Evangelio del Martes III Semana de Pascua. Ciclo A. 10 de mayo 2011
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 30-35)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: “¿Qué señal vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron elmaná en el desierto, como está escrito:
Les dio a comer pan del cielo”.
Jesús les respondió: “Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo”.
Entonces le dijeron:
“Señor, danos siempre de ese pan”.
Jesús les contestó:
“Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
La gente que iba detrás de Jesús quería ver cosas extraordinarias para poder creer. Según estas personas, nadie había logrado obrar algo tan maravilloso como lologró Moisés en el desierto, cuando alimentó al pueblo con maná. Sin embargo, y a pesar de ser algo tan extraordinario según su mentalidad, sus antepasadosmurieron; es decir que ¿acaso lo verdaderamente maravilloso y extraordinario no sería que el maná los hubiera vuelto inmortales?
Pues Jesús corrige el error de sus opositores; no fue Moisés, fue el Padre quien les dio el pan del cielo; sin embargo, no era ése el pan definitivo; por eso “murieron”, el que sí da la vida en verdad es el mismo Jesús. El auditorio no entendió muy bien qué era lo que quería decirles Jesús, pues ellos siguieron con la idea de un milagro que los hiciera inmortales. Por eso, muy a la ligera, le piden: “Señor, danos siempre de ese pan”. Y ése es el momento propicio para Jesús, para revelarse como el pan verdadero: “Yo soy el pan de vida”; pan que no hay que consumirlo como el alimento mágico en el que piensan los oyentes de Jesús, sino un pan que hay que asimilarlo viviéndolo e imitándolo.
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