Evangelio del Martes Infraoctava de Navidad. 28 de diciembre 2010.
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (2, 13-18)
Gloria a ti, Señor.
Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado.
Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
El evangelio de Mateo hace referencia a la infancia de Moisés en Egipto, donde el Faraón, por miedo a una rebelión de esclavos, manda matar a todos los niños varones. “De Egipto llamé a mi hijo” es la expresión que identifica a Jesús con el nuevo Moisés que vendrá para liberar al pueblo de la esclavitud y la opresión. Es difícil decir a ciencia cierta si realmente estos hechos narrados en el evangelio de hoy sucedieron, pero lo que sí es cierto es que en tiempos en que se escribe el evangelio, y desde varios siglos antes*, muchos cristianos, tanto niños como mujeres y hombres, murieron a causa de su fe. Mateo quiere dejar ver que el poder del imperio, la estructura injusta, el anti-reino, quiere destruir a quien va a traer el reino de justicia, de liberación y de vida, porque es una amenaza. Celebrar a los santos inocentes es celebrar la memoria de nuestros hermanos que nos legaron con su vida y con su sangre la esperanza en el reino de justicia y dignidad. Es ser conscientes hoy de que las estructuras de poder continúan aún destruyendo y asesinando la vida de personas inocentes que luchan por conseguir una vida digna y justa.
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