Buscar este blog

jueves, 19 de agosto de 2010

Lecturas del MIércoles XX Semana Tiempo ordinario. Ciclo C. 18 de agosto 2010

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Ezequiel (37, 1-14)
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí, y su espíritu me trasladó y me colocó en medio de un campo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas en torno a ellos. Había una cantidad innumerable de huesos sobre la superficie del campo y estaban completamente secos. Entonces el Señor me preguntó: “Hijo de hombre, ¿podrán acaso revivir estos huesos?” Yo respondí: “Señor, tú lo sabes”. El me dijo: “Habla en mi nombre a estos huesos y diles: ‘Huesos secos, escuchen la palabra del Señor. Esto dice el Señor Dios a estos huesos:
He aquí que yo les infundiré el espíritu y revivirán. Les pondré nervios, haré que les brote carne, la cubriré de piel, les infundiré el espíritu y revivirán. Entonces reconocerán que yo soy el Señor’ ’’.
Yo pronuncié en nombre del Señor las palabras que él me había ordenado, y mientras hablaba, se oyó un gran estrépito, se produjo un terremoto y los huesos se juntaron unos con otros. Y vi cómo les iban saliendo nervios y carne y cómo se cubrían de piel; pero no tenían espíritu.
Entonces me dijo el Señor: “Hijo de hombre, habla en mi nombre al espíritu y dile: ‘Esto dice el Señor: Ven, espíritu, desde los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos, para que vuelvan a la vida’ ”.
Yo hablé en nombre del Señor, como él me había ordenado. Vino sobre ellos el espíritu, revivieron y se pusieron de pie. Era una multitud innumerable.
El Señor me dijo: “Hijo de hombre: Estos huesos son toda la casa de Israel, que ha dicho: ‘Nuestros huesos están secos; pereció nuestra esperanza y estamos destrozados’. Por eso, habla en mi nombre y diles: ‘Esto dice el Señor: Pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel.
Cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, ustedes dirán que yo soy el Señor. Entonces les infundiré mi espíritu, los estableceré en su tierra y sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 106
Demos gracias a Dios,
porque nos ama.
Que lo confiesen los redimidos por el Señor, los que él rescató de la mano del enemigo, los que reunió de todos los países, de norte y sur, de oriente y occidente.
Demos gracias a Dios,
porque nos ama.
Andaban errantes por un desierto solitario, no encontraban el camino de ningún poblado; sufrían hambre y sed, se les iba agotando la vida.
Demos gracias a Dios,
porque nos ama.
Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Los guió por un camino derecho para que llegaran a un poblado.
Demos gracias a Dios,
porque nos ama.
Demos gracias a Dios porque nos ama, por las maravillas que hace con los hombres. El calmó la sed de los sedientos y a los hambrientos los llenó de bienes.
Demos gracias a Dios,
porque nos ama.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Descúbrenos, Señor, tus caminos y guíanos con la verdad de tu doctrina.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (22, 34-40)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”
Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:

Desde hace tiempo, los fariseos están tras Jesús y su grupo y andan preparando trampas para hacerlo caer. No es raro que los poderosos, casi todos ellos conocedores de la ley, poco la cumplan y la estén utilizando para dominar al pueblo y para enriquecerse con su manipulación. Jesús con sus respuestas, con su predicación y con sus acciones supera toda ley y va a lo esencial, su única ley que es el amor a Dios y a la Humanidad, al lado de eso toda ley es insignificante.
Hoy acudimos a una falta de amor en todas las esferas de la sociedad; las estructuras, están vacías y son endebles si no se fecundan con el amor que es la responsabilidad social, la solidaridad y la equidad. Por otra parte los cristianos solemos caer en el activismo y a veces nos olvidamos de lo fundamental: Dios el prójimo, Dios y su proyecto, El prójimo y su realidad, esos criterios unidos por el amor es lo que puede ayudar a una verdadera maduración de la fe cristiana.
Pidámosle a Dios Padre que nos haga seres sinónimos de amor, capaces de captar su voz y su voluntad y de sentir con el otro sus alegrías y sus dolores, sus miedos y sus esperanzas. Eso es amor.

No hay comentarios: