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jueves, 30 de septiembre de 2010

Lecturas del Viernes XXVI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 01 de octubre 2010

Primera Lectura
Lectura del libro de Job
(38, 1. 12-21; 40, 3-5)
El Señor le habló a Job desde el seno de la tormenta y le dijo:
“¿Acaso alguna vez en tu vida le has dado órdenes a la mañana o le has señalado su lugar a la aurora, para que ciña a la tierra por los bordes y sacuda de ella a los malvados; para que ponga de relieve sus contornos y la tiña de colores como un vestido; para que prive a los malvados del amparo de las tinieblas y acabe con el poder del hombre criminal?
¿Has llegado hasta donde nace el mar o te has paseado por el fondo del océano? ¿Se te han franqueado las puertas de la muerte o has visto los portones del país de los muertos? ¿Has calculado la anchura de la tierra? Dímelo, si lo sabes.
¿Sabes en dónde vive la luz y en dónde habitan las tinieblas? ¿Podrías conducirlas a su morada o enseñarles el camino de su casa? Si lo sabes, es que para entonces tú ya habrías nacido y el número de tus años sería incontable”.
Job le respondió al Señor:
“He hablado a la ligera, ¿qué puedo responder? Me taparé la boca con la mano. He estado hablando y ya no insistiré más; ya no volveré a hablar”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 138
Condúcenos, Señor,
por tu camino.
Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
Condúcenos, Señor,
por tu camino.
¿A dónde iré yo lejos de ti? ¿Dónde escaparé de tu mirada? Si subo hasta el cielo, allí estás tú; si bajo al abismo, allí te encuentras.
Condúcenos, Señor,
por tu camino.
Si voy en alas de la aurora o me alejo hasta el extremo del mar, también allí tu mano me conduce y tu diestra me sostiene.
Condúcenos, Señor,
por tu camino.
Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno. Te doy gracias por tan grandes maravillas; soy un prodigio y tus obras son prodigiosas.
Condúcenos, Señor,
por tu camino.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón”.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (10, 13-16)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo:
“¡Ay de ti, ciudad de Corozaín!
¡Ay de ti, ciudad de Betsaida!
Porque si en las ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran realizado los prodigios que se han hecho en ustedes, hace mucho tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Por eso el día del juicio será menos severo para Tiro y Sidón que para ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo”.
Luego, Jesús dijo a sus discípulos: “El que los escucha a ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:

El texto de hoy nos pone de relieve el aspecto conflictivo de la misión cristiana: de la misma manera que Jesús se encontró con el rechazo, la hostilidad; de igual modo le ocurrirá a los que han decidido seguirle en el aquí y el ahora de la historia de la humanidad, y hacen vigente su proyecto liberador. En el contexto inmediato lucano, la mención de Corozaín y Betsaida es la advertencia dirigida a las comunidades para que respondieran favorablemente a la palabra de Dios y no imitaran las respuestas de algunas ciudades de Galilea ante la misión de Jesús. De fondo, el evangelista quiere mostrarnos una enseñanza pedagógica para la misión del cristiano hoy: la gran dificultad de lograr una genuina respuesta creyente y creíble es la de esperar “milagros” para manifestar maduramente su fe. La respuesta a la palabra de Dios manifestada en Jesús no debe estar supeditada a acciones deslumbrantes, sino a la convicción sensata y hondamente arraigada en el corazón de las comunidades creyentes que manifiestan su plena certeza sobre el designio salvífico de Dios en la historia por medio de la evangelización y del trabajo por la justicia, la paz y la integridad de la creación.

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