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lunes, 16 de abril de 2012

Evangelio del Martes II Semana de Pascua. Ciclo B. 17 de Abril, 2012

Evangelio del Martes II Semana de Pascua. Ciclo B. 17 de Abril, 2012
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (3, 7-15)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo:
“No te extrañes de que te haya dicho: ‘Tienen que renacer de lo alto’.
El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu”. Nicodemo le preguntó entonces: “¿Cómo puede ser esto?”
Jesús le respondió:
“Tú eres maestro de Israel, ¿y no sabes esto? Yo te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán si les hablo de las celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
El Espíritu actúa en todo tiempo y en todo lugar; es una fuerza que dinamiza la vida de los seres humanos haciendo todo nuevo en ellos. La actuación del Espíritu es entonces misteriosa como la del viento; no se sabe dónde inicia y dónde termina, pero está ahí, junto a nosotros. Esta acción “misteriosa” y renovadora es la que no entiende Nicodemo; no entiende cómo actúa el Espíritu vivificador. Jesús representa la novedad de Dios; él es quien da verdadero testimonio de la acción liberadora del Espíritu; es quien expresa fielmente la voluntad de Dios; sin embargo, los judíos no quieren aceptar este testimonio. Vemos en este relato que Jesús es el único Revelador que ha bajado del cielo a comunicar la voluntad del Padre; él es quien ha asumido plenamente el compromiso recibido por el bautismo, a través del Espíritu, y por ello anuncia de antemano el camino que conduce a la salvación. La serpiente levantada en el desierto (que representa la glorificación mediante la Cruz) es la figura más clara que emplea Juan para explicar el misterio de la salvación y su finalidad, que consiste en dar vida eterna a todo aquel que crea en él.

Fuentes: www.lecturadeldia.com
www.servicioskoinonia.org

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