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lunes, 11 de julio de 2011

Ordinario de la Misa: Lunes XV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 11 de julio 2011

Ordinario de la Misa: Lunes XV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 11 de julio 2011
San Benito, abad
Memoria
Nuestra ayuda es invocar al Señor
Antífona de Entrada
El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; la parte que he recibido es la más hermosa. El mismo Señor es mi recompensa.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que nos has dado en san Benito un maestro admirable de vida consagrada a ti, haz que, según sus enseñanzas antepongamos tu amor a todas las cosas y procuremos el bien de los demás antes que el nuestro.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Exodo
(1, 8-14. 22)
En aquel tiempo, subió al poder en Egipto un nuevo faraón, que no había conocido a José, y le dijo a su pueblo:
“Los hijos de Israel forman un pueblo más numeroso y fuerte que nosotros. Tomemos precauciones contra ellos para que no sigan multiplicándose, no sea que, en caso de guerra, se unan a nuestros enemigos, para luchar contra nosotros y se
escapen del país”.
Les pusieron, pues, capataces a los israelitas para que los oprimieran con trabajos pesados; y así construyeron para el faraón las ciudades de Pitom y Ramsés, como lugares de almacenamiento.Pero mientras más los oprimían, más crecían y se multiplicaban.
Los egipcios llegaron a temer a los hijos de Israel y los redujeron a una cruel esclavitud; les hicieron pesada la vida, sometiéndolos a rudos trabajos de albañilería y a toda clase de tareas serviles en el campo.
Además, el faraón dio esta orden a su pueblo: “Echen al río a todos los niños que les nazcan a los hebreos; pero si son niñas, déjenlas vivir”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 123
Nuestra ayuda
es invocar al Señor.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte cuando los hombres nos asaltaron, nos habría devorado vivos el fuego de su cólera.
Nuestra ayuda
es invocar al Señor.
Las aguas nos hubieran sepultado, un torrente nos hubiera llegado al cuello, un torrente de aguas encrespadas. Bendito sea el Señor, porque no permitió que nos despedazaran con sus dientes.
Nuestra ayuda
es invocar al Señor.
Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores. La trampa se rompió y nosotros escapamos. Nuestra ayuda nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Nuestra ayuda
es invocar al Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos,dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (10, 34—11, 1)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra. He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.
Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado. El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.
Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa”.
Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de ahí para enseñar y predicar en otras ciudades.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
El mensaje del evangelio de Mateo apunta a la vida de la comunidad misionera: El discípulo aprende en su propia experiencia que la vivencia de la predicación, testimonio y praxis del Reino es contradictoria y depara, querámoslo o no, división personal y colectiva. La primera ruptura es con la familia; en diversos momentos los lazos de sangre se colocarán en contra del anuncio del Reino. Un auténtico seguidor de Jesús necesita hacer renuncias radicales en su vida: Con la riqueza acaparadora; con los lazos familiares alienantes; con ideologías preestablecidas; con los propios intereses. En definitiva, libertad y renuncia a todo aquello que impida que el Reino de Dios sea una realidad. El Reinado de Dios y el Evangelio que lo anuncia es un acontecimiento que transforma todas las estructuras personales y sociales. Las primeras comunidades cristianas debieron radicalizar las opciones de Jesús. Nosotros hoy, como comunidad humana, estamos llamados a radicalizar las opciones por la vida en dignidad, por una paz con justicia y un cese real de la violencia y muerte sistemáticas.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad los dones que te presentamos en esta festividad de san Benito y haz que, a ejemplo suyo, te busquemos a ti únicamente a fin de que podamos obtener en tu servicio el don de la unidad y de la paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Santas Vírgenes
y Santos Religiosos
La vida consagrada a Dios es un
signo del Reino de los cielos
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra. Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo nuestro Señor.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Yo os aseguro, dice el Señor, que los que habéis dejado todo para seguirme, recibiréis cien veces más y alcanzaréis la vida eterna.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, haz que, según el espíritu de san Benito abad, te sirvamos fielmente y pongamos en práctica un sincero amor fraterno.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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