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viernes, 16 de noviembre de 2012

18 CALENDARIO LITURGICO-PASTORAL: † XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

18 CALENDARIO LITURGICO-PASTORAL: † XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Misa: del Domingo (verde). Misal: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical. Lecc.: vol. II, lects. del domingo XXXIII del T.O. (año B): • Dn 12, 1-3. Por aquel tiempo se salvará tu pueblo. • Sal 15. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. • Hb 10, 11-14. 18. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. • Mc 13, 24-32. Reunirá a los elegidos de los cuatro vientos. Hoy es el penúltimo domingo del Año litúrgico. La liturgia habla de los últimos días. Todo pasará menos la Palabra divina. Daniel primero (1ª lect.) y luego el mismo Jesús (Ev.) hablan de las señales que anuncian el fin. Unos despertarán para la vida eterna y otros para la ignominia perpetua (1ª lect.). En un día indeterminado el Hijo del Hombre reunirá a todos de los cuatro vientos (Ev.). Cuando Cristo vuelva glorioso todos sus enemigos serán puestos bajo sus pies (2ª lect.). – DÍA Y COLECTA DE LA IGLESIA DIOCESANA (dependiente de la CEE, optativa): Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la orac. univ., colecta. – Hoy no se permiten las Misas de difuntos, excepto la exequial. Fuente: www.almudi.org Calendario Litúrgico - Pastoral 2011-2012 Texto de la Conferencia Episcopal Española, Comisión Episcopal de Liturgia Ciclo «B» Año «par»

Santoral del 18 de Noviembre: Dedicación de las Basílica de San Pedro y San Pablo

Santoral del 18 de Noviembre: Dedicación de las Basílica de San Pedro y San Pablo Propongámonos tener siempre el más grande respeto y veneración por nuestros templos La actual Basílica de San Pedro en Roma fue consagrada por el Papa Urbano Octavo el 18 de noviembre de 1626, aniversario de la consagración de la Basílica antigua. La construcción de este grandioso templo duró 170 años, bajo la dirección de 20 Sumos Pontífices. Está construida en la colina llamada Vaticano, sobre la tumba de San Pedro. Allí en el Vaticano fue martirizado San Pedro (crucificándolo cabeza abajo) y ahí mismo fue sepultado. Sobre su sepulcro hizo construir el emperador Constantino una Basílica, en el año 323, y esa magnífica iglesia permaneció sin cambios durante dos siglos. Junto a ella en la colina llamada Vaticano fueron construyéndose varios edificios que pertenecían a los Sumos Pontífices. Durante siglos fueron hermoseando cada vez más la Basílica. Cuando los Sumos Pontífices volvieron del destierro de Avignon el Papa empezó a vivir en el Vaticano, junto a la Basílica de San Pedro (hasta entonces los Pontífices habían vivido en el Palacio, junto a la Basílica de Letrán) y desde entonces la Basílica de San Pedro ha sido siempre el templo más famoso del mundo. La Basílica de San Pedro mide 212 metros de largo, 140 de ancho, y 133 metros de altura en su cúpula. Ocupa 15,000 metros cuadrados. No hay otro templo en el mundo que le iguale en extensión. Su construcción la empezó el Papa Nicolás V en 1454, y la terminó y consagró el Papa Urbano VIII en 1626 (170 años construyéndola). Trabajaron en ella los más famosos artistas como Bramante, Rafael, Miguel Angel y Bernini. Su hermosura es impresionante. Hoy recordamos también la consagración de la Basílica de San Pablo, que está al otro lado de Roma, a 11 kilómetros de San Pedro, en un sitio llamado "Las tres fontanas", porque la tradición cuenta que allí le fue cortada la cabeza a San Pablo y que al cortársela cayó al suelo y dio tres golpes y en cada golpe salió una fuente de agua (y allí están las tales tres fontantas). La antigua Basílica de San Pablo la habían construido el Papa San León Magno y el emperador Teodosio, pero en 1823 fue destruida por un incendio, y entonces, con limosnas que los católicos enviaron desde todos los países del mundo se construyó la nueva, sobre el modelo de la antigua, pero más grande y más hermosa, la cual fue consagrada por el Papa Pío Nono en 1854. En los trabajos de reconstrucción se encontró un sepulcro sumamente antiguo (de antes del siglo IV) con esta inscripción: "A San Pablo, Apóstol y Mártir". Estas Basílicas nos recuerdan lo generosos que han sido los católicos de todos los tiempos para que nuestros templos sean lo más hermoso posible, y cómo nosotros debemos contribuir generosamente para mantener bello y elegante el templo de nuestro barrio o de nuestra parroquia. Fuente: www.ewtn.com/espanol

Meditación: Domingo de la semana 33 de tiempo ordinario; ciclo B. 18 de noviembre, 2012.

Meditación: Domingo de la semana 33 de tiempo ordinario; ciclo B. 18 de noviembre, 2012. San Miguel salva a Israel, y anuncia que Jesús con su sacrificio nos salvará de una vez para siempre, y nos reunirá. “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre»” (Marcos 13,24-32). 1. En el Evangelio, Jesús habla del fin del mundo: “el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte”; y para cuando se acabe todo hay que tener la maleta hecha, estar preparados, haber dado fruto: “Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que Él está cerca, a la puerta”. Y como no sabemos cuándo será el examen de la vida, hemos de llevar las asignaturas al día, sobre todo la del amor. Ya no habrá más cosas desagradables, será todo precioso entonces, como una fiesta continua con los mejores deportes, las mejores músicas y canciones y bailes, los mejores amigos y por supuesto nuestra familia, todas las diversiones y paisajes con montañas y valles, ríos y mares, islas y playas, aves y peces y nuestros animales preferidos, y los salvajes, que podremos jugar con ellos, todo lleno de olores y colores y sabores y con las mejores comidas y pasteles y helados, etc. Y allá se podrá practicar desde el esquí al submarinismo, básquet y fútbol con los mejores jugadores de la historia, pero lo mejor será estar con el Señor, y con la Virgen y los santos junto al Padre en el Espíritu Santo. ¡Vale la pena luchar por ello, ánimo! 2. El libro de Daniel dice que Miguel arcángel salvará al pueblo de Israel y “todos los inscritos en el libro… despertarán: unos para vida eterna, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad”. O sea que irán al cielo, nos habla de la resurrección de los muertos. Hace poco he leído el chiste de uno que llama preguntando por alguien: “¿está fulanito?” y responden al otro lado: “-no, pero vendrá”. Insiste: –“¿Cuándo? ¿Tardará mucho en ir?” –“no sé, pero vendrá”, le dicen. Y algo curioso, quiere aclarar cómo sabe que irá si no lo conoce: “-oiga, ¿cómo está usted tan seguro?, ¿con quién hablo?” Y le responden: –“Con el cementerio…” En la Misa de hoy nos dice Jesús: “yo tengo pensamientos de paz y no de aflicción”, de manera que si alguna cosa nos quita la paz, no es de Dios, hemos de quitarla de la cabeza como si fuera una idea del demonio, porque Jesús es Príncipe de la Paz, y hemos de pensar las cosas –también las decisiones difíciles- de manera que nos den paz, pensamientos de paz, de resurrección… de cielo, que vale la pena. En la práctica, eso se hace pensando de manera positiva y constructiva, sin olvidar que lo mejor está por venir, sin dejarse ganar la batalla de la esperanza, que tanto fastidia al demonio, y por eso nos quiere hacer perder la paz… Daniel, en tiempos difíciles, les anima a sus compañeros con esa esperanza, la gloria especial que Dios les tiene reservada, para que les anime ante la persecución que sufren. Con el Salmo pido a Dios: “Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti”, con la esperanza de que el Señor es mi seguridad, “mi heredad” y mi suerte, yo “tengo siempre presente al Señor, con Él… no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas”, porque nos guía hasta el cielo: “Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua” a tu lado. No nos da una herencia de unos millones, Dios mismo y su Reino es nuestra herencia, la lotería que nos toca: ¡estamos de suerte, porque nos ama tanto, más que todas las madres y las abuelas del mundo juntas! Y ya es decir, eh? Por eso queremos llevar el amor de Dios en nuestro corazón, seguir las pistas que nos da y decirle a Jesús que sea nuestro "camino": "Me enseñarás el camino de la vida" que lleva al "gozo pleno en la presencia" divina, a "la alegría perpetua" junto al Señor hasta más allá de la muerte, en la vida eterna, para siempre… "mi fiesta". Mientras, vamos a seguir su mandato: "Tomad y bebed". Sí, nuestra suerte es maravillosa, nuestra parte la más bella... y sin cesar nos reunimos para dar "gracias". Esto es la Eucaristía. Tenemos ya la presencia de Dios, la prenda de felicidad... ¿Escuchamos a Jesús que pronuncia estas palabras ardientes? Nos preguntamos a veces lo que Jesús podría decir durante las largas noches que pasaba en oración y ¿hacemos oración? "Permaneced en mí, como yo permanezco en vosotros". "Estoy a la puerta y llamo... si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo". No es por mera casualidad que Jesús tomara como signo de su presencia ¡"una comida", a la cual nos invita!... La certeza de que Dios está con nosotros, Emmanuel. Podemos mantener con Él una conversación continua, día y noche: meditación-conversación-oración... nos prepara para el cielo. Señor, que te busque, que Tú seas mi único amor absoluto: los demás, contigo (porque quien busca el amor total en otros, se defrauda en los amigos, en los esposos, porque hay algo que sólo Dios da…). 3. La carta a los Hebreos nos dice que “Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio… Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a lo que van siendo consagrados”, y en la Misa se ofrece para nuestra salvación. Así como el Sacerdote entraba en el templo, Cristo ha entrado en un santuario eterno que es el cielo, su ascensión hasta el Padre y el sacrificio de Cristo abre a todos los hombres el acceso a los bienes espirituales, al cielo, en tanto que los sacrificios antiguos sólo eran símbolos: el sacrificio de Cristo es causa de una salvación eterna. Todo por su obediencia amorosa, que es aceptación y exaltación de la condición humana. Así, donde había el pecado, ahora hay más amor. El Señor nos introduce en la religión interior, fundada en la confianza de hijos y confianza, y no en el temor. No debemos, pues, preocuparnos de nuestros fallos y defectos, pues no importan, lo que importa es la victoria de Cristo sobre el pecado y nuestra buena voluntad en luchar, para que la victoria sea en todas sus consecuencias. Por ejemplo, no se trata tanto de hacer sacrificios para alcanzar el perdón, sino de perdonar para poder participar de la gracia del sacrificio de Cristo: “misericordia quiero, y no sacrificio”. Así también nosotros entramos en el templo, nuestra entrada ante Dios consiste en la «sinceridad y plenitud de fe..., la confesión de la esperanza..., la caridad y las buenas obras». Creyendo, esperando y amando: «Tenemos libertad para entrar en el santuario llevando la sangre de Cristo... Acerquémonos... por la fe, la esperanza y la caridad». Esto es lo que hemos de ofrecer. Esto es lo que hizo Cristo. Llucià Pou Sabaté Fuente: www.almudi.org

Lectio: Domingo XXXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 18 de Noviembre, 2012

Lectio: Domingo XXXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 18 de Noviembre, 2012 LECTIO: 33º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (B) Discurso final Marco 13,24-32 1. Oración inicial Shadai, Dios de la montaña, que haces de nuestra frágil vida la roca de tu morada, conduce nuestra mente a golpear la roca del desierto, para que brote el agua para nuestra sed. La pobreza de nuestro sentir nos cubra como un manto en la obscuridad de la noche y abra el corazón para acoger el eco del Silencio para que el alba envolviéndonos en la nueva luz matutina nos lleve con las cenizas consumadas por el fuego de los pastores del Absoluto que han vigilado por nosotros junto al Divino Maestro, el sabor de la santa memoria. 2. Lectio a) El texto: 24 «Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, 25 las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. 26 Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; 27 entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28 «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. 30 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.32 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. b) Momento de silencio: Dejamos que la voz del Verbo resuene en nosotros. 3. Meditatio a) Algunas preguntas: - Después de aquella tribulación. La vida humana lleva las señales del trabajo, el sello de la muerte preñada de vida nueva: ¿Podemos contarnos entre los elegidos que serán reunidos desde los cuatro vientos? - El Hijo del hombre viene sobre las nubes: ¿Seremos capaces de levantar la mirada desde nuestra miseria para verlo llegar sobre el horizonte de nuestra vida? - Aprended de la higuera: El hombre tiene tanto que aprender y no debe buscar quién sabe en dónde. La naturaleza es el primer libro de Dios. ¿Tenemos voluntad para abrirlo, o quizás le rompemos las páginas creyendo que es nuestro? - Todo pasa, sólo la Palabra de Dios permanece para siempre. Cuántas palabras vanas, cuántos sueños y placeres arrebatados por el tiempo que inexorablemente se lleva todo lo que tiene fin. La roca sobre la que habíamos construido a nosotros mismos ¿es la roca de la Palabra del Dios viviente? - Aquel día y aquella hora ninguno la conoce: no está en nosotros el saberlo. El Padre lo sabe. ¿Estamos dispuestos a creerlo? b) Clave de lectura: El profundo cambio del cosmo descrito por Marcos entre metáforas y realidades anuncia la inminencia del fin que nos introduce en una inmensa novedad. La aparición del Hijo sobre las nubes abre a la humanidad a la dimensión celeste. Él no es un juez inapelable, sino un Salvador potente, que aparece en el esplendor de su gloria divina, para reunir a los elegidos, para hacerlos partícipes de la vida eterna en el reino dichoso del cielo. No hay en Marcos escena de juicio, amenaza o condena...queriendo suscitar la esperanza y alimentar la espera, se anuncia la victoria final. vv. 24-25. Después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá... a la gran tribulación se opone una nueva realidad. El evangelista considera vecina la parusía, aunque permanece oculta la hora. La desintegración del cosmo está descrito con expresiones típicas del leguaje apocalíptico, con una forma estilística cuidada: los cuatro elementos están dispuestos de dos en dos, recurriendo al paralelismo. Es evidente el reclamo a Is. 13,10 cuando se habla de oscurecerse tanto el sol como la luna, y a Is. 34, 4 cuando se habla de la convulsión de las potencias que están en los cielos. v. 26. Entonces verán al Hijo del Hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria. Es el punto culminante del discurso escatológico de Marcos. El tiempo de la espera se cumple, llega el momento de la recapitulación de todo en Cristo. El fin del mundo no es otra cosa que premisa de la parusía gloriosa del Hijo del hombre prevista por Daniel 7,13. Las nubes indican la presencia de Dios que en las teofonías le sirven para descender sobre la tierra. Los atributos de la soberanía divina, el poder y la gloria, recordados por Jesús ante el sanedrín (14, 62), no son una amenaza para el hombre, sino la proclamación solemne de la dignidad mesiánica que trasciende la humanidad de Cristo. v. 27. Entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo delcielo. Con este primer acto del Hijo del hombre, aparece el verdadero significado de la parusía: la salvación escatológica del pueblo de Dios , disperso por el mundo. Los elegidos serán todos reunidos. Ninguno será olvidado. No se habla de castigo para los enemigos ni de catástrofes punitivas, sino de unificación. Y existirá un lugar extraño a esto, porque desde la extremidad de la tierra hasta la extremidad del cielo, los ángeles reunirán a los hombres en torno a Cristo. Es un encuentro glorioso. v. 28. De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. La parábola de la higuera nos viene a decir la certeza y la proximidad de los sucesos anunciados, y de modo particular la venida del Hijo del hombre, prefigurada en la cercana pasión, muerte y resurrección. El mandato dirigido a los oyentes: ¡Aprended! revela el sentido parentético de la semejanza: es una invitación a penetrar profundamente en el sentido de las palabras de Jesús para comprender el proyecto de Dios sobre el mundo. El árbol de la higuera que pierde sus hojas en el avanzado otoño y le renacen ya tarde con respecto a las otras plantas, pasada la primavera, anuncia la llegada del verano. v. 29 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. El hombre puede conocer el diseño de Dios por las cosas que acontecen. ¿Cuáles son las cosas que acontecen? Marcos ha hablado en el v. 14 de la abominación de la desolación. Esta es la señal, la señal del fin, o sea de la parusía, de la aparición del Hijo del hombre. Estas cosas que son el principio de los dolores, nos llevarán a un nuevo nacimiento, porque Él está cerca, a las puertas. v.30. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. Se han hecho muchas hipótesis sobre el significado de esta generación. Más que de una afirmación cronológica se trata de una expresión cristológica. La Iglesia primitiva siempre ha afirmado, aun esperando una venida en breve término del Señor, lo incierto del momento preciso. Todo creyente que lee esto, en cualquier tiempo, puede creerse como haciendo parte de esta generación. v.31. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. La certeza de que las palabras del Señor no pasarán jamás, infunde confianza a cualquiera que reflexione sobre la caducidad del mundo y de las cosas del mundo. Construirse sobre la Palabra de Dios permitirá que no subsista la abominación de la desolación y que el sol, la luna y las estrellas no pierdan su esplendor. El hoy de Dios se convierte para el hombre en la única vía para llegar a si mismo, porque si en su palabras no existe ni el ayer ni el mañana, no deberá temer ya la muerte. v. 32 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. El final es cierto, pero el conocimiento de cuando vendrá, está reservado al Padre. Jesús no ha dicho nunca nada de preciso sobre esto. Por tanto, si alguno pretende referirse a una presunta enseñanza de Jesús, miente. El final hace parte de los secretos insondables que configuran el misterio de Dios. La misión del Hijo es la actuación del Reino, no la revelación del cumplimiento de la historia humana. Jesús comparte así, hasta el fondo, su condición humana. Con sukénosis voluntaria está muy bien de acuerdo la posibilidad de ignorar el día y la hora del fin del mundo. c) Reflexión: La tribulación como pan cotidiano para la vida del hombre es señal de la venida del Hijo de Dios. Una vida preñada de un rostro nuevo tiene que conocer los dolores del parto. Dispersos hasta la extremidad de la tierra, lejos los unos de los otros, los hijos del Altísimo serán reunidos de los cuatro vientos, por el espíritu divino que recorre la tierra. El Hijo del hombre viene sobre las nubes, mientras nuestra mirada está fija en la tierra, en nuestras obras de fango, perdido entre las lágrimas de la disolución y del engaño. Cuando seamos capaces de levantar la mirada desde nuestra miseria para verlo llegar al horizonte de nuestra historia, la vida se llenará de luz, y aprenderemos a leer su escritura sobre la arena de nuestro pensar y querer, de nuestro caer y soñar, de nuestro caminar y aprender. Cuando tengamos el valor de deshojar las páginas de la vida de cada día y recoger las semillas de la Palabra eterna arrojadas sobre los surcos de nuestro ser, encontrará paz nuestro corazón. Y las vanas palabras, los placeres tragados por el tiempo, no será sino un recuerdo perdido porque la roca sobre la cual nos hemos construidos a nosotros mismos será la Palabra del Dios viviente. Si aquel día y aquella hora ninguno la sabe, no es para nosotros el indagar. El Padre la sabe y nosotros nos fiamos de Él. 4. Oratio Sabiduría 9,1-6,9-11 «Dios de mis antepasados, Señor de misericordia, que hiciste todas las cosas con tu palabra, y con tu sabiduría formaste al hombre para que dominase sobre tus criaturas, gobernase el mundo con santidad y justicia y juzgase con rectitud de espíritu; dame la Sabiduría entronizada junto a ti, y no me excluyas de entre tus hijos. Porque soy siervo tuyo, hijo de tu esclava, un hombre débil y de vida efímera, incapaz de comprender el derecho y las leyes. Pues, aunque uno sea perfecto entre los hombres, si le falta la sabiduría que viene de ti, será tenido en nada. Contigo está la Sabiduría que conoce tus obras, que estaba a tu lado cuando hacías el mundo, que conoce lo que te agrada y lo que es conforme a tus mandamientos. Envíala desde el santo cielo, mándala desde tu trono glorioso, para que me acompañe en mis tareas y pueda yo conocer lo que te agrada. Ella, que todo lo sabe y comprende, me guiará prudentemente en mis empresas y me protegerá con su gloria. 5. Contemplatio Señor, miro la rama tierna de la higuera que es mi vida y espero. Mientras las sombras de la tarde se alargan sobre mis pasos, recapacito en tus palabras. Cuánta paz en el corazón mientras la mente deja vagar el pensamiento sobre ti. En tu tiempo mi espera de ti se cumple. En mi tiempo tu espera de mi se cumple. El tiempo, como un misterio de pasado y futuro, de eterno presente. Las olas del hoy se quiebran en las experiencias llameantes de tu Presencia y me recuerdan a los juegos sobre la arena que puntualmente el mar me destruye. Y sin embargo soy feliz. Feliz de mi nada, de mi arena que no queda en pie, porque una vez más tu Palabra escribe. Tratamos de pararnos en el tiempo, escribiendo y hablando, realizando obras excelsas que resistan la intemperie de los siglos. Y tú, sin embargo, te paras a escribir sobre la arena, para realizar obras de amor que tienen el perfume de una lepra acariciada y no temida, el sonido de voces roncas y sin forma como subfondo de cada día. El sabor de una venganza esfumada y de un abrazo dado de nuevo... obras que no quedan sino en el corazón de Dios y en la memoria de aquéllos que viven, atentos a las huella del vuelo de una paloma en el cielo de la propia existencia. Que yo pueda mirar cada día las nubes y consumarme en la nostalgia de tu regreso, tierno amor del alma mía. Amén. www.ocarm.org/es

Ordinario de la Misa: XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B Domingo, 18 de Octubre, 2012

Ordinario de la Misa: XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B Domingo, 18 de Octubre, 2012 Trigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario Jornada Mundial de las Migraciones Enséñanos, Señor, el camino de la vida Jesús, intercede por nosotros Antífona de Entrada Yo tengo designios de paz, no de aflicción, dice el Señor. Me invocaréis y yo os escucharé y os libraré de vuestra esclavitud donde quiera que os encontréis. Se dice Gloria. Oración Colecta Oremos: Concédenos, Señor, tu ayuda para entregarnos fielmente a tu servicio porque sólo en el cumplimiento de tu voluntad podremos encontrar la felicidad verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén. Primera Lectura Lectura del libro del profeta Daniel (12, 1-3) En aquel tiempo, se levantará Miguel, el gran príncipe que defiende a tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia, como no lo hubo desde el principio del mundo. Entonces se salvará tu pueblo; todos aquellos que están escritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo, despertarán: unos para la vida eterna, otros para el eterno castigo. Los guías sabios brillarán como el esplendor del firmamento, y los que enseñan a muchos la justicia, resplandecerán como estrellas por toda la eternidad. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 15 Enséñanos, Señor, el camino de la vida. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado,jamás tropezaré. Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción. Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Segunda Lectura Lectura de la carta a los hebreos (10, 11-14. 18) Hermanos: En la antigua alianza los sacerdotes ofrecían en el templo, diariamente y de pie, los mismos sacrificios, que no podían perdonar los pecados. Cristo, en cambio, ofreció un solo sacrificio por los pecados y se sentó para siempre a la derecha de Dios; no le queda sino aguardar a que sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Así, con una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los que ha santificado. Porque una vez que los pecados han sido perdonados, ya no hacen falta más ofrendas por ellos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Aclamación antes del Evangelio Aleluya, aleluya. Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre. Aleluya. Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Marcos (13, 24-32) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando lleguen aquellos días, después de la gran tribulación, la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y él enviará a sus ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo. Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: Ya al final del año litúrgico, la liturgia de hoy nos presenta a través de la lectura del Antiguo Testamento y del evangelio, textos relativos al final de los tiempos. En efecto, el pasaje de Daniel anuncia la intervención de Dios a favor de sus fieles a través de Miguel, el ángel encargado de proteger a su pueblo. Estas palabras de Daniel hay que enmarcarlas en el marco amplio de todo el libro cuyo género y estilo corresponden a la corriente apocalíptica bastante popularizada a finales del período veterotestamentario. Todo el libro de Daniel es un llamado a la esperanza, característica principal de toda la literatura apocalíptica. No se trata tanto de una revelación especial de lo que sucederá al final de los tiempos, cuanto la utilización de imágenes que invitan a mantener viva la esperanza, a no sucumbir ante la idea de una dominación absoluta de un determinado imperio. El texto que leemos hoy es subversivo para la época, pues invita al rechazo del señorío absoluto de los opresores griegos de aquel entonces que a punta de violencia se hacían ver como dueños absolutos de las personas, del tiempo y de la historia. Por su parte el evangelio nos presenta una mínima parte del «discurso escatológico» según san Marcos. Un poco antes de comenzar la narración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, los tres sinópticos nos presentan palabras de Jesús cargadas de sabor escatológico. El pasaje de hoy hay que leerlo a la luz de todo el capítulo 13. Es más, conviene que en casa o en el grupo lo leamos completo y, de ser posible, leamos también el discurso escatológico de Mateo y de Lucas, eso nos ayudará a ver mucho mejor las semejanzas y las diferencias entre los tres y, por otro lado, nos facilitará una mejor comprensión del sentido y finalidad que cada uno quiso darle a esta sección. Tengamos en cuenta que en ningún momento hablan los evangelistas del «fin del mundo», en sentido estricto, esa es una interpretación equivocada que no ha traído los mejores resultados ni a la fe del creyente ni a su compromiso con el prójimo y con la historia. No es éste, con palabras sacadas de aquí y de allá, el «fundamento» bíblico o teológico de las «postrimerías» del hombre que nos enseñaba el «catecismo del padre Astete», o de los «novísimos» que nos enseñaban en teología. O, por lo menos, no se debe reducir a eso. Jesús no predica el fin del mundo, ése no era su interés. Las imágenes de una conmoción cósmica descrita como estrellas que caen, sol y luna que se oscurecen, etc., son una forma veterotestamentaria de describir la caída de algún rey o de una nación opresora. Para los antiguos, el sol y la luna eran representaciones de divinidades paganas (cf. Dt 4,19-20; Jr 8,2; Ez 8,16), mientras que los demás astros y lo que ellos llamaban «potencias del cielo», representaban a los jefes que se sentían hijos de esas divinidades y en su nombre oprimían a los pueblos, sintiéndose ellos también como seres divinos (Is 14,12-14; 24,21; Dn 8,10). Pues bien, en línea con el Primer Testamento, Jesús describe no tanto la caída de un imperio o cosa por el estilo, para él lo más importante es anunciar los efectos liberadores de su evangelio; y es que el evangelio de Jesús debe propiciar en efecto el resquebrajamiento de todos los sistemas injustos que de uno u otro modo se van erigiendo como astros en el firmamento humano. Jesús es consciente y sabe que la única forma de rescatar, redireccionar el rumbo de la historia por los horizontes queridos por el Padre y su justicia, es haciendo caer los sistemas que a lo largo de la historia intentan suplantar el proyecto de la justicia querido por Dios, con un proyecto propio, disfrazado de vida pero que en realidad es de muerte. Esta tarea la debe realizar el discípulo, el que ha aceptado a Jesús y su proyecto. Recordemos la intencionalidad teológica y catequética de Marcos: a Jesús, el Mesías (cuyo «secreto» se mantiene a lo largo de todo el evangelio) sólo se le puede conocer siguiéndolo; y bien, el seguimiento implica no sólo ir detrás de él, implica además, tomar el lugar de él, asumir su propuesta como propia y luchar hasta el final por su realización. Discípulas y discípulos están entonces comprometidos en ese final de los sistemas injustos cuya desaparición causa no miedo, sino alegría, aquella alegría que sienten los oprimidos cuando son liberados. Esa debiera de ser nuestra preocupación constante y el punto para discernir si en efecto nuestras tareas de evangelización y nuestro compromiso con la transformación de lo injusto en relaciones de justicia está causando de veras ese efecto que debe tener el evangelio o si simplemente estamos ahí a merced de las corrientes del momento esperando quizás que se cumpla lo que no ni siquiera pasó por la mente de Jesús. Para la revisión de vida ¿Cuál es mi compromiso real y concreto en la transformación del orden de cosas actual para que llegue el nuevo orden, el futuro orden, el «otro mundo posible», el «sueño de Dios». Se dice Credo. Oración de los Fieles Celebrante. Hermanos, Cristo se ofreció en sacrificio de una vez para siempre, Él es el Sacerdote capaz de compadecerse de nosotros y de interceder ante el Padre por cuanto necesitamos y deseamos.Por eso, oremos diciendo: Jesús, intercede por nosotros. Para que los ministros que participan del sacerdocio de Cristo, preparen al Pueblo de Dios para acoger la Palabra y la venida constante del Señor. Oremos. Jesús, intercede por nosotros. Para que con sabiduría nuestros gobernantes promuevan la justicia, el desarrollo y el bienestar en la nueva sociedad del tercer milenio. Oremos. Jesús, intercede por nosotros. Para que Dios sea el consuelo de los que viven en la marginación, la pobreza y la opresión. Oremos. Jesús, intercede por nosotros. Para que los enfermos, los atribulados, los que sufren o están tristes se unan a Cristo y su sufrimiento sea redentor. Oremos. Jesús, intercede por nosotros. Para que el Señor proteja a los que van de viaje, conforte a los cautivos y sea la paz de los que viven lejos de sus hogares. Oremos. Jesús, intercede por nosotros. Para que, con esperanza activa e ilusión renovada, aguardemos los cielos nuevos y la tierra nueva donde habita la justicia. Oremos. Jesús, intercede por nosotros. Celebrante: Jesús, intercede por tu Iglesia, bendícela con tu gracia y guárdala de todo mal hasta el día de tu retorno glorioso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Oración sobre las Ofrendas Que estos dones traídos a tu altar nos obtengan de ti, Señor y Dios nuestro, la gracia de servirte con amor y la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Prefacio Dominical III Nuestra salvación por el Hijo de Dios hecho hombre El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque manifestaste admirablemente tu poder no sólo al socorrer nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino al prever el remedio en la misma debilidad humana, y así de lo que fue causa de nuestra ruina hiciste el principio de nuestra salvación, por Cristo, nuestro Señor. Por Él, los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo... Antífona de la Comunión Mi felicidad consiste en estar cerca de Dios y en poner sólo en él mis esperanzas. Oración después de la Comunión Oremos: Señor, que nuestra participación en esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar como memorial suyo, nos una siempre con el vínculo de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

Evangelio XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Domingo, 18 de Noviembre, 2012.

Evangelio XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Domingo, 18 de Noviembre, 2012. Santoral del día: Dedicacion de las Basílicas de San Pedro y San Pablo † Lectura del santo Evangelio según san Marcos (13, 24-32) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando lleguen aquellos días, después de la gran tribulación, la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y él enviará a sus ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo. Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: El evangelio nos presenta una mínima parte del «discurso escatológico» según san Marcos. Un poco antes de comenzar la narración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, los tres sinópticos nos presentan palabras de Jesús cargadas de sabor escatológico. El pasaje de hoy hay que leerlo a la luz de todo el capítulo 13. Es más, conviene que en casa o en el grupo lo leamos completo y, de ser posible, leamos también el discurso escatológico de Mateo y de Lucas, eso nos ayudará a ver mucho mejor las semejanzas y las diferencias entre los tres y, por otro lado, nos facilitará una mejor comprensión del sentido y finalidad que cada uno quiso darle a esta sección. Tengamos en cuenta que en ningún momento hablan los evangelistas del «fin del mundo», en sentido estricto, esa es una interpretación equivocada que no ha traído los mejores resultados ni a la fe del creyente ni a su compromiso con el prójimo y con la historia. No es éste, con palabras sacadas de aquí y de allá, el «fundamento» bíblico o teológico de las «postrimerías» del hombre que nos enseñaba el «catecismo del padre Astete», o de los «novísimos» que nos enseñaban en teología. O, por lo menos, no se debe reducir a eso. Jesús no predica el fin del mundo, ése no era su interés. Las imágenes de una conmoción cósmica descrita como estrellas que caen, sol y luna que se oscurecen, etc., son una forma veterotestamentaria de describir la caída de algún rey o de una nación opresora. Para los antiguos, el sol y la luna eran representaciones de divinidades paganas (cf. Dt 4,19-20; Jr 8,2; Ez 8,16), mientras que los demás astros y lo que ellos llamaban «potencias del cielo», representaban a los jefes que se sentían hijos de esas divinidades y en su nombre oprimían a los pueblos, sintiéndose ellos también como seres divinos (Is 14,12-14; 24,21; Dn 8,10). Pues bien, en línea con el Primer Testamento, Jesús describe no tanto la caída de un imperio o cosa por el estilo, para él lo más importante es anunciar los efectos liberadores de su evangelio; y es que el evangelio de Jesús debe propiciar en efecto el resquebrajamiento de todos los sistemas injustos que de uno u otro modo se van erigiendo como astros en el firmamento humano. Jesús es consciente y sabe que la única forma de rescatar, redireccionar el rumbo de la historia por los horizontes queridos por el Padre y su justicia, es haciendo caer los sistemas que a lo largo de la historia intentan suplantar el proyecto de la justicia querido por Dios, con un proyecto propio, disfrazado de vida pero que en realidad es de muerte. Esta tarea la debe realizar el discípulo, el que ha aceptado a Jesús y su proyecto. Recordemos la intencionalidad teológica y catequética de Marcos: a Jesús, el Mesías (cuyo «secreto» se mantiene a lo largo de todo el evangelio) sólo se le puede conocer siguiéndolo; y bien, el seguimiento implica no sólo ir detrás de él, implica además, tomar el lugar de él, asumir su propuesta como propia y luchar hasta el final por su realización. Discípulas y discípulos están entonces comprometidos en ese final de los sistemas injustos cuya desaparición causa no miedo, sino alegría, aquella alegría que sienten los oprimidos cuando son liberados. Esa debiera de ser nuestra preocupación constante y el punto para discernir si en efecto nuestras tareas de evangelización y nuestro compromiso con la transformación de lo injusto en relaciones de justicia está causando de veras ese efecto que debe tener el evangelio o si simplemente estamos ahí a merced de las corrientes del momento esperando quizás que se cumpla lo Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

Oficio Divino: Tiempo Ordinario. Ciclo B. 18 de noviembre, 2012

Oficio Divino: Tiempo Ordinario. Ciclo B. 18 de noviembre, 2012 DOMINGO DE LA SEMANA XXXIII De la feria, salterio I (OFICIO DE LECTURA (6:00); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS (19:00); COMPLETAS (22:00) (Dar Ctrl + Click, sobre la hora correspondiente, o ir directamente a la hora en el cuerpo del texto) Oficio de Lectura Laudes Tercia Sexta Nona II Vísperas Completas www.liturgiadelashoras.com.ar OFICIO DE LECTURA Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día: V. Señor abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona: Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya. Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora: V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: PRIMICIAS SON DEL SOL DE SU PALABRA Primicias son del sol de su Palabra las luces fulgurantes de este día; despierte el corazón, que es Dios quien llama, y su presencia es la que ilumina. Jesús es el que viene y el que pasa en Pascua permanente entre los hombres, resuena en cada hermano su palabra, revive en cada vida sus amores. Abrid el corazón, es él quien llama con voces apremiantes de ternura; venid: habla, Señor, que tu palabra es vida y salvación de quien la escucha. El día del Señor, eterna Pascua, que nuestro corazón inquieto espera, en ágape de amor ya nos alcanza, solemne memorial en toda fiesta. Honor y gloria al Padre que nos ama, y al Hijo que preside esta asamblea, cenáculo de amor le sea el alma, su Espíritu por siempre sea en ella. Amén. SALMODIA Ant. 1. El árbol de la vida es tu cruz, oh Señor. Salmo 1 - LOS DOS CAMINOS DEL HOMBRE Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto a su tiempo y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. En el juicio los impíos no se levantarán, ni los pecadores en la asamblea de los justos; porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. El árbol de la vida es tu cruz, oh Señor. Ant. 2. Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo. Salmo 2 - EL MESÍAS, REY VENCEDOR. ¿Por qué se amotinan las naciones, y los pueblos planean un fracaso? Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías: «rompamos sus coyundas, sacudamos su yugo.» El que habita en el cielo sonríe, el Señor se burla de ellos. Luego les habla con ira, los espanta con su cólera: «yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo». Voy a proclamar el decreto del Señor; él me ha dicho: «Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy. Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión los confines de la tierra: los gobernarás con cetro de hierro, los quebrarás como jarro de loza.» Y ahora, reyes, sed sensatos; escarmentad los que regís la tierra: servid al Señor con temor, rendidle homenaje temblando; no sea que se irrite, y vayáis a la ruina, porque se inflama de pronto su ira. ¡Dichosos los que se refugian en él! Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo. Ant. 3. Tú, Señor, eres mi escudo y mantienes alta mi cabeza. Salmo 3 - CONFIANZA EN MEDIO DE LA ANGUSTIA. Señor, cuántos son mis enemigos, cuántos se levantan contra mí; cuántos dicen de mí: «ya no lo protege Dios.» Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria, tú mantienes alta mi cabeza. Si grito invocando al Señor, él me escucha desde su monte santo. Puedo acostarme y dormir y despertar: el Señor me sostiene. No temeré al pueblo innumerable que acampa a mi alrededor. Levántate, Señor; sálvame, Dios mío: tú golpeaste a mis enemigos en la mejilla, rompiste los dientes de los malvados. De ti, Señor, viene la salvación y la bendición sobre tu pueblo. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Tú, Señor, eres mi escudo y mantienes alta mi cabeza. V. La palabra de Cristo habite con toda riqueza en vosotros. R. Exhortándoos mutuamente con toda sabiduría. PRIMERA LECTURA Del primer libro de los Macabeos 4, 36-59 PURIFICACIÓN DEL TEMPLO En aquellos días, Judas y sus hermanos se dijeron: «Nuestros enemigos están vencidos; subamos, pues, a purificar el lugar santo y a celebrar su dedicación.» Se reunió todo el ejército y subieron al monte Sión. Cuando vieron el santuario desolado, el altar profanado, las puertas quemadas, arbustos nacidos en los atrios como en un bosque o en un monte cualquiera y las salas destruidas, rasgaron sus vestidos, dieron muestras de gran dolor y pusieron ceniza sobre sus cabezas. Cayeron luego rostro en tierra y, a una señal dada por las trompetas, alzaron sus clamores al cielo. Judas dio orden a sus hombres de combatir a los de la ciudadela hasta terminar la purificación del lugar santo. Luego eligió sacerdotes irreprochables, fieles a la ley, que purificaron el lugar santo y llevaron las piedras contaminadas a un lugar inmundo. Deliberaron sobre lo que había de hacerse con el altar de los holocaustos que estaba profanado. Con buen parecer acordaron demolerlo para evitarse un oprobio, dado que los gentiles lo habían contaminado. Lo demolieron, pues, y depositaron sus piedras en el monte de la casa, en un lugar conveniente, hasta que surgiera un profeta que diera respuesta sobre ellas. Tomaron luego piedras sin labrar, como prescribía la ley, y construyeron un nuevo altar como el anterior. Repararon el lugar santo y santificaron el interior de la casa y los atrios. Hicieron nuevos objetos sagrados y colocaron dentro del templo el candelabro, el altar del incienso y la mesa. Quemaron incienso sobre el altar y encendieron las lámparas del candelabro, que iluminaron el interior del templo. Pusieron panes sobre la mesa, colgaron las cortinas y dieron fin a la obra que habían emprendido. El día veinticinco del noveno mes, llamado Kisléu, del año ciento cuarenta y ocho, se levantaron al romper el día y ofrecieron un sacrificio conforme a la ley sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían construido. Fue inaugurado el altar con cánticos, cítaras, arpas y címbalos, precisamente en el mismo tiempo y el mismo día en que los gentiles lo habían profanado. El pueblo entero se postró rostro en tierra y bendijo al cielo que los había conducido al triunfo. Durante ocho días celebraron la dedicación del altar y ofrecieron con alegría holocaustos y el sacrificio de comunión y acción de gracias. Adornaron la fachada del templo con coronas de oro y pequeños escudos, restauraron las entradas y las salas y les pusieron puertas. Vivísima fue la alegría que reinó entre el pueblo, y quedó borrado el ultraje inferido por los gentiles. Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, decidió que cada año, a su debido tiempo y durante ocho días, a contar del veinticinco del mes de Kisléu, se celebrara con alborozo y regocijo el aniversario de la dedicación del altar. RESPONSORIO 1M 4, 57. 56. 58; 2M 10, 38 R. Adornaron la fachada del templo con coronas de oro, y consagraron el altar al Señor; * vivísima fue la alegría que reinó entre el pueblo. V. Con himnos y alabanzas bendecían al Señor. R. Y vivísima fue la alegría que reinó entre el pueblo. SEGUNDA LECTURA De los Comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos (Salmo 95, 14. 15: CCL 39, 1351-1353) NO PONGAMOS RESISTENCIA A SU PRIMERA VENIDA, Y NO TEMEREMOS LA SEGUNDA Aclamen los árboles del bosque, delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra. Vino una primera vez, pero vendrá de nuevo. En su primera venida pronunció estas palabras que leemos en el Evangelio: Después de esto veréis al Hijo del hombre venir sobre las nubes. ¿Qué significa: Después de esto? ¿Acaso no ha de venir más tarde el Señor, cuando prorrumpirán en llanto todos los pueblos de la tierra? Primero vino en la persona de sus predicadores, y llenó todo el orbe de la tierra. No pongamos resistencia a su primera venida, y no temeremos la segunda. ¿Qué debe hacer el cristiano, por tanto? Servirse de este mundo, no servirlo a él. ¿Qué quiere decir esto? Que los que tienen han de vivir como si no tuvieran, según las palabras del Apóstol: Os digo esto, hermanos: el momento es apremiante. Queda como solución: que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la presentación de este mundo se termina. Quiero que os ahorréis preocupaciones. El que se ve libre de preocupaciones espera seguro la venida de su Señor. En efecto, ¿qué clase de amor a Cristo es el de aquel que teme su venida? ¿No nos da vergüenza, hermanos? Lo amamos y, sin embargo, tememos su venida. ¿De verdad lo amamos? ¿No será más bien que amamos nuestros pecados? Odiemos el pecado, y amemos al que ha de venir a castigar el pecado. Él vendrá, lo queramos o no; el hecho de que no venga ahora no significa que no haya de venir más tarde. Vendrá, y no sabemos cuándo; pero, si nos halla preparados, en nada nos perjudica esta ignorancia. Aclamen los árboles del bosque. Vino la primera vez y vendrá de nuevo a juzgar a la tierra; hallará aclamándolo con gozo, porque ya llega, a los que creyeron en su primera venida. Regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. ¿Qué significan esta justicia y esta fidelidad? En el momento de juzgar reunirá junto a sí a sus elegidos y apartará de sí a los demás, ya que pondrá a unos a la derecha y a otros a la izquierda. ¿Qué más justo y equitativo que no esperen misericordia del juez aquellos que no quisieron practicar la misericordia antes de la venida del juez? En cambio, los que se esforzaron en practicar la misericordia serán juzgados con misericordia. Dirá, en efecto, a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, a tomar posesión del reino que está preparado para vosotros desde la creación del mundo. Y les tendrá en cuenta sus obras de misericordia: Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, y lo que sigue. Y a los de su izquierda ¿qué es lo que les tendrá en cuenta? Que no quisieron practicar la misericordia. ¿Y a dónde irán? Id al fuego eterno. Esta mala noticia provocará en ellos grandes gemidos. Pero, ¿qué dice otro salmo? El recuerdo del justo será perpetuo. No temerá las malas noticias. ¿Cuál es la mala noticia? Id al fuego eterno que está preparado para el demonio y sus ángeles. Los que se alegrarán por la buena noticia no temerán la mala. Ésta es la justicia y la fidelidad de que habla el salmo. ¿Acaso, porque tú eres injusto, el juez no será justo? O, ¿porque tú eres mendaz, no será veraz el que es la verdad en persona? Pero, si quieres alcanzar misericordia, sé tú misericordioso antes de que venga: perdona los agravios recibidos, da de lo que te sobra. Lo que das ¿de quién es sino de él? Si dieras de lo tuyo sería generosidad, pero porque das de lo suyo es devolución. ¿Qué tienes que no hayas recibido? Éstas son las víctimas agradables a Dios: la misericordia, la humildad, la alabanza, la paz, la caridad. Si se las presentamos, entonces podremos esperar seguros la venida del juez que regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. RESPONSORIO Mt 16, 27; Sal 95, 13 R. El Hijo del hombre vendrá revestido de la gloria de su Padre y escoltado por sus ángeles; * y entonces pagará a cada uno según su conducta. V. Regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. R. Y entonces pagará a cada uno según su conducta. Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza, a ti, Padre del cielo, te aclama la creación. Postrados ante ti, los ángeles te adoran y cantan sin cesar: Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo; llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles, la multitud de los profetas te enaltece, y el ejército glorioso de los mártires te aclama. A ti la Iglesia santa, por todos los confines extendida, con júbilo te adora y canta tu grandeza: Padre, infinitamente santo, Hijo eterno, unigénito de Dios, santo Espíritu de amor y de consuelo. Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria, tú el Hijo y Palabra del Padre, tú el Rey de toda la creación. Tú, para salvar al hombre, tomaste la condición de esclavo en el seno de una virgen. Tú destruiste la muerte y abriste a los creyentes las puertas de la gloria. Tú vives ahora, inmortal y glorioso, en el reino del Padre. Tú vendrás algún día, como juez universal. Muéstrate, pues, amigo y defensor de los hombres que salvaste. Y recíbelos por siempre allá en tu reino, con tus santos y elegidos. La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice a tu heredad. Sé su pastor, y guíalos por siempre. Día tras día te bendeciremos y alabaremos tu nombre por siempre jamás. Dígnate, Señor, guardarnos de pecado en este día. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado. ORACIÓN. OREMOS, Señor, Dios nuestro, concédenos alegrarnos siempre en tu servicio, porque la profunda y verdadera alegría está en ser fiel a ti, autor de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Of La Tr Sx Nn Vs Cm LAUDES (Oración de la mañana) INVOCACIÓN INICIAL V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. INVITATORIO Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya. Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Himno: ES VERDAD QUE LAS LUCES DEL ALBA Es verdad que las luces del alba del día de hoy son más puras, radiantes y bellas, por gracia de Dios. Es verdad que yo siento en mi vida, muy dentro de mí, que la gracia de Dios es mi gracia, que no merecí. Es verdad que la gracia del Padre, en Cristo Jesús, es la gloria del hombre y del mundo bañados en luz. Es verdad que la Pascua de Cristo es pascua por mí, que su muerte y victoria me dieron eterno vivir. Viviré en alabanzas al Padre, que al Hijo nos dio, y que el santo Paráclito inflame nuestra alma en amor. Amén. SALMODIA Ant. 1. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya. SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS ¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré de manjares exquisitos, y mis labios te alabarán jubilosos. En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya. Ant. 2. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya. Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56 Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor. Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor. Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor. Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor. Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor. Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor. Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor. Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor. Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos. Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor. Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor. Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor. Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos. Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos. No se dice Gloria al Padre. Ant. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya. Ant. 3. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya. Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos: para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones, sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro. Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya. LECTURA BREVE Ap 7, 10. 12 ¡La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero! La bendición, y la gloria, y la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor, y el poder, y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. RESPONSORIO BREVE V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre. R. Ten piedad de nosotros. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Los justos brillarán como el fulgor del firmamento por toda la eternidad. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Los justos brillarán como el fulgor del firmamento por toda la eternidad. PRECES Glorifiquemos al Señor Jesús, luz que alumbra a todo hombre y sol de justicia que no conoce el ocaso, y digámosle: Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad. Creador de la luz, de cuya bondad recibimos, con acción de gracias, las primicias de este día; te pedimos que el recuerdo de tu santa resurrección sea nuestro gozo durante este domingo. Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad, y que tu sabiduría dirija hoy todas nuestras acciones. Que al celebrar la eucaristía de este domingo tu palabra nos llene de gozo, y que la participación en el banquete de tu amor haga crecer nuestra esperanza. Que sepamos contemplar las maravillas que tu generosidad nos concede, y vivamos durante todo el día en acción de gracias. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Digamos ahora todos juntos la oración que Cristo nos enseñó: Padre nuestro... ORACIÓN Señor, Dios nuestro, concédenos alegrarnos siempre en tu servicio, porque la profunda y verdadera alegría está en ser fiel a ti, autor de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Of La Tr Sx Nn Vs Cm HORA TERCIA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: VEN DEL SENO DE DIOS, OH SANTO ESPÍRITU Ven del seno de Dios, oh Santo Espíritu, a visitar las mentes de tus fieles; y haz que los corazones que creaste se llenen con tus dádivas celestes. Ilumine tu luz nuestros sentidos, encienda el fuego de tu amor los pechos; Espíritu de Cristo, fortalece este barro mortal de nuestros corazones. Danos, Amor, tu amor y la alegría de conocer al Padre y a su Hijo, de poseerte a ti que eres de entrambos eternamente el inefable Espíritu. Amén SALMODIA Ant. 1. Es bueno refugiarse en el Señor, porque es eterna su misericordia. Aleluya. Salmo 117 I - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. En el peligro grité al Señor, y me escuchó, poniéndome a salvo. El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre? El Señor está conmigo y me auxilia, veré la derrota de mis adversarios. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que confiar en los magnates. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Es bueno refugiarse en el Señor, porque es eterna su misericordia. Aleluya. Ant. 2. El Señor es mi fuerza y mi energía. Aleluya. Salmo 117 II Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban cerrando el cerco, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé. Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos: «La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa.» No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. El Señor es mi fuerza y mi energía. Aleluya. Ant. 3. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste. Aleluya. Salmo 117 III Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios: él nos ilumina. Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste. Aleluya. LECTURA BREVE 1 Jn 4, 16 Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos. R. Dame vida con tu palabra. ORACIÓN OREMOS, Señor, Dios nuestro, concédenos alegrarnos siempre en tu servicio, porque la profunda y verdadera alegría está en ser fiel a ti, autor de todo bien. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Of La Tr Sx Nn Vs Cm HORA SEXTA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA. Este mundo del hombre, en que él se afana tras la felicidad que tanto ansía, tú lo vistes, Señor, de luz temprana y de radiante sol al mediodía. Así el poder de tu presencia encierra el secreto más hondo de esta vida; un nuevo cielo y una nueva tierra colmarán nuestro anhelo sin medida. Poderoso Señor de nuestra historia, no tardes en venir gloriosamente; tu luz resplandeciente y tu victoria inunden nuestra vida eternamente. Amén. SALMODIA Ant. 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros. Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores, como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros. Ant. 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte -que lo diga Israel-, si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes. Bendito el Señor, que no nos entregó como presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. Ant. 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre. Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO. Los que confían en el Señor son como el monte Sión: no tiembla, está asentado para siempre. Jerusalén está rodeada de montañas, y el Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre. No pesará el cetro de los malvados sobre el lote de los justos, no sea que los justos extiendan su mano a la maldad. Señor, concede bienes a los buenos, a los sinceros de corazón; y a los que se desvían por sendas tortuosas, que los rechace el Señor con los malhechores. ¡Paz a Israel! Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre. LECTURA BREVE Ga 6, 8 Lo que uno siembre, eso cosechará. El que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. V. Tu palabra, Señor, es eterna. R. Tu fidelidad de generación en generación. ORACIÓN OREMOS, Señor, Dios nuestro, concédenos alegrarnos siempre en tu servicio, porque la profunda y verdadera alegría está en ser fiel a ti, autor de todo bien. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Of La Tr Sx Nn Vs Cm HORA NONA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD Danos, Señor, la firme voluntad, compañera y sostén de la virtud, que sabe en la fatiga hallar quietud y en medio de las sombras claridad: La que trueca en tesón la veleidad, y el ocio en perennal solicitud, y las ásperas fiebres en salud y los torpes engaños en verdad. Y así conseguirá mi corazón que los favores que a tu amor debí le ofrezcan algún fruto en galardón. Y aún tú, Señor, conseguirás así que no llegue a romper mi confusión la imagen tuya que pusiste en mi. Amén. SALMODIA Ant. 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Al ir, iban llorando, llevando la semilla; al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Ant. 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad. Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS. Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, los que coméis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! La herencia que da el Señor son los hijos; una recompensa es el fruto de las entrañas: son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad. Ant. 3. Dichoso el que teme al Señor. Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO ¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien; tu mujer, como una vid fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa: ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida; que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel! Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Dichoso el que teme al Señor. LECTURA BREVE Ga 6, 9-10 No nos cansemos de practicar el bien; que a su tiempo cosecharemos si no desmayamos. Así que, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a los miembros de la Iglesia. V. Te invoco de todo corazón; respóndeme, Señor. R. Y guardaré tus leyes. ORACIÓN OREMOS, Señor, Dios nuestro, concédenos alegrarnos siempre en tu servicio, porque la profunda y verdadera alegría está en ser fiel a ti, autor de todo bien. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Of La Tr Sx Nn Vs Cm II VÍSPERAS Oración de la tarde V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: DIOS DE LA LUZ, PRESENCIA ARDIENTE. Dios de la luz, presencia ardiente sin meridiano ni frontera: vuelves la noche mediodía, ciegas al sol con tu derecha. Como columna de la aurora, iba en la noche tu grandeza; te vio el desierto, y destellaron luz de tu gloria las arenas. Cerró la noche sobre Egipto como cilicio de tinieblas; para tu pueblo amanecías bajo los techos de las tiendas. Eres la luz, pero en tu rayo lanzas el día o la tiniebla: ciegas los ojos del soberbio, curas al pobre su ceguera. Cristo Jesús, tú que trajiste fuego a la entraña de la tierra, guarda encendida nuestra lámpara hasta la aurora de tu vuelta. Amén. SALMODIA Ant. 1. Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro, y reinará eternamente. Aleluya. Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.» Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.» El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.» El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes. En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro, y reinará eternamente. Aleluya. Ant. 2. En presencia del Señor se estremece la tierra. Aleluya. Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO. Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio. El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos. ¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás? ¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos? En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob; que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. En presencia del Señor se estremece la tierra. Aleluya. Ant. 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya. Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7 El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa. Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios (R. Aleluya) porque sus juicios son verdaderos y justos. R. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Alabad al Señor sus siervos todos. (R. Aleluya) Los que le teméis, pequeños y grandes. R. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. (R. Aleluya) Alegrémonos y gocemos y démosle gracias. R. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Llegó la boda del cordero. (R. Aleluya) Su esposa se ha embellecido. R. Aleluya, (aleluya). Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya. LECTURA BREVE 2Co 1, 3-4 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. RESPONSORIO BREVE V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo. R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo. V. Digno de gloria y alabanza por los siglos. R. En la bóveda del cielo. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. (propio) Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. (propio) PRECES Adoremos a Cristo, Señor nuestro y cabeza de la Iglesia, y digámosle confiadamente: Venga a nosotros tu reino, Señor. Señor, amigo de los hombres, haz de tu Iglesia instrumento de concordia y unidad entre ellos y signo de salvación para todos los pueblos. Protege con tu brazo poderoso al Papa y a todos los obispos y concédeles trabajar en unidad, amor y paz. A los cristianos concédenos vivir íntimamente unidos a ti, nuestro Maestro, y dar testimonio en nuestras vidas de la llegada de tu reino. Concede, Señor, al mundo el don de la paz y haz que en todos los pueblos reine la justicia y el bienestar. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Otorga, a los que han muerto, una resurrección gloriosa y haz que los que aún vivimos en este mundo gocemos un día con ellos de la felicidad eterna. Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor: Padre nuestro... ORACIÓN Señor, Dios nuestro, concédenos alegrarnos siempre en tu servicio, porque la profunda y verdadera alegría está en ser fiel a ti, autor de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Of La Tr Sx Nn Vs Cm COMPLETAS (Oración antes del descanso nocturno) INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría. Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece. Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina. Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. SALMODIA Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno. Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE. Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío. Dios mío, confío en ti.» Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás: su brazo es escudo y armadura. No temerás el espanto nocturno, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidemia que devasta a mediodía. Caerán a tu izquierda mil, diez mil a tu derecha; a ti no te alcanzará. Tan sólo abre tus ojos y verás la paga de los malvados, porque hiciste del Señor tu refugio, tomaste al Altísimo por defensa. No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra; caminarás sobre áspides y víboras, pisotearás leones y dragones. «Se puso junto a mí: lo libraré; lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé. Con él estaré en la tribulación, lo defenderé, lo glorificaré; lo saciaré de largos días, y le haré ver mi salvación.» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno. LECTURA BREVE Ap 22, 4-5 Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN OREMOS, Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor. Amén BENDICIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos , gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Of La Tr Sx Nn Vs Cm www.liturgiadelashoras.com.ar

jueves, 15 de noviembre de 2012

17 CALENDARIO LITURGICO-PASTORAL: SÁBADO. SANTA ISABEL DE HUNGRÍA, Memoria obligatoria

17 CALENDARIO LITURGICO-PASTORAL: SÁBADO. SANTA ISABEL DE HUNGRÍA, Memoria obligatoria Misa: de la memoria (blanco). Misal: 1ª orac. prop. y el resto del común o de un domingo del T.O., Pf. común o de la memoria. Lecc.: vol. IV, lects. de la XXXII semana (año II)-sábado: • 3Jn 1, 5-8. Debemos sostener a los hermanos, cooperando así en la propagación de la verdad. • Sal 111. Dichoso quien teme al Señor. • Lc 18, 1-8. Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan. o bien: cf. vol. V, lects. propuestas para la memoria. Calendarios: Córdoba: San Acisclo y santa Victoria, mártires (S). Hospitalarios de San Juan de Dios: Patrocinio de Santa María Virgen sobre la Orden Hospitalaria (S). TOR: Santa Isabel de Hungría (S). Familia Franciscana: (F). Cuenca: San Juan del Castillo y compañeros mártires (MO). Cartujos: San Hugo de Lincoln, monje (MO). Benedictinos: Santa Margarita de Escocia o santa Isabel de Hungría (ML). HH. de las Escuelas Cristianas: Dedicación de la iglesia de San Juan Bautista de la Salle (ML). Servitas: Conmemoración de todos los difuntos de la Orden. Fuente: www.almudi.org Calendario Litúrgico - Pastoral 2011-2012 Texto de la Conferencia Episcopal Española, Comisión Episcopal de Liturgia Ciclo «B» Año «par»

Santoral del 17 de Noviembre: Santa Isabel de Hungría

Santoral del 17 de Noviembre: Santa Isabel de Hungría Viuda (1207- 1231) "Que el Señor nos conceda como a su buena Isabel, el don de un gran desprendimiento para dedicar nuestra vida y nuestros bienes a ayudar a los más necesitados." SU VIDA Isabel, a los 15 años fue dada en matrimonio por su padre el Rey de Hungría al príncipe Luis VI de Turingia, el matrimonio tuvo tres hijos. Se amaban tan intensamente que ella llegó a exclamar un día: "Dios mío, si a mi esposo lo amo tantísimo, ¿Cuánto más debiera amarte a Ti?". Su esposo aceptaba de buen modo las santas exageraciones que Isabel tenía en repartir a los pobres cuanto encontraba en la casa. Él respondía a los que criticaban: "Cuanto más demos nosotros a los pobres, más nos dará Dios a nosotros". Cuando apenas de veinte años y con su hijo menor recién nacido, su esposo, un cruzado, murió en un viaje a defender Tierra Santa. Isabel casi se desespera al oír la noticia, pero luego se resignó y aceptó la voluntad de Dios. Rechazó varias ofertas de matrimonio y se decidió entonces a vivir en la pobreza y dedicarse al servicio de los más pobres y desamparados. El sucesor de su marido la desterró del castillo y tuvo que huir con sus tres hijos, desprovistos de toda ayuda material. Ella, que cada día daba de comer a 900 pobres en el castillo, ahora no tenía quién le diera para el desayuno. Pero confiaba totalmente en Dios y sabía que nunca la abandonaría, ni a sus hijos. Finalmente algunos familiares la recibieron en su casa, y más tarde el Rey de Hungría consiguió que le devolvieran los bienes que le pertenecían como viuda, y con ellos construyó un gran hospital para pobres, y ayudó a muchas familias necesitadas. Un Viernes Santo, después de las ceremonia, cuando ya habían desvestido los altares en la iglesia, se arrodilló ante uno y delante de varios religiosos hizo voto de renuncia de todos sus bienes y voto de pobreza, como San Francisco de Asís, y consagró su vida al servicio de los más pobres y desampardos. Cambió sus vestidos de princesa por un simple hábito de hermana franciscana, de tela burda y ordinaria, y los últimos cuatro años de su vida (de los 20 hasta los 24 años) se dedicó a atender a los pobres enfermos del hospital que había fundado. Se propuso recorrer calles y campos pidiendo limosna para sus pobres, y vestía como las mujeres más pobres del campo. Vivía en una humilde choza junto al hospital. Tejía y hasta pescaba, con tal de obtener con qué compararles medicinas a los enfermos. Tenía un director espiritual que para ayudarla en su camino a la santidad, la trataba duramente. Ella exclamaba: "Dios mío, si a este sacerdote le tengo tanto temor, ¿cuánto más te debería temer a Ti, si desobedezco tus mandamientos?" Un día, cuando todavía era princesa, fue al templo vestida con los más exquisitos lujos, pero al ver una imagen de Jesús crucificado pensó: "¿Jesús en la Cruz despojado de todo y coronado de espinas, y yo con corona de oro y vestidos lujosos?". Nunca más volvió con vestidos lujosos al templo de Dios. Una vez se encontró un leproso abandonado en el camino, y no teniendo otro sitio en dónde colocarlo por el momento, lo acostó en la cama de su marido que estaba ausente. Llegó este inesperadamente y le contaron el caso. Se fue furioso a regañarla, pero al llegar a la habitación, vio en su cama, no el leproso sino un hermoso crucifijo ensangrentado. Recordó entonces que Jesús premia nuestros actos de caridad para con los pobres como hechos a Él mismo. El pueblo la llamaba "la mamacita buena". Uno sacerdotes de aquella época escribió: "Afirmo delante de Dios que raramente he visto una mujer de una actividad tan intensa, unida a una vida de oración y de contemplación tan elevada". Algunos religiosos franciscanos que la dirigían en su vida de total pobreza, afirman que varias veces, cuando ella regresaba de sus horas de oración, la vieron rodeada de resplandores y que sus ojos brillaban como luces muy resplandecientes. El mismo emperador Federico II afirmó: "La venerable Isabel, tan amada de Dios, iluminó las tinieblas de este mundo como una estrella luminosa en la noche oscura". Cuando apenas cumplía 24 años, el 17 de noviembre del año 1231, pasó de esta vida a la eternidad. A sus funerales asistieron el emperador Federico II y una multitud tan grande formada por gentes de diversos países y de todas las clases sociales, que los asistentes decían que no se había visto ni quizá se volvería a ver en Alemania un entierro tan concurrido y fervoroso como el de Isabel de Hungría, la patrona de los pobres. El mismo día de la muerte de la santa, a un hermano lego se le destrozó un brazo en un accidente y estaba en cama sufriendo terribles dolores. De pronto vio a parecer a Isabel en su habitación, vestida con trajes hermosísimos. Él dijo: "¿Señora, Usted que siempre ha vestido trajes tan pobres, por qué ahora tan hermosamente vestida?". Y ella sonriente le dijo: "Es que voy para la gloria. Acabo de morir para la tierra. Estire su brazo que ya ha quedado curado". El paciente estiró el brazo que tenía totalmente destrozado, y la curación fue completa e instantánea. Dos días después de su entierro, llegó al sepulcro de la santa un monje cisterciense el cual desde hacía varios años sufría un terrible dolor al corazón y ningún médico había logrado aliviarle de su dolencia. Se arrodilló por un buen rato a rezar junto a la tumba de la santa, y de un momento a otro quedó completamente curado de su dolor y de su enfermedad. Estos milagros y muchos más, movieron al Sumo Pontífice a declararla santa, cuando apenas habían pasado cuatro años de su muerte. Santa Isabel de Hungría es patrona de la Arquidiócesis de Bogotá. Una Historia No faltó quien acusó a la princesa ante el propio duque de estar dilapidando los caudales públicos y dejar exhaustos los graneros y almacenes. El margrave Luis quería a su esposa con delirio, pero no pudo resistir, sin duda, el acoso de sus intendentes y les pidió una prueba de su acusación. -- Espera un poco -le dijeron- y verás salir a la señora con la faltriquera llena. Efectivamente, poco tuvo que esperar el duque para ver a su mujer que salía, como a hurtadillas, de palacio cerrando cautelosamente la puerta. Violentamente la detuvo y la preguntó con dureza: -- ¿Qué llevas en la falda? -- Nada..., son rosas -contestó Isabel tratando de disculparse, sin recordar que estaba en pleno invierno-. Y, al extender el delantal, rosas eran y no mendrugos de pan lo que Isabel llevaba, porque el Señor quiso salir fiador de la palabra de su sierva ORACIÓN Oh Dios misericordioso, alumbra los corazones de tus fieles; y por las súplicas gloriosas de Santa Isabel, haz que despreciemos las prosperidades mundanales, y gocemos siempre de la celestial consolación. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén. Fuente: www.ewtn.com/espanol

Meditación: Sábado de la semana 32 de tiempo ordinario; ciclo B. 17 de noviembre, 2012.

Meditación: Sábado de la semana 32 de tiempo ordinario; ciclo B. 17 de noviembre, 2012. «Se le acercaron algunos de los saduceos los cuales niegan la resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si el hermano de uno muere dejando mujer, y éste no tiene hijos, su hermano la tomará por mujer y dará descendencia a su hermano. Pues bien, eran siete hermanos; el primero tomó mujer y murió sin hijos, y lo mismo el siguiente; también el tercero la tomó por mujer; los siete, de igual manera, murieron y no dejaron hijos. Finalmente murió la mujer. Ahora bien: en la resurrección, la mujer ¿de quién será esposa? Porque los siete la tuvieron como esposa». Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; sin embargo, los que sean dignos de alcanzar el otro mundo y la resurrección de los muertos, no tomarán ni mujer ni marido. Porque ya no podrán morir otra vez, pues son iguales a los ángeles e hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Que los muertos resucitarán lo mostró Moisés en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor Dios de Abrahán, y Dios de Isaac y Dios de Jacob. Pues no es Dios de muertos, sino de vivos; todos viven para El». Tomando la palabra algunos escribas dijeron: «Maestro, has hablado bien». Y ya no se atrevían a preguntarle más». (Lucas 20, 27-40) 1º. Jesús, hay que agradecer a esos saduceos que te intentaran contradecir con la historia, casi grotesca, de los siete hermanos y la viuda. Pues al desbaratar la supuesta contradicción que te planteaban, das una explicación maravillosa de cómo vivirán «los que sean dignos de alcanzar el otro mundo y la resurrección de los muertos». Para empezar, esa otra vida no la alcanzarán todos, sino sólo los que son dignos. Ello implica que, durante mi vida en la tierra, he de adquirir cierta dignidad: la dignidad de hijo de Dios. «Porque ya no podrán morir otra vez, pues son iguales a los ángeles, e hijos de Dios». Jesús, mi vida en la tierra no es un fin en sí mismo, sino un camino que conduce a la vida eterna. Pero eso no significa que sea un período sin importancia. El camino es muy importante porque determina el destino final: según el camino que escoja, voy a la llegar a un paradero distinto. Si quiero llegar a ser hijo de Dios en el cielo, he de escoger el camino que me hace hijo de Dios en la tierra: el camino cristiano. Jesús, sólo si adquiero en la tierra la dignidad de hijo de Dios me reconocerás como hijo en la hora de la resurrección de los muertos. Y esa dignidad no se compra con dinero ni se consigue a base de esfuerzo humano exclusivamente. Esa dignidad la concede el Bautismo, pues me abre a la gracia sobrenatural que me das principalmente con los Sacramentos, y también con la oración y las buenas obras. 2º. Invoca a la Santísima Virgen; no dejes de pedirle que se muestre siempre Madre tuya: «monstra te esse Matrem!», y que te alcance, con la gracia de su Hijo, claridad de buena doctrina en la inteligencia, y amor y pureza en el corazón, con el fin de que sepas ir a Dios y llevarle muchas almas» (Forja.-986). Jesús, Tú no eres un Dios del pasado, que ha quedado desfasado con los avances modernos; ni tampoco eres un Dios del futuro, que sólo cuenta en otra vida. Tú no eres «un Dios de muertos, sino de vivos». Para Ti, todos viven; y todos viven para Ti. Por eso, en cada generación hay que hacer llegar la Buenanueva del Evangelio «a toda criatura» (Marcos 16,15) Un cristiano no puede pasar por la tierra sin dejar «descendencia» espiritual: sin haber llevado a otros a Dios. Ésta es la descendencia que realmente importa, porque urge que crezca en el mundo el número de los hijos de Dios. «A todos los cristianos se impone la gloriosa tarea de trabajar para que el mensaje divino de la salvación sea conocido y aceptado en todas las partes y por todos los hombres» (Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam actuositatem, 3) María, como madre de todos los cristianos, quieres tener mucha descendencia: quieres que todos los hombres reconozcan a Dios como Padre y a tu Hijo como Señor de cielo y tierra. Muéstrate siempre como madre fecunda y atrae a los hombres a la fe. Ayúdame a formarme bien, con claridad de buena doctrina y pureza en el corazón, para que siga con fidelidad los pasos de tu Hijo, y ayude a muchos otros para que «sean dignos de alcanzar el otro mundo y la resurrección de los muertos.» Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Tiempo ordinario. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona. a. Fuente: www.almudi.org

Lectio: Sábado XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 17 de Noviembre 2012

Lectio: Sábado XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 17 de Noviembre 2012 LECTIO: LUCAS 18,1-8 1) Oración inicial Dios omnipotente y misericordioso, aparta de nosotros todos los males, para que, bien dispuesto nuestro cuerpo y nuestro espíritu, podamos libremente cumplir tu voluntad. Por nuestro Señor. 2) Lectura Del Evangelio según Lucas 18,1-8 Les propuso una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer: «Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella misma ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: `¡Hazme justicia contra mi adversario!' Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: `Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que deje de una vez de importunarme.'» Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; pues, ¿no hará Dios justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche? ¿Les hará esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» 3) Reflexión • El evangelio de hoy nos relata otro asunto muy importante para Lucas, a saber: la oración. Es la segunda vez que Lucas nos trae palabras de Jesús para enseñar a rezar. (Lc 11,1-13). Nos ha enseñado el Padre Nuestro y, por medio de comparaciones y de parábolas, nos enseña que debemos rezar con insistencia, sin desfallecer. Ahora, esta segunda vez, recurre de nuevo a una parábola sacada de la vida para enseñar la insistencia en la oración (Lc 18,1-8). Es la parábola de la viuda que incomoda al juez sin moral. La manera de presentar la parábola es muy didáctica. Primero, Lucas da una breve introducción que sirve de llave de lectura. Luego cuenta la parábola. Al final, Jesús mismo la aplica. • Lucas 18,1: La introducción. Lucas introduce la parábola con la siguiente frase: " Les propuso una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer". La recomendación a “orar Sin desfallecer” aparece muchas veces en el Nuevo Testamento (1 Tes 5,17; Rom 12,12; Ef 6,18; etc.). Este es un rasgo característico de la espiritualidad de las primeras comunidades cristianas. • Lucas 18,2-5: La parábola. Luego Jesús presenta dos personajes de la vida real: un juez sin consideración para Dios y sin consideración para las personas, y una viuda que lucha por sus derechos ante el juez. El simple hecho que Jesús presenta estos dos personajes revela la conciencia crítica que tenía de la sociedad de su tiempo. La parábola presenta a la gente pobre luchando en el tribunal por sus derechos. El juez decide atender a la viuda y hacerle justicia. El motivo es éste: dejaré libre de la obstinación de la viuda y ésta deje de importunarle. Motivo bien interesado. ¡Pero la viuda obtuvo lo que quería! Es éste el hecho de la vida diaria del que Jesús se sirve para enseñar cómo rezar. • Lucas 18,6-8: La aplicación. Jesús aplica la parábola: " Oíd lo que dice el juez injusto; pues, ¿no hará Dios justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche? ¿Les hará esperar? Os digo que les hará justicia pronto”. Si no fuera Jesús, nosotros no tendríamos el valor de comparar a Dios con un Juez inmoral. Al final Jesús expresa una duda: " Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» Es decir, ¿vamos a tener el valor de esperar, de tener paciencia, aunque Dios se demora en atendernos? • Jesús orante. Los primeros cristianos tenían una imagen Jesús orante, en contacto con el Padre. De hecho, la respiración de la vida de Jesús era hacer la voluntad del Padre (Jn 5,19). Jesús rezaba mucho e insistía para que la gente y sus discípulos rezaran también. Pues es en la confrontación con Dios donde aparece la verdad y la persona se encuentra consigo misma en toda su realidad y humildad. Lucas es el evangelista que más nos informa sobre la vida de oración de Jesús. Nos presenta a Jesús en constante oración. He aquí algunos de los momentos en los que Jesús aparece rezando. Tú puedes completar la lista: - A los doce años de edad va al Templo, a la Casa del Padre (Lc 2,46-50). - Reza cuando es bautizado y asume la misión (Lc 3,21). - Cuando inicia la misión, pasa cuarenta días en el desierto (Lc 4,1-2). - En la hora de la tentación, se enfrenta al diablo con textos de la Escritura (Lc 4,3-12). - Jesús tiene costumbre de participar en las celebraciones en las sinagogas, los sábados (Lc 4,16) - Busca la soledad del desierto para rezar ( Lc 5,16; 9,18). - La víspera de elegir a los doce Apóstoles, pasa la noche en oración (Lc 6,12). - Reza antes de comer (Lc 9,16; 24,30). - Cuando explica la realidad y habla de su pasión, reza (Lc 9,18). - En la hora de la crisis sube al Monte para rezar y es transfigurado cuando reza (Lc 9,28). - Ante la revelación del Evangelio a los pequeños, dice: “¡Padre, yo te alabo!” (Lc 10,21) - Rezando, despierta en los apóstoles la voluntad de rezar (Lc 11,1). - Reza por Pedro para que no desfallezca en la fe (Lc 22,32). - Celebra la Cena Pascual con sus discípulos (Lc 22,7-14). - En el Jardín de los Olivares, reza, sudando sangre (Lc 22,41-42). - En la angustia de la agonía, pide a los amigos que recen con él (Lc 22,40.46). - En la hora de ser clavado en la cruz, pide perdón por los ladrones (Lc 23,34). - En la hora de la muerte, dice "¡En tus manos entrego mi espíritu!" (Lc 23,46; Sal 31,6) - Jesús muere soltando el grito del pobre (Lc 23,46). • Esta larga lista indica lo siguiente. Para Jesús, la oración estaba íntimamente unida a la vida, a los hechos concretos, a las decisiones que debía tomar. Para poder ser fiel al proyecto del Padre, trataba de quedarse a solas con él. De escucharlo. En los momentos difíciles y decisivos de su vida, Jesús rezaba los Salmos. Al igual que todo judío piadoso, los conocía de memoria. La recita de los Salmos no mató en él la creatividad. Por el contrario, Jesús llega a componer él mismo un Salmo que nos transmite. Es el Padre Nuestro. Su vida era una permanente oración. “No busco mi voluntad, sino la voluntad de Aquel que me envió." (Jn 5,19.30) A él se aplica lo que dice el Salmo: "¡No hago más que orar!" (Sal 109,4) 4) Para la reflexión personal • Hay gente que dice que no sabe rezar, pero conversa con Dios todo el día. ¿Conoces a personas así? Cuenta cómo son. Hay muchas maneras que la gente usa para expresar su devoción y oración. ¿Cuáles son? • ¿Qué nos enseñan estas dos parábolas sobre la oración? ¿Qué nos enseñan sobre la manera de ver la vida y las personas? 5) Oración final ¡Dichoso el hombre que teme a Yahvé, que encuentra placer en todos sus mandatos! Su estirpe arraigará con fuerza en el país, la raza de los rectos será bendita. (Sal 112,1-2) www.ocarm.org