Evangelio del Lunes XV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 11 de julio 2011
Lectura del Santo Evangelio, según San Mateo 10,34-11,1
Gloria a ti, Señor Jesús
No he venido a sembrar paz, sino espadas
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro."
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión:
El mensaje del evangelio de Mateo apunta a la vida de la comunidad misionera: El discípulo aprende en su propia experiencia que la vivencia de la predicación, testimonio y praxis del Reino es contradictoria y depara, querámoslo o no, división personal y colectiva. La primera ruptura es con la familia; en diversos momentos los lazos de sangre se colocarán en contra del anuncio del Reino. Un auténtico seguidor de Jesús necesita hacer renuncias radicales en su vida: Con la riqueza acaparadora; con los lazos familiares alienantes; con ideologías preestablecidas; con los propios intereses. En definitiva, libertad y renuncia a todo aquello que impida que el Reino de Dios sea una realidad. El Reinado de Dios y el Evangelio que lo anuncia es un acontecimiento que transforma todas las estructuras personales y sociales. Las primeras comunidades cristianas debieron radicalizar las opciones de Jesús. Nosotros hoy, como comunidad humana, estamos llamados a radicalizar las opciones por la vida en dignidad, por una paz con justicia y un cese real de la violencia y muerte sistemáticas.
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