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jueves, 15 de noviembre de 2012

Ordinario de la Misa: XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Sábado 17 de noviembre 2012

Ordinario de la Misa: XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Sábado 17 de noviembre 2012 Santa Isabel de Hungría Memoria Dichosos los que temen al Señor Antífona de Entrada Venid, benditos de mi Padre, dice el Señor, porque estuve enfermo y me visitasteis. Yo os aseguro que cuanto hicisteis con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo habéis hecho. Oración Colecta Oremos: Dios nuestro, que concediste a santa Isabel de Hungría el don de reconocer y venerar a Cristo en los pobres, concédenos, por su intercesión, servir siempre con amor incansable a los necesitados y afligidos. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén. Primera Lectura Lectura de la tercera carta del apóstol san Juan (5-8) Querido hermano: En todo lo que has hecho por los hermanos, y eso que son forasteros, te has portado como verdadero cristiano. Ellos han elogiado públicamente ante esta comunidad el amor con que los has tratado. Harás bien en ayudarlos de una manera agradable a Dios con lo que necesitan para su viaje, pues ellos se han puesto en camino por Cristo, sin aceptar nada de los paganos. Debemos, pues, ayudar a esos hermanos nuestros, para que seamos colaboradores en la difusión de la verdad. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 111 Dichosos los que temen al Señor. Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes. Dios bendice a los hijos de los buenos. Dichosos los que temen al Señor. Fortuna y bienestar habrá en su casa; siempre obrarán conforme a la justicia. Quien es justo, clemente y compasivo, como una luz en las tinieblas brilla. Dichosos los que temen al Señor. Quienes, compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente jamás se desviarán; vivirá su recuerdo para siempre. Dichosos los que temen al Señor. Aclamación antes del Evangelio Aleluya, aleluya. Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Aleluya. Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Lucas (18, 1-8) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola: “En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’. Por mucho tiempo el juez no le hizo caso, pero después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando’ ”. Dicho esto, Jesús comentó: “Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: La viuda es el símbolo de los desprotegidos en el pueblo de Israel. La única manera de obtener justicia es por medio de la autoridad de una instancia judicial. A diferencia de los fuertes, como los reyes, los magnates, los hacendados y la aristocracia sacerdotal, que contaban con ejércitos institucionales o personales para hacer valer sus pretensiones, el único recurso contra la violencia del adversario es la justicia. En la Biblia el ‘temor de Dios’ y el respeto a la humanidad son sinónimos de la justicia como único remedio eficaz contra la violencia con la que se busca hacer prevalecer los intereses de un grupo sobre el bien de la mayoría. Pero, cuando las virtudes del juez y las convenciones humanas fallan, el único recurso que queda es el de la resistencia en la pertinaz exigencia de la justicia, porque, si se acude a la violencia con los propios recursos, se cae en el juego del adversario. El mensaje de Jesús insiste en la capacidad de resistencia, tenacidad y paciencia de sus seguidores, capacidad que los lleva no sólo a sobreponerse a la adversidad, sino a dar una respuesta serena y creativa a los límites que imponen las conveniencias sociales. Oración sobre las Ofrendas Acepta, Señor, los dones que te presentamos y haz que el memorial del amor infinito de tu Hijo, que estamos celebrando, aumente en nosotros, a ejemplo de tus santos, nuestra generosidad contigo y con el prójimo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Prefacio de los Santos I La gloria de los santos El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria. Por Cristo nuestro Señor. Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo... Antífona de la Comunión Nadie tiene mayor amor por sus amigos que el que da la vida por ellos. Oración después de la Comunión Oremos: Señor, que este sacramento de tu amor que hemos recibido, nos dé fuerza para imitar el ejemplo de santa Isabel de Hungría, que se consagró a ti de todo corazón y se prodigó sin descanso por el bien de tu pueblo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

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