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jueves, 13 de enero de 2011

Ordinario de la Misa. Lecturas y Oraciones. Viernves I Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 14 de enero 2011

= Viernes 14 de Enero, 2011
Entremos y adoremos de rodillas al Señor
Feria de la 1a. semana del Tiempo Ordinario
Demos gracias al Señor por su misericordia
Antífona de Entrada
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque él es nuestro Dios.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han puesto en tu gracia toda su esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta a los
hebreos (4, 1-5. 11)
Hermanos: Mientras está en pie la promesa de entrar en el descanso de Dios, tengamos cuidado, no sea que alguno se quede fuera. Porque a nosotros también se nos ha anunciado este mensaje de salvación, lo mismo que a los israelitas en el desierto; pero a ellos no les sirvió de nada oírlo, porque no lo recibieron con fe. En cambio, nosotros, que hemos creído, ciertamente entraremos en aquel descanso, al que se refería el Señor, cuando dijo: Por eso juré en mi cólera que no entrarían en mi descanso.
Los trabajos de Dios terminaron con la creación del mundo, ya que al hablar del séptimo día, la Escritura dice que Dios descansó de todos sus trabajos el día séptimo; y en el pasaje de que estamos hablando, afirma que no entrarían en su descanso.
Apresurémonos, pues, a entrar en ese descanso; no sea que alguno caiga en la infidelidad, como les sucedió a los israelitas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 77
No olvidemos
las hazañas del Señor.
Cuanto hemos escuchado y conocemos del poder del Señor y de su gloria, cuanto nos han narrado nuestros padres, nuestros hijos lo oirán de nuestra boca.
No olvidemos
las hazañas del Señor.
Que ellos también lo cuenten a sus hijos para que en Dios coloquen su esperanza, cumplan los mandamientos del Señor y no echen al olvido sus hazañas.
No olvidemos
las hazañas del Señor.
Que no vayan a ser, como sus padres, generación rebelde y obstinada, inconstante de corazón e infiel a Dios, de alma.
No olvidemos
las hazañas del Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (2, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
Cuando Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa, y muy pronto se aglomeró tanta gente, que ya no había sitio frente a la puerta. Mientras él enseñaba su doctrina, le quisiéron presentar a un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla.
Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico:
“Hijo, tus pecados te quedan perdonados”. Algunos escribas que estaban allí sentados comenzaron a pensar: “¿Por qué habla éste así? Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?”
Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo:
“¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’ o decirle: ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa?’ Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —le dijo al paralítico—: Yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”.
El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: “¡Nunca habíamos visto cosa igual!”
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
La experiencia de fe se alimenta esencialmente de la vida comunitaria. Este carácter comunitario de la fe lo vemos claramente en los cuatro hombres que se esfuerzan por acercar al paralítico a los pies de Jesús, hacen todo lo que está a su alcance para que el enfermo escuche y sea partícipe de las palabras del Maestro. La generosidad de estos cuatro hombres, movidos por la fe, es la que logra la salvación del paralítico. Esta sanación es fuente de controversia con las autoridades judías, en este caso con los escribas, quienes murmuran al escuchar las palabras de Jesús, considerándolas como una blasfemia, pues solo Dios perdona los pecados. A esta reclamación Jesús responde no con más palabras, sino con una acción mayor, revelando así que Dios está con él y con los marginados: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. Tomar la camilla y volver a casa significa iniciar una nueva vida, una vida alejada del pecado y de la muerte; es volver a los brazos de Dios, es participar activamente del amor y la justicia del Reino. Hoy nos sentimos llamados a “levantarnos” de nuestros egoísmos e injusticias que nos paralizan, y a ponernos en el camino de la conversión.

Oración sobre las Ofrendas
Señor, Dios nuestro, tú que nos has dado este pan y este vino para reparar nuestras fuerzas, conviértelos para nosotros en sacramento de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común V
Proclamación del misterio
de Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Demos gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace por su pueblo; porque da de beber al que tiene sed y les da de comer a los hambrientos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que has querido hacernos participar de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir de tal manera unidos en Cristo, que nuestro trabajo sea eficaz para la salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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