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martes, 12 de octubre de 2010

Lecturas y Oraciones del Miércoles XXVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 13 de octubre 2010

Miercoles 13 de Octubre, 2010
Eres justo, Señor, y rectos son tus mandamientos
Feria de la 28a. semana del Tiempo Ordinario
Dichoso quien confía en el Señor
Antífona de Entrada
Eres justo, Señor, y rectos son tus mandamientos. Muéstrate bondadoso conmigo y ayúdame a cumplir tu voluntad.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, que te has dignado redimirnos y hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre y haz que cuantos creemos en Cristo, obtengamos la verdadera libertad y la herencia eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los gálatas (5, 18-25)
Hermanos: Si los guía el Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la ley. Son manifiestas las obras que proceden del desorden egoísta del hombre: la lujuria, la impureza, el libertinaje, la idolatría, la brujería, las enemistades, los pleitos, las rivalidades, la ira, las rencillas, las divisiones, las discordias, las envidias, las borracheras, las orgías y otras cosas semejantes.
Respecto a ellas les advierto, como ya lo hice antes, que quienes hacen estas cosas no conseguirán el Reino de Dios. En cambio, los frutos del Espíritu Santo son: el amor, la alegría, la paz, la generosidad, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí mismo. Ninguna ley existe que vaya en contra de estas cosas.
Y los que son de Jesucristo ya han crucificado su egoísmo junto con sus pasiones y malos deseos. Si tenemos la vida del Espíritu, actuemos conforme a ese mismo Espíritu.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 1
Dichoso quien confía
en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.
Dichoso quien confía
en el Señor.
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito.
Dichoso quien confía
en el Señor.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo.
Dichoso quien confía
en el Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (11, 42-46)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo:
“¡Ay de ustedes, fariseos, porque pagan diezmos hasta de la hierbabuena, de la ruda y de todas las verduras, pero se olvidan de la justicia y del amor de Dios! Esto debían practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar los lugares de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven, sobre los cuales pasa la gente sin darse cuenta!”
Entonces tomó la palabra un doctor de la ley y le dijo:
“Maestro, al hablar así, nos insultas también a nosotros”. Entonces Jesús le respondió: “¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!”
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Las invectivas de Jesús contra algunos fariseos y doctores de la Ley no tienen como intencionalidad destruir las enseñanzas de la Torá, dado que la fe en Jesús no se opone a lo esencial de la fe hebrea. Lo que si rechazó y criticó fuertemente Jesús fue la hipocresía y la manipulación que conlleva un cumplimiento rigorista, sólo aparente, sin una auténtica relación con el amor al otro, la compasión con el que sufre, la misericordia con el empobrecido y la adhesión al designio salvador y liberador de Dios para la humanidad. Este es el sentido profundo del por qué de los ayes de Jesús: el reproche del olvido de los mandamientos fundamentales de la fe hebrea: amar a Dios y al prójimo. Mostrar a un Dios legalista, inhumano, vigilante y retributivo dista mucho del carácter del Dios del Reino, de la justicia y de la misericordia; de ese Dios de la Alianza que inscribe su enseñanza en el corazón del creyente y que autocomunica su ternura infinita al ser humano. La comunidad eclesial, cuestionada por el mensaje de Jesús hoy, está llamada a cuestionar sus más profundas motivaciones y actitudes, cuestionándose en sus visos de hipocresía, vanidad, envidia y posiciones absolutas.
Oración sobre las Ofrendas
Dios nuestro, fuente de la paz y del amor sincero, concédenos glorificarte por estas ofrendas, y unirnos fielmente a ti por la participación en esta Eucaristía.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio Común IX
La gloria de Dios es el hombre
viviente
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Como la cierva busca el agua de los ríos, así, sedienta, mi alma te busca a ti, Dios mío.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has instruido con tu palabra y alimentado con tu Eucaristía, concédenos, Señor, aprovechar estos dones para que vivamos aquí unidos a tu Hijo y podamos, después, participar de su vida inmortal.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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