Buscar este blog

lunes, 26 de noviembre de 2012

Ordinario de la Misa: XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Martes, 27 de noviembre 2012

Ordinario de la Misa: XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Martes, 27 de noviembre 2012 Dios mío, ven en mi ayuda Feria de la 34a. semana del Tiempo Ordinario Que todo se alegre ante el Señor Antífona de Entrada Dios mío, ven en mi ayuda; Señor, date prisa en socorrerme. Tú eres mi auxilio y mi salvación; Señor, no tardes. Oración Colecta Oremos: Señor, tú que eres nuestro creador y quien amorosamente dispone toda nuestra vida, renuévanos conforme a la imagen de tu Hijo y ayúdanos a conservar siempre tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén. Primera Lectura Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan (14, 14-19) Yo, Juan, tuve otra visión: Vi una nube blanca y en ella a alguien que parecía un ser humano, con una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano. Entonces un ángel salió del templo y le gritó con potente voz al que estaba sentado en la nube: “Empuña la hoz y ponte a segar; el tiempo de la cosecha ha llegado ya; la mies de la tierra está madura”. El que estaba sentado en la nube pasó su hoz sobre la tierra y recogió la cosecha de la tierra. Salió otro ángel del templo celestial, también él con una afilada hoz en su mano. Y salió del templo otro más, el ángel que tiene poder sobre el fuego, y le gritó con potente voz al que tenía la hoz afilada: “Empuña tu hoz afilada y corta los racimos de la viña de la tierra, porque sus uvas ya están maduras”. El ángel acercó su hoz a la tierra, cosechó la viña de la tierra y echó los racimos en el gran lagar de la cólera de Dios. Pisaron las uvas en el lagar, fuera de la ciudad, y del lagar corrió tanta sangre, que subió hasta los frenos de los caballos, en una extensión de unos trescientos kilómetros. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 95 Que todo se alegre ante el Señor. “Reina el Señor”, digamos a los pueblos. El afianzó con su poder el orbe, gobierna a las naciones con justicia. Que todo se alegre ante el Señor. Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino; salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo. Que todo se alegre ante el Señor. Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. Que todo se alegre ante el Señor. Aclamación antes del Evangelio Aleluya, aleluya. Sé fiel hasta la muerte y te daré como premio la vida, dice el Señor. Aleluya. Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21, 5-11) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: “Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido”. Entonces le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?” El les respondió: “Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: ‘Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado’. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin”. Luego les dijo: “Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: La reconstrucción del Templo de Jerusalén tardó más de ochenta años y consumió una cantidad enorme de recursos económicos. Para poder hacer una edificación que compitiera con los templos griegos y los edificios públicos romanos se sometió a la población a una fuerte tributación. Se calcula que un campesino de aquella época pagaba en impuestos más de la mitad de lo que ganaba. La belleza del edificio arrancaba exclamaciones a hebreos y extranjeros, ya que era tan grande que se requería un par de horas (¿unos ocho kilómetros al menos de perímetro?) Un codo es igual a 64 cms. El templo de Salomon medía, en codos, 283.5 de largo por 254.3 de ancho y una altura máxima de 50. Las cantidades tienen un error de más o menos 2,5 por ciento. ¡O sea 10 minutos para dar la vuelta al Templo! para recorrer sus muros exteriores. Detrás de esta magnificencia se escondía la violencia, la miseria y la opresión de muchas personas que naufragaban en medio de deudas, hambrunas y precariedades de todo tipo. La crítica de Jesús pone en evidencia cómo la voluntad humana de poder se encubre con espléndidos edificios religiosos y con teologías no menos sofisticadas. – En la actualidad tenemos una situación semejante; sólo que ahora no se cometen esas injusticias a nombre de la religión, sino del ‘progreso’, la tecnología, la eficacia o el crecimiento económico. Muchas guerras, catástrofes e injusticias se evitarían si, de una vez para siempre, los seres humanos aprendieran el significado de los límites que la misma existencia impone. Oración sobre las Ofrendas Santifica, Señor, estos dones y por medio del sacrificio de tu Hijo, transforma toda nuestra vida en una continua ofrenda. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Prefacio Común VI El misterio de nuestra salvación en Cristo El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo: Santo, Santo, Santo… Antífona de la Comunión Nos has enviado, Señor, un pan del cielo que encierra en sí toda delicia y satisface todos los gustos. Oración después de la Comunión Oración: Protege, Señor, continuamente a quienes renuevas y fortaleces con esta Eucaristía y hazlos dignos de alcanzar la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

No hay comentarios: