= Lunes 25 de Abril, 2011
¡El Señor ha resucitado!
Lunes de la Octava de Pascua
Cristo resucitado, ya no puede morir
Antífona de Entrada
El Señor ha resucitado, como lo había predicho; llenémonos de gozo y de alegría, porque reina eternamente. Aleluya.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que por medio del bautismo das nuevos hijos a tu Iglesia y la haces crecer continuamente, concédenos vivir siempre de acuerdo con la fe que recibimos en el bautismo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles
(2, 14. 22-33)
El día de Pentecostés, se presentó Pedro, junto con los Once, ante la multitud, y
levantando la voz, dijo:
“Israelitas, escúchenme. Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante ustedes, mediante los milagros, prodigios y señales que Dios realizó por medio de él y que ustedes bien conocen. Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, Jesús fue entregado, y ustedes utilizaron a los paganos para clavarlo en la cruz.
Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte, ya que no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio. En efecto, David dice, refiriéndose a él:
Yo veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que él está a mi lado para que yo no tropiece.
Por eso se alegra mi corazón y mi lengua se alboroza; por eso también mi cuerpo vivirá en la esperanza, porque tú, Señor, no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que tu santo sufra la corrupción.Me has enseñado el sendero de la vida y me saciarás de gozo en tu presencia.
Hermanos, que me sea permitido hablarles con toda claridad; el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro se conserva entre nosotros hasta el día de hoy.
Pero como era profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento que un descendiente suyo ocuparía su trono, con visión profética habló de la resurrección de Cristo, el cual no fue abandonado a la muerte ni sufrió la corrupción.
Pues bien, a este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos. Llevado a los cielos por el poder de Dios, recibió del Padre el Espíritu Santo prometido a él y lo ha comunicado, como ustedes lo están viendo
y oyendo”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 15
Protege, Señor, a los que
esperamos en ti. Aleluya.
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; mi vida está en sus manos.
Protege, Señor, a los que
esperamos en ti. Aleluya.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré.
Protege, Señor, a los que
esperamos en ti. Aleluya.
Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción.
Protege, Señor, a los que
esperamos en ti. Aleluya.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti.
Protege, Señor, a los que
esperamos en ti. Aleluya.
Secuencia
(Opcional durante la Octava)
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (28, 8-15)
Gloria a ti, Señor.
Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron.
Entonces les dijo Jesús:
“No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”.
Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Estos se reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, con estas instrucciones:
“Digan: ‘Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo’. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier complicación”.
Ellos tomaron el dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
Jesús sale al encuentro de las mujeres y las saluda. Ellas le responden “acercándose, abrazando sus pies y adorándolo”. Esta es la experiencia de las mujeres (y de la comunidad) de la resurrección de Jesús. Ni el sepulcro vacío, ni la presencia de un ángel son razón suficiente para creer en la resurrección. El verdadero y único argumento es llegar a sentir vivo al resucitado y expresarle en fe la adoración.
Pero los dirigentes judíos se obstinan en su mala fe. Ante el informe de los guardias, se reúne de nuevo el Gran Consejo, el Sanedrín. No les interesa lo que realmente sucede, sino la repercusión que pueda tener en el pueblo. Con dinero se habían apoderado de Jesús; con dinero quieren impedir la fe en él. Es increíble el poder corruptor del dios dinero. La resurrección de Jesús no tiene más prueba que la propia experiencia. Esta experiencia, que es también la nuestra, nos libera del miedo y nos compromete en acciones concretas de seguimiento y de anuncio. ¿Qué pruebas damos en nuestra vida de que creemos en el Resucitado?
No se dice Credo.
Oración sobre las Ofrendas
Recibe, Señor, con bondad, nuestras ofrendas, y tú, que nos llamaste a la fe y nos has hecho renacer por el bautismo, guíanos a la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Pascual I
El misterio pascual
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este día, en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado. Porque Él es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, restauró la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Cristo resucitado, ya no puede morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él.
Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que la gracia de este sacramento, memorial de la Pascua de tu Hijo, fructifique, Señor, en nuestros corazones para que podamos corresponder a los dones de tu amor, que nos abrió el camino de la salvación eterna.
Por Jesucristo,nuestro Señor.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario