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martes, 2 de noviembre de 2010

Lecturas y Oraciones del Miercoles XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C.03 de noviembre 2010

Miercoles 03 de Noviembre,2010
San Martín de Porres, religioso
Memoria
El Señor es mi luz y mi salvación
Antífona de Entrada
El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; la parte que he recibido es la más hermosa. El mismo Señor es mi recompensa.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, Dios nuestro, que condujiste a san Martín de Porres a la gloria celestial por un camino de trabajos humildes e ignorados, concédenos imitar sus ejemplos para que gocemos de tu vida en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los filipenses
(2, 12-18)
Queridos hermanos míos:
Así como siempre me han obedecido cuando he estado presente entre ustedes, con mayor razón obedézcanme ahora que estoy ausente. Sigan trabajando por su salvación con humildad y temor de Dios, pues él es quien les da energía interior para que puedan querer y actuar conforme a su voluntad.
Háganlo todo sin quejas ni discusiones, para que sean ustedes hijos de Dios, irreprochables, sencillos y sin mancha, en medio de los hombres malos y perversos de este tiempo. Entre ellos brillarán como antorchas en el mundo, al presentarles las palabras de la vida. Así, el día de la venida de Cristo, yo me sentiré orgulloso al comprobar que mis esfuerzos y trabajos no han sido inútiles. Y aunque yo tuviera que derramar mi sangre para que ustedes siguieran ofreciendo a Dios la ofrenda sagrada de su vida de fe, me sentiría feliz y me regocijaría con todos ustedes.
Y ustedes, por su parte, alégrense y regocíjense conmigo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 26
El Señor es mi luz
y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar?
El Señor es mi luz
y mi salvación.
Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia.
El Señor es mi luz
y mi salvación.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía.
El Señor es mi luz
y mi salvación.

Aclamaciónantes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos ustedes, si los injurian por ser cristianos, porque el Espíritu de Dios descansa en ustedes.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (14, 25-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo:
“Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar’.
¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz.
Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexion:
El evangelio del día de hoy presenta las condiciones o exigencias para ser discípulo de Jesús; exigencias que en nuestro momento actual son de gran importancia, pues vivimos un tiempo en el que se ha reducido la experiencia de fe a un simple “ir a misa”, a una fe totalmente desentendida de los problemas sociales y económicos que vive el mundo de hoy, una fe temerosa al compromiso y a la entrega total por los hermanos. Cuando Jesús habla de relativizar la familia, de dejar padre, madre, esposa, hijos, hermanos, se está refiriendo a la necesidad de edificar un nuevo sistema de relaciones, un nuevo modelo de sociedad, en el que la fraternidad, la solidaridad, el servicio son fundamentales y en el que toda estructura, incluida la familiar, están en función de construir este nuevo tipo de sociedad y no uno contrario. El seguidor de Jesús está llamado a ser partícipe de esta nueva sociedad, donde lo principal es hacer presente en la historia el reino de Dios, lo cual exige en él un cambio de valores y de prioridades: renunciar a todos sus bienes, es decir, renunciar a todo tipo de seguridad para poder colaborar libremente y sin impedimentos en la gran obra de Dios.
Oración sobre las ofrendas
Dios misericordioso, que transformaste a san Martín de Porres, para hacer de él un hombre nuevo a imagen de Cristo, renuévanos también a nosotros mediante este sacrificio de reconciliación que vamos a ofrecerte.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de santas vírgenes y
santos religiosos
La vida consagrada a Dios es un
signo del Reino de los cielos
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra. Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo nuestro Señor.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos,proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Yo os aseguro, dice el Señor, que los que habéis dejado todo para seguirme, recibiréis cien veces más y alcanzaréis la vida eterna.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios omnipotente, que por medio de este sacramento nos comunicas la fuerza de tu Espíritu, has que, a ejemplo de san Martín de Porres, te amemos sobre todas las cosas y vivamos siempre como verdaderos hijos tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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