos. Tal acercamiento crsitológico se puede encontrar en la Carta a los Hebreos, donde, sin embargo, se demuestra la superioridad de Cristo como hijo y heredero del universo: “Dios, que había hablado muchas veces en los tiempos antiguos y de diversos modos a los padres por medio de los profetas, últimamente... ha hablado a nosotros por medio de su Hijo, a quien ha constituido heredero de todas las cosas... (vv. 1-2)
Hay un particular en este final de la parábola que no se ha de descuidar: Mateo anteponiendo el gesto “lo echaron fuera de la viña” y haciéndolo seguir de este otro “lo mataron”, intenta decididamente aludir a la pasión de Jesús que fue conducido fuera para ser crucificado.
e) La entrega de la viña a otros labradores (v.42-43):
La parte final del relato evangélico afirma la pérdida del reino de Dios y su cesión a otro pueblo capaz de llevar fruto, o sea, capaz de una fe viva y operante en una praxis de amor. La expresión “por esto os digo...será quitado y será dado..” indica la solemnidad de la acción de Dios con la que viene signada la historia del antiguo Israel y la historia del nuevo pueblo.
5. Pistas meditativas para la praxis eclesial
- El símbolo de la viña es para nosotros el espejo en el cuál se puede ver y reflexionar la historia personal y comunitaria de nuestra relación con Dios. Hoy es la Iglesia esta gran viña que el Señor cultiva con esmero y que confía a nosotros, viñadores (= colaboradores), con el deber de continuar la misión por Él comenzada. Ciertamente la propuesta es grande. Sin embargo, como Iglesia, somos conscientes de la tensión que existe entre fidelidad e infidelidad, entre el rechazo y la acogida que la Iglesia puede experimentar. El evangelio de este domingo nos muestra que, no obstante las dificultades y la aparente fragilidad, nada puede detener el amor de Dios por los hombres, ni siquiera la eliminación de su Hijo, al contrario, este sacrificio nos procura a todos la salvación.
- Somos llamados a estar con Jesús para continuar la misión de ayudar al hombre a encontrarse con Él para ser salvado; luchar cada día para contener las fuerzas del mal que intentan eliminar el deseo de obrar el bien y promover la justicia.
- Como Iglesia somos llamados a aprender, en el ejemplo de Jesús, a experimentar la contestación y a ser capaces de soportar las dificultades en nuestro empeño de evangelizar. ¿Estás de acuerdo en que las pruebas educan nuestro corazón? ¿Y que las dificultades pueden ser un instrumento para medir nuestra autenticidad y la madurez de nuestra fe?
6. Salmo 80 (79)
El salmista expresa el deseo de todo hombre del contacto de la mano de Dios que prepara el terreno para plantar y trasplantar la viña predilecta.
De Egipto arrancaste una viña,
expulsaste pueblos para plantarla,
luego cuidaste el terreno,
echó raíces y llenó la tierra.
Su sombra cubría las montañas,
sus pámpanos, los enormes cedros;
extendía sus sarmientos hasta el mar,
hasta el Gran Río sus renuevos.
¿Por qué has hecho brecha en sus tapias,
para que la vendimie cualquiera que pase,
la devasten los jabalíes del soto
y la tasquen las alimañas del campo?
¡Oh Dios Sebaot, vuélvete,
desde los cielos mira y ve,
visita a esta viña, cuídala,
la cepa que plantó tu diestra!
Como a basura le prendieron fuego:
perezcan amenazados por tu presencia.
Que tu mano defienda a tu elegido,
al hombre que para ti fortaleciste.
Ya no volveremos a apartarnos de ti,
nos darás vida e invocaremos tu nombre.
¡Haz que nos recuperemos, Yahvé Sebaot,
ilumina tu rostro y nos salvaremos!
7. Oración final
¡Señor, cuántas veces el amor es pagado con la ingratitud más negra! No hay nada tan destructivo como sentirse traicionado, verse burlado, saber que hemos sido engañado. Todavía más difícil es el constatar que tanto gestos de bondad, de generosidad, de apertura, de tolerancia, como tantas palabras dichas con sinceridad y hasta el empeño de ser solidarios y sinceros, no ha servido de nada.
Señor, tú que has conocido la ingratitud de los hombres; Tú que has sido paciente con quien te ofendía; Tú que has sido siempre misericordioso, manso, ayúdanos a combatir nuestra inflexible dureza hacia los otros. También nosotros te dirigimos la invocación del salmista: “No abandones la viña que tu diestra ha plantado”. Nuestra oración, después de este encuentro con tu Palabra, se convierta en súplica siempre más penetrante hasta llegar a tu corazón. “Levántanos Señor, muéstranos tu rostro y seremos salvos”. Señor, tenemos mucha necesidad de tu misericordia y mientras que en nuestro corazón esté el deseo y la búsqueda de tu rostro, el camino de la salvación está siempre abierto. Amén.
www.ocarm.org
Ordinario de la Misa: Domingo XXVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 02 de Octubre, 2011
Ordinario de la Misa: Domingo XXVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 02 de Octubre, 2011
Vigesimo Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario
Día del Señor
La viña del Señor es la casa de Israel
Bueno es el Señor con los que en él confían
Antífona de Entrada
Todo depende de tu voluntad, Señor, y nadie puede resistirse a ella. Tú has hecho los cielos y la tierra y las maravillas que contienen. Tú eres el Señor del universo.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Padre lleno de amor, que nos concedes siempre más de lo que merecemos y deseamos, perdona misericordiosamente nuestras ofensas y otórganos aquellas gracias que no hemos sabido pedirte y tú sabes que necesitamos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (5, 1-7)
Voy a cantar, en nombre de mi amado, una canción a su viña. Mi amado tenía una viña en una ladera fértil. Removió la tierra, quitó las piedras y plantó en ella vides selectas; edificó en medio una torre y excavó un lagar. El esperaba que su viña diera buenas uvas, pero la viña dio uvas agrias.
Ahora bien, habitantes de Jerusalén y gente de Judá, yo les ruego, sean jueces entre mi viña y yo. ¿Qué más pude hacer por mi viña, que yo no lo hiciera? ¿Por qué cuando yo esperaba que diera uvas buenas, las dio agrias?
Ahora voy a darles a conocer lo que haré con mi viña; le quitaré su cerca y será destrozada. Derribaré su tapia y será pisoteada. La convertiré en un erial, nadie la podará ni le quitará los cardos, crecerán en ella los abrojos y las espinas, mandaré a las nubes que no lluevan sobre ella.
Pues bien, la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación preferida. El Señor esperaba de ellos que obraran rectamente y ellos, en cambio, cometieron iniquidades; él esperaba justicia y sólo se oyen reclamaciones.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 79
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Señor, tú trajiste de Egipto una vid, arrojaste de aquí a los paganos y la plantaste; ella extendió sus sarmientos hasta el mar y sus brotes llegaban hasta el río.
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Señor, ¿por qué has derribado su cerca, de modo que puedan saquear tu viña los que pasan, pisotearla los animales salvajes, y las bestias del campo destrozarla?
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste.
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. Restablécenos, Señor, Dios de los ejércitos, míranos con bondad y estaremos a salvo.
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los filipenses
(4, 6-9)
Hermanos: No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos, aprecien todo lo que es verdadero y noble, cuanto hay de justo y puro, todo lo que es amable y honroso, todo lo que sea virtud y merezca elogio.
Pongan por obra cuanto han aprendido y recibido de mí, todo lo que yo he dicho y me han visto hacer; y el Dios de la paz estará con ustedes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (21, 33-43)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?” Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.
Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura:
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?
Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
Algunos seguimos aferrados a un «servicio de la palabra» más apto para generaciones pasadas que para la sociedad actual. Pretendemos hacer oír una «palabra» alejada de la realidad que vivimos, expresada en un lenguaje teórico, con poco sabor de la vida y la problemática de la gente.La inculturación sigue siendo una «materia pendiente» para demasiados predicadores cristianos. Nos preguntamos cómo lograr que nuestro «servicio de la palabra» se inspire y se haga carne en compromisos concretos por la Vida, la Justicia y la Solidaridad concretas, tal como se viven en el día a día...
Podemos mirar a los profetas, que nos pueden orientarnos en esta tarea. Ellos siempre mantuvieron una actitud crítica frente a las instancias de poder y, simultáneamente, vivían en medio del pueblo. Isaías, por ejemplo, no duda en utilizar una vieja canción romántica, sobre una viña, para comunicar con eficacia su mensaje. No teme que lo tilden de coplero de amoríos, o que la gente piense que sus recursos didácticos no están a la altura requerida. Para Isaías lo importante era hacer captar al decadente reino de Judá los peligros evidentes de una política interna ejercida mediante el autoritarismo, la represión y el inmediatismo. Y la maestría de su «servicio de la palabra», comprometido y vital, accesible y a la vez profundo, quedó reflejado en la «Canción de la viña» que hoy escuchamos como primera lectura.
Ocurre otro tanto con la predicación de Jesús, como podemos ver en el evangelio de hoy. Jesús se vale del mismo tema de la viña para expresar su mensaje.
Muchos grupos fanáticos consideraban que la salvación de Israel era la única meta de la historia. Jesús cuestionó duramente esta manera de pensar, por superficial y excluyente. Por eso, muchos líderes sectarios, tanto de derecha como de izquierda, consideraron que Jesús era una amenaza.
Para Jesús el Reino de Dios estaba abierto a todos los seres humanos « de buena voluntad», o sea, que tuvieran como valor primero de su vida el Amor y la Justicia. El Reino es «Vida, Verdad, Justicia, Paz, Gratuidad, Amor». Por eso, no eran importantes para Jesús las diferencias raciales, de género o de cualquier otro tipo: todas las personas «de buena voluntad», todas las que estén dispuestas a vivir la solidaridad fraterna, están invitadas. Y Jesús no sólo lo propuso como un ideal, sino que lo realizó en la práctica.
Esta manera de actuar y de pensar le acarreó agudos y profundos conflictos con los grupos religiosos y políticos de la época, incluso con sus propios discípulos. Para los hombres ortodoxos esta apertura del Reino de Dios a los extranjeros, enfermos y pecadoras era absolutamente impensable. Más aún, ellos consideraban que fuera de Israel y de su particular religión no había salvación para nadie. Se consideraban «propietarios» del Reino de Dios.
Jesús los desafía abiertamente, y por medio de esa comparación con la viña, les muestra que la ortodoxia recalcitrante no conduce a la salvación. El profeta de Galilea se burla de las pretensiones privatizadoras de los ortodoxos y les muestra que Dios entrega el Reino a aquellas comunidades que viven el amor y la justicia. El Reino no es propiedad privada de nadie ni de ningún grupo en particular. Nadie lo tiene asegurado a título de una raza o religión concreta.
Toda la vida y ministerio de Jesús es compromiso con la vida. Sus acciones y palabras convocan a todos a compartir su vida en la nueva realidad humana y mundana que la construcción del Reino va provocando: sus obras poderosas, su acogida hacia los excluidos, el anuncio de la utopía de Dios que abre nuevos horizontes de esperanza en el corazón de los pobres. Éstos y otros signos son manifestaciones de la voluntad del Padre que envía a Jesús para que los hijos e hijas «tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10) y que, por ello, invita a celebrar el retorno del hijo «que estaba muerto y ha vuelto a la vida» (cf. Lc 15,32).
La denuncias de Jesús, por otra parte, nos indican que el mensajero del Dios de la Vida no puede permitir que el ser humano esté permanentemente torturado por experiencias de muerte. Queremos que nuestra vida y nuestro ministerio sean una confesión y un testimonio de nuestra fe en el Dios «que ama la vida» (Sab 11, 26). Como seguidores de Jesús sabemos que esta vida se manifiesta y goza en plenitud cuando se pone totalmente al servicio del Reino (cf Mt 10,39).
Jesús, el Hijo del hombre, está dispuesto a dar su vida en rescate por todos (cf Mt 20,28). Nadie le quitó la vida; él la entregó libremente. De él hemos aprendido que ser buen pastor es desvivirse por el rebaño, dar la vida por los hermanos (cf Jn 10,11). En este momento debemos sumarnos a tantos cristianos y cristianas que en los últimos años han optado por servir a la vida, aun a riesgo de perder o complicar la suya propia. Al hacerlo, prolongamos la mejor tradición cristiana, confiados en la intercesión de nuestros hermanos y hermanas mártires.
Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
El Apóstol nos exhortaba hoy a presentar a Dios nuestras oraciones. Por eso oremos juntos:
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por la Iglesia: que sea abierta, universal y cercana a los hombres y mujeres del tercer milenio.
Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por los obispos y pastores de las comunidades cristianas: que el Señor dirija sus proyectos y dé fecundidad a su ministerio.
Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por la paz en el mundo: que todos podamos disfrutar de una vida tranquila y feliz. Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por los que son perseguidos a causa de su fe: que no decaigan ante las dificultades y encuentren en Jesús su consuelo.
Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por los que sufren: que el Señor los alivie y libere de sus males.
Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por los que hemos sido adquiridos por la sangre de Cristo: que demos nuestra vida por el Evangelio.
Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Celebrante:
Señor, atiende las oraciones que te presentamos los obreros de tu viña, ayúdanos a acoger con gozo la salvación que nos trae tu Hijo y a dar frutos de santidad para la gloria.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio de alabanza que tu mismo instituiste, y realiza en nosotros la obra de santificación que con su muerte nos mereció tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Prefacio Dominical VII
La salvación por la obediencia de
Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tu amor al mundo fue tan misericordioso, que no sólo nos enviaste como redentor a tu propio Hijo, sino que lo quisiste en todo semejante a nosotros, menos en el pecado, para poder así amar en nosotros lo que en él amabas.Y con su obediencia nos devolviste aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido.
Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos, diciendo:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Bueno es el Señor con los que en él confían, con aquellos que no cesan de buscarlo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta comunión, Señor, sacie nuestra hambre y nuestra sed de ti y nos transforme en tu Hijo, Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Vigesimo Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario
Día del Señor
La viña del Señor es la casa de Israel
Bueno es el Señor con los que en él confían
Antífona de Entrada
Todo depende de tu voluntad, Señor, y nadie puede resistirse a ella. Tú has hecho los cielos y la tierra y las maravillas que contienen. Tú eres el Señor del universo.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Padre lleno de amor, que nos concedes siempre más de lo que merecemos y deseamos, perdona misericordiosamente nuestras ofensas y otórganos aquellas gracias que no hemos sabido pedirte y tú sabes que necesitamos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (5, 1-7)
Voy a cantar, en nombre de mi amado, una canción a su viña. Mi amado tenía una viña en una ladera fértil. Removió la tierra, quitó las piedras y plantó en ella vides selectas; edificó en medio una torre y excavó un lagar. El esperaba que su viña diera buenas uvas, pero la viña dio uvas agrias.
Ahora bien, habitantes de Jerusalén y gente de Judá, yo les ruego, sean jueces entre mi viña y yo. ¿Qué más pude hacer por mi viña, que yo no lo hiciera? ¿Por qué cuando yo esperaba que diera uvas buenas, las dio agrias?
Ahora voy a darles a conocer lo que haré con mi viña; le quitaré su cerca y será destrozada. Derribaré su tapia y será pisoteada. La convertiré en un erial, nadie la podará ni le quitará los cardos, crecerán en ella los abrojos y las espinas, mandaré a las nubes que no lluevan sobre ella.
Pues bien, la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación preferida. El Señor esperaba de ellos que obraran rectamente y ellos, en cambio, cometieron iniquidades; él esperaba justicia y sólo se oyen reclamaciones.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 79
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Señor, tú trajiste de Egipto una vid, arrojaste de aquí a los paganos y la plantaste; ella extendió sus sarmientos hasta el mar y sus brotes llegaban hasta el río.
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Señor, ¿por qué has derribado su cerca, de modo que puedan saquear tu viña los que pasan, pisotearla los animales salvajes, y las bestias del campo destrozarla?
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste.
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. Restablécenos, Señor, Dios de los ejércitos, míranos con bondad y estaremos a salvo.
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los filipenses
(4, 6-9)
Hermanos: No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos, aprecien todo lo que es verdadero y noble, cuanto hay de justo y puro, todo lo que es amable y honroso, todo lo que sea virtud y merezca elogio.
Pongan por obra cuanto han aprendido y recibido de mí, todo lo que yo he dicho y me han visto hacer; y el Dios de la paz estará con ustedes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (21, 33-43)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?” Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.
Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura:
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?
Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
Algunos seguimos aferrados a un «servicio de la palabra» más apto para generaciones pasadas que para la sociedad actual. Pretendemos hacer oír una «palabra» alejada de la realidad que vivimos, expresada en un lenguaje teórico, con poco sabor de la vida y la problemática de la gente.La inculturación sigue siendo una «materia pendiente» para demasiados predicadores cristianos. Nos preguntamos cómo lograr que nuestro «servicio de la palabra» se inspire y se haga carne en compromisos concretos por la Vida, la Justicia y la Solidaridad concretas, tal como se viven en el día a día...
Podemos mirar a los profetas, que nos pueden orientarnos en esta tarea. Ellos siempre mantuvieron una actitud crítica frente a las instancias de poder y, simultáneamente, vivían en medio del pueblo. Isaías, por ejemplo, no duda en utilizar una vieja canción romántica, sobre una viña, para comunicar con eficacia su mensaje. No teme que lo tilden de coplero de amoríos, o que la gente piense que sus recursos didácticos no están a la altura requerida. Para Isaías lo importante era hacer captar al decadente reino de Judá los peligros evidentes de una política interna ejercida mediante el autoritarismo, la represión y el inmediatismo. Y la maestría de su «servicio de la palabra», comprometido y vital, accesible y a la vez profundo, quedó reflejado en la «Canción de la viña» que hoy escuchamos como primera lectura.
Ocurre otro tanto con la predicación de Jesús, como podemos ver en el evangelio de hoy. Jesús se vale del mismo tema de la viña para expresar su mensaje.
Muchos grupos fanáticos consideraban que la salvación de Israel era la única meta de la historia. Jesús cuestionó duramente esta manera de pensar, por superficial y excluyente. Por eso, muchos líderes sectarios, tanto de derecha como de izquierda, consideraron que Jesús era una amenaza.
Para Jesús el Reino de Dios estaba abierto a todos los seres humanos « de buena voluntad», o sea, que tuvieran como valor primero de su vida el Amor y la Justicia. El Reino es «Vida, Verdad, Justicia, Paz, Gratuidad, Amor». Por eso, no eran importantes para Jesús las diferencias raciales, de género o de cualquier otro tipo: todas las personas «de buena voluntad», todas las que estén dispuestas a vivir la solidaridad fraterna, están invitadas. Y Jesús no sólo lo propuso como un ideal, sino que lo realizó en la práctica.
Esta manera de actuar y de pensar le acarreó agudos y profundos conflictos con los grupos religiosos y políticos de la época, incluso con sus propios discípulos. Para los hombres ortodoxos esta apertura del Reino de Dios a los extranjeros, enfermos y pecadoras era absolutamente impensable. Más aún, ellos consideraban que fuera de Israel y de su particular religión no había salvación para nadie. Se consideraban «propietarios» del Reino de Dios.
Jesús los desafía abiertamente, y por medio de esa comparación con la viña, les muestra que la ortodoxia recalcitrante no conduce a la salvación. El profeta de Galilea se burla de las pretensiones privatizadoras de los ortodoxos y les muestra que Dios entrega el Reino a aquellas comunidades que viven el amor y la justicia. El Reino no es propiedad privada de nadie ni de ningún grupo en particular. Nadie lo tiene asegurado a título de una raza o religión concreta.
Toda la vida y ministerio de Jesús es compromiso con la vida. Sus acciones y palabras convocan a todos a compartir su vida en la nueva realidad humana y mundana que la construcción del Reino va provocando: sus obras poderosas, su acogida hacia los excluidos, el anuncio de la utopía de Dios que abre nuevos horizontes de esperanza en el corazón de los pobres. Éstos y otros signos son manifestaciones de la voluntad del Padre que envía a Jesús para que los hijos e hijas «tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10) y que, por ello, invita a celebrar el retorno del hijo «que estaba muerto y ha vuelto a la vida» (cf. Lc 15,32).
La denuncias de Jesús, por otra parte, nos indican que el mensajero del Dios de la Vida no puede permitir que el ser humano esté permanentemente torturado por experiencias de muerte. Queremos que nuestra vida y nuestro ministerio sean una confesión y un testimonio de nuestra fe en el Dios «que ama la vida» (Sab 11, 26). Como seguidores de Jesús sabemos que esta vida se manifiesta y goza en plenitud cuando se pone totalmente al servicio del Reino (cf Mt 10,39).
Jesús, el Hijo del hombre, está dispuesto a dar su vida en rescate por todos (cf Mt 20,28). Nadie le quitó la vida; él la entregó libremente. De él hemos aprendido que ser buen pastor es desvivirse por el rebaño, dar la vida por los hermanos (cf Jn 10,11). En este momento debemos sumarnos a tantos cristianos y cristianas que en los últimos años han optado por servir a la vida, aun a riesgo de perder o complicar la suya propia. Al hacerlo, prolongamos la mejor tradición cristiana, confiados en la intercesión de nuestros hermanos y hermanas mártires.
Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
El Apóstol nos exhortaba hoy a presentar a Dios nuestras oraciones. Por eso oremos juntos:
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por la Iglesia: que sea abierta, universal y cercana a los hombres y mujeres del tercer milenio.
Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por los obispos y pastores de las comunidades cristianas: que el Señor dirija sus proyectos y dé fecundidad a su ministerio.
Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por la paz en el mundo: que todos podamos disfrutar de una vida tranquila y feliz. Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por los que son perseguidos a causa de su fe: que no decaigan ante las dificultades y encuentren en Jesús su consuelo.
Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por los que sufren: que el Señor los alivie y libere de sus males.
Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Por los que hemos sido adquiridos por la sangre de Cristo: que demos nuestra vida por el Evangelio.
Oremos.
Escucha, Señor,
nuestra oración.
Celebrante:
Señor, atiende las oraciones que te presentamos los obreros de tu viña, ayúdanos a acoger con gozo la salvación que nos trae tu Hijo y a dar frutos de santidad para la gloria.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio de alabanza que tu mismo instituiste, y realiza en nosotros la obra de santificación que con su muerte nos mereció tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Prefacio Dominical VII
La salvación por la obediencia de
Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tu amor al mundo fue tan misericordioso, que no sólo nos enviaste como redentor a tu propio Hijo, sino que lo quisiste en todo semejante a nosotros, menos en el pecado, para poder así amar en nosotros lo que en él amabas.Y con su obediencia nos devolviste aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido.
Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos, diciendo:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Bueno es el Señor con los que en él confían, con aquellos que no cesan de buscarlo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta comunión, Señor, sacie nuestra hambre y nuestra sed de ti y nos transforme en tu Hijo, Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Evangelio del Domingo XXVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 2 de octubre, 2011
Evangelio del Domingo XXVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 2 de octubre, 2011
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (21, 33-43)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?” Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.
Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura:
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?
Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
Para Jesús el Reino de Dios estaba abierto a todos los seres humanos « de buena voluntad», o sea, que tuvieran como valor primero de su vida el Amor y la Justicia. El Reino es «Vida, Verdad, Justicia, Paz, Gratuidad, Amor». Por eso, no eran importantes para Jesús las diferencias raciales, de género o de cualquier otro tipo: todas las personas «de buena voluntad», todas las que estén dispuestas a vivir la solidaridad fraterna, están invitadas. Y Jesús no sólo lo propuso como un ideal, sino que lo realizó en la práctica.
Esta manera de actuar y de pensar le acarreó agudos y profundos conflictos con los grupos religiosos y políticos de la época, incluso con sus propios discípulos. Para los hombres ortodoxos esta apertura del Reino de Dios a los extranjeros, enfermos y pecadoras era absolutamente impensable. Más aún, ellos consideraban que fuera de Israel y de su particular religión no había salvación para nadie. Se consideraban «propietarios» del Reino de Dios.
Jesús los desafía abiertamente, y por medio de esa comparación con la viña, les muestra que la ortodoxia recalcitrante no conduce a la salvación. El profeta de Galilea se burla de las pretensiones privatizadoras de los ortodoxos y les muestra que Dios entrega el Reino a aquellas comunidades que viven el amor y la justicia. El Reino no es propiedad privada de nadie ni de ningún grupo en particular. Nadie lo tiene asegurado a título de una raza o religión concreta.
Toda la vida y ministerio de Jesús es compromiso con la vida. Sus acciones y palabras convocan a todos a compartir su vida en la nueva realidad humana y mundana que la construcción del Reino va provocando: sus obras poderosas, su acogida hacia los excluidos, el anuncio de la utopía de Dios que abre nuevos horizontes de esperanza en el corazón de los pobres. Éstos y otros signos son manifestaciones de la voluntad del Padre que envía a Jesús para que los hijos e hijas «tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10) y que, por ello, invita a celebrar el retorno del hijo «que estaba muerto y ha vuelto a la vida» (cf. Lc 15,32).
La denuncias de Jesús, por otra parte, nos indican que el mensajero del Dios de la Vida no puede permitir que el ser humano esté permanentemente torturado por experiencias de muerte. Queremos que nuestra vida y nuestro ministerio sean una confesión y un testimonio de nuestra fe en el Dios «que ama la vida» (Sab 11, 26). Como seguidores de Jesús sabemos que esta vida se manifiesta y goza en plenitud cuando se pone totalmente al servicio del Reino (cf Mt 10,39).
Jesús, el Hijo del hombre, está dispuesto a dar su vida en rescate por todos (cf Mt 20,28). Nadie le quitó la vida; él la entregó libremente. De él hemos aprendido que ser buen pastor es desvivirse por el rebaño, dar la vida por los hermanos (cf Jn 10,11). En este momento debemos sumarnos a tantos cristianos y cristianas que en los últimos años han optado por servir a la vida, aun a riesgo de perder o complicar la suya propia. Al hacerlo, prolongamos la mejor tradición cristiana, confiados en la intercesión de nuestros hermanos y hermanas mártires.
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (21, 33-43)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?” Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.
Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura:
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?
Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
Para Jesús el Reino de Dios estaba abierto a todos los seres humanos « de buena voluntad», o sea, que tuvieran como valor primero de su vida el Amor y la Justicia. El Reino es «Vida, Verdad, Justicia, Paz, Gratuidad, Amor». Por eso, no eran importantes para Jesús las diferencias raciales, de género o de cualquier otro tipo: todas las personas «de buena voluntad», todas las que estén dispuestas a vivir la solidaridad fraterna, están invitadas. Y Jesús no sólo lo propuso como un ideal, sino que lo realizó en la práctica.
Esta manera de actuar y de pensar le acarreó agudos y profundos conflictos con los grupos religiosos y políticos de la época, incluso con sus propios discípulos. Para los hombres ortodoxos esta apertura del Reino de Dios a los extranjeros, enfermos y pecadoras era absolutamente impensable. Más aún, ellos consideraban que fuera de Israel y de su particular religión no había salvación para nadie. Se consideraban «propietarios» del Reino de Dios.
Jesús los desafía abiertamente, y por medio de esa comparación con la viña, les muestra que la ortodoxia recalcitrante no conduce a la salvación. El profeta de Galilea se burla de las pretensiones privatizadoras de los ortodoxos y les muestra que Dios entrega el Reino a aquellas comunidades que viven el amor y la justicia. El Reino no es propiedad privada de nadie ni de ningún grupo en particular. Nadie lo tiene asegurado a título de una raza o religión concreta.
Toda la vida y ministerio de Jesús es compromiso con la vida. Sus acciones y palabras convocan a todos a compartir su vida en la nueva realidad humana y mundana que la construcción del Reino va provocando: sus obras poderosas, su acogida hacia los excluidos, el anuncio de la utopía de Dios que abre nuevos horizontes de esperanza en el corazón de los pobres. Éstos y otros signos son manifestaciones de la voluntad del Padre que envía a Jesús para que los hijos e hijas «tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10) y que, por ello, invita a celebrar el retorno del hijo «que estaba muerto y ha vuelto a la vida» (cf. Lc 15,32).
La denuncias de Jesús, por otra parte, nos indican que el mensajero del Dios de la Vida no puede permitir que el ser humano esté permanentemente torturado por experiencias de muerte. Queremos que nuestra vida y nuestro ministerio sean una confesión y un testimonio de nuestra fe en el Dios «que ama la vida» (Sab 11, 26). Como seguidores de Jesús sabemos que esta vida se manifiesta y goza en plenitud cuando se pone totalmente al servicio del Reino (cf Mt 10,39).
Jesús, el Hijo del hombre, está dispuesto a dar su vida en rescate por todos (cf Mt 20,28). Nadie le quitó la vida; él la entregó libremente. De él hemos aprendido que ser buen pastor es desvivirse por el rebaño, dar la vida por los hermanos (cf Jn 10,11). En este momento debemos sumarnos a tantos cristianos y cristianas que en los últimos años han optado por servir a la vida, aun a riesgo de perder o complicar la suya propia. Al hacerlo, prolongamos la mejor tradición cristiana, confiados en la intercesión de nuestros hermanos y hermanas mártires.
Oficio Divino: Tiempo Ordinario. Ciclo A. 2 de octubre, 2011
Oficio Divino: Tiempo Ordinario. Ciclo A. 2 de octubre, 2011
TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SEMANA XXVII
Propio. Salterio III
(OFICIO DE LECTURA (6:00); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS (19:00); COMPLETAS (22:00)
OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PRIMICIAS SON DEL SOL DE SU PALABRA
Primicias son del sol de su Palabra
las luces fulgurantes de este día;
despierte el corazón, que es Dios quien llama,
y su presencia es la que ilumina.
Jesús es el que viene y el que pasa
en Pascua permanente entre los hombres,
resuena en cada hermano su palabra,
revive en cada vida sus amores.
Abrid el corazón, es él quien llama
con voces apremiantes de ternura;
venid: habla, Señor, que tu palabra
es vida y salvación de quien la escucha.
El día del Señor, eterna Pascua,
que nuestro corazón inquieto espera,
en ágape de amor ya nos alcanza,
solemne memorial en toda fiesta.
Honor y gloria al Padre que nos ama,
y al Hijo que preside esta asamblea,
cenáculo de amor le sea el alma,
su Espíritu por siempre sea en ella. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Día tras día te bendeciré, Señor. Aleluya.
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor. Aleluya.
Ant. 2. Tu reinado, Señor, es un reinado perpetuo. Aleluya.
Salmo 144 II
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Tu reinado, Señor, es un reinado perpetuo. Aleluya.
Ant. 3. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. Aleluya.
Salmo 144 III
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. Aleluya.
V. Hijo mío, haz caso a mis palabras.
R. presta oído a mis consejos.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 22, 1-14
ORÁCULO CONTRA LA FALSA SEGURIDAD DEL PUEBLO DE DIOS
Oráculo del Valle de la Visión: Pero ¿qué te pasa que te subes en masa a las azoteas? Llena de ruido, urbe estridente, ciudad divertida. Tus caídos no han caído a espada, no han muerto en combate. Tus jefes desertaron en bloque, sin disparar el arco cayeron prisioneros; tus tropas fueron copadas cuando se alejaban huyendo.
Por eso digo: «Apartaos de mí, lloraré amargamente; no porfiéis en consolarme de la derrota de mi pueblo.» Porque era un día de pánico, de humillación, de desconcierto, que enviaba el Señor de los ejércitos. En el Valle de la Visión socavaban los muros, y subían gritos hacia el monte. Elam se cargaba la aljaba, los jinetes aparejaban los caballos, Quir desnudaba el escudo. Tus valles mejores se llenaban de carros, los soldados cargaban contra la puerta, quedaba al descubierto Judá.
Aquel día, inspeccionasteis el arsenal en la Casa del bosque, y descubristeis cuántas brechas tenía la ciudad de David; recogisteis el agua del aljibe de abajo, hicisteis recuento de las casas de Jerusalén y demolisteis algunas de ellas para reforzar la muralla; entre los dos muros hicisteis un depósito para el agua del aljibe viejo. Pero no volvisteis los ojos al Autor de todo esto, ni mirasteis al que desde antiguo lo formó.
El Señor de los ejércitos os invitaba aquel día al llanto y al luto, a raparos y a ceñiros de saco; mas lo que hubo fue alegría y fiesta, matanza de vacas y degüello de corderos, comer carne y beber vino, según aquello de «a comer y a beber, que mañana moriremos». Entonces el Señor de los ejércitos me reveló esto al oído:
«Juro que no se expiará este pecado hasta que muráis -lo ha dicho el Señor de los ejércitos-.»
RESPONSORIO Jl 2, 12-13
R. Convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. * Rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras.
V. Convertíos al Señor, vuestro Dios, porque es compasivo y misericordioso.
R. Rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras.
SEGUNDA LECTURA
De la Regla pastoral de san Gregorio Magno, papa
(Libro 2, 4: PL 77, 30-31)
EL PASTOR DEBE SABER GUARDAR SILENCIO CON DISCRECIÓN Y HABLAR CUANDO ES ÚTIL
El pastor debe saber guardar silencio con discreción y hablar cuando es útil, de tal modo que nunca diga lo que se debe callar ni deje de decir aquello que hay que manifestar. Porque así como el hablar indiscreto lleva al error, así el silencio imprudente deja en su error a quienes pudieran haber sido adoctrinados. Porque con frecuencia acontece que hay algunos prelados poco prudentes, que no se atreven a hablar con libertad por miedo de perder la estima de sus súbditos; con ello, como lo dice la Verdad, no cuidan a su grey con el interés de un verdadero pastor, sino a la manera de un mercenario, pues callar y disimular los defectos es lo mismo que huir cuando se acerca el lobo.
Por eso el Señor reprende a estos prelados, llamándoles, por boca del profeta: Perros mudos, incapaces de ladrar. Y también dice de ellos en otro lugar: No acudieron a la brecha ni levantaron cerco en torno a la casa de Israel, para que resistiera en la batalla, en el día del Señor. Acudir a la brecha significa aquí oponerse a los grandes de este mundo, hablando con entera libertad para defender a la grey; y resistir en la batalla en el día del Señor es lo mismo que luchar por amor a la justicia contra los malos que acechan.
¿Y qué otra cosa significa no atreverse el pastor a predicar la verdad, sino huir, volviendo la espalda, cuando se presenta el enemigo? Porque si el pastor sale en defensa de la grey es como si en realidad levantara cerco en torno a la casa de Israel. Por eso, en otro lugar, se dice al pueblo delincuente: Tus profetas te predicaron cosas falsas y vanas, y no revelaron tu culpa para invitarte a penitencia. Pues hay que tener presente que en la Escritura se da algunas veces el nombre de profeta a aquellos que, al recordar al pueblo cuán caducas son las cosas presentes, le anuncian ya las realidades futuras. Aquellos, en cambio, a quienes la palabra de Dios acusa de predicar cosas falsas y vanas son los que, temiendo denunciar los pecados, halagan a los culpables con falsas seguridades y, en lugar de manifestarles sus culpas, enmudecen ante ellos.
Porque la reprensión es la llave con que se abren semejantes postemas: ella hace que se descubran muchas culpas que desconocen a veces incluso los mismos que las cometieron. Por eso san Pablo dice que el obispo debe ser capaz de exhortar y animar con sana instrucción y rebatir a los contradictores. Y, de manera semejante, afirma Malaquías: De la boca del sacerdote se espera instrucción, en sus labios se busca enseñanza, porque es mensajero del Señor. Y también dice el Señor por boca de Isaías: Grita a voz en cuello, sin cejar, alza la voz como una trompeta.
Quienquiera pues que se llega al sacerdocio recibe el oficio de pregonero, para ir dando voces antes de la venida del riguroso juez que ya se acerca. Pero, si el sacerdote no predica, ¿por ventura no será semejante a un pregonero mudo? Por esta razón el Espíritu Santo quiso asentarse, ya desde el principio, en forma de lenguas sobre los pastores; así daba a entender que de inmediato hacía predicadores de sí mismo a aquellos sobre los cuales había descendido.
RESPONSORIO Sal 50, 15. 16-17
R. Enseñaré a los malvados tus caminos y los pecadores volverán a ti. * Y mi lengua cantará tu justicia.
V. Señor, abrirás mis labios: mi boca proclamará tu alabanza.
R. Y mi lengua cantará tu justicia.
Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.
Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.
Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún día,
como juez universal.
Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.
Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.
La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por siempre.
Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: LAS SOMBRAS OSCURAS HUYEN.
Las sombras oscuras huyen,
ya va pasando la noche;
y el sol, con su luz de fuego,
nos disipa los temores.
Ya se apagan las estrellas
y se han encendido soles;
el rocío cae de los cielos
en el cáliz de las flores.
Las criaturas van vistiendo
sus galas y sus colores,
porque al nacer nuevo día
hacen nuevas las canciones.
¡Lucero, Cristo, del alba,
que paces entre esplendores,
apacienta nuestras vidas
ya sin sombras y sin noches!
¡Hermoso Cristo, el Cordero,
entre collados y montes! Amén.
SALMODIA
Ant. 1. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Salmo 92 - GLORIA DEL DIOS CREADOR
El Señor reina vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Ant. 2. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Ant. 3. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.
Salmo 148 - ALABANZA DEL DIOS CREADOR
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles,
alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes.
Alabadlo, espacios celestes,
y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar.
Rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes.
Montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros.
Fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo.
Los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 37, 12b-14
Así dice el Señor. «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que yo soy el Señor: os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La piedra que rechazaron los constructores vino a convertirse en piedra angular para el nuevo templo de Dios.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. La piedra que rechazaron los constructores vino a convertirse en piedra angular para el nuevo templo de Dios.
PRECES
Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu Santo, para que con su luz santísima penetrara las almas de sus fieles, y digámosle:
Ilumina, Señor, a tu pueblo.
Te bendecimos, Señor, luz nuestra,
porque a gloria de tu nombre nos has hecho llegar a este nuevo día.
Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría pascual.
Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo,
envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca siempre fiel a ti.
Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven aún en las tinieblas
y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único Dios verdadero.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
HORA TERCIA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VEN DEL SENO DE DIOS, OH SANTO ESPÍRITU
Ven del seno de Dios, oh Santo Espíritu,
a visitar las mentes de tus fieles;
y haz que los corazones que creaste
se llenen con tus dádivas celestes.
Ilumine tu luz nuestros sentidos,
encienda el fuego de tu amor los pechos;
Espíritu de Cristo, fortalece
este barro mortal de nuestros corazones.
Danos, Amor, tu amor y la alegría
de conocer al Padre y a su Hijo,
de poseerte a ti que eres de entrambos
eternamente el inefable Espíritu. Amén
SALMODIA
Ant. 1. Llamé, y él me respondió.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él me respondió.
Ant. 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant. 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE Rm 8, 15-16
No habéis recibido espíritu de esclavitud, para recaer otra vez en el temor, sino que habéis recibido espíritu de adopción filial, por el que clamamos: «¡Padre!». Este mismo Espíritu se une a nosotros para testificar que somos hijos de Dios.
V. En ti, Señor, está la fuente viva.
R. Y tu luz nos hace ver la luz.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
HORA SEXTA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant. 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant. 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE Rm 8, 22-23
La creación entera, como bien lo sabemos, va suspirando y gimiendo toda ella, hasta el momento presente, como con dolores de parto. Y no es ella sola, también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, suspiramos en nuestro interior, anhelando la redención de nuestro cuerpo.
V. Bendice, alma mía, al Señor.
R. El rescata tu vida de la fosa.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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HORA NONA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos, Señor, la firme voluntad,
compañera y sostén de la virtud,
que sabe en la fatiga hallar quietud
y en medio de las sombras claridad:
La que trueca en tesón la veleidad,
y el ocio en perennal solicitud,
y las ásperas fiebres en salud
y los torpes engaños en verdad.
Y así conseguirá mi corazón
que los favores que a tu amor debí
le ofrezcan algún fruto en galardón.
Y aún tú, Señor, conseguirás así
que no llegue a romper mi confusión
la imagen tuya que pusiste en mi. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. En el peligro grité al Señor, y me escuchó. Aleluya.
Salmo 117 I - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En el peligro grité al Señor, y me escuchó. Aleluya.
Ant. 2. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. Aleluya.
Salmo 117 II
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. Aleluya.
Ant. 3. El Señor es Dios, él nos ilumina. Aleluya.
Salmo 117 III
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es Dios, él nos ilumina. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Tm 1, 9
Dios nos ha salvado y nos ha llamado con santa llamada, no según nuestras obras, sino según su propio propósito y su gracia, que nos dio con Cristo Jesús antes de los tiempos eternos.
V. El Señor los condujo seguros, sin alarmas.
R. Los hizo entrar por las santas fronteras.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
II VÍSPERAS
Oración de la tarde
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: SANTA UNIDAD Y TRINIDAD BEATA.
Santa unidad y Trinidad beata:
con los destellos de tu brillo eterno,
infunde amor en nuestros corazones,
mientras se va alejando el sol de fuego.
Por la mañana te cantamos loas
y por la tarde te elevamos ruegos,
pidiéndote que estemos algún día
entre los que te alaban en el cielo.
Glorificado sean por los siglos
de los siglos el Padre y su Unigénito,
y que glorificado con entrambos
sea por tiempo igual el Paracleto. Amén
SALMODIA
Ant. 1. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Salmo 109 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Ant. 2. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su poder,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Ant. 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor, y digámosle:
Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.
Señor, tú que en el universo, obra de tus manos, nos revelas tu poder,
haz que sepamos ver tu providencia en los acontecimientos del mundo.
Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz anunciaste la paz al mundo,
líbranos de todo desaliento y de todo temor.
A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,
concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un mundo mejor.
Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a los hambrientos
y fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la cruz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú que al tercer día resucitaste a tu Hijo gloriosamente del sepulcro,
haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.
Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.
Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.
Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.
Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.
SALMODIA
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA BREVE Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACIÓN
OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SEMANA XXVII
Propio. Salterio III
(OFICIO DE LECTURA (6:00); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS (19:00); COMPLETAS (22:00)
OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PRIMICIAS SON DEL SOL DE SU PALABRA
Primicias son del sol de su Palabra
las luces fulgurantes de este día;
despierte el corazón, que es Dios quien llama,
y su presencia es la que ilumina.
Jesús es el que viene y el que pasa
en Pascua permanente entre los hombres,
resuena en cada hermano su palabra,
revive en cada vida sus amores.
Abrid el corazón, es él quien llama
con voces apremiantes de ternura;
venid: habla, Señor, que tu palabra
es vida y salvación de quien la escucha.
El día del Señor, eterna Pascua,
que nuestro corazón inquieto espera,
en ágape de amor ya nos alcanza,
solemne memorial en toda fiesta.
Honor y gloria al Padre que nos ama,
y al Hijo que preside esta asamblea,
cenáculo de amor le sea el alma,
su Espíritu por siempre sea en ella. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Día tras día te bendeciré, Señor. Aleluya.
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor. Aleluya.
Ant. 2. Tu reinado, Señor, es un reinado perpetuo. Aleluya.
Salmo 144 II
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Tu reinado, Señor, es un reinado perpetuo. Aleluya.
Ant. 3. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. Aleluya.
Salmo 144 III
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. Aleluya.
V. Hijo mío, haz caso a mis palabras.
R. presta oído a mis consejos.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 22, 1-14
ORÁCULO CONTRA LA FALSA SEGURIDAD DEL PUEBLO DE DIOS
Oráculo del Valle de la Visión: Pero ¿qué te pasa que te subes en masa a las azoteas? Llena de ruido, urbe estridente, ciudad divertida. Tus caídos no han caído a espada, no han muerto en combate. Tus jefes desertaron en bloque, sin disparar el arco cayeron prisioneros; tus tropas fueron copadas cuando se alejaban huyendo.
Por eso digo: «Apartaos de mí, lloraré amargamente; no porfiéis en consolarme de la derrota de mi pueblo.» Porque era un día de pánico, de humillación, de desconcierto, que enviaba el Señor de los ejércitos. En el Valle de la Visión socavaban los muros, y subían gritos hacia el monte. Elam se cargaba la aljaba, los jinetes aparejaban los caballos, Quir desnudaba el escudo. Tus valles mejores se llenaban de carros, los soldados cargaban contra la puerta, quedaba al descubierto Judá.
Aquel día, inspeccionasteis el arsenal en la Casa del bosque, y descubristeis cuántas brechas tenía la ciudad de David; recogisteis el agua del aljibe de abajo, hicisteis recuento de las casas de Jerusalén y demolisteis algunas de ellas para reforzar la muralla; entre los dos muros hicisteis un depósito para el agua del aljibe viejo. Pero no volvisteis los ojos al Autor de todo esto, ni mirasteis al que desde antiguo lo formó.
El Señor de los ejércitos os invitaba aquel día al llanto y al luto, a raparos y a ceñiros de saco; mas lo que hubo fue alegría y fiesta, matanza de vacas y degüello de corderos, comer carne y beber vino, según aquello de «a comer y a beber, que mañana moriremos». Entonces el Señor de los ejércitos me reveló esto al oído:
«Juro que no se expiará este pecado hasta que muráis -lo ha dicho el Señor de los ejércitos-.»
RESPONSORIO Jl 2, 12-13
R. Convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. * Rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras.
V. Convertíos al Señor, vuestro Dios, porque es compasivo y misericordioso.
R. Rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras.
SEGUNDA LECTURA
De la Regla pastoral de san Gregorio Magno, papa
(Libro 2, 4: PL 77, 30-31)
EL PASTOR DEBE SABER GUARDAR SILENCIO CON DISCRECIÓN Y HABLAR CUANDO ES ÚTIL
El pastor debe saber guardar silencio con discreción y hablar cuando es útil, de tal modo que nunca diga lo que se debe callar ni deje de decir aquello que hay que manifestar. Porque así como el hablar indiscreto lleva al error, así el silencio imprudente deja en su error a quienes pudieran haber sido adoctrinados. Porque con frecuencia acontece que hay algunos prelados poco prudentes, que no se atreven a hablar con libertad por miedo de perder la estima de sus súbditos; con ello, como lo dice la Verdad, no cuidan a su grey con el interés de un verdadero pastor, sino a la manera de un mercenario, pues callar y disimular los defectos es lo mismo que huir cuando se acerca el lobo.
Por eso el Señor reprende a estos prelados, llamándoles, por boca del profeta: Perros mudos, incapaces de ladrar. Y también dice de ellos en otro lugar: No acudieron a la brecha ni levantaron cerco en torno a la casa de Israel, para que resistiera en la batalla, en el día del Señor. Acudir a la brecha significa aquí oponerse a los grandes de este mundo, hablando con entera libertad para defender a la grey; y resistir en la batalla en el día del Señor es lo mismo que luchar por amor a la justicia contra los malos que acechan.
¿Y qué otra cosa significa no atreverse el pastor a predicar la verdad, sino huir, volviendo la espalda, cuando se presenta el enemigo? Porque si el pastor sale en defensa de la grey es como si en realidad levantara cerco en torno a la casa de Israel. Por eso, en otro lugar, se dice al pueblo delincuente: Tus profetas te predicaron cosas falsas y vanas, y no revelaron tu culpa para invitarte a penitencia. Pues hay que tener presente que en la Escritura se da algunas veces el nombre de profeta a aquellos que, al recordar al pueblo cuán caducas son las cosas presentes, le anuncian ya las realidades futuras. Aquellos, en cambio, a quienes la palabra de Dios acusa de predicar cosas falsas y vanas son los que, temiendo denunciar los pecados, halagan a los culpables con falsas seguridades y, en lugar de manifestarles sus culpas, enmudecen ante ellos.
Porque la reprensión es la llave con que se abren semejantes postemas: ella hace que se descubran muchas culpas que desconocen a veces incluso los mismos que las cometieron. Por eso san Pablo dice que el obispo debe ser capaz de exhortar y animar con sana instrucción y rebatir a los contradictores. Y, de manera semejante, afirma Malaquías: De la boca del sacerdote se espera instrucción, en sus labios se busca enseñanza, porque es mensajero del Señor. Y también dice el Señor por boca de Isaías: Grita a voz en cuello, sin cejar, alza la voz como una trompeta.
Quienquiera pues que se llega al sacerdocio recibe el oficio de pregonero, para ir dando voces antes de la venida del riguroso juez que ya se acerca. Pero, si el sacerdote no predica, ¿por ventura no será semejante a un pregonero mudo? Por esta razón el Espíritu Santo quiso asentarse, ya desde el principio, en forma de lenguas sobre los pastores; así daba a entender que de inmediato hacía predicadores de sí mismo a aquellos sobre los cuales había descendido.
RESPONSORIO Sal 50, 15. 16-17
R. Enseñaré a los malvados tus caminos y los pecadores volverán a ti. * Y mi lengua cantará tu justicia.
V. Señor, abrirás mis labios: mi boca proclamará tu alabanza.
R. Y mi lengua cantará tu justicia.
Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.
Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.
Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún día,
como juez universal.
Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.
Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.
La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por siempre.
Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: LAS SOMBRAS OSCURAS HUYEN.
Las sombras oscuras huyen,
ya va pasando la noche;
y el sol, con su luz de fuego,
nos disipa los temores.
Ya se apagan las estrellas
y se han encendido soles;
el rocío cae de los cielos
en el cáliz de las flores.
Las criaturas van vistiendo
sus galas y sus colores,
porque al nacer nuevo día
hacen nuevas las canciones.
¡Lucero, Cristo, del alba,
que paces entre esplendores,
apacienta nuestras vidas
ya sin sombras y sin noches!
¡Hermoso Cristo, el Cordero,
entre collados y montes! Amén.
SALMODIA
Ant. 1. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Salmo 92 - GLORIA DEL DIOS CREADOR
El Señor reina vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Ant. 2. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Ant. 3. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.
Salmo 148 - ALABANZA DEL DIOS CREADOR
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles,
alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes.
Alabadlo, espacios celestes,
y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar.
Rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes.
Montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros.
Fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo.
Los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 37, 12b-14
Así dice el Señor. «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que yo soy el Señor: os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La piedra que rechazaron los constructores vino a convertirse en piedra angular para el nuevo templo de Dios.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. La piedra que rechazaron los constructores vino a convertirse en piedra angular para el nuevo templo de Dios.
PRECES
Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu Santo, para que con su luz santísima penetrara las almas de sus fieles, y digámosle:
Ilumina, Señor, a tu pueblo.
Te bendecimos, Señor, luz nuestra,
porque a gloria de tu nombre nos has hecho llegar a este nuevo día.
Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría pascual.
Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo,
envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca siempre fiel a ti.
Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven aún en las tinieblas
y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único Dios verdadero.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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HORA TERCIA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VEN DEL SENO DE DIOS, OH SANTO ESPÍRITU
Ven del seno de Dios, oh Santo Espíritu,
a visitar las mentes de tus fieles;
y haz que los corazones que creaste
se llenen con tus dádivas celestes.
Ilumine tu luz nuestros sentidos,
encienda el fuego de tu amor los pechos;
Espíritu de Cristo, fortalece
este barro mortal de nuestros corazones.
Danos, Amor, tu amor y la alegría
de conocer al Padre y a su Hijo,
de poseerte a ti que eres de entrambos
eternamente el inefable Espíritu. Amén
SALMODIA
Ant. 1. Llamé, y él me respondió.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él me respondió.
Ant. 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant. 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE Rm 8, 15-16
No habéis recibido espíritu de esclavitud, para recaer otra vez en el temor, sino que habéis recibido espíritu de adopción filial, por el que clamamos: «¡Padre!». Este mismo Espíritu se une a nosotros para testificar que somos hijos de Dios.
V. En ti, Señor, está la fuente viva.
R. Y tu luz nos hace ver la luz.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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HORA SEXTA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant. 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant. 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE Rm 8, 22-23
La creación entera, como bien lo sabemos, va suspirando y gimiendo toda ella, hasta el momento presente, como con dolores de parto. Y no es ella sola, también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, suspiramos en nuestro interior, anhelando la redención de nuestro cuerpo.
V. Bendice, alma mía, al Señor.
R. El rescata tu vida de la fosa.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
HORA NONA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos, Señor, la firme voluntad,
compañera y sostén de la virtud,
que sabe en la fatiga hallar quietud
y en medio de las sombras claridad:
La que trueca en tesón la veleidad,
y el ocio en perennal solicitud,
y las ásperas fiebres en salud
y los torpes engaños en verdad.
Y así conseguirá mi corazón
que los favores que a tu amor debí
le ofrezcan algún fruto en galardón.
Y aún tú, Señor, conseguirás así
que no llegue a romper mi confusión
la imagen tuya que pusiste en mi. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. En el peligro grité al Señor, y me escuchó. Aleluya.
Salmo 117 I - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En el peligro grité al Señor, y me escuchó. Aleluya.
Ant. 2. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. Aleluya.
Salmo 117 II
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. Aleluya.
Ant. 3. El Señor es Dios, él nos ilumina. Aleluya.
Salmo 117 III
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es Dios, él nos ilumina. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Tm 1, 9
Dios nos ha salvado y nos ha llamado con santa llamada, no según nuestras obras, sino según su propio propósito y su gracia, que nos dio con Cristo Jesús antes de los tiempos eternos.
V. El Señor los condujo seguros, sin alarmas.
R. Los hizo entrar por las santas fronteras.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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II VÍSPERAS
Oración de la tarde
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: SANTA UNIDAD Y TRINIDAD BEATA.
Santa unidad y Trinidad beata:
con los destellos de tu brillo eterno,
infunde amor en nuestros corazones,
mientras se va alejando el sol de fuego.
Por la mañana te cantamos loas
y por la tarde te elevamos ruegos,
pidiéndote que estemos algún día
entre los que te alaban en el cielo.
Glorificado sean por los siglos
de los siglos el Padre y su Unigénito,
y que glorificado con entrambos
sea por tiempo igual el Paracleto. Amén
SALMODIA
Ant. 1. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Salmo 109 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Ant. 2. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su poder,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Ant. 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor, y digámosle:
Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.
Señor, tú que en el universo, obra de tus manos, nos revelas tu poder,
haz que sepamos ver tu providencia en los acontecimientos del mundo.
Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz anunciaste la paz al mundo,
líbranos de todo desaliento y de todo temor.
A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,
concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un mundo mejor.
Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a los hambrientos
y fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la cruz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú que al tercer día resucitaste a tu Hijo gloriosamente del sepulcro,
haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.
Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.
Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.
Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.
Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.
SALMODIA
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA BREVE Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACIÓN
OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
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