Domingo XVI del Tiempo Ordinario
18 de julio de 2010
Plegarias
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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 53, 6.8
Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida. Te ofreceré un sacrificio voluntario dando gracias a tu nombre, que es bueno.
ACTO PENITENCIAL
El Señor Jesús nos invita siempre a vivir la paz y el sosiego. Y mirando hacia nosotros mismos nos reconocemos pecadores.
Señor, Tú que quieres a salvarnos, Señor ten piedad
R.- Señor ten piedad
Señor, Tú que nos envías a un lugar tranquilo para que actuemos en paz y con amor, Cristo ten piedad.
R.- Cristo ten piedad.
Señor, Tú que te compadeces de los que están como ovejas sin pastor, y pides al mundo que sea más justo y solidario, Señor ten piedad.
R.- Señor ten piedad.
ORACIÓN COLECTA
Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos los dones de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley.
Por Nuestro Señor Jesucristo
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Oh Dios, que has llevado a la perfección del sacrificio único los diferentes sacrificios de la Antigua Alianza, recibe y santifica las ofrendas de tus fieles, como bendijiste la de Abel, para que la oblación que ofrece cada uno de nosotros en honor de tu nombre sirva para la salvación de todos.
Por Jesucristo Nuestro Señor
PLEGARIA EUCARÍSTICA
El Señor esté con vosotros
Levantemos el corazón
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Jesús, que nuestra comunidad,
sea de aquellos que arriesgan en su vida.
La vida sólo merece la pena si es para entregarla a los
demás.
No permitas que nos cierre el orgullo,
el dinero, la fama, el egoísmo, la guerra,
el miedo, los ídolos de barro.
Y al llevarnos a un sitio tranquilo
ayúdanos a salir de la falta de compromiso
y ser capaces de confiar en ti.
Haznos disponibles para luchar contra la injusticia,
y fiados de tu amor luchar por un mundo más justo.
Que nuestra vida sea un espacio de encuentro,
de relación y posibilidades para todos.
Tenemos que reconocer,
cuántas veces nos olvidamos de ti y de los hermanos.
Pero sabemos que tú eres la palabra plena,
la vida que se entrega y el amor auténtico.
Por eso con todas las personas buenas del mundo entero,
te decimos.
SANTO, SANTO, SANTO...
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Ap 3,20
Estoy a la puerta llamando –dice el Señor—. Si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que tu presencia indeleble en este sacramento nos haga mejorar en el cuerpo y en el espíritu, sepamos ser ofrenda permanente para la salvación de nuestros hermanos y testigos de tu generosidad sin límites.
Por Jesucristro Nuestro Señor
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