Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
14 de noviembre de 2010
MONICIÓN DE ENTRADA
Con la alegría enorme de sentirnos hermanos e hijos de Dios iniciamos esta Eucaristía. Les deseamos, además, nuestra más cordial bienvenida a la celebración. Jesús de Nazaret nos habla hoy de tiempos difíciles. Y nosotros sabemos que tampoco nuestros tiempos son fáciles. Pero tenemos la completa fe de que Él estará junto a nosotros hasta el final, hasta la consumación de los tiempos. Y esa es nuestra esperanza. Por ser tiempos difíciles demostremos, por lo menos hoy, nuestra caridad y nuestra comunión con nuestros obispos, sacerdotes, diáconos y con todos los hermanos. Iniciemos, pues, nuestra Asamblea con felicidad y gozo. Nos ponemos de pie para recibir al Celebrante, cantando
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- El profeta Malaquías nos describe lo que será el Día del Señor, un momento difícil y terrible que los judíos esperaban como final de todo y como principio de muchas cosas. Hoy la lectura del breve texto del Libro de Malaquías –que es nuestra primera lectura—guardia especial concordancia con el evangelio de Lucas que escucharemos después. Escuchemos
2.- La capacidad de fabulación del ser humano en torno al final del mundo ha existido siempre. Pablo de Tarso en la segunda lectura de hoy, que, como en domingos anteriores, sigue aconsejando a los fieles de Tesalónica, ya advierte a aquellos que allí pasan el tiempo sin trabajar, más ocupados en especular sobre un final que no llega y sin trabajar. Y Pablo es directo y práctico: “el que no trabaje que no coma”, dice. ¿Tendremos que decir nosotros lo mismo ante tantos que andan suelto por ahí sin trabajar en nada útil? Escuchemos
3.- Jesús acaba de entrar triunfal en Jerusalén y los discípulos se siente maravillados por la belleza del Templo de Jerusalén. En esos momentos, el Maestro profetiza sobre la destrucción total y definitiva de Jerusalén que se iba a producir menos de cuarenta años después de que Jesús expresara su mensaje. Tienen, no obstante, las palabras del Maestro un camino de reflexión hacia lo nuevo, hacia lo que nace tras los tiempos difíciles. Nosotros, hoy, oteamos el Adviento que no es otra cosa que la espera confiada en la llegada del Niño Dios. De pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio
La oración de los fieles
CELEBRANTE
Levantamos los ojos a Dios, la fuente de toda justicia y a Él le pedimos que llegue su Palabra de misericordia a todos los hombres del mundo. Hoy le pedimos:
HAZNOS PARTÍCIPES DE TU JUSTICIA, SEÑOR.
1.- Por el Papa y todos los sacerdotes de tu pueblo, para que ayudados por tu misericordia anuncien la paz y la justicia en todos los rincones del planeta.
OREMOS AL SEÑOR
MONITOR
2.- Por los que ostentan el poder económico y social de nuestras naciones para que actúen de manera justa con todos los habitantes de este mundo.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Por todos los que sufren la injusticia o la sufrieron en el pasado, para que encuentren la misericordia de Cristo y sepan devolver bien por mal.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Por todos los enfermos de larga duración y sus familiares para que sientan el auxilio y consuelo de Cristo que da vida y santifica todo.
OREMOS AL SEÑOR
5. – Señor, en este día te pedimos por nuestra Arquidiócesis que se prepara para la celebración de sus 500 años, para que la siga fortaleciendo y dándole a nuestro Arzobispo, Obispo Auxiliares, Sacerdotes y Diáconos las fuerzas necesarias para anunciar tu Palabra.
OREMOS AL SEÑOR
6.- Por todos nosotros para que estemos siempre atentos al Señor, a pesar de persecuciones y peligros.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRANTE
Padre, atiende estas necesidades de tu pueblo que confiado te presenta por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
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