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martes, 7 de diciembre de 2010

Ordinario de la Misa. Lecturas y Oraciones. Miercoles II Semana de Adviento. Ciclo A. 8 de diciembre 2010

= Miercoles 08 de Diciembre, 2010
Inmaculada Concepción de Santa María Virgen
Solemnidad
Cantemos al Señor un canto nuevo
Con gozo intenso me gozaré en el Señor
Antífona de Entrada
Con gozo intenso me gozaré en el Señor y en mi Dios se alegrará mi alma, pues me ha vestido una túnica de salvación y me ha cubierto con un manto de inocencia, como la novia se enjoya para su boda.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso, que por la inmaculada concepción de la Virgen María preparaste una morada digna para tu Hijo y, en atención a los méritos de la muerte redentora de Cristo, la preservaste de toda mancha de pecado, concédenos, por su maternal intercesión, vivir en tu presencia sin pecado.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis
(3, 9-15. 20)
Después de que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le preguntó: “¿Dónde estás?” Este le respondió: “Oí tus pasos en el jardín; y tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí”.
Entonces le dijo Dios: “¿Y quien te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?” Respondió Adán:
“La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y comí”. El Señor Dios dijo a la mujer: “¿Por qué has hecho esto?” Repuso la mujer: “La serpiente me engañó y comí”.
Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente: “Porque has hecho esto, serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias salvajes. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; y su descendencia te aplastará la cabeza, mientras tú tratarás de morder su talón”.
El hombre le puso a su mujer el nombre de “Eva”, porque ella fue la madre de todos los vivientes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 97
Cantemos al Señor
un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
Cantemos al Señor
un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
Cantemos al Señor
un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
Cantemos al Señor
un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.

Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los efesios
(1, 3-6. 11-12)
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en él con toda clase de bienes espirituales y celestiales. El nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor, y determinó, porque así lo quiso, que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos la gracia con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.
Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (1, 26-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó:
“El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó:
“Yo soy la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:

Lucas hace una comparación entre la anunciación a María y la anunciación a Zacarías. La esposa de éste último, de avanzada edad, ha concebido un hijo. Ahora Dios se fija en una joven del otro extremo de Isabel. Zacarías, sacerdote que oficiaba en el templo, que era tenido por muy cercano a Dios, no cree en el anuncio que le hace el ángel. María, mujer pobre, humilde y sencilla, de un lugar muy lejano del Templo de Jerusalén, le dice “sí” al proyecto de Dios, acepta lo increíble y lo más deseado en la historia de su pueblo, ser la madre del mesías. Los grandes planes de Dios suceden en lo sencillo, en lo que no es importante para la estructura social, política, económica y religiosa, es decir, en lo cotidiano, en los pobres. Este anuncio revela la novedad de Dios en Jesús, que en lugar de limitar lo sagrado al templo y los oficios religiosos, desea santificar la vida, con sus tareas, luchas, fiestas y fatigas. Celebrar la Inmaculada Concepción de María es comprometernos con los planes de Dios para con la humanidad: la salvación para todos, sin exclusiones ni divisiones. ¿Cómo estamos aceptando hoy la voluntad de Dios en nuestra propia vida?


Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos, a Dios, por intercesión de María, la Virgen Inmaculada y pidámosle que escuche nuestras oraciones en favor de todo el mundo.
Por María, escúchanos.
Por la Iglesia del tercer milenio cristiano: para que viva la fe con autenticidad y la transmita con fidelidad e ilusión.
Oremos.
Por María, escúchanos.
Por el Papa y nuestro Obispo: para que María Inmaculada les anime, conforte y sostenga en su ministerio.
Oremos.
Por María, escúchanos.
Por nuestros gobernantes: que con sentido de justicia sirvan al pueblo que les confió una misión de servicio y promoción de la sociedad.
Oremos.
Por María, escúchanos.
Por los jóvenes: para que María les enseñe a amar la pureza, la belleza y la sencillez.
Oremos.
Por María, escúchanos.
Por las madres de familia: para que, mirando a la Madre de Jesús, se animen a servir al Señor en sus hogares.
Oremos.
Por María, escúchanos.
Por nosotros: para que María, la Virgen Inmaculada, nos enseñe a hacer lo que Jesús nos pide.
Oremos.
Por María, escúchanos.

Celebrante:
Mira a la Madre de tu Hijo, inclina tu oído a nuestras oraciones y bendícenos con tu gracia para que vivamos como Ella en continua fidelidad a tu plan de salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio de salvación que vamos a ofrecerte en esta festividad de la santísima Virgen María, a la que, desde su concepción, preservaste de todo pecado y, por su intercesión, concédenos el perdón de todas nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio propio
El misterio de María y la Iglesia.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque preservaste a la Virgen María de toda mancha de pecado original para que, enriquecida con la plenitud de tu gracia, fuese digna Madre de tu Hijo, imagen y comienzo de la Iglesia, que es la esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura.
Purísima tenía que ser, Señor, la Virgen que nos diera al Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísima la que, entre todos los hombres, es abogada de gracia y ejemplo de santidad.
Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Grandes cosas se cantan de ti, María, porque de ti ha nacido el Sol de Justicia, Cristo nuestro Dios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que hemos recibido, nos ayuden, Señor, a superar la debilidad que nos dejó el pecado original, del cual, por singular privilegio, preservaste a la santísima Virgen María en su inmaculada concepción.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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