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viernes, 17 de febrero de 2012

19 † CALENDARIO LITURGICO: VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINAR

19 † CALENDARIO LITURGICO: VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Misa: del Domingo (verde). Misal: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical. Lecc.: vol. II, lects. del domingo VII del T.O. (año B): • Is 43, 18-19. 21-22. 24b-25. Por mi cuenta borraba tus crímenes. • Sal 40. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti. • 2Co 1, 18-22. Jesús no fue primero «sí» y luego «no»; en él todo se ha convertido en un «sí». • Mc 2, 1-12. El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados. Jamás se ha visto una cosa igual. Isaías consuela al pueblo desterrado y anuncia que Dios fiará prodigios, como nunca ha realizado (1ª lect.). La palabra de Jesús libera de la esclavitud del pecado y sana de la enfermedad, nunca se ha visto una cosa igual (Ev.). La palabra de Cristo siempre se cumple; la palabra de Pablo es coherente, sincera y verdadera (2ª lect.). – Hoy no se permiten las Misas de difuntos, excepto la exequial.

Santoral del 19 de Febrero: San Gaspar de Búfalo
 Fundador de los Misioneros
de la Preciosa Sangre

Santoral del 19 de Febrero: San Gaspar de Búfalo
 Fundador de los Misioneros
de la Preciosa Sangre Gaspar significa: el que administra tesoros. Este santo nació en Roma en 1786. Era hijo de un capitán. Fue ordenado sacerdote en 1808. Pero en 1809 Napoleón puso preso al Sumo Pontífice Pío VII y entonces el Padre Gaspar y todos los sacerdotes que permanecieron fieles al Papa, fueron desterrados. En 1814, al ser derrotado Napoleón, pudo volver libre el Pontífice a Roma y también el Padre Gaspar volvió a la ciudad eterna, y encontró que por haber estado la ciudad varios años casi sin sacerdotes había muchísimo trabajo que hacer en confesiones y predicaciones y en tratar de instruir a la juventud, y se dedicó a ello con toda su energía y de tiempo completo. Viendo que se necesitaban fervorosos misioneros que predicaran de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad, se propuso fundar una nueva comunidad religiosa: Los Misioneros de la Preciosa Sangre. El Papa lo ayudó y lo animó y así pronto tuvo ya un buen número de misioneros. El quería que las casas de su nueva comunidad se fundaran en los barrios más pobres, más abandonados y más pervertidos de cada ciudad. Y empezó por la ciudad de Nápoles que en ese tiempo era una verdadera guarida de bandidos, donde nadie tenía la vida segura. El propio Sumo Pontífice le recomendó que empezara por Nápoles, pues esa gente necesitaba mucho de la conversión .Y las dificultades que se le presentaban eran extremas. Parecía que Nuestro Señor lo estaba poniendo a prueba, pues apenas solucionaba una dificultad le aparecían varias más. Sin embargo él, con una gran confianza en Dios, logró reunir un buen número de sacerdotes y allá se fue a fundar casas de misiones y obtuvieron grandes conversiones. A sus misioneros les recomendaba que trabajaran fuertemente, y que nunca se dieran por vencidos a pesar de las dificultades y que no dejaran un solo día sin instruirse más y más en nuestra santa religión. El y sus sacerdotes recorrían pueblos y ciudades predicando el evangelio y la conversión. Aguantaban hambres, fríos, persecuciones y pobreza, pero conseguían un gran número de conversiones, con su predicación, su buen ejemplo y sus sacrificios. Las gentes al verlos tan mortificados y tan instruidos y al oírlos hablar con tanto entusiasmo acerca de la conversión y de la salvación del alma se entusiasmaban y cambiaban de modo de vivir y empezaban a ser mejores. El santo, que terminaba cada misión terriblemente fatigado, les decía a sus amigos: ¿Si es tan bonito trabajar por Nuestro Señor aquí en medio de tantas fatigas, cuánto más será estar junto a El en el cielo donde no hay dolor ni cansancio?. Por todas partes por donde andaba predicando iba propagando la Adoración Nocturna: ese dedicar una noche cada mes para pasar varias horas rezando ante el Santísimo Sacramento. Ya bastante enfermo sufría muchísimo de sed por el calor y por la fiebre, pero hacía el sacrificio de no tomar agua, para obtener con ese sufrimiento la conversión de los pecadores. En invierno el frío lo hacía sufrir muchísimo pero no tenía calefacción, porque el martirio del frío podía convertir pecadores. Murió en Roma en 1836, y fueron tantos los milagros que se obtuvieron por su intercesión, que el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1954. San Gaspar: te encomendamos nuestras ciudades, especialmente aquellos barrios donde hay más maldad, para que ruegues a Dios por ellos y consigas la conversión de muchos pecadores.

Meditación: Domingo de la semana 7 de tiempo ordinario. Ciclo B. 19 de Febrero, 2012.

Meditación: Domingo de la semana 7 de tiempo ordinario. Ciclo B. 19 de Febrero, 2012. «Y al cabo de unos días, entró en Cafarnaún. Se supo que estaba en casa, y se juntaron tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio; y les predicaba la palabra. Entonces vie­nen trayéndole un paralítico, que era transportado por cuatro. Y al no poder llevarlo hasta él por causa del gentío, levantaron la techumbre por el sitio en donde se encontraba y, después de hacer un agujero, descuelgan al paralítico. Al ver Je­sús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de los escribas, y pensaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Y enseguida, cono­ciendo Jesús en su espíritu que pensaban de este modo dentro de sí les dice: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros cora­zones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: tus pecados te son perdonados; o decir: levántate, toma tu camilla y anda? Pues, para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene en la tie­rra el poder de perdonar los pecados -se dirige al paralíti­co-: A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Y se levantó y, tomando al instante la camilla, salió en presencia de todos, de manera que todos quedaron admirados y dieron gloria a Dios diciendo: Nunca vimos cosa igual.» (Marcos 2, 1-12) 1º. Jesús, en cuanto se supo que estabas en tu casa, empezó a llegar tanta gente que «ni siquiera ante la puerta había ya sitio.» Tú sigues estando presente en cada sagrario; sin embargo, hay muchos que no acaban de enterarse. ¿Cómo no te vengo a visitar más a menudo? Hoy me enseñas el valor de la amistad y de la audacia en el apostolado. Los compañeros de aquel enfermo hicieron lo imposible por llevar a su amigo cerca de Ti. «Y al no poder llevarlo hasta él por causa del gentío, levantaron la techumbre.» Ningún obstáculo les pudo frenan. Jesús, perdonas al paralítico «al ver la fe de ellos». Es de notar que no dijo la fe del paralítico, sino la de los que le llevaban: a veces ocurre que alguno sana por la fe de otro» (San Juan Crisóstomo). Igualmente, antes de dar a mis amigos la gracia que necesitan para mejorar en su vida cristia­na, estás esperando que te demuestre mi fe. No me puedo excusar pensando que es imposible, porque precisamente en los imposibles es donde debo demostrar mi fe. 2º. «No puedes ser un elemento pasivo tan sólo. Tienes que convertir­te en verdadero amigo de tus amigos: «ayudarles». Primero, con el ejemplo de tu conducta. Y luego, con tu consejo y con el ascendiente que da la intimidad» (Surco.-731). Jesús, ahora que te conozco un poco mejor; ahora que sé dónde estás y qué he de hacer para estar cerca de Ti, tengo la responsabili­dad de darte a conocer a los que me rodean. Como los amigos del paralítico, he de buscar la manera de acercarte a mis amigos, de ayu­darles a que te encuentren. Pero ¿cómo? Primero con el ejemplo de tu conducta. Jesús, te acercaré a mis amigos en la medida en que yo esté cerca de Ti. Por eso la mejor manera de hacer apostolado es cuidar mi propia vida interior. Y lue­go, con tu consejo y con el ascendiente que da la intimidad. No bas­ta con mi ejemplo: he de hablar, explicar las cosas con paciencia. Y, si hay intimidad, mi amigo escuchará mis consejos con respeto y me los agradecerá. Entonces, al ver mi fe, harás milagros en aquella alma, como hi­ciste en la del paralítico al ver la fe de sus amigos. Y me maravilla­ré de tu misericordia: «Todos quedaron admirados y dieron gloria a Dios diciendo: Nunca vimos cosa igual»

Lectio Divina: Domingo VII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19 de Febrero, 2012.

Lectio Divina: Domingo VII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19 de Febrero, 2012. LECTIO: 
Marcos 2, 1-12 1. Oración inicial

 Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección. 
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén. 2. Lectura a) Una clave de lectura: 

El texto del Evangelio de este domingo trata dos temas mezclándolos: describe la curación de un paralítico y habla de la discusión que tuvo Jesús con los doctores de la ley o escribas sobre el perdón de los pecados. b) División del texto para ayudar a la lectura: 

Marcos 2,1-2: El pueblo busca a Jesús y Jesús anuncia la Palabra. 
Marcos 2,3-5: La fe del paralítico y de sus amigos obtienen el perdón de sus pecados. 
Marcos 2,6-7: Jesús es acusado de blasfemar por los jefes del poder. 
Marcos 2,8-11: Para probar quién tiene el poder de perdonar, Jesús cura al paralítico 
Marcos 2,12: La reacción del pueblo: “Jamás vimos cosa parecida” c) El texto:

1 Entró de nuevo en Cafarnaún; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. 2 Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la palabra. 
3 Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. 4 Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. 5 Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» 
6 Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: 7 «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» 8 Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: `Tus pecados te son perdonados', o decir: `Levántate, toma tu camilla y anda?' 10 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice al paralítico-: 11 `A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.'» 
12 Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.» 3. Un momento de silencio orante para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. 4. Algunas preguntas para ayudarnos en la meditación y en la oración. a) ¿Qué punto de este texto os ha gustado más y cual ha llamado más vuestra atención? 
b) ¿En qué consiste el conflicto entre Jesús y los escribas? ¿Dónde acaece y quién lo provoca? ¿Cuál es la causa? 
c) ¿Qué nos revela este texto sobre Jesús y su Padre Dios? 
d) ¿Existe conexión entre enfermedad y pecado? ¿Qué opináis? 
e) ¿Cuál es el mensaje de este texto para las comunidades del tiempo de Marcos y para nosotros hoy? 5. Una clave de lectura para aquellos que quieran profundizar más en el tema. a) El contexto en el cual se encuentra el texto del Evangelio de Marcos * En Mc 1,1-15, Marcos ha mostrado cómo la Buena Nueva debe ser preparada y divulgada. Y en seguida, en Mc 1,16-45, enseña cuál es el objetivo de la Buena Nueva y cuál es la misión de la comunidad. Ahora, en el capítulo 2, se muestra cómo el anuncio de la Buena Nueva, cuando se hace con fidelidad, es fuente de conflictos. En Mc 2,1-3,6, están representados cinco conflictos provocados contra Jesús por el anuncio de la Buena Nueva de Dios. * En los años setenta, tiempo en el que Marcos escribe, el anuncio de la Buena Nueva había creado muchos conflictos a las nuevas comunidades. Estas no siempre sabían cómo afrontarlos y qué responder a las acusaciones de los romanos o judíos. El recuento de los cinco conflictos servía como manual de orientación. b) Comentario * Marcos 2,1-2: El pueblo busca a Jesús y quiere escuchar la Palabra de Dios. 
Jesús está regresando a casa. El pueblo lo busca. Mucha gente se reúne delante de la puerta. Jesús acoge a todos y Marcos dice que Él anuncia la Palabra al pueblo. Muchas veces Marcos informa que Jesús anuncia la Palabra al pueblo (Mc 1,21,22.27.39; 2,2.13; 4,1; 6,2.6.34; etc.). Pero pocas veces dice qué es lo que decía Jesús. ¿Qué enseñaba Jesús al pueblo? Él hablaba de Dios y usaba para esto ejemplos de la vida (parábolas) e historias del pueblo (Biblia). Hablaba partiendo de la experiencia que Él mismo tenía de Dios. Jesús vivía en Dios. El pueblo lo escuchaba con gusto (Mc 1,22.27). Sus palabras tocaban el corazón. A partir de la predicación de Jesús, Dios en vez de ser un juez severo que amenazaba castigo e infierno, se convertía en una presencia amiga, una Buena Noticia para el pueblo. * Marcos 2,3-5: La fe del paralítico y de sus amigos obtienen el perdón de los pecados. 
Mientras Jesús está hablando llega un paralítico, llevado por cuatro personas. Jesús es la única esperanza para ellos. Suben sobre el terrado, lo descubren y descuelgan al paralítico delante de Jesús. Señal de mucha solidaridad. Jesús, vista su fe, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. En aquellos tiempos la gente pensaba que los defectos físicos, como la parálisis, fuesen castigos de Dios a causa de algún pecado. Los doctores enseñaban que tal persona era impura, incapaz de acercarse a Dios. Por esto, los enfermos, los pobres, los paralíticos y tantos otros, se sentían rechazados por Dios. Pero Jesús no pensaba así. Él pensaba lo contrario. Aquella fe tan grande del paralítico y de sus compañeros era señal de que aquel hombre estaba en paz con Dios, acogido por Él. Por esto Jesús declara: Tus pecados te son perdonados. Esto es: “Tú no estás lejos de Dios”. Con esta afirmación Jesús negaba que la enfermedad fuese un castigo por el pecado de aquel hombre. * Marcos 2,6-7: Jesús es acusado de blasfemar por los jefes. 
La afirmación de Jesús no andaba de acuerdo con la idea que los doctores de la ley tenían de Dios. Por esto reaccionan y acusan a Jesús: ¡Este blasfema! Según su doctrina sólo Dios podía perdonar los pecados. Y solamente el sacerdote podía declarar a una persona perdonada y purificada. ¿Cómo es que Jesús de Nazaret, hombre sin estudios, simple trabajador, carpintero, podía declarar a las personas perdonadas y purificadas del pecado? Además de esto, deben haber pensado: ¡Si fuese verdad lo que Jesús está diciendo, arriesgamos perder el poder y la razón de ser!¡ Perdemos nuestra fuente de ganancias! * Marcos, 2,8-11: Jesús cura para probar que tiene poder de perdonar los pecados. 
Jesús sabía que lo condenaban. Por esto pregunta: ¿Qué cosa es más fácil, decir al paralítico “Te son perdonados tus pecados”, o decir, “Levántate, toma tu camilla y vete”? Evidentemente es mucho más fácil decir: “Tus pecados te son perdonados”. Porque ninguno puede verificar si el pecado ha quedado perdonado o no. Pero si yo le digo: “Levántate y anda”, aquí sí pueden todos verificar si tengo o no el poder de curar. Así, para mostrar que tenía el poder de perdonar los pecados en nombre de Dios, Jesús dice al paralítico: “¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa! Curó a aquella persona. Probó que la parálisis no es un castigo de Dios y que la fe de los pobres es señal de que Dios lo había ya acogido en su amor. * Marcos, 2,12: La reacción del pueblo: Jamás hemos visto cosa parecida. 
El paralítico se levanta, prende su camilla y se va: y todos exclaman: ¡Jamás hemos visto cosa parecida! Es claro el sentido del milagro: 1)Los enfermos no deben pensar que Dios les está castigando por cualquier pecado. 2) Jesús abrió un nuevo camino hacia Dios. Lo que la religión del tiempo llamaba impureza, no era ya un impedimento para que la persona se acercase a Dios. 3) El rostro de Dios que se revela a través de la conducta de Jesús es muy diferente del rostro severo del dios revelado por la conducta de los doctores. c) Ampliando conocimientos Los cinco conflictos recogidos por Marcos * Los temas del conflicto: Los conflictos giran en torno a los temas fundamentales de la religión de la época: el perdón de los pecados, la comunión de la mesa con los pecadores, la práctica del ayuno, la observancia del sábado, la práctica de la medicina o curación de las personas en día de sábado. * Los adversarios de Jesús: Los escribas representaban la doctrina religiosa, la catequesis. Los fariseos representaban las leyes , las prácticas religiosas, sobre todo aquéllas que tenían relación con la observancia del puro/impuro. Los discípulos de Juan Bautista representaban las otras tendencias mesiánicas. Los herodianos representaban el gobierno de la Galilea. Herodes Antipas gobernaba ya ¡desde hacía treinta años! (4 aC – 39dC). Era, por así decirlo, el patrón de Galilea. * Causas del conflicto: El primero tiene que ver con la relación con Dios: perdón de los pecados. El segundo con las relaciones con las personas: comer con los pecadores. El tercero con los usos religiosos: observancia del ayuno. El cuarto con la observancia de la ley de Dios: el sábado. Estos cuatro conflictos son provocados por otros contra Jesús. El quinto: provocado por el mismo Jesús, muestra la gravedad del conflicto entre la religión de su tiempo y Él. Pecado y enfermedad En aquel tiempo se enseñaba que todo sufrimiento era fruto del pecado. De frente al ciego de nacimiento, Pedro preguntó: “¿Quien ha pecado, él o sus padres para que él naciese ciego?” (Jn 9, 1,3). Jesús respondió: “Ni él ni sus padres”. Jesús separa el pecado de la persona enferma. No permite que se use la religión para decir al paralítico: ¡Tú eres un pecador! Jesús afirma lo contrario: ¡Tú no eres un pecador! Dios te acoge, aunque seas paralítico. ¡Tu enfermedad no es fruto de tu pecado! ¡Tener el valor de afirmarlo así delante de las autoridades; era una revolución! Un cambio muy grande. El pueblo se entusiasmaba con Jesús, porque les hacía ser más libre. Este es un lado de la medalla. Pero hay otro lado. Tanto hoy como ayer, muchas dolencias o sufrimientos, de hecho, son fruto de algún pecado. Por ejemplo, el sufrimiento de la madre que llora la matanza de su hijo. También Jesús tiene algo que decir sobre este punto. Una vez en Jerusalén cayó una torre y mató a dieciocho personas (Lc 13,4). En otras circunstancias Pilato masacró a un grupo de galileos y mezcló su sangre con la sangre de los sacrificios (Lc 13,1). Jesús pregunta: “¿Creéis que ellos eran más pecadores que los otros habitantes de Jerusalén? Yo os digo que no, y que, si no hiciéreis penitencia, todos pereceréis del mismo modo.” (Lc 13, 2.4). Jesús transformó los males en una llamada a la conversión y al cambio. Pero no hubo arrepentimiento ni cambio y, cuarenta años después, en el año 70, Jerusalén fue destruída: ¡muchas torres cayeron y mucha sangre se esparció! Aun hoy, muchos de los males que sufrimos no son una fatalidad, sino una consecuencia de acciones pecaminosas. Otros males son fruto de la cultura. Otros son fruto del sistema neo-liberal que nos han impuesto y que nos oprime. Por esto los males que sufrimos son una llamada a la conversión. Una llamada a nuestra responsabilidad. Lo que entró en el mundo como fruto de acciones libres para realizar el mal, puede ser expulsado a través de acciones libres para el bien. 6. Salmo 32 (31) La confesión y la fe liberan del pecado ¡Dichoso al que perdonan su culpa 
y queda cubierto su pecado! 
Dichoso el hombre a quien Yahvé 
no le imputa delito, 
y no hay fraude en su interior. Guardaba silencio y se consumía mi cuerpo, 
cansado de gemir todo el día, 
pues descargabas día y noche 
tu mano sobre mí; 
mi corazón cambiaba como un campo 
que sufre los ardores del estío. Reconocí mi pecado 
y no te oculté mi culpa; 
me dije: «Confesaré 
a Yahvé mis rebeldías». 
Y tú absolviste mi culpa, 
perdonaste mi pecado. Por eso, quien te ama te suplica 
llegada la hora de la angustia. 
Y aunque aguas caudalosas se desborden 
jamás le alcanzarán. 
Tú eres mi cobijo, 
me guardas de la angustia, 
me rodeas para salvarme. «Voy a instruirte, a mostrarte el camino a seguir; 
sin quitarte los ojos de encima, seré tu consejero». 
No seas lo mismo que caballo o mulo sin sentido, 
rienda y freno hacen falta para domar su brío. Copiosas son las penas del malvado, 
mas a quien confía en Yahvé lo protege su amor. 
¡Alegraos en Yahvé, justos, exultad, 
gritad de gozo los de recto corazón! 7. Oración final Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén www.ocarm.org

Ordinario de la Misa: Domingo VII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19 de Febrero, 2012

Ordinario de la Misa: Domingo VII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19 de Febrero, 2012 Día del Señor Confío, Señor, en tu misericordia Sáname, Señor, pues he pecado contra ti Antífona de Entrada Confío, Señor, en tu misericordia; alegra mi corazón con tu auxilio. Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho. Se dice Gloria. Oración Colecta Oremos: Concédenos, Señor, ser dóciles a las inspiraciones de tu Espíritu para que realicemos siempre en nuestra vida tu santa voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén. Primera Lectura Lectura del libro del profeta Isaías (43, 18-19. 21-22. 24-25) Esto dice el Señor: “No recuerden lo pasado ni piensen en lo antiguo; yo voy a realizar algo nuevo. Ya está brotando. ¿No lo notan? Voy a abrir caminos en el desierto y haré que corran los ríos en la tierra árida. Entonces el pueblo que me he formado proclamará mis alabanzas. Pero tú, Jacob, no me has invocado; no te has esforzado por servirme, Israel, sino que pusiste sobre mí la carga de tus pecados y me cansaste con tus iniquidades. Si he borrado tus crímenes y no he querido acordarme de tus pecados, ha sido únicamente por amor de mí mismo”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 40 Sáname, Señor, pues he pecado contra ti. Dichoso el que cuida de los pobres; en los momentos difíciles lo librará el Señor. El lo cuidará y defenderá su vida, hará que viva feliz sobre la tierra y no lo entregará al odio de sus enemigos. El Señor lo confortará en el lecho del dolor y calmará sus sufrimientos. Sáname, Señor, pues he pecado contra ti. Apiádate de mí, Señor, te lo suplico; sáname, pues he pecado contra ti. Hazme recordar la salud y vivir en tu amistad toda mi vida. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, ahora y siempre. Sáname, Señor, pues he pecado contra ti. Segunda Lectura Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1, 18-22) Hermanos: Dios es testigo de que la palabra que les dirigimos a ustedes no fue primero “sí” y luego “no”. Cristo Jesús, el Hijo de Dios, a quien Silvano, Timoteo y yo les hemos anunciado, no fue primero “sí” y luego “no”. Todo él es un “sí”. En él, todas las promesas han pasado a ser realidad. Por él podemos responder “Amén” a Dios, quien a todos nosotros nos ha dado fortaleza en Cristo, y nos ha consagrado. Nos ha marcado con su sello y ha puesto el Espíritu Santo en nuestro corazón, como garantía de lo que vamos a recibir. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Aclamación antes del Evangelio Aleluya, aleluya. El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos. Aleluya. Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Marcos (2, 1-12) Gloria a ti, Señor. Cuando Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa, y muy pronto se aglomeró tanta gente, que ya no había sitio frente a la puerta. Mientras él enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te quedan perdonados”. Algunos escribas que estaban ahí sentados comenzaron a pensar: “¿Por qué habla ése así? Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?” Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo: “¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’ o decirle: ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa?’ Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —le dijo al paralítico—: Yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”. El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: “¡Nunca habíamos visto cosa igual!” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: En la primera lectura del «segundo Isaías», Yahvé se dirige a su pueblo y le reprocha no recordar ni caer en la cuenta del pasado. No sólo han olvidado su historia sino que no han reflexionado sobre la presencia permanente de Dios en ella. Tampoco son capaces de reconocer su actuación histórica presente. ¿No lo reconocen? Ese olvido se manifiesta en una vida de iniquidad y pecado, que ha cansado a Dios, quien ha permanecido fiel en una actitud de perdón. El profeta evidencia la inconciencia del Pueblo, e impele a reconocer al Dios fiel en los acontecimientos de su vida. Pablo, en su segunda carta a los Corintios recalca esta fidelidad de Dios manifestada en la persona de Jesús, en cuyos actos y palabras no hubo doblez ni ambigüedad. En Jesús Dios mostró su total coherencia: él es el «sí» de Dios a la Humanidad. Esto exige de los cristianos la misma coherencia y honestidad. La actitud de Dios firme y constante, llena de confianza, un “Amén” que implica una aceptación de esa acción de Dios expresada en el proyecto de Jesús. Por su parte Dios, en Cristo, conforta a la comunidad creyente, unge, marca, sella y da “en arras” el Espíritu como signo de la total pertenencia del cristiano a Dios, en una unidad que ha de expresarse en actitudes y palabras coherentes a ejemplo de Jesús. El evangelio de Marcos nos descubre esa coherencia de Jesús. Regresa a Cafarnaum y corre la voz de que está en casa, y la gente se agolpa en la puerta. Las casas de aquellas poblaciones contaban con patios comunes, de modo que una buena cantidad de personas podía agruparse a las entradas de las casas. Él se pone a enseñar, pero sobreviene una interrupción: cuatro hombres han traído a un paralítico y al no encontrar paso han subido y han abierto un agujero por el techo, por donde lo descuelgan. Detengámonos un poco en ellos. El primero está impedido: su enfermedad le obliga a depender totalmente de los demás. Por estar enfermo seguramente es rechazado, y es tenido por impuro y pecador. Los hombres que lo traen han sido arriesgados al ponerlo en medio de la multitud. Es la ocasión precisa para poner a prueba la coherencia de Jesús. Jesús parte de la relación cultural existente entre pecado-castigo y enfermedad: “Tus pecados te son perdonados”. La liberación de la culpa está directamente relacionada con la recuperación de la salud. Los escribas presentes, reaccionan: la sociedad judía estaba estructurada sobre la base de la exclusión; no parecía haber posibilidad de cambio, ni alternativa para los excluidos, salvo una exigente carga de tributos y ritos de purificación que en su gran mayoría les resultaba imposible cumplir. Jesús rescata a la persona misma, el poder oculto y real de aquel hombre de levantarse por sí mismo, de superar la parálisis en la que la culpa y el rechazo social lo habían sumido. Él revive, se hace dueño de sí al levantar por sí mismo la camilla en la que antes yacía, y regresa a casa con nueva vida. Como el domingo pasado, estamos ante esa unidad de palabra y acción, de teoría y práctica, de decir y hacer. Como solemos decir, «no hay nada más práctico que una buena teoría», y «nunca se ha entendido del todo una teoría, hasta que no se ha experimentado y dominado su práctica». Jesús es maestro de esa unidad. Y sus discípulos también lo hemos de ser. Tenemos un mensaje de salvación que hay que anunciar, pero que también hay que «realizar», aunque sea con gestos simbólicos. La Utopía, («¡el Reino!») no sólo debe ser anunciado (hablado, dicho, comunicado, informado, pensado, teorizado), sino construido (hecho, realizado, implantado, promovido, luchado). La Buena Noticia no sólo tiene que ser anunciada-explicada, sino mostrada-evidenciada, primero en nuestra propia vida, también en la comunidad y, hasta donde nos dejen, en la sociedad. Para la revisión de vida 
En qué momentos de mi vida he experimentado la fidelidad de Dios?
¿En que momentos he sentido la falta de coherencia entre mi fe, mis palabras y mis acciones?
¿En que situaciones he puesto las leyes por encima de la vida de las personas? Se dice Credo. Oración de los Fieles Celebrante: Oremos a Dios, que por la fuerza de su amor todo lo hace nuevo, y oremos con confianza sabiendo que no quedaremos defraudados. Digamos: Padre, escúchanos. Por la Iglesia: para que con valentía haga oír el mensaje del amor de Dios que se manifestó en Cristo. Oremos. Padre, escúchanos. Por el Papa, los obispos y los sacerdotes: para que ayuden al Pueblo de Dios a abrirse al amor y a dar testimonio del Evangelio en un mundo secularizado. Oremos. Padre, escúchanos. Por los que nos gobiernan: para que buscando el bien común, obren con justicia, terminen con la corrupción y sean portadores de serenidad para nuestro pueblo, especialmente para los más pobres. Oremos. Padre, escúchanos. Por los que sufren el horror de la guerra, por los que están en campos de refugiados, por los que son maltratados: para que reciban ayuda de los cristianos y en ella descubran la cercanía de Dios. Oremos. Padre, escúchanos Por los enfermos, por los que están tristes, por los que se encuentran solos: para que sientan cómo Jesús los libera por dentro y los invita a tener fe. Oremos. Padre, escúchanos. Por nosotros, elegidos por Dios y consagrados por el Bautismo: para que seamos testigos de Jesús en nuestro entorno. Oremos. Padre, escúchanos. Por las intenciones recibidas, en la Obra Por Cristo….Mas, Mas, Mas, para que el Señor las atienda, conforme a su santa voluntad. Oremos. Padre, escúchanos. Celebrante: Mira, Señor, la fe de tu pueblo que te suplica, atiende nuestras oraciones y danos tu Espíritu Santo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Oración sobre las Ofrendas Que este sacrificio de acción de gracias y de alabanza que vamos a ofrecerte, nos ayude, Señor, a conseguir nuestra salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Prefacio Dominical VII La salvación por la obediencia de Cristo El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque tu amor al mundo fue tan misericordioso, que no sólo nos enviaste como redentor a tu propio Hijo, sino que lo quisiste en todo semejante a nosotros, menos en el pecado, para poder así amar en nosotros lo que en él amabas. Y con su obediencia nos devolviste aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido. Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos, diciendo: Santo, Santo, Santo… Antífona de la Comunión Proclamaré Señor, todas tus maravillas y me alegraré en ti y entonaré salmos a tu nombre, Dios Altísimo. Oración después de la Comunión Oremos: Que el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que nos has dado, Señor, en este sacramento, sean para todos nosotros una prenda segura de vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Evangelio del Domingo VII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19 de Febrero, 2012.

Evangelio del Domingo VII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19 de Febrero, 2012. † Lectura del santo Evangelio según san Marcos (2, 1-12) Gloria a ti, Señor. Cuando Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa, y muy pronto se aglomeró tanta gente, que ya no había sitio frente a la puerta. Mientras él enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te quedan perdonados”. Algunos escribas que estaban ahí sentados comenzaron a pensar: “¿Por qué habla ése así? Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?” Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo: “¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’ o decirle: ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa?’ Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —le dijo al paralítico—: Yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”. El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: “¡Nunca habíamos visto cosa igual!” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: El evangelio de Marcos nos descubre esa coherencia de Jesús. Regresa a Cafarnaún y corre la voz de que está en casa, y la gente se agolpa en la puerta. Las casas de aquellas poblaciones contaban con patios comunes, de modo que una buena cantidad de personas podía agruparse a las entradas de las casas. Él se pone a enseñar, pero sobreviene una interrupción: cuatro hombres han traído a un paralítico y al no encontrar paso han subido y han abierto un agujero por el techo, por donde lo descuelgan. Detengámonos un poco en ellos. El primero está impedido: su enfermedad le obliga a depender totalmente de los demás. Por estar enfermo seguramente es rechazado, y es tenido por impuro y pecador. Los hombres que lo traen han sido arriesgados al ponerlo en medio de la multitud. Es la ocasión precisa para poner a prueba la coherencia de Jesús. Jesús parte de la relación cultural existente entre pecado-castigo y enfermedad: “Tus pecados te son perdonados”. La liberación de la culpa está directamente relacionada con la recuperación de la salud. Los escribas presentes, reaccionan: la sociedad judía estaba estructurada sobre la base de la exclusión; no parecía haber posibilidad de cambio, ni alternativa para los excluidos, salvo una exigente carga de tributos y ritos de purificación que en su gran mayoría les resultaba imposible cumplir. Jesús rescata a la persona misma, el poder oculto y real de aquel hombre de levantarse por sí mismo, de superar la parálisis en la que la culpa y el rechazo social lo habían sumido. Él revive, se hace dueño de sí al levantar por sí mismo la camilla en la que antes yacía, y regresa a casa con nueva vida. Como el domingo pasado, estamos ante esa unidad de palabra y acción, de teoría y práctica, de decir y hacer. Como solemos decir, «no hay nada más práctico que una buena teoría», y «nunca se ha entendido del todo una teoría, hasta que no se ha experimentado y dominado su práctica». Jesús es maestro de esa unidad. Y sus discípulos también lo hemos de ser. Tenemos un mensaje de salvación que hay que anunciar, pero que también hay que «realizar», aunque sea con gestos simbólicos. La Utopía, («¡el Reino!») no sólo debe ser anunciado (hablado, dicho, comunicado, informado, pensado, teorizado), sino construido (hecho, realizado, implantado, promovido, luchado). La Buena Noticia no sólo tiene que ser anunciada-explicada, sino mostrada-evidenciada, primero en nuestra propia vida, también en la comunidad y, hasta donde nos dejen, en la sociedad.

Oficio Divino: Tiempo Ordinario. Ciclo A. 19 de febrero, 2012

Oficio Divino: Tiempo Ordinario. Ciclo A. 19 de febrero, 2012 DOMINGO DE LA SEMANA VII Propio. Salterio III (OFICIO DE LECTURA (6:00); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS (19:00); COMPLETAS (22:00) OFICIO DE LECTURA Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día: V. Señor abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona: Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya. Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora: V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: PRIMICIAS SON DEL SOL DE SU PALABRA Primicias son del sol de su Palabra las luces fulgurantes de este día; despierte el corazón, que es Dios quien llama, y su presencia es la que ilumina. Jesús es el que viene y el que pasa en Pascua permanente entre los hombres, resuena en cada hermano su palabra, revive en cada vida sus amores. Abrid el corazón, es él quien llama con voces apremiantes de ternura; venid: habla, Señor, que tu palabra es vida y salvación de quien la escucha. El día del Señor, eterna Pascua, que nuestro corazón inquieto espera, en ágape de amor ya nos alcanza, solemne memorial en toda fiesta. Honor y gloria al Padre que nos ama, y al Hijo que preside esta asamblea, cenáculo de amor le sea el alma, su Espíritu por siempre sea en ella. Amén. SALMODIA Ant. 1. Día tras día te bendeciré, Señor. Aleluya. Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás. Día tras día te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza; una generación pondera tus obras a la otra, y le cuenta tus hazañas. Alaban ellos la gloria de tu majestad, y yo repito tus maravillas; encarecen ellos tus temibles proezas, y yo narro tus grandes acciones; difunden la memoria de tu inmensa bondad, y aclaman tus victorias. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus creaturas. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Día tras día te bendeciré, Señor. Aleluya. Ant. 2. Tu reinado, Señor, es un reinado perpetuo. Aleluya. Salmo 144 II Que todas tus creaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas; explicando tus proezas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Tu reinado, Señor, es un reinado perpetuo. Aleluya. Ant. 3. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. Aleluya. Salmo 144 III El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan. Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo; abres tú la mano, y sacias de favores a todo viviente. El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. Satisface los deseos de sus fieles, escucha sus gritos, y los salva. El Señor guarda a los que lo aman, pero destruye a los malvados. Pronuncie mi boca la alabanza del Señor, todo viviente bendiga su santo nombre por siempre jamás. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. Aleluya. V. Hijo mío, haz caso a mis palabras. R. presta oído a mis consejos. PRIMERA LECTURA Comienza la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 1-14 ACCIÓN DE GRACIAS EN LA TRIBULACIÓN Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, y a todos los fieles que están en Acaya entera: gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo. Si somos atribulados, es para que tengáis aliento y salvación; si somos consolados, es también para aliento vuestro, para que soportéis valientemente los mismos padecimientos que nosotros padecemos. Es firme, por otra parte, la esperanza que en vosotros ponemos, porque sabemos que como participáis en el sufrimiento, también participáis en el consuelo. No quisiéramos, hermanos, que desconocieseis la tribulación que nos sobrevino en el Asia Menor. Nos vimos agobiados lo indecible, hasta no poder más; tanto que desesperábamos hasta de conservar la vida. Lo cierto es que en nuestro interior pensábamos que no nos quedaba otra cosa sino la muerte. Así lo permitió Dios para que no pusiéramos nuestra confianza en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos. Él nos libró entonces de tan inminente peligro de muerte y nos librará también ahora. Sí, en él tenemos puesta la esperanza de que nos seguirá librando. Ayudadnos también vosotros con vuestras oraciones. Así serán muchos los que den gracias a Dios por causa nuestra, por el beneficio que nos concedió, gracias a las plegarias de muchos. Ésta es nuestra gloria: el testimonio de nuestra conciencia de que hemos vivido entre los hombres, no a impulsos de una sabiduría terrena, sino de la gracia de Dios, con la simplicidad y sinceridad que él nos ha dado, y esto, en un grado mucho mayor entre vosotros. En verdad quo no hay otra cosa en nuestras cartas sino lo que en ellas podéis leer y entender. Yo espero que llegaréis a comprender perfectamente -en parte ya nos habéis comprendido- que somos vuestra gloria, lo mismo que vosotros seréis la nuestra, en el día de nuestro Señor Jesucristo. RESPONSORIO Sal 93, 18-19; 2Co 1, 5 R. Tu misericordia, Señor, me sostiene; * cuando se multiplican mis preocupaciones, tus consuelos son mi delicia. V. Si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo. R. Cuando se multiplican mis preocupaciones, tus consuelos son mi delicia. SEGUNDA LECTURA De los Capítulos de san Máximo Confesor, abad, Sobre la caridad (Centuria 1, cap. 1, 4-5. 16-17. 23-24. 26-28. 30-40: PG 90, 962-967) SIN LA CARIDAD, TODO ES VANIDAD DE VANIDADES La caridad es aquella buena disposición del ánimo que nada antepone al conocimiento de Dios. Nadie que esté subyugado por las cosas terrenas podrá nunca alcanzar esta virtud del amor a Dios. El que ama a Dios antepone su conocimiento a todas las cosas por él creadas, y todo su deseo y amor tienden continuamente hacia él. Como sea que todo lo que existe ha sido creado por Dios y para Dios, y Dios es inmensamente superior a sus creaturas, el que dejando de lado a Dios, incomparablemente mejor, se adhiere a las cosas inferiores demuestra con ello que tiene en menos a Dios que a las cosas por él creadas. El que me ama -dice el Señor- guardará mis mandamientos. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros. Por tanto, el que no ama al prójimo no guarda su mandamiento. Y el que no guarda su mandamiento no puede amar a Dios. Dichoso el hombre que es capaz de amar a todos los hombres por igual. El que ama a Dios ama también inevitablemente al prójimo; y el que tiene este amor verdadero no puede guardar para sí su dinero, sino que lo reparte según Dios a todos los necesitados. El que da limosna no hace, a imitación de Dios, discriminación alguna, en lo que atañe a las necesidades corporales, entre buenos y malos, justos e injustos, sino que reparte a todos por igual, a proporción de las necesidades de cada uno, aunque su buena voluntad le inclina a preferir a los que se esfuerzan en practicar la virtud, más bien que a los malos. La caridad no se demuestra solamente con la limosna, sino sobre todo con el hecho de comunicar a los demás las enseñanzas divinas y prodigarles cuidados corporales. El que, renunciando sinceramente y de corazón a las cosas de este mundo, se entrega sin fingimiento a la práctica de la caridad con el prójimo pronto se ve liberado de toda pasión y vicio, y se hace partícipe del amor y del conocimiento divinos. El que ha llegado a alcanzar en sí la caridad divina no se cansa ni decae en el seguimiento del Señor su Dios, según dice el profeta Jeremías, sino que soporta con fortaleza de ánimo todas las fatigas, oprobios e injusticias, sin desear mal a nadie. No os contentéis con decir -advierte el profeta Jeremías-: «Somos templo del Señor.» Tú no digas tampoco: «La sola y escueta fe en nuestro Señor Jesucristo puede darme la salvación.» Ello no es posible si no te esfuerzas en adquirir también la caridad para con Cristo, por medio de tus obras. Por lo que respecta a la fe sola, dice la Escritura: También los demonios creen y tiemblan. El fruto de la caridad consiste en la beneficencia sincera y de corazón para con el prójimo, en la liberalidad y la paciencia; y también en el recto uso de las cosas. RESPONSORIO Jn 13, 34; 1Jn 2, 10. 3 R. Os doy el mandato nuevo: que os améis mutuamente como yo os he amado. * Quien ama a su hermano está siempre en la luz. V. Sabemos que hemos llegado a conocer a Cristo, si guardamos sus mandamientos. R. Quien ama a su hermano está siempre en la luz. Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza, a ti, Padre del cielo, te aclama la creación. Postrados ante ti, los ángeles te adoran y cantan sin cesar: Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo; llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles, la multitud de los profetas te enaltece, y el ejército glorioso de los mártires te aclama. A ti la Iglesia santa, por todos los confines extendida, con júbilo te adora y canta tu grandeza: Padre, infinitamente santo, Hijo eterno, unigénito de Dios, santo Espíritu de amor y de consuelo. Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria, tú el Hijo y Palabra del Padre, tú el Rey de toda la creación. Tú, para salvar al hombre, tomaste la condición de esclavo en el seno de una virgen. Tú destruiste la muerte y abriste a los creyentes las puertas de la gloria. Tú vives ahora, inmortal y glorioso, en el reino del Padre. Tú vendrás algún día, como juez universal. Muéstrate, pues, amigo y defensor de los hombres que salvaste. Y recíbelos por siempre allá en tu reino, con tus santos y elegidos. La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice a tu heredad. Sé su pastor, y guíalos por siempre. Día tras día te bendeciremos y alabaremos tu nombre por siempre jamás. Dígnate, Señor, guardarnos de pecado en este día. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado. ORACIÓN. OREMOS, Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tu doctrina nos impulse a hablar y a actuar siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. LAUDES (Oración de la mañana) INVOCACIÓN INICIAL V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. INVITATORIO Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya. Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Himno: LAS SOMBRAS OSCURAS HUYEN. Las sombras oscuras huyen, ya va pasando la noche; y el sol, con su luz de fuego, nos disipa los temores. Ya se apagan las estrellas y se han encendido soles; el rocío cae de los cielos en el cáliz de las flores. Las criaturas van vistiendo sus galas y sus colores, porque al nacer nuevo día hacen nuevas las canciones. ¡Lucero, Cristo, del alba, que paces entre esplendores, apacienta nuestras vidas ya sin sombras y sin noches! ¡Hermoso Cristo, el Cordero, entre collados y montes! Amén. SALMODIA Ant. 1. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya. Salmo 92 - GLORIA DEL DIOS CREADOR El Señor reina vestido de majestad, el Señor, vestido y ceñido de poder: así está firme el orbe y no vacila. Tu trono está firme desde siempre, y tú eres eterno. Levantan los ríos, Señor, levantan los ríos su voz, levantan los ríos su fragor; pero más que la voz de aguas caudalosas, más potente que el oleaje del mar, más potente en el cielo es el Señor. Tus mandatos son fieles y seguros; la santidad es el adorno de tu casa, Señor, por días sin término. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya. Ant. 2. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya. Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,57-88. 56 Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor. Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor. Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor. Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor. Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor. Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor. Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor. Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor. Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos. Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor. Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor. Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor. Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos. Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos. No se dice Gloria al Padre. Ant. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya. Ant. 3. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya. Salmo 148 - ALABANZA DEL DIOS CREADOR Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto. Alabadlo todos sus ángeles, alabadlo todos sus ejércitos. Alabadlo, sol y luna; alabadlo, estrellas lucientes. Alabadlo, espacios celestes, y aguas que cuelgan en el cielo. Alaben el nombre del Señor, porque él lo mandó, y existieron. Les dio consistencia perpetua y una ley que no pasará. Alabad al Señor en la tierra, cetáceos y abismos del mar. Rayos, granizo, nieve y bruma, viento huracanado que cumple sus órdenes. Montes y todas las sierras, árboles frutales y cedros. Fieras y animales domésticos, reptiles y pájaros que vuelan. Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo. Los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños. Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime. Su majestad sobre el cielo y la tierra; él acrece el vigor de su pueblo. Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya. LECTURA BREVE Ez 37, 12b-14 Así dice el Señor. «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que yo soy el Señor: os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor. RESPONSORIO BREVE V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre. R. Ten piedad de nosotros. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Dios, vuestro Padre, hace salir su sol sobre malos y buenos. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Dios, vuestro Padre, hace salir su sol sobre malos y buenos. PRECES Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu Santo, para que con su luz santísima penetrara las almas de sus fieles, y digámosle: Ilumina, Señor, a tu pueblo. Te bendecimos, Señor, luz nuestra, porque a gloria de tu nombre nos has hecho llegar a este nuevo día. Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo, haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría pascual. Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo, envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca siempre fiel a ti. Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven aún en las tinieblas y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único Dios verdadero. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir: Padre nuestro... ORACIÓN Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tu doctrina nos impulse a hablar y a actuar siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. HORA TERCIA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: VEN ESPÍRITU SANTO, LUZ Y GOZO Ven, Espíritu Santo, luz y gozo, Amor, que en tus incendios nos abrasas: renueva el alma de este pueblo tuyo que por mis labios canta tu alabanza. En sus fatigas diarias, sé descanso; en su lucha tenaz, vigor y gracia: haz germinar la caridad del Padre, que engendra flores y que quema zarzas. Ven, Amor, que iluminas el camino, compañero divino de las almas: ven con tu viento a sacudir al mundo y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén. SALMODIA Ant. 1. Llamé, y él me respondió. Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ En mi aflicción llamé al Señor, y él me respondió. Líbrame, Señor, de los labios mentirosos, de la lengua traidora. ¿Qué te va a dar o a mandar Dios, lengua traidora? Flechas de arquero, afiladas con ascuas de retama. ¡Ay de mí, desterrado en Masac, acampado en Cadar! Demasiado llevo viviendo con los que odian la paz; cuando yo digo: «Paz», ellos dicen: «Guerra». Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Llamé, y él me respondió. Ant. 2. El Señor guarda tus entradas y salidas. Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO. Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel. El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas. Ant. 3. Me he alegrado por lo que me dijeron. Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia en el palacio de David. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios.» Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo.» Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron. LECTURA BREVE Rm 8, 15-16 No habéis recibido espíritu de esclavitud, para recaer otra vez en el temor, sino que habéis recibido espíritu de adopción filial, por el que clamamos: «¡Padre!». Este mismo Espíritu se une a nosotros para testificar que somos hijos de Dios. V. En ti, Señor, está la fuente viva. R. Y tu luz nos hace ver la luz. ORACIÓN OREMOS, Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tu doctrina nos impulse a hablar y a actuar siempre según tu voluntad. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. HORA SEXTA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE Cuando la luz del día está en su cumbre, eres, Señor Jesús, luz y alegría de quienes en la fe y en la esperanza celebran ya la fiesta de la Vida. Eres resurrección, palabra y prenda de ser y de vivir eternamente; sembradas de esperanzas nuestras vidas, serán en ti cosecha para siempre. Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro, de tu radiante luz llena este día, camino de alegría y de esperanza, cabal acontecer de nueva vida. Concédenos, oh Padre omnipotente, por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro, vivir ahora el fuego de tu Espíritu, haciendo de esta tierra un cielo nuevo. Amén. SALMODIA Ant. 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros. Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores, como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros. Ant. 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte -que lo diga Israel-, si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes. Bendito el Señor, que no nos entregó como presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. Ant. 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre. Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO. Los que confían en el Señor son como el monte Sión: no tiembla, está asentado para siempre. Jerusalén está rodeada de montañas, y el Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre. No pesará el cetro de los malvados sobre el lote de los justos, no sea que los justos extiendan su mano a la maldad. Señor, concede bienes a los buenos, a los sinceros de corazón; y a los que se desvían por sendas tortuosas, que los rechace el Señor con los malhechores. ¡Paz a Israel! Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre. LECTURA BREVE Rm 8, 22-23 La creación entera, como bien lo sabemos, va suspirando y gimiendo toda ella, hasta el momento presente, como con dolores de parto. Y no es ella sola, también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, suspiramos en nuestro interior, anhelando la redención de nuestro cuerpo. V. Bendice, alma mía, al Señor. R. El rescata tu vida de la fosa. ORACIÓN OREMOS, Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tu doctrina nos impulse a hablar y a actuar siempre según tu voluntad. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. HORA NONA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE Fundamento de todo lo que existe, de tu pueblo elegido eterna roca, de los tiempos Señor, que prometiste dar tu vigor al que con fe te invoca. Mira al hombre que es fiel y no te olvida, tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte para amarte y servirte en esta vida y gozarte después de santa muerte. Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa en este atardecer que se avecina, serena claridad y dulce brisa será tu amor que todo lo domina. Amén. SALMODIA Ant. 1. En el peligro grité al Señor, y me escuchó. Aleluya. Salmo 117 I - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. En el peligro grité al Señor, y me escuchó, poniéndome a salvo. El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre? El Señor está conmigo y me auxilia, veré la derrota de mis adversarios. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que confiar en los magnates. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. En el peligro grité al Señor, y me escuchó. Aleluya. Ant. 2. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. Aleluya. Salmo 117 II Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban cerrando el cerco, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé. Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos: «La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa.» No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. Aleluya. Ant. 3. El Señor es Dios, él nos ilumina. Aleluya. Salmo 117 III Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios: él nos ilumina. Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. El Señor es Dios, él nos ilumina. Aleluya. LECTURA BREVE 2Tm 1, 9 Dios nos ha salvado y nos ha llamado con santa llamada, no según nuestras obras, sino según su propio propósito y su gracia, que nos dio con Cristo Jesús antes de los tiempos eternos. V. El Señor los condujo seguros, sin alarmas. R. Los hizo entrar por las santas fronteras. ORACIÓN OREMOS, Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tu doctrina nos impulse a hablar y a actuar siempre según tu voluntad. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. II VÍSPERAS Oración de la tarde V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: SANTA UNIDAD Y TRINIDAD BEATA. Santa unidad y Trinidad beata: con los destellos de tu brillo eterno, infunde amor en nuestros corazones, mientras se va alejando el sol de fuego. Por la mañana te cantamos loas y por la tarde te elevamos ruegos, pidiéndote que estemos algún día entre los que te alaban en el cielo. Glorificado sean por los siglos de los siglos el Padre y su Unigénito, y que glorificado con entrambos sea por tiempo igual el Paracleto. Amén SALMODIA Ant. 1. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya. Salmo 109 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.» Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.» El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.» El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes. En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya. Ant. 2. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya. Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman. Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente. Él da alimento a sus fieles, recordando siempre su alianza; mostró a su pueblo la fuerza de su poder, dándoles la heredad de los gentiles. Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza: son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud. Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza, su nombre es sagrado y temible. Primicia de la sabiduría es el temor del Señor, tienen buen juicio los que lo practican; la alabanza del Señor dura por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya. Ant. 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya. Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7 El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa. Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios (R. Aleluya) porque sus juicios son verdaderos y justos. R. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Alabad al Señor sus siervos todos. (R. Aleluya) Los que le teméis, pequeños y grandes. R. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. (R. Aleluya) Alegrémonos y gocemos y démosle gracias. R. Aleluya, (aleluya). Aleluya. Llegó la boda del cordero. (R. Aleluya) Su esposa se ha embellecido. R. Aleluya, (aleluya). Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya. LECTURA BREVE 1Pe 1, 3-5 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. RESPONSORIO BREVE V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo. R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo. V. Digno de gloria y alabanza por los siglos. R. En la bóveda del cielo. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. PRECES Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor, y digámosle: Renueva, Señor, las maravillas de tu amor. Señor, tú que en el universo, obra de tus manos, nos revelas tu poder, haz que sepamos ver tu providencia en los acontecimientos del mundo. Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz anunciaste la paz al mundo, líbranos de todo desaliento y de todo temor. A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla, concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un mundo mejor. Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a los hambrientos y fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la cruz. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Tú que al tercer día resucitaste a tu Hijo gloriosamente del sepulcro, haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida. Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Cristo nos enseñó: Padre nuestro... ORACIÓN Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tu doctrina nos impulse a hablar y a actuar siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. COMPLETAS (Oración antes del descanso nocturno) INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría. Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece. Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina. Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. SALMODIA Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno. Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE. Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío. Dios mío, confío en ti.» Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás: su brazo es escudo y armadura. No temerás el espanto nocturno, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidemia que devasta a mediodía. Caerán a tu izquierda mil, diez mil a tu derecha; a ti no te alcanzará. Tan sólo abre tus ojos y verás la paga de los malvados, porque hiciste del Señor tu refugio, tomaste al Altísimo por defensa. No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra; caminarás sobre áspides y víboras, pisotearás leones y dragones. «Se puso junto a mí: lo libraré; lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé. Con él estaré en la tribulación, lo defenderé, lo glorificaré; lo saciaré de largos días, y le haré ver mi salvación.» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno. LECTURA BREVE Ap 22, 4-5 Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN OREMOS, Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor. Amén BENDICIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos , gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

MONICIONES Y ORACION DE LOS FIELES: VII Domingo del Tiempo Ordinario 
19 de febrero de 2012

MONICIONES Y ORACION DE LOS FIELES: VII Domingo del Tiempo Ordinario 
19 de febrero de 2012 Moniciones MONICIÓN DE ENTRADA Reciban nuestra más cordial bienvenida a la Eucaristía. Hemos llegado al último domingo del Tiempo Ordinario, en su primera parte. Y hoy vamos a asistir a un ejemplo grande de fe. El Evangelio de San Marcos nos lo relata: cuatro hombres, abren el techo de la casa donde se encontraba Jesús de Nazaret y hacen bajar una camilla con un paralítico. El Señor, conmovido por tanta fe –la de los camilleros y la del paralítico—le cura y le perdona los pecados. Poco importa lo que digan los “ortodoxos” de siempre… Es una bella escena de amor y de fe. Como señalábamos al principio pues estamos a las puertas de la Cuaresma. El próximo miércoles, el día 22, ya es Miércoles de Ceniza. Pensemos ya en la Cuaresma y en la Pascua, ese gran tiempo de amor y conversión. De Pie para recibir al Celebrante y sus acompañante, cantando. MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS 1.- La profecía de Isaías, que conforma nuestra primera lectura de hoy, es un mensaje de esperanza sobre la generosidad de Dios, que se adelanta incluso a los sentimientos nobles de los hombres de buena voluntad. También, como no, al arrepentimiento de los pecadores, poniéndoles en línea a recuperar su amistad. Texto interesante este del Capítulo 43 del Profeta Isaías que debemos meditar en nuestro interior. Escuchemos 2.- Comenzamos hoy la lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios y que se prologará hasta el domingo catorce de este tiempo ordinario, después, incluso, de la interrupción que la liturgia hace de este tiempo con la llegada de la Cuaresma. Esta carta, toda ella, es un ejercicio de sinceridad total por parte de Pablo y una de las más llamativas de las escritas por el Apóstol de los Gentiles. Escuchemos 3.- San Marcos, en el Evangelio, nos narra el último de los milagros de Jesús de los que hemos ido escuchando en los domingos anteriores y que es una formidable catequesis bautismal para todos aquellos que deseaban acercarse al seguimiento de Jesús. Lo importante de la curación del paralítico es su salvación integral que beneficia a alma y cuerpo y por la cual sus males físicos y sus pecados desaparecen. Y eso hemos de tenerlo en cuenta nosotros, aquí y ahora: la medicina que nos ofrece Jesús en la Eucaristía nos sana del todo. Tengámoslo en cuenta. De pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio. VII Domingo del Tiempo Ordinario 
19 de febrero de 2012 La oración de los fieles CELEBRANTE En este domingo volvemos a contemplar la curación de un enfermo, y es que Cristo ha venido a sanar a los enfermos y a salvar a los pecadores. Hoy repetimos con el Salmo: SÁNAME QUE HE PECADO CONTRA TÍ. 1. Te pedimos, Padre, por todos los miembros de tu Iglesia para que viviendo junto a Cristo, se mantengan ardientes en la Fe, fuertes en la Esperanza y diligentes en el Amor. OREMOS AL SEÑOR MONITOR 2. –Por nuestros gobernantes, para que tomen sus decisiones pensando en el bien común y no en intereses egoístas. OREMOS AL SEÑOR 3. – Por los enfermos para que Cristo se apiade de ellos y les conceda la salud para el cuerpo y para el alma. OREMOS AL SEÑOR 4. – Por los que cumplen condena en una cárcel o están en deuda con la sociedad para que el Señor les conceda la paz y se reintegren pronto a la vida cotidiana. OREMOS AL SEÑOR 5.- Por todos los que viven alejados de la Iglesia, para que encuentren en nosotros esas personas que los lleven a Cristo. OREMOS AL SEÑOR 6.- Por las intenciones recibidas en la Obra Por Cristo….Mas, Mas, Mas, para que el Señor las escuche conforme a su santa voluntad. OREMOS AL SEÑOR 7. – Por todos lo que nos acercamos al altar del Señor, para que nuestro caminar se aleje del pecado y nos afiancemos cada vez más en el verdadero Camino. OREMOS AL SEÑOR CELEBRANTE Padre, atiende estas oraciones que el pueblo confiado te presenta por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

HOMILIAS: VII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO B. 19 DE FEBRERO 2012.

HOMILIAS: VII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO B. 19 DE FEBRERO 2012. 1.- CAMINANDO Y PERDONANDO Por Pedro Juan Díaz 1.- Con esta celebración, cerramos la primera parte de los domingos del Tiempo Ordinario, para abrirnos a un cambio litúrgico fuerte: el próximo miércoles comenzaremos la Cuaresma, es miércoles de ceniza. Y este evangelio nos va a ayudar a prepararnos para este cambio, desde lo más profundo de nuestro corazón. Una vez más, el encuentro con Jesús produce sanación física y espiritual para esta persona que estaba postrada en una camilla y era considerado un pecador. 2.- Pero vayamos por partes. En concreto, podrían ser dos las partes en las que dividiéramos este evangelio: la curación de un hombre y la controversia que eso provoca con los maestros de la ley (escribas). San Marcos nos sitúa, de nuevo, en Cafarnaúm, el pueblo de Jesús, “estaba en casa”, en la casa de sus amigos Pedro y Andrés, donde curó a la suegra del primero y a muchos enfermos que fueron a la puerta. Esta vez ocurre lo mismo. En cuanto se corre la voz, la puerta de la casa se llena de gente. Marcos utiliza dos expresiones que nos ayudan a hacernos una composición de lugar: “acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta”; y “no podían meterlo por el gentío”. 3.- Llegan cuatro personas con una fe muy grande. Cargan con un amigo, paralítico. Luchan por todos los medios para llevarlo hasta Jesús. Tienen fe, luchan contra la adversidad, son creativos. Es el rostro simbólico de una comunidad cristiana que hace lo que haga falta para llegar hasta Jesús y encontrarse con Él. Aquel paralítico no sólo es un enfermo, sino que ha sido etiquetado como pecador (la enfermedad es consecuencia de su pecado, según la mentalidad judía). Jesús ve la fe de aquellos hombres y la amistad profunda que sienten hacia el paralítico. La fe es creativa, la fe no se rinde, la fe hará posible el milagro. Rompen el tejado de la casa de Pedro y descuelgan la camilla del paralítico con unas cuerdas, hasta que lo ponen delante de Jesús. 4.- Las primeras palabras de Jesús son para liberarlo de su carga: “hijo, tus pecados quedan perdonados”. Jesús entra hasta lo más profundo de la persona y nos libra de la carga de nuestros pecados. Es la nueva creación de la que habla el profeta Isaías: “mirad que realizo algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notáis?”. El encuentro con Jesús nos transforma en hombres y mujeres nuevos, libres, capaces de andar al encuentro de los demás para compartir esta Buena Noticia, y también capaces de ir al encuentro de Dios. Después del encuentro con Jesús, se sale caminando y perdonado. Es el encuentro con el Jesús del perdón. La Cuaresma que vamos a comenzar será un buen momento para encontrarnos con este Jesús a través del Sacramento de la Reconciliación. 5.- Pero lo de “perdonar pecados” causa un cierto revuelo entre los maestros de la ley que están allí, escuchando lo que dice Jesús. “Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios”? No tienen la fe necesaria para descubrir en Jesús a Dios que viene a nuestro encuentro para sanarnos, por dentro y por fuera, física y espiritualmente. Un Jesús que perdona los pecados es incomprensible para aquellos escribas. Ellos son verdaderamente los “paralíticos” en aquella escena. 6.- Sin embargo, Jesús vuelve a intervenir, para demostrarles que hay algo nuevo que está brotando de parte de Dios, que Dios está en medio de ellos y que no viene a traer enfermedades y parálisis, sino amor y felicidad para todos sus hijos e hijas, especialmente para aquellos que peor lo pasan. Jesús viene a traernos el perdón de Dios, que libera. Por eso le dice al paralítico: “levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”. 7.- La gente se queda “atónita”, se maravilla, alaban a Dios y dicen no haber visto nunca nada igual. La nueva creación anunciada por el profeta Isaías está empezando a brotar. Se trata de hacer el gran esfuerzo de acompañar al mundo hacia Jesús para que el encuentro con Él nos sane y nos perdone, para que seamos hombres y mujeres, nuevos, capaces de construir un mundo nuevo y mejor para todos, como Dios quiere, como Dios manda. 8.- A través de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y de la Confesión, nos encontramos con el Dios del amor y del perdón, que nos sana y nos revitaliza, nos transforma y nos invita a ser nosotros también transformadores, a salir de aquí como aquel paralítico: caminando y perdonados, yendo al encuentro de los hermanos para anunciarles esta Buena Noticia. Se trata de ser fieles al proyecto de Jesús y de vivir de manera consecuente con nuestra fe. Así se lo expresa también San Pablo a los Corintios en la segunda lectura. Proclamemos ahora nuestra fe y seamos consecuentes en nuestra vida con lo que vamos a decir aquí de palabra. 2.- JESÚS SIGUE ENSEÑANDO CON AUTORIDAD Por Gabriel González del Estal 1.- Nunca hemos visto una cosa igual. Se repite una escena parecida a la que comentábamos hace unos días, cuando leíamos que Jesús curó a una persona poseída por un espíritu inmundo. La gente dijo entonces: este enseñar con autoridad es algo nuevo, hasta los espíritus inmundos le obedecen. Hoy, cuando leemos que Jesús perdona y cura a un paralítico, vemos que la gente dice: nunca hemos visto una cosa igual. Jesús actuaba de una manera distinta a como actuaban los escribas, fariseos y demás maestros y charlatanes de entonces. Jesús demostraba con sus obras la verdad de sus palabras. Yo creo que esto es lo que sigue distinguiendo, también hoy, el hablar y el actuar de Jesús, del hablar y actuar de muchas personas y de muchos cristianos, Iglesias e instituciones cristianas, en general. La gente nos oye predicar que son bienaventurados los pobres, pero ve que nosotros no queremos ser pobres; nos oye decir que son bienaventurados los que luchan contra la injusticia, pero ve que nosotros vivimos muy acomodados en nuestro mundo injusto; nos oye decir que son bienaventurados los que son limpios de corazón, pero ve que muchos de nosotros no somos castos, ni puros, ni en nuestras intenciones, ni en nuestras acciones. Y así en otras muchas cosas. Hablamos muy bien, pero vivimos también “muy bien”, sin acercarnos, ni comprometernos con los que se ven obligados a vivir muy mal. La gente ve que nuestras palabras van por un lado y nuestras acciones por otro. No hablamos “con autoridad”, porque no demostramos con nuestras obras lo que decimos con nuestras palabras. Hay entre nosotros, afortunadamente, muchas honrosas excepciones, Cáritas es una de ellas. Pero es verdad que mucha gente nos ve a nosotros, y a nuestra Iglesia, así: que hablamos bien, pero que no actuamos en consecuencia, que estamos poco comprometidos con la realidad injusta en la que vivimos. No ve que hablemos con autoridad. 2.- Mirad que realizo algo nuevo. El profeta Isaías, casi seis siglos antes de Cristo, también dice a su pueblo que Dios va a realizar algo nuevo: abrirá caminos en el desierto y ríos en el yermo. El pueblo que confía en el Señor no debe perder nunca la esperanza: la misericordia de Dios es mucho más grande que los pecados de los hombres. Dios nos regala siempre su perdón y nos ofrece su ayuda gratuita. Nosotros debemos dejarnos gobernar por Dios y seguir sus caminos. El texto del profeta Isaías es un mensaje de esperanza a un pueblo que estaba abatido y desanimado. Es cuestión de confiar en Dios y de dejarse guiar por él. Nuestra fe debe ser siempre el sostén de nuestra esperanza en Dios. 3.- La palabra que os dirigimos no fue primero “sí” y luego “no”. San Pablo, en esta su carta de consolación, les dice a los corintios que no ha cambiado su actitud hacia ellos. Si no ha podido visitarles tan pronto como les había prometido, no ha sido por falta de voluntad. Él ha estado siempre dispuesto a ayudarles, porque se siente enviado por Cristo para cumplir la misión de evangelizarles. Se atreve a decirles que, en esto, imita a Cristo, que fue un “sí” total y definitivo a la voluntad del Padre; Cristo fue el realizador total de las promesas de Dios. Probablemente, nosotros mezclamos muchas veces el sí con el no inadecuadamente y no siempre que decimos “sí” es “sí”, ni cuando decimos “no” es siempre “no”. Debemos pedirle a Dios que sea siempre su Espíritu, el Espíritu de Cristo, el que nos dicte en cada caso cuándo debemos decir “sí” y cuándo debemos decir “no”. Y actuar en consecuencia. 4.- Sáname, Señor, porque he pecado contra ti. Hemos pecado muchas veces contra el Señor; por eso, estamos espiritualmente enfermos. Debemos pedir al Señor perdón por nuestras culpas y la salud del alma y del cuerpo. Como veíamos en el evangelio, Cristo puede perdonar nuestras culpas y sanar nuestras enfermedades. Pidamos, pues, a Dios siempre la salud, primero la salud del alma y, siempre que sea para nuestro bien, también la salud del cuerpo. Los judíos pensaban que la enfermedad del cuerpo era consecuencia del pecado del alma; nosotros no pensamos exactamente así, pero sabemos que muchas enfermedades del cuerpo siguen siendo hoy consecuencia de nuestros pecados. Si en nosotros, como individuos, y en la sociedad, como estructura social, desapareciera el pecado, desaparecerían automáticamente también muchas de las enfermedades que padecemos. 3.- LA GRANDEZA DEL AMOR DIVINO Por Antonio García-Moreno 1.- UN CAMINO EN EL DESIERTO.- El Señor exhorta a los israelitas a que se olviden del pasado, para que traten de hacer borrón y cuenta nueva. Todos aquellos tristes acontecimientos, tejidos de traiciones y castigos, han ser diluidos en las sombras del pasado... Esta exhortación nos alcanza también a nosotros que, como ellos tenemos tantas cosas de las que mejor es olvidarse. El Señor, por lo tanto, quiere que una vez confesados nuestros pecados y cumplida la penitencia impuesta, lo que hay que hacer es olvidarse de todo. Dios nos presenta una nueva etapa, prepara una época distinta. Para los israelitas de entonces consistió en que, de nuevo, estuvo ¬el Señor de su parte y les levantó el castigo merecido por sus infidelidades. El destierro de Babilonia llegaba a su fin, otra vez volverían a la patria soñada, a vivir en su propia tierra, libres y en paz. Para nosotros la nueva etapa comenzó con la venida de Jesucristo, gracias a la cual la antigua deuda, contraída por los hombres en Adán, quedó absolutamente saldada. Así, con la muerte glorificación de nuestro Señor, muere un triste pasado y se inicia un futuro glorioso. La distancia que separaba a Israel de la tierra de promisión estaba cubierta por desiertos intransitables, lugar pedregoso y seco que sólo las alimañas lo habitaban. Sin caminos y sin agua era un paraje casi imposible de cruzar. Por eso la promesa del Señor tiene un valor muy grande: les promete abrir un camino que el viento cargado de arena no podrá borrar, hará brotar el agua a torrentes por entre las piedras. De ese modo el desierto se hará andadero y la sed encontrará alivio. Son acontecimientos que encierran en sí una enseñanza clara para los que, hasta la muerte, hemos de caminar por este, a veces intransitable, desierto que es la vida. Con ello se nos anima a que emprendamos de nuevo el camino y lo prosigamos con tesón ilusionado, con el esfuerzo y entusiasmo que proporciona el saber que Dios nos acompañará hasta el final, seguros de que llegaremos a nuestra verdadera y definitiva patria. Estemos seguros, el Señor no faltará a su promesa, nos ayudará siempre en los momentos difíciles, que los habrá, de nuestro largo recorrido. Es cierto que la vida está llena de dificultades, sellada con la cruz que en ocasiones se nos hace poco menos que insoportable. Sin duda que la existencia del hombre que quiere llegar al Cielo está cruzada por mil obstáculos. Pero no hay que desanimarse nunca. El Señor quiere que nos olvidemos del pasado y miremos hacia delante con esperanza ya que Él no nos abandonará jamás. 2.- EL PERDÓN DE DIOS.- Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, se vio muchas veces rodeado de la muchedumbre, por esa gente sencilla y buena que tiene una especial sensibilidad para las cosas de Dios. Y al decir gente sencilla no queremos decir ignorantes. También hubo entre los seguidores de Cristo hombres instruidos e influyentes, como fueron Nicodemo y José de Arimatea. En realidad, los que buscan a Dios, entonces como ahora, son los que tienen un corazón sencillo y recto, los que saben y reconocen humildemente la limitación humana y la radical indigencia de Dios que el hombre tiene. En la ocasión relatada por el evangelio de hoy, es tanta la multitud alrededor de Cristo que resulta imposible llegar hasta Él. Así lo comprendieron quienes llevaban a su amigo paralítico y querían presentárselo a Jesús para que lo curara. Eran estos hombres de fe profunda, rayana en la audacia, amigos de verdad, que no escatimaban ningún esfuerzo ni sacrificio en favor del amigo enfermo. Por eso para ellos no existían obstáculos insuperables, y como no podían hacerlo de otra forma, se suben a la terraza de la casa y allí abrieron un hueco para descolgar, ante la sorpresa de todos, al amigo paralítico. Ejemplo de amistad sincera y de fe honda, de entrega generosa y de sacrificio abnegado en favor del amigo. Jesús alaba la fe de aquellos hombres y se compadece del paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados". Era el peor mal que aquel pobrecillo padecía, la parálisis del espíritu. En efecto, un solo pecado es más dañino para el hombre que todas las enfermedades juntas. Ojalá lo entendamos y recobremos el sentido del pecado, tan olvidado a veces. Las palabras de Jesús provocan una oleada de protesta interior: Quién es éste para decir eso. Es una blasfemia, pues sólo Dios puede perdonar los pecados. Y tenían razón para pensar así, ya que no creían en la divinidad de Cristo y es verdad que sólo siendo Dios tiene el poder supremo de perdonar los pecados. Pero Jesús tenía ese poder por ser Dios. Para probarlo cura al paralítico milagrosamente, avalando así con sus obras la verdad de sus palabras. Poder divino de perdonar al hombre y reintegrarlo a la amistad con Dios. Poder que Jesús transfiere a sus apóstoles para que ellos, y también sus sucesores, puedan perdonar los pecados del hombre. Nunca vimos tal cosa, decían admirados y glorificando a Dios. Comprendieron la maravilla de tal poder y se alegraban profundamente... Pensemos en la grandeza del amor divino que se manifiesta de modo particular con el perdón de nuestros pecados, respondamos a ese gesto de misericordia y acudamos con frecuencia al sacramento del perdón para recuperar la gracia, la amistad entrañable y única de Dios.

18 CALENDARIO LITURGICO: SÁBADO DE LA VI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO o SANTA MARÍA EN SÁBADO, Memoria libre

18 CALENDARIO LITURGICO: SÁBADO DE LA VI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO o SANTA MARÍA EN SÁBADO, Memoria libre Misa: del sábado (verde) o de la memoria (blanco). Misal: para el sábado cualquier formulario permitido / para la memoria del Común de Santa María Virgen o de las «Misas de la Virgen María», Pf. común o de la memoria. Lecc.: vol. IV, lects. de la VI semana (año II)-sábado: • St 3, 1-10. La lengua, ningún hombre es capaz de domarla. • Sal 11. Tú nos guardarás, Señor. • Mc 9, 2-13. Se transfiguró delante de ellos. o bien: cf. vol. y, lects. del Común de SMV (fuera del T.P.). Calendarios: Toledo: San Eladio, obispo (ML). Dominicos: Beato Juan de Fiesole, presbítero (ML). Canónigos Regulares de Letrán: San Teotonio, obispo (ML). Paúles e Hijas de la Caridad: san Francisco Regis Clet, mártir (ML). Sigüenza-Guadalajara: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Atilano Rodríguez Martínez, obispo (1996).

Santoral del 18 de Febrero: Santa Bernardita Soubirous

Santoral del 18 de Febrero: Santa Bernardita Soubirous
 (1879) Nació en Lourdes (Francia) en 1844. Hija de padres supremamente pobres. En el bautismo le pusieron por nombre María Bernarda (nombre que ella empleará después cuando sea religiosa) pero todos la llamaban Bernardita. Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital. La niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. A causa también del clima terriblemente frío en invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los diez años la enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos ahogos y falta de respiración. Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final de su existencia sufrirá también de tuberculosis. En ella se cumplieron aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre, el árbol que más quiere, más lo poda (con sufrimientos) para que produzca más frutos" (Jn. 15). En Bernardita se cumplió aquello que dijo San Pablo: "Dios escoge a lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir las vanidades del mundo". Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir ni había hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprenderse el catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y jamás decía una mentira. Un día ve unas ovejas con una mancha verde sobre la lana y pregunta al papá: ¿Por qué tienen esa mancha verde? El papá queriendo chancearse, le responde: "Es que se indigestaron por comer demasiado pasto". La muchachita se pone a llorar y exclama: "Pobres ovejas, se van a reventar". Y entonces el señor Soubirous le dice que era una mentirilla. Una compañera le dice: "Es necesario ser muy tonta para creer que eso que le dijo su padre era verdad". Y Bernardita le responde: ¡Es que como yo jamás he dicho una mentira, me imaginé que los demás tampoco las decían nunca! Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Sma. Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Las apariciones las podemos leer en detalle en el día 11 de febrero. Nuestra Señora le dijo: "No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra". Y así sucedió . La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo. Las gentes le llevaban dinero, después de que supieron que la Virgen Santísima se le había aparecido, pero ella jamás quiso recibir nada. Nuestra Señora le había contado tres secretos, que ella jamás quiso contar a nadie. Probablemente uno de estos secretos era que no debería recibir dineros ni regalos de nadie y el otro, que no hiciera nunca nada que atrajera hacia ella las miradas. Por eso se conservó siempre muy pobre y apartada de toda exhibición. Ella no era hermosa, pero después de las apariciones, sus ojos tenían un brillo que admiraba a todos. Le costaba mucho salir a recibir visitas porque todos le preguntaban siempre lo mismo y hasta algunos declaraban que no creían en lo que ella había visto. Cuando la mamá la llamaba a atender alguna visita, ella se estremecía y a veces se echaba a llorar. "Vaya ", le decía la señora, ¡tenga valor! Y la jovencita se secaba las lágrimas y salía a atender a los visitantes demostrando alegría y mucha paciencia, como si aquello no le costara ningún sacrificio. Para burlarse de ella porque la Virgen le había dicho que masticara unas hierbas amargas, como sacrificio, el sr. alcalde le dijo: ¿Es que la confundieron con una ternera? Y la niña le respondió: ¿Señor alcalde, a usted si le sirven lechugas en el almuerzo? "Claro que sí" ¿Y es que lo confunden con un ternero? Todos rieron y se dieron cuenta de que era humilde pero no era tonta. Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al fin la admitieron. A los 4 meses de estar en la comunidad estuvo a punto de morir por un ataque de asma, y le recibieron sus votos religiosos, pero enseguida curó. En la comunidad hizo de enfermera y de sacristana, y después por nueve años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad. Cuando le llegaban los más terribles ataques exclamaba: "Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Sma. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores". Uno de los medios que Dios tiene para que las personas santas lleguen a un altísimo grado de perfección, consiste en permitir que les llegue la incomprensión, y muchas veces de parte de personas que están en altos puestos y que al hacerles la persecución piensan que con esto están haciendo una obra buena. Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a una mujer que le tenía una antipatía total y casi todo lo que ella hacía lo juzgaba negativamente. Así, por ejemplo, a causa de un fuerte y continuo dolor que la joven sufría en una rodilla, tenía que cojear un poco. Pues bien, la superiora decía que Bernardita cojeaba para que la gente al ver las religiosas pudiera distinguir desde lejos cuál era la que había visto a la Virgen. Y así en un sinnúmero de detalles desagradables la hacía sufrir. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba por todo esto. Recordaba muy bien la noticia que le había dado la Madre de Dios: "No te haré feliz en esta vida, pero sí en la otra". Duró quince años de religiosa. Los primeros 6 años estuvo trabajando, pero fue tratada con mucha indiferencia por las superioras. Después los otros 9 años padeció noche y día de dos terribles enfermedades: el asma y la tuberculosis. Cuando llegaba el invierno, con un frío de varios grados bajo cero, se ahogaba continuamente y su vida era un continuo sufrir. Deseaba mucho volver a Lourdes, pero desde el día en que fue a visitar la Gruta por última vez para irse de religiosa, jamás volvió por allí. Ella repetía: "Ah quién pudiera ir hasta allá, sin ser vista. Cuando se ha visto una vez a la Sma. Virgen, se estaría dispuesto a cualquier sacrificio con tal de volverla a ver. Tan bella es". Al llegar a la Comunidad reunieron a las religiosas y le pidieron que les contara cómo habían sido las apariciones de la Virgen. Luego le prohibieron volver a hablar de esto, y en los 15 años de religiosa ya no se le permitió tratar este tema. Son sacrificios que a los santos les preparan altísimo puesto en el cielo. Cuando ya le faltaba poco para morir, llegó un obispo a visitarla y le dijo que iba camino de Roma, que le escribiera una carta al Santo Padre para que le enviara una bendición, y que él la llevaría personalmente. Bernardita, con mano temblorosa, escribe: "Santo Padre, qué atrevimiento, que yo una pobre hermanita le escriba al Sumo Pontífice. Pero el Sr. Obispo me ha mandado que lo haga. Le pido una bendición especial para esta pobre enferma". A vuelta del viaje el Sr. Obispo le trajo una bendición especialísima del Papa y un crucifijo de plata que le enviaba de regalo el Santo Padre. El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!" Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años. A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. Y el 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío Once la declaró santa. Bernardita: tú que tuviste la dicha de ver a la Sma. Virgen aquí en la tierra, haz que nosotros tengamos la dicha de verla y acompañarla para siempre en el cielo.