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domingo, 14 de noviembre de 2010

Lecturas del Lunes XXXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 15 de noviembre 2010

Lectura del Libro del Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5a
Recuerda de dónde has caído y arrepiéntete
Ésta es la revelación que Dios ha entregado a Jesucristo, para que muestre a sus siervos lo que tiene que suceder pronto. Dio la señal enviando su ángel a su siervo Juan. Éste, narrando lo que ha visto, se hace testigo de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de esta profecía y tienen presente lo que en ella está escrito, porque el momento está cerca.
Juan, a las siete Iglesias de Asia: Gracia y paz a vosotros de parte del que es y era y viene, de parte de los siete espíritus que están ante su trono.
Oí cómo el Señor me decía: "Al ángel de la Iglesia de Éfeso escribe así: "Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y anda entre los siete candelabros de oro: Conozco tus obras, tu fatiga y tu aguante; sé que no puedes soportar a los malvados, que pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles sin serlo y descubriste que eran unos embusteros. Eres tenaz, has sufrido por mí y no te has rendido a la fatiga; pero tengo en contra tuya que has abandonado el amor primero. Recuerda de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a proceder como antes.""
Palabra de Dios
Te Alabamos Señor
Salmo responsorial: 1
R. Al que salga vencedor le daré a comer del árbol de la vida.
Dichoso el hombre / que no sigue el consejo de los impíos, / ni entra por la senda de los pecadores, / ni se sienta en la reunión de los cínicos; / sino que su gozo es la ley del Señor, / y medita su ley día y noche.
R. Al que salga vencedor le daré a comer del árbol de la vida.
Será como un árbol, / plantado al borde de la acequia: / da fruto en su sazón / y no se marchitan sus hojas; / y cuanto emprende tiene buen fin.
R. Al que salga vencedor le daré a comer del árbol de la vida. .
No así los impíos, no así; / serán paja que arrebata el viento. / Porque el Señor protege el camino de los justos, / pero el camino de los impíos acaba mal.
R. Al que salga vencedor le daré a comer del árbol de la vida.

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 18, 35-43
Gloria a Ti Señor
¿Qué quieres que haga por ti? Señor, que vea otra vez
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello, y le explicaron: "Pasa Jesús Nazareno". Entonces gritó: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!"
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!" Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?" El dijo: "Señor, que vea otra vez". Jesús le contestó: "Recobra la vista, tu fe te ha curado". En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Palabra del Señor
Gloria a Ti Señor Jesús
Reflexión:
Jesús va de camino a Jerusalén, de camino a la consumación definitiva de su misión en el mundo, cosa que no entienden los discípulos; están ciegos, pues no comprenden el camino de la cruz (Lc 18,34). Y es en ese camino donde Jesús se encuentra con un ciego, quien sin verlo e impedido por la muchedumbre es capaz de reconocer la misión salvífica del Maestro: llevar buenas nuevas a los pobres, anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver (Lc 4,18). El ciego reconoce por su fe que Jesús es portador de la salvación, que en él Dios está actuando, y que por lo mismo lo puede curar. El ciego posee los ojos de la fe, los ojos de la confianza ilimitada en la misión liberadora de Jesús, la cual sana, regenera y vincula nuevamente a la vida a todos los que sufren el dolor y la exclusión, capacitándolos para el seguimiento y la construcción del reino de Dios. El ciego se convierte así en modelo de discípulo que, superando su ceguera, sigue a Jesús en forma incondicional. ¿Es verdaderamente firme nuestra fe como para seguir con fidelidad el proyecto de Jesús sin importar sus consecuencias?
Hagamos como el ciego, reconozcamos la misión salvadora de Jesús y dejémonos curar.

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