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martes, 7 de septiembre de 2010

Lecturas del Miércoles XXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 8 de septiembre 2010

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Miqueas (5, 1-4)
Esto dice el Señor: “De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados, a los días más antiguos.
Por eso, el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. El se levantará para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y él mismo será la paz”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 12
Me llenaré de alegría
en el Señor.
Confío, Señor, en tu lealtad, mi corazón se alegra con tu salvación.
Me llenaré de alegría
en el Señor.
Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, tocaré mi música en honor del Dios altísimo.
Me llenaré de alegría
en el Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosa tú, santísima Virgen María, y digna de toda alabanza, porque de ti nació el sol de justicia, Jesucristo, nuestro Dios.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (1, 1-16. 18-23)
Gloria a ti, Señor.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías:
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:

La genealogía de Jesús que Mateo nos presenta comprende tres ciclos de 14 generaciones, la cual corresponde a los tres períodos de la historia de Israel: de Abraham a David, de Salomón al destierro, del destierro a Jesús. Mateo llama a Jesús el Mesías, reconociendo la condición del Hijo de Dios como el Salvador, enviado del Padre. El evangelista nos cuenta la difícil situación que pasaron los jóvenes comprometidos María y José. María quedó encinta por obra del Espíritu Santo. José, al enterarse, planea dejarla en secreto, para que María no sufriera la lapidación. Pero el Señor se le aparece y le invita a tomar a María por esposa y encargarse del Niño que va a nacer. Mateo coloca en boca del Señor la misión de Jesús: él salvará a su pueblo de sus pecados. Lo importante de este pasaje evangélico es que Jesús forma parte importante de la historia de salvación del pueblo de Israel, y al presentarlo como el salvador del mundo nos invita a que, si lo seguimos, formaremos parte de su proyecto. Pero, ¿Qué estoy haciendo como cristiano, como seguidor de Jesús, para que este mundo sea cada vez mejor? ¿Qué gestos de salvación realizo? Examinemos nuestras vidas.

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