Ordinario de la Misa: Martes II Semana de Pascua. Ciclo B. 17 de Abril, 2012
Señor, la santidad adorna tu templo
Feria de Pascua: martes de la 2a. semana
El Señor es un rey magnífico
Antífona de Entrada
Alegrémonos, regocijémonos y demos gracias, porque el Señor, nuestro Dios omnipotente,ha empezado a reinar. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Haz, Señor, que nuestra vida toda sea testimonio vivo del poder de Cristo resucitado, que nos ha hecho morir con él al pecado, para que podamos resucitar con él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles (4, 32-37)
La multitud de los que habían creído tenía un solo corazón y una sola alma; todo lo poseían en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía.
Con grandes muestras de poder, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús y todos gozaban de gran estimación entre el pueblo. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían terrenos o casas, los vendían, llevaban el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles, y luego se distribuía según lo que
necesitaba cada uno.
José, levita nacido en Chipre, a quien los apóstoles llamaban Bernabé (que significa hábil para exhortar), tenía un campo; lo vendió y puso el dinero a disposición de los apóstoles.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 92
El Señor es un rey magnífico.
Aleluya.
Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes. Estás revestido de poder y majestad. Tú mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno, y para siempre está firme tu trono.
El Señor es un rey magnífico.
Aleluya.
Muy dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y para siempre, Señor, la santidad adorna tu templo.
El Señor es un rey magnífico.
Aleluya.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El Hijo del hombre debe ser levantado en la cruz, para que los que creen en él tengan vida eterna.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (3, 7-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo:
“No te extrañes de que te haya dicho: ‘Tienen que renacer de lo alto’.
El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu”. Nicodemo le preguntó entonces: “¿Cómo puede ser esto?”
Jesús le respondió:
“Tú eres maestro de Israel, ¿y no sabes esto? Yo te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán si les hablo de las celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
El Espíritu actúa en todo tiempo y en todo lugar; es una fuerza que dinamiza la vida de los seres humanos haciendo todo nuevo en ellos. La actuación del Espíritu es entonces misteriosa como la del viento; no se sabe dónde inicia y dónde termina, pero está ahí, junto a nosotros. Esta acción “misteriosa” y renovadora es la que no entiende Nicodemo; no entiende cómo actúa el Espíritu vivificador. Jesús representa la novedad de Dios; él es quien da verdadero testimonio de la acción liberadora del Espíritu; es quien expresa fielmente la voluntad de Dios; sin embargo, los judíos no quieren aceptar este testimonio. Vemos en este relato que Jesús es el único Revelador que ha bajado del cielo a comunicar la voluntad del Padre; él es quien ha asumido plenamente el compromiso recibido por el bautismo, a través del Espíritu, y por ello anuncia de antemano el camino que conduce a la salvación. La serpiente levantada en el desierto (que representa la glorificación mediante la Cruz) es la figura más clara que emplea Juan para explicar el misterio de la salvación y su finalidad, que consiste en dar vida eterna a todo aquel que crea en él.
Oración sobre las Ofrendas
Concédenos, Señor, que este sacrificio pascual que vamos a ofrecerte, nos llene siempre de alegría, prosiga en nosotros tu obra redentora y nos obtenga de ti la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Pascua III
Cristo vive por siempre e
intercede por nosotros
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua fue inmolado.
Porque continuamente se ofrece por nosotros e intercede por todos ante ti el que, inmolado en la cruz, venció a la muerte y, una vez muerto, vive para siempre.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Era necesario que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos y así, entrara luego en su gloria. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, precio de nuestra redención, nos ayuden, Señor, a cumplir tus mandamientos y a obtener, así, nuestra felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Fuentes: www.lecturadeldia.com
www.serviciokoinonia.org
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