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sábado, 17 de julio de 2010

Lectio Divina. Domingo XVI Tiempo Ordinario. Ciclo C. 18 de julio 2010

Lectio: 16º Domingo del tiempo ordinario
Lectio: Domingo, 18 Julio, 2010

María y Marta amigas de Jesús
¿Cuál es la mejor parte escogida por María?
Lucas 10,38-42

1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

2. Lectura

a) Clave de lectura:

El texto del Evangelio de este domingo narra la visita de Jesús a la casa de Marta y María. Jesús dice a Marta: “María ha escogido la mejor parte que no le será quitada”. A lo largo de los siglos, estas palabras, muchas veces, han sido interpretadas como si fuese una confirmación por parte de Jesús del hecho que la vida contemplativa escondida en los monasterios es mejor y más sublime que la vida activa de aquellos que trabajan en el campo de la evangelización. Esta interpretación no es muy correcta, porque no tiene fundamento en el texto. Para entender el significado de estas palabras de Jesús ( y de cualquier otra palabra), es importante tomar en consideración el contexto, sea el contexto del evangelio de Lucas, como también el contexto más amplio de la obra de Lucas que comprende el Evangelio y las Actas de los Apóstoles. Antes de verificar el contexto más amplio de las Actas de los Apóstoles, tratemos de echar una mirada al texto en sí y ver como está colocado en el contexto inmediato del evangelio de Lucas. Durante la lectura, trata de sentirte presente en la casa de Marta y de sentirte vecino al ambiente y a las palabras de Jesús no sólo al oído de Marta, sino al oído de las comunidades para las cuales Lucas escribía su evangelio y a nuestro oído, el de nosotros, que hoy escuchamos estas palabras tan inspiradoras de Jesús.

b) Una división del texto para ayudarnos en la lectura

Lucas 10,38: Marta recibe a Jesús en su casa
Lucas 10,39-40a: María escucha la palabra de Jesús. Marta se dedica al servicio de la casa
Lucas 10-40b: Marta reclama y pide a Jesús que intervenga
Lucas 10,41-42: Respuesta de Jesús

c) Texto:

38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra, 40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Al fin, se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» 41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; 42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.»

3. Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Cuál es el punto que más te ha gustado o ha llamado más tu atención? ¿Por qué?
b) ¿Qué querrá decir Jesús con esta afirmación: “una sóla cosa es necesaria”?
c) ¿Cuál era la “mejor parte” que María escogió y que no le será quitada?
d) Un suceso histórico puede tener un sentido simbólico profundo. ¿Has conseguido tú descubrir un sentido simbólico en el modo en el que Lucas describe la visita de Jesús a la casa de Marta y María?
e) Lee atentamente las Actas de los Apóstoles y trata de descubrirle el nexo que hay entre el problema de los apóstoles y la conversación de Jesús con María.

5. Para los que quisieren profundizar más en el tema

a) Contexto del Evangelio de Lucas:

En Lucas 9,51 comienza la segunda etapa de la actividad apostólica de Jesús, el largo viaje desde Galilea hasta Jerusalén. Al comienzo del viaje, Jesús sale del mundo judío y entra en el mundo de los samaritanos (Lc 9,52). A pesar de ser mal recibido por los samaritanos (Lc 9,53), continúa en su territorio y hasta corrige a los discípulos que piensan de modo diverso (Lc 9,54-55). Cuando responde a aquellos que querían seguirlo, Jesús les aclara el significado de cuanto acontece y les señala las exigencias de la misión (Lc 9,56-62).

Después Jesús designa otros setenta y dos discípulos para ir en misión delante de Él. El envío de los doce (Lc 9,1-6) era para el mundo de los judíos. El envío de los setenta y dos es para el mundo no judío (Lc 10,1-16). Terminada la misión, Jesús y los discípulos se reúnen para evaluar el trabajo desarrollado por ellos, pero Jesús insiste en la certeza mayor de que sus nombres están escritos en el cielo (Lc 10.17-37).

Después viene nuestro texto que describe la visita de Jesús a la casa de Marta y María (Lc 10,38-42). Lucas no especifica dónde se encuentra la aldea de María y Marta, pero en el contexto geográfico de su evangelio, el lector imagina que la aldea se encontraba en Samaría. Por el evangelio de Juan sabemos que Marta y María vivían en Betania, una pequeña aldea vecina a Jerusalén (Jn 11,1). Juan nos dice además que tenía un hermano de nombre Lázaro.

b) Comentario del texto

Lucas 10,38: Marta recibe a Jesús en su casa
“Yendo ellos de camino, entró en un pueblo y una mujer de nombre Marta, lo acogió en su casa”. Jesús iba de camino. Lucas no siempre dice por dónde está pasando Jesús, pero muchas veces dice que Jesús iba de camino (Lc 9,51.53.57; 10,1.38; 11,1; 13,22.33; 14,25; 17,11: 18,31.35; 19,1.11.28.29.41.45; 20,1). Porque Jesús estaba firmemente decidido a subir a Jerusalén (Lc 19,51). Esta decisión le orienta durante todas las etapas del viaje. La entrada en el pueblo y en la casa de Marta y María es una etapa más de esta larga caminata hasta Jerusalén y forma parte de la realización de la misión de Jesús. Desde el comienzo, el objetivo de la caminata está definido; realizar su misión de Siervo, anunciada por Isaías (Is 53,2-10; 61,1-2) y asumida por Jesús en Nazaret (Lc 4,16-21).

Lucas 10,39-40a: María escucha la palabra, Marta se dedica al servicio
“Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies de Jesús, escuchaba su palabra; mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres”. Una cena normal en casa, en familia. Mientras algunos hablan, otros preparan la comida. La dos cosas son importantes y necesarias, las dos se complementan, sobre todo cuando se trata de acoger a alguno que viene de fuera. Afirmando que “Marta estaba atareada en muchos quehaceres” (diaconía), Lucas evoca a los setenta y dos discípulos también ocupados en muchas cosas del servicio misionero (Lc 10,17-18)

Lucas 10,40b: Marta reclama y pide a Jesús que intervenga
“Al fin se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Otra escena familiar, pero no tan normal. Marta se está preocupando sola de la preparación de la comida, mientras María está sentada, y está conversando con Jesús. Marta reclama. Quizá Jesús interfiera y diga algo a la hermana para ver si le ayuda en el servicio en la diaconía. Marta se considera una sierva y piensa que el servicio de una sierva es el de preparar la comida y que su servicio en la cocina es más importante que el de su hermana que habla con Jesús. Para Marta, lo que hace María no es servicio, porque dice: “¿No te importa que mi hermana me deje sola en el servicio? Pero Marta no es la única sierva. También Jesús asume el papel de siervo, a saber, el Siervo anunciado por el profeta Isaías. Isaías había dicho que el servicio principal del Siervo es el de estar delante de Dios a la escucha en oración para poder descubrir una palabra de consuelo que llevar a aquellos que están cansados. Decía el Siervo: “ El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa dirigir al cansado una palabra. Cada mañana despierta mis oídos para que yo oiga como discípulo.” (Is 50,4). Ahora, María tiene un comportamiento de oración delante de Jesús. Y surge la pregunta: ¿quién realiza mejor el servicio de sierva: Marta o María?

Lucas 10,41-42: Respuesta de Jesús
“Le respondió el Señor: «Marta, Marta te preocupas y te agitas por muchas cosas y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada»”. Una bella respuesta y muy humana. Para Jesús una buena conversación con personas amigas es importante e incluso más importante que el comer (cf. Jn 4,32). Jesús no está de acuerdo con la preocupación de Marta. Él no quiere que la preparación del almuerzo interrumpa la conversación. Y es como si dijese: “Marta, no hay necesidad de preparar tantas cosas. Basta una pequeña cosa. Y luego ven a participar de la conversación, tan bella”. Este es el significado principal tan sencillo y humano de las palabras de Jesús. A Jesús le agrada una buena conversación. Y una buena conversación con Jesús produce una conversión. Pero en el contexto del evangelio de Lucas, estas palabras decisivas de Jesús toman un significado simbólico más profundo:

i) Como Marta, también los discípulos, durante la misión, se preocupaban de muchas cosas, pero Jesús aclara bien que la cosa más importante es la de tener los nombres escritos en el cielo, o sea, ser conocidos y amados por Dios (Lc 10,20). Jesús repite a Marta: “Tú te preocupas y agitas por muchas cosas y hay necesidad de pocas, mejor, de una sola”.

ii) Antes de este episodio, un doctor de la ley había reducido los mandamientos a uno solo: Amarás al Señor sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo” (Lc 10,27). Cumpliendo este único y mejor mandamiento, la persona estará dispuesta a obrar con amor como el Buen Samaritano y no como el sacerdote y el levita que no cumplieron con su deber (Lc 10,25-42). Los muchos servicios de Marta deben ser realizados a partir de este único servicio verdaderamente necesario que es la atención amorosa a las personas. Esta es la mejor parte que María ha escogido y que no le será quitada.

iii) Marta se preocupa de servir (diaconía). Ella quería ser ayudada por María en el servicio de la mesa. ¿Pero cuál es el servicio que Dios desea? Esta es la cuestión. El comportamiento de María está más de acuerdo con el comportamiento del Siervo de Dios, porque, como el Siervo, ella se encuentra en una situación de oración delante de Jesús. María no puede abandonar esta postura de oración en presencia de Dios. Porque si lo hiciese, no descubriría la palabra de consuelo que llevar a los cansados y desanimados. Este es el verdadero servicio que Dios está pidiendo a todos.

c) Ampliando conocimientos:

El contexto más amplio de las Actas de los Apóstoles.

Después de la muerte y resurrección de Jesús nacerán las comunidades. Ellas debían afrontar problemas nuevos, para los cuales no existían soluciones previstas de antemano. Para orientarse en la solución de los problemas, las comunidades intentaban recordar las palabras y gestos de Jesús, que pudiesen ayudar a traer un poco de luz. Así, el episodio de la visita de Jesús a la casa de Marta y María fue recordado y narrado para ayudar a esclarecer el problema descrito en las Actas 6,1-6.

El rápido crecimiento del número de cristianos creó divisiones en la comunidad. Los fieles de origen griego comenzaron a quejarse de los de origen hebreo y decían que sus viudas estaban desatendidas en la vida de cada día. Era una discriminación en la vida de la comunidad y falta de personas para los diversos servicios. Hasta entonces no había surgido todavía la necesidad de comprometer a otras personas en la coordinación de la comunidad y en el cumplimiento de los servicios. Como Moisés, obligado por los hechos, dividió el poder y convocó a otros setenta jefes para los servicios necesarios entre el pueblo de Dios (Ex 18,17-23; Núm. 11,16-17). Jesús había hecho la misma cosa: convocó otros setenta discípulos (Lc 10, 1). Ahora, ante nuevos problemas, los apóstoles hicieron lo mismo. Convocaron a la comunidad y propusieron el problema delante de todos. Sin duda, la palabra de Jesús a Marta y María les ayudó en la solución. A continuación se puede leer los dos textos, uno junto al otro. Intenta descubrir cómo se iluminan mutuamente:



1 Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana. 2 Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: «No está bien que nosotros abandonemos la palabra de Dios por servir a las mesas. 3Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de saber, y los pondremos al frente de esa tarea; 4 mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.» (Hechos 6, 1-4) 38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra, 40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Al fin, se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» 41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; 42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.»





Los apóstoles se encontraban entre dos necesidades reales, las dos muy importantes, definidas como servicio (diaconía): el servicio de la Palabra y el servicio de las mesas. ¿Qué hacer? ¿Cuál de las dos es la más importante? La respuesta de Jesús a María ayudó a resolver el problema. Jesús dice que María no podía abandonar la conversación con Él para a ayudar en la cocina. Así, Pedro concluye:“¡No es justo que nosotros dejemos la Palabra de Dios por el servicio de las mesas!” Y Pedro define el servicio del apóstol como “ el dedicarse a la oración y al ministerio de la Palabra”.

No se dice que un servicio sea mejor que otro. Lo que no puede suceder es que el servicio de la Palabra quede perjudicado por las exigencias imprevistas del servicio de las mesas. La comunidad tenía la obligación de afrontar el problema, preocupándose de tener gente suficiente en todos los servicios, para poder conservar, así, el servicio de la Palabra en su integridad. El servicio de la Palabra propio de los apóstoles (y de María a los pies de Jesús) tenía dos dimensiones: por un lado la escucha de la Palabra, recibirla, encarnarla, anunciarla, divulgarla mediante el trabajo activo de la evangelización y, por otro, en nombre de la comunidad, responder a Dios en la oración, representar a la comunidad en su dimensión orante ante Dios. No se trata de una oposición entre los dos servicios: palabra y mesa. Los dos son necesarios e importantes para la vida de la comunidad. Para los dos es necesario tener gente disponible. En la economía del Reino, además, el servicio de la Palabra (evangelización) es la raíz, la fuente. Es la parte mejor que María ha escogido. El servicio de la mesa es el resultado, el fruto, es su revelación. Para Lucas y para los primeros cristianos, la “parte mejor” de la que habla Jesús a Marta, es el servicio de la evangelización, fuente de todo el resto.

El Maestro Eckart, el gran místico dominico del Medio Evo, interpreta de un modo simpático este episodio. Dice que Marta sabía ya cómo trabajar y vivir en presencia de Dios, María no sabía y estaba aprendiendo. Por esto no podía ser interrumpida. Los grandes místicos son la prueba de que este texto no se puede interpretar como una confirmación por parte de Jesús de que la vida contemplativa es mejor y más sublime que la activa. No está bien hacer una distinción de estas dos palabras, porque la una se completa, se fundamenta , se aclara en la otra. Nuestro San Juan de la Cruz carmelita, en algo más de diez años recorrió 27.000 kilómetros caminando por toda la España. Santa Teresa de Jesús no se quedaba nunca parada, ocupada como estaba en la fundación de tantos monasterios. Jesús mismo vivía la profunda unidad de la vida contemplativa y activa.

6. Oración de un Salmo

Salmo 145 (146): Dios merece alabanza

Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey,
bendeciré tu nombre por siempre;
todos los días te bendeciré,
alabaré tu nombre por siempre.

Grande es Yahvé, muy digno de alabanza,
su grandeza carece de límites.
Una edad a otra encomiará tus obras,
pregonará tus hechos portentosos.
El esplendor, la gloria de tu majestad,
el relato de tus maravillas recitaré.
Del poder de tus portentos se hablará,
y yo tus grandezas contaré;
se recordará tu inmensa bondad,
se aclamará tu justicia.
Es Yahvé clemente y compasivo,
tardo a la cólera y grande en amor;
bueno es Yahvé para con todos,
tierno con todas sus creaturas.

Alábente, Yahvé, tus creaturas,
bendígante tus fieles;
cuenten la gloria de tu reinado,
narren tus proezas,
explicando tus proezas a los hombres,
el esplendor y la gloria de tu reinado.
Tu reinado es un reinado por los siglos,
tu gobierno, de edad en edad.
Fiel es Yahvé en todo lo que dice,
amoroso en todo lo que hace.

Yahvé sostiene a los que caen,
endereza a todos los encorvados.
Los ojos de todos te miran esperando;
tú les das a su tiempo el alimento.
Tú abres la mano y sacias
de bienes a todo viviente.

Yahvé es justo cuando actúa,
amoroso en todas sus obras.
Cerca está Yahvé de los que lo invocan,
de todos los que lo invocan con sinceridad.
Cumple los deseos de sus leales,
escucha su clamor y los libera.
Yahvé guarda a cuantos le aman,
y extermina a todos los malvados.

¡Que mi boca alabe a Yahvé,
que bendigan los vivientes su nombre
sacrosanto para siempre jamás!

7. Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

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