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sábado, 13 de noviembre de 2010

Liturgia de la Palabra para Comunidades sin Sacerdote. Lecturas y Oraciones. Domingo XXXIII Tiempo Ordinaio. Cilco C.14 de noviembre 2010

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
14 de noviembre de 2010
Liturgia de la Palabra para Comunidades sin Sacerdote
• Canción de entrada.-
• Presentación.
Tenemos que ser conscientes de que en muchos sitios la gente no está acostumbrada a estas celebraciones y espera que vaya un sacerdote a celebrar el acto litúrgico. Es, por tanto, una deferencia informarles de lo que se va a hacer y explicarles el por qué de esta ceremonia.
Antes de empezar la celebración es bueno preguntar a la gente si ha habido alguna cosa especial por la que podamos orar, (una muerte, un problema cercano, algo significativo…)
RITO DE ENTRADA
Después del rito de entrada, debemos decir a la gente lo que significa el que Dios nos haya invitado al Banquete Eucarístico y reconocer que no somos dignos de ello por lo que decimos:
Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros
pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

Amén.

Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros.
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Oremos:
Concédenos, Señor, tu ayuda para entregarnos fielmente a tu servicio porque sólo en el cumplimiento de tu voluntad podremos encontrar la felicidad verdadera.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
LECTURAS.-
(VER MAS ABAJO)
HOMILIA
(VER MAS ABAJO)
CREDO.-
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo;
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

(VER MAS ABAJO)




OFERTORIO
Es obvio que, en una celebración de la Palabra, no se ofrece el pan y el vino ya que no hay consagración, pero si se puede hacer un ofrecimiento por los allí reunidos, poniendo en manos del Señor todo lo que en ese momento querríamos ofrecerle. (Aquí se puede ofrecer lo que somos, lo que tenemos, a los seres que queremos…)
SANTO.-
Yo creo que el Santo no se debe omitir, ya que es una manera de alabar y dar gracias al Señor; por lo que se debe de hacer una invitación a la alabanza, a la acción de gracias y se puede leer un prefacio o simplemente cantar el Santo.


CONSAGRACIÓN.-
La gente que va a misa frecuentemente sabe todas estas cosas pero, quizá, haya personas que no lo sepan por eso es bueno explicar por qué en la Liturgia de la Palabra no hay consagración ya que solamente puede consagrar un sacerdote.
Lo que si se puede hacer es tener en ese momento unos minutos de adoración o cantar algún canto eucarístico.
También se puede tener un recuerdo por las personas que han fallecido recientemente, ya que los seres cercanos lo agradecen mucho.
RITO DE LA COMUNIÓN

Fieles a la recomendación del Salvador
y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:

PADRENUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
"La paz os dejo, mi paz os doy";
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.

Amén.

La paz del Señor esté siempre con vosotros.
Y con tu espíritu.

CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
El Cuerpo de Cristo.
Amén.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Oremos:
Señor, que nuestra participación en esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar como memorial suyo, nos una siempre con el vínculo de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

RITO DE CONCLUSION
“El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna".
También se puede hacer con una frase corta, sacada del evangelio o de alguna lectura que sirva como consigna para la vida.





Liturgia de la Palabra
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Malaquías (3, 19-20)
“Ya viene el día del Señor, ardiente como un horno, y todos los soberbios y malvados serán como la paja. El día que viene los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles ni raíz ni rama. Pero para ustedes, los que temen al Señor, brillará el sol de justicia, que les traerá la salvación en sus rayos”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 97
Toda la tierra ha visto
al Salvador.
Cantemos al Señor al son del arpa, aclamemos al son de los
clarines al Señor, nuestro Rey.
Toda la tierra ha visto
al Salvador.
Alégrese el mar y el mundo submarino, el orbe y todos los que en él habitan. Que los ríos estallen en aplausos y las montañas salten de alegría.
Toda la tierra ha visto
al Salvador.
Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones.
Toda la tierra ha visto
al Salvador.

Segunda Lectura
Lectura de la segunda carta
del apóstol san Pablo
a los tesalonicenses
(3, 7-12)
Hermanos: Ya saben cómo deben vivir para imitar mi ejemplo, puesto que, cuando estuve entre ustedes, supe ganarme la vida y no dependí de nadie para comer; antes bien, de día y de noche trabajé hasta agotarme, para no serIes gravoso. Y no porque no tuviera yo derecho a pedirles el sustento, sino para darles un ejemplo que imitar. Así, cuando estaba entre ustedes, les decía una y otra vez: “El que no quiera trabajar, que no coma”.
Y ahora vengo a saber que algunos de ustedes viven como holgazanes, sin hacer nada, y además, entrometiéndose en todo. Les suplicamos a esos tales y les ordenamos, de parte del Señor Jesús, que se pongan a trabajar en paz para ganarse con sus propias manos la comida.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (21, 5-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: “Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido”.
Entonces le preguntaron:
“Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?”
El les respondió: “Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: ‘Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado’. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin”.
Luego les dijo: “Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles.
Pero antes de todo esto los perseguirán a ustedes y los apresarán; los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Con esto darán testimonio de mí.
Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.
Los traicionarán hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, no caerá ningún cabello de la cabeza de ustedes. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
En la primera lectura, Malaquías, a través de un lenguaje apocalíptico, alienta al pueblo justo que sirve enteramente al Señor, indicándoles que ya llegará el día en que se hará sentir la justicia de Dios sobre los que no guardan su ley; que ellos no son los que realmente dirigen el caminar de la historia, sino que es el Dios amante de la vida quien la guía, conduciéndola por el camino de la paz y de la vida. Todos los que caminan por el camino del Señor serán iluminados por el “sol de la justicia” que irradia su luz en medio de la oscuridad, en medio del dolor y la muerte.
El salmo que leemos hoy es un himno al Rey y Señor de toda la Creación, quien dirige con justicia a todos los pueblos de la tierra, quien es amoroso y fiel con el pueblo de Israel. Dios es un Dios justo, que merece ser alabado por todos, pues ha derrotado la muerte y ha posibilitado la vida para todos; por ello toda la Creación lo alaba, celebra la presencia de ese Dios misericordioso y justo en medio del pueblo liberado. Es un salmo de agradecimiento por los beneficios que el pueblo ha recibido por tener su esperanza puesta en el Dios de la Vida.
En la segunda lectura, muchos de los creyentes de Tesalónica, específicamente las “clases superiores”, pensaron que no debían preocuparse por las cosas de la vida cotidiana, como el trabajo, y que más bien debían esperar, de brazos cruzados, la inminente venida del Señor y dedicarse a la ociosidad. Pablo llama fuertemente la atención sobre esta errada actitud, pues son personas que viven del trabajo ajeno, son explotadores de los otros (esclavos) y que, gracias a ello, acumulan riquezas sin esforzarse en absoluto. Es a ellos a quienes Pablo se dirige fuertemente: el que no quiere trabajar que no coma (v.10), ya que esta actitud no es propia de la enseñanza de los apóstoles.
En el Evangelio, puede ser que la presencia magnífica del templo de Jerusalén alentara la fe de los judíos hasta el punto de ser más significativos la arquitectura y el poder de la religión que el mismo Dios de Israel; pudo ser que fueran más importantes los sacrificios, el ritual, la construcción majestuosa que las actitudes exigidas por el mismo Dios para un verdadero culto a él: la misericordia y la justicia social. Por eso Jesús afirma que el templo será destruido, pues éste no posibilita una relación legítima con Dios y con los hermanos, sino que crea grandes divisiones sociales e injusticias que contradicen el fin de una experiencia de fe. Es importante ir descubriendo en nuestra vida que la experiencia de fe debe estar atravesada por el servicio incondicional a los demás, es así como vamos sintiendo el paso de Dios por nuestra existencia y es así como vamos construyendo el verdadero templo de Dios, el cual no se debe equiparar con edificaciones ostentosas, sino con la Iglesia-comunidad de creyentes que se inspira en la Palabra de Dios y se mantiene firme en la esperanza de Jesús resucitado.
Tema de predicación: LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
1. Los tres evangelios sinópticos concluyen el relato del ministerio público de Jesús con un discurso escatológico sobre el fin del mundo, a propósito de una profecía sobre la destrucción de Jerusalén y su templo. Jesús y sus discípulos observan admirados el templo. Lucas no vincula la ruina del templo con el fin del mundo y la aparición del Hijo del hombre. Jesús predice la ruina del templo a quienes se extasían en su belleza y magnificencia. Habrá un nuevo templo del Espíritu, que es Cristo resucitado.
2. Ante la llegada de ciertas catástrofes, Lucas previene a los cristianos frente a determinadas ideas apocalípticas auspiciadas por auténticos impostores: los que suplantan al Mesías y dicen endiosadamente: «yo soy» (afirmación propia de Dios), o los que pregonan que «el momento está cerca» y provocan fiebres pasajeras (no son capaces de discernir los signos de los tiempos, porque no tienen Espíritu ni juicio crítico). Evidentemente, en el mundo se producen constantemente terremotos, epidemias, guerras y hambrunas; pero todas estas cosas no son signos de la llegada del Mesías, sino hechos históricos que manifiestan las fisuras del sistema social. El viejo mundo se deteriora y se destruye sin la justicia del reino.
3. Los cristianos situados en el mundo son perseguidos, difamados o marginados, porque creen en el Evangelio, que trastoca todos los valores, descartan los pseudovalores y esperan el reinado de Dios en plenitud manifestando una actitud crítica frente a los sistemas imperantes. Lo profundamente nuevo del reino rebasa nuestras fuerzas y capacidades. El evangelio de hoy invita a los creyentes a «dar testimonio», a hacer suya la «palabra y sabiduría» de Jesús y a tener confianza en Dios y constancia en el trabajo y la misión.

Para la revisión de vida
Muchas sectas fundamentalistas anuncian desde estos textos el fin del mundo e invitan a la conversión para ser parte de los que se van a salvar. Otra gente, por sus múltiples ocupaciones, no se preocupa ni siquiera por el transcurrir de la historia y el desenvolvimiento de los acontecimientos. ¿Soy insensible ante los acontecimientos de injusticia, desigualdad y muerte que estamos viviendo?
Para la reunión de grupo
- El tema de la muerte y el más allá ha sido utilizado por el mensaje cristiano como un instrumento de miedo y de control. El temor a la muerte, al juicio de Dios, a la posibilidad de la «condenación», ha brillado como la estrella polar en el firmamento del imaginario cristiano milenariamente. Hoy se hace una gran crítica a esta utilización del mensaje. ¿Por qué?
- ¿Qué piensa el pensamiento moderno más avanzado sobre la transcendencia y el más allá de la muerte? ¿Qué aporta la nueva ciencia frente a la «ciencia materialista» de décadas pasadas?

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
14 de noviembre de 2010
MONICIÓN DE ENTRADA
Con la alegría enorme de sentirnos hermanos e hijos de Dios iniciamos esta Eucaristía. Les deseamos, además, nuestra más cordial bienvenida a la celebración. Jesús de Nazaret nos habla hoy de tiempos difíciles. Y nosotros sabemos que tampoco nuestros tiempos son fáciles. Pero tenemos la completa fe de que Él estará junto a nosotros hasta el final, hasta la consumación de los tiempos. Y esa es nuestra esperanza. Por ser tiempos difíciles demostremos, por lo menos hoy, nuestra caridad y nuestra comunión con nuestros obispos, sacerdotes, diáconos y con todos los hermanos. Iniciemos, pues, nuestra Asamblea con felicidad y gozo. Nos ponemos de pie para recibir al Celebrante, cantando

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- El profeta Malaquías nos describe lo que será el Día del Señor, un momento difícil y terrible que los judíos esperaban como final de todo y como principio de muchas cosas. Hoy la lectura del breve texto del Libro de Malaquías –que es nuestra primera lectura—guardia especial concordancia con el evangelio de Lucas que escucharemos después. Escuchemos
2.- La capacidad de fabulación del ser humano en torno al final del mundo ha existido siempre. Pablo de Tarso en la segunda lectura de hoy, que, como en domingos anteriores, sigue aconsejando a los fieles de Tesalónica, ya advierte a aquellos que allí pasan el tiempo sin trabajar, más ocupados en especular sobre un final que no llega y sin trabajar. Y Pablo es directo y práctico: “el que no trabaje que no coma”, dice. ¿Tendremos que decir nosotros lo mismo ante tantos que andan suelto por ahí sin trabajar en nada útil? Escuchemos
3.- Jesús acaba de entrar triunfal en Jerusalén y los discípulos se siente maravillados por la belleza del Templo de Jerusalén. En esos momentos, el Maestro profetiza sobre la destrucción total y definitiva de Jerusalén que se iba a producir menos de cuarenta años después de que Jesús expresara su mensaje. Tienen, no obstante, las palabras del Maestro un camino de reflexión hacia lo nuevo, hacia lo que nace tras los tiempos difíciles. Nosotros, hoy, oteamos el Adviento que no es otra cosa que la espera confiada en la llegada del Niño Dios. De pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio

La oración de los fieles
CELEBRANTE
Levantamos los ojos a Dios, la fuente de toda justicia y a Él le pedimos que llegue su Palabra de misericordia a todos los hombres del mundo. Hoy le pedimos:
HAZNOS PARTÍCIPES DE TU JUSTICIA, SEÑOR.
1.- Por el Papa y todos los sacerdotes de tu pueblo, para que ayudados por tu misericordia anuncien la paz y la justicia en todos los rincones del planeta.
OREMOS AL SEÑOR
MONITOR
2.- Por los que ostentan el poder económico y social de nuestras naciones para que actúen de manera justa con todos los habitantes de este mundo.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Por todos los que sufren la injusticia o la sufrieron en el pasado, para que encuentren la misericordia de Cristo y sepan devolver bien por mal.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Por todos los enfermos de larga duración y sus familiares para que sientan el auxilio y consuelo de Cristo que da vida y santifica todo.
OREMOS AL SEÑOR
5. – Señor, en este día te pedimos por nuestra Arquidiócesis que se prepara para la celebración de sus 500 años, para que la siga fortaleciendo y dándole a nuestro Arzobispo, Obispo Auxiliares, Sacerdotes y Diáconos las fuerzas necesarias para anunciar tu Palabra.
OREMOS AL SEÑOR
6.- Por todos nosotros para que estemos siempre atentos al Señor, a pesar de persecuciones y peligros.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRANTE
Padre, atiende estas necesidades de tu pueblo que confiado te presenta por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

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