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viernes, 2 de noviembre de 2012

Evangelio XXX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Sábado, 3 de Noviembre, 2012.

Evangelio XXX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Sábado, 3 de Noviembre, 2012. Santo del día: San Martin de Porres † Lectura del santo Evangelio según san Lucas (14, 1. 7-11) Gloria a ti, Señor. Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola: “Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo,acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: Las palabras del evangelio son chocantes para quienes consideran que ese mensaje coloca todo “patas arriba”. En realidad, lo que ocurre es todo lo contrario. El mundo, con su exaltación del consumo y del placer, ha trastocado los valores vitales de la existencia humana, y lo que hace el evangelio es colocar nuevamente todo en perspectiva. ¿Qué vale más? ¿Los puestos de honor en la escala social o el respeto absoluto por todas las personas, incluso las más humildes? El evangelio nos diría que sólo la persona humana tiene un valor absoluto y que el resto son puras convenciones sociales que se ajustan a las conveniencias de quienes se alternan en el poder. “Humillarse”, en la enseñanza de Jesús, no significa someterse a las ínfulas del poder sino reconocer que somos «humanos», salidos de la tierra (humus) y que Dios nos quiere como somos y por lo que somos, y no por el poder que alcanzamos, sea éste económico, político, social o religioso. Jesús entiende la vida como un banquete en el que podemos entrar en comunión con todos los invitados, o en el que podemos enfrascarnos en juegos de control y de poder, pretendiendo ser más que los otros, pero sin reconocer que, al final, todos estamos en la misma sala y corremos la misma suerte. Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

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