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martes, 27 de noviembre de 2012

Evangelio XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Miércoles 28 de noviembre, 2012.

Evangelio XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Miércoles 28 de noviembre, 2012. Santoral: Santa Catalina Labouré † Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21, 12-19) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí. Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes. Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: La crítica que Jesús dirige contra el Templo de Jerusalén, contra las familias que controlan el sacerdocio de ese templo y contra la peligrosa connivencia entre las autoridades locales y los invasores romanos, se vuelve peligrosa, no sólo para él sino para el grupo que le sigue. En pocos meses se desataría una persecución que habría de prolongarse durante varios siglos más. Ante esta perspectiva, el evangelista recuerda que ese riesgo es un elemento constitutivo del evangelio. No se puede pretender cambiar el mundo, sin que al mismo tiempo ese mundo se vuelva en contra. El mérito del cristianismo, en sus primeros siglos de existencia, fue el de servir de levadura que transformó la situación de millones de personas marginadas; el gran riesgo que corrió fue el de asimilarse a la cultura dominante y terminar siendo parte de lo que quería cambiar. Dicen que hasta la mejor hacha es domesticada por el bosque que pretende cortar, es decir, que el filo con el que comienza ya no lo conserva con el paso del tiempo. – Una buena alternativa para el cristianismo es dejar que Jesús nos dé nuevamente la prudencia y la elocuencia de su Palabra. Volver una y otra vez a la fuente, cuando sintamos que el filo de la espada de la fe ya no llega hasta la médula de la cultura que queremos cambiar. Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

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