Miercoles 10 de Noviembre, 2010
San León Magno, Papa y doctor de la Iglesia
Memoria
El Señor es mi pastor nada me falta
Antífona de Entrada
El Señor lo eligió sumo sacerdote de su pueblo y derramó sobre él toda clase de bendiciones.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, tú que nos has prometido que las fuerzas del mal nunca prevalecerán contra la Iglesia, cimentada sobre la roca de Pedro, haz que, por la intercesión del Papa san León Magno, tu pueblo permanezca siempre firme en la verdad y goce de una paz estable y verdadera.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a Tito (3, 1-7)
Querido hermano:
Recuérdales a todos que deben someterse a los gobernantes y a las autoridades, que sean obedientes, que estén dispuestos para toda clase de obras buenas, que no insulten a nadie, que eviten los pleitos, que sean sencillos
y traten a todos con amabilidad.
Porque hubo un tiempo en que también nosotros fuimos insensatos y rebeldes con Dios; andábamos descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres; vivíamos una vida llena de maldad y de envidia; éramos abominables y nos odiábamos los unos a los otros.
Pero, al manifestarse la bondad de Dios, nuestro salvador, y su amor a los hombres, él nos salvó, no porque nosotros hubiéramos hecho algo digno de merecerlo, sino por su misericordia.Lo hizo mediante el bautismo, que nos regenera y nos renueva, por la acción del Espíritu Santo, a quien Dios derramó abundantemente sobre nosotros, por Cristo, nuestro salvador.
Así, justificados por su gracia, nos convertiremos en herederos, cuando se realice la esperanza de la vida eterna.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 22
El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús, pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (17, 11-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: “¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!”
Al verlos, Jesús les dijo:
“Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.
Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era un samaritano. Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez los que quedaron limpios?
¿Dónde están los otros nueve?
¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?”
Después le dijo al samaritano:
“Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
La acción misericordiosa de Dios concretizada en la misión de Jesús no se limita a un pueblo en particular, es un don para todos los que están dispuestos a acoger por la fe el mensaje liberador del Maestro. Jesús, de camino a Jerusalén, atraviesa Galilea y Samaria, lugares mal vistos por las autoridades judías y que representan a grupos excluidos por el sistema religioso del momento. En un pueblo de esa región es donde Jesús se encuentra con los diez leprosos, personas que por su enfermedad eran alejados de la comunidad, pues se creía que eran pecadores y por lo tanto no queridos por Dios; todos ellos quedan sanos, pero solo uno de ellos, un samaritano, vuelve agradecido a Jesús. Leprosos y samaritano nos indican el verdadero lugar en el que Dios actúa y el tipo de personas que acogen esa acción. El leproso samaritano fue consciente (v.15) por la fe no sólo de su sanación, sino también de la presencia salvífica y misericordiosa de Dios en él, la cual lo reintegra a la comunidad y lo hace una persona digna, querida por el mismo Dios. ¿Somos conscientes de la acción misericordiosa que Dios realiza diariamente en nuestra vida y en nuestra comunidad?
Oración sobre las Ofrendas
Por este sacrificio eucarístico que vamos a ofrecerte, ilumina, Señor, a tu Iglesia, para que nuestros pastores, guiados siempre por tu amor, puedan conducirnos por el camino del bien.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de los santos
Pastores
Los santos pastores siguen
presentes en la Iglesia
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san León Magno, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso, con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
El Buen Pastor da la vida por sus ovejas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que alimentas a tu Iglesia con el pan de la vida, guíala con la fuerza de tu amor, para que pueda vivir y crecer en libertad y mantenerse fiel a tu Evangelio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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