= Sabado 11 de Diciembre, 2010
Ven, Señor, a salvarnos
Feria de Adviento: sábado de la 2a. semana
Escúchanos, pastor de Israel
Antífona de Entrada
Ven, Señor, muéstranos tu rostro, y nos salvaremos.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Padre todopoderoso, que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros corazones, para que su venida disipe las tinieblas del pecado y ponga de manifiesto que somos hijos de la luz.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del
Eclesiástico (Sirácide)
(48, 1-4. 9-11)
En aquel tiempo surgió Elías, un profeta de fuego; su palabra quemaba como una llama.
El hizo caer sobre los israelitas el hambre y con celo los diezmó. En el nombre del Señor cerró las compuertas del cielo e hizo que descendiera tres veces fuego de lo alto. ¡Qué glorioso eres, Elías, por tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? En un torbellino de llamas fuiste arrebatado al cielo, sobre un carro tirado por caballos de fuego. Escrito está de ti que volverás, cargado de amenazas, en el tiempo señalado, para aplacar la cólera antes de que estalle, para hacer que el corazón de los padres se vuelva hacia los hijos y congregar a las tribus de Israel.
Dichosos los que te vieron y murieron gozando de tu amistad; pero más dichosos los que estén vivos cuando vuelvas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 79
Ven, Señor, a salvarnos.
Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate, despierta tu poder y ven a salvarnos.
Ven, Señor, a salvarnos.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste.
Ven, Señor, a salvarnos.
Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder.
Ven, Señor, a salvarnos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (17, 10-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús:
“¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?”
El les respondió: “Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana.
Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos”.
Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
Los judíos, en tiempos de Jesús, esperaban el retorno de Elías. La profecía de Malaquías decía que el profeta Elías regresaría antes del día de Yavé, antes de la venida del Mesías. Y por esa profecía la gente esperaba a este precursor. Pero sus acusadores utilizaban éste argumento para rechazar a Jesús, ya que Elías, según ellos, aún no había venido, y por tanto, el Mesías tampoco. Jesús afirma que Elías ya vino, pero no lo reconocieron y lo maltrataron. Juan el Bautista es Elías, porque el fuego del Espíritu lo habita y prepara el camino del Señor. Jesús invita a reconocer la acción de Dios aquí y ahora, nos ancla en la necesidad de reconocer la acción de Dios en la historia, en las personas que denuncian la injusticia y anuncian la Buena Nueva. Hay que descubrir los signos de los tiempos a través de las situaciones concretas, para que examinemos los hechos y acontecimientos que el Espíritu suscita en nuestra vida. En lo pequeño es donde más habla Dios al hombre. En los que luchan por la justicia y la dignidad de las personas con un compromiso diario es donde se presencia con mucha fuerza el Espíritu de Dios.
Oración sobre las Ofrendas
Oremos:
Te pedimos, Señor, que este sacrificio, signo de nuestra total entrega a ti, te sea ofrecido siempre para que realice la intención que tuviste al instituir este sacramento, y lleve a cabo plenamente en nosotros tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Adviento I
Las dos venidas de Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
El cual, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación, para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Pronto vendré y traeré conmigo la recompensa, dice el Señor, y daré a cada uno según sus obras.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta Eucaristía nos purifique, Señor, de toda mancha y nos prepare así a celebrar dignamente la Navidad ya próxima.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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