29 † CALENDARIO LITURGICO: IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Misa: del Domingo (verde).
Misal: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
Lecc.: vol. II, lects. del domingo IV del T.O. (año B):
• Dt 18, 15-20. Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca.
• Sal 94. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
• 1Co 7, 32-35. La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos.
• Mc 1, 21-28. Enseñaba con autoridad.
Jesús, el Profeta que enseña con autoridad. Moisés anunció de parte de Dios a su pueblo la llegada de un profeta de su misma línea y categoría (1ª lect.). Jesús enseña con autoridad y posee el poder de hacer milagros porque es el Santo de Dios (Ev.). Pablo aconseja estar libre para servirle con corazón indiviso por amor al Reino (2ª lect.).
– Hoy no se permiten las Misas de difuntos, excepto la exequial.
Calendarios:
Zaragoza: San Valero, obispo (S).
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viernes, 27 de enero de 2012
Santoral del 29 de Enero: San Pedro Nolasco
Santoral del 29 de Enero: San Pedro Nolasco
Fundador de la Comunidad de
Padres Mercedarios
(+1258)
Nació cerca de Barcelona, España, hacia 1189.
A los 15 años quedó huérfano de padre, y dueño de grandes posesiones. La madre le colaboró en todos sus deseos de hacer el bien y de obtener santidad.
Estando en edad de casarse hizo una peregrinación a la Virgen de Monserrat y allí se puso a pensar que las vanidades del mundo pasan muy pronto y no dejan sino insatisfacción y que en cambio lo que se hace para la vida eterna dura para siempre. Entonces promedió a la Virgen mantenerse puro y se le ocurrió una idea que iba a ser de gran provecho para muchas gentes.
En aquel tiempo la cuestión social más dolorosa era la esclavitud que muchísimos cristianos sufrían de parte de los mahometanos. Estos piratas llegaban a tierras donde había cristianos y se llevaban a todos los hombres que encontraban. Las penalidades de los prisioneros cristianos en las tenebrosas cárceles de los mahometanos sobrepasaban lo imaginable. Y lo más peligroso era que muchos perdían su fe, y su moralidad se dañaba por completo.
Esto fue lo que movió a Pedro Nolasco a gastar su gran fortuna en libertar al mayor número posible de esclavos cristianos. Cuando se le presentaba la ocasión de gastar una buena cantidad de dinero en obtener la libertad de algún cautivo recordaba aquella frase de Jesús en el evangelio: "No almacenen su fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenen su fortuna en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni óxido que las dañe". (Mt. 6,20) Y este pensamiento lo movía a ser muy generoso en gastar su dinero en ayudar a los necesitados.
Y sucedió que, según dicen las antiguas narraciones, que una noche (agosto de 1218) se apareció la Sma. Virgen a San Pedro Nolasco y al rey Jaime de Aragón (que era amiguísimo de nuestro santo) y les recomendó que fundaran una Comunidad de religiosos dedicados a libertar cristianos que estuvieran esclavos de los mahometanos.
Consultaron al director espiritual de juntos, que era San Raimundo de Peñafort, y éste los llevó ante el Sr. Obispo de Barcelona, al cual le pareció muy buena la idea y la aprobó. Entonces el militar Pedro Nolasco hizo ante el obispo sus tres votos o juramentos. de castidad, pobreza y obediencia, y añadió un cuarto juramento o voto: el de dedicar toda su vida a tratar de libertar cristianos que estuvieran siendo esclavos de los mahometanos. Este cuarto voto o juramento lo hacían después todos sus religiosos.
Los antiguos dicen que la Virgen les recomendó:
Fundad una asociación con hábito blanco y puro que sea defensa y muro de la cristiana nación.
San Raimundo predicó con gran entusiasmo en favor de esta nueva Comunidad y fueron muchos los hombres de buena voluntad que llegaron a hacerse religiosos. El vestido que usaban era una túnica blanca y una cruz grande en el pecho. San Pedro Nolasco fue nombrado Superior General de la Congregación y el Papa Gregorio Nono aprobó esta nueva Comunidad.
San Pedro Nolasco ayudó al rey Don Jaime a conquistar para los cristianos la ciudad de Valencia que estaba en poder de los mahometanos, y el rey, en agradecimiento, fundó en esa ciudad varias casas de la Comunidad de los Mercedarios.
El rey Jaime decía que si había logrado conquistar la ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Y cada vez que obtenía algún resonante truinfo lo atribuía a las oraciones de este santo.
San Pedro hizo viajes por muchos sitios donde los mahometanos tenían prisioneros cristianos, para conseguir su libertad. Y viajó hasta Argelia, que era un reino dominado por los enemigos de nuestra santa religión. Allá lo hicieron prisionero pero logró conseguir su libertad.
Como había sido un buen comerciante, organizó técnicamente por muchas ciudades las colectas en favor de los esclavos y con esto obtuvo abundante dinero con los cuales logró la libertad de muchísimos creyentes.
Poco antes de morir repitió las palabras del Salmo 76: "Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados". Tenía 77 años de edad.
Por su intercesión se obraron muchos milagros y el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1628. La Comunidad fundada por él se dedica ahora a ayudar a los que están encarcelados. Es un apostolado maravilloso.
Jesús nos recuerda lo que prometió a quienes ayuden y consuelen a los encarcelados: "Estuve preso y me fuisteis a visitar. Todo el bien que le habéis hecho a cada uno de estos necesitados, lo recibe como si me lo hubierais hecho a Mí mismo (Mt. 25, 40).
Fundador de la Comunidad de
Padres Mercedarios
(+1258)
Nació cerca de Barcelona, España, hacia 1189.
A los 15 años quedó huérfano de padre, y dueño de grandes posesiones. La madre le colaboró en todos sus deseos de hacer el bien y de obtener santidad.
Estando en edad de casarse hizo una peregrinación a la Virgen de Monserrat y allí se puso a pensar que las vanidades del mundo pasan muy pronto y no dejan sino insatisfacción y que en cambio lo que se hace para la vida eterna dura para siempre. Entonces promedió a la Virgen mantenerse puro y se le ocurrió una idea que iba a ser de gran provecho para muchas gentes.
En aquel tiempo la cuestión social más dolorosa era la esclavitud que muchísimos cristianos sufrían de parte de los mahometanos. Estos piratas llegaban a tierras donde había cristianos y se llevaban a todos los hombres que encontraban. Las penalidades de los prisioneros cristianos en las tenebrosas cárceles de los mahometanos sobrepasaban lo imaginable. Y lo más peligroso era que muchos perdían su fe, y su moralidad se dañaba por completo.
Esto fue lo que movió a Pedro Nolasco a gastar su gran fortuna en libertar al mayor número posible de esclavos cristianos. Cuando se le presentaba la ocasión de gastar una buena cantidad de dinero en obtener la libertad de algún cautivo recordaba aquella frase de Jesús en el evangelio: "No almacenen su fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenen su fortuna en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni óxido que las dañe". (Mt. 6,20) Y este pensamiento lo movía a ser muy generoso en gastar su dinero en ayudar a los necesitados.
Y sucedió que, según dicen las antiguas narraciones, que una noche (agosto de 1218) se apareció la Sma. Virgen a San Pedro Nolasco y al rey Jaime de Aragón (que era amiguísimo de nuestro santo) y les recomendó que fundaran una Comunidad de religiosos dedicados a libertar cristianos que estuvieran esclavos de los mahometanos.
Consultaron al director espiritual de juntos, que era San Raimundo de Peñafort, y éste los llevó ante el Sr. Obispo de Barcelona, al cual le pareció muy buena la idea y la aprobó. Entonces el militar Pedro Nolasco hizo ante el obispo sus tres votos o juramentos. de castidad, pobreza y obediencia, y añadió un cuarto juramento o voto: el de dedicar toda su vida a tratar de libertar cristianos que estuvieran siendo esclavos de los mahometanos. Este cuarto voto o juramento lo hacían después todos sus religiosos.
Los antiguos dicen que la Virgen les recomendó:
Fundad una asociación con hábito blanco y puro que sea defensa y muro de la cristiana nación.
San Raimundo predicó con gran entusiasmo en favor de esta nueva Comunidad y fueron muchos los hombres de buena voluntad que llegaron a hacerse religiosos. El vestido que usaban era una túnica blanca y una cruz grande en el pecho. San Pedro Nolasco fue nombrado Superior General de la Congregación y el Papa Gregorio Nono aprobó esta nueva Comunidad.
San Pedro Nolasco ayudó al rey Don Jaime a conquistar para los cristianos la ciudad de Valencia que estaba en poder de los mahometanos, y el rey, en agradecimiento, fundó en esa ciudad varias casas de la Comunidad de los Mercedarios.
El rey Jaime decía que si había logrado conquistar la ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Y cada vez que obtenía algún resonante truinfo lo atribuía a las oraciones de este santo.
San Pedro hizo viajes por muchos sitios donde los mahometanos tenían prisioneros cristianos, para conseguir su libertad. Y viajó hasta Argelia, que era un reino dominado por los enemigos de nuestra santa religión. Allá lo hicieron prisionero pero logró conseguir su libertad.
Como había sido un buen comerciante, organizó técnicamente por muchas ciudades las colectas en favor de los esclavos y con esto obtuvo abundante dinero con los cuales logró la libertad de muchísimos creyentes.
Poco antes de morir repitió las palabras del Salmo 76: "Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados". Tenía 77 años de edad.
Por su intercesión se obraron muchos milagros y el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1628. La Comunidad fundada por él se dedica ahora a ayudar a los que están encarcelados. Es un apostolado maravilloso.
Jesús nos recuerda lo que prometió a quienes ayuden y consuelen a los encarcelados: "Estuve preso y me fuisteis a visitar. Todo el bien que le habéis hecho a cada uno de estos necesitados, lo recibe como si me lo hubierais hecho a Mí mismo (Mt. 25, 40).
Meditación: Domingo de la semana IV de tiempo ordinario; ciclo B. 29 de Enero, 2012
Meditación: Domingo de la semana IV de tiempo ordinario; ciclo B. 29 de Enero, 2012
«Entran en Cafarnaún; y, al llegar el sábado, fue a la sina¬goga y enseñaba. Y quedaban admirados de su doctrina, pues les enseñaba como quien tiene potestad y no como los escri¬bas. Se encontraba entonces en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu inmundo, y decía a gritos: ¿Qué hay entre nosotros y tú, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? ¡Sé quién eres tú: el Santo de Dios! Y Jesús le conminó diciendo: Calla, y sal de él. Entonces, el espíritu inmundo, zarandeán¬dolo y dando una gran voz, salió de él. Y se quedaron todos es¬tupefactos, de modo que se preguntaban entre sí diciendo: ¿Qué es esto? Una doctrina nueva con potestad. Manda inclu¬so a los espíritus inmundos y le obedecen. Y su fama corrió pronto por doquier en toda la región de Galilea.» (Marcos 1, 21-28)
1º. Jesús la gente sencilla empieza a darse cuenta de que Tú no eres un escriba más, que conoce bien las Escrituras y ya está.
Tus ense¬ñanzas no son las explicaciones y casuísticas habituales: Tú enseñas verdades que tienen aplicación en la vida de cada uno, en mi vida, y que son exigentes.
No te quedas en el discurso sentimental, abstrac¬to o demasiado general para llevarlo a la práctica.
«Tú tienes pala¬bras de vida eterna» (Juan 6,68).
Jesús, hoy se habla mucho de paz, amor, libertad, igualdad; pero no siempre de modo concreto.
La Iglesia, siguiendo tu mandato, en¬seña verdades exigentes en concreto; por eso habla de mandamien¬tos de virtudes y de pecados que no siempre se acomodan al gusto de un mundo materializado y egoísta.
Y como te pasó a Ti en la sinagoga, hay gente que protesta: «¿Qué hay entre nosotros y tú, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos?»
Jesús, algunas personas dicen que tienen fe pero no creen en la Iglesia.
Sin embargo, la Iglesia no hace más que repetir tu doctrina: y la repite «como quien tiene potestad», porque la ha recibido directa¬mente de Ti.
«El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo; es decir a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma» (CEC.-85).
2º. La fidelidad al Romano Pontifico implica una obligación clara y determinada: la de conocer el pensamiento del Papa, manifesta¬do en Encíclicas o en otros documentos, haciendo cuanto esté de nuestra parte para que todos los católicos atiendan al magisterio del Padre Santo, y acomoden a esas enseñanzas su actuación en la vida» (Forja.-633).
Jesús, la Iglesia enseña con la ayuda del Espíritu Santo; por eso no se deja llevar por las modas, ni por las soluciones más cómodas o más populares en un momento determinado.
En concreto, el Papa tiene una especial asistencia divina para ser tu cabeza visible en la tierra.
Quieres que le escuche como te escuchaba aquella gente de Cafarnaún: «Y quedaban admirados de su doctrina, pues les ense¬ñaba como quien llene potestad.»
Hoy el Papa está hablando muy claro sobre temas importantes de moral y de doctrina: el aborto, los anticonceptivos, la paz entre los pueblos, la doctrina social, la necesidad de la Confesión y de los demás sacramentos, la importancia de la oración, la necesidad de abundantes vocaciones.
Jesús, hazme más responsable: que me dé cuenta de que tengo la obligación clara y determinada de conocer el pensamiento del Papa.
Un buen punto de referencia en temas doctrinales es el Catecis¬mo, pues recoge todo lo que un católico debe conocer y practicar.
Solo conociendo y viviendo yo primero lo que manda la Iglesia po¬dré luego hacer lo que esté de mi parte para que todos los católicos atiendan al magisterio del Padre Santo, y acomoden a esas ense¬ñanzas su actuación en la vida.
Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.
«Entran en Cafarnaún; y, al llegar el sábado, fue a la sina¬goga y enseñaba. Y quedaban admirados de su doctrina, pues les enseñaba como quien tiene potestad y no como los escri¬bas. Se encontraba entonces en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu inmundo, y decía a gritos: ¿Qué hay entre nosotros y tú, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? ¡Sé quién eres tú: el Santo de Dios! Y Jesús le conminó diciendo: Calla, y sal de él. Entonces, el espíritu inmundo, zarandeán¬dolo y dando una gran voz, salió de él. Y se quedaron todos es¬tupefactos, de modo que se preguntaban entre sí diciendo: ¿Qué es esto? Una doctrina nueva con potestad. Manda inclu¬so a los espíritus inmundos y le obedecen. Y su fama corrió pronto por doquier en toda la región de Galilea.» (Marcos 1, 21-28)
1º. Jesús la gente sencilla empieza a darse cuenta de que Tú no eres un escriba más, que conoce bien las Escrituras y ya está.
Tus ense¬ñanzas no son las explicaciones y casuísticas habituales: Tú enseñas verdades que tienen aplicación en la vida de cada uno, en mi vida, y que son exigentes.
No te quedas en el discurso sentimental, abstrac¬to o demasiado general para llevarlo a la práctica.
«Tú tienes pala¬bras de vida eterna» (Juan 6,68).
Jesús, hoy se habla mucho de paz, amor, libertad, igualdad; pero no siempre de modo concreto.
La Iglesia, siguiendo tu mandato, en¬seña verdades exigentes en concreto; por eso habla de mandamien¬tos de virtudes y de pecados que no siempre se acomodan al gusto de un mundo materializado y egoísta.
Y como te pasó a Ti en la sinagoga, hay gente que protesta: «¿Qué hay entre nosotros y tú, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos?»
Jesús, algunas personas dicen que tienen fe pero no creen en la Iglesia.
Sin embargo, la Iglesia no hace más que repetir tu doctrina: y la repite «como quien tiene potestad», porque la ha recibido directa¬mente de Ti.
«El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo; es decir a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma» (CEC.-85).
2º. La fidelidad al Romano Pontifico implica una obligación clara y determinada: la de conocer el pensamiento del Papa, manifesta¬do en Encíclicas o en otros documentos, haciendo cuanto esté de nuestra parte para que todos los católicos atiendan al magisterio del Padre Santo, y acomoden a esas enseñanzas su actuación en la vida» (Forja.-633).
Jesús, la Iglesia enseña con la ayuda del Espíritu Santo; por eso no se deja llevar por las modas, ni por las soluciones más cómodas o más populares en un momento determinado.
En concreto, el Papa tiene una especial asistencia divina para ser tu cabeza visible en la tierra.
Quieres que le escuche como te escuchaba aquella gente de Cafarnaún: «Y quedaban admirados de su doctrina, pues les ense¬ñaba como quien llene potestad.»
Hoy el Papa está hablando muy claro sobre temas importantes de moral y de doctrina: el aborto, los anticonceptivos, la paz entre los pueblos, la doctrina social, la necesidad de la Confesión y de los demás sacramentos, la importancia de la oración, la necesidad de abundantes vocaciones.
Jesús, hazme más responsable: que me dé cuenta de que tengo la obligación clara y determinada de conocer el pensamiento del Papa.
Un buen punto de referencia en temas doctrinales es el Catecis¬mo, pues recoge todo lo que un católico debe conocer y practicar.
Solo conociendo y viviendo yo primero lo que manda la Iglesia po¬dré luego hacer lo que esté de mi parte para que todos los católicos atiendan al magisterio del Padre Santo, y acomoden a esas ense¬ñanzas su actuación en la vida.
Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.
Lectio Divina: Domingo IV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29 de Enero, 2012
Lectio Divina: Domingo IV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29 de Enero, 2012
Lectio: Marcos 1,21-28
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Clave de lectura:
El texto del Evangelio de este cuarto domingo del Tiempo Ordinario habla de la admiración de la gente viendo cómo Jesús transmite su enseñanza (Mc 1,21-22), después presenta el primer milagro que se refiere a la expulsión de un demonio (Mc 1,23-26) y finalmente habla de nuevo de la admiración de la gente, ante la enseñanza de Jesús y de su poder de arrojar espíritus inmundos (Mc 1,27-28).
En los años 70, época en la que escribe Marcos, las Comunidades de la Italia tenían necesidad de orientación para saber cómo anunciar la Buena Noticia de Dios al pueblo que vivía oprimido por el miedo de los demonios, por la imposición religiosa de normas religiosas de parte del Imperio romano. Al describir las actividades de Jesús, Marco indicaba cómo las comunidades debían anunciar la Buena Nueva. Los evangelistas daban la catequesis contando con los hechos y acontecimientos de la vida de Jesús.
El texto que ahora meditaremos indica el impacto que la Buena Nueva de Jesús sobre el pueblo de su tiempo. Durante su lectura, tratemos de poner atención a lo que sigue: ¿Cuál es la actividad de Jesús que causaba más admiración en la gente?
Una división del texto para ayudarnos en la lectura:
Marcos 1,21-22: Admirada por la enseñanza de Jesús, la gente se crea una conciencia crítica
Marcos 1,23-24: La reacción de un hombre poseído por el demonio delante de Jesús en la Sinagoga
Marcos 1,25-26: Jesús vence y arroja al demonio
Marcos 1,27-28: De nuevo, el impacto de la Buena Noticia de Jesús entre la gente
c) Texto:
21 Llegan a Cafarnaún. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. 22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: 24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.» 25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.» 26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. 27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.» 28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.
3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Cuál es el punto que más te ha gustado?
b) ¿Qué es lo que ha causado más la admiración de la gente en tiempo de Jesús?
c) ¿Qué es lo que obligaba a la gente a percibir la diferencia entre Jesús y los doctores de la época?
d) El espíritu del mal no tiene ningún poder delante de Jesús. ¿Qué impacto produce esto sobre la gente?
e) ¿La actuación de nuestra comunidad produce admiración entre la gente? ¿Cuál?
5.Para aquéllos que desean profundizar en el tema
a) Contexto de entonces y de hoy:
En este domingo meditamos la descripción que el Evangelio de Marcos hace del primer milagro de Jesús. No todos los evangelistas cuentan los hechos de la vida de Jesús de la misma manera. Delante de las necesidades de las comunidades para las que se escribía, cada uno de ellos acentuaba algunos puntos y aspectos de la vida, actividades y enseñanzas de Jesús que más pudiesen ayudar a sus lectores. Los lectores de Mateo vivían en el norte de la Palestina y en Siria; los de Lucas, en Grecia; los de Juan, en Asia Menor; los de Marcos, probablemente en Italia. Un ejemplo concreto de esta diversidad es el modo en el que cada cual presenta el primer milagro de Jesús. En el Evangelio de Juan, el primer milagro sucede en unas Bodas en Caná de Galilea, donde Jesús transformó el agua en vino (Jn 2,1-11). Para Lucas el primer milagro es la tranquilidad con la que Jesús se libra de la amenaza de muerte por parte del pueblo de Nazaret (Lc 4,29-39). Para Mateo, es la curación de un gran número de enfermos y endemoniados (Mt 4,23), o, más específicamente, la curación de un leproso (Mt 8, 1-4). Para Marcos, el primer milagro es la expulsión de un demonio (Mc 1,23-26)
Así, cada Evangelista, en su manera de narrar las cosas revelan cuáles son, según él, los puntos más importantes en las actividades y en las enseñanzas de Jesús. Cada uno tiene una preocupación diferente que trata de transmitir a sus lectores y a las comunidades: hoy vivimos en un lugar y en una época bien diversas de los tiempos de Jesús y de los evangelistas. ¿Cuál es para nosotros la mayor preocupación en relación a lo vivido del Evangelio? Vale la pena que cada uno se pregunte: ¿Cuál es para mí la mayor preocupación?
b) Comentario del texto:
Marcos 1,21-22: Admirada por la enseñanza de Jesús, la gente se crea una conciencia crítica.
La primera cosa que Jesús hizo al comienzo de su actividad misionera fue llamar a cuatro personas para formar una comunidad con Él (Mc 1,16-20). La primera cosa que la gente percibe en Jesús es su modo diverso de enseñar y hablar del Reino de Dios. No es tanto el contenido, sino que es su modo de enseñar el que despierta la atención. El efecto de esta enseñanza diversa era una conciencia crítica en la gente en relación a las autoridades religiosas de la época. La gente percibía, comparaba y decía: Él enseña con autoridad, diversa de los escribas. Los escribas enseñaban a la gente citando doctores, las autoridades. Jesús no citaba a ningún doctor, sino que hablaba partiendo de su experiencia de Dios y de la vida. Su autoridad nacía de dentro. Su palabra tenía las raíces en el corazón y en el testimonio de su vida.
Marcos 1,23-26: Jesús combate el poder del mal
En Marcos, el primer milagro es la expulsión del demonio. El poder del mal echaba raíces en las personas y las alienaba de sí mismas. La gente vivía destrozada por el miedo de los demonios y por la acción de los espíritus impuros. Basta ver el interés causado por el film sobre el exorcismo de los demonios, Y no solo esto. Como en los tiempos del Imperio romano, muchas son las personas que viven alienadas de sí misma a causa del poder de los medios de comunicación, de la propaganda del comercio. La gente vive esclava del consumismo, oprimidas por las facturas que hay que pagar en una fecha determinada a los acreedores. Muchos piensan que no viven como personas dignas de respeto, si no compran lo que la propaganda anuncia en la televisión. En Marcos, el primer gesto de Jesús es precisamente el de arrojar y combatir el poder del mal. Jesús restituye a las personas a sí mismas. Restituye su conciencia y su libertad. ¿Se dará que nuestra fe en Jesús consigue combatir contra estos demonios que nos alienan de nosotros mismos, de la realidad y de Dios?
Marcos 1,27-28: La reacción de la gente: el primer impacto
Las dos primeras señales de la Buena Nueva de Dios que la gente percibe en Jesús, son éstas. Su modo diverso de enseñar las cosas de Dios y su poder sobre los espíritus inmundos. Jesús abre un nuevo camino de pureza para la gente. En aquel tiempo, quien era declarado impuro, no podía ponerse delante de Dios para rezar o recibir la bendición prometida por Dios a Abrahán. Primero debía purificarse. Por lo que se refería a la purificación de las personas, existían muchas leyes y normas rituales que hacían difícil la vida de la gente y apartaban a muchas gentes considerándolas impuras. Por ejemplo, lavar el brazo hasta el codo, lavarse el rostro, lavar vasos de metal, copas, vasijas y bandejas, etc. (cfr Mc 7, 1-5) Ahora purificadas por la fe en Jesús, las personas impuras podían de nuevo postrarse en la presencia de Dios y no tenían necesidad de observar todas aquellas norma rituales. La Buena Noticia del Reino, anunciada por Jesús, habría sido para aquella gente un suspiro de alivio y un motivo de gran alegría y tranquilidad.
Ampliando conocimientos: la expulsión de los demonios y el miedo de la gente
* La explicación mágica de los males de la vida
En el tiempo de Jesús, mucha gente hablaba de Satanás y de la expulsión de los demonios. Había en la gente mucho miedo y también mucha gente que se aprovechaba del miedo de los demás. El poder del mal tenía muchos nombres: demonio, diablo, Belcebú, príncipe de los demonios, Satanás, Dragón, Dominaciones, Potestades, Poderes, Soberanidad, etc. (cf. Mac 3,22.23; Mt 4,1; Ap 12,9; Rom 8,38; Ef 1,21)
Hoy, cuando la gente no sabe explicar un fenómeno, un problema o un dolor, recurre, a veces, a explicaciones y remedios que vienen de las tradiciones y culturas antiguas y dice: Es un mal de ojo: Es el castigo de Dios: Es algún mal espíritu. Y hay personas que tratan de hacer callar estos malos espíritus mediante la magia y oraciones en voz alta. Otros buscan un exorcista para arrojar al espíritu inmundo. Otros incluso, llevados por la nueva y más sádica cultura de nuestro tiempo, combaten la fuerza del mal de otro modo. Buscan de entender las causas del mal. Buscan un médico, una medicina alternativa, se ayudan recíprocamente, hacen reuniones comunitarias, combaten la alienación de la gente, organizan club de madres, sindicatos, partidos y muchas otras formas de asociación para expulsar el mal y mejorar las condiciones de vida de la gente.
En el tiempo de Jesús, el modo de explicar y resolver los males de la vida era semejante a la explicación de nuestras antiguas tradiciones y culturas. En aquel tiempo, como aparece en la Biblia, la palabra demonio o Satanás, indicaba muchas veces el poder del mal que desviaba a la gente del buen camino. Por ejemplo, en los cuarentas días en el desierto, Jesús fue tentado por Satanás que quería conducirlo por otro camino. (1,12; cfr. Lc 4,1-13). Otras veces, la misma palabra indicaba la persona que llevaba a otro por un camino falso. Así, cuando Pedro intentó desviar a Jesús de su camino, él fue Satanás para Jesús: “Aléjate de mí, Satanás, porque no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (8,33). Otras veces estas mismas palabras eran usadas para indicar el poder político del Imperio romano que oprimía y explotaba a la gente. Por ejemplo, en el Apocalipsis, el Imperio romano se identifica con “el gran Dragón, la antigua serpiente, el llamado Diablo o Satanás, seductor de toda la tierra habitada” (Ap 12,9). En el Evangelio de Marcos, este mismo Imperio romano viene recordado con el nombre de Legión, dado al demonio que maltrataba a un hombre. (Mc 5,9). Otras veces, la gente usaba la palabra demonio o espíritu para indicar los males y dolores. Así se hablaba del demonio como de un espíritu mudo (Mc 9,17), de un espíritu sordo (Mc 9,25), del demonio o espíritu impuro (Mc 1,23; 3,11), etc. Y había personas exorcistas que arrojaban a estos demonios (cfr. Mc 9,38; Mt 12,27).
Todo esto indicaba el gran miedo de la gente ante el poder del mal, que ellos llamaban demonio o Satanás. En la época en que escribía Marcos su evangelio, este miedo seguía aumentando. Pues, algunas religiones llegadas de Oriente, divulgaban el culto a los espíritus, que intercedían entre Dios y la humanidad, considerados demonios, demiurgos o semidioses. En estos cultos se enseñaban que algunos de nuestros gestos podían irritar a estos espíritus, y ellos para vengarse de nosotros, podían impedir el acceso a Dios y privarnos así de los beneficios divinos. Por esto, mediante ritos mágicos, oraciones en alta voz y ceremonias complicadas, la gente se esforzaba por invocar y calmar a estos espíritus o demonios, para que no sucediera ningún daño en la vida humana. Esta era la forma que habían encontrado para defenderse de los influjos de los espíritus del mal. Y este modo de vivir la relación con Dios, en vez de liberar a la gente, alimentaba en ella el miedo y la angustia.
* La fe en la resurrección y la victoria sobre el miedo
Ahora pues, uno de los objetivos de la Buena Noticia de Jesús era el de ayudar a la gente a liberarse de este miedo. La llegada del Reino de Dios significaba la llegada de un poder más fuerte. Dice el evangelio de Marcos: “Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear su ajuar, si primero no ata al fuerte y entonces saqueará la casa” (Mc 3,27) El hombre fuerte es la imagen que indica el poder del mal que mantiene a la gente prisionera en el miedo. Jesús es el hombre más fuerte que viene para atar a Satanás, el poder del mal, y quitarle la humanidad prisionera del miedo. “Si yo arrojo los demonios con el dedo de Dios, sin duda que el Reino de Dios ha llegado a vosotros.” He aquí la insistencia de los escritos del Nuevo Testamento, sobre todo del evangelio de Marcos, en la victoria de Jesús sobre el poder del mal, sobre el demonio, sobre Satanás, sobre el pecado y sobre la muerte.
Como hemos visto en la lectura de este Domingo, en el Evangelio de Marcos, el primer milagro de Jesús es la expulsión de un demonio: “¡Cállate y sal de él!” (Mc 1,25) El primer impacto que Jesús causa en la gente es producido por la expulsión de los demonios: “¡Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen! (Mc 1,27). Una de las causas principales de la discusión de Jesús con los escribas es la expulsión de los demonios. Ellos lo calumniaban diciendo: “¡Está poseído por Belcebú! ¡Y arroja los demonios por medio del príncipe de los demonios! (Mc 3,22). El primer poder que los Apóstoles reciben cuando son enviados en misión es el poder de arrojar demonios: “Les dio poder sobre los espíritus inmundos” (Mc 6,7). La primera señal que acompaña al anuncio de la resurrección es la expulsión de los demonios: “Las señales que acompañarán a los que creen son éstas: en mi poder arrojarán los demonios” (Mc 16,17). Parece como si fuera un estribillo que no cesa. Hoy nosotros, en vez de usar siempre las mismas palabras, usamos palabras diversas para transmitir el mismo mensaje y diríamos “¡El poder del mal, el Satanás que tanto miedo da a la gente, Jesús lo venció, lo ató, lo dominó, lo destruyó, lo abatió, lo eliminó, lo exterminó, lo aniquiló, lo mató! Lo que Marcos quiere decirnos es esto: “¡A los cristianos les está prohibido tener miedo de Satanás!” ¡Por su resurrección y por su acción liberadora, presente en medio de nosotros, Jesús ata el miedo de Satanás, hace nacer la libertad en el corazón, firmeza en la acción y esperanza en el horizonte! ¡Debemos caminar por el Camino de Jesús con sabor de victoria sobre el poder del mal!
6. Oración con el Salmo 46 (45)
¡Dios, revelado en Jesús, es nuestra fuerza!
Dios es nuestro refugio y fortaleza,
socorro en la angustia, siempre a punto.
Por eso no tememos si se altera la tierra,
si los montes vacilan en el fondo del mar,
aunque sus aguas bramen y se agiten,
y su ímpetu sacuda las montañas.
¡Un río! Sus brazos recrean la ciudad de Dios,
santifican la morada del Altísimo.
Dios está en medio de ella, no vacila,
Dios la socorre al despuntar el alba.
Braman las naciones, tiemblan los reinos,
lanza él su voz, la tierra se deshace.
¡Con nosotros Yahvé Sebaot,
nuestro baluarte el Dios de Jacob!
Venid a ver los prodigios de Yahvé,
que llena la tierra de estupor.
Detiene las guerras por todo el orbe;
quiebra el arco, rompe la lanza,
prende fuego a los escudos.
«Basta ya, sabed que soy Dios,
excelso sobre los pueblos, sobre la tierra excelso».
¡Con nosotros Yahvé Sebaot,
nuestro baluarte el Dios de Jacob!
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
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Lectio: Marcos 1,21-28
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Clave de lectura:
El texto del Evangelio de este cuarto domingo del Tiempo Ordinario habla de la admiración de la gente viendo cómo Jesús transmite su enseñanza (Mc 1,21-22), después presenta el primer milagro que se refiere a la expulsión de un demonio (Mc 1,23-26) y finalmente habla de nuevo de la admiración de la gente, ante la enseñanza de Jesús y de su poder de arrojar espíritus inmundos (Mc 1,27-28).
En los años 70, época en la que escribe Marcos, las Comunidades de la Italia tenían necesidad de orientación para saber cómo anunciar la Buena Noticia de Dios al pueblo que vivía oprimido por el miedo de los demonios, por la imposición religiosa de normas religiosas de parte del Imperio romano. Al describir las actividades de Jesús, Marco indicaba cómo las comunidades debían anunciar la Buena Nueva. Los evangelistas daban la catequesis contando con los hechos y acontecimientos de la vida de Jesús.
El texto que ahora meditaremos indica el impacto que la Buena Nueva de Jesús sobre el pueblo de su tiempo. Durante su lectura, tratemos de poner atención a lo que sigue: ¿Cuál es la actividad de Jesús que causaba más admiración en la gente?
Una división del texto para ayudarnos en la lectura:
Marcos 1,21-22: Admirada por la enseñanza de Jesús, la gente se crea una conciencia crítica
Marcos 1,23-24: La reacción de un hombre poseído por el demonio delante de Jesús en la Sinagoga
Marcos 1,25-26: Jesús vence y arroja al demonio
Marcos 1,27-28: De nuevo, el impacto de la Buena Noticia de Jesús entre la gente
c) Texto:
21 Llegan a Cafarnaún. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. 22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: 24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.» 25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.» 26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. 27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.» 28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.
3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Cuál es el punto que más te ha gustado?
b) ¿Qué es lo que ha causado más la admiración de la gente en tiempo de Jesús?
c) ¿Qué es lo que obligaba a la gente a percibir la diferencia entre Jesús y los doctores de la época?
d) El espíritu del mal no tiene ningún poder delante de Jesús. ¿Qué impacto produce esto sobre la gente?
e) ¿La actuación de nuestra comunidad produce admiración entre la gente? ¿Cuál?
5.Para aquéllos que desean profundizar en el tema
a) Contexto de entonces y de hoy:
En este domingo meditamos la descripción que el Evangelio de Marcos hace del primer milagro de Jesús. No todos los evangelistas cuentan los hechos de la vida de Jesús de la misma manera. Delante de las necesidades de las comunidades para las que se escribía, cada uno de ellos acentuaba algunos puntos y aspectos de la vida, actividades y enseñanzas de Jesús que más pudiesen ayudar a sus lectores. Los lectores de Mateo vivían en el norte de la Palestina y en Siria; los de Lucas, en Grecia; los de Juan, en Asia Menor; los de Marcos, probablemente en Italia. Un ejemplo concreto de esta diversidad es el modo en el que cada cual presenta el primer milagro de Jesús. En el Evangelio de Juan, el primer milagro sucede en unas Bodas en Caná de Galilea, donde Jesús transformó el agua en vino (Jn 2,1-11). Para Lucas el primer milagro es la tranquilidad con la que Jesús se libra de la amenaza de muerte por parte del pueblo de Nazaret (Lc 4,29-39). Para Mateo, es la curación de un gran número de enfermos y endemoniados (Mt 4,23), o, más específicamente, la curación de un leproso (Mt 8, 1-4). Para Marcos, el primer milagro es la expulsión de un demonio (Mc 1,23-26)
Así, cada Evangelista, en su manera de narrar las cosas revelan cuáles son, según él, los puntos más importantes en las actividades y en las enseñanzas de Jesús. Cada uno tiene una preocupación diferente que trata de transmitir a sus lectores y a las comunidades: hoy vivimos en un lugar y en una época bien diversas de los tiempos de Jesús y de los evangelistas. ¿Cuál es para nosotros la mayor preocupación en relación a lo vivido del Evangelio? Vale la pena que cada uno se pregunte: ¿Cuál es para mí la mayor preocupación?
b) Comentario del texto:
Marcos 1,21-22: Admirada por la enseñanza de Jesús, la gente se crea una conciencia crítica.
La primera cosa que Jesús hizo al comienzo de su actividad misionera fue llamar a cuatro personas para formar una comunidad con Él (Mc 1,16-20). La primera cosa que la gente percibe en Jesús es su modo diverso de enseñar y hablar del Reino de Dios. No es tanto el contenido, sino que es su modo de enseñar el que despierta la atención. El efecto de esta enseñanza diversa era una conciencia crítica en la gente en relación a las autoridades religiosas de la época. La gente percibía, comparaba y decía: Él enseña con autoridad, diversa de los escribas. Los escribas enseñaban a la gente citando doctores, las autoridades. Jesús no citaba a ningún doctor, sino que hablaba partiendo de su experiencia de Dios y de la vida. Su autoridad nacía de dentro. Su palabra tenía las raíces en el corazón y en el testimonio de su vida.
Marcos 1,23-26: Jesús combate el poder del mal
En Marcos, el primer milagro es la expulsión del demonio. El poder del mal echaba raíces en las personas y las alienaba de sí mismas. La gente vivía destrozada por el miedo de los demonios y por la acción de los espíritus impuros. Basta ver el interés causado por el film sobre el exorcismo de los demonios, Y no solo esto. Como en los tiempos del Imperio romano, muchas son las personas que viven alienadas de sí misma a causa del poder de los medios de comunicación, de la propaganda del comercio. La gente vive esclava del consumismo, oprimidas por las facturas que hay que pagar en una fecha determinada a los acreedores. Muchos piensan que no viven como personas dignas de respeto, si no compran lo que la propaganda anuncia en la televisión. En Marcos, el primer gesto de Jesús es precisamente el de arrojar y combatir el poder del mal. Jesús restituye a las personas a sí mismas. Restituye su conciencia y su libertad. ¿Se dará que nuestra fe en Jesús consigue combatir contra estos demonios que nos alienan de nosotros mismos, de la realidad y de Dios?
Marcos 1,27-28: La reacción de la gente: el primer impacto
Las dos primeras señales de la Buena Nueva de Dios que la gente percibe en Jesús, son éstas. Su modo diverso de enseñar las cosas de Dios y su poder sobre los espíritus inmundos. Jesús abre un nuevo camino de pureza para la gente. En aquel tiempo, quien era declarado impuro, no podía ponerse delante de Dios para rezar o recibir la bendición prometida por Dios a Abrahán. Primero debía purificarse. Por lo que se refería a la purificación de las personas, existían muchas leyes y normas rituales que hacían difícil la vida de la gente y apartaban a muchas gentes considerándolas impuras. Por ejemplo, lavar el brazo hasta el codo, lavarse el rostro, lavar vasos de metal, copas, vasijas y bandejas, etc. (cfr Mc 7, 1-5) Ahora purificadas por la fe en Jesús, las personas impuras podían de nuevo postrarse en la presencia de Dios y no tenían necesidad de observar todas aquellas norma rituales. La Buena Noticia del Reino, anunciada por Jesús, habría sido para aquella gente un suspiro de alivio y un motivo de gran alegría y tranquilidad.
Ampliando conocimientos: la expulsión de los demonios y el miedo de la gente
* La explicación mágica de los males de la vida
En el tiempo de Jesús, mucha gente hablaba de Satanás y de la expulsión de los demonios. Había en la gente mucho miedo y también mucha gente que se aprovechaba del miedo de los demás. El poder del mal tenía muchos nombres: demonio, diablo, Belcebú, príncipe de los demonios, Satanás, Dragón, Dominaciones, Potestades, Poderes, Soberanidad, etc. (cf. Mac 3,22.23; Mt 4,1; Ap 12,9; Rom 8,38; Ef 1,21)
Hoy, cuando la gente no sabe explicar un fenómeno, un problema o un dolor, recurre, a veces, a explicaciones y remedios que vienen de las tradiciones y culturas antiguas y dice: Es un mal de ojo: Es el castigo de Dios: Es algún mal espíritu. Y hay personas que tratan de hacer callar estos malos espíritus mediante la magia y oraciones en voz alta. Otros buscan un exorcista para arrojar al espíritu inmundo. Otros incluso, llevados por la nueva y más sádica cultura de nuestro tiempo, combaten la fuerza del mal de otro modo. Buscan de entender las causas del mal. Buscan un médico, una medicina alternativa, se ayudan recíprocamente, hacen reuniones comunitarias, combaten la alienación de la gente, organizan club de madres, sindicatos, partidos y muchas otras formas de asociación para expulsar el mal y mejorar las condiciones de vida de la gente.
En el tiempo de Jesús, el modo de explicar y resolver los males de la vida era semejante a la explicación de nuestras antiguas tradiciones y culturas. En aquel tiempo, como aparece en la Biblia, la palabra demonio o Satanás, indicaba muchas veces el poder del mal que desviaba a la gente del buen camino. Por ejemplo, en los cuarentas días en el desierto, Jesús fue tentado por Satanás que quería conducirlo por otro camino. (1,12; cfr. Lc 4,1-13). Otras veces, la misma palabra indicaba la persona que llevaba a otro por un camino falso. Así, cuando Pedro intentó desviar a Jesús de su camino, él fue Satanás para Jesús: “Aléjate de mí, Satanás, porque no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (8,33). Otras veces estas mismas palabras eran usadas para indicar el poder político del Imperio romano que oprimía y explotaba a la gente. Por ejemplo, en el Apocalipsis, el Imperio romano se identifica con “el gran Dragón, la antigua serpiente, el llamado Diablo o Satanás, seductor de toda la tierra habitada” (Ap 12,9). En el Evangelio de Marcos, este mismo Imperio romano viene recordado con el nombre de Legión, dado al demonio que maltrataba a un hombre. (Mc 5,9). Otras veces, la gente usaba la palabra demonio o espíritu para indicar los males y dolores. Así se hablaba del demonio como de un espíritu mudo (Mc 9,17), de un espíritu sordo (Mc 9,25), del demonio o espíritu impuro (Mc 1,23; 3,11), etc. Y había personas exorcistas que arrojaban a estos demonios (cfr. Mc 9,38; Mt 12,27).
Todo esto indicaba el gran miedo de la gente ante el poder del mal, que ellos llamaban demonio o Satanás. En la época en que escribía Marcos su evangelio, este miedo seguía aumentando. Pues, algunas religiones llegadas de Oriente, divulgaban el culto a los espíritus, que intercedían entre Dios y la humanidad, considerados demonios, demiurgos o semidioses. En estos cultos se enseñaban que algunos de nuestros gestos podían irritar a estos espíritus, y ellos para vengarse de nosotros, podían impedir el acceso a Dios y privarnos así de los beneficios divinos. Por esto, mediante ritos mágicos, oraciones en alta voz y ceremonias complicadas, la gente se esforzaba por invocar y calmar a estos espíritus o demonios, para que no sucediera ningún daño en la vida humana. Esta era la forma que habían encontrado para defenderse de los influjos de los espíritus del mal. Y este modo de vivir la relación con Dios, en vez de liberar a la gente, alimentaba en ella el miedo y la angustia.
* La fe en la resurrección y la victoria sobre el miedo
Ahora pues, uno de los objetivos de la Buena Noticia de Jesús era el de ayudar a la gente a liberarse de este miedo. La llegada del Reino de Dios significaba la llegada de un poder más fuerte. Dice el evangelio de Marcos: “Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear su ajuar, si primero no ata al fuerte y entonces saqueará la casa” (Mc 3,27) El hombre fuerte es la imagen que indica el poder del mal que mantiene a la gente prisionera en el miedo. Jesús es el hombre más fuerte que viene para atar a Satanás, el poder del mal, y quitarle la humanidad prisionera del miedo. “Si yo arrojo los demonios con el dedo de Dios, sin duda que el Reino de Dios ha llegado a vosotros.” He aquí la insistencia de los escritos del Nuevo Testamento, sobre todo del evangelio de Marcos, en la victoria de Jesús sobre el poder del mal, sobre el demonio, sobre Satanás, sobre el pecado y sobre la muerte.
Como hemos visto en la lectura de este Domingo, en el Evangelio de Marcos, el primer milagro de Jesús es la expulsión de un demonio: “¡Cállate y sal de él!” (Mc 1,25) El primer impacto que Jesús causa en la gente es producido por la expulsión de los demonios: “¡Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen! (Mc 1,27). Una de las causas principales de la discusión de Jesús con los escribas es la expulsión de los demonios. Ellos lo calumniaban diciendo: “¡Está poseído por Belcebú! ¡Y arroja los demonios por medio del príncipe de los demonios! (Mc 3,22). El primer poder que los Apóstoles reciben cuando son enviados en misión es el poder de arrojar demonios: “Les dio poder sobre los espíritus inmundos” (Mc 6,7). La primera señal que acompaña al anuncio de la resurrección es la expulsión de los demonios: “Las señales que acompañarán a los que creen son éstas: en mi poder arrojarán los demonios” (Mc 16,17). Parece como si fuera un estribillo que no cesa. Hoy nosotros, en vez de usar siempre las mismas palabras, usamos palabras diversas para transmitir el mismo mensaje y diríamos “¡El poder del mal, el Satanás que tanto miedo da a la gente, Jesús lo venció, lo ató, lo dominó, lo destruyó, lo abatió, lo eliminó, lo exterminó, lo aniquiló, lo mató! Lo que Marcos quiere decirnos es esto: “¡A los cristianos les está prohibido tener miedo de Satanás!” ¡Por su resurrección y por su acción liberadora, presente en medio de nosotros, Jesús ata el miedo de Satanás, hace nacer la libertad en el corazón, firmeza en la acción y esperanza en el horizonte! ¡Debemos caminar por el Camino de Jesús con sabor de victoria sobre el poder del mal!
6. Oración con el Salmo 46 (45)
¡Dios, revelado en Jesús, es nuestra fuerza!
Dios es nuestro refugio y fortaleza,
socorro en la angustia, siempre a punto.
Por eso no tememos si se altera la tierra,
si los montes vacilan en el fondo del mar,
aunque sus aguas bramen y se agiten,
y su ímpetu sacuda las montañas.
¡Un río! Sus brazos recrean la ciudad de Dios,
santifican la morada del Altísimo.
Dios está en medio de ella, no vacila,
Dios la socorre al despuntar el alba.
Braman las naciones, tiemblan los reinos,
lanza él su voz, la tierra se deshace.
¡Con nosotros Yahvé Sebaot,
nuestro baluarte el Dios de Jacob!
Venid a ver los prodigios de Yahvé,
que llena la tierra de estupor.
Detiene las guerras por todo el orbe;
quiebra el arco, rompe la lanza,
prende fuego a los escudos.
«Basta ya, sabed que soy Dios,
excelso sobre los pueblos, sobre la tierra excelso».
¡Con nosotros Yahvé Sebaot,
nuestro baluarte el Dios de Jacob!
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
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Ordinario de la Misa; Domingo IV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29 de Enero, 2012
Ordinario de la Misa; Domingo IV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29 de Enero, 2012
Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario
Día del Señor
Señor, que no seamos sordos a tu voz
Sálvanos, Señor y Dios nuestro
Antífona de Entrada
Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y sea nuestra gloria el alabarte.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Señor, Dios nuestro, amarte con todo el corazón y, con el mismo amor, amar a nuestros prójimos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del
Deuteronomio (18, 15-20)
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo:
“El Señor Dios hará surgir en medio de ustedes, entre sus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharán. Eso es lo que pidieron al Señor, su Dios, cuando estaban reunidos en el monte Horeb: ‘No queremos volver a oír la voz del Señor nuestro Dios, ni volver a ver otra vez ese gran fuego; pues no queremos morir’.
El Señor me respondió:
‘Está bien lo que han dicho. Yo haré surgir en medio de sus hermanos un profeta como tú. Pondré mis palabras en su boca y él dirá lo que le mande yo. A quien no escuche las palabras que él pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Pero el profeta que se atreva a decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de otros dioses, será reo de muerte’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 94
Señor, que no seamos sordos
a tu voz.
Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias.
Señor, que no seamos sordos
a tu voz.
Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas.
Señor, que no seamos sordos
a tu voz.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras”.
Señor, que no seamos sordos
a tu voz.
Segunda Lectura
Lectura de la primera carta
del apóstol san Pablo a los
Corintios (7, 32-35)
Hermanos:
Yo quisiera que ustedes vivieran sin preocupaciones. El hombre soltero se preocupa de las cosas del Señor y de cómo agradarle; en cambio, el hombre casado se preocupa de las cosas de esta vida y de cómo agradarle a su esposa, y por eso tiene dividido el corazón. En la misma forma, la mujer que ya no tiene marido y la soltera se preocupan de las cosas del Señor y se pueden dedicar a él en cuerpo y alma.Por el contrario, la mujer casada se preocupa de las cosas de esta vida y de cómo agradarle a su esposo.
Les digo todo esto para bien de ustedes. Se lo digo, no para ponerles una trampa, sino para que puedan vivir constantemente y sin distracciones en presencia del Señor, tal como conviene.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (1, 21-28)
Gloria a ti Señor.
En aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaúm y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quien eres: el Santo de Dios”.
Jesús le ordenó:
“¡Cállate y sal de él!”
El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
La palabra Deuteronomio viene de Deuteros = segundo, y Nomos = ley. Es la segunda versión de la legislación mosaica. El Deuteronomio fue elaborado a partir de pequeños fragmentos que fueron compilados por el autor o los autores a lo largo de más de seiscientos años. El material que conocemos tuvo un origen muy diverso. Una parte pertenece a la gran tradición oral que la confederación de tribus empleó para regular la aplicación de la justicia al interior de la comunidad y entre las tribus durante el tiempo de los Jueces. Otra parte proviene de las tradiciones del reino del Norte, elaborada por grupos que se oponían a la monarquía y proponían legislaciones alternativas para tratar de cambiar el despótico gobierno instalado en Samaría. Otra parte, es elaboración de tradiciones orales del reino del Sur vigentes en tiempos del rey Josías. Esta diversidad fue re-elaborada después del destierro por los sacerdotes y los sabios, hasta alcanzar la forma que hoy conocemos.
El documento tuvo varias ediciones en las que fue sucesivamente ampliado. Insiste en la necesidad de vivir unas relaciones interhumanas justas. La ley no es, en este documento, un fárrago de decretos aislados. Cada precepto está en función de defender la vida y la dignidad de cada persona en la comunidad. La ley expresa la vida íntima de la comunidad, la necesidad de que cada persona tenga lo mínimo para sobrevivir y nadie viva en una situación oprobiosa y miserable. De este modo, la ley deja de ser una ominosa obligación y pasa a ser un «don» que otorga Dios a todo el pueblo. Este don o alianza se fundamenta en el derecho de cada familia a poseer lo mínimo necesario, esto es, un pedazo de tierra donde pueda cultivar y donde pueda vivir sin ser una carga para los demás: “Como Yavé ha hecho don de este país su pueblo, nadie puede apropiarse de la tierra” (Dt 15, 4).
Para este autor la alianza, la ley o «don» debe ser interiorizada. La convivencia en el país que Dios ha dado al Pueblo peregrino exige un cambio de mentalidad que se traduce en una organización social donde el derecho divino prevalece sobre todas las instituciones. Lo central de este derecho es la justicia interhumana, entendida como fundamento de la convivencia social. “El rey debe ser hermano y recortar ventajas e intereses personales. Este abrirse generosamente a los otros es lo que demuestra la pertenencia a Yavé y lo que permite la pertenencia a este pueblo”.
En esta misma línea se ubica la promesa acerca del profeta venidero. Ese profeta se compara con Moisés. No viene a recordar al pueblo una u otra cosa. Viene para indicar cuál es el rumbo que el pueblo debe seguir. El profeta se preocupará por mantener vivo el Espíritu de la Ley, tema en el que insiste el Deuteronomio, de modo que no se convierta en una mera formalidad, sino que exprese las necesidades vitales de la comunidad y de cada ser humano.
El Deuteronomio da inicio a una tendencia que Jesús llevará adelante. Para Jesús, y en general para todos los profetas, lo fundamental de la ley es preservar la dignidad, la intimidad y el valor de cada ser humano, el derecho a vivir en una comunidad donde sea valorado por lo que es y no por lo que tiene. De este modo, la legislación deja de ser un precepto que rige alguna cosa en particular, y se convierte en expresión de las necesidades vitales del ser humano. A esto llama la Biblia “llevar la Ley en el corazón”.
Esta nueva manera de ver la ley es la que aplica Pablo en la carta a los corintios. Él aconseja, sugiere, opina, exhorta y amonesta teniendo en cuenta la situación de la comunidad, en el marco social, y la situación de la persona, en el marco de la comunidad. No impone criterios rígidos que agobien la conciencia de las personas, sino que busca que cada persona esté a gusto con su situación.
La comunidad, preocupada por opiniones adversas al matrimonio, le pregunta al apóstol Pablo: ¿sería preferible no casarse? Para Pablo lo importante es que cada persona de la comunidad cristiana se sienta a gusto y motivada para servir. Por eso su mensaje no orienta a los que están casados, sino que se preocupa por los judíos y por los esclavos. Los judíos para que no renieguen de su cultura y tradiciones, pero para que tampoco se la impongan a los demás. A los esclavos los anima a no desanimarse por su condición y a buscar una oportunidad para liberarse. De este modo, ninguno se puede sentir ni inferior ni superior a los otros. Todos son iguales porque al interior de la comunidad se respeta la diferencia. Este es el principio de igualdad.
En todos los casos, situaciones, estados civiles, posiciones sociales... Pablo insiste en la urgencia de buscarse un camino para vivir la libertad que nos dejó Cristo y, siendo libres, preparar la irrupción del Reino. El Señor vuelve cuando la comunidad, libre ya de trabas sociales, culturales o ideológicas, da testimonio de un modo de vivir alternativo y liberador.
Esta capacidad, para discernir cada situación en particular, fue una de las cosas que más admiró la multitud en Jesús. Mientras otros maestros y líderes respondían con exhaustivas explicaciones y citando códigos, preceptos y doctrinas, Jesús respondía con la verdad simple y llana.
Jesús estaba interesado en la situación particular de cada ser humano: en sus sufrimientos, en las ideas que lo atormentaban, en aquellas cosas que le impedían ser libre y espontáneo. Este interés no obedecía a un interés político encubierto, sino a una genuina valoración de cada persona que encontraba en el camino. Muchos movimientos y grupos muestran interés por los individuos mientras estos sirven a sus intereses proselitistas, mientras son sus adeptos, luego, si disienten, los ignoran o los marginan. Jesús se manifestó abiertamente contra este modo de actuar y lo declaró abiertamente: el sábado, o sea la ley, las costumbres, todo lo prescrito, está al servicio de cada ser humano y no al contrario.
Precisamente, su lucha contra los demonios fue una lucha contra las ideologías instaladas en las sinagogas, que buscaban un mesías glorioso, un militar implacable, un reformador religioso. Jesús nunca se identificó con estos propósitos. Por esta razón, conmina a los “espíritus inmundos” o ideologías opresoras a guardar silencio y a no tratar de seducirlo con falsas aclamaciones y reconocimientos.
El pueblo sencillo reconocía esta lucha contra el formalismo de la ley la ideología que la sustentaba. La propuesta de Jesús los liberaba de la pesada carga moral, económica y cultural que suponía cumplir los más de seis mil preceptos que estaban vigentes para regular todos los aspectos de la vida personal y comunitaria. Mucha gente se preguntaba: ¿no será este hombre el nuevo legislador? ¿No será el hombre prometido como reemplazo del profeta Moisés? ¿No será la propuesta de Jesús, el Reinado de Dios, la “nueva Ley?” ¿Por qué sus acciones liberadoras y su lucha contra el mal es tan eficaz?
Hoy debemos preguntarnos: ¿hemos seguido la propuesta de Jesús de que cada ser humano tenga un valor inalienale? ¿Creemos que nuestra tarea, como anunciadores de la buena nueva, es ayudar a todos los seres humanos a liberarse de las trabas que nos les permiten crecer con libertad y espontaneidad? ¿Tiene carácter normativo la Buena Nueva de Jesús, o la tomamos a la ligera como las noticias de cada día?
Para la revisión de vida
La palabra de Jesús fue siempre una palabra autorizada, llena de verdad y de vida; por eso expulsaba demonios y liberaba a los oprimidos por el mal. ¿Somos verdaderos discípulos de nuestro Maestro? ¿Es nuestra palabra, como la suya, una palabra autorizada y eficaz, que engendra libertad, justicia, paz, esperanza, amor y vida a los hermanos más necesitados?
Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Hermanos, oremos a Dios que nos permite escuchar su Palabra en su Iglesia, y, sabiendo que ella es nuestra fuerza, digamos:
Escúchanos, Señor.
Para que la Iglesia hable siempre en nombre de Dios, y los hombres no endurezcamos el corazón para acoger la Palabra de Dios.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Para que cuantos han consagrado su vida a Dios y al anuncio de su Evangelio permanezcan fieles a las exigencias de su vocación de testigos del amor.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Para que la sociedad garantice a los padres de familia un trabajo digno y sueldos justos para sostener sus hogares y poder acceder a la educación de sus hijos.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Para que, cuantos viven atormentados por el peso del pecado, la droga, el alcohol o la falta de fe, Jesús se les haga presente con su misericordia y amor salvador.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Para que Jesús, que vino a darnos la vida abundante de Dios, dé la vida eterna a los que han muerto.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Para que escuchando la Palabra de Dios la hagamos vida y como Jesús hablemos del Padre y del Reino con autoridad.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Oh Dios, tu Palabra siempre es eficaz y salvadora, escucha nuestros ruegos y haz que ella se grabe en nuestros corazones y transforme nuestras vidas a semejanza de la tuya.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estos dones que te presentamos en señal de sumisión a ti, y conviértelos en el sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Dominical IV
Historia de la salvación
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque naciendo, restauró nuestra naturaleza caída; con su muerte destruyó nuestros pecados; al resucitar nos dio nueva vida; y ascendiendo hasta ti, Padre, nos abrió las puertas del Reino de los cielos.
Por eso, unidos a los coros angélicos, te aclamamos, llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el Reino de los cielos. Bienaventurados los apacibles, porque poseerán la tierra, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que acabamos de recibir, nos ayude, Señor, a vivir más profundamente nuestra fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario
Día del Señor
Señor, que no seamos sordos a tu voz
Sálvanos, Señor y Dios nuestro
Antífona de Entrada
Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y sea nuestra gloria el alabarte.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Señor, Dios nuestro, amarte con todo el corazón y, con el mismo amor, amar a nuestros prójimos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del
Deuteronomio (18, 15-20)
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo:
“El Señor Dios hará surgir en medio de ustedes, entre sus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharán. Eso es lo que pidieron al Señor, su Dios, cuando estaban reunidos en el monte Horeb: ‘No queremos volver a oír la voz del Señor nuestro Dios, ni volver a ver otra vez ese gran fuego; pues no queremos morir’.
El Señor me respondió:
‘Está bien lo que han dicho. Yo haré surgir en medio de sus hermanos un profeta como tú. Pondré mis palabras en su boca y él dirá lo que le mande yo. A quien no escuche las palabras que él pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Pero el profeta que se atreva a decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de otros dioses, será reo de muerte’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 94
Señor, que no seamos sordos
a tu voz.
Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias.
Señor, que no seamos sordos
a tu voz.
Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas.
Señor, que no seamos sordos
a tu voz.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras”.
Señor, que no seamos sordos
a tu voz.
Segunda Lectura
Lectura de la primera carta
del apóstol san Pablo a los
Corintios (7, 32-35)
Hermanos:
Yo quisiera que ustedes vivieran sin preocupaciones. El hombre soltero se preocupa de las cosas del Señor y de cómo agradarle; en cambio, el hombre casado se preocupa de las cosas de esta vida y de cómo agradarle a su esposa, y por eso tiene dividido el corazón. En la misma forma, la mujer que ya no tiene marido y la soltera se preocupan de las cosas del Señor y se pueden dedicar a él en cuerpo y alma.Por el contrario, la mujer casada se preocupa de las cosas de esta vida y de cómo agradarle a su esposo.
Les digo todo esto para bien de ustedes. Se lo digo, no para ponerles una trampa, sino para que puedan vivir constantemente y sin distracciones en presencia del Señor, tal como conviene.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (1, 21-28)
Gloria a ti Señor.
En aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaúm y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quien eres: el Santo de Dios”.
Jesús le ordenó:
“¡Cállate y sal de él!”
El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
La palabra Deuteronomio viene de Deuteros = segundo, y Nomos = ley. Es la segunda versión de la legislación mosaica. El Deuteronomio fue elaborado a partir de pequeños fragmentos que fueron compilados por el autor o los autores a lo largo de más de seiscientos años. El material que conocemos tuvo un origen muy diverso. Una parte pertenece a la gran tradición oral que la confederación de tribus empleó para regular la aplicación de la justicia al interior de la comunidad y entre las tribus durante el tiempo de los Jueces. Otra parte proviene de las tradiciones del reino del Norte, elaborada por grupos que se oponían a la monarquía y proponían legislaciones alternativas para tratar de cambiar el despótico gobierno instalado en Samaría. Otra parte, es elaboración de tradiciones orales del reino del Sur vigentes en tiempos del rey Josías. Esta diversidad fue re-elaborada después del destierro por los sacerdotes y los sabios, hasta alcanzar la forma que hoy conocemos.
El documento tuvo varias ediciones en las que fue sucesivamente ampliado. Insiste en la necesidad de vivir unas relaciones interhumanas justas. La ley no es, en este documento, un fárrago de decretos aislados. Cada precepto está en función de defender la vida y la dignidad de cada persona en la comunidad. La ley expresa la vida íntima de la comunidad, la necesidad de que cada persona tenga lo mínimo para sobrevivir y nadie viva en una situación oprobiosa y miserable. De este modo, la ley deja de ser una ominosa obligación y pasa a ser un «don» que otorga Dios a todo el pueblo. Este don o alianza se fundamenta en el derecho de cada familia a poseer lo mínimo necesario, esto es, un pedazo de tierra donde pueda cultivar y donde pueda vivir sin ser una carga para los demás: “Como Yavé ha hecho don de este país su pueblo, nadie puede apropiarse de la tierra” (Dt 15, 4).
Para este autor la alianza, la ley o «don» debe ser interiorizada. La convivencia en el país que Dios ha dado al Pueblo peregrino exige un cambio de mentalidad que se traduce en una organización social donde el derecho divino prevalece sobre todas las instituciones. Lo central de este derecho es la justicia interhumana, entendida como fundamento de la convivencia social. “El rey debe ser hermano y recortar ventajas e intereses personales. Este abrirse generosamente a los otros es lo que demuestra la pertenencia a Yavé y lo que permite la pertenencia a este pueblo”.
En esta misma línea se ubica la promesa acerca del profeta venidero. Ese profeta se compara con Moisés. No viene a recordar al pueblo una u otra cosa. Viene para indicar cuál es el rumbo que el pueblo debe seguir. El profeta se preocupará por mantener vivo el Espíritu de la Ley, tema en el que insiste el Deuteronomio, de modo que no se convierta en una mera formalidad, sino que exprese las necesidades vitales de la comunidad y de cada ser humano.
El Deuteronomio da inicio a una tendencia que Jesús llevará adelante. Para Jesús, y en general para todos los profetas, lo fundamental de la ley es preservar la dignidad, la intimidad y el valor de cada ser humano, el derecho a vivir en una comunidad donde sea valorado por lo que es y no por lo que tiene. De este modo, la legislación deja de ser un precepto que rige alguna cosa en particular, y se convierte en expresión de las necesidades vitales del ser humano. A esto llama la Biblia “llevar la Ley en el corazón”.
Esta nueva manera de ver la ley es la que aplica Pablo en la carta a los corintios. Él aconseja, sugiere, opina, exhorta y amonesta teniendo en cuenta la situación de la comunidad, en el marco social, y la situación de la persona, en el marco de la comunidad. No impone criterios rígidos que agobien la conciencia de las personas, sino que busca que cada persona esté a gusto con su situación.
La comunidad, preocupada por opiniones adversas al matrimonio, le pregunta al apóstol Pablo: ¿sería preferible no casarse? Para Pablo lo importante es que cada persona de la comunidad cristiana se sienta a gusto y motivada para servir. Por eso su mensaje no orienta a los que están casados, sino que se preocupa por los judíos y por los esclavos. Los judíos para que no renieguen de su cultura y tradiciones, pero para que tampoco se la impongan a los demás. A los esclavos los anima a no desanimarse por su condición y a buscar una oportunidad para liberarse. De este modo, ninguno se puede sentir ni inferior ni superior a los otros. Todos son iguales porque al interior de la comunidad se respeta la diferencia. Este es el principio de igualdad.
En todos los casos, situaciones, estados civiles, posiciones sociales... Pablo insiste en la urgencia de buscarse un camino para vivir la libertad que nos dejó Cristo y, siendo libres, preparar la irrupción del Reino. El Señor vuelve cuando la comunidad, libre ya de trabas sociales, culturales o ideológicas, da testimonio de un modo de vivir alternativo y liberador.
Esta capacidad, para discernir cada situación en particular, fue una de las cosas que más admiró la multitud en Jesús. Mientras otros maestros y líderes respondían con exhaustivas explicaciones y citando códigos, preceptos y doctrinas, Jesús respondía con la verdad simple y llana.
Jesús estaba interesado en la situación particular de cada ser humano: en sus sufrimientos, en las ideas que lo atormentaban, en aquellas cosas que le impedían ser libre y espontáneo. Este interés no obedecía a un interés político encubierto, sino a una genuina valoración de cada persona que encontraba en el camino. Muchos movimientos y grupos muestran interés por los individuos mientras estos sirven a sus intereses proselitistas, mientras son sus adeptos, luego, si disienten, los ignoran o los marginan. Jesús se manifestó abiertamente contra este modo de actuar y lo declaró abiertamente: el sábado, o sea la ley, las costumbres, todo lo prescrito, está al servicio de cada ser humano y no al contrario.
Precisamente, su lucha contra los demonios fue una lucha contra las ideologías instaladas en las sinagogas, que buscaban un mesías glorioso, un militar implacable, un reformador religioso. Jesús nunca se identificó con estos propósitos. Por esta razón, conmina a los “espíritus inmundos” o ideologías opresoras a guardar silencio y a no tratar de seducirlo con falsas aclamaciones y reconocimientos.
El pueblo sencillo reconocía esta lucha contra el formalismo de la ley la ideología que la sustentaba. La propuesta de Jesús los liberaba de la pesada carga moral, económica y cultural que suponía cumplir los más de seis mil preceptos que estaban vigentes para regular todos los aspectos de la vida personal y comunitaria. Mucha gente se preguntaba: ¿no será este hombre el nuevo legislador? ¿No será el hombre prometido como reemplazo del profeta Moisés? ¿No será la propuesta de Jesús, el Reinado de Dios, la “nueva Ley?” ¿Por qué sus acciones liberadoras y su lucha contra el mal es tan eficaz?
Hoy debemos preguntarnos: ¿hemos seguido la propuesta de Jesús de que cada ser humano tenga un valor inalienale? ¿Creemos que nuestra tarea, como anunciadores de la buena nueva, es ayudar a todos los seres humanos a liberarse de las trabas que nos les permiten crecer con libertad y espontaneidad? ¿Tiene carácter normativo la Buena Nueva de Jesús, o la tomamos a la ligera como las noticias de cada día?
Para la revisión de vida
La palabra de Jesús fue siempre una palabra autorizada, llena de verdad y de vida; por eso expulsaba demonios y liberaba a los oprimidos por el mal. ¿Somos verdaderos discípulos de nuestro Maestro? ¿Es nuestra palabra, como la suya, una palabra autorizada y eficaz, que engendra libertad, justicia, paz, esperanza, amor y vida a los hermanos más necesitados?
Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Hermanos, oremos a Dios que nos permite escuchar su Palabra en su Iglesia, y, sabiendo que ella es nuestra fuerza, digamos:
Escúchanos, Señor.
Para que la Iglesia hable siempre en nombre de Dios, y los hombres no endurezcamos el corazón para acoger la Palabra de Dios.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Para que cuantos han consagrado su vida a Dios y al anuncio de su Evangelio permanezcan fieles a las exigencias de su vocación de testigos del amor.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Para que la sociedad garantice a los padres de familia un trabajo digno y sueldos justos para sostener sus hogares y poder acceder a la educación de sus hijos.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Para que, cuantos viven atormentados por el peso del pecado, la droga, el alcohol o la falta de fe, Jesús se les haga presente con su misericordia y amor salvador.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Para que Jesús, que vino a darnos la vida abundante de Dios, dé la vida eterna a los que han muerto.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Para que escuchando la Palabra de Dios la hagamos vida y como Jesús hablemos del Padre y del Reino con autoridad.
Oremos.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Oh Dios, tu Palabra siempre es eficaz y salvadora, escucha nuestros ruegos y haz que ella se grabe en nuestros corazones y transforme nuestras vidas a semejanza de la tuya.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estos dones que te presentamos en señal de sumisión a ti, y conviértelos en el sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Dominical IV
Historia de la salvación
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque naciendo, restauró nuestra naturaleza caída; con su muerte destruyó nuestros pecados; al resucitar nos dio nueva vida; y ascendiendo hasta ti, Padre, nos abrió las puertas del Reino de los cielos.
Por eso, unidos a los coros angélicos, te aclamamos, llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el Reino de los cielos. Bienaventurados los apacibles, porque poseerán la tierra, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que acabamos de recibir, nos ayude, Señor, a vivir más profundamente nuestra fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Evangelio del Domingo IV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29 de Enero, 2012
Evangelio del Domingo IV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29 de Enero, 2012
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 21-28)
Gloria a ti Señor.
En aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaúm y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quien eres: el Santo de Dios”.
Jesús le ordenó:
“¡Cállate y sal de él!”
El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
La capacidad, para discernir cada situación en particular, fue una de las cosas que más admiró la multitud en Jesús. Mientras otros maestros y líderes respondían con exhaustivas explicaciones y citando códigos, preceptos y doctrinas, Jesús respondía con la verdad simple y llana.
Jesús estaba interesado en la situación particular de cada ser humano: en sus sufrimientos, en las ideas que lo atormentaban, en aquellas cosas que le impedían ser libre y espontáneo. Este interés no obedecía a un interés político encubierto, sino a una genuina valoración de cada persona que encontraba en el camino. Muchos movimientos y grupos muestran interés por los individuos mientras estos sirven a sus intereses proselitistas, mientras son sus adeptos, luego, si disienten, los ignoran o los marginan. Jesús se manifestó abiertamente contra este modo de actuar y lo declaró abiertamente: el sábado, o sea la ley, las costumbres, todo lo prescrito, está al servicio de cada ser humano y no al contrario.
Precisamente, su lucha contra los demonios fue una lucha contra las ideologías instaladas en las sinagogas, que buscaban un mesías glorioso, un militar implacable, un reformador religioso. Jesús nunca se identificó con estos propósitos. Por esta razón, conmina a los “espíritus inmundos” o ideologías opresoras a guardar silencio y a no tratar de seducirlo con falsas aclamaciones y reconocimientos.
El pueblo sencillo reconocía esta lucha contra el formalismo de la ley la ideología que la sustentaba. La propuesta de Jesús los liberaba de la pesada carga moral, económica y cultural que suponía cumplir los más de seis mil preceptos que estaban vigentes para regular todos los aspectos de la vida personal y comunitaria. Mucha gente se preguntaba: ¿no será este hombre el nuevo legislador? ¿No será el hombre prometido como reemplazo del profeta Moisés? ¿No será la propuesta de Jesús, el Reinado de Dios, la “nueva Ley?” ¿Por qué sus acciones liberadoras y su lucha contra el mal es tan eficaz?
Hoy debemos preguntarnos: ¿hemos seguido la propuesta de Jesús de que cada ser humano tenga un valor inalienable? ¿Creemos que nuestra tarea, como anunciadores de la buena nueva, es ayudar a todos los seres humanos a liberarse de las trabas que nos les permiten crecer con libertad y espontaneidad? ¿Tiene carácter normativo la Buena Nueva de Jesús, o la tomamos a la ligera como las noticias de cada día?
Para la revisión de vida
La palabra de Jesús fue siempre una palabra autorizada, llena de verdad y de vida; por eso expulsaba demonios y liberaba a los oprimidos por el mal. ¿Somos verdaderos discípulos de nuestro Maestro? ¿Es nuestra palabra, como la suya, una palabra autorizada y eficaz, que engendra libertad, justicia, paz, esperanza, amor y vida a los hermanos más necesitados?
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 21-28)
Gloria a ti Señor.
En aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaúm y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quien eres: el Santo de Dios”.
Jesús le ordenó:
“¡Cállate y sal de él!”
El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
La capacidad, para discernir cada situación en particular, fue una de las cosas que más admiró la multitud en Jesús. Mientras otros maestros y líderes respondían con exhaustivas explicaciones y citando códigos, preceptos y doctrinas, Jesús respondía con la verdad simple y llana.
Jesús estaba interesado en la situación particular de cada ser humano: en sus sufrimientos, en las ideas que lo atormentaban, en aquellas cosas que le impedían ser libre y espontáneo. Este interés no obedecía a un interés político encubierto, sino a una genuina valoración de cada persona que encontraba en el camino. Muchos movimientos y grupos muestran interés por los individuos mientras estos sirven a sus intereses proselitistas, mientras son sus adeptos, luego, si disienten, los ignoran o los marginan. Jesús se manifestó abiertamente contra este modo de actuar y lo declaró abiertamente: el sábado, o sea la ley, las costumbres, todo lo prescrito, está al servicio de cada ser humano y no al contrario.
Precisamente, su lucha contra los demonios fue una lucha contra las ideologías instaladas en las sinagogas, que buscaban un mesías glorioso, un militar implacable, un reformador religioso. Jesús nunca se identificó con estos propósitos. Por esta razón, conmina a los “espíritus inmundos” o ideologías opresoras a guardar silencio y a no tratar de seducirlo con falsas aclamaciones y reconocimientos.
El pueblo sencillo reconocía esta lucha contra el formalismo de la ley la ideología que la sustentaba. La propuesta de Jesús los liberaba de la pesada carga moral, económica y cultural que suponía cumplir los más de seis mil preceptos que estaban vigentes para regular todos los aspectos de la vida personal y comunitaria. Mucha gente se preguntaba: ¿no será este hombre el nuevo legislador? ¿No será el hombre prometido como reemplazo del profeta Moisés? ¿No será la propuesta de Jesús, el Reinado de Dios, la “nueva Ley?” ¿Por qué sus acciones liberadoras y su lucha contra el mal es tan eficaz?
Hoy debemos preguntarnos: ¿hemos seguido la propuesta de Jesús de que cada ser humano tenga un valor inalienable? ¿Creemos que nuestra tarea, como anunciadores de la buena nueva, es ayudar a todos los seres humanos a liberarse de las trabas que nos les permiten crecer con libertad y espontaneidad? ¿Tiene carácter normativo la Buena Nueva de Jesús, o la tomamos a la ligera como las noticias de cada día?
Para la revisión de vida
La palabra de Jesús fue siempre una palabra autorizada, llena de verdad y de vida; por eso expulsaba demonios y liberaba a los oprimidos por el mal. ¿Somos verdaderos discípulos de nuestro Maestro? ¿Es nuestra palabra, como la suya, una palabra autorizada y eficaz, que engendra libertad, justicia, paz, esperanza, amor y vida a los hermanos más necesitados?
Oficio Divino: Tiempo Ordinario. Ciclo A. 29 de enero, 2012 DOMINGO DE LA SEMANA IV
Oficio Divino: Tiempo Ordinario. Ciclo A. 29 de enero, 2012 DOMINGO DE LA SEMANA IV
Del Propio. Salterio IV
(OFICIO DE LECTURA (6:00); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS (19:00); COMPLETAS (22:00)
OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que el guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: QUE DOBLEN LAS CAMPANAS JUBILOSAS
Que doblen las campanas jubilosas,
y proclamen el triunfo del amor,
y llenen nuestras almas de aleluyas,
de gozo y esperanza en el Señor.
Los sellos de la muerte han sido rotos,
la vida para siempre es libertad,
ni la muerte ni el mal son para el hombre
su destino, su última verdad.
Derrotados la muerte y el pecado,
es de Dios toda historia y su final;
esperad con confianza su venida:
no temáis, con vosotros él está.
Volverán encrespadas tempestades
para hundir vuestra fe y vuestra verdad,
es más fuerte que el mal y que su embate
el poder del Señor, que os salvará.
Aleluyas cantemos a Dios Padre,
aleluyas al Hijo salvador,
su Espíritu corone la alegría
que su amor derramó en el corazón. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Salmo 23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
¡Portones! alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Ant. 2. Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, porque él nos ha devuelto la vida. Aleluya.
Salmo 65 I - HIMNO PARA UN SACRIFICO DE ACCIÓN DE GRACIAS
Aclama al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué terribles son tus obras,
por tu inmenso poder tus enemigos se rinden!»
Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres:
transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente;
sus ojos vigilan a las naciones,
para que no se subleven los rebeldes.
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies.
¡Oh Dios!, nos pusiste a prueba,
nos refinaste como refinan la plata;
nos empujaste a la trampa,
nos echaste a cuestas un fardo:
sobre nuestro cuello cabalgaban,
pasamos por fuego y por agua,
pero nos has dado respiro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, porque él nos ha devuelto la vida. Aleluya.
Ant. 3. Fieles de Dios, venid a escuchar lo que el Señor ha hecho conmigo. Aleluya.
Salmo 65 II
Entraré en tu casa con víctimas,
para cumplirte mis votos:
los que pronunciaron mis labios
y prometió mi boca en el peligro.
Te ofreceré víctimas cebadas,
te quemaré carneros,
inmolaré bueyes y cabras
Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua.
Si hubiera tenido yo mala intención,
el Señor no me habría escuchado;
pero Dios me escuchó,
y atendió a mi voz suplicante.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Fieles de Dios, venid a escuchar lo que el Señor ha hecho conmigo. Aleluya.
V. La palabra de Dios es viva y eficaz.
R. Más penetrante que espada de doble filo.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis 27, 1-29
ISAAC BENDICE A JACOB
Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor:
«Hijo mío.»
Contestó:
«Aquí estoy.»
Él le dijo:
«Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré. Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me guisas un buen plato, como sabes que me gusta, y me lo traes para que coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir.»
Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo. Salió Esaú al campo a cazar para su padre. Y Rebeca dijo a su hijo Jacob:
«Acabo de oír a tu padre que, hablando con tu hermano Esaú, le decía: "Tráeme caza y prepárame un guiso sabroso; comeré, y después te bendeciré en presencia del Señor, antes de morirme." Ahora, hijo mío, escucha lo que te digo: Vete al rebaño, tráeme dos buenos cabritos, y con ellos prepararé un guiso sabroso para tu padre, como a él le gusta. Se lo llevarás a tu padre para que coma, y así te bendecirá antes de morir.»
Jacob respondió a Rebeca, su madre:
«Mira, mi hermano Esaú es velludo, y yo, en cambio, lampiño. A lo mejor, al palparme mi padre, descubre que soy embustero, y me atraería maldición en vez de bendición.»
Su madre le dijo:
«Yo cargo con la maldición, hijo mío. Tú obedéceme, ve y tráemelos.»
Él fue, cogió los cabritos, se los trajo a su madre, y su madre preparó un guiso sabroso a gusto de su padre. Rebeca tomó un traje de su hijo mayor, Esaú, el traje de fiesta, que tenía en el arcón, y vistió con él a Jacob, su hijo menor; con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello. Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan. El entró en la habitación de su padre y dijo:
«Padre.»
Respondió Isaac:
«Aquí estoy: ¿quién eres, hijo mío?»
Respondió Jacob a su padre:
«Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo que me mandaste; incorpórate, siéntate, y come lo que he cazado; después me bendecirás tú.»
Isaac dijo a su hijo:
«¡Qué prisa te has dado para encontrarla!» Él respondió:
«El Señor, tu Dios, me la puso al alcancé.» Isaac dijo a Jacob:
«Acércate que te palpe, hijo mío, a ver si eres tú mi hijo Esaú o no.»
Se acercó Jacob a su padre Isaac, y éste lo palpó, y dijo:
«La voz es la voz de Jacob, los brazos son los brazos de Esaú.»
Y no lo reconoció porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú. Y lo bendijo. Le volvió a preguntar:
«¿Eres tú mi hijo Esaú?» Respondió Jacob: «Yo soy.»
Isaac dijo:
«Sírveme la caza, hijo mío, que coma yo de tu caza, y así te bendeciré yo.»
Se la sirvió, y él comió. Le trajo vino, y bebió. Isaac le dijo:
«Acércate y bésame, hijo mío.»
Se acercó y lo besó. Y al oler el aroma del traje, lo bendijo, diciendo:
«Aroma de un campo que bendijo el Señor es el aroma de mi hijo: que Dios te conceda el rocío del cielo, la fertilidad de la tierra, abundancia de trigo y de vino. Que te sirvan los pueblos, y se postren ante ti las naciones. Sé señor de tus hermanos, que ellos se postren ante ti. Maldito quien te maldiga, bendito quien te bendiga.»
RESPONSORIO Cf. Gn 27, 27
R. Aroma de un campo que bendijo el Señor es el aroma de mi hijo: que el Señor, mi Dios, te multiplique como la arena del mar * y te conceda el rocío del cielo.
V. Que el Señor todopoderoso te bendiga y te multiplique.
R. Y te conceda el rocío del cielo.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Esmirniotas
(Cap. 1--4, 1: Funk 1, 235-237)
CRISTO NOS HA LLAMADO A SU REINO Y GLORIA
Ignacio, por sobrenombre Teóforo, es decir, Portador de Dios, a la Iglesia de Dios Padre y del amado Jesucristo establecida en Esmirna de Asia, la que ha alcanzado toda clase de dones por la misericordia de Dios, la que está colmada de fe y de caridad y a la cual no falta gracia alguna, la que es amadísima de Dios y portadora de santidad: mi más cordial saludo en espíritu irreprochable y en la palabra de Dios.
Doy gracias a Jesucristo Dios, por haberos otorgado tan gran sabiduría; he podido ver, en efecto, cómo os mantenéis estables e inconmovibles en vuestra fe, como si estuvierais clavados en cuerpo y alma a la cruz del Señor Jesucristo, y cómo os mantenéis firmes en la caridad por la sangre de Cristo, creyendo con fe plena y firme en nuestro Señor, el cual procede verdaderamente de la descendencia de David según la carne, es Hijo de Dios por la voluntad y el poder del mismo Dios, nació verdaderamente de la Virgen, fue bautizado por Juan para cumplir de esta manera la voluntad de Dios; finalmente, su cuerpo fue verdaderamente crucificado bajo el poder de Poncio Pilato y del tetrarca Herodes (y de su divina y bienaventurada pasión somos fruto nosotros), para, mediante su resurrección, elevar su estandarte para siempre en favor de sus santos y fieles, tanto judíos como gentiles, reunidos todos en el único cuerpo de su Iglesia.
Todo esto lo sufrió por nosotros, para que alcanzáramos la salvación; y sufrió verdaderamente, como también se resucitó a sí mismo verdaderamente.
Yo sé que después de su resurrección tuvo un cuerpo verdadero, como sigue aún teniéndolo. Por esto, cuando se apareció a Pedro y a sus compañeros, les dijo: Tocadme y palpadme, y ved que no soy un ser fantasmal e incorpóreo. Y al punto lo tocaron y creyeron, adhiriéndose a la realidad de su carne y de su espíritu. Esta fe les hizo capaces de despreciar y vencer la misma muerte. Después de su resurrección, el Señor comió y bebió con ellos como cualquier otro hombre de carne y hueso, aunque espiritualmente estaba unido al Padre.
Quiero insistir acerca de estas cosas, queridos hermanos, aunque ya sé que las creéis.
RESPONSORIO Ga 2, 19-20
R. En virtud de la misma ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, * que me amó hasta entregarse por mí.
V. Estoy crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
R. Que me amó hasta entregarse por mí.
Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.
Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.
Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún día,
como juez universal.
Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.
Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.
La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por siempre.
Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: ES LA PASCUA REAL, NO YA LA SOMBRA.
Es la Pascua real, no ya la sombra,
la verdadera pascua del Señor;
la sangre del pasado es solo un signo,
la mera imagen de la gran unción.
En verdad, tú, Jesús, nos protegiste
con tus sangrientas manos paternales;
envolviendo en tus alas nuestras almas,
la verdadera alianza tú sellaste.
Y, en tu triunfo, llevaste a nuestra carne
reconciliada con tu Padre eterno;
y, desde arriba, vienes a llevarnos
a la danza festiva de tu cielo.
Oh gozo universal, Dios se hizo hombre
para unir a los hombres con su Dios;
se rompen las cadenas del infierno,
y en los labios renace la canción.
Cristo, Rey eterno, te pedimos
que guardes con tus manos a tu Iglesia,
que protejas y ayudes a tu pueblo
y que venzas con él a las tinieblas. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia. Aleluya.
Ant. 2. Aleluya. Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Aleluya. Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor. Aleluya.
Ant. 3. Todo ser que alienta, alabe al Señor. Aleluya.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Todo ser que alienta, alabe al Señor. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Tm 2, 8. 11-13
Acuérdate de Cristo Jesús, del linaje de David, que vive resucitado de entre los muertos. Verdadera es la sentencia que dice: Si hemos muerto con él, viviremos también con él. Si tenemos constancia en el sufrir, reinaremos también con él; si rehusamos reconocerle, también él nos rechazará; si le somos infieles, él permanece fiel; no puede él desmentirse a sí mismo.
RESPONSORIO BREVE
V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
V. Pregonando tus maravillas.
R. Invocando tu nombre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Jesús de Nazareth, el Santo de Dios, ha visitado a su pueblo y lo ha redimido.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Jesús de Nazareth, el Santo de Dios, ha visitado a su pueblo y lo ha redimido.
PRECES
Dios nos ama y sabe lo que nos hace falta; invoquémosle, pues, diciendo:
Te bendecimos y en ti confiamos, Señor.
Te alabamos, Dios todopoderoso, Rey del universo, porque a nosotros, injustos y pecadores, nos has llamado al conocimiento de la verdad;
haz que te sirvamos con santidad y justicia.
Vuélvete hacia nosotros, Señor, tú que has querido abrirnos la puerta de tu misericordia,
y haz que nunca nos apartemos del camino que lleva a la vida.
Ya que hoy celebramos la resurrección del Hijo de tu amor,
haz que este día transcurra lleno de gozo espiritual.
Da, Señor, a tus fieles el espíritu de oración y de alabanza,
para que en toda ocasión te demos gracias.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Movidos ahora todos por el mismo Espíritu que nos da Cristo resucitado acudamos a Dios, de quien somos verdaderos hijos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VEN ESPÍRITU SANTO, LUZ Y GOZO
Ven, Espíritu Santo, luz y gozo,
Amor, que en tus incendios nos abrasas:
renueva el alma de este pueblo tuyo
que por mis labios canta tu alabanza.
En sus fatigas diarias, sé descanso;
en su lucha tenaz, vigor y gracia:
haz germinar la caridad del Padre,
que engendra flores y que quema zarzas.
Ven, Amor, que iluminas el camino,
compañero divino de las almas:
ven con tu viento a sacudir al mundo
y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. El que come este pan vivirá para siempre. Aleluya.
Salmo 22 - EL BUEN PASTOR
El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que come este pan vivirá para siempre. Aleluya.
Ant. 2. Vendrá el Señor y será glorificado y enaltecido en la asamblea de sus santos. Aleluya.
Salmo 75 I- ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA
Dios se manifiesta en Judá,
su fama es grande en Israel;
su tabernáculo está en Jerusalén,
su morada en Sión:
allí quebró los relámpagos del arco,
el escudo, la espada y la guerra.
Tú eres deslumbrante, magnífico,
con montones de botín conquistados.
Los valientes duermen su sueño,
y a los guerreros no les responden sus brazos.
Con un bramido, ¡oh Dios de Jacob!,
inmovilizaste carros y caballos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrá el Señor y será glorificado y enaltecido en la asamblea de sus santos. Aleluya.
Ant. 3. Haced votos y traed tributos al Señor, vuestro Dios. Aleluya.
Salmo 75 - II
Tú eres terrible: ¿quién resiste frente a ti
al ímpetu de tu ira?
Desde el cielo proclamas la sentencia:
la tierra teme sobrecogida,
cuando Dios se pone en pie para juzgar,
para salvar a los humildes de la tierra.
La cólera humana tendrá que alabarte,
los que sobrevivan al castigo te rodearán.
Haced votos al Señor y cumplidlos,
y traigan los vasallos tributo al Temible:
él deja sin aliento a los príncipes,
y es temible para los reyes del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Haced votos y traed tributos al Señor, vuestro Dios. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Co 6, 19-20
¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros. Lo habéis recibido de Dios, y por lo tanto no os pertenecéis a vosotros mismos. Habéis sido comprados a precio. En verdad glorificad a Dios con vuestro cuerpo.
V. Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor.
R. Mi corazón y mi carne se alegran con el Dios vivo.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando la luz del día está en su cumbre,
eres, Señor Jesús, luz y alegría
de quienes en la fe y en la esperanza
celebran ya la fiesta de la Vida.
Eres resurrección, palabra y prenda
de ser y de vivir eternamente;
sembradas de esperanzas nuestras vidas,
serán en ti cosecha para siempre.
Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de tu radiante luz llena este día,
camino de alegría y de esperanza,
cabal acontecer de nueva vida.
Concédenos, oh Padre omnipotente,
por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo de esta tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant. 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant. 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE Dt 10, 12
¿Qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y lo ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma.
V. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
R. El que procede honradamente y tiene intenciones leales.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant. 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant. 3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA BREVE Ct 8, 6b-7
El amor es fuerte como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina: las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos.
V. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
R. Mi escudo, mi fuerza salvadora.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
Oración de la tarde
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HACEDOR DE LA LUZ: TÚ QUE CREASTE
Hacedor de la luz: tú que creaste
la que brilla en los días de este suelo,
y que, mediante sus primeros rayos,
diste principio al universo entero.
Tú que nos ordenaste llamar día
al tiempo entre la aurora y el ocaso,
ahora que la noche se aproxima
oye nuestra oración y nuestro llanto.
Que cargados con todas nuestras culpas
no perdamos el don de la otra vida,
al no pensar en nada duradero
y al continuar pecando todavía.
Haz que, evitando todo lo dañoso
y a cubierto de todo lo perverso,
empujemos las puertas celestiales
y arrebatemos el eterno premio.
Escucha nuestra voz, piadoso Padre,
que junto con tu Hijo Jesucristo
y con el Santo Espíritu Paráclito,
reinas y reinarás en todo siglo. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Yo mismo te engendré entre esplendores sagrados, antes de la aurora. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Yo mismo te engendré entre esplendores sagrados, antes de la aurora. Aleluya.
Ant. 2. Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos serán saciados.
Salmo 111- FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos serán saciados.
Ant. 3. Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 12, 22-24
Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a la asamblea de los innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino, al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.
RESPONSORIO BREVE
V. Nuestro Señor es grande y poderoso.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Su sabiduría no tiene medida.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La fama de Jesús se extendió rápidamente por todas partes en el país de Galilea, y todos glorificaban a Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. La fama de Jesús se extendió rápidamente por todas partes en el país de Galilea, y todos glorificaban a Dios.
PRECES
Alegrándonos en el Señor, de quien vienen todos los dones, digámosle:
Escucha, Señor, nuestra oración.
Padre y Señor de todos, que enviaste a tu Hijo al mundo para que tu nombre fuese glorificado desde donde sale el sol hasta el ocaso,
fortalece el testimonio de tu Iglesia entre los pueblos.
Haz que seamos dóciles a la predicación de los apóstoles,
y sumisos a la fe verdadera.
Tú que amas la justicia,
haz justicia a los oprimidos.
Libera a los cautivos, abre los ojos al ciego,
endereza a los que ya se doblan, guarda a los peregrinos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Haz que nuestros hermanos que duermen ya el sueño de la paz
lleguen, por tu Hijo, a la santa resurrección.
Unidos entre nosotros y con Jesucristo, y dispuesto a perdonarnos siempre unos a otros, dirijamos al Padre nuestra súplica confiada:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA BREVE Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACIÓN
OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
Del Propio. Salterio IV
(OFICIO DE LECTURA (6:00); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS (19:00); COMPLETAS (22:00)
OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que el guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: QUE DOBLEN LAS CAMPANAS JUBILOSAS
Que doblen las campanas jubilosas,
y proclamen el triunfo del amor,
y llenen nuestras almas de aleluyas,
de gozo y esperanza en el Señor.
Los sellos de la muerte han sido rotos,
la vida para siempre es libertad,
ni la muerte ni el mal son para el hombre
su destino, su última verdad.
Derrotados la muerte y el pecado,
es de Dios toda historia y su final;
esperad con confianza su venida:
no temáis, con vosotros él está.
Volverán encrespadas tempestades
para hundir vuestra fe y vuestra verdad,
es más fuerte que el mal y que su embate
el poder del Señor, que os salvará.
Aleluyas cantemos a Dios Padre,
aleluyas al Hijo salvador,
su Espíritu corone la alegría
que su amor derramó en el corazón. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Salmo 23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
¡Portones! alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Ant. 2. Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, porque él nos ha devuelto la vida. Aleluya.
Salmo 65 I - HIMNO PARA UN SACRIFICO DE ACCIÓN DE GRACIAS
Aclama al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué terribles son tus obras,
por tu inmenso poder tus enemigos se rinden!»
Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres:
transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente;
sus ojos vigilan a las naciones,
para que no se subleven los rebeldes.
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies.
¡Oh Dios!, nos pusiste a prueba,
nos refinaste como refinan la plata;
nos empujaste a la trampa,
nos echaste a cuestas un fardo:
sobre nuestro cuello cabalgaban,
pasamos por fuego y por agua,
pero nos has dado respiro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, porque él nos ha devuelto la vida. Aleluya.
Ant. 3. Fieles de Dios, venid a escuchar lo que el Señor ha hecho conmigo. Aleluya.
Salmo 65 II
Entraré en tu casa con víctimas,
para cumplirte mis votos:
los que pronunciaron mis labios
y prometió mi boca en el peligro.
Te ofreceré víctimas cebadas,
te quemaré carneros,
inmolaré bueyes y cabras
Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua.
Si hubiera tenido yo mala intención,
el Señor no me habría escuchado;
pero Dios me escuchó,
y atendió a mi voz suplicante.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Fieles de Dios, venid a escuchar lo que el Señor ha hecho conmigo. Aleluya.
V. La palabra de Dios es viva y eficaz.
R. Más penetrante que espada de doble filo.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis 27, 1-29
ISAAC BENDICE A JACOB
Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor:
«Hijo mío.»
Contestó:
«Aquí estoy.»
Él le dijo:
«Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré. Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me guisas un buen plato, como sabes que me gusta, y me lo traes para que coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir.»
Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo. Salió Esaú al campo a cazar para su padre. Y Rebeca dijo a su hijo Jacob:
«Acabo de oír a tu padre que, hablando con tu hermano Esaú, le decía: "Tráeme caza y prepárame un guiso sabroso; comeré, y después te bendeciré en presencia del Señor, antes de morirme." Ahora, hijo mío, escucha lo que te digo: Vete al rebaño, tráeme dos buenos cabritos, y con ellos prepararé un guiso sabroso para tu padre, como a él le gusta. Se lo llevarás a tu padre para que coma, y así te bendecirá antes de morir.»
Jacob respondió a Rebeca, su madre:
«Mira, mi hermano Esaú es velludo, y yo, en cambio, lampiño. A lo mejor, al palparme mi padre, descubre que soy embustero, y me atraería maldición en vez de bendición.»
Su madre le dijo:
«Yo cargo con la maldición, hijo mío. Tú obedéceme, ve y tráemelos.»
Él fue, cogió los cabritos, se los trajo a su madre, y su madre preparó un guiso sabroso a gusto de su padre. Rebeca tomó un traje de su hijo mayor, Esaú, el traje de fiesta, que tenía en el arcón, y vistió con él a Jacob, su hijo menor; con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello. Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan. El entró en la habitación de su padre y dijo:
«Padre.»
Respondió Isaac:
«Aquí estoy: ¿quién eres, hijo mío?»
Respondió Jacob a su padre:
«Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo que me mandaste; incorpórate, siéntate, y come lo que he cazado; después me bendecirás tú.»
Isaac dijo a su hijo:
«¡Qué prisa te has dado para encontrarla!» Él respondió:
«El Señor, tu Dios, me la puso al alcancé.» Isaac dijo a Jacob:
«Acércate que te palpe, hijo mío, a ver si eres tú mi hijo Esaú o no.»
Se acercó Jacob a su padre Isaac, y éste lo palpó, y dijo:
«La voz es la voz de Jacob, los brazos son los brazos de Esaú.»
Y no lo reconoció porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú. Y lo bendijo. Le volvió a preguntar:
«¿Eres tú mi hijo Esaú?» Respondió Jacob: «Yo soy.»
Isaac dijo:
«Sírveme la caza, hijo mío, que coma yo de tu caza, y así te bendeciré yo.»
Se la sirvió, y él comió. Le trajo vino, y bebió. Isaac le dijo:
«Acércate y bésame, hijo mío.»
Se acercó y lo besó. Y al oler el aroma del traje, lo bendijo, diciendo:
«Aroma de un campo que bendijo el Señor es el aroma de mi hijo: que Dios te conceda el rocío del cielo, la fertilidad de la tierra, abundancia de trigo y de vino. Que te sirvan los pueblos, y se postren ante ti las naciones. Sé señor de tus hermanos, que ellos se postren ante ti. Maldito quien te maldiga, bendito quien te bendiga.»
RESPONSORIO Cf. Gn 27, 27
R. Aroma de un campo que bendijo el Señor es el aroma de mi hijo: que el Señor, mi Dios, te multiplique como la arena del mar * y te conceda el rocío del cielo.
V. Que el Señor todopoderoso te bendiga y te multiplique.
R. Y te conceda el rocío del cielo.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Esmirniotas
(Cap. 1--4, 1: Funk 1, 235-237)
CRISTO NOS HA LLAMADO A SU REINO Y GLORIA
Ignacio, por sobrenombre Teóforo, es decir, Portador de Dios, a la Iglesia de Dios Padre y del amado Jesucristo establecida en Esmirna de Asia, la que ha alcanzado toda clase de dones por la misericordia de Dios, la que está colmada de fe y de caridad y a la cual no falta gracia alguna, la que es amadísima de Dios y portadora de santidad: mi más cordial saludo en espíritu irreprochable y en la palabra de Dios.
Doy gracias a Jesucristo Dios, por haberos otorgado tan gran sabiduría; he podido ver, en efecto, cómo os mantenéis estables e inconmovibles en vuestra fe, como si estuvierais clavados en cuerpo y alma a la cruz del Señor Jesucristo, y cómo os mantenéis firmes en la caridad por la sangre de Cristo, creyendo con fe plena y firme en nuestro Señor, el cual procede verdaderamente de la descendencia de David según la carne, es Hijo de Dios por la voluntad y el poder del mismo Dios, nació verdaderamente de la Virgen, fue bautizado por Juan para cumplir de esta manera la voluntad de Dios; finalmente, su cuerpo fue verdaderamente crucificado bajo el poder de Poncio Pilato y del tetrarca Herodes (y de su divina y bienaventurada pasión somos fruto nosotros), para, mediante su resurrección, elevar su estandarte para siempre en favor de sus santos y fieles, tanto judíos como gentiles, reunidos todos en el único cuerpo de su Iglesia.
Todo esto lo sufrió por nosotros, para que alcanzáramos la salvación; y sufrió verdaderamente, como también se resucitó a sí mismo verdaderamente.
Yo sé que después de su resurrección tuvo un cuerpo verdadero, como sigue aún teniéndolo. Por esto, cuando se apareció a Pedro y a sus compañeros, les dijo: Tocadme y palpadme, y ved que no soy un ser fantasmal e incorpóreo. Y al punto lo tocaron y creyeron, adhiriéndose a la realidad de su carne y de su espíritu. Esta fe les hizo capaces de despreciar y vencer la misma muerte. Después de su resurrección, el Señor comió y bebió con ellos como cualquier otro hombre de carne y hueso, aunque espiritualmente estaba unido al Padre.
Quiero insistir acerca de estas cosas, queridos hermanos, aunque ya sé que las creéis.
RESPONSORIO Ga 2, 19-20
R. En virtud de la misma ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, * que me amó hasta entregarse por mí.
V. Estoy crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
R. Que me amó hasta entregarse por mí.
Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.
Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.
Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún día,
como juez universal.
Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.
Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.
La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por siempre.
Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: ES LA PASCUA REAL, NO YA LA SOMBRA.
Es la Pascua real, no ya la sombra,
la verdadera pascua del Señor;
la sangre del pasado es solo un signo,
la mera imagen de la gran unción.
En verdad, tú, Jesús, nos protegiste
con tus sangrientas manos paternales;
envolviendo en tus alas nuestras almas,
la verdadera alianza tú sellaste.
Y, en tu triunfo, llevaste a nuestra carne
reconciliada con tu Padre eterno;
y, desde arriba, vienes a llevarnos
a la danza festiva de tu cielo.
Oh gozo universal, Dios se hizo hombre
para unir a los hombres con su Dios;
se rompen las cadenas del infierno,
y en los labios renace la canción.
Cristo, Rey eterno, te pedimos
que guardes con tus manos a tu Iglesia,
que protejas y ayudes a tu pueblo
y que venzas con él a las tinieblas. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia. Aleluya.
Ant. 2. Aleluya. Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Aleluya. Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor. Aleluya.
Ant. 3. Todo ser que alienta, alabe al Señor. Aleluya.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Todo ser que alienta, alabe al Señor. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Tm 2, 8. 11-13
Acuérdate de Cristo Jesús, del linaje de David, que vive resucitado de entre los muertos. Verdadera es la sentencia que dice: Si hemos muerto con él, viviremos también con él. Si tenemos constancia en el sufrir, reinaremos también con él; si rehusamos reconocerle, también él nos rechazará; si le somos infieles, él permanece fiel; no puede él desmentirse a sí mismo.
RESPONSORIO BREVE
V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
V. Pregonando tus maravillas.
R. Invocando tu nombre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Jesús de Nazareth, el Santo de Dios, ha visitado a su pueblo y lo ha redimido.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Jesús de Nazareth, el Santo de Dios, ha visitado a su pueblo y lo ha redimido.
PRECES
Dios nos ama y sabe lo que nos hace falta; invoquémosle, pues, diciendo:
Te bendecimos y en ti confiamos, Señor.
Te alabamos, Dios todopoderoso, Rey del universo, porque a nosotros, injustos y pecadores, nos has llamado al conocimiento de la verdad;
haz que te sirvamos con santidad y justicia.
Vuélvete hacia nosotros, Señor, tú que has querido abrirnos la puerta de tu misericordia,
y haz que nunca nos apartemos del camino que lleva a la vida.
Ya que hoy celebramos la resurrección del Hijo de tu amor,
haz que este día transcurra lleno de gozo espiritual.
Da, Señor, a tus fieles el espíritu de oración y de alabanza,
para que en toda ocasión te demos gracias.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Movidos ahora todos por el mismo Espíritu que nos da Cristo resucitado acudamos a Dios, de quien somos verdaderos hijos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VEN ESPÍRITU SANTO, LUZ Y GOZO
Ven, Espíritu Santo, luz y gozo,
Amor, que en tus incendios nos abrasas:
renueva el alma de este pueblo tuyo
que por mis labios canta tu alabanza.
En sus fatigas diarias, sé descanso;
en su lucha tenaz, vigor y gracia:
haz germinar la caridad del Padre,
que engendra flores y que quema zarzas.
Ven, Amor, que iluminas el camino,
compañero divino de las almas:
ven con tu viento a sacudir al mundo
y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. El que come este pan vivirá para siempre. Aleluya.
Salmo 22 - EL BUEN PASTOR
El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que come este pan vivirá para siempre. Aleluya.
Ant. 2. Vendrá el Señor y será glorificado y enaltecido en la asamblea de sus santos. Aleluya.
Salmo 75 I- ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA
Dios se manifiesta en Judá,
su fama es grande en Israel;
su tabernáculo está en Jerusalén,
su morada en Sión:
allí quebró los relámpagos del arco,
el escudo, la espada y la guerra.
Tú eres deslumbrante, magnífico,
con montones de botín conquistados.
Los valientes duermen su sueño,
y a los guerreros no les responden sus brazos.
Con un bramido, ¡oh Dios de Jacob!,
inmovilizaste carros y caballos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrá el Señor y será glorificado y enaltecido en la asamblea de sus santos. Aleluya.
Ant. 3. Haced votos y traed tributos al Señor, vuestro Dios. Aleluya.
Salmo 75 - II
Tú eres terrible: ¿quién resiste frente a ti
al ímpetu de tu ira?
Desde el cielo proclamas la sentencia:
la tierra teme sobrecogida,
cuando Dios se pone en pie para juzgar,
para salvar a los humildes de la tierra.
La cólera humana tendrá que alabarte,
los que sobrevivan al castigo te rodearán.
Haced votos al Señor y cumplidlos,
y traigan los vasallos tributo al Temible:
él deja sin aliento a los príncipes,
y es temible para los reyes del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Haced votos y traed tributos al Señor, vuestro Dios. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Co 6, 19-20
¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros. Lo habéis recibido de Dios, y por lo tanto no os pertenecéis a vosotros mismos. Habéis sido comprados a precio. En verdad glorificad a Dios con vuestro cuerpo.
V. Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor.
R. Mi corazón y mi carne se alegran con el Dios vivo.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando la luz del día está en su cumbre,
eres, Señor Jesús, luz y alegría
de quienes en la fe y en la esperanza
celebran ya la fiesta de la Vida.
Eres resurrección, palabra y prenda
de ser y de vivir eternamente;
sembradas de esperanzas nuestras vidas,
serán en ti cosecha para siempre.
Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de tu radiante luz llena este día,
camino de alegría y de esperanza,
cabal acontecer de nueva vida.
Concédenos, oh Padre omnipotente,
por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo de esta tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant. 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant. 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE Dt 10, 12
¿Qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y lo ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma.
V. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
R. El que procede honradamente y tiene intenciones leales.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant. 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant. 3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA BREVE Ct 8, 6b-7
El amor es fuerte como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina: las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos.
V. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
R. Mi escudo, mi fuerza salvadora.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
Oración de la tarde
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HACEDOR DE LA LUZ: TÚ QUE CREASTE
Hacedor de la luz: tú que creaste
la que brilla en los días de este suelo,
y que, mediante sus primeros rayos,
diste principio al universo entero.
Tú que nos ordenaste llamar día
al tiempo entre la aurora y el ocaso,
ahora que la noche se aproxima
oye nuestra oración y nuestro llanto.
Que cargados con todas nuestras culpas
no perdamos el don de la otra vida,
al no pensar en nada duradero
y al continuar pecando todavía.
Haz que, evitando todo lo dañoso
y a cubierto de todo lo perverso,
empujemos las puertas celestiales
y arrebatemos el eterno premio.
Escucha nuestra voz, piadoso Padre,
que junto con tu Hijo Jesucristo
y con el Santo Espíritu Paráclito,
reinas y reinarás en todo siglo. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Yo mismo te engendré entre esplendores sagrados, antes de la aurora. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Yo mismo te engendré entre esplendores sagrados, antes de la aurora. Aleluya.
Ant. 2. Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos serán saciados.
Salmo 111- FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos serán saciados.
Ant. 3. Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 12, 22-24
Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a la asamblea de los innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino, al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.
RESPONSORIO BREVE
V. Nuestro Señor es grande y poderoso.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Su sabiduría no tiene medida.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La fama de Jesús se extendió rápidamente por todas partes en el país de Galilea, y todos glorificaban a Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. La fama de Jesús se extendió rápidamente por todas partes en el país de Galilea, y todos glorificaban a Dios.
PRECES
Alegrándonos en el Señor, de quien vienen todos los dones, digámosle:
Escucha, Señor, nuestra oración.
Padre y Señor de todos, que enviaste a tu Hijo al mundo para que tu nombre fuese glorificado desde donde sale el sol hasta el ocaso,
fortalece el testimonio de tu Iglesia entre los pueblos.
Haz que seamos dóciles a la predicación de los apóstoles,
y sumisos a la fe verdadera.
Tú que amas la justicia,
haz justicia a los oprimidos.
Libera a los cautivos, abre los ojos al ciego,
endereza a los que ya se doblan, guarda a los peregrinos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Haz que nuestros hermanos que duermen ya el sueño de la paz
lleguen, por tu Hijo, a la santa resurrección.
Unidos entre nosotros y con Jesucristo, y dispuesto a perdonarnos siempre unos a otros, dirijamos al Padre nuestra súplica confiada:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA BREVE Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACIÓN
OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
HOMILIAS: IV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO B. 29 DE ENERO 2011
HOMILIAS: IV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO B. 29 DE ENERO 2011
1.- ENSEÑAR CON AUTORIDAD
Por Gabriel González del Estal
1.- Este enseñar con autoridad es nuevo. Cuando los judíos que habían ido a la sinagoga oyeron hablar a Jesús “se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad”. ¿Qué querían decir los judíos cuando afirmaban que Jesús enseñaba con autoridad? El texto evangélico lo deja bastante claro, cuando añade a continuación: porque “hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen”. La palabra “autoridad” no significa, pues, autoritarismo, ni mucho menos despotismo, sino eficacia: cuando Jesús dice algo, eso se cumple. Las palabras de Jesús no son palabras vacías, o frases más o menos bonitas; las palabras de Jesús se traducen en hechos. Jesús hace lo que dice y lo que Jesús dice se hace: hasta los espíritus inmundos le obedecen, es decir, nadie es capaz de contrarrestar o anular la fuerza de las palabras de Jesús. En eso se distingue de los escribas y fariseos. Los escribas y fariseos, cuando hablaban en la sinagoga, solían hablar bien, muy bien, y con un gran conocimiento de la Ley, pero sus palabras se quedaban sólo en eso: en palabras. No había correspondencia entre lo que decían y lo que hacían; sus palabras eran palabras vacías, sin fuerza persuasoria, sin autoridad. Jesús hablaba de otra manera; su manera de hablar era algo nuevo. Podríamos preguntarnos nosotros, los discípulos de Jesús: cuando hablamos nosotros, ¿hablamos con autoridad?; ¿hacemos lo que decimos y se hace lo que nosotros decimos?
2.- Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo les mande. El pueblo de Israel había pedido al Señor que les mandara algún profeta que les hablara en su propio lenguaje. No querían que el Señor siguiera hablándoles a través de truenos o zarzas ardiendo. Y el Señor les dice por medio de Moisés: sí, tenéis razón, os mandaré un profeta de entre vosotros, como Moisés. Pero debéis escucharle y hacer lo que él os diga, porque el profeta hablará en mi nombre. Al profeta que no hable en mi nombre, yo le castigaré y si vosotros nos escucháis al profeta que hable en mi nombre, os pediré cuentas. Todos nosotros, en algún momento, podemos ser profetas y hablar a otros en nombre de Dios y todos nosotros, en algún momento, podemos oír hablar a algunas personas en nombre de Dios. En uno y otro caso, debemos saber distinguir lo que es voz de Dios y lo que es mera voz humana. Para nosotros, los cristianos, el criterio decisivo para saber distinguir esto es el evangelio de Jesús. Dios nos ha hablado por medio de su Hijo y nuestras palabras y las palabras de los demás serán tanto más verdaderas cuanto más se acerquen a la palabra de su Hijo, a la Palabra de Dios.
3.- Quiero que os ahorréis preocupaciones. San Pablo, en esta carta a los Corintios, habla sobre la conveniencia de casarse o permanecer soltero. El soltero, la soltera, dice el apóstol, está más libre para dedicarse “al trato con el Señor” Pero no quiere darles ninguna norma, se trata de un simple consejo, porque en la práctica unos tendrán vocación de solteros y otros tendrán vocación de casados. Y “más vale casarse, que quemarse”. Él, les dice, está soltero y cree que esto es lo mejor, porque así tiene más tiempo y está más libre para dedicarse a las cosas del Señor. Que cada uno mire cuál es su vocación y actúe en consecuencia.
4.- Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: “no endurezcáis vuestro corazón”. Estas palabras del salmo 94 son un buen consejo, y un buen deseo, para cada uno de nosotros, todos los días de nuestra vida. Estar siempre atentos a la voz del Señor y cumplir lo que el Señor nos dice. Que la palabra del Señor sea para nosotros palabra eficaz, que acatemos siempre con corazón dócil lo que el Señor nos manda. Que el hablar de Cristo, su evangelio, sea siempre para nosotros un hablar con autoridad, una palabra que se cumpla en nosotros.
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2.- UN DÍA EN LA VIDA DE JESÚS (PRIMERA PARTE)
Por Pedro Juan Díaz
1.- Cuando hacemos una lectura continuada de los evangelios descubrimos cosas interesantes, por ejemplo, qué hábitos de vida tenía Jesús, que cosas hacía más, a qué dedicaba la mayor parte de su tiempo, cuando se levantaba, cuáles eran sus preferencias. Algo así me ha pasado al leer el evangelio de Marcos y ver que los dos fragmentos que la Iglesia nos ofrece en este domingo y en el próximo, forman una unidad que podíamos titular: “un día en la vida de Jesús”. Y hoy sería la primera parte.
2.- ¿Qué nos imaginamos que haría Jesús en su vida cotidiana? Dejemos de imaginar y vayamos a las fuentes, en este caso, al evangelio. Hoy el evangelio nos sitúa en el lugar y el tiempo. El lugar es Cafarnaúm, un pueblo situado a orillas del mar de Galilea y muy frecuentado por Jesús. De hecho, posteriormente le llamarán “la ciudad de Jesús”. Y dentro de esta ciudad, el evangelio nos sitúa en la Sinagoga. ¿Por qué? Porque es sábado, el día más importante de la semana para los judíos, y la actividad de ese día comienza en la Sinagoga, orando, escuchando la Palabra de Dios, dando gracias… Algo similar a lo que nosotros hacemos los domingos en la Iglesia. Por tanto, sabemos que es un sábado y que Jesús está en la Sinagoga de Cafarnaúm con sus discípulos (la semana pasada escuchamos como los eligió y los hizo “pescadores de hombres”).
3.- ¿Qué hace Jesús? El evangelio dice que estaba enseñando y que la gente se quedaba asombrada de cómo hablaba. Decían que hablaba con autoridad, como nadie lo había hecho antes. Eso no quiere decir que hablara a gritos, sino que hablaba desde la vida, poniendo ejemplos muy concretos (las parábolas que nosotros conocemos). En definitiva, lo que le llamaba la atención a la gente es que les hablaba de Dios de una manera muy cercana, tan cercana que hasta la gente más sencilla lo podía entender. Dios estaba al alcance de la mano. Dios estaba en la vida cotidiana, entre las personas, preocupado y ocupado de nuestras cosas, de nuestras alegrías y de nuestros problemas, y no allá en el cielo, distante y lejano, solo accesible para los que tenían estudios y podían leer y profundizar la Palabra de Dios. Jesús estaba acercando la Buena Noticia del evangelio a la gente más sencilla, a los más pobres. Y la gente lo entendía y lo acogía con alegría.
4.- Jesús quiere acercar a Dios a las personas sencillas. Por eso usa un lenguaje sencillo, usa parábolas, para que la gente más humilde le pueda entender y puedan reconocer que en Él está Dios. Un Dios que viene a decirles que está de su parte, que ama a todas las personas, porque todos somos sus hijos, pero especialmente a los más pobres y desfavorecidos. Que no quiere más injusticias, ni más abusos hacia los pobres. Y que ha enviado a su hijo Jesús como el Mesías esperado, para que anuncie el Reino de Dios y la Buena Noticia. Jesús es esa Buena Noticia de parte de Dios.
5.- ¿Qué más cosas hacía Jesús? Después de enseñar, toca actuar. Dios es un estupendo pedagogo. No enseña con teorías celestiales, sino que enseña desde la acción, que es como mejor se aprende. Si Jesús ha dicho que Dios está cerca de los más desfavorecidos, allí hay una persona atrapada, esclavizada, impedida, atemorizada, marginada por su propia gente. En aquellos tiempos, las posesiones por espíritus inmundos tenían su origen en situaciones de opresión o marginación, y muchas de ellas, con los avances médicos de hoy, tendrían explicaciones muy normales, y no tan “demoníacas”. Pero la cuestión es que allí había una persona que estaba sufriendo y eso Dios no lo quiere.
Para aquel hombre, el encuentro con Jesús fue una Buena Noticia, porque salió de allí como una persona nueva, libre, con posibilidad de hacer de nuevo una vida normal y reincorporarse a su familia, a la vida social y laboral, y también a la vida religiosa. Seguramente, no pasaría ni un día en adelante en que no diera testimonio a sus paisanos de lo que Jesús había hecho con él. Por eso dice también el evangelio que la fama de Jesús se extendió por toda la comarca.
6.- ¿Qué nos quiere decir el Señor con todo esto? Que el mensaje de Jesús es una Buena Noticia y que hay que vivirla como tal. Que no tengamos miedo de acercarnos a su Palabra y dejarnos transformar por ella, como a aquel hombre le pasó. Y que hagamos de nuestra vida un gran testimonio, un gran mensaje para todas las personas, de lo mucho y lo bueno que hace Dios con cada uno de nosotros. La fe es para vivirla con alegría, con esperanza y con gozo. Y la Eucaristía es el momento donde compartimos todo eso, como hermanos, como hijos todos de un mismo Padre que nos quiere. Vivámoslo así.
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2.- MAESTRO Y DOCTOR, LUZ Y CAMINO
Por Antonio García-Moreno
1.- EL NUEVO PROFETA.- Los cananeos recurrían a los hechiceros para que les adivinaran el porvenir, para consultarles la conveniencia de hacer la guerra, para que predijeran el resultado de sus luchas. Unas prácticas mágicas, unos ritos misteriosos que fascinaban a los hombres primitivos de aquel tiempo. Los judíos, al ponerse en contacto con ellos, se sintieron también atraídos por aquellas prácticas, procurando buscar a escondidas al adivino que les dijera cuál había de ser el futuro.
Pero Dios no permite que su pueblo practique la adivinación, la magia, las artes de encantamiento, las consultas a los espíritus. Dios dará a su pueblo quien le guíe con acierto y seguridad. Un Profeta que no engañe a la gente con supercherías y halagüeñas predicciones Por eso un Profeta surgió en medio de los hombres, para iluminar la vida humana con sus palabras: Cristo, el Hijo de Dios.
Su palabra vibró en el aire, llenando de consuelo el corazón afligido del hombre, palabra llena de sabiduría, de esa ciencia que supera las pobres limitaciones del humano entender... Y sin embargo, Señor, tus palabras resbalan por nuestras almas como resbala el agua por la piedra. Perdona nuestra torpeza, perdona que recurramos a la sabiduría de los hombres, o al horóscopo de una revista cualquiera para decidir lo que hemos de hacer. Perdona que no te consultemos a ti llevando nuestros problemas a la oración, consultando a los que tú has dado misión para ser tus sacerdotes y profetas.
Tus sacerdotes, los hombres de Dios. Los que tienen la misión de hablar en tu nombre. ¡Qué difícil misión, Señor! Y qué difícil también escuchar a veces tu voluntad en sus palabras. Necesitan tu luz para ver claro cuáles son tus planes; necesitan valor para decir lo que han de decir, aunque les cueste. Y necesitamos fe, sacerdotes y laicos, para creer en las palabras de un hombre.
Pero lo difícil, Señor, es entender cuál es tu deseo cuando esos que son tus profetas y sacerdotes se contradicen. ¿Qué hacer entonces?... Tú contabas con todo esto. Y por eso quisiste que tu Iglesia, tu pueblo, fuera una sociedad jerárquica. Quisiste que hubiera una cabeza visible, un Vicario que hiciera tus veces, y que en último término dijera la palabra definitiva. El Romano Pontífice es el profeta. Y los que siguen sus palabras te siguen a ti. Y los que no, están al margen de Ti.
Tú mismo, Señor, nos pedirás cuentas un día. Nos exigirás que te digamos cómo hemos ejecutado tus palabras, cómo respondemos a las exigencias -a veces heroicas- de nuestra fe. Y no servirán las excusas, no valdrá el refugiarse en que nos dijeron esto o lo otro, no podremos eludir nuestra personal responsabilidad, y echar la culpa propia sobre los demás... Haz, Señor, que lo comprenda a tiempo. Concédeme la luz necesaria para saber cuál es tu voluntad en cuanto hago. Y dame también fortaleza suficiente para hacerlo.
2.- SÓLO UN MAESTRO.- Sin duda que una de las facetas más importantes de la vida de Jesús fue la de Maestro. Siempre que los evangelistas, en especial San Mateo, resumen en pocas palabras la actividad de Cristo, destacan que enseñaba y predicaba a la multitud. Es cierto que también hacía milagros y que expulsaba a los demonios. Pero en realidad todo aquello no era otra cosa que el aval de su palabra, un confirmar con obras extraordinarias el poder santificador que latía en su enseñanza. En alguna ocasión dirá Jesús mismo que ya que no creen en lo que Él dice, que crean, al menos, en lo que hace. Así dirá en algún momento que las obras dan testimonio en su favor.
Nadie enseñó en Israel, ni en el mundo entero, como él enseñó. Bien pudo decir a sus discípulos que a nadie llamaran maestro, "porque uno sólo es vuestro Maestro", ni tampoco doctores "porque uno sólo es vuestro Doctor, el Mesías". Sí, Jesús es el único que realmente tiene palabras de vida eterna. Ante esto, nosotros, como Pedro un día, hemos de reconocer que no tenemos a otro a quien ir más que a él, Maestro y Doctor, Luz y Camino para todos los hombres, incluso para los de nuestro tiempo. En efecto, él quiso seguir hablando y enseñando a lo largo de toda la Historia. Por eso transmitió sus poderes, su doctrina y su mensaje a los que él escogió como Apóstoles. Y los envió lo mismo que el Padre lo había enviado a él, confiriéndole el poder de perdonar los pecados y de hacer discípulos de entre todas las gentes, asegurándoles que quien a ellos escuchaban y recibían, a él mismo era a quien aceptaban.
La Iglesia es, por tanto, quien a través del Papa y de los obispos en comunión con él, transmite a los hombres el Evangelio de la salvación, las palabras de Jesús que comportan, en quien las cumple, la vida eterna. Es ésta una verdad que no podemos olvidar nunca, una cuestión fundamental de nuestra fe que es preciso aceptar con todas sus consecuencias, si queremos vivir cerca de Dios.
Hay que convencerse de que es imposible vivir unidos al Cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia, si no permanecemos en comunión de doctrina y de obras con quienes hacen cabeza. Con razón llamaba Santa Catalina al Papa "el dulce Cristo de la tierra". Y así es efectivamente. Por lo cual hemos de estar atentos a sus palabras, y desconfiar de quienes predican en disconformidad, aunque sea mínima, con lo que él nos enseña.
El justo vive de la fe, dice San Pablo. De ahí que si uno no se mueve por motivos de fe, corre el peligro de caminar en pos de falsos pastores, lobos con piel de oveja, mercenarios que buscan su bien personal y no el del rebaño. Dios quiera que no nos dejemos engañar y sepamos discernir la voz del buen pastor.
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3.- "VENCER EL MAL"
Por José María Martín, OSA
1.- El profeta verdadero. Dios nos habla siempre de manera humana: "En diversas ocasiones y de muchas maneras Dios antiguamente había hablado a los padres por boca de los profetas; pero ahora, en estos días que son los últimos, nos ha hablado a nosotros en la persona del Hijo", leíamos por Navidad. En el libro del Deuteronomio Moisés anuncia al pueblo que el Señor suscitará un profeta, haciendo caso a la petición del pueblo en la asamblea del Horeb. En él escucharán la voz de Dios. El profeta transmitirá la Palabra de Dios, es un intermediario entre Dios y los hombres. El profeta no hablará por sí mismo, el propio Yahvé pondrá las palabras en sus labios. Hay en el texto una doble advertencia: en primer lugar contra aquellos que no quieren escuchar a los auténticos profetas, en segundo lugar contra los falsos profetas que se anuncian a sí mismos, o que "dicen palabras que yo no les he mandado". Clara alusión ésta a aquellos que se autoproclaman profetas y engañan al pueblo, señalando que la salvación está en la alianza con Egipto o Babilonia, El profeta verdadero anuncia y denuncia, con el riesgo de no ser escuchado. Incluso estará expuesto a la persecución, cuando avisa que la auténtica salvación viene de la conversión del corazón
2.-. "Ojalá escuchéis hoy su voz". Hoy día vivimos inundados de palabras. Cada mañana nos despertamos con las palabras que oímos en la radio o en la televisión, palabras que leemos en los periódicos. Palabras, palabras, palabras… Sufrimos una auténtica "inflación verbal". "Ojalá escuchéis hoy su voz", nos dice el salmo 94. Enseguida, después de estas palabras, el salmo continua: "No endurezcáis el corazón". También Jesús ha hablado muchas veces de la dureza del corazón. Se puede poner resistencia a Dios, uno puede cerrarse a Él y negarse a escuchar su voz. A veces no se trata ni siquiera de mala voluntad. Es que cuesta reconocer "esa voz" en medio de muchas otras voces que resuenan dentro. Muchas veces el corazón está contaminado de demasiados ruidos ensordecedores: son inclinaciones desordenadas que conducen al pecado, la mentalidad de este mundo que se opone al proyecto de Dios, las modas, los "slogan" publicitarios. Sabemos lo fácil que resulta confundir las propias opiniones, los propios deseos con la voz del Espíritu en nosotros y lo fácil que es, por consiguiente, caer en caprichos y en lo subjetivo. Tengo que hacer callar todo en mí para descubrir la voz de Dios. Y tengo que extraer esa voz como se rescata un diamante del barro: limpiarla, sacarla a relucir y dejarse guiar por ella. Entonces también podré ser guía para otros.
3.- La autoridad de Jesús. Habla con autoridad, porque confirma con sus hechos lo que pronuncian sus labios. Los escribas, más juristas que teólogos, interpretaban los mandamientos y exponían las verdades de la Escritura, pero no arriesgaban sentencia u opinión personal si no estaba avalada por los textos sagrados y las enseñanzas de los maestros más acreditados. En cambio, Jesús habla como quien tiene autoridad, porque es consciente de que en él y en su mensaje la Ley y los Profetas adquieren plenitud de sentido. Por eso su palabra es poderosa para ordenar a los demonios y someterlos a su voluntad, para perdonar los pecados que sólo Dios puede perdonar, para curar enfermos y resucitar a los muertos. Por eso habla con autoridad y dispone de la Ley: "Habéis oído que se dijo... pero yo os digo"
4.- Luchar contra el mal. Jesús tiene que hacer frente a un espíritu inmundo, que grita "¿qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?" Son las fuerzas del mal, las fuerzas oscuras que hay dentro de nosotros las que se oponen al mensaje liberador de Jesús. El mal existe, el espíritu del mal sigue actuando. El evangelista Marcos nos presenta la victoria de Jesús. Pero hace falta que nosotros estemos dispuestos a colaborar con Él en esta lucha. Es un combate que se desarrolla primero en nuestro propio interior cuando las fuerzas oscuras nos acosan, nos envuelven, nos ciegan y hasta nos derriban. Pero hemos de levantarnos, Dios está a nuestro favor, lucha con nosotros. El mal será vencido en nuestro interior, el egoísmo será desterrado de nuestra conducta si escuchamos la voz del Señor y no endurecemos nuestro corazón. Pero también tenemos que luchar contra las tuerzas del mal solidarizándonos con todos aquellos que se esfuerzan por crear unas condiciones de vida más justas y fraternas. No basta con hacer el bien individualmente, hay que unirse a todas aquellas iniciativas que hacen posible la construcción del reino de Dios. Pablo, en la segunda lectura, habla desde una perspectiva escatológica, creyendo que el fin del mundo era inminente y que, por tanto, no merecía la pena ocuparse de cosas temporales. Sin embargo, sabemos que este mundo continúa y a nosotros corresponde mejorarlo con nuestro trabajo. El propio Pablo así lo entendió después. Coherencia de vida es lo que debemos ofrecer los cristianos si queremos hablar con autoridad y ser auténticos testigos de la Buena Noticia, pues “vale más un buen ejemplo que mil palabras". Muchos vemos en Jesús el profeta prometido por Moisés, y algo más que profeta...Nosotros también hemos sido consagrados como profetas en el sacramento del Bautismo.
1.- ENSEÑAR CON AUTORIDAD
Por Gabriel González del Estal
1.- Este enseñar con autoridad es nuevo. Cuando los judíos que habían ido a la sinagoga oyeron hablar a Jesús “se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad”. ¿Qué querían decir los judíos cuando afirmaban que Jesús enseñaba con autoridad? El texto evangélico lo deja bastante claro, cuando añade a continuación: porque “hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen”. La palabra “autoridad” no significa, pues, autoritarismo, ni mucho menos despotismo, sino eficacia: cuando Jesús dice algo, eso se cumple. Las palabras de Jesús no son palabras vacías, o frases más o menos bonitas; las palabras de Jesús se traducen en hechos. Jesús hace lo que dice y lo que Jesús dice se hace: hasta los espíritus inmundos le obedecen, es decir, nadie es capaz de contrarrestar o anular la fuerza de las palabras de Jesús. En eso se distingue de los escribas y fariseos. Los escribas y fariseos, cuando hablaban en la sinagoga, solían hablar bien, muy bien, y con un gran conocimiento de la Ley, pero sus palabras se quedaban sólo en eso: en palabras. No había correspondencia entre lo que decían y lo que hacían; sus palabras eran palabras vacías, sin fuerza persuasoria, sin autoridad. Jesús hablaba de otra manera; su manera de hablar era algo nuevo. Podríamos preguntarnos nosotros, los discípulos de Jesús: cuando hablamos nosotros, ¿hablamos con autoridad?; ¿hacemos lo que decimos y se hace lo que nosotros decimos?
2.- Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo les mande. El pueblo de Israel había pedido al Señor que les mandara algún profeta que les hablara en su propio lenguaje. No querían que el Señor siguiera hablándoles a través de truenos o zarzas ardiendo. Y el Señor les dice por medio de Moisés: sí, tenéis razón, os mandaré un profeta de entre vosotros, como Moisés. Pero debéis escucharle y hacer lo que él os diga, porque el profeta hablará en mi nombre. Al profeta que no hable en mi nombre, yo le castigaré y si vosotros nos escucháis al profeta que hable en mi nombre, os pediré cuentas. Todos nosotros, en algún momento, podemos ser profetas y hablar a otros en nombre de Dios y todos nosotros, en algún momento, podemos oír hablar a algunas personas en nombre de Dios. En uno y otro caso, debemos saber distinguir lo que es voz de Dios y lo que es mera voz humana. Para nosotros, los cristianos, el criterio decisivo para saber distinguir esto es el evangelio de Jesús. Dios nos ha hablado por medio de su Hijo y nuestras palabras y las palabras de los demás serán tanto más verdaderas cuanto más se acerquen a la palabra de su Hijo, a la Palabra de Dios.
3.- Quiero que os ahorréis preocupaciones. San Pablo, en esta carta a los Corintios, habla sobre la conveniencia de casarse o permanecer soltero. El soltero, la soltera, dice el apóstol, está más libre para dedicarse “al trato con el Señor” Pero no quiere darles ninguna norma, se trata de un simple consejo, porque en la práctica unos tendrán vocación de solteros y otros tendrán vocación de casados. Y “más vale casarse, que quemarse”. Él, les dice, está soltero y cree que esto es lo mejor, porque así tiene más tiempo y está más libre para dedicarse a las cosas del Señor. Que cada uno mire cuál es su vocación y actúe en consecuencia.
4.- Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: “no endurezcáis vuestro corazón”. Estas palabras del salmo 94 son un buen consejo, y un buen deseo, para cada uno de nosotros, todos los días de nuestra vida. Estar siempre atentos a la voz del Señor y cumplir lo que el Señor nos dice. Que la palabra del Señor sea para nosotros palabra eficaz, que acatemos siempre con corazón dócil lo que el Señor nos manda. Que el hablar de Cristo, su evangelio, sea siempre para nosotros un hablar con autoridad, una palabra que se cumpla en nosotros.
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2.- UN DÍA EN LA VIDA DE JESÚS (PRIMERA PARTE)
Por Pedro Juan Díaz
1.- Cuando hacemos una lectura continuada de los evangelios descubrimos cosas interesantes, por ejemplo, qué hábitos de vida tenía Jesús, que cosas hacía más, a qué dedicaba la mayor parte de su tiempo, cuando se levantaba, cuáles eran sus preferencias. Algo así me ha pasado al leer el evangelio de Marcos y ver que los dos fragmentos que la Iglesia nos ofrece en este domingo y en el próximo, forman una unidad que podíamos titular: “un día en la vida de Jesús”. Y hoy sería la primera parte.
2.- ¿Qué nos imaginamos que haría Jesús en su vida cotidiana? Dejemos de imaginar y vayamos a las fuentes, en este caso, al evangelio. Hoy el evangelio nos sitúa en el lugar y el tiempo. El lugar es Cafarnaúm, un pueblo situado a orillas del mar de Galilea y muy frecuentado por Jesús. De hecho, posteriormente le llamarán “la ciudad de Jesús”. Y dentro de esta ciudad, el evangelio nos sitúa en la Sinagoga. ¿Por qué? Porque es sábado, el día más importante de la semana para los judíos, y la actividad de ese día comienza en la Sinagoga, orando, escuchando la Palabra de Dios, dando gracias… Algo similar a lo que nosotros hacemos los domingos en la Iglesia. Por tanto, sabemos que es un sábado y que Jesús está en la Sinagoga de Cafarnaúm con sus discípulos (la semana pasada escuchamos como los eligió y los hizo “pescadores de hombres”).
3.- ¿Qué hace Jesús? El evangelio dice que estaba enseñando y que la gente se quedaba asombrada de cómo hablaba. Decían que hablaba con autoridad, como nadie lo había hecho antes. Eso no quiere decir que hablara a gritos, sino que hablaba desde la vida, poniendo ejemplos muy concretos (las parábolas que nosotros conocemos). En definitiva, lo que le llamaba la atención a la gente es que les hablaba de Dios de una manera muy cercana, tan cercana que hasta la gente más sencilla lo podía entender. Dios estaba al alcance de la mano. Dios estaba en la vida cotidiana, entre las personas, preocupado y ocupado de nuestras cosas, de nuestras alegrías y de nuestros problemas, y no allá en el cielo, distante y lejano, solo accesible para los que tenían estudios y podían leer y profundizar la Palabra de Dios. Jesús estaba acercando la Buena Noticia del evangelio a la gente más sencilla, a los más pobres. Y la gente lo entendía y lo acogía con alegría.
4.- Jesús quiere acercar a Dios a las personas sencillas. Por eso usa un lenguaje sencillo, usa parábolas, para que la gente más humilde le pueda entender y puedan reconocer que en Él está Dios. Un Dios que viene a decirles que está de su parte, que ama a todas las personas, porque todos somos sus hijos, pero especialmente a los más pobres y desfavorecidos. Que no quiere más injusticias, ni más abusos hacia los pobres. Y que ha enviado a su hijo Jesús como el Mesías esperado, para que anuncie el Reino de Dios y la Buena Noticia. Jesús es esa Buena Noticia de parte de Dios.
5.- ¿Qué más cosas hacía Jesús? Después de enseñar, toca actuar. Dios es un estupendo pedagogo. No enseña con teorías celestiales, sino que enseña desde la acción, que es como mejor se aprende. Si Jesús ha dicho que Dios está cerca de los más desfavorecidos, allí hay una persona atrapada, esclavizada, impedida, atemorizada, marginada por su propia gente. En aquellos tiempos, las posesiones por espíritus inmundos tenían su origen en situaciones de opresión o marginación, y muchas de ellas, con los avances médicos de hoy, tendrían explicaciones muy normales, y no tan “demoníacas”. Pero la cuestión es que allí había una persona que estaba sufriendo y eso Dios no lo quiere.
Para aquel hombre, el encuentro con Jesús fue una Buena Noticia, porque salió de allí como una persona nueva, libre, con posibilidad de hacer de nuevo una vida normal y reincorporarse a su familia, a la vida social y laboral, y también a la vida religiosa. Seguramente, no pasaría ni un día en adelante en que no diera testimonio a sus paisanos de lo que Jesús había hecho con él. Por eso dice también el evangelio que la fama de Jesús se extendió por toda la comarca.
6.- ¿Qué nos quiere decir el Señor con todo esto? Que el mensaje de Jesús es una Buena Noticia y que hay que vivirla como tal. Que no tengamos miedo de acercarnos a su Palabra y dejarnos transformar por ella, como a aquel hombre le pasó. Y que hagamos de nuestra vida un gran testimonio, un gran mensaje para todas las personas, de lo mucho y lo bueno que hace Dios con cada uno de nosotros. La fe es para vivirla con alegría, con esperanza y con gozo. Y la Eucaristía es el momento donde compartimos todo eso, como hermanos, como hijos todos de un mismo Padre que nos quiere. Vivámoslo así.
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2.- MAESTRO Y DOCTOR, LUZ Y CAMINO
Por Antonio García-Moreno
1.- EL NUEVO PROFETA.- Los cananeos recurrían a los hechiceros para que les adivinaran el porvenir, para consultarles la conveniencia de hacer la guerra, para que predijeran el resultado de sus luchas. Unas prácticas mágicas, unos ritos misteriosos que fascinaban a los hombres primitivos de aquel tiempo. Los judíos, al ponerse en contacto con ellos, se sintieron también atraídos por aquellas prácticas, procurando buscar a escondidas al adivino que les dijera cuál había de ser el futuro.
Pero Dios no permite que su pueblo practique la adivinación, la magia, las artes de encantamiento, las consultas a los espíritus. Dios dará a su pueblo quien le guíe con acierto y seguridad. Un Profeta que no engañe a la gente con supercherías y halagüeñas predicciones Por eso un Profeta surgió en medio de los hombres, para iluminar la vida humana con sus palabras: Cristo, el Hijo de Dios.
Su palabra vibró en el aire, llenando de consuelo el corazón afligido del hombre, palabra llena de sabiduría, de esa ciencia que supera las pobres limitaciones del humano entender... Y sin embargo, Señor, tus palabras resbalan por nuestras almas como resbala el agua por la piedra. Perdona nuestra torpeza, perdona que recurramos a la sabiduría de los hombres, o al horóscopo de una revista cualquiera para decidir lo que hemos de hacer. Perdona que no te consultemos a ti llevando nuestros problemas a la oración, consultando a los que tú has dado misión para ser tus sacerdotes y profetas.
Tus sacerdotes, los hombres de Dios. Los que tienen la misión de hablar en tu nombre. ¡Qué difícil misión, Señor! Y qué difícil también escuchar a veces tu voluntad en sus palabras. Necesitan tu luz para ver claro cuáles son tus planes; necesitan valor para decir lo que han de decir, aunque les cueste. Y necesitamos fe, sacerdotes y laicos, para creer en las palabras de un hombre.
Pero lo difícil, Señor, es entender cuál es tu deseo cuando esos que son tus profetas y sacerdotes se contradicen. ¿Qué hacer entonces?... Tú contabas con todo esto. Y por eso quisiste que tu Iglesia, tu pueblo, fuera una sociedad jerárquica. Quisiste que hubiera una cabeza visible, un Vicario que hiciera tus veces, y que en último término dijera la palabra definitiva. El Romano Pontífice es el profeta. Y los que siguen sus palabras te siguen a ti. Y los que no, están al margen de Ti.
Tú mismo, Señor, nos pedirás cuentas un día. Nos exigirás que te digamos cómo hemos ejecutado tus palabras, cómo respondemos a las exigencias -a veces heroicas- de nuestra fe. Y no servirán las excusas, no valdrá el refugiarse en que nos dijeron esto o lo otro, no podremos eludir nuestra personal responsabilidad, y echar la culpa propia sobre los demás... Haz, Señor, que lo comprenda a tiempo. Concédeme la luz necesaria para saber cuál es tu voluntad en cuanto hago. Y dame también fortaleza suficiente para hacerlo.
2.- SÓLO UN MAESTRO.- Sin duda que una de las facetas más importantes de la vida de Jesús fue la de Maestro. Siempre que los evangelistas, en especial San Mateo, resumen en pocas palabras la actividad de Cristo, destacan que enseñaba y predicaba a la multitud. Es cierto que también hacía milagros y que expulsaba a los demonios. Pero en realidad todo aquello no era otra cosa que el aval de su palabra, un confirmar con obras extraordinarias el poder santificador que latía en su enseñanza. En alguna ocasión dirá Jesús mismo que ya que no creen en lo que Él dice, que crean, al menos, en lo que hace. Así dirá en algún momento que las obras dan testimonio en su favor.
Nadie enseñó en Israel, ni en el mundo entero, como él enseñó. Bien pudo decir a sus discípulos que a nadie llamaran maestro, "porque uno sólo es vuestro Maestro", ni tampoco doctores "porque uno sólo es vuestro Doctor, el Mesías". Sí, Jesús es el único que realmente tiene palabras de vida eterna. Ante esto, nosotros, como Pedro un día, hemos de reconocer que no tenemos a otro a quien ir más que a él, Maestro y Doctor, Luz y Camino para todos los hombres, incluso para los de nuestro tiempo. En efecto, él quiso seguir hablando y enseñando a lo largo de toda la Historia. Por eso transmitió sus poderes, su doctrina y su mensaje a los que él escogió como Apóstoles. Y los envió lo mismo que el Padre lo había enviado a él, confiriéndole el poder de perdonar los pecados y de hacer discípulos de entre todas las gentes, asegurándoles que quien a ellos escuchaban y recibían, a él mismo era a quien aceptaban.
La Iglesia es, por tanto, quien a través del Papa y de los obispos en comunión con él, transmite a los hombres el Evangelio de la salvación, las palabras de Jesús que comportan, en quien las cumple, la vida eterna. Es ésta una verdad que no podemos olvidar nunca, una cuestión fundamental de nuestra fe que es preciso aceptar con todas sus consecuencias, si queremos vivir cerca de Dios.
Hay que convencerse de que es imposible vivir unidos al Cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia, si no permanecemos en comunión de doctrina y de obras con quienes hacen cabeza. Con razón llamaba Santa Catalina al Papa "el dulce Cristo de la tierra". Y así es efectivamente. Por lo cual hemos de estar atentos a sus palabras, y desconfiar de quienes predican en disconformidad, aunque sea mínima, con lo que él nos enseña.
El justo vive de la fe, dice San Pablo. De ahí que si uno no se mueve por motivos de fe, corre el peligro de caminar en pos de falsos pastores, lobos con piel de oveja, mercenarios que buscan su bien personal y no el del rebaño. Dios quiera que no nos dejemos engañar y sepamos discernir la voz del buen pastor.
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3.- "VENCER EL MAL"
Por José María Martín, OSA
1.- El profeta verdadero. Dios nos habla siempre de manera humana: "En diversas ocasiones y de muchas maneras Dios antiguamente había hablado a los padres por boca de los profetas; pero ahora, en estos días que son los últimos, nos ha hablado a nosotros en la persona del Hijo", leíamos por Navidad. En el libro del Deuteronomio Moisés anuncia al pueblo que el Señor suscitará un profeta, haciendo caso a la petición del pueblo en la asamblea del Horeb. En él escucharán la voz de Dios. El profeta transmitirá la Palabra de Dios, es un intermediario entre Dios y los hombres. El profeta no hablará por sí mismo, el propio Yahvé pondrá las palabras en sus labios. Hay en el texto una doble advertencia: en primer lugar contra aquellos que no quieren escuchar a los auténticos profetas, en segundo lugar contra los falsos profetas que se anuncian a sí mismos, o que "dicen palabras que yo no les he mandado". Clara alusión ésta a aquellos que se autoproclaman profetas y engañan al pueblo, señalando que la salvación está en la alianza con Egipto o Babilonia, El profeta verdadero anuncia y denuncia, con el riesgo de no ser escuchado. Incluso estará expuesto a la persecución, cuando avisa que la auténtica salvación viene de la conversión del corazón
2.-. "Ojalá escuchéis hoy su voz". Hoy día vivimos inundados de palabras. Cada mañana nos despertamos con las palabras que oímos en la radio o en la televisión, palabras que leemos en los periódicos. Palabras, palabras, palabras… Sufrimos una auténtica "inflación verbal". "Ojalá escuchéis hoy su voz", nos dice el salmo 94. Enseguida, después de estas palabras, el salmo continua: "No endurezcáis el corazón". También Jesús ha hablado muchas veces de la dureza del corazón. Se puede poner resistencia a Dios, uno puede cerrarse a Él y negarse a escuchar su voz. A veces no se trata ni siquiera de mala voluntad. Es que cuesta reconocer "esa voz" en medio de muchas otras voces que resuenan dentro. Muchas veces el corazón está contaminado de demasiados ruidos ensordecedores: son inclinaciones desordenadas que conducen al pecado, la mentalidad de este mundo que se opone al proyecto de Dios, las modas, los "slogan" publicitarios. Sabemos lo fácil que resulta confundir las propias opiniones, los propios deseos con la voz del Espíritu en nosotros y lo fácil que es, por consiguiente, caer en caprichos y en lo subjetivo. Tengo que hacer callar todo en mí para descubrir la voz de Dios. Y tengo que extraer esa voz como se rescata un diamante del barro: limpiarla, sacarla a relucir y dejarse guiar por ella. Entonces también podré ser guía para otros.
3.- La autoridad de Jesús. Habla con autoridad, porque confirma con sus hechos lo que pronuncian sus labios. Los escribas, más juristas que teólogos, interpretaban los mandamientos y exponían las verdades de la Escritura, pero no arriesgaban sentencia u opinión personal si no estaba avalada por los textos sagrados y las enseñanzas de los maestros más acreditados. En cambio, Jesús habla como quien tiene autoridad, porque es consciente de que en él y en su mensaje la Ley y los Profetas adquieren plenitud de sentido. Por eso su palabra es poderosa para ordenar a los demonios y someterlos a su voluntad, para perdonar los pecados que sólo Dios puede perdonar, para curar enfermos y resucitar a los muertos. Por eso habla con autoridad y dispone de la Ley: "Habéis oído que se dijo... pero yo os digo"
4.- Luchar contra el mal. Jesús tiene que hacer frente a un espíritu inmundo, que grita "¿qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?" Son las fuerzas del mal, las fuerzas oscuras que hay dentro de nosotros las que se oponen al mensaje liberador de Jesús. El mal existe, el espíritu del mal sigue actuando. El evangelista Marcos nos presenta la victoria de Jesús. Pero hace falta que nosotros estemos dispuestos a colaborar con Él en esta lucha. Es un combate que se desarrolla primero en nuestro propio interior cuando las fuerzas oscuras nos acosan, nos envuelven, nos ciegan y hasta nos derriban. Pero hemos de levantarnos, Dios está a nuestro favor, lucha con nosotros. El mal será vencido en nuestro interior, el egoísmo será desterrado de nuestra conducta si escuchamos la voz del Señor y no endurecemos nuestro corazón. Pero también tenemos que luchar contra las tuerzas del mal solidarizándonos con todos aquellos que se esfuerzan por crear unas condiciones de vida más justas y fraternas. No basta con hacer el bien individualmente, hay que unirse a todas aquellas iniciativas que hacen posible la construcción del reino de Dios. Pablo, en la segunda lectura, habla desde una perspectiva escatológica, creyendo que el fin del mundo era inminente y que, por tanto, no merecía la pena ocuparse de cosas temporales. Sin embargo, sabemos que este mundo continúa y a nosotros corresponde mejorarlo con nuestro trabajo. El propio Pablo así lo entendió después. Coherencia de vida es lo que debemos ofrecer los cristianos si queremos hablar con autoridad y ser auténticos testigos de la Buena Noticia, pues “vale más un buen ejemplo que mil palabras". Muchos vemos en Jesús el profeta prometido por Moisés, y algo más que profeta...Nosotros también hemos sido consagrados como profetas en el sacramento del Bautismo.
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