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jueves, 22 de julio de 2010

Lecturas del Viernes XVI Tiempo Ordinario. Ciclo C. 23 de julio 2010

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Jeremías (3, 14-17)
“Vuélvanse a mí, hijos rebeldes, porque yo soy su dueño, dice el Señor: Iré tomando conmigo a uno de cada ciudad, a dos de cada familia y los traeré a Sión; les daré pastores según mi corazón, que los apacienten con sabiduría y prudencia.
Después, cuando ustedes se hayan multiplicado y hayan prosperado en el país, palabra del Señor, ya no habrá necesidad de invocar el arca de la alianza del Señor, pues ya no pensarán en ella, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se les ocurrirá hacer otra.
En aquel tiempo, llamarán a Jerusalén ‘el trono del Señor’, acudirán a ella todos los pueblos en el nombre del Señor y ya no seguirán la maldad de su corazón obstinado”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial
Jeremías 31
El Señor es nuestro pastor.
Escuchen, pueblos, la palabra del Señor y anúncienla aun en las islas más remotas: “El que dispersó a Israel lo reunirá y lo cuidará como el pastor a su rebaño”.
El Señor es nuestro pastor.
Porque el Señor redimió a Jacob y lo rescató de las manos del poderoso. Ellos vendrán para aclamarlo al monte Sión y correrán hacia los bienes del Señor.
El Señor es nuestro pastor.
Entonces se alegrarán las jóvenes, danzando; se sentirán felices jóvenes y viejos, porque yo convertiré su tristeza en alegría, y los llenaré de gozo y aliviaré sus penas.
El Señor es nuestro pastor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero, y perseveran hasta dar fruto.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13, 18-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION:La semilla se define como el mensaje del reino, expresión sinónima de buena noticia del reino. Jesús identificado como el Hijo del hombre es el sembrador, aunque en esta parábola el acento recae en la semilla y la tierra, esto es, en la palabra y su recepción por parte de los oyentes, el trasfondo de esto es la difusión de la palabra que viene tras la invitación a la celebración del reinado de Dios. La parábola y su explicación exponen por tanto, las actitudes con las que el discípulo recibe el mensaje. Son un aviso de Jesús que no se da por descontado el éxito de la siembre sino mas bien se remarcan las dificultades. El éxito de la cosecha depende de cómo se acoge este mensaje y fundamentalmente de la respuesta del hombre. El reinado de Dios no va implantarse sin la colaboración del hombre, no va a ser impuesta desde arriba ni de modo repentino, necesita ser acogido por el hombre y producir en el fruto necesario. El mensaje no es acogido sin más por todos, hace falta estar libre, preparado, en la recepción del mensaje no cabe ambiciones personales o la ambición del poder, solo el dejar que la acción de Dios vaya transformando poco a poco nuestra propia realidad, de manera que la tierra que es nuestra vida, se encuentre convenientemente preparada para dar los frutos adecuados. Esta parábola nos habla de todo una proceso el cual durara toda nuestra vida, los discípulos irán comprendiendo y madurando para luego dar una respuesta positiva frente al mensaje que se les anuncia, se hace necesario por tanto que el discípulo haga suyo el mensaje de modo que sea inseparable y penetre todas sus entrañas. Por otro lado es necesario que el discípulo se desprenda de todo agobio por la subsistencia y el deseo de acomodarse a las situaciones fáciles. Jesús invita a sus discípulos a acoger la Palabra, con el entusiasmo pasajero sino como forma de vida, con decisión, y que perdura toda la vida, la fidelidad a la Palabra, será el fruto adecuado que Jesús espera de sus seguidores.

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