Domingo XXII del Tiempo Ordinario
29 de agosto de 2010
Liturgia de la Palabra para Comunidades sin Sacerdote
• Canción de entrada.-
• Presentación.
Tenemos que ser conscientes de que en muchos sitios la gente no está acostumbrada a estas celebraciones y espera que vaya un sacerdote a celebrar el acto litúrgico. Es, por tanto, una deferencia informarles de lo que se va a hacer y explicarles el por qué de esta ceremonia.
Antes de empezar la celebración es bueno preguntar a la gente si ha habido alguna cosa especial por la que podamos orar, (una muerte, un problema cercano, algo significativo…)
RITO DE ENTRADA: ORACIÓN
Después del rito de entrada, debemos decir a la gente lo que significa el que Dios nos haya invitado al Banquete Eucarístico y reconocer que no somos dignos de ello por lo que decimos:
• Tú, que has sido enviado a sanar los corazones afligidos. Señor, ten piedad.
• Tú, que has venido a llamar a los pecadores. Cristo, ten piedad.
• Tú, que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros. Señor ten piedad.
por si alguien quiere tomarlo de base para confeccionar otros nuevos)
EXAMEN.
**También puede presentarse, en alguna celebración especial, otra opción como sería hacer un examen en el momento del perdón: (Pongo un ejemplo
Cuando el hombre se encuentra delante de Dios lo primero que experimenta es su pequeñez, su necesidad, su pobreza.
Pidamos la gracia de sentirnos pecadores salvados por la gran misericordia de Dios y dispongámonos a cuestionar un poco nuestra vida.
JESÚS ME DICE QUE LA MIES ES ABUNDANTE Y ME LLAMA A TRABAJAR CON ÉL.
• ¿Escucho su llamada? ¿O procuro escuchar otras voces más sugerentes para mí?
• ¿Aporto algo de lo que tengo, o espero que den los demás, instalándome en la comodidad?
• ¿Hago caso a los condicionamientos humanos para justificar mi falta de compromiso?
VE TÚ TAMBIÉN A TRABAJAR A MI VIÑA.
• ¿Todavía sigues diciendo que nadie te ha contratado?
• ¿Has buscado las personas, las situaciones, las intervenciones que hacen significativa la llamada o sigues con el grupo de los que no quieren compromisos?
ROGAD AL DUEÑO DE LA MIES PARA QUE MANDE OBREROS A SU MIES.
• ¿Intercedes ante el Señor para que te haga solidario con los demás?
• ¿Le pides que te haga generoso a la hora de responder?
• ¿Le pides para que te haga humilde a la hora de trabajar por el Reino?
GLORIA.-
El Gloria puede rezarse, dependiendo del día en que realicemos la Liturgia de la Palabra.
LECTURAS.-
Primera Lectura
Lectura del libro del
Eclesiástico (Sirácide)
(3, 19-21. 30-31)
Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te amarán más que al hombre dadivoso. Hazte tanto más pequeño cuanto más grande seas y hallarás gracia ante el Señor, porque sólo él es poderoso y sólo los humildes le dan gloria.
No hay remedio para el hombre orgulloso, porque ya está arraigado en la maldad.
El hombre prudente medita en su corazón las sentencias de los otros, y su gran anhelo es saber escuchar.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 67
Dios da libertad y riqueza
a los cautivos.
Ante el Señor, su Dios, gocen los justos, salten de alegría. Entonen alabanzas a su nombre. En honor del Señor toquen la cítara.
Dios da libertad y riqueza
a los cautivos.
Porque el Señor, desde su templo santo, a huérfanos y viudas da su auxilio; él fue quien dio a los desvalidos casa, libertad y riqueza a los cautivos.
Dios da libertad y riqueza
a los cautivos.
A tu pueblo extenuado diste fuerzas, nos colmaste, Señor, de tus favores y habitó tu rebaño en esta tierra, que tu amor preparó para los pobres.
Dios da libertad y riqueza
a los cautivos.
Segunda Lectura
Lectura de la carta a los
hebreos (12, 18-19. 22-24)
Hermanos: Cuando ustedes se acercaron a Dios, no encontraron nada material, como en el Sinaí: ni fuego ardiente, ni oscuridad, ni tinieblas, ni huracán, ni estruendo de trompetas, ni palabras pronunciadas por aquella voz que los israelitas no querían volver a oír nunca.
Ustedes, en cambio, se han acercado a Sión, el monte y la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a la reunión festiva de miles y miles de ángeles, a la asamblea de los primogénitos, cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el juez de todos los hombres, y a los espíritus de los justos que alcanzaron la perfección. Se han acercado a Jesús, el mediador de la nueva alianza.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (14, 1. 7-14)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:
“Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”.
Luego dijo al que lo había invitado: “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
Es humano el afán de ser, de situarse, de estar sobre los demás. Parece tan natural convivir con este deseo que lo contrario se etiqueta en nuestra sociedad de “idiotez”. Quien no aspira a más, quien no se sitúa por encima de los demás, quien no se sobrevalora, es tachado, a veces, de “tonto” en este mundo tan competitivo.
En nuestra sociedad hay un complejo sistema de normas de protocolo por las que cada uno se debe situar en ella según su valía. En los actos públicos, las autoridades civiles o religiosas ocupan uno u otro lugar según escalafón, observando una rigurosa jerarquía en los puestos. Se está ya tan acostumbrado a tales reglas, que parece normal este comportamiento jerarquizado.
Jesús acaba con este tipo de protocolo, invitando a la sensatez y al sentido común a sus seguidores. Es mejor, cuando se es invitado, no situarse en el primer puesto, sino en el último, hasta tanto venga el jefe de protocolo y coloque a cada uno en su lugar.
El consejo de Jesús debe convertirse en la práctica habitual del cristiano. El lugar del discípulo, del seguidor de Jesús es, por libre elección, el último puesto. Lección magistral del evangelio que no suele ponerse en práctica con frecuencia. No hay que darse postín; deben ser los demás quienes nos den la merecida importancia; lo contrario puede traer malas consecuencias. El cristiano no debe situarse nunca por propia voluntad en lugar preferente.
No sólo no darse importancia, sino actuar siempre desinteresadamente. Jesús denuncia la práctica de aquellos que invitan a quienes los invitan, del “do ut des”, del “te doy para que me des” y anima a invitar a pobres, lisiados, cojos y ciegos, gente a la que nadie invita cuando se da un banquete; quien actúe así será dichoso, porque no tendrá recompensa humana, sino divina “cuando resuciten los justos”. Las palabras de Jesús son una invitación a la generosidad que no busca ser compensada, al desinterés, a celebrar la fiesta con quienes nadie la celebra y con aquellos de los que no se puede esperar nada. El cristiano debe sentar a su mesa, o lo que es igual, compartir su vida con los marginados de la sociedad, que no tienen, por lo común, lugar en la mesa de la vida: pobres, lisiados, cojos y ciegos. Quien así actúa sentirá la dicha verdadera de quien da sin esperar recibir.
Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy muestran las reglas de oro del protocolo cristiano: renunciar a darse importancia, invitar a quienes no pueden corresponder; dar la preferencia a los demás, sentar a la mesa de la vida a quienes hemos arrojado lejos de la sociedad.
Quien esto hace, merece una bienaventuranza que viene a sumarse al catálogo de las ocho del sermón del monte: «Dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»
Para Jesús adquiere el verdadero honor quien no se exalta a sí mismo sobre los demás, sino quien se abaja voluntariamente. Paradójicamente, se adquiere el verdadero honor no exaltándose a sí mismo sobre los demás, sino poniéndose el último a su servicio. La generosidad se debe compartir con los “pobres”! que no pueden pagar con la misma moneda, porque no tienen nada. Honor y vergüenza adquieren en boca de Jesús un contenido diferente: el honor consiste en servir ocupando los últimos puestos y esto ya no es motivo de vergüenza sino señal verdadera de que se está ya dentro del grupo de los verdaderos seguidores de un Jesús que no ha venido para ser servido, sino para servir y dar la vida por muchos”
Las restantes lecturas de este domingo van en la misma línea del evangelio; en la primera, del libro del Eclesiástico se dan consejos de sentido común: la conveniencia de proceder siempre con humildad, de hacerse pequeño en las grandezas humanas, de no darse demasiada importancia, tan en la línea del comportamiento y los consejos de Jesús que se ha hecho asequible, menos solemne, menos accesible y ya no se manifiesta, como Dios en el Antiguo Testamento, con señales de fuego, nubarrones, tormenta y estruendo, sino como mediador de la Nueva Alianza, como puente entre la comunidad y Dios. Para llegar a Dios, los cristianos tienen que pasar por Jesús, verdadero camino para el Padre y el único sendero que debe practicar la comunidad cristiana. El se ha definido en el evangelio de Juan como camino, verdad y vida, o como camino que lleva a la verdad que es y conduce a la vida. Y la vida florece en plenitud cuando está impregnada de amor sin aspavientos ni deseos de protagonismo, cuando se sabe ocupar el único lugar de libre elección del cristiano: el último puesto, para que no haya últimos, para que no haya quienes estén arriba y abajo, como Jesús se propuso. Maravillosa utopía que nos empuja para conseguir cuanto antes la única aspiración o meta que debe ponerse el cristiano: la de hacer un mundo de hermanos, igualados en el servicio mutuo.
CREDO.-
PETICIONES.-
La oración de los fieles
CELEBRANTE
Humildad y sencillez, esa es la receta. Esa es la senda que nos lleva al Padre. Le pedimos a Él que nos de fuerza para perseverar en su camino. Repetimos:
SEÑOR, HAZ QUE CREZCA NUESTRA HUMILDAD.
1.- Por la Papa, los obispos, sacerdotes y todas las personas consagradas, para que hagan de su vida un continuo servicio al hermano desde la humildad y el Amor.
OREMOS AL SEÑOR
MONITOR
2.- Por los que dirigen las naciones, imparten justicia y tienen en poder económico para que descubran que el Señor nos llama a estar pendientes de los más necesitados.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Por los que sufren en el cuerpo o en el alma, los que están sin trabajo o viven lejos de sus familiares, para que encuentren consuelo en todos los que viven a su alrededor.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Por los jóvenes y niños que han disfrutado de este tiempo de descanso para que vuelvan con más ilusión a sus quehaceres diarios como estudiantes siempre en compañía del Señor.
OREMOS AL SEÑOR
5.- Por todos aquellos que dedican su tiempo a ayudar a los demás, para que descubran en esta labor la voluntad de Dios y les lleve a vivir más cerca de Cristo y la Iglesia.
OREMOS AL SEÑOR
6.- Por todos nosotros, para que vivamos de forma sencilla, siempre atentos a la Palabra de Dios, y alimentados con su Eucaristía.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRANTE
Padre Nuestro, atiende estas necesidades que tu pueblo confiado te presenta.
Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
AMEN.
OFERTORIO
Es obvio que, en una celebración de la Palabra, no se ofrece el pan y el vino ya que no hay consagración, pero si se puede hacer un ofrecimiento por los allí reunidos, poniendo en manos del Señor todo lo que en ese momento querríamos ofrecerle. (Aquí se puede ofrecer lo que somos, lo que tenemos, a los seres que queremos…)
SANTO.-
Yo creo que el Santo no se debe omitir, ya que es una manera de alabar y dar gracias al Señor; por lo que se debe de hacer una invitación a la alabanza, a la acción de gracias y se puede leer un prefacio o simplemente cantar el Santo.
CONSAGRACIÓN.-
La gente que va a misa frecuentemente sabe todas estas cosas pero, quizá, haya personas que no lo sepan por eso es bueno explicar por qué en la Liturgia de la Palabra no hay consagración ya que solamente puede consagrar un sacerdote.
Lo que si se puede hacer es tener en ese momento unos minutos de adoración o cantar algún canto eucarístico.
También se puede tener un recuerdo por las personas que han fallecido recientemente, ya que los seres cercanos lo agradecen mucho.
PADRENUESTRO.-
El rito del Padrenuestro se puede leer dando entrada, con las palabras del ritual, antes de que lo recen todos los asistentes.
LA PAZ.-
Me parece importante no omitir este momento en el que vamos a pedir por la paz, todos estamos muy sensibles con este tema y es bueno ponerlo en manos del Señor. Podemos hacerlo leyendo la oración de la paz que ofrece la liturgia.
COMUNIÓN.- Seguir las pautas que indica el misal con el que estamos siguiendo la liturgia.
Después se puede hacer una Acción de Gracias.
ORACIÓN FINAL.-
Se lee la oración final y se termina como se termina la liturgia de las horas.
“El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna".
También se puede hacer con una frase corta, sacada del evangelio o de alguna lectura que sirva como consigna para la vida.
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