Evangelio del Sábado XV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 16 de julio 2011
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 12, 14-21
Les mandó que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta
En aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: "Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones."
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión:
El evangelista Mateo resume en este pasaje la actividad sanadora de Jesús y la interpreta a la luz de la profecía del pueblo de Israel. La profecía habla del amor de Dios por su siervo sufriente. Jesús se muestra bondadosa y completamente adherido al débil, al descorazonado. Esta opción de Jesús por la justicia hace que los escribas y fariseos quieran eliminarle, ya que no resisten sus duros cuestionamientos al culto, al Templo y a la Ley. Jesús es el siervo sufriente de Yahvé que asume los conflictos con esperanza y resistencia. No podemos hacer la “vista gorda” ante las necesidades históricas de los demás, ante la opresión que se descarga colectivamente sobre el pueblo y, en especial, sobre el pueblo pobre e itinerante hacia su liberación. Y debemos darnos cuenta de la gran responsabilidad misionera, política y eclesial, para con todas las personas que comparten el destino de Jesús. El acontecer del Reino en la historia y en la condición de la humanidad se realizará por un serio compromiso por la justicia de los ajusticiados, empobrecidos y marginados de este mundo.
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