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miércoles, 15 de junio de 2011

Ordinario de la Misa: Jueves XI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 16 de junio 2011

Ordinario de la Misa: Jueves XI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 16 de junio 2011
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Fiesta
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Danos, Señor, sacerdotes santos
Antífona de Entrada
Cristo, mediador de la nueva alianza, por el hecho de permanecer para siempre, posee un sacerdocio perpetuo.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que para gloria tuya y salvación de todos los hombres constituiste Sumo y Eterno Sacerdote a tu Hijo, Jesucristo, concede a quienes él ha elegido como ministros suyos y administradores de sus sacramentos y de su Evangelio, la gracia de ser fieles en el cumplimiento de su ministerio.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.


Primera Lectura
Lectura de la segunda carta
a los corintios 11:1-11
•11 1 ¡Ojalá me aguantaran algunas tonterías! ¡Claro que las aguantan! 2 Estoy celoso de ustedes, y son celos de Dios, pues los he ofrecido a Cristo como una joven virgen a la que yo he desposado con el único esposo. 3 Y mi temor es que la serpiente que sedujo a Eva con astucia, podría también pervertirles la mente a ustedes, para que dejen de ser sinceros con Cristo.
4 Ahora vienen a predicarles a otro Jesús, no como se lo predicamos, y les proponen un espíritu diferente del que recibieron, y un evangelio diferente del que abrazaron. ¡Y lo aceptan sin dificultad!
5 Sin embargo, no creo ser inferior en nada a esos superapóstoles. 6 ¿Que mi oratoria deja mucho que desear? Tal vez; pero no mi conocimiento, como se lo he probado ya de mil maneras y en cualquier asunto.
•7¿No habrá sido mi pecado el haberme rebajado para que ustedes crecieran? Yo les he entregado el Evangelio sin cobrarles nada. 8 A otras Iglesias despojé, recibiendo de ellas el sustento para servirlos a ustedes. 9 Cuando me encontraba entre ustedes y estuve necesitado, no molesté a nadie, sino que los hermanos venidos de Macedonia me dieron lo necesario. Me cuidé de ser un peso para ustedes, y todavía me cuidaré: 10 ahí está mi desafío, y se lo digo por la verdad de Cristo que está en mí, nadie en la tierra de Acaya me igualará en este punto.
11 ¿Por qué? ¿Acaso porque no los amo? ¡Dios lo sabe!
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial
Salmo 111: 1 - 4, 7 - 8

1 ¡Aleluya! Doy gracias a Yahveh de todo corazón, en el consejo de los justos y en la comunidad.
2 Grandes son las obras de Yahveh, meditadas por los que en ellas se complacen.
3 Esplendor y majestad su obra, su justicia por siempre permanece.
4 De sus maravillas ha dejado un memorial. ¡Clemente y compasivo Yahveh!
7 Verdad y justicia, las obras de sus manos, leales todas sus ordenanzas,
8 afirmadas para siempre jamás, ejecutadas con verdad y rectitud.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
segun Mateo 6:7-15

7 Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con sus letanías interminables: ellos creen que un bombardeo de palabras hará que se los oiga. 8 No hagan como ellos, pues antes de que ustedes pidan, su Padre ya sabe lo que necesitan.
• EL PADRENUESTRO
9 Ustedes, pues, recen así:
Padre nuestro, que estás en el Cielo,
santificado sea tu Nombre,
10 venga tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el Cielo.
11 Danos hoy el pan que nos corresponde;
12 y perdona nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos
a nuestros deudores;
13 y no nos dejes caer en la tentación,
sino líbranos del Maligno.
14 Porque si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, también el Padre celestial les perdonará a ustedes. 15 Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco el Padre les perdonará a ustedes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Reflexión:
Mateo pone el Padrenuestro en contraste con la oración de los paganos, llamada despectivamente "palabrería" por la acumulación de largas y tediosas fórmulas mágicas en que se amontonaban los epítetos de Dios. Mateo destaca, en cambio, de una manera positiva, el Padrenuestro como una oración breve.
El Padrenuestro no es una simple oración a pesar de ser tan breve; es una síntesis de todo lo que Jesús vivió y sintió a propósito de Dios, del mundo y de sus discípulos. En torno a estos temas giran las siete peticiones en las que Mateo construyó la oración.
Frente a un mundo que prescinde de Dios, Jesús propone como primera petición, como ideal supremo del discípulo, el deseo de la gloria de Dios: "santificado sea tu Nombre". Esta primera petición esta orientada en la línea profética que sitúa a Dios por encima de todo, exalta su majestad y desea que se proclame su gloria.
Ante un mundo donde predomina el odio, la violencia, la crueldad, que a menudo nos desencanta con la injusticia, Jesús pide que se instaure el Reino de Dios, el reino de la justicia, el amor y la paz. Recoge en esta petición el tema clave de su mensaje, el Reino de Dios que se instaurará en la tierra como en el cielo.
Como tercer centro de interés de la oración, aparece la comunidad. Ese pequeño grupo de seguidores de Jesús, que necesita, día tras día el pan, el perdón, la ayuda de Dios para mantenerse firme. Peticiones que podemos hacer como individuos, pero que están concebidas por Jesús de forma comunitaria, y así es como adquieren toda su riqueza. Cuando se recuerdan los fallos de los discípulos, su incapacidad de comprender el mensaje de Jesús, sus envidias y recelos, adquiere mayor sentido la petición de que "perdone nuestras ofensas". Y, sobre todo, pensando en la experiencia de la entrega de la propia vida por la causa de Jesús, se pide "no caer en la tentación" y "ser librado del Maligno".
La oración del Padrenuestro es una invitación para establecer con Dios-Padre una relación de confianza e intimidad desde una dimensión comunitaria (Padre nuestro) y en una disposición constante de perdón. Desde esta dimensión, los cristianos estamos llamados a construir espacios de oración que reflejen el compromiso de construir el Reino de Dios, donde El es el Padre de todos, nosotros somos sus hijos y los hijos son hermanos que viven en comunidad y fraternidad.

Oración de los Fieles
Celebrante:
Unidos a Jesucristo, Sumo y eterno Sacerdote, elevemos al Padre nuestra oración por su Iglesia, por el mundo y, de modo especial, por los llamados a participar del sacerdocio ministerial.
Digamos:
Danos, Señor,
sacerdotes santos.
Por la Iglesia santa de Dios, por el Papa, los obispos, los presbíteros, los diáconos, los religiosos, los seglares: para que vivan conscientes de su participación en el sacerdocio, real o ministerial, de Cristo.
Oremos al Señor.
Danos, Señor,
sacerdotes santos.
Por los sacerdotes de nuestra diócesis: para que agradezcan a Dios el don de la vocación sacerdotal, intensifiquen su espiritualidad sacerdotal y se entreguen con entusiasmo a su ministerio.
Oremos al Señor.
Danos, Señor,
sacerdotes santos.
Por los sacerdotes que se sienten desanimados, dudan de su vocación y no soportan las obligaciones del ministerio sacerdotal:
para que el Señor, que tanto los ama, les demuestre su amor y vuelvan al amor primero.
Oremos al Señor.
Danos, Señor,
sacerdotes santos.
Por los que se preparan para ser sacerdotes del nuevo milenio: para que vean siempre en Jesucristo Sacerdote el modelo acabado de amor al Padre y a la Iglesia y de entrega a los demás.
Oremos al Señor.
Danos, Señor,
sacerdotes santos.
Por los sacerdotes que entregaron su vida a servir a la Iglesia y dejaron este mundo: para que estén gozando del gozo de su Señor que Jesús prometió a sus siervos fieles.
Oremos al Señor.
Danos, Señor,
sacerdotes santos.

Celebrante:
Acoge, Padre, la oración de tu Iglesia, reunida en torno a tu Hijo Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, y concédele lo que en su nombre te ha pedido.
Por el mismo Jesucristo
nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Que Jesucristo, nuestro Mediador, haga que te sean aceptables, Señor, nuestras ofrendas y que su sacrificio redentor nos haga vivir cada día más unidos a él, para que toda nuestra vida sea grata a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio propio
El sacerdocio de Cristo y el
ministerio de los sacerdotes.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Ya que, por la unción del Espíritu Santo, constituiste a tu Hijo unigénito Pontífice de la alianza nueva y eterna, y has querido que su sacerdocio único se perpetuara en la Iglesia.
Porque Cristo no sólo comunica la dignidad del sacerdocio real a todo el pueblo redimido, sino que, con especial predilección y mediante la imposición de las manos, elige a algunos de entre los hermanos, y los hace partícipes de su ministerio de salvación, a fin de que renueven, en su nombre, el sacrificio redentor, preparen para tus hijos el banquete pascual, fomenten la caridad en tu pueblo santo, lo alimenten con la palabra, lo fortifiquen con los sacramentos y, consagrando su vida a ti y a la salvación de sus hermanos, se esfuercen por reproducir en sí la imagen de Cristo y te den un constante testimonio de fidelidad y de amor.
Por eso, Señor, con todos los ángeles y santos, te alabamos, cantando llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Sabed que yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos ofrecido en el sacrificio y recibido en la comunión, sean para nosotros, Señor, el principio de una vida nueva, a fin de que, unidos a ti por el amor, demos frutos que
permanezcan para siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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