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viernes, 18 de mayo de 2012

20 † CALENDARIO LITURGICO-PASTORAL: VII DOMINGO DE PASCUA. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR, Solemnidad Misa: de la Solemnidad (blanco). Misal: ants. y oracs. rops., G1, Cr., Pf. prop., embolismos props. en las PP. EE. No se puede decir la PE IV. Lecc.: vol. lects. props. de la Solemnidad (año B): • Hch 1, 1-11. Lo vieron levantarse. • Sal 46. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. • Ef 1, 17-23. Lo sentó a su derecha, en el cielo. o bien: Ef 4, 1-13. A la medida de Cristo en su plenitud. • Mt 16, 15-20. Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. La ausencia de Jesús y la misión de la Iglesia. La Ascensión del Señor es la última aparición del Resucitado a sus discípulos. Es la fiesta de una ausencia en beneficio de una presencia en el Espíritu. Dos páginas bíblicas y dos estilos narrativos cuentan la Ascensión de Jesús al cielo y la misión que confía a sus discípulos (1ª lect. y Ev.). La ausencia de Jesús hace que Pablo exhorte a vivir según la vocación recibida en el Espíritu (2ª lect.). La misión de Jesus está ahora en manos del Espíritu Santo y de la Iglesia. – JORNADA MUNDIAL Y COLECTA DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES (pontificia): Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la orac. univ., colecta. – El Cirio Pascual sigue junto al altar o junto al ambón hasta el Domingo de Pentecostés, inclusive. – Hoy no se permiten otras celebraciones, tampoco la Misa exequial. Fuente: www.almudi.org

20 † CALENDARIO LITURGICO-PASTORAL: VII DOMINGO DE PASCUA. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR, Solemnidad Misa: de la Solemnidad (blanco). Misal: ants. y oracs. rops., G1, Cr., Pf. prop., embolismos props. en las PP. EE. No se puede decir la PE IV. Lecc.: vol. lects. props. de la Solemnidad (año B): • Hch 1, 1-11. Lo vieron levantarse. • Sal 46. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. • Ef 1, 17-23. Lo sentó a su derecha, en el cielo. o bien: Ef 4, 1-13. A la medida de Cristo en su plenitud. • Mt 16, 15-20. Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. La ausencia de Jesús y la misión de la Iglesia. La Ascensión del Señor es la última aparición del Resucitado a sus discípulos. Es la fiesta de una ausencia en beneficio de una presencia en el Espíritu. Dos páginas bíblicas y dos estilos narrativos cuentan la Ascensión de Jesús al cielo y la misión que confía a sus discípulos (1ª lect. y Ev.). La ausencia de Jesús hace que Pablo exhorte a vivir según la vocación recibida en el Espíritu (2ª lect.). La misión de Jesus está ahora en manos del Espíritu Santo y de la Iglesia. – JORNADA MUNDIAL Y COLECTA DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES (pontificia): Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la orac. univ., colecta. – El Cirio Pascual sigue junto al altar o junto al ambón hasta el Domingo de Pentecostés, inclusive. – Hoy no se permiten otras celebraciones, tampoco la Misa exequial. Fuente: www.almudi.org

Santoral del 20 de Mayo: San Bernardino de Siena, 
Predicador (Año 1444)

Santoral del 20 de Mayo: San Bernardino de Siena, 
Predicador (Año 1444) San Bernardino de Siena: 
Suplícale al buen Dios y pídele a la Virgen Santísima, 
que nos envíe muchos y muy buenos predicadores, como tú. 
Ay de mí si no propago el evangelio. (San Pablo). San Bernardino fue el más famoso predicador del 1400 y sus sermones sirvieron de modelos de predicación para muchos oradores en los siglos siguientes. Nació cerca de Siena en Italia en el año 1380. Su padre era gobernador. El niño quedó huérfano de padre y madre a los siete años. Dos tías se encargaron de su educación y lograron formarlo lo mejor posible en ciencias religiosas y darle una educación muy completa. Sus estudios de bachillerato los hizo con tal dedicación que obtuvo las mejores notas. Era muy simpático en el trato y las gentes gozaban en su compañía. Pero cuando oía a alguien que empleaba un vocabulario grosero y atrevido le corregía con toda valentía, para que abandonara esa mala costumbre. Era muy bien parecido y un día un compañero lo incitó a cometer una acción impura. Bernardino le respondió dándole una sonora bofetada. Otro día un estudiante invitó a los compañeros del curso a cometer impurezas y Bernardino los animó a todos contra el impuro y le lanzaron barro y basura por la cara hasta hacerlo salir huyendo. Pero en el resto de su vida Bernardino fue siempre un modelo de amabilidad y bondad. De joven se afilió a una asociación piadosa llamada "Devotos de Nuestra Señora" que se dedicaba a hacer obras de caridad con los más necesitados. Y sucedió que en el año 1400 estalló en Siena la epidemia de tifo negro. Cada día morían centenares de personas y ya nadie se atrevía a atender los enfermos ni a sepultar a los muertos, por temor a contagiarse. Entonces Bernardino y sus compañeros de la asociación se dedicaron a atender a los apestados. Trabajaban de día y de noche. Bernardino preparaba muy bien a los que ya se iban a morir, para que murieran en paz con Dios y bien arrepentidos de sus pecados. Y como por milagro, este grupo de jóvenes se libró del contagio de la peste del tifo. Pero cuando pasó la enfermedad, Bernardino estaba tan débil y sin alientos, que estuvo por varios meses postrado en cama, con alta fiebre. Esto le disminuyó mucho las fuerzas de su cuerpo, pero le sirvió enormemente para aumentar la santidad de su alma. Cuando ya recobró otra vez su salud, de vez en cuando se alejaba de casa y a quienes le preguntaba a dónde se dirigía les respondía: "Voy a visitar a una personita de la cual estoy enamorado". La gente creía que era que se iba a casar, pero un día sus tías le siguieron los pasos y se dieron cuenta de que se iba a una ermita donde había una estatua de la Virgen Santísima y allí le rezaba con gran fervor. En el año 1402 entró de religioso franciscano. Lo recibieron en un convento cercano a su familia, pero como allí iban muchos amigos a visitarlo pidió que lo enviaran a otro más alejado y donde la disciplina era muy rígida, y así en el silencio, la oración y la mortificación se fue santificando. Nuestro santo nació el día de la fiesta del nacimiento de la Santísima Virgen, el 8 de septiembre. Y en esa misma fecha recibió el bautismo. Y también un 8 de septiembre recibió el hábito de franciscano y en ese gran día de la Natividad de Nuestra Señora recibió la ordenación sacerdotal (en 1404). Fue pues siempre para él muy grata y muy significativa esta santa fecha. Los primeros 12 años de sacerdocio los pasó Bernardino casi sin ser conocido de nadie. Vivía retirado, dedicado al estudio y la oración. Dios lo estaba preparando para su futura misión. Ni la voz ni las cualidades oratorias le ayudaban a Bernardino para tener éxito en la predicación. Entonces se dedicó a pedir a Nuestro Señor y a la Sma. Virgen que lo capacitaran para dedicarse a evangelizar con éxito y de pronto Dios le envió a predicar. Y esto sucedió de un modo bien singular. Durante tres días seguidos, estando rezando todos los religiosos por la mañana, de pronto un joven novicio, sin poder contenerse, interrumpió la oración y le dijo: "Hermano Bernardino: no ocultes más las cualidades que Dios te ha dado. Vete a Milán a predicar". Iguales palabras le fueron dichas cada uno de los tres días. Todos consideraron que esto era una manifestación de la voluntad de Dios y le aconsejaron que se fuera a la gran ciudad a predicar la Cuaresma. Y los éxitos fueron impresionantes. Las multitudes empezaron a asistir en inmensas cantidades a sus sermones. Al principio le costaba mucho hacerse oír a lo lejos pero le pidió con toda fe a la Virgen Santísima y Ella le concedió una voz potente y muy sonora (en vez de la voz débil y desagradable que antes tenía). Y desde 1418 hasta su muerte, por 26 años Bernardino recorre pueblos, ciudades y campos predicando de una manera que antes la gente no había escuchado. Se levantaba a las 4 de la mañana y durante horas y horas preparaba sus sermones. Y el efecto de cada predicación era un entusiasmarse todos por Jesucristo y una gran conversión de pecadores. Muchísimos terminaban llorando de arrepentimiento al escuchar sus palabras. Cuando su voz potentísima gritaba en medio de la silenciosa multitud: "Temblad tierra entera, al ver que la criatura se ha atrevido a ofender a su Creador", a las gentes les parecía que el piso se movía debajo de sus pies y empezaban a llorar con gran arrepentimiento. Casi siempre tenía que predicar en las plazas y campos porque en los templos no cabía la gente que deseaba escucharle. Recorrió todo su país (Italia) a pie, predicando. Cada día predicaba bastantes horas y varios sermones. A todos y siempre les recomendaba que se arrepintieran de sus pecados y que hicieran penitencia por su vida mala pasada. Atacaba sin compasión los vicios y las malas costumbres e invitaba con gran vehemencia a tener un intenso amor a Jesucristo y la Virgen María. Por todas partes llevaba y repartía un estandarte con estas tres letras: JHS (Jesús, Hombre, Salvador) e invitaba a sus oyentes a sentir un gran cariño por el nombre de Jesús. Donde quiera que San Bernardino predicaba, quedaban muchos estandartes en palacios y casas con sus tres letras: JHS. En Polonia predicó contra los juegos de azar y las gentes quemaron todos los juegos de azar que tenían. Un fabricante de naipes se quejó con el santo diciéndole que lo había dejado en la ruina, y él aconsejó: "Ahora dedíquese a imprimir estampas de Jesús". Así lo hizo y consiguió más dinero que el que había logrado conseguir imprimiendo cartas de naipe. Los envidiosos lo acusaron ante el Papa diciendo que Bernardino recomendaba supersticiones. El Papa le prohibió predicar, pero luego lo invitó a Roma y lo examinó delante de los cardenales y quedó tan conmovido el Sumo Pontífice al oírle sus predicaciones, que le dio orden para que pudiera predicar por todas partes. Durante 80 días predicó en Roma e hizo allí 114 sermones con enorme éxito. El Papa quiso nombrarlo arzobispo, pero el santo no se atrevió a aceptar. Entonces lo nombraron superior de los franciscanos, porque era el que más vocaciones había conseguido para esa comunidad. Cuando Bernardino entró en la comunidad de franciscanos observantes, solamente había en Italia 300 de estos religiosos. Cuando él murió ya había más de 4,000. Los grandes sacrificios que tenía que hacer para predicar tantas veces y en tan distintos sitios, y los muchos ayunos y penitencias que hacía, lo fueron debilitando notoriamente. En su rostro se notaba que era un verdadero penitente, pero esta misma apariencia de austero y mortificado, le atraía más la admiración de las gentes. El único lujo que aceptó en sus últimos años, fue el de un borriquillo, para no tener que hacer a pie todos sus largos viajes. Era tal su deseo de progresar en el arte de la elocuencia y del buen predicar, que donde quiera que sabía que había un buen predicador, se iba a escucharlo y aún ya lleno de años, se sentaba como simple discípulo para escuchar las clases de los maestros afamados que enseñaban cómo hablar bien en público. Y acompañaba sus predicaciones con admirables milagros y prodigios. En su ciudad natal, Siena, había muchas divisiones y peleas. Se fue allá y predicó 45 sermones que devolvieron la paz a toda esa región. Uno de los oyentes logró copiar esos sermones y se conservan como una verdadera joya de la elocuencia sagrada, donde se combinan la teología con los consejos prácticos y la agradabilidad con la profundidad. Verdaderamente Bernardino era un gran maestro de oratoria. En 1444, mientras viajaba por los pueblos predicando, con muy poca salud pero con un inmenso entusiasmo, se sintió muy débil y al llegar al convento de los franciscanos en Aquila, murió santamente el 20 de mayo. En su sepulcro se obraron numerosos milagros y el Papa Nicolás V ante la petición de todo el pueblo, lo declaró santo en 1450 a los 6 años de haber muerto. Fuente: www.ewtn.com/español

Meditación: Ascensión del Señor; Ciclo B. 20 de Mayo, 2012

Meditación: Ascensión del Señor; Ciclo B. 20 de Mayo, 2012 Jesús sube al cielo para que donde Él está vayamos también nosotros… mientras, nos regala el Espíritu Santo y su fuerza En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».
Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban (Mc 16,15-20) 1. Jesús, nos cuentas hoy tu despedida: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”. Decías a tus apóstoles: “¡No tengáis miedo!” Yo a veces tengo miedo, haz que deje mis miedos, quiero estar contigo sin miedo, Jesús: estos días quiero de verdad no tener miedo, ser amigo tuyo, y amigo de los demás. Ayúdame a creer más, que eres Tú que estás en la Eucaristía. También decías a los apóstoles: “¡Mar adentro!” Dame esperanza, para ir contigo mar adentro. A veces me veo como cuando San Pedro dijo “soy un pecador” y Tú le transformaste de pecador a pescador. También yo quiero sentir tu voz, haz que lleve esperanza a todos, que los ayude, que los haga felices y así será el mejor momento de mi vida. Ir mar adentro es que estos días te acompañaré en mi trabajo, en estudiar en los exámenes de final de curso. Quiero esforzarme en luchar por ser santo, mejorar con esfuerzo en portarme bien, no quejarme cuando algo me cuesta o no me gusta lo que hemos de hacer. Ir mar adentro es que voy a buscarte en mi corazón, para decirte que te quiero, ayúdame a quererte más y mejor, no pensar en mí sino en los demás. Quiero ser tu amigo para siempre, te doy las gracias porque has venido a mi alma, has sufrido y muerto en la cruz porque me amas, y has resucitado también por mí, para hacerme hijo de Dios, y me has perdonado en la confesión. Sigo leyendo del Evangelio: “después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos”. Hablar contigo, Jesús, es muy fácil porque te vas pero te quedas: es como conectar con un amigo por teléfono. También me sirve mirar una imagen de la Virgen para animarme. A ti te basta que te quiera, Jesús, y aunque no te veo ni te oigo sé que me estás mirando y que me oyes. Te necesito, para aguantar el esfuerzo sin desánimos, hacer las paces y no ser violento, no buscar lo que me gusta sino lo que va a ayudar a los demás… Me llegó esta oración, que nos puede ayudar a ambientarnos en esta vida del Espíritu Santo en nuestra alma y el mundo: Cuando el olvido y la indiferencia nos alejan del hermano: ¡Ven Espíritu de Amor, Bondad y Ternura! Cuando la incomprensión nos aísla: ¡Ven Espíritu de Sabiduría y Unión! Cuando la mentira nos envuelve: ¡Ven Espíritu de Verdad! Cuando las tinieblas nos encubren y envuelven la realidad: ¡Ven Espíritu de claridad y transparencia! Cuando el egoísmo nos puede: ¡Ven Espíritu de Jesús, ayúdanos a ser paro los demás! Cuando la pereza nos paraliza: ¡Ven y sacúdenos, Espíritu de servicio! Cuando la incredulidad nos ciega: ¡Ven, Espíritu Santo, y danos sabiduría! Cuando el desánimo nos domina: ¡Ven con tu Esperanza, Espíritu Santo! Cuando la debilidad nos puede: ¡Ven, Espíritu de Fortaleza! Cuando la mediocridad es nuestro pan de cada día: ¡Ven Espíritu de Jesús, y empújanos a una Entrega Total! Cuando la tristeza nos amenaza: ¡Ven, Espíritu de Alegría y fiesta cristiana! Cuando la exigencia del Reino nos llama: ¡Ven, Espíritu Santo, y camina con nosotros! 2. Los Hechos cuentan de esa presencia del Espíritu de Dios, cómo “Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo”. Se les apareció resucitado durante cuarenta días, y les habló del reino de Dios… y les dijo: -“Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo”. Luego, subió al cielo. Enhorabuena, Señor, por tu triunfo. / Has ascendido y eres / lo más alto que existe. / Has batido el record absoluto / de amor a la humanidad. // También a mí me gusta el triunfo, / el hacer carrera y el éxito, / pero soy muy diferente a Ti. // Cuando yo gano, otros pierden. / Cuando ganas Tú, ganamos todos. / Lo mío suele ser un éxito / frente a otros jóvenes. / Lo tuyo es una victoria / para todos los hombres. // Enséñame, Señor, a no subir / a costa de los demás. / Enséñame a servir a todos / deportivamente. Terminan los 40 días desde la Resurrección, pero la Pascua continúa estos 10 días hasta Pentecostés, pero en realidad, Jesús, sé que la Pascua continúa con tu presencia entre nosotros, especialmente en el domingo, pues nos dices que no te vas: "Yo estaré siempre con vosotros hasta la consumación de los siglos". Lástima, que te has hecho invisible. S. Pablo dice que has subido “a los cielos para llenarlo todo con su presencia". Ahora, nos toca a nosotros, es la misión de la Iglesia. Por eso los ángeles nos invitan a no quedarnos “mirando al cielo”, pues hay mucho que hacer en la tierra. 3. El Salmo canta con alegría, mientras los judíos subían desde el río hasta lo alto del templo, a este Jesús que es reclamado por Dios: “sube tú y el arca de tu alianza”, dirá el salmo, anunciando que también la Virgen subirá, y allí donde Él está, también tenemos un lugar, nos introduce en Dios, por eso lo aclamamos con más ganas: “pueblos todos, batid palmas… Dios asciende entre aclamaciones… Dios es el rey del mundo… se sienta en su trono sagrado”. Es Cristo resucitado que sube a la derecha del Padre, y a nosotros nos ha escogido como su heredad. Su triunfo es, pues, nuestro triunfo. 4. Nos desea San Pablo este “Espíritu de sabiduría” de Dios “según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos”, y ese poder ahora actúa en nosotros como una fuerza interior. Leí hace poco de un niño al que le encantaban los circos, y lo que más le gustaba eran los elefantes. En una función había uno que deslumbraba por su poderío, su tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación el enorme animal quedaba atado por una de las patas con una sencilla cadena sujeta a una pequeña estaca clavada en el suelo: no era más que un pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra; se preguntaba cómo un animal con fuerza capaz de arrancar árboles no arrancaba la estaca. ¿Qué le impedía liberarse? El niño preguntó por ese misterio a su padre, quien le explicó que no se escapaba porque “estaba amaestrado”. Pero el misterio seguía: si estaba amaestrado, ¿para qué la cadena?... Con el tiempo descubrió que el elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño. Podemos imaginarnos al pequeño elefante intentando liberarse de la estaca, demasiado fuerte para su edad. Probaría un día y otro, hasta que el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Como tiene memoria de elefante, ese animal enorme y poderoso no escapa porque se acuerda de que no podía, y piensa que no puede. El recuerdo de la impotencia que siente desde pequeño, le acompaña toda la vida. Y lo peor es que jamás se ha planteado de nuevo la posibilidad de vencer. Señor, que aprenda de esta bonita imagen de los límites que tantas veces nos aprisionan en la vida, sin conocer que podemos mucho más de lo que encierran esas limitaciones. Señor, hazme ver como hay campeones que no se hunden ante las dificultades, que no cesan hasta romper las estacas a las que se atan… Dame tu fortaleza, esa superación, el esfuerzo, que me libere de muchas “estacas” que me aprisionan, que sepa tener paciencia para pasar por encima de los muros que me dificultan, o por debajo, o que simplemente los ignore... ¿Qué estacas tengo atadas que me quitan libertad? Quizá probamos una y otra vez algo y ya pensamos que no podemos conseguirlo, grabamos en nuestra memoria un "no puedo... no puedo y nunca podré", perdiendo la confianza. “Sabemos” que no podemos pero no consideramos que la única manera de “saber”, es “intentar de nuevo” poniendo todo el corazón, todo nuestro esfuerzo: levantarnos puntuales, estudiar, atender en clase o en lo que toca. Jesús se queda con su espíritu de fortaleza, hace realidad ese afán del amor: una madre que dice a su hijo “te comería a besos”… de alguna manera eso dice Él: “toma, cómeme”, se nos da y queremos acabar, por intercesión de Santa María: Madre mía, ayúdame a dar gracias a mi Jesús porque se has quedado en la Comunión, que está dentro de mí y dentro de todos los que le hemos recibido. Ayúdame para que no desaproveche estos momentos tan bonitos en los que estás conmigo, y recibirle como tú en Nazaret, o en las misas con san Juan. Que sepa abrirme como tú al Espíritu Santo, el mejor regalo que recibimos, para que sea mi amigo inseparable, que por muy bajito que me hable, le escuche, Él que está dentro de mí y me dará fuerza en la lucha de la vida, y me ayudará en mis problemas, a superar esos muros, y seré más bueno, alegre y estudioso y sano, y todos estarán contentos de mí: viviré alegre para hacer felices a los demás. Ésta es la perla preciosa que he encontrado, que quiero mimar y ayudar a crecer, no perderla, mirándome en el espejo que es Jesús, que estos días de Pascua he acogido como mejor he podido en mi corazón. Llucià Pou Sabaté www.almudi.org

Lectio Divina: Domingo VII Semana de Pascua. Ciclo B, 20 Mayo, 2012

Lectio Divina: Domingo VII Semana de Pascua. Ciclo B, 20 Mayo, 2012 "¡Id por todo el mundo llevando la Buena Noticia!"
¡El está vivo entre nosotros! 
Marcos 16,9-20 1. Oración inicial

: Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz , que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección. Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Tí, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén. 2. Lectura a) Una clave de lectura: 

La liturgia de esta fiesta de la Ascensión nos pone delante una escena en la que Jesús se aparece a los discípulos y les confiere la misión de ir por el mundo entero, para anunciar la Buena Noticia. El texto del Evangelio de Marcos (Mc 16, 9-20) es la parte final del apéndice. Durante la lectura del texto pongamos atención en este punto: "¿A quiénes se aparece Jesús, cuáles son los diversos aspectos de la misión y cuáles los signos de su presencia en la comunidad?" b) Una división del texto para ayudar en la lectura:

Marcos 16, 9-11: Jesús se aparece a María Magdalena
Marcos 16, 12-13: Jesús se aparece a dos discípulos
Marcos 16, 14-18: Jesús se aparece a los Once y les confiere la misión
Marcos 16, 19-20: Jesús sube al cielo delante de los discípulos. c) El texto:

9 Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. 10 Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. 11 Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron.
12 Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. 13 Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos.
14 Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. 15 Y les dijo: "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. 17 Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, 18 agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien."
19 Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con los signos que la acompañaban. 3. Un momento de silencio orante para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. 4. Algunas preguntas para ayudarnos en la meditación y en la oración. 

a) ¿Cuál es el punto de este texto que os ha gustado más y que ha llamado vuestra atención? ¿Por qué?
b) ¿Quiénes son las personas a las que Jesús se aparece y cómo reaccionan?
c) En el texto que hemos leído ¿quién tiene más dificultades para creer en la resurrección?
d) San Pablo dice: "Con Jesús Dios también nos ha resucitado y nos ha sentado en los cielos " (Ef 2,6). ¿De qué modo esta afirmación nos ayuda a comprender mejor el significado de la Ascensión?
e) ¿Cuáles son los signos de la presencia de Jesús en las comunidades? ¿Cuál es el significado de cada signo?
f) ¿Cuáles son, hoy, los signos que convencen mejor a las personas de la presencia de Jesús en medio de nosotros? 5. Una clave de lectura para profundizar en el tema. i) El contexto:

El apéndice del evangelio de Marcos ofrece una lista de apariciones de Jesús (Mc 16, 9-20). Hay otras listas, pero no siempre coinciden. La lista conservada por Pablo en la carta a los Corintios es muy diferente (1Cor 15,3-8). Esta variedad muestra que, al principio, los cristianos no se preocupaban de describir o probar la resurrección. Para ellos la fe en la resurrección era de tal manera vívida y evidente, que no había necesidad de dar alguna prueba. Las mismas comunidades, existiendo y resistiendo en medio de tantas contrariedades y persecuciones del Imperio romano, eran una prueba viva de la verdad de la resurrección. ii) Comentario del texto:

a) Marcos 16,9-11: Jesús se aparece a María Magdalena, pero los otros discípulos no la creyeron.
Jesús se aparece primero de todo a María Magdalena y ella va y lo anuncia a los otros. Para venir al mundo Dios quiere depender del sí de María de Nazareth (Lc 1,38). Para ser reconocido como el Viviente en medio de nosotros, quiere depender del anuncio de María Magdalena que había sido liberada de siete demonios.
Marcos dice que Jesús se apareció ante todo a María Magdalena. En esto está de acuerdo con los otros tres evangelistas. (cfr Mt 28, 9-10; Jn 20,16; Lc 24, 9-11). Pero en la lista de las apariciones transmitida por la Carta a los Corintios (1Cor 15, 3-8), no existen apariciones a mujeres. Los primeros cristianos tuvieron dificultad en creer los testimonios de las mujeres. b) Marcos 16, 12-13: Jesús aparece a dos discípulos
Esta narración de la aparición a los dos discípulos que iban de camino y se dirigían al campo es una probable alusión al episodio de la aparición de Jesús a los discípulos de Emaús, que al regreso, compartieron su experiencia de la resurrección con los Once y sus compañeros" (Lc 24, 33-34). Sólo que en Marcos, diversamente de lo que afirma Lucas, los otros no creyeron al testimonio de los dos. c) Marcos 16,14: Jesús reprende la incredulidad de los Once
Aparece finalmente a los once discípulos reunidos a la mesa y les reprende su incredulidad por cuanto no habían creído a las personas que lo habían visto resucitado. Por tercera vez, Marcos se refiere a la resistencia de los discípulos a creer en el testimonio de aquéllos o aquéllas que han experimentado la resurrección de Jesús. ¿Cuál puede ser el motivo de esta insistencia de Marcos al mencionar la incredulidad de los discípulos? Probablemente para enseñar dos cosas. Primero, que la fe en Jesús resucitado pasa por la fe en las personas que dan testimonio de ello. Segundo, que ninguno debe perder el ánimo, cuando la duda o la perplejidad nacen en el corazón. ¡Incluso los Once tuvieron dudas! d) Marcos 16, 15-18: Los signos que acompañan el anuncio de la Buena Noticia
En seguida Jesús confiere la misión de anunciar la Buena Noticia a todas las criaturas. La exigencia que Él pone para quien quiere ser salvo es ésta: creer y ser bautizado. A los que tienen el valor de creer en la Buena Noticia y se hacen bautizar, Él promete estos signos: (1) expulsarán los demonios, (2) hablarán nuevas lenguas, (3) tomarán en las manos las serpientes, (4) beberán cualquier ponzoña y no les dañará, (5) impondrán las manos a los enfermos y éstos curarán. Estos signos se dan aun hoy: 
* expulsar los demonios: es combatir el poder del mal que estrangula la vida. La vida de muchas personas ha mejorado desde el momento en que entraron en comunidad y empezaron a vivir la Buena Noticia de la experiencia de Dios. Participando en la vida de la comunidad, echan el mal de sus vidas.
* hablar nuevas lenguas: es comenzar a comunicarnos con los otros de modo nuevo. A veces encontramos una persona que nunca la habíamos visto antes, pero sucede como si ya la conociésemos de mucho tiempo. Es porque hablamos la misma lengua, la lengua del amor.
* tomar en las manos las serpientes y tomar el veneno: hay muchas cosas que envenenan la convivencia. Muchas habladurías que arruinan la relación entre las personas. Quien vive la presencia de Dios sabe superar esto y no es molestado por este veneno mortífero. 
* curar los enfermos: en cualquier lugar en el que aparezca una conciencia más clara de la presencia de Dios, aparece también una especial atención a las personas excluídas y marginadas, sobre todo a los enfermos. Lo que más favorece la salud es que la persona se sienta acogida y amada. e) Marcos 16, 19-20: A través de la comunidad Jesús continúa su misión
Aquel Jesús que allá en la Palestina acogía a los pobres, revelándoles el amor del Padre, ahora es el mismo Jesús que continúa presente entre nosotros, en nuestras comunidades. A través de nosotros, Él continúa su misión de revelar la Buena Noticia del amor de Dios a los pobres. Hasta hoy, la resurrección se continúa. Ningún poder de este mundo es capaz de neutralizar la fuerza que promana de la fe en la resurrección (Rom 8, 35-39). Una comunidad que quiere ser signo de la resurrección debe ser signo de vida, debe luchar contra las fuerzas de muerte, para que el mundo sea un lugar favorable a la vida, debe creer que otro mundo es posible. Sobre todo en aquellos lugares donde la vida del pueblo está en peligro por causa del sistema de muerte allí impuesto, las comunidades deben ser una prueba viva de la esperanza que vence al mundo, ¡sin temor a ser felices! iii) Ampliando informaciones sobre el Evangelio de Marcos - Las sorpresas de Dios:

Desde el principio del Evangelio de Marcos la exigencia era ésta: "¡El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca! Convertíos y creed en el evangelio". Esta exigencia inicial de conversión y de fe indica la puerta, a través de la cual tenemos acceso a Jesús y a la Buena Noticia de Dios que Él nos trae. No hay otra entrada. La fe exige creer en Jesús, en su Palabra, aceptarlo sin imponer condiciones. Estamos invitados a no encerrarnos en ningún nombre o título, doctrina o costumbre, y mantened siempre abiertos los ojos a las sorpresas de Dios, que piden una conversión constante. Los nombres y títulos, las doctrinas y costumbres, las devociones y plegarias, son como la tarjeta que llevamos sobre el pecho para la identificación. La tarjeta es importante, porque nos ayuda y orienta cuando queremos encontrar a una persona que buscamos. Pero cuando se encuentra, no se mira ya a la tarjeta, ¡sino el rostro! La persona que buscamos, cuando luego la encontramos , casi siempre es diferente de la idea que nos habíamos hecho de ella. ¡El encuentro siempre reserva estas sorpresas! Sobre todo el encuentro con Dios en Jesús. A lo largo del evangelio de Marcos las sorpresas de Dios son muchas, y vienen de donde menos se esperan: 
* de un pagano que da una lección a Pedro, porque reconoce la presencia de Dios en el crucificado (Mc 15,39);
* de una pobre viuda que ofrece lo poco indispensable que tiene para compartirlo con los otros (Mc 12,43-44);
* de un ciego que gritando molesta a los discípulos y ni siquiera tiene una doctrina cierta (Mc 10, 46-52);
* de los pequeños que viven marginados, pero creen en Jesús (Mc 9,42);
* de los que usan el nombre de Jesús para combatir el mal, pero no son de la "Iglesia" (Mc 9,38-40);
* de una mujer anónima, que escandaliza a los discípulos por su manera de obrar (Mc 14,3-9);
* por un padre de familia a quien obligan a llevar la cruz y se convierte en discípulo modelo (Mc 15,21);
* de José de Arimatea que lo arriesga todo y pide el cuerpo de Jesús para poder sepultarlo (Mc 15, 43);
* de las mujeres que, en aquel tiempo, no podían ser testigos oficiales, pero son ellas las escogidas por Jesús como testigos cualificados de su resurrección (Mc 15,40.47; 16,6. 9-10) Resumiendo: Los doce discípulos, llamados de modo particular por Jesús (Mc 3, 13-19) y por Él enviados a la misión (Mc 6,7-13), fallan. Pedro renegó (Mc 14, 66-72), Judas lo traicionó (Mc 14, 44-45) y todos huyeron (Mc 14,50). Pero precisamente en el fallo aparece la fuerza de la fe de los otros que no hacían parte del grupo de los doce elegidos. La comunidad, la Iglesia, debe tener una conciencia bien clara que ella no es la propietaria de Jesús y ni siquiera posee todos los criterios de la acción de Dios entre nosotros. Jesús no es nuestro, pero nosotros, la comunidad, la Iglesia, somos de Jesús, y Jesús de Dios. (1Cor 3,23) ¡La más grande de todas las sorpresas es la resurrección! 6. Salmo 27 (26) El valor que nace de la fe Yahvé es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
Yahvé, el refugio de mi vida,
¿ante quién temblaré?
Cuando me asaltan los malhechores
ávidos de mi carne,
ellos, adversarios y enemigos,
tropiezan y sucumben.

Aunque acampe un ejército contra mí,
mi corazón no teme;
aunque estalle una guerra contra mí,
sigo confiando.

Una cosa pido a Yahvé,
es lo que ando buscando:
morar en la Casa de Yahvé
todos los días de mi vida,
admirar la belleza de Yahvé
contemplando su templo.

Me dará cobijo en su cabaña
el día de la desgracia;
me ocultará en lo oculto de su tienda,
me encumbrará en una roca.
Entonces levantará mi cabeza
ante el enemigo que me hostiga;
y yo ofreceré en su tienda
sacrificios de victoria.
Cantaré, tocaré para Yahvé.

Escucha, Yahvé, el clamor de mi voz,
¡ten piedad de mí, respóndeme!
Digo para mis adentros:
"Busca su rostro".
Sí, Yahvé, tu rostro busco:
no meocultes tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio.
No me abandones, no me dejes,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
Yahvé me acogerá.
Señálame, Yahvé, tu camino,
guíame por senda llana,
pues tengo enemigos.

No me entregues al ardor de mis rivales,
pues se alzan contra mí testigos falsos,
testigos violentos además.
Creo que gozaré
de la bondad de Yahvé
en el país de la vida.
Espera en Yahvé, sé fuerte,
ten ánimo, espera en Yahvé. 7. Oración final Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén. www.ocarm.org

Ordinario de la Misa: Domingo VII Semana de Pascua. Ciclo B. 20 de Mayo, 2012

Ordinario de la Misa: Domingo VII Semana de Pascua. Ciclo B. 20 de Mayo, 2012 Solemnidad de la Ascensión del Señor Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono Vayan y enseñen a todas las naciones Antífona de Entrada Hombres de Galilea, ¿qué hacéis allí parados mirando al cielo? Ese mismo Jesús, que os ha dejado para subir al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse. Aleluya. Se dice Gloria. Oración Colecta Oremos: Llena, Señor, nuestro corazón de gratitud y de alegría por la gloriosa ascensión de tu Hijo, ya que su triunfo es también nuestra victoria, pues adonde llegó él, nuestra cabeza, tenemos la esperanza cierta de llegar nosotros, que somos su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén. Primera Lectura Lectura del libro de los hechos de los Apóstoles (1, 1-11) En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios. Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: “No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”. Los ahí reunidos le preguntaban: “Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?” Jesús les contestó: “A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra”. Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: “Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 46 Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya. Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos; que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya. Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya. Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya. Segunda Lectura Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios (4, 1-13) Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz. Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también sólo una la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos. Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. Por eso dice la Escritura: Subiendo a las alturas, llevó consigo a los cautivos y dio dones a los hombres. ¿Y qué quiere decir “subió”? Que primero bajó a lo profundo de la tierra. Y el que bajó es el mismo que subió a lo más alto de los cielos, para llenarlo todo. El fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Aclamación antes del Evangelio Aleluya, aleluya. Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor, y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Aleluya. Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Marcos (16, 15-20) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”. El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: La presente lectura pertenece al resumen de las apariciones de Jesús con el que concluye el texto canónico de Marcos. Posiblemente se trata de un pasaje añadido al relato original. Terminada la misión de Jesús en el mundo, va a comenzar la misión de los Apóstoles. Y si Jesús comenzó haciendo y predicando en Galilea, sus discípulos comenzarán predicando el Evangelio de Jesús y haciendo las mismas obras que el Maestro. La creación entera, es decir, todos los hombres, han de ser confrontados con el evangelio. Viene así sobre los hombres la hora del juicio, en la que cada uno elegirá la sentencia: los que crean se salvarán y los que no crean se condenarán (cf. Jn 3,18). La predicación del evangelio compromete, pues, nuestra existencia en su totalidad. Nadie puede escuchar en vano el evangelio. El Evangelio de Marcos enumera unas cuantas señales que acompañan esta misión. Son unas señales que no causan la fe, sino que la siguen, y son unas señales que nos pueden sorprender. Tal vez son el lenguaje de un tiempo determinado o la expresión de un modo de ser cultural. Hay que entenderlas como manifestaciones del poder y soberanía de Jesús y de la fe. La fe en Jesús expulsará los demonios, es decir, el mal del mundo. Hablará en lenguas nuevas, surgirá un nuevo lenguaje con nuevos valores que fomentará la fraternidad y comunicación del hombre. El creyente será capaz de expulsar de su vida el miedo a las cosas más repugnantes y malignas, como son las serpientes, y males como el "Sida" y otros. No habrá venenos capaces de dañarle, porque a los que aman a Dios todo les sirve de bien. La Buena Noticia será especialmente alivio para los pobres y enfermos. Jesús sube al cielo, pero a sus discípulos les encarga que miren al mundo y al futuro. El poder de hacer milagros es una promesa hecha a la comunidad y no a cada uno de los creyentes. El libro de los Hechos nos habla abundantemente de la existencia de este don en la primitiva comunidad de Jesús; pero lo que importa no es tanto echar demonios y hablar lenguas extrañas cuanto exorcizar con la palabra y con los hechos la mentira y la opresión que padecen los hombres. Evangelizar es un servicio de liberación, es redimir a los cautivos y desatar los lazos que detienen la ascensión del hombre. Y en esto sí que podemos y debemos ayudar todos los creyentes. Esta fórmula "Jesús es Señor" constituye el núcleo más originario del símbolo de la fe cristiana. En esta fórmula se confiesa que Jesús, el hijo de María, que padeció bajo Poncio Pilato, es el Señor resucitado. Se trata de una expresión muy frecuente en los Hechos y en toda la literatura paulina, pero que sólo aparece aquí en los textos evangélicos. Todo el N.T. se interesa más por el significado teológico de la ascensión del Señor que por su facticidad histórica. Los textos más antiguos relacionan la ascensión con la muerte y resurrección del Señor; en cambio, los más recientes (entre los que hay que contar el presente) la relacionan con su entronización "a la diestra del Padre". En cualquier caso, la ascensión del Señor significa la culminación de la obra de Jesús y el triunfo sobre el pecado y la muerte. Jesús, libre de toda necesidad, vive para siempre y es la garantía y la fuerza de nuestra liberación. Para la revisión de vida 
¿Estoy asumiendo la misión propia de mi identidad como bautizado/a en Cristo Jesús? ¿En qué doy verdadero «testimonio» de Jesús y de su Causa, y en qué no lo doy aún?
¿Qué me falta para madurar más en la fe? ¿Conozco suficientemente el Proyecto de Jesús? ¿Busco vivir por su Causa con la fuerza de su Espíritu y su experiencia de Dios Padre-Madre?
¿Qué señales doy de interés por los demás y por su liberación de esclavitudes o angustias, de sufrimientos, marginación, opresión o depresión? Se dice Credo. Oración de los Fieles Celebrante: Hermanos, oremos a Cristo que ha sido glorificado, para que desde el seno de la Trinidad interceda por su Iglesia y por el mundo entero. Digamos juntos: Te rogamos, óyenos. Por la Iglesia: que viva y exprese su fe en Cristo Resucitado y glorificado. Oremos al Señor. Te rogamos, óyenos. Por las comunidades cristianas: que sean dispensadoras generosas de la gracia de Dios. Oremos al Señor. Te rogamos, óyenos. Por los catecúmenos: que el Espíritu Santo los prepare para acoger la gracia en plenitud. Oremos al Señor. Te rogamos, óyenos. Por los que viven en el egoísmo y el pecado: que se abran al amor y trabajen por un mundo mejor. Oremos al Señor. Te rogamos, óyenos. Por los que sufren en el alma o en el cuerpo: que Jesús les dé su luz y su fortaleza. Oremos al Señor. Te rogamos, óyenos. Por nosotros y nuestra comunidad: que perseverando en oración con María, la Madre de Jesús, aguardemos la manifestación del Espíritu. Oremos al Señor. Te rogamos, óyenos. Celebrante: Tú que has sido glorificado por el Padre y ahora le ofreces las primicias de nuestra naturaleza redimida, intercede por tu Iglesia y enriquécela con el don de tu Espíritu Consolador: Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Oración sobre las Ofrendas Acepta, Señor, este sacrificio que vamos a ofrecerte en acción de gracias por la ascensión de tu Hijo, y concédenos que esta Eucaristía eleve nuestro espíritu a los bienes del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Prefacio de la Ascensión I El misterio de la Ascensión El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque el Señor Jesús, rey de la gloria, triunfador del pecado y de la muerte, ante la admiración de los ángeles, ascendió hoy a lo más alto de los cielos, como mediador entre Dios y los hombres, juez del mundo y Señor de los espíritus celestiales. No se fue para alejarse de nuestra pequeñez, sino para que pusiéramos nuestra esperanza en llegar, como miembros suyos, a donde Él, nuestra cabeza y principio, nos ha precedido. Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo... Antífona de la Comunión Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Aleluya. Oración después de la Comunión Oremos: Dios todopoderoso, que ya desde este mundo nos haces participar de tu vida divina, aviva en nosotros el deseo de la patria eterna, donde nos aguarda Cristo, Hijo tuyo y hermano nuestro. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

Evangelio del Domingo VII Semana de Pascua. Ciclo B. 20 de Mayo, 2012

Evangelio del Domingo VII Semana de Pascua. Ciclo B. 20 de Mayo, 2012 † Lectura del santo Evangelio según san Marcos (16, 15-20) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”. El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: La presente lectura pertenece al resumen de las apariciones de Jesús con el que concluye el texto canónico de Marcos. La creación entera, es decir, todos los hombres, han de ser confrontados con el evangelio. Viene así sobre los hombres la hora del juicio, en la que cada uno elegirá la sentencia: los que crean se salvarán y los que no crean se condenarán (cf. Jn 3,18). La predicación del evangelio compromete, pues, nuestra existencia en su totalidad. Nadie puede escuchar en vano el evangelio. El Evangelio de Marcos enumera unas cuantas señales que acompañan esta misión. Son unas señales que no causan la fe, sino que la siguen, y son unas señales que nos pueden sorprender. Tal vez son el lenguaje de un tiempo determinado o la expresión de un modo de ser cultural. Hay que entenderlas como manifestaciones del poder y soberanía de Jesús y de la fe. La fe en Jesús expulsará los demonios, es decir, el mal del mundo. Hablará en lenguas nuevas, surgirá un nuevo lenguaje con nuevos valores que fomentará la fraternidad y comunicación del hombre. El creyente será capaz de expulsar de su vida el miedo a las cosas más repugnantes y malignas, como son las serpientes, y males como el "Sida" y otros. No habrá venenos capaces de dañarle, porque a los que aman a Dios todo les sirve de bien. La Buena Noticia será especialmente alivio para los pobres y enfermos. Jesús sube al cielo, pero a sus discípulos les encarga que miren al mundo y al futuro. Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.com

Oficio Divino: Tiempo de Pascua. Ciclo B. 20 de Mayo, 2012

Oficio Divino: Tiempo de Pascua. Ciclo B. 20 de Mayo, 2012 DOMINGO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR De la solemnidad. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR. (SOLEMNIDAD) (OFICIO DE LECTURA (6:00); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS (19:00); COMPLETAS (22:00) (Dar Ctrl + Click, sobre la hora correspondiente, o ir directamente a la hora en el cuerpo del texto ) Oficio de Lectura Laudes Tercia Sexta Nona II Vísperas Completas www.liturgiadelashoras.com.ar OFICIO DE LECTURA Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día: V. Señor abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona: Ant. Aleluya. A Cristo, el Señor, que asciende al cielo, venid, adorémosle. Aleluya. Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora: V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: ¿Y DEJAS, PASTOR SANTO? ¿Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, oscuro, en soledad y llanto; y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro? Los antes bienhadados y los ahora tristes y afligidos, a tus pechos criados, de ti desposeídos, ¿a dónde volverán ya sus sentidos? ¿Qué mirarán los ojos que vieron de tu rostro la hermosura que no les sea enojos? Quien gustó tu dulzura ¿qué no tendrá por llanto y amargura? Y a este mar turbado ¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto al fiero viento, airado, Estando tú encubierto? ¿Qué norte guiará la nave al puerto? Ay, nube envidiosa aun de este breve gozo, ¿qué te quejas? ¿Dónde vas presurosa? ¡Cuán rica tú te alejas! ¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas! Amén. SALMODIA Ant. 1. Cantad a Dios, tocad en su honor, alfombrad el camino del que asciende sobre las nubes. Aleluya. Salmo 67 I - ENTRADA TRIUNFAL DEL SEÑOR Se levanta Dios y se dispersan sus enemigos, huyen de su presencia los que lo odian; como el humo se disipa, se disipan ellos; como se derrite la cera ante el fuego, así perecen los impíos ante Dios. En cambio, los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. Cantad a Dios, tocad en su honor, alfombrad el camino del que avanza por el desierto; su nombre es el Señor: alegraos en su presencia. Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece; sólo los rebeldes se quedan en la tierra abrasada. ¡Oh Dios!, cuando salías al frente de tu pueblo y avanzabas por el desierto, la tierra tembló, el cielo destiló ante Dios, el Dios del Sinaí; ante Dios, el Dios de Israel. Derramaste en tu heredad, ¡oh Dios!, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada; y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, ¡oh Dios!, preparó para los pobres. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Cantad a Dios, tocad en su honor, alfombrad el camino del que asciende sobre las nubes. Aleluya. Ant. 2. Subiendo a la altura, llevó consigo a los cautivos liberados. Aleluya. Salmo 67 II El Señor pronuncia un oráculo, millares pregonan la alegre noticia: «Los reyes, los ejércitos van huyendo, van huyendo; las mujeres reparten el botín. Mientras reposabais en los apriscos, las alas de la paloma se cubrieron de plata, el oro destellaba en su plumaje. Mientras el Todopoderoso dispersaba a los reyes, la nieve bajaba sobre el Monte Umbrío.» Las montañas de Basán son altísimas, las montañas de Basán son escarpadas; ¿por qué tenéis envidia, montañas escarpadas, del monte escogido por Dios para habitar, morada perpetua del Señor? Los carros de Dios son miles y miles: Dios marcha del Sinaí al santuario. Subiste a la cumbre llevando cautivos, te dieron tributo de hombres: incluso los que se resistían a que el Señor Dios tuviera una morada. Bendito el Señor cada día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. Dios aplasta las cabezas de sus enemigos, los cráneos de los malvados contumaces. Dice el Señor: «Los traeré desde Basán, los traeré desde el fondo del mar; teñirás tus pies en la sangre del enemigo, y los perros la lamerán con sus lenguas.» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Subiendo a la altura, llevó consigo a los cautivos liberados. Aleluya. Ant. 3. Aparece tu cortejo, ¡oh Dios!, el cortejo de mi Dios, de mi Rey, hacia el santuario. Aleluya. Salmo 67 III Aparece tu cortejo, ¡oh Dios!, el cortejo de mi Dios, de mi Rey, hacia el santuario. Al frente marchan los cantores; los últimos, los tocadores de arpa; en medio las muchachas van tocando panderos. «En el bullicio de la fiesta bendecid a Dios, al Señor, estirpe de Israel.» Va delante Benjamín, el más pequeño; los príncipes de Judá con sus tropeles; los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí. ¡Oh Dios!, despliega tu poder, tu poder, ¡oh Dios!, que actúa en favor nuestro. A tu templo de Jerusalén traigan los reyes su tributo. Reprime a la Fiera del Cañaveral, al tropel de los toros, a los Novillos de los pueblos. Que se te rindan con lingotes de plata: dispersa las naciones belicosas. Lleguen los magnates de Egipto, Etiopía extienda sus manos a Dios. Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor, que avanza por los cielos, los cielos antiquísimos, que lanza su voz, su voz poderosa: «Reconoced el poder de Dios.» Sobre Israel resplandece su majestad, y su poder sobre las nubes. Desde el santuario Dios impone reverencia: es el Dios de Israel quien da fuerza y poder a su pueblo. ¡Dios sea bendito! Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Aparece tu cortejo, ¡oh Dios!, el cortejo de mi Dios, de mi Rey, hacia el santuario. Aleluya. V. El Señor les abrió su entendimiento. Aleluya. R. Para que entendiesen las Escrituras. Aleluya. PRIMERA LECTURA De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-24 SUBIENDO A LA ALTURA, LLEVÓ CONSIGO A LOS CAUTIVOS LIBERADOS Hermanos: Yo, el prisionero por Cristo, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos; sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos por mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros le ha sido concedida la gracia a la medida del don de Cristo. Por eso dice: «Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres.» ¿Qué quiere decir «subió» sino que antes bajó a las regiones inferiores de la tierra? Éste que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Él mismo ha constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren y actuando a la medida de cada parte, se procura su propio crecimiento para construcción de sí mismo en el amor. Esto, pues, es lo que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya como lo hacen los gentiles, que andan en la vaciedad de sus criterios, sumergido su pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su cabeza, los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas. Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que es él a quien habéis oído y en él fuisteis adoctrinados, tal como es la verdad en Cristo Jesús. Cristo os ha enseñado a abandonar el anterior modo de vivir, el hombre viejo corrompido por deseos de placer, a renovaros en la mente y en el espíritu y a vestiros de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. RESPONSORIO Cf. Ef 4, 8 (Sal 67, 19); Sal 46, 6 R. Cristo, subiendo a la altura, llevó consigo a los cautivos liberados * y dio dones a los hombres. Aleluya. V. Dios ascendió entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. R. y dio dones a los hombres. Aleluya. SEGUNDA LECTURA De los Sermones de san Agustín, obispo (Sermón Mai 98, Sobre la ascensión del Señor, 1-2: PLS 2, 494-495 ) NADIE HA SUBIDO AL CIELO SINO AQUEL QUE HA BAJADO DEL CIELO Hoy nuestro Señor Jesucristo ha subido al cielo; suba también con él nuestro corazón. Oigamos lo que nos dice el Apóstol: Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Poned vuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues, del mismo modo que él subió sin alejarse por ello de nosotros, así también nosotros estamos ya con él allí, aunque todavía no se haya realizado en nuestro cuerpo lo que se nos promete. Él ha sido elevado ya a lo más alto de los cielos; sin embargo, continúa sufriendo en la tierra a través de las fatigas que experimentan sus miembros. Así lo atestiguó con aquella voz bajada del cielo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y también: Tuve hambre y me disteis de comer. ¿Por qué no trabajamos nosotros también aquí en la tierra, de manera que, por la fe, la esperanza y la caridad que nos unen a él, descansemos ya con él en los cielos? Él está allí, pero continúa estando con nosotros; asimismo nosotros, estando aquí, estamos también con él. Él está con nosotros por su divinidad, por su poder, por su amor; nosotros, aunque no podemos realizar esto como él, por la divinidad, lo podemos sin embargo por el amor hacia él. Él, cuando bajó a nosotros, no dejó el cielo; tampoco nos ha dejado a nosotros, al volver al cielo. Él mismo asegura que no dejó el cielo mientras estaba con nosotros, pues que afirma: Nadie ha subido al cielo sino aquel que ha bajado del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Esto lo dice en razón de la unidad que existe entre él, nuestra cabeza, y nosotros, su cuerpo. Y nadie, excepto él, podría decirlo, ya que nosotros estamos Identificados con él, en virtud de que él, por nuestra causa, se hizo Hijo del hombre, y nosotros, por él, hemos sido hechos hijos de Dios. En este sentido dice el Apóstol: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. No dice: «Así es Cristo», sino: Así es también Cristo. Por tanto, Cristo es un solo cuerpo formado por muchos miembros. Bajó, pues, del cielo, por su misericordia, pero ya no subió él solo, puesto que nosotros subimos también en él por la gracia. Así, pues, Cristo descendió él solo, pero ya no ascendió él solo; no es que queramos confundir la dignidad de la cabeza con la del cuerpo, pero sí afirmamos que la unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza. RESPONSORIO Hch 1, 3. 9. 4 R. Cristo se les apareció después de su pasión a lo largo de cuarenta días, y les fue instruyendo acerca del reino de Dios; * y se elevó en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a su vista. Aleluya. V. Estando una vez comiendo con ellos a la mesa, les mandó que no saliesen de Jerusalén, sino que esperasen ahí la promesa del Padre. R. Y se elevó en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a su vista. Aleluya. Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza, a ti, Padre del cielo, te aclama la creación. Postrados ante ti, los ángeles te adoran y cantan sin cesar: Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo; llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles, la multitud de los profetas te enaltece, y el ejército glorioso de los mártires te aclama. A ti la Iglesia santa, por todos los confines extendida, con júbilo te adora y canta tu grandeza: Padre, infinitamente santo, Hijo eterno, unigénito de Dios, santo Espíritu de amor y de consuelo. Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria, tú el Hijo y Palabra del Padre, tú el Rey de toda la creación. Tú, para salvar al hombre, tomaste la condición de esclavo en el seno de una virgen. Tú destruiste la muerte y abriste a los creyentes las puertas de la gloria. Tú vives ahora, inmortal y glorioso, en el reino del Padre. Tú vendrás algún día, como juez universal. Muéstrate, pues, amigo y defensor de los hombres que salvaste. Y recíbelos por siempre allá en tu reino, con tus santos y elegidos. La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice a tu heredad. Sé su pastor, y guíalos por siempre. Día tras día te bendeciremos y alabaremos tu nombre por siempre jamás. Dígnate, Señor, guardarnos de pecado en este día. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado. ORACIÓN. OREMOS, Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Of La Tr Sx Nn Vs Cm LAUDES (Oración de la mañana) INVOCACIÓN INICIAL V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. INVITATORIO Ant. Aleluya. A Cristo, el Señor, que asciende al cielo, venid, adorémosle. Aleluya. Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Himno: CONTIGO SUBE EL MUNDO CUANDO SUBES. Contigo sube el mundo cuando subes, y al son de tu alegría matutina nos alzamos los muertos de las tumbas; salvados respiramos vida pura, bebiendo de tus labios el Espíritu. Cuanto la lengua a proferir no alcanza tu cuerpo nos lo dice, ¡Oh Traspasado! Tu carne santa es luz de las estrellas, victoria de los hombres, fuego y brisa, y fuente bautismal, ¡oh Jesucristo! Cuanto el amor humano sueña y quiere, en tu pecho, en tu médula, en tus llagas vivo está, ¡oh Jesús glorificado! En ti, Dios fuerte, Hijo primogénito, callando, el corazón lo gusta y siente. Lo que fue, lo que existe, lo que viene, lo que en el Padre es vida incorruptible, tu cuerpo lo ha heredado y nos lo entrega. Tú nos haces presente la esperanza, tú que eres nuestro hermano para siempre. Cautivos de tu vuelo y exaltados contigo hasta la diestra poderosa, al Padre y al Espíritu alabamos; como espigas que doblan la cabeza, los hijos de la Iglesia te adoramos. Amén. SALMODIA Ant. 1. Hombres de Galilea, ¿que hacéis ahí mirando el cielo? Ese Jesús, que ha sido llevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo habéis visto subir allá. Aleluya. SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS ¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré de manjares exquisitos, y mis labios te alabarán jubilosos. En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Hombres de Galilea, ¿que hacéis ahí mirando el cielo? Ese Jesús, que ha sido llevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo habéis visto subir allá. Aleluya. Ant. 2. Ensalzad al Rey de reyes, y cantad un himno a dios. Aleluya. Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56 Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor. Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor. Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor. Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor. Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor. Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor. Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor. Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor. Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos. Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor. Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor. Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor. Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos. Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos. No se dice Gloria al Padre. Ant. Ensalzad al Rey de reyes, y cantad un himno a dios. Aleluya. Ant. 3. Se elevó en presencia de ellos, y una nube, en el cielo, lo ocultó a su vista. Aleluya. Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos: para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones, sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro. Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Se elevó en presencia de ellos, y una nube, en el cielo, lo ocultó a su vista. Aleluya. LECTURA BREVE Hb 10, 12-14 Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está sentado para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta que sus enemigos sean puestos por escabel de sus pies». Así, con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha santificado. RESPONSORIO BREVE V. Cristo, subiendo a la altura. Aleluya, aleluya. R. Cristo, subiendo a la altura. Aleluya, aleluya. V. Llevó consigo a los cautivos liberados. R. Aleluya, aleluya. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Cristo, subiendo a la altura. Aleluya, aleluya. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Aleluya. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Aleluya. PRECES Invoquemos, alegres, al Rey de la gloria, que elevado sobre la tierra atrae a todos hacia sí, y aclamémoslo, diciendo: Cristo, tú eres el rey de la gloria. Señor Jesús, rey de la gloria, que, después de ofrecerte como oblación por nuestros pecados, subiste victorioso hacia tu Padre, para sentarte a su diestra, lleva para siempre a la perfección a los que tú mismo has santificado. Sacerdote eterno y ministro de la nueva alianza, que vives intercediendo continuamente por nosotros, salva al pueblo que pone en ti su esperanza. Tú que, después de tu pasión, te manifestaste resucitado a tus discípulos y te dejaste ver de ellos durante cuarenta días, dígnate robustecer la debilidad de nuestra fe. Tú que en el día de hoy prometiste dar a los apóstoles el Espíritu Santo, para que fueran tus testigos hasta los confines del mundo, fortifica, con la fuerza de este mismo Espíritu, el testimonio que nosotros debemos dar de ti ante el mundo. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre, repitiendo la oración que Cristo nos enseñó: Padre nuestro... ORACIÓN Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Of La Tr Sx Nn Vs Cm HORA TERCIA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: ESPÍRITU DE DIOS, LA TIERRA LLENAS Espíritu de Dios, la tierra llenas, las mentes de los hombres las bañas en tu luz, tú que eres Luz de Dios, divino fuego, infunde en todo hombre la fuerza de la cruz. Sé luz resplandeciente en las tinieblas de quienes el pecado sumió en la obscuridad, reúne en la asamblea de los hijos los justos que te amaron, los muertos por la paz. Acaba en plenitud al Cristo vivo, confirma en el creyente la gracia y el perdón, reúnelos a todos en la Iglesia, testigos jubilosos de la resurrección. Amén. SALMODIA Ant. Oh Dios, ensalzaste tu majestad sobre los cielos. Aleluya. Salmo 119. DESEO DE LA PAZ. En mi aflicción llamé al Señor, y El me respondió. Líbrame, Señor, de los labios mentirosos, de la lengua traidora. ¿Qué te va a dar o mandar Dios, lengua traidora? Flechas de arquero, afiladas con ascuas de retama. ¡Ay de mí, desterrado en Masac, acampado en Cadar! Demasiado llevo viviendo con los que odian la paz; cuando yo digo: «Paz», ellos dicen: «Guerra». Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO. Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel. El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN ¡Qué alegría cuando me dijeron: «vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios». Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo». Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Oh Dios, ensalzaste tu majestad sobre los cielos. Aleluya. LECTURA BREVE Cf. Ap 1, 17c-18 Ví al Hijo del hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, el que vive. Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del hades.» V. No se turbe vuestro corazón. Aleluya. R. Pues voy al Padre. Aleluya. ORACIÓN OREMOS, Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Of La Tr Sx Nn Vs Cm HORA SEXTA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE Cuando la luz del día está en su cumbre, eres, Señor Jesús, luz y alegría de quienes en la fe y en la esperanza celebran ya la fiesta de la Vida Eres resurrección, palabra y prenda de ser y de vivir eternamente; sembradas de esperanzas nuestras vidas, serán en ti cosecha para siempre. Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro, de tu radiante luz llena este día, camino de alegría y de esperanza, cabal acontecer de nueva vida. Concédenos, oh Padre omnipotente, por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro, vivir ahora el fuego de tu Espíritu, haciendo de esta tierra un cielo nuevo. Amén. SALMODIA Ant. Asoma por un extremo del cielo, y su órbita llega al otro extremo. Aleluya. Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO. A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores, como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR. Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte -que lo diga Israel-, si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes. Bendito el Señor, que no nos entregó como presa a sus dientes; hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió, y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO. Los que confían en el Señor son como el monte Sión: no tiembla, está asentado para siempre. Jerusalén está rodeada de montañas, y el Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre. No pesará el cetro de los malvados sobre el lote de los justos, no sea que los justos extiendan su mano a la maldad. Señor, concede bienes a los buenos, a los sinceros de corazón; y a los que se desvían por sendas tortuosas, que los rechace el Señor con los malhechores. ¡Paz a Israel! Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Asoma por un extremo del cielo, y su órbita llega al otro extremo. Aleluya. LECTURA BREVE Hb 8, 1b-3a Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos. Él es el ministro del santuario y de la verdadera Tienda de Reunión, que fue fabricada por el Señor y no por hombre alguno. Todo sumo sacerdote es instituido para ofrecer oblaciones y sacrificios. V. El Señor puso en el cielo su trono. Aleluya. R. Su soberanía gobierna el universo. Aleluya. ORACIÓN OREMOS, Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Of La Tr Sx Nn Vs Cm HORA NONA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: SALVADOR DEL MUNDO Salvador del mundo, Señor de los ángeles: por tu cruz gloriosa la muerte venciste. Oh Señor, consérvanos los dones amables que, con sufrimientos, tú nos mereciste. Y a quienes a precio de dolor salvaste, llévalos al cielo para que te alaben. Llévalos a todos, Señor, suplicámoste, pues que nos hiciste reino de tu Padre. Amén. SALMODIA Ant. Levantando las manos, les dio su bendición y fue elevándose al cielo. Aleluya. Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE. Señor, dueño nuestro, ¡que admirable es tu nombre en toda la tierra! Ensalzaste tu majestad sobre los cielos. De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde. Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos; la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él; el ser humano, para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por las aguas. Señor, dueño nuestro, ¡que admirable es tu nombre en toda la tierra! Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO. El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo murmura. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Allí le ha puesto su tienda al sol: él sale como el esposo de su alcoba, contento como un héroe, a recorrer su camino. Asoma por un extremo del cielo, y su órbita llega al otro extremo: nada se libra de su calor. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 18 B - HIMNO A DIOS, AUTOR DE LA LEY La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante; los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos; la voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos; más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila. Aunque tu siervo vigila para guardarlos con cuidado, ¿quién conoce sus faltas? Absuélveme de lo que se me oculta. Preserva a tu siervo de la arrogancia, para que no me domine: así quedaré libre e inocente del gran pecado. Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, Señor, roca mía, redentor mío. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Levantando las manos, les dio su bendición y fue elevándose al cielo. Aleluya. LECTURA BREVE Col 3, 1-2 Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Poned vuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. V. Ensalzad al Rey de reyes. Aleluya. R. Cantad un himno a Dios. Aleluya. ORACIÓN OREMOS, Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Of La Tr Sx Nn Vs Cm II VÍSPERAS Oración de la tarde V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: RETORNA VICTORIOSO. Retorna victorioso la cruz en mano enhiesta como un cetro, como la llave que abre el paraíso; y a su lado retornan los cautivos vuelto en gozo las lágrimas y el duelo: ¡Jesús entra en el cielo! Vuelve el Esposo santo; el hijo más hermoso de la tierra regresa coronado de su viaje, y la Iglesia, la Esposa de su sangre, lo acompaña radiante de belleza: ¡Jesús entra en el cielo! Alzad vuestra esperanza, porque ha quedado el áncora clavada; si la tormenta agita el oleaje, no se agite la fe del navegante, que en la ribera Cristo nos amarra: ¡Jesús entra en el cielo! El Padre Dios se goza porque descansa el Hijo en su regazo al retorno triunfal de la pelea; goce la Iglesia, goce en su Cabeza, y alabe por los siglos a su Amado: ¡Jesús entra en el cielo!. Amén. SALMODIA Ant. 1. Subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya. Salmo 109, 1-5, 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.» Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.» El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.» El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes. En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya. Ant. 2. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Aleluya. Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL. Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. El nos somete los pueblos y nos sojuzga las naciones; El nos escogió por heredad suya: gloria de Jacob, su amado. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas: tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. Porque Dios es el rey del mundo: tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. Los príncipes de los gentiles se reúnen con el pueblo del Dios de Abraham; porque de Dios son los grandes de la tierra, y él es excelso. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Aleluya. Ant. 3. Ya ha entrado el Hijo del hombre en su gloria, y Dios ha recibido su glorificación por él. Aleluya. Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap. 11, 17-18; 12, 10b-12a Gracias te damos, Señor Dios omnipotente, el que eres y el que eras, porque has asumido el gran poder y comenzaste a reinar. Se encolerizaron las naciones, llegó tu cólera, y el tiempo de que sean juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos y a los que temen tu nombre, y a los pequeños y a los grandes, y de arruinar a los que arruinaron la tierra. Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por eso, estad alegres, cielos, y los que moráis en sus tiendas. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Ya ha entrado el Hijo del hombre en su gloria, y Dios ha recibido su glorificación por él. Aleluya. LECTURA BREVE 1Pe 3, 18. 21b-22 Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios. RESPONSORIO BREVE V. Subo a mi Padre y a vuestro Padre. Aleluya, aleluya. R. Subo a mi Padre y a vuestro Padre. Aleluya, aleluya. V. A mi Dios y a vuestro Dios. R. Aleluya, aleluya. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Subo a mi Padre y a vuestro Padre. Aleluya, aleluya. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Oh Rey de la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes triunfante al cielo: No nos dejes huérfanos, envía hacia nosotros la promesa del Padre, el Espíritu de verdad. Aleluya. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Oh Rey de la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes triunfante al cielo: No nos dejes huérfanos, envía hacia nosotros la promesa del Padre, el Espíritu de verdad. Aleluya. PRECES Aclamemos, alegres, a Jesucristo, que se ha sentado hoy a la derecha del Padre, y digámosle: Cristo, tú eres el rey de la gloria. Rey de la gloria, que has querido glorificar por medio de tu cuerpo la fragilidad de nuestra carne, elevándola hasta la gloria del cielo, purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra antigua dignidad. Tú que por amor descendiste hasta nosotros, haz que también nosotros por amor subamos hasta ti. Tú que prometiste atraer a todos hacia ti, no permitas que nosotros seamos apartados de la unidad de tu cuerpo. Tú que nos has precedido al cielo en tu ascensión gloriosa, haz que te sigamos ahí con nuestro corazón y nuestra mente. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Ya que te esperamos como Dios, juez de todos los hombres, haz que un día podamos contemplarte en tu gloria y majestad, junto con nuestros hermanos difuntos. Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre, repitiendo la oración que Cristo nos enseñó: Padre nuestro... ORACIÓN Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Of La Tr Sx Nn Vs Cm COMPLETAS (Oración antes del descanso nocturno) INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Himno: EN TI, SEÑOR, REPOSAN NUESTRAS VIDAS En ti, Señor, reposan nuestras vidas en el descanso santo de la noche; tú nos preparas para la alborada y en el Espíritu Santo nos acoges. En apartadas y lejanas tierras el sol ha despertado las ciudades; amigo de los hombres, ve sus penas y ensancha de tu amor los manantiales. Vencedor de la muerte y de las sombras, Hijo eterno de Dios, resucitado, líbranos del peligro de la noche al dormirnos confiados en tus brazos. Amén. SALMODIA Ant. Aleluya, aleluya, aleluya. Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE. Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío. Dios mío, confío en ti.» Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás: su brazo es escudo y armadura. No temerás el espanto nocturno, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidemia que devasta a mediodía. Caerán a tu izquierda mil, diez mil a tu derecha; a ti no te alcanzará. Tan sólo abre tus ojos y verás la paga de los malvados, porque hiciste del Señor tu refugio, tomaste al Altísimo por defensa. No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra; caminarás sobre áspides y víboras, pisotearás leones y dragones. «Se puso junto a mí: lo libraré; lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé. Con él estaré en la tribulación, lo defenderé, lo glorificaré; lo saciaré de largos días, y le haré ver mi salvación.» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Aleluya, aleluya, aleluya. LECTURA BREVE Ap 22, 4-5 Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Aleluya, aleluya. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya. CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya. ORACIÓN OREMOS, Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor. Amén BENDICIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Reina del cielo, alégrate, aleluya, porque Cristo, a quien llevaste en tu seno, aleluya, ha resucitado, según su palabra, aleluya. Ruega al Señor por nosotros, aleluya. Of La Tr Sx Nn Vs Cm www.liturgiadelashoras.com.ar

19 CALENDARIO LITURGICO-PASTORAL: SÁBADO DE LA VI SEMANA DE PASCUA

19 CALENDARIO LITURGICO-PASTORAL: SÁBADO DE LA VI SEMANA DE PASCUA Misa: del sábado (blanco). Misal: ants. y oracs. props., Pf. Pasc. Lecc.: vol. VII, lects. de la VI semana de Pascua-sábado: • Hch 18, 23-28. Apolo demostraba con la Escritura que Jesús es el Mesías. • Sal 46. Dios es el rey del mundo. • Jn 16, 23b-28. El Padre os quiere, porque vosotros me queréis y creéis. Calendarios: Dominicas de la Anunciata: San Francisco Coll y Guitart, presbítero (F). Vic y Dominicos: (MO). Agustinos: Beatos Clemente de Ósimo y Agustín de Tarano, presbíteros (MO). Palencia: Beato Pedro de Dueñas, mártir (MO). Tarazona: Beato Juan Lorenzo, mártir (MO). Vitoria: Santa Josefa del Corazón de Jesús Sancho Guerra (MO). OFM Cap.: San Crispín de Viterbo, religioso (MO). Córdoba: Santa Rafaela María del Sagrado Corazón, virgen (ML). Valencia: Beatos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, mártires (ML). Benedictinos: San Celestino V, papa (ML). Fuente: www.almudi.org

Santoral del 19 de Mayo: San Ivo
 Patrono de los abogados
 (año 1303)

Santoral del 19 de Mayo: San Ivo
 Patrono de los abogados
 (año 1303) Los vecinos de San Ivo compusieron un epitafio bien especial que dice:
 San Ivo era bretón.
 Era abogado y no era ladrón.
 Santo Dios: ¡que admiración San Ivo, el abogado santo al cual los juristas de muchos países tiene como Patrono, nació en la provincia de Bretaña en Francia. Su padre lo envió a estudiar a la Universidad de París, y allí dirigido por famosos profesores de derecho, obtuvo su doctorado como abogado. 
 En sus tiempos de estudiante oyó leer aquella célebre frase de Jesús: "Ciertos malos espíritus no se alejan sino con la oración y la mortificación" (Mc. 9,29), y se propuso desde entonces dedicar buen tiempo cada día a la oración y mortificarse lo más que le fuera posible en las miradas, en las comidas, en el lujo en el vestir, y en descansos que no fueran muy necesarios. Empezó a abstenerse de comer carne y nunca tomaba bebidas alcohólicas. Vestía pobremente y lo que ahorraba con todo esto, lo dedicaba a ayudar a los pobres. Y Dios lo premió concediéndole una gran santidad y una generosidad inmensa en favor de los necesitados.
 Al volver a su tierra natal (Bretaña) fue nombrado juez del tribunal y en el ejercicio de su cargo se dedicó a proteger a los huérfanos, a defender a los más pobres y a administrar la justicia con tal imparcialidad y bondad, que aun aquellos a quienes tenía que decretar castigos, lo seguían amando y estimando.
 Su gran bondad le ganó el título de "Abogado de los pobres". No contento con ayudar a los que vivían en su región, se trasladaba a otras provincias a defender a los que no tenían con qué pagar un abogado, y a menudo pagaba los gastos que los pobres tenían que hacer para poder defender sus derechos.
 Visitaba las cárceles y llevaba regalos a los presos y les hacía gratuitamente memoriales de defensa a los que no podían conseguirse un abogado.
 En aquel tiempo los que querían ganar un pleito les llevaban costosos regalos a los jueces. San Ivo no aceptó jamás ni el más pequeño regalo de ninguno de sus clientes, porque no quería dejarse comprar ni inclinarse con parcialidad hacia ninguno.
 Cuando le llevaban un pleito, él se esmeraba por tratar de obtener que los dos litigantes arreglaran todo amigablemente en privado, sin tener que hacerlo por medio de demandas públicas. Así obtuvo que muchos litigantes terminaran siendo amigos y se evitaran los grandes gastos que les podían ocasionar los pleitos judiciales.
 Después de trabajar bastante tiempo como juez, San Ivo fue ordenado sacerdote, y desde entonces, los últimos quince años de su vida los dedicó totalmente a la predicación y a la administración de los sacramentos. Consiguió dinero de donaciones y construyó un hospital para enfermos pobres. Todo lo que llegaba lo repartía entre los más necesitados. Solamente se quedaba con la ropa para cambiarse. Lo demás lo regalaba. Una noche se dio cuenta de que un pobre estaba durmiendo en el andén de la casa cural, entonces se levantó y le dio su propia cama y él durmió en el puro suelo.
 De muchas partes llegaban personas litigantes a obtener que San Ivo hiciera las paces entre ellos y él lograba con admirable facilidad poner de acuerdo a los que antes estaban alegando. Y aprovechaba de todas estas ocasiones para predicar a la gente acerca de la Vida Eterna que nos espera y de lo mucho que debemos amar a Dios y al prójimo.
 Alguien le aconsejó que no regalara todo lo que recibía. Que hiciera ahorros para cuando llegara a ser viejo y él le respondió: - Y ¿quién me asegura que voy a llegar a ser viejo? En cambio lo que sí es totalmente seguro es que el buen Dios me devolverá cien veces más lo que yo regale a los pobres". Y siguió repartiendo con gran generosidad.
 A principios de mayo del año 1303 empezó a sentirse muy débil. Pero no por eso dejó de dedicar largos ratos a la oración y a la meditación y a ayudar a pacificar a cuantos estuvieran peleados o en discusiones y pleitos.
 El 19 de mayo del año 1303 estaba tan débil que no podía mantenerse de pie y necesitaba que lo sostuvieran. Sin embargo celebró así la Santa Misa. Después de la Misa se recostó y pidió que le administraran la Unción de los enfermos y murió plácidamente, como quien duerme en la tierra para despertar en el cielo. Tenía 50 años. www.ewtn.com/español